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Vampiro: Edad Oscura V20 - Bretaña nocturna [+18]

[Personal] Las noches de Leyre de Abin

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22/12/2017, 23:59
Leyre de Abin

¿En qué generación empezaríamos, de normal? ¿13?

(El chat me intimida un poco xD prefiero la discreción del hilo)

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23/12/2017, 00:01
Narrador

Sep, puedes llegar a 7ª generación si te pones los cinco puntos de Generación.

No te preocupes pues ;)

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23/12/2017, 13:02
Leyre de Abin

¿Te interesa que mi sire se llame de alguna forma concreta? Yo había pensado llamarla Mahé Lagadec. Si te parece bien.

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23/12/2017, 13:07
Narrador

No hay problema con ese nombre, hoy me pondré a hacer tu PNJ ;)

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23/12/2017, 13:18
Leyre de Abin

Yo estoy con la ficha. Con el tema reglas soy bastante lenta, así que te pido perdón por adelantado. Conmigo hay que tener paciencia...

En cualquier caso, cuando termine dejaré anotado en qué me he gastado todos los puntos y eso.

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23/12/2017, 13:26
Narrador

¿Al final me respondiste qué edad como vampira tendría?

No te preocupes con las reglas ;)

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23/12/2017, 13:35
Leyre de Abin

Es que aún no lo sé ;_; estoy terminando de esbozar al personaje según la ficha. En cuanto la termine te aviso de su edad xD

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23/12/2017, 13:37
Narrador

No problem! A tu ritmo ;)

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27/12/2017, 13:12
Leyre de Abin

Por cierto, he dado por hecho que tenemos los 15 px iniciales que marca el manual, ¿no?

(A puntito de terminar la ficha estoy. En cuanto la acabe, escribo la historia y termino el perfil público)

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27/12/2017, 14:05
Narrador

Así es, son 15 PG que tienes ;)

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29/12/2017, 02:20
Leyre de Abin

Ficha terminada. Por favor, revísala para asegurarte de que está todo en orden. He especificado debajo en qué me he gastado los puntos gratuitos.
A continuación te adjunto el primer esbozo del historial. Creo que esta, de recibir tu aprobación, sería la parte que dejaría pública, pero luego tendría que especificar algunas cosas para ti como narrador, si las necesitas (por qué tengo los defectos de repulsión por el ajo y toque de escarcha, por ejemplo). Pero bueno, dime si te parece todo bien.

Can vei la lauzeta mover

de joi sas alas contra. l rai

que s’oblid’ e.s laissa chazer

per la doussor c’al cor li vai,

ai! Tan grans envela m’en ve

de cui qu’eu veya jauzion,

meravilhas ai, car desse

lo cor de de dezirer no.m fon.

 

Ai, las! Tan cuidava saber

d’amor, e tan petit en sai!

car eu d’amar no.m posc tener

celeis don ja pro non aurai.

Tout m’a mo cor, e tout m’a me,

e se mezei’s e tot lo mon;

e can se.m Tolú, no.m laissez re

mas desirer e cor volon.

 

Anc non agui de me poder

ni no fui meus de l’or’ en sai

que.m laissez en sos olhs vezer

en un miralh que mout me plai.

Miralhs, pus me mirei en te,

mán mort li sospir de preon,

c’aissi.m perdei com perdet se

lo bels Narcisos en la fon.

Bernat de Ventadorn, el mayor poeta del siglo XII, compuso esa canción cuando yo todavía era una niña. Antes de aprender a hablar, aprendí los primeros compases de sus poemas, y antes de aprender a escribir, ya arrancaba notas al tambor de cuerdas, tratando de imitarle. Aunque murió cuando yo apenas tenía diez años, me gustaba escuchar a los otros trovadores en la corte de mi padre, e imaginar que esos versos los había compuesto para mí; que yo era esa alondra que batía con alegría mis alas contra los rayos del sol. Que era yo quien le había robado el corazón. Jamás le vi el rostro, pero sabía que alguien que podía describir el amor, la dulzura y la tristeza con aquella habilidad; que alguien que podía componer música tan estremecedoramente hermosa, debía ser prácticamente divino, tocado directamente por la mano de Dios.

Porque así me lo enseñó mi madre: los hombres están hechos a imagen y semejanza de Dios, pero sólo aquellos que consiguen arrancar una lágrima de gozo a los mortales son los que verdaderamente están tocados por su providencia. Son los modernos apóstoles, quienes se tienen que hacer servir del pincel, el laúd o la pluma en lugar del cayado o los evangelios, para predicar la obra del Señor.

