Partida Rol por web

 La mujer sonrió mientras seguía con sus quehaceres.

- Mi nombre... bueno, aquí pocos lo saben, aunque he oído a algunas personas llamarme Caperucita, supongo que llevan algo de razón, con esta tela roja debo parecerme mucho a aquella historia para niños - comentó entre suaves carcajadas.

- Un gusto Sr Lemone - dijo mientras se inclinaba de manera cortés.

- ¿Qué tal sus primeros días en la Institución? sé que al principio todo puede ser un poco extraño pero te terminarás acostumbrando -

-*¡Bei Gott!

No logró contener la exclamación. Le irritaban tantas dudas obvias, al menos para ella. Por supuesto que no lograba concebir que quizá era natural para los demas tener preguntas de esa clase.

-Piensa un poco, si aguien aparrece muerrto así como así solo desperrtarrá la furria de sus seguidorres y su culto seguirrá extendiendose. Sin embarrgo con vida y desenmascarrando su fachada sus fanáticos se olvidarrán de él y repudiarrán sus enseñanzas.

-No comparto en lo más mínimo tus ideas.  Para citar un ejemplo sólo basta observar lo que paso con Ghandi, los ingleses temieron acabar con su vida para no convertirlo en martir de su causa.  Sin embargo su asesinato en manos de un fanático pago tuvo, históricamente al menos, menos repercusiones que su obra en vida.  La reforma social que intentaba integrar a las castas bajas de la india nunca se llevó a cabo y los conflictos religiosos a los que se oponía con firmeza siguen hoy más en boga que nunca así que... Me gustaría escucharle director- agregó volviendo su vista hacia el hombre.

Su tono fue calmo y tranquilo durante toda la charla

Armand esboza una pequeña sonrisa cuando la extraña le dice que la llaman "Caperucita". Realmente el nombre le va muy bien por las vestimentas que lleva.

Escucha el saludo de la dama, y tambien su pregunta.

- Moussier Lemonde. - Corrije el muchacho cortesmente. - Mi apellido es Lemonde. -

- Mis dias aqui estan muy bien. - Responde con cortesia. - Realmente estoy disfrutando de las hermosas instalaciones. Todo muy bonito. - Mientras pronuncia esas palabras observa hacia los alrededores y hace ademanes moderados con los brazos, reforzando sus palabras.

- Aunque... - dice nuevamente, mirando ahora directamente a Caperucita. - ...debo admitir que me siento algo perdido. ¿Le molestaria indicarme los edificios y lugares de interes del instituto? No quisiera molestarla, pero me temo que aun no tengo ningun conocido aqui para preguntarle. -

 La muchacha se ruborizó un poco por su error al pronunciar tu apellido y después se llevó el dedo índice a los labios mientras pensaba, sus instrumentos de limpieza se quedaron reposando contra la pared, estaba claro que ahora tu eras su centro de atención al 100%.

- Ummmm  bueno, este lugar es más grande de lo que parece y... no sé, nunca nadie me había preguntado algo así jiji. Creo que para ayudarte mejor necesitaré saber más cosas ¿qué buscas en concreto? -

Armand mostró su amplia sonrisa, frente a la pequeña risa de la muchacha. Años de etiqueta y entrenamiento social para heredar el Imperio Lemonde de Telecomunicaciones le habían dado mucha habilidad en el tema de las relaciones sociales.

- Muchas gracias por su ayuda. - Dijo el muchacho.

Se detuvo a pensar detenidamente que le convenía preguntar. Sin duda, le serviría un lugar donde poder investigar datos sobre la desaparición de Michelle, pero lanzarse ciegamente a dar vueltas por su cuenta le robaría tiempo valioso.

- Primero me gustaría si me dijera, aproximadamente claro, la geografía y los lugares que puede haber en el instituto. Claro si no es mucha molestia. - Dice Armand, tratando de demostrar la mayor etiqueta y respeto posible, pero sin hacerlo impersonal. Quería formar un vínculo de amistad con alguien, y tener a "Caperucita" de amiga no podría ser algo malo a largo plazo.

- Después de eso, estaría interesado en algún lugar donde se pudiera estudiar... bueno... ciertos "eventos poco normales". - Estas palabras, Armand las dice con cierto tono, para que los transeúntes que rondan el lugar no levanten sospechas de su presencia aquí. - Tal vez una biblioteca que tenga ese material. O tal vez alguien con un amplio conocimiento en el tema. -

 Ella sonrió ampliamente, tenía las respuestas a tus preguntas.

