Partida Rol por web

¿Que ha ocurrido?

Randall Harding, un oficial de las fuerzas armadas de Capitol, dirigió una misión en la jungla venusiana para investigar unos terrenos que la corporación había comprado a la Casa Böhmdorfer, una familia noble menor de Bauhaus. Allí encontraron una antigua tumba oculta entre la densa vegetación. Dentro hallaron un sarcófago en cuyo interior estaba el Segundo Sello de Repulsión. Sin saber de qué se trataba el Comandante Harding abrió el sello liberando al Tentador oscuro, un poderoso aspecto del Alma Oscura que el sello mantenía retenido.

LA RENDICIÓN A LA OSCURIDAD

El primer Sello de Repulsión, impedían que las manifestaciones físicas del Alma Oscura penetraran en nuestro mundo. Cuando se rompió los Apóstoles Oscuros se vieron libres para entrar en el sistema solar y guerrear contra los hijos de la luz. Con el segundo sello roto la poderosa psique del Alma oscura llegó hasta nuestro plano, manifestándose como el Tentador. Se trata de pura energía psíquica que puede atravesar el espacio sin necesidad de un cuerpo físico. Puede insinuarse a un tiempo en miles de mentes, llevándolas hasta la corrupción en una fracción del tiempo que la Legión Oscura necesita con sus métodos normales.

El comandante logró recrear el sello, forzando al Tentador Oscuro a regresar al lugar del que vino, pero puede que permaneciera libre en nuestro universo el suficiente tiempo como para crear miles de herejes

LA BATALLA POR EL SEGUNDO SELLO

En cuanto se abrió el Sello tanto la Legión Oscura como la Hermandad fueron inmediatamente conscientes de que una gran maldad había sido liberada. Mientras el comandante y su escuadrón huían de la tumba, los Legionarios Oscuros y los Doomtroopers corrieron hacia el lugar para librar una terrible batalla en la jungla venusiana.

La batalla por el Segundo Sello, como se ha dado a conocer, duró quince días. Toda la región circundante fue completamente destruida y deforestada, ya que ambos bandos utilizaron todo su arsenal para lograr la victoria. Cientos de kilómetros de jungla ardieron por completo y miles de hombres y mujeres murieron, pero al final las fuerzas del Cardenal se alzaron triunfantes sobre los cadáveres de la Legión Oscura.

Desde entonces la Hermandad ha impuesto una cuarentena en un radio de cien kilómetros. Sólo aquellos con su permiso expreso pueden siquiera penetrar el espacio aéreo, y sólo la gente del Cardenal puede entrar e n la propia tumba.

Los más habilidosos practicamentes del Arte se encuentran en Venus para ayudar a proteger el Segundo Sello de la legión Oscura, empleando una gran energía mental en el lugar, impidiendo la entrada a la Legión y la salida al Alma Oscura. Intentan reforzar el seño que creo Harding.

La batalla fue un inmenso desgaste de recursos para la Hermandad y las corporaciones que ayudaron. Bauhaus en particular perdió muchos soldados, por lo que no cuenta con demasiadas fuerzas. El problema es más grave, ya que la Hermandad ha solicitado a la corporación que suministrase armas y equipo para ayudar a proteger el Sello. Heimburg, la ciudad Bauhaus más cercana , ha ofrecido la mayor parte de su dinero y de sus fuerzas de seguridad para la operación. La ciudad está cerca del punto crítico.

Han pasado dos años desde la Batalla por el Segundo Sello. Harding  ha sido inspeccionado por la Hermandad para ver si ha sido corrompido, y tras ver que está limpio, ha sido saludado como un héroe por haber sobrevivido al ataque del Alma Oscura y Capitol lo ha ascendido por su valentía en la línea de fuego.

Desde la batalla la Hermandad ha estado desmantelando el templo, intentando descubrir todos sus secretos. En las excavaciones han recuperado diversos artefactos extraños, algunos decididametne malvados, pero muchos de origen y propósito desconocidos. Han sido llevados a la Catedral de Heimburg para su estudio.

Desde entonces, aquellos artefactos que no han demostrado un potencial malvado, psíquico o