Partida Rol por web

Venatrix

ACTO IV: EL LABERINTO DEL MINOTAURO

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23/07/2012, 18:48
Quinto Casio Dánico

Sigo a Crispia con una fe ciega nacida de la misma locura y la desconfianza. No quedan muchas más alternativas que esa, o incendiar la ciudad hasta que la verdad salga a relucir. El desconcierto y la angustia es tal que comienzo a darme cuenta de los macabros pensamientos que me asaltan, y trato de serenarme. Cierro los ojos sigueindo sus pasos y me paro justo a tiempo para no chocare con la mujer. La observo varios segundos desconcertado, y finalmente alzo la cabeza como ella esperando ver en el cielo el rostro de Lucetia o algo que me indique donde está. No lo veo. Se ha puesto a meditar o algo.

Con más enfado que alivio miro hacia todos los lados mordiéndome la lengua para no estallar. La gente se mueve, el viento sopla, las voces se alzan y, de repente, soy consciente de la cantidad de cosas que escucho. Es como si alguien hubiese desentaponado mis oídos. Los cubro con las palmas, al principio molesto, y las retiro poco a poco asombrado por todo lo que escucho, tanto que me cuesta asimilarlo. Es como si alguien hubiese retirado una venda de mis ojos.

La voz de Crispia me devuelve a la realidad con un estruendo molesto.

"¿Qué?" pregunto en el mismo instante en el que comprendo lo que ha dicho. "Ah, sí"

Echo la mano al bolsillo para sacar el pasador, pero me detengo un instante antes. Frunzo el ceño y la miro con cautela. No quisiera dárselo, ni siquiera prestárselo unos momentos pero... finalmente alargo la mano y hago esfuerzos por no aferrar los dedos cuando los de Crispia lo cogen.

"¿Qué vas a hacer?"

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24/07/2012, 00:46
Crispia

"Encontrarla" contesta Crispia sin más, y entonces coge el pasador de tu mano con muy poca delicadeza y comienza a olisquearlo vivamente. Después, olfatea el ambiente y empieza a correr en varias direcciones de manera descontrolada, a veces incluso camina a cuatro patas y se arrastra por el suelo sin dejar de olfatear. ¡Esta mujer es un espectáculo! Y no está pasando desapercibida, como era de esperar: toda la gente de los jardines se queda atónita y señala al ver a una mujer rastreando como un perro a ras de suelo y un hombre siguiéndola como si fuera su dueño. Nada de lo que digas o hagas saca a Crispia de esa especie de frenesí perruno en el que se encuentra ahora mismo. Es una locura... seguro que ya te han reconocido unos cuantos de esos ociosos pisaverdes; aunque hace rato que decidiste que ni siquiera tu reputación era tan importante como encontrar y proteger a tu hija. Solo esperas que esto sirva para algo.

Persigues a Crispia, que a veces cambia bruscamente de rumbo y se mete entre los matorrales para volver a salir al instante. ¡Qué mujer tan rara! Nunca en tu vida habías conocido a nadie así. Al cabo de un cuarto de hora, cuando ya habéis puesto en revolución hasta al último ratón que se esconde en estos jardines, observas que Crispia y tú estáis dando vueltas sobre un mismo lugar. La mujer se detiene y se va acercando poco a poco a un arco ciego que señala el límite de un solitario y florido parterre rodeado de altos cipreses. El arco contiene dos esculturas que representan la lucha entre Teseo y el terrible Minotauro: el monstruo se alza horrible, con su musculoso cuerpo, su par de astas y sus puños en alto, listo para soltar un golpe demoledor sobre héroe ateniense, que se defiende con su escudo y lanza a su vez un contragolpe con su espada.

Crispia vuelve a ponerse en pie, olfatea el aire, y luego se te acerca.

"El rastro se pierde aquí" afirma con su ronca voz, devolviéndote el pasador y sin dejar de mirar alrededor.

Por suerte, vuestra carrera también ha despistado a los curiosos que empezaban a seguiros, y ahora estáis solos delante del arco y las esculturas.

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24/07/2012, 21:41
Quinto Casio Dánico

Con la vergüenza marcada en el rostro cual cicatriz, y tratando de no mirar a nadie esperando que así no me reconozcan, sigo a Crispia reprimiendo el ferviente deseo de abandonarla como al perro en que se comporta. De no ser porque porta en sus sucias manos el pasador de Lucetia, probablemente lo habría hecho ya. Pero no, la sigo con las mejillas encendidas suplicando para que toda esa parafernalia sirva para algo; para dar con Lucetia. Finalmente, cuando se detiene y observo el lugar donde estamos, olvido todo lo que acaba de suceder para asombrarme nuevamente. Teseo y el Minotauro. Como en los juegos para el emperador. Como en mis sueños...

