Partida Rol por web

Venatrix

ACTO IV: EL LABERINTO DEL MINOTAURO

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08/08/2012, 20:36
Iniciador

Cuando te dispones a plantarte frente a la enfurecida amazona, ves que ya ha empezado a lanzar violentas y fulgurantes cuchilladas a su rival; Crispia, viendo que te diriges hacia ellas, intenta aguantar como puede los impetuosos ataques, pero ya no parece tan ágil como antes; sin embargo, consigue salir ilesa de los furiosos embates: la primera cuchillada secciona parte de su vestido, y la segunda corta el aire.

Con tu llegada, la venatrix se ve obligada a luchar con más cautela, por lo que da un paso atrás, atenta a vuestros movimientos.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Maniobra venatrix: 16 (daga) +3 (2d10) = 19 --> +2; lo aplica al ataque.
Maniobra Crispia: 17 (sin armas) +17 (2d10) = 34 --> +4; lo aplica a la defensa.

Ataque de venatrix: 11 (daga) +2 (puntos maniobra) +5 (usa Virtus) +10 (2d10) = 28
Defensa de Crispia: 9 (sin armas) +4 (puntos maniobra) +10 (def. completa) +16 (2d10) = 39

No escribas aún; ahora es cuando Casio entra en acción.

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08/08/2012, 20:53
Iniciador

Como un soldado avezado, la amazona espera a que uno de vosotros se lance para contraatacar. Entonces, Crispia saca un cuchillo y, rápida como un latigazo, lo dirige al cuerpo de la venatrix, el cual casi le alcanza, pero con un movimiento lateral, la mujer evita por los pelos que le toque la punta del cuchillo, aunque no puede evitar que le rasgue el tirante izquierdo, que al caer deja su pecho semidescubierto. Entonces compruebas que su pecho se confunde entre un amasijo de músculos que lo han absorbido casi en su totalidad.

La mujer aprovecha la sorpresa que te causa ver parte de su musculoso pecho y te lanza una puyada mortal directa a tu estómago; totalmente perdido, escuchas cómo entrechoca el metal, y cuando miras, contemplas tu única mano desviando la afilada hoja de tu adversaria, como si tuviera vida propia; es como si la misma diosa Fortuna hubiera dirigido tu brazo y detenido un golpe que, sin ninguna duda, habría acabado con tu vida en ese mismo instante.

La venatrix se ve sorprendida por tu inesperada destreza, y es incapaz de evitar tu contraataque, que la perfora en un costado, haciendo manar la sangre.

Sin embargo, lejos de rendirse, la mujer vuelve a recomponerse, adoptando la misma posición de antes; ¡es como si fuera ajena al dolor!

- Tiradas (9)

Notas de juego

Maniobra venatrix: 16 (daga) +17 (2d10) = 34 --> +4; lo aplica a la defensa.
Maniobra Crispia: 17 (sin armas) +25 (2d10) = 42 --> +5; lo aplica al ataque.
Maniobra de Casio: 13 (daga) +3 (puntos maniobra) +9 (2d10) = 25 --> +3; aplicado a maniobra.

Crispia ataca a venatrix: 11 (daga) +5 (puntos maniobra) +8 (2d10) = 24
Defensa de venatrix: 9 (daga) +4 (puntos maniobra) +12 (2d10) = 25

Venatrix ataca a Casio: 11 (daga) +11 (2d10) = 22
Defensa de Casio: 4 (daga) +11 (latronculi) +12 (2d10) = 27

Casio ataca a venatrix: 5 (daga) +14 (2d10) = 19
Defensa de venatrix: 9 (daga) -5 (2º atacante) +10 (2d10) = 14
Daño causado: 5 (daga) +5 (diferencia) = 10 --> 2 éxitos
Localización: 3 (torso)

Bueno, bueno, he tenido que usar el poder de Lucetia para detener el ataque que te había lanzado la venatrix, porque de lo contrario Casio habría muerto de un solo golpe. Una pena, porque de haberlo usado para atacarla, seguramente tú también la habrías matado de una sola cuchillada.