La quinta hija de siete, mis padres se preocuparon por mi educación lo justo para hacerme compartir con mis hermanos varones a un monje que nos enseñaba a leer en latín, una aguja de bordar y un tambor de cuerdas para entretener a las visitas y deleitar a mi madre mientras cardaba lana.

Sin embargo, mis referentes en la vida continuaban siendo los trovadores. En latín, lenga d’óc, germano, o incluso en galaicoportugués, aunque mi cerebro no fuera capaz de entender sus letras, los sentimientos que estos describían hacían mella en mi corazón. Y cómo iba a resistirse una chiquilla de trece años a los encantos de un atractivo juglar que cantaba que mis ojos eran como el cielo en una mañana lluviosa de invierno, o que mi cabello refulgía bajo el sol con la tonalidad del trigo antes de la siega. Aunque sabía que no era cierto; nunca había sido una muchacha especialmente bonita. Me lo decía mi madre, con pesar, mientras me cepillaba el cabello por las mañanas; al atardecer me lo repetían mis hermanas mayores, con hermosas cabelleras oscuras; y me lo susurraban los fantasmas de mis temores por las noches, mientras mis hermanos pequeños dormían junto a mí. Nunca iba a ser lo suficientemente bonita como para que un caballero se interesara por mí, ¿cómo no iba a caer rendida ante un guapo poeta que enfrentaba las palabras de mis padres, las burlas de mis hermanos, y mis terrores más profundos?

Para ocultar el inevitable resultado de mi encuentro con tal juglar, del que nunca llegué a saber ni su nombre, mis padres decidieron enviarme a un convento en la región de Champaña, en la Francia Occidental. Allí di a luz a un bebé feo, con la apariencia de un boniato bañado en grasa de vaca, y tal como salió de mi vientre, se lo llevaron. Nunca supe a dónde. Después, tomé los hábitos y me dediqué a vivir en mi reclusión, aceptándola como la única manera posible de aceptar y unirme a Dios. Como castigo por rendirme a los placeres carnales en lugar de buscar su amor en los regalos terrenales: un bonito amanecer, el sabor de la ternera asada, el nacimiento de un nuevo capullo en un rosal…
Entre los muros de piedra de un convento cisterciense no caben las canciones de amor, por lo que tuve que volcar mis sentimientos y amor en las miniaturas que debíamos dibujar en los códices que escribían nuestros hermanos monjes de la abadía de Molesme. Pronto, destaqué de entre todas mis hermanas por mi habilidad con los arabescos, el manejo de los pigmentos, y la gracia que otorgaba a la mirada de los santos; incluso la madre superiora sugirió que la luz que emanaba de sus nimbos procedía del mismo Dios. De Dios procedía, sin duda, la riqueza que había pagado el pan de oro con el que los iluminaba, pero aceptaba sus cumplidos con humildad.

Mi objetivo era, simplemente, llegar a tocar su Gracia, para experimentar de nuevo el amor y el éxtasis que esta provocaba en espíritu, pasando por mi carne.

Y como los caminos del Señor son inescrutables, su sendero se cruzó con el mío de la forma más inesperada. Una bellísima noble de la Bretaña vino a visitar nuestro convento. Su llegada fue en mitad de una noche de tormenta, y sus criados golpearon las puertas como la llegada de un ariete de normandos dispuestos a echar abajo nuestros muros. Sin embargo, en cuanto abrimos la puerta, la tormenta pareció cesar allí fuera. Porque los rayos y truenos de esta se trasladaron al interior, y lo que se presentó ante nuestros ojos fue… Dios.

Una mujer de extraordinaria belleza, de ropajes ricos en adornos y joyas, y el cabello cubierto por un velo de encaje de seda blanco, parecía prácticamente levitar, en lugar de desplazarse sobre sus pies descalzos. Entró en el convento y nos miró a todas. De alguna forma, su llegada había llegado a convocar a todas las monjas de los maitines en su presencia, y todas nosotras nos arrodillamos en infinita humildad. Con los ojos anegados en lágrimas de pura veneración, escuché que mis compañeras murmuraban que debía ser una aparición de la Virgen María, pero yo sabía que estaban totalmente equivocadas. No era la Virgen; era el mismísimo Dios. Era Dios, hecho carne de mujer. Porque María, concebida sin pecado, había ascendido a los cielos sin morir. Pero esta mujer estaba muerta.

Lo supe cuando me eligió de entre mis hermanas, y me tocó con sus dedos fríos como el hielo, y sustrajo de mi boca el primer beso en años. No, nunca había sido besada así. Fue mi primer beso real. Cualquier cosa con ella eclipsaba toda experiencia previa.
Supe que estaba muerta cuando me murmuró tres palabras al oído:

-Ven conmigo, Leyre.