Cuando me tiende el pasador casi se lo arranco de las manos con una mirada que irradia ira y desprecio.

"¿Y qué significa eso?" espeto de malos modos. "¿No está? ¿Se ha ido? ¿Se la han llevado a algún otro lugar o qué?"

Después del espectáculo canino que ha dado ni siquiera hemos logrado algo. O bueno, sí, pero no logro desentrañar el qué. Teseo y el Minotauro, otra vez. ¿Qué significa eso? ¿Qué significa todo? Me vuelvo hacia Crispia, desesperado.

"¿Y ahora qué se supone que tengo que hacer?"

 

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25/07/2012, 01:32
Crispia

"¿Y qué sé yo?" responde ella con la misma hosquedad. "El de las respuestas es Vulso."

Una mujer de pocas palabras. O demasiadas, según se mire, ya que los perros no hablan.

Ya que no puedes hacer otra cosa, antes de ir otra vez en busca de Vulso con la consiguiente pérdida de un tiempo muy valioso, analizas la situación. Crispia ha rastreado el olor de Lucetia hasta este lugar; cómo lo ha hecho, ni lo sabes ni te importa mucho en estos momentos; después de sufrir varias visiones y de las sensaciones que te transmite el pasador, tampoco es que a estas alturas te sorprenda demasiado. Un rastro, un olor, no puede desaparecer, a no ser que la persona rastreada haya salido volando; miras hacia el cielo un segundo antes de convencerte de que el hombre no puede volar, por muchos prodigios que hayas presenciado hoy. Habéis estado dando vueltas alrededor del parterre, en concreto en torno al arco ciego y las esculturas, que es donde Crispia ha señalado que se pierde el rastro. ¿Qué tienen de particular esas figuras de Teseo y el Minotauro, aparte de ser un tema curiosamente recurrente en tu vida desde hace dos días? La respuesta te llega cuando aferras el pasador: sientes a Lucetia más cerca que nunca, casi como si la tuvieras al lado. ¿Cómo es posible, si aquí no hay nadie más que tú y Crispia? Y además, sientes a través del pasador que hay algo especial en ese arco ciego. En cambio, Crispia, que ha demostrado conocer a la perfección cada rincón de los jardines en su alocada carrera perruna y aún está con los cinco sentidos alerta, no muestra mucho interés en él. Tal vez sea porque los sentidos aquí ya no sirven de nada; el único capaz de guiarte ahora es tu instinto, que te señala ese lugar con tanta fuerza que es como si lo vieras brillar.

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26/07/2012, 18:41
Quinto Casio Dánico

Guardo unos instantes de silencio mientras recupero el control y atiendo las sensaciones difusas que me llegan y se agolpan en mi mente. Lucetia está aquí, de alguna manera que no logro entender, y he de encontrarla. Miro un instante a Crispia temiendo que ahora me tome por loco a mí, pero después de lo que ella ha demostrado me trae sin cuidado.

"Está aquí" anuncio con voz firme y la determinación grabada a fuego en mis pupilas. "Lucetia está aquí; puedo sentirlo".

Sin atender sus palabras, si es que las dice, avanzo hacia el arco repasando con los dedos la textura de la piedra sin soltar el pasador. Observo las esculturas con detenimiento, queriendo advertir algo anómalo en ellas, esperando que algo ocurra con el corazón bombeando fuerte. Tal vez los sentidos no lleguen tan lejos, pero la fe... la desesperación de un padre por encontrar a su hija...

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26/07/2012, 20:40
Crispia

Crispia apenas te hace caso, y deja que inspecciones el lugar mientras ella permanece alerta.

Las esculturas no tienen nada de especial, aparte del hecho de que representen a Teseo y el Minotauro, tema para ti recurrente; sin embargo, a estas alturas sería una insensatez seguir creyendo en las casualidades. Así que repasas la pared del arco ciego frente al que se encuentran las esculturas... y entonces compruebas que tu instinto no te engañaba: al apoyar la mano, una parte de la pared se hunde, dejando al descubierto la entrada a una cueva subterránea. Desde tu posición puedes ver un pasillo iluminado por teas que se pierde en las profundidades. La entrada tiene un mecanismo de cierre automático, de manera que, cuando dejas de hacer presión, la pared vuelve a su sitio; observas además unas acanaladuras en su parte lateral que sirven para abrir desde dentro y salir al exterior.

Cuando Crispia se da cuenta de lo que has descubierto, su rostro refleja un asombro desmesurado.