Es tu turno.

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09/08/2012, 17:21
Quinto Casio Dánico

Gracias a la asombrosa destreza que los hados me han brindado, logro esquivar un golpe que, con toda certeza, podría haberme matado. Sin dejarme llevar por esa hazaña nunca antes vista en mí, reacciono para asestarle otro golpe antes de que ella se mueva de nuevo. Crispia y yo deberíamos ser capaces de entorpecerla pero, a pesar de los golpes, parece como si fuésemos simples moscas revoloteando a su alrededor. Debería dejar que la agonía de una muerte certera me sobrepasara, sobre todo sabiendo cuántos han fallado donde yo lo estoy intentando. Pero no puedo rendirme, y la borrosa silueta de Lucetia a mis espaldas me lo recuerda dándome ánimos para seguir.

- Tiradas (4)

Notas de juego

He dejado las tiradas hechas. Tres de nuevo, aunque la segunda han salido dos 4, de modo que los he repetido. Esta vez me centro en atacarla.

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10/08/2012, 12:43
Iniciador

De repente, en mitad del combate, vuelves a sentir que algo va mal; no es la misma sensación desagradable que te alertó del disparo de la flecha; es algo mucho más difuso, aunque tienes la sensación de que señala a tus espaldas. Pero no puedes perder la concentración, pues la bestia que tienes enfrente no te lo permite.

Con su costado sangrante, la mujer adelanta ambas manos en actitud defensiva, apuntándoos con ella a ti y a Crispia alternativamente; es esta última la más rápida en actuar, y, lanzándose hacia el brazo desprotegido, lo perfora sin piedad con su cuchillo. Aprovechando la ocasión, tú te lanzas detrás de Crispia y atacas al mismo punto, y tu cuchillada es aún más virulenta si cabe, destruyendo venas y tendones de tal manera que el malherido brazo de la mujer queda fláccido.

Esta, viéndose perdida, da un grito descomunal, y sacando fuerzas de no se sabe dónde, contraataca a Crispia con una tremenda e inesperada violencia en alguien tan gravemente herido; tanto es así, que le atraviesa el brazo con el que sostiene el cuchillo como si acabara de trinchar un trozo de carne. Crispia da un alarido y, soltando su arma, se agarra el brazo ensangrentado y cae al suelo, semiinconsciente por el dolor.

Al verla caer, la venatrix te mira con sus ojos crueles, como si fuese una leona herida; ya no hay arrogancia en su gesto, sino algo peor: la expresión de una terrible guerrera que está mirando desafiante a la muerte.

Pero no es eso lo peor, pues cuando instintivamente miras de reojo hacia atrás, preocupado por la sensación que tuviste, ves que Lucetia está tendida en el suelo. El terror se instala definitivamente en tu mente, alimentado no solo por el temor a tu propia muerte, sino también por la de tu hija.

Mas, sin tiempo para pensar en qué debe haberle ocurrido, vuelves a encarar a tu enemiga, que a pesar de estar malherida y con un brazo inutilizado aún se alza imponente ante ti, con su filo lleno de la sangre de Crispia y preparado para llenarse de la tuya.

Te has quedado solo.

- Tiradas (14)

Notas de juego

Latronculi: 2 (Corpus R.) + 2 (Fortuna) + 6 (Inteligencia) + 1 (Preces) -10 (2d10) contra dif. 10 = 1 (2 fracasos)

Maniobra venatrix: 16 (daga) +9 (2d10) = 25 --> +3; lo aplica a la defensa.
Maniobra Crispia: 17 (sin armas) +12 (2d10) = 29 --> +3; lo aplica al ataque.
Maniobra Casio: 13 (daga) +13 (2d10) = 26 --> +3; aplicado al ataque.