- Creo que podré ayudarte Sr Lemonde, bueno, de manera indirecta, pero será una ayuda - parecía realmente contenta por sentirse útil

- Cerca de la entrada a la Institución hay una mujer que se encarga de atender a los recién llegados, ella podría darte más información al respecto a las distintas instalaciones. Y bueno, si mi memoria no me falla en la tercera planta, Ala Oeste existe una gran biblioteca, allí debería haber un... un lugar de esos donde se comprueban noticias antiguas... aiss... no sé como es su nombre, perdóname por ser tan inculta - decía mientras su rostro reflejaba impotencia

- De todas formas... podrías intentar hablar con el Director Fontaine, es muy simpático aunque parezca serio, seguro que saca un hueco para poder escucharte -

- Muchas gracias, Caperucita. Realmente me haz sido de mucha ayuda. - Responde Armand con una sonrisa en forma de agradecimiento por haber sido tan amable de ayudarlo.

- Entonces será mejor que me acerque a la mesa de información en la entrada. Será mejor que empiece con mi investigación lo antes posible. Espero volver a verte nuevamente. Quizás podamos charlar con más tranquilidad en otra ocasión. -

Armand esperará hasta que la Caperucita le responda, en forma de cortesía.

Luego se dirigirá hacia la mesa de entrada para preguntar sobre la disposición del instituto.

Muchos pensamientos pasan por mi cabeza, pero todo en si se resume a una duda:

-“Que hay con los adoradores? Debemos evitar dañarlos o podemos prescindir de ellos, lo pregunto porque después de todo son humanos…”-

 El Director, con una voz calmada comenzó a hablar al respecto.

- Quizás hay algo que deberíais saber - con esas palabras se apoyó en el escritorio, haciendo que su imagen quedase algo más informal.

- Hace muchos siglos, el Velo de Tiresias era algo distinto a lo que conocéis vosotros ahora. Ya no solo por los avances tecnológicos y de mentalidad, si no también en las formas. Existía mucha más disciplina y también el número de acechadores podría ser 5 veces menos al actual. Más que una organización a ojos de los que sabían algo podrían pensar que eramos una secta - se frotó la frente mientras hablaba - cosas del siglo XIV supongo

- Sin embargo, la gran diferencia era que no teníamos reparos en matar a otros seres humanos si estaban relacionados con las fuerzas sobrenaturales, algo que al principio pareció ser efectivo pero... ¿qué imagen estábamos dando para el pueblo? a la larga se comenzó a matar a más humanos que tenían más o menos relación con las criaturas malignas hasta que al final algunos llegamos a pensar si el Velo de Tiresias se convirtió en otra secta más que mataba por placer. - la seriedad de sus palabras reflejaba mucho dolor

- Fue así como un día fuimos asaltados por un ejército de hombres, mujeres y ancianos cargados con antorchas, decidieron hacer ellos mismos la justicia por su mano, y nos catalogaron también de herejes y demonios. Eran otros tiempos, eran otras mentalidades, eran otros miembros... todos los pueblerinos murieron por saber demasiado, fue un hecho que marcó un antes y un después en la orden... - el director comenzó a suspirar profundamente

- Los líderes en aquel momento hicieron un juramento que se ha ido transmitiendo de generación en generación, nos prometimos que jamás dañaríamos a humanos, que tan solo los contendríamos, les haríamos ver que están en el bando inadecuado y tan solo como último recurso eliminarlos, ya sea en defensa propia o por un bien mucho mayor - el Director se levantó

- Espero que con esto podáis haceros una idea de si preferimos que viva a que muera tanto él como sus seguidores... sin embargo os diré que no está comprobado si el Cardenal es un híbrido o en realidad es un demonio oculto, nuestras fuentes aseguran que es un humano puro pero hay veces que no hay peor ciego que el que no quiere ver -

- La misa la dará en una iglesia abandonada en las afueras del pueblo de Niza, se os entregarán las coordenadas durante el viaje. La Iglesia tiene un acceso principal que es la entrada, desconocemos si existen entradas alternativas. Usaréis un Jet privado para viajar hasta allí y para regresar, tendréis vuestro propio piloto que os esperará y seguirá vuestras indicaciones.

- Recordad, podéis esperaros cualquier cosa, no sabemos si estará protegido o no, o si entre sus integrantes habrá alguna criatura sobrenatural o serán todos civiles, es por eso por lo que tendréis que estar atentos a todo -

 Tras despedirte de "Caperucita" y ella de ti, marchaste rumbo a la zona donde encontrarías la información necesaria. Se trataba de la recepción de la Institución que hacía a la vez de sección de información para los recién llegados que aún se sienten algo desorientados como tu. En el mostrador encontraste a una mujer también, bastante estrafalaria por su forma de vestir. Iba con un traje rosa bastante llamativo que contrastaba con su pálida piel, además de llevar un adorno floral bastante exuberante en el pelo. Viste que tenía algún que otro tatuaje en el cuerpo, no encajaba para nada en el concepto de recepcionista, pero allí tampoco había nada común.

- ¿Qué deseas hombrecito? - dijo la mujer al verte llegar.

Iba a protestar acotando que hoy día los gobiernos matan personas, organizan guerras y desastres naturales y ocultan todo tras una buena campaña de prensa pero supo que sería inútil por lo que se limitó a encogerse de hombros y esperar el momento de partir.

O sea que en otros tiempos te habrían matado a ti. ¿Segura que quieres estar aqui? Escuchó de nuevo ese susurro amable y venenoso.

Cállate de una vez.

Bueno, Niza parece un sitio acogedor para mi...

-Entonces esta considerración pierrde efecto cuando se trrata de alguien..."especial", es decirr, que no entrra en el catálogo de humano purro si no me equivoco.

No pudo evitar querer confirmar aquello. Aparentemente las visiones tecnicas con respecto al tema habían estado algo erradas y la premisa moral de la institución justificaba el porque de sus procederes. Bueno, aparentemente los norteamericanos no eran tan malos como se los pintaba a primera vista.

- ¿Hombrecito? - Dijo Armand sorprendido. La apariencia de la mujer denotaba cierta rudeza, la cual no iba con las vestimentas que le tocaban. Incluso así, el muchacho trato de demostrar etiqueta.

- Si... Disculpe. Estaba interesado si me podría dar una referencia geografía del Instituto. Un no puedo ubicarme correctamente en las instalaciones. ¿Podría ayudarme? - La voz de Armand era encantadora, como siempre. Pero la rudeza de la mujer no le parecía del todo placentera.

-“Entonces cuando se
acerquen grito que me van a atacar y tengo pase libre verdad?, entendido solo
en defensa propia, por lo demás creo que me esperaba algo así. Yo me encargare
de la captura si mis compañeros no tienen objeción y si usted no recomienda lo
contrario”-

A mi me parece que todo es claro como el agua. Si podemos solo nos encargaremos del objetivo. Yo por mi parte estoy listo para partir cuando vosotros querais. Mira a sus compañeros uno a uno.

 El director siguió aclarando.

- Si el objetivo se considera una criatura no humana tenéis carta blanca para emplear los métodos que sean necesarios para capturarle o eliminarle si fuese necesario, entiendo que pueda resultar chocante para los miembros que habitan este lugar y que son de sangre mezclada, pero es por eso mismo que siempre procuramos antes capturarlos, reconvertirlos y hacer que luchen por nuestra causa. En el momento que sabemos que la criatura no acepta el buen camino y prefiere seguir ejecutando el mal, es erradicado -

Después ejerció una mirada más seria hacia Ernest

- La defensa propia no es algo que tomarse a la ligera, la conciencia es una maldición muy poderosa y si se aprovecha la vulnerabilidad de las palabras y caer en el error de desobedecer los principios de esta institución existe el riesgo de ser juzgado. Ahora todos deberíais pensar si realmente queréis salvar a la humanidad efectuando los mínimos daños colaterales, o terminar ejerciendo la fuerza bruta desatando males aún mayores. - El Director se sentó de nuevo en su escritorio

- Ahora debéis marcharos, tengo reunión con otro grupo en menos de 15 minutos. Podéis marchar al hangar, allí os esperará el piloto que os llevará a Niza, confío en vosotros y os deseo mucha suerte -

Finalmente la secretaria os hizo una reverencia y os invitó a salir. Teníais 30 minutos para preparar vuestras cosas e ir al hangar.

 La mujer se apoyó en la mesa de la recepción y se acercó

- Oh, me encanta cuando llegáis los nuevos, esas miradas de ilusión, sus intenciones de salvar el mundo y esas cosas ¿me equivoco?. Cuando lleves aquí 10 años seguro que ese semblante se borrará de tu cara, me juego lo que quieras - tras su breve discurso siguió con lo que realmente te interesaba.

- A ver, cuéntame chico perdido, ¿qué buscas exactamente?¿quieres un mapita o algo así para encontrar tu habitación? -

Armand sonrío cortésmente frente al sarcasmo de la mujer. No era la primera vez que intentaban encontrar su lado malo, pero sin duda era uno de los intentos más pobres que había visto. Por otro lado, sintió algo de lastima por una mujer que diga eso tan abiertamente sobre su vida, o la de las personas en general. Una verdadera lastima.

- Muchas gracias, pero ya se donde esta mi habitación. - Le respondió con perfecta etiqueta. - Pero si me ayudaría un mapita con los puntos más importantes del Instituto, y algo de información sobre lo que podría encontrar en ellos. - Con esto último, Armand esperaba que la mujer entendiera que su sarcasmo solo la llevaría a una confrontación infructuosa.

Después de una breve pausa, suficiente para darse respiro, el muchacho observo en las inmediaciones si alguno de los recién llegados estaba cerca como para oírlo si quería preguntar sobre algún tema sobrenatural.