"Pero eso... ¡es imposible!" dice; se ha quedado totalmente perpleja, mucho más afectada que tú por el descubrimiento. Enseguida se acerca a tu posición e inspecciona la entrada. "Esto no debería existir" sigue diciendo para sí, sin terminar de salir de su asombro.

Puede que la desmesurada reacción de Crispia provenga del hecho de que creyera que conocía los jardines a la perfección, pero aún así está demasiado perpleja e incluso algo aturdida. Aunque, dada su excentricidad y su carácter imprevisible, quién sabe si haría lo mismo delante de una puerta normal y corriente.

Notas de juego

No puedes atravesar el arco porque es ciego, es decir, que está tapiado; por ello, he modificado tu mensaje anterior, de manera que he eliminado la frase atravieso el arco de lado a lado ubicada detrás de la frase queriendo advertir algo en ellas. En lugar de atravesarlo, he interpretado que inspeccionas la pared del arco tapiado. Si quieres modificar el post y describirlo a tu manera, puedes hacerlo.

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28/07/2012, 11:48
Quinto Casio Dánico

Con alivio más que satisfacción, me vuelvo hacia Crispia. Por un instante la soberbia casi asoma, pero decido no hacerlo porque la culpa no es suya, por más comportamientos extraños que tenga. Además, me ha ayudado ha llegar hasta aquí y estoy un paso más cerca de Lucetia.

"Bueno... ¿Vas a acompañarme?" pregunto de forma cordial y con calma tras cerciorarme del funcionamiento de la puerta oculta, comprobando que se puede abrir desde dentro y que hay luz.

Lejos de miradas indiscretas las habilidades de la mujer pueden serme realmente útiles, sobre todo adentrándome en un lugar desconocido. Igualmente, con o sin su ayuda, voy a bajar y a recorrer ese pasadizo para encontrar a mi hija cueste lo que cueste. Me doy cuenta de lo excitado y atemorizado que estoy a la vez, como si me encontrase en primera línea de batalla, listo para batallar. Me falta la destreza para blandir un arma y acabar con el minotauro, tal y como ocurría en mi sueño. Sólo espero que no sea tan real.

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28/07/2012, 19:29
Crispia

Crispia, tras calmar los nervios que afloran en ella por el descubrimiento, asiente y se prepara para adentrarse en la gruta detrás de ti. Más que curiosidad, sigues notando turbación en ella, parecida a la que tú sentiste cuando descubriste el papiro en el que hablabas de tu encuentro con Flavia. Ojalá que no lo eche todo a perder con sus locuras, ahora que te sientes tan cerca del final de tu búsqueda.

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28/07/2012, 19:30
Iniciador

Como siempre haces antes de acometer una empresa arriesgada, analizas la situación. El pasillo que se extiende ante ti está iluminado por teas sujetas a las paredes en ambos lados alternativamente; si están encendidas, esto quiere decir que debe haber alguien aquí ahora mismo. Esperas que ese alguien sea Lucetia, pero podría no serlo, o estar acompañada por alguien peligroso. Las fuertes sensaciones que te transmite el pasador no dejan lugar a la duda, pero no puedes darlo todo por hecho. Todo ha ocurrido demasiado deprisa; ¿y si esto fuera una trampa? ¿Y si, como te advirtió Espurino, estas mujeres te están manejando a su antojo y te conducen directamente a tu perdición? ¿Es posible que todo esto no sea más que un engaño perpetrado por las Flavias? A medida que avanzas, te invaden más y más pensamientos paranoicos, solo combatidos por la fuerte atracción que como padre sientes hacia Lucetia. Un sentimiento tan puro no puede ser falso... ¿o sí?

Pasas de largo por la primera tea, la segunda... y tras la tercera, la gruta se abre para formar una amplia cámara, también iluminada, aunque tenuemente y aún más baja. ¿Estará aquí tu temido Minotauro, o en cambio hallarás a tu Ariadna, a tu hija Lucetia? Por lo pronto, solo ves, al fondo, la única fuente de luz, que es una lámpara que cuelga del techo, que va perdiendo altura hasta llegar a la mitad de tu estatura al final, más o menos. Bajo la pequeña lámpara hay una mesa sobre la que hay dispuestos varios recipientes con comida, principalmente frutas, y también puedes ver algunos rollos de papiro. El lugar tiene pinta de ser un escondite secreto, aprovisionado con comida y lectura.

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28/07/2012, 19:31
???

"¡Alto!" se oye una voz que retumba por toda la cámara. Entonces te fijas en una silueta que permanece inmóvil en un sombrío rincón opuesto al lado donde están la lámpara y la mesa. La voz suena femenina, pero está tan distorsionada por los ecos de la cueva que, aunque la hubieras oído antes, no la reconocerías.