Crispia ataca a venatrix: 11 (daga) +3 (puntos maniobra) +16 (2d10) = 30
Defensa de venatrix: 9 (daga) +3 (puntos maniobra) +12 (2d10) = 24
Daño causado: 9 (daga) +6 (diferencia) = 15 --> 3 éxitos
Localización: 9 (brazo izquierdo); herida grave

Casio ataca a venatrix: 5 (daga) +3 (puntos maniobra) -2 (Latronculi) +15 (2d10) = 21
Defensa de venatrix: 9 (daga) -5 (2º atacante) -5 (heridas) +8 (2d10) = 7
Daño causado: 5 (daga) +14 (diferencia) = 19 --> 4 éxitos
Localización: 9 (brazo izquierdo); herida grave
Resistencia venatrix: 8 (Constitución) +0 (discipina) +13 (2d10) contra dif. 20 = 21

Venatrix ataca a Crispia: 11 (daga) +4 (reserva) +12 (Virtus) -10 (heridas) +8 (2d10) = 25
Defensa de Crispia: 10 (daga) +8 (2d10) = 18
Daño causado: 11 (daga) +7 (diferencia) = 18 --> 4 éxitos
Localización: 6 (brazo derecho); herida grave
Resistencia Crispia: 7 (Constitución) +0 (disciplina) +8 (2d10) contra dif. 20 = 15 --> 1 fracaso (inconsciente)

 

¡Vaya masacre! La cosa ha quedado bastante igualada, ya que la venatrix ha perdido fuerzas debido a sus heridas. Y además, ahora estáis manco contra manco.

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13/08/2012, 20:31
Quinto Casio Dánico

En un movimiento brusco en el que mi cuerpo se gira ligeramente, observo a mi hija tendida en el suelo, no sé si muerta o viva. El miedo trepa por mi garganta alojándose en ella e impidiéndome emitir un solo ruido. La venatrix me observa y sé que estoy perdido. Crispia yace en el suelo, encharcando la piedra con su sangre y la que brota de la herida abierta de la cazadora. Mano a mano; uno contra uno, como en el sueño. 

Sin otra alternativa más que la de luchar, vuelvo a lanzarme contra ella, silencioso y esperando recibir el corte que me envíe junto al resto de mi familia. Es un pensamiento de perdedor, desesperanzado y que me avergüenza pero, sin los dones de Lucetia y la seguridad que me transmitía, ¿qué más puedo hacer? No voy a dejarla atrás, su hilo es dorado como el sol y el oro. Las parcas la protegerán de alguna manera, es la única esperanza que me queda cuando agito la daga contra ella.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Ataque de nuevo. A ver si hay suerte.

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15/08/2012, 01:21
Iniciador

Tu instinto protector te imbuye de un valor y una destreza que no recordabas desde que eras adolescente; y aunque no tienes tanta confianza en ti mismo como la tenías en el sueño cuando te enfrentaste a la bestia, consigues adelantarte a tu enemiga una vez más e hincarle la punta de tu daga en su castigado brazo izquierdo. Pero ella, como si se tratara solamente del picotazo de un mosquito, se gira como si nada y hunde su arma en tu muslo izquierdo, para luego extraerla violentamente, causándote aún más daño. Un intenso dolor te paraliza toda la pierna, y a continuación, al tiempo que la sangre emana abundantemente hasta el talón, las fuerzas te abandonan; tu cuerpo, poco acostumbrado al rigor de la batalla, se ha rendido a la primera herida. Dejando caer la daga, caes al suelo de lado justo delante de la implacable amazona, sintiendo cómo late en tu herida todo el odio que ha imprimido en su ataque, y comienzas a desfallecer, incapaz de aguantar el dolor. Tu Minotauro te ha vencido.

- Tiradas (6)

Notas de juego

Maniobra venatrix: 16 (daga) -10 (heridas) + 15 (2d10) = 21 --> +3; lo aplica al ataque.
Maniobra Casio: 13 (daga) +12 (2d10) = 25 --> +3; aplicado al ataque.