Y lo supe, porque esa noche me mató a mí también. Y como Jesucristo, que es Padre e Hijo en uno, yo resucité. Me había creado a su imagen y semejanza.

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29/12/2017, 02:36
Narrador

Leída sobre la historia, me parece bien todo, aunque hay cierto desajuste temporal (para ser tiquismiquis xD), y es que Bernart de Ventadorn murió (aprox) en el 1200, si Leyre tenía 10 años cuando pasó eso y, cuento, que la Abrazarían con.. ¿20 años más o menos? La partida empieza en 1264.

A ver, desde luego no me voy a poner pejigueras con esto (xD), pero si contamos que llega "recién Abrazada" a Bretaña (y con recién, con pocos años a cuestas), los tiempos no encajan. Pero ya te digo, la historia me parece genial y contundente el final. Así que podemos dejarlo en la ambigüedad para salvar la historia como está ;)

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29/12/2017, 02:42
Leyre de Abin

Ay, es que no te he avisado. Finalmente me he comprado Generación como Trasfondo. En teoría soy 9ª, así que no llego recién Abrazada a Bretaña. Por eso he puesto que yo era pequeña en el siglo XII-XIII. 
Pero bueno, que si te interesa que sea inexperta, no me parece descabellado que mi sire me haya tenido enclaustrada durante décadas, sólo para su uso y disfrute sin explicarme nada del mundo de los vampiros.

 

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29/12/2017, 03:01
Narrador

La generación no tiene que ver con la "edad" como vampiro. Es decir, si tu sire es un 8ª y te Abraza, serás un 9ª, independientemente de los años que hayas pasado como vampiro. Así que no tiene que ver una cosa con la otra ;)

Si quieres que lleve más tiempo como vampiresa, no hay problema, eso es decisión tuya. Amplío tu círculo de conocidos y damos unas pintadas más a ese punto y listos.

No hay problema con eso, ¿qué prefieres? ;)

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29/12/2017, 10:23
Leyre de Abin

No, ya sé que la generación no tiene por qué ver necesariamente con la edad del personaje, pero sí que es verdad que suele influir. 

Pero bueno, en cualquier caso, sí, había pensado que estuviera un poquito más de tiempo. Pero, como te digo, tampoco es que Leyre tenga ningún interés en conocer muchos vampiros. Para ella, su mundo es su sire.

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29/12/2017, 12:20
Narrador

Que Leyre no tenga mucho interés en conocer otros vampiros no quiere decir que su Sire no la instruya jaja

Ok, pues si lleva más tiempo como cainita podemos poner que ya lleva un tiempo en Bretaña (el tiempo en el que ha podido aprender el francés, por ejemplo), y lo dejamos enmarcado de este modo.

¿Y por qué insisto tanto en la edad de la muchacha? Pues porque calculando un poco.. tienes 12 Puntos Gratuitos extra para invertir en tu ficha inicial xD

Ale, aprovéchalos sabiamente jaja

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29/12/2017, 15:57
Leyre de Abin

¿12 puntos de experiencia o puntos gratuitos? Porque menudo regalazo =D

Respecto a lo que has planteado en el off.

- La partida es +18, entiendo que asumís esto, pero entiendo que haya cosas que tengáis reparos en tocar, ¿algún límite o tabú en la partida?

Cero patatero. Soy fan de Garth Ennis, Tarantino y los hermanos Cohen: no me asustan las palabras fuertes, las escenas violentas, ni el sexo. Y describirlo, aunque me da un poco de corte, tampoco.

- Si quisierais rolear una escena concreta de vuestro pasado (Flashback), la podéis pedir, sea para dar empaque a vuestro PJ.

De momento creo que lo tengo todo bastante claro, aunque es posible que conforme vaya avanzando la trama, necesite aclarar ciertos puntos (siempre me pasa). Dejo la opción abierta, por si se me ocurriese algo xD 

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29/12/2017, 16:54
Narrador

Tomo nota ;)

Por eso preguntaba la edad, es para evitar que alguien, sabiendo de antemano que iba a dar, le diera por ponerse el máximo de edad :P

Hoy te "descubro" los PNJs que conocerías de antes pues ;)

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04/01/2018, 20:04
Leyre de Abin

¿Debo dar por terminada mi escena de preludio o puedo seguir?

Notas de juego

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04/01/2018, 20:11
Narrador

Sigue. Aun te queda que te mande lo que has de hacer ;)