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28/07/2012, 19:31
Crispia

"¡Ladrón! ¡Este lugar me pertenece!" grita Crispia, señalando amenazadora a la silueta, en una actitud bastante masculina. Su voz también resuena por todo el lugar, llenándolo todo.

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28/07/2012, 19:32
???

"¡Marchaos!" vuelve a gritar quienquiera que sea.

Cuando oyes de nuevo su voz, estás casi seguro de que esta pertenece a una mujer. Y, por lo que te está transmitiendo ahora mismo el pasador, debería ser Lucetia, pues sientes en tu interior una poderosa conexión entre el objeto que aprietas en tu mano y la silueta que os grita.

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29/07/2012, 14:16
Quinto Casio Dánico

Me adentro en la oscuridad guiado por las sensaciones del pasador, el cual se ha convertido en la única tabla a la que mi desamparada alma puede aferrarse. Desciendo lentamente atento a cualquier anomalía o sonido, precedido por Crispia, la cual parece haber recuperado la normalidad. El sitio en sí me pone los pelos de punta. ¿Quién construiría algo así, tan oculto, y con qué fin? Temo que vaya a dar a algún lugar más oscuro y tétrico aún, y mi mente no deja de imaginas escabrosas escenas plagadas de horror y sufrimiento, como la que hay ahora mismo en mi casa. Conforme bajo y los pensamientos se suceden, mi ánimo desciende también. Parece como si la falta de luz se estuviese comiendo la poca esperanza. Aun así, no me detengo.

Tras dejar atrás una cantidad de teas que se me hacen infinitas, llegamos a un lugar que parece habitado. Es extraño encontrar algo tan "normal" después de haber estado imaginando todo tipo de horrores. Entonces una voz me sobresalta y no puedo evitar ponerme en guardia como si el pasador fuese una temible espada. Entonces reparo en la imperiosa fuerza que me transmite, mucho más grande que la que he estado notando hasta ahora. ¿Lucetia? ¿Mi hija, al fin?

Ladrón, escucho, y no puedo evitar volverme hacia Crispia con una interrogación dibujada en mi rictus. Por eso parecía tan contrariada cuando lo encontré. No obstante...

"¿Lucet... Tatiana?" murmullo, recordando cómo quería hacerse llamar, dando a conocer ese férreo carácter. Avanzo varios pasos. "Soy Casio, nos conocimos a noche en el banquete... Soy amigo de Flavia Maior; ella me dio este pasador" Extiendo la mano para mostrárselo, temeroso.

Siento el corazón golpeándome el pecho con tanta fuerza que no sé si voy a ser capaz de resistirlo. Es una sensación tan abrumadora que por un momento me ciega. Puede que esa chica sea el fin y el comienzo de todo lo que es mi vida. El salto de un lado a otro del precipicio.

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29/07/2012, 23:24
Lucetia / Titiana

Segundos después de que hayas hablado, cuando ya se han desvanecido los ecos de tu voz, la figura avanza unos pasos, entrando en la zona iluminada por la lámpara. Y allí, ante ti, aparece el rostro de la persona que hace menos de una hora se ha convertido en la más importante de tu vida. Por increíble que parezca, el pasador que Flavia te entregó te ha conducido hasta su recóndito escondite... aunque también gracias a la inestimable ayuda de Crispia.

Intentando ganarte su confianza, decides llamarla por el nombre que a ella le gusta: Titiana. Pero ella permanece ajena a todo excepto al pasador que tienes en la mano, el cual mira con los ojos muy abiertos y también la boca, con una mezcla de miedo y estupor; luego os mira a ti y a Crispia.

"Mi pasador..." murmura. "Flavia jamás os lo habría dado. Vosotros..." dice, retrocediendo poco a poco, de vuelta al oscuro rincón. "¡Vosotros la habéis matado!"

Su grito acusador vuelve a retumbar por todo el espacio que os rodea.

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29/07/2012, 23:57
Quinto Casio Dánico

Su figura, menuda y oscura por la falta de luz, me devuelve el aliento. Por fin la tengo ante mis ojos tras haber pasado la mañana más horrible de mi vida. La contemplo como a un espectro y a la vez con infinito cariño, como si Flavia hubiese vuelto del... más allá. Pero sus palabras acusadoras me devuelven un poco de cordura. Miro ha Crispia, vigilando sus movimientos. No me gusta nada su conducta, y temo que acabe revelando su verdadera naturaleza y no me complazca para nada.