Casio ataca a venatrix: 5 (daga) +3 (puntos maniobra) +12 (2d10) = 20
Defensa de venatrix: 9 (daga) -10 (heridas) + 18 (2d10) = 17
Daño causado: 5 (daga) +3 (diferencia) = 8 --> 2 éxitos
Localización: 9 (brazo izquierdo)

Venatrix ataca a Casio: 11 (daga) +3 (puntos maniobra) -10 (heridas) +15 (2d10) = 19
Defensa de Casio: 4 (daga) +11 (2d10) = 15
Daño causado: 11 (daga) +4 (diferencia) = 15 --> 3 éxitos
Localización: 2 (pie izquierdo); herida grave
Resistencia de Casio: 3 (Constitución) +3 (disciplina) + 5 (2d10) contra dif. 20 = 11 --> 2 fracasos (inconsciente)

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15/08/2012, 02:51
Dómina

A las puertas de la inconsciencia, como si estuvieras inmerso en un mal sueño, observas el rostro de la terrible mujer, que se alza poderosa ante ti, llena de energía, a pesar de haber recibido tres heridas graves en el mismo brazo, tan fresca como si hubiera resultado incólume de vuestro enfrentamiento. Entonces empieza a reírse. Sus carcajadas, cada vez más estridentes, inundan toda la cueva, recordándote a las de tu pesadilla, cuando era Juliana quien las profería.

Un solo escorpión te ha picado; un solo escorpión te manda a los obscuros senderos del Orco. Tú no eres un hombre de acción, pero no tenías elección: la vida de tu hija estaba en juego. Ahora tú y ella estáis a merced de una fiera enloquecida que celebra su triunfo sobre tres personas que no han sido capaces de pararle los pies, como tampoco lo fue Flavia ni tus esclavos.

"¿Y esta es la gran Lucetia, la elegida de Juno?" se burla, cuando se aplacan sus desagradables risotadas. "Vaya desperdicio. No eres más que una miserable y una traidora, igual que tu madre. Ya es hora de que te reúnas con ella."

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15/08/2012, 02:57
Iniciador

¿Estará viva? ¿o es solo el ego de esa mujer enaltecido por la victoria el que expresa su júbilo ante su cuerpo inerte? Pero ni un solo segundo te dura la esperanza de que pueda sobrevivir si aún no ha muerto, e incluso desearías que su alma estuviera ya camino del Hades para que no tuviera que sufrir la violenta muerte que va a recibir por parte de su cruel enemiga; o que lo estuviera la tuya, para no tener que soportar el castigo de ver a tu hija morir ante tus propios ojos con total impotencia.

Oyes el eco de las pisadas de la mujer acercándose a Lucetia, retumbando como martillos en tus sienes; reúnes tus últimas fuerzas solo para girar la cabeza, tendido en tu lecho de piedra, y observar cómo la muerte inexorable se cierne sobre esa niña por la que has dado tu vida. Ves cómo ella intenta incorporarse, de rodillas; cómo la venatrix se regocija en su miedo, avanzando lentamente con su daga ensangrentada dispuesta para arrancarle la vida; cómo llega a su altura, se agacha y le acaricia el cuello con su filo...

De repente, Lucetia le aferra el brazo, mirándola fijamente; es lo mismo que Flavia Maior hizo contigo. La venatrix se ríe; pero la sonrisa le dura poco tiempo: de repente, da un salto hacia atrás, mirando atónita a su alrededor, al suelo de la caverna.

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15/08/2012, 03:02
Dómina

"¿Qué es esto?" grita, aterrada, y acto seguido empieza a dar tirones con los pies y a sacudírselos nerviosamente. "¡Soltadme! ¡Alejaos de mí! ¡No!"

La mujer corretea por toda la cueva, huyendo de algo que tú eres incapaz de ver. Profiere unos gritos escalofriantes, dominada por el miedo, totalmente fuera de sí. Llega un momento en que comienza a revolcarse por el suelo, intentando quitarse de encima algo con la manos. Ves cómo lucha sin descanso con el aire desde el suelo, y no alcanzas a comprender lo que le está ocurriendo.

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15/08/2012, 03:04
Crispia

Entonces, sin previo aviso, aparece Crispia y se coloca de un salto encima de la venatrix, que sigue ocupada luchando contra el viento, y sin dilación comienza a apuñalarla con su brazo sano, gimiendo sonoramente con cada esfuerzo, incluso después de que la venatrix, tras recibir más de diez puñaladas, haya dejado de gritar y de moverse. Liberada de su frenesí, Crispia vuelve a soltar el cuchillo y cae al fin rendida sobre el torso ensangrentado de la mujer a la que acaba de asesinar.

Al ver a Lucetia milagrosamente libre de su funesto destino, tu mente te permite a ti también desfallecer, y finalmente caes en una plácida y deseada inconsciencia.

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15/08/2012, 03:10
Elio Galeno

La luz vuelve a tus ojos, y sin que tu memoria haya tenido tiempo aún para asimilar los últimos acontecimientos, al moverte en tu cómodo lecho un tremendo dolor te sube desde la pierna hasta el estómago, recordándote la delicada caricia que te dejó la aguerrida mujer a la que te enfrentaste.

Un rostro conocido te observa sentado a tu lado: es una de las personas que estaban reunidas con Vulso, y ahora que lo observas con su instrumental médico, eres capaz de reconocerle: se trata de Elio Galeno, el médico del emperador, el cual está considerado como la máxima autoridad en medicina de toda Europa.

"No te muevas, Casio" te dice en un tono grave y tranquilizador. "He tenido que coserte la herida para que no se te infecte. No podrás viajar ni hacer esfuerzos en una buena temporada."

Giras la cabeza y te ves en un pequeño cuarto sin más muebles que la cama en la que yaces y el asiento ocupado por Galeno. Las paredes están pintadas de color marrón claro y en ellas hay algunos frescos dibujados, lo cual indica que te encuentras en la rica mansión de algún patricio.

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16/08/2012, 23:07
Quinto Casio Dánico

La luz vuelve como un aliento de aire fresco, recordándome que sigo a vivo de alguna manera. Junto a ella un intenso dolor se manifiesta igual que una bestia hundiendo sus garras de nuevo. Durante un instante el rostro de un minutauro se refleja en mis pensamientos, mezclándose con las facciones de la venatrix hasta que sólo su pelo rojizo y mirada asesina se clavan en lo más profundo de mi alma, despertando un abrumador sentimiento de fracaso.

"Lu...Lucetia..." balbuceo de forma débil y apagada, todavía sin llegar a ser consciente de lo que me rodea o lo que ha ocurrido.

Las imágenes, temblorosas como la llama de una vela a la intemperie, aparecen recomponiendo los terribles fragmentos de la batalla, describiendo retazos de la angustia y el pavor al ir a perder a mi hija. Hay un segundo en el que siento que de verdad la he perdido, pero la salvadora, Crispia, se manifiesta en mis recuerdos con mil puñaladas certeras que logran abatir a la bestia justo antes de desvanecerme. Lucetia, en algún lado, debe de seguir con vida.

Froto mis ojos con insistencia y por puro instinto dirijo la mano hacia la pierna herida como si eso fuese a aplacar el dolor. Una herida más de guerra por no andarme con pies de plomo. Pero, ¿podría haberlo evitado? La pregunta fluctúa una milésima de segundo en mis ojos mientras me miro de forma compasiva. Iluso: podría haber muerto, pero los hados no lo quisieron así. Seguir jugando a algo tan peligroso acabará conmigo de forma irremediable. Pero de algo hay que morir, me excuso.

Vuelvo el rostro hacia mi acompañante, el que parece haber evitado mi muerte con su habilidad para la medicina. Quizá no fuese tan grave como parecía, después de todo. Aunque el dolor no dice lo mismo.

"Gracias, Galeno." Hago una pausa, sin sonrisa ni gesto de agradecimiento más allá de las palabras. Las preocupación todavía asola mi pecho, más incluso que el dolor. "¿Lucetia está aquí? ¿Se encuentra bien?"

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17/08/2012, 00:12
Elio Galeno

"Sí, y está perfectamente" te contesta, manteniendo su tono sosegado. "Me contó que sufrió un vahído fruto de un esfuerzo mental excesivo, pero carece de importancia; de hecho, fue ella quien acudió a Vulso para que os ayudara a ti y a Crispia. Espera un momento, la avisaré."

Y, con suma parsimonia, se levanta y sale de la habitación.

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17/08/2012, 00:13
Lucetia / Titiana

Y acto seguido entra ella, la razón de todo este lío, la persona por la que casi añades una pierna a tu lista de miembros cercenados. Cuando la ves entrar, silenciosa y con gesto de preocupación, te recuerda a una hermosa ninfa, y con su sola visión te convences de que este momento bien vale la cicatriz que te va a quedar de la herida. Cuando su inquietud vence a su timidez, se acerca a tu lecho y mueve los labios, intentando encontrar las palabras adecuadas para dirigirse a ti.

"¿Cómo estás?" acierta a preguntar.

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17/08/2012, 14:56
Quinto Casio Dánico

Aprovecho la ausencia de gente para preguntarme qué va a ser de mí ahora. ¿Cómo van a explicar todo lo sucedido a las autoridades? En mi hogar hay tantos cadáveres amigos que me dan nauseas de sólo pensarlo (también un poco a causa del dolor). Parece que la pesadilla se disipa, pero procuro no aferrarme demasiado a ese pensamiento temiendo que algo suceda de nuevo. No obstante, cuando aparece Lucetia, no puedo sino relajarme y esbozar una trémula sonrisa. Me apoyo ambos codos para incorporarme ligeramente y verla un poco mejor, tímida y despojada de ese fiero carácter que hace unos días demostró.

"Vivo" logro decir, y me doy cuenta de que es el mayor logro que probablemente he alcanzado en toda mi vida. Y mantenerla con vida a ella. Resisito la tentación de acariciar su mejilla, invadido por el terror de descubrir que es parte de mí. Recuerdo todas esas cosas que se me habían ocurrido preguntar, pero la única que logra escaparse de mi boca es: "¿Y tú?"

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17/08/2012, 16:27
Lucetia / Titiana

"Viva también; gracias a ti y a Crispia" dice, con una amable sonrisa, aunque su actitud hacia a ti sigue siendo tímida, muy distinta a la indiferencia que mostró durante la cena; pues seguro que por entonces ella aún no sabía que os unía un parentesco. Y si difícil y confuso está resultando para ti, que aún no acabas de asimilarlo, no puedes imaginar lo que debe ser para una niña de no más de trece o catorce años que acaba de perder a su madre; pero puedes verlo a través de sus ojos, pues en ellos se refleja esa complicada mezcla de sentimientos que pugnan entre sí. Sientes que estás unido a ella, y que por eso la comprendes a la perfección, a pesar de que el pasador que te transmitía esas sensaciones ya no está en tu poder, sino en su cabeza. Es algo mágico, pero sin magia, saber que ella es parte de ti, y que al serlo estás más cerca de ella que de ningún otro ser en el mundo. Por eso, cuando ella baja la vista con tristeza, sabes que está pensando en su madre; por eso, cuando vuelve a mirarte con los ojos vidriosos, sabes que está pensando que eres todo lo que le queda en esta vida; y entonces la ves como la niña indefensa que en realidad es, asustada por la persecución que está sufriendo, a pesar de que ella sola, aún no sabes cómo, se las arregló para deshacerse, con solo tocarla, de aquella terrible amazona para la cual ni tú ni la hábil Crispia fuisteis rivales. Y como la niña que es, rompe a llorar, y llora abundantemente arrodillada en un lateral de tu cama, apoyando sus brazos en el lecho y con la cabeza hundida entre ellos. Son lágrimas de tristeza, de miedo, de confusión, de incertidumbre... son las lágrimas de tu hija.