"No, no..." murmuro, volviéndome hacia Lucetia en tono amable y sosegado, procurando no alzar demasiado la voz para que los ecos no resuenen. Aun así, no puedo evitar que las notas tiemblen al salir de mis labios. "Flavia no se lo dio a ellos, me lo dio a mí. Me dijo que te protegiera porque... Porque soy... confiaba en mí. Pero no sabía cómo encontrarte; ellos me ayudaron."

¿No? Tenía que ser eso, ¿no? Si no, ¿por qué no se lo había dado a aquellas personas? Yo soy imparcial, no sé nada, no sé dónde me he metido ni hacia qué lado remar. Sólo sé que me importa Lucetia y quiero mantenerla a salvo, un sentimiento puro y limpio de motivaciones ajenas. Vuelvo a mirar hacia Crispia y dejo el pasado en el suelo, al alcance de Lucetia para que lo coja. Es suyo, después de todo.

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30/07/2012, 16:29
Lucetia / Titiana

Notas cómo Lucetia, aún aturdida, permanece inmóvil en la oscuridad, observando el pasador que acabas de dejar en el suelo.

"¡No te creo!" vuelve a gritar. "Esto es una trampa... todos me buscáis, todos queréis algo de mí; todos queréis decidir sobre mi vida, pero yo solo quiero vivir en paz con mi madre. ¿Por qué no me dejáis?"

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30/07/2012, 16:29
Crispia

Entonces, Crispia se adelanta.

"Ahora lo entiendo" dice, dirigiéndose a Lucetia en un tono reflexivo hasta ahora inédito en ella. "Tú eras quien nos estaba espiando. Eras tú la persona a la que las dóminas encomendaron la tarea de asesinar a Vulso. Pero, por otro lado, tú eres la hija de Flavia, y Flavia pertenece a nuestro círculo, así que... ¡te rebelaste!"

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30/07/2012, 16:30
Lucetia / Titiana

Lucetia permanece en silencio, sin confirmar ni negar nada de lo que Crispia ha dicho. Por tus visiones, tenías claro que Flavia pertenecía al círculo de ese hombre llamado Vulso, y que tal vez a través de él llegó a conocer a esta gente tan extravagante como Crispia y Scylas. También sabes que las dóminas consideran a Lucetia una especie de elegida. Vulso, por alguna razón, debe ser enemigo de las dóminas, pero la propia Flavia, siendo una dómina, pertenecía a su círculo. Si las dóminas encargaron a Lucetia el asesinato de Vulso, ¿lo hicieron para comprobar su lealtad y la de su madre? ¿O solo se trata de una coincidencia? Sea lo que sea, lo que ha dicho Crispia tiene sentido: puesto que Flavia pertenecía al círculo de Vulso, asesinarle significaría traicionar a su propia madre, y está claro qué opción eligió. ¿Tal vez por ello reniega del nombre que le pusieron las dóminas e insiste en llamarse Titiana?

"Así es" responde al fin Lucetia, confirmando las sospechas de Crispia y tus propias conclusiones. "Y ahora vosotros, los esbirros de Vulso, habéis venido a matarme, porque sabéis que mientras siga viva seré una amenaza para vosotros."

Lucetia camina lentamente hacia el pasador; al llegar a su altura, sin dejar de miraros a ti y a Crispia, se agacha, lo recoge y se lo pone en el pelo. Parece resignada.

"Acabemos con esto" exclama, y después vuelve a quedarse inmóvil y a la expectativa, vigilando vuestros movimientos.

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31/07/2012, 22:20
Quinto Casio Dánico

Lentamente me vuelvo hacia Crispia, interponiendo mi cuerpo entre ella y mi reencontrada hija con la daga en la única mano que me queda.

"No me importa lo que haya hecho." murmuro en tono grave y amenazante, apretando la mandíbula con fuerza. Noto la mano temblar, no sé si de decisión o de miedo, pero se mantiene firme frente a mí mientras el tiempo se sucede lento y las ideas se aclaran. Flavia dio la vida por esta niña, y yo también lo haré si es preciso. "Si te acercas a mi hija... Si a alguno de vosotros se le ocurre ponerle una mano encima, vais a tener que pasar por encima de mi cadáver primero. ¿Me has oído?"

Mientras pronuncio las palabra siento que la poca cordura que me quedaba se esfuma como un pájaro por la ventana. Sólo espero que Lucetia vea mis intenciones, las de verdad, las de un padre protegiendo a su hija más allá de lo racional o irracional.

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01/08/2012, 00:10
Lucetia / Titiana

"¿...Tu hija...?" dice Lucetia en voz baja, pensando, o más bien empezando a asimilar lo que acabas de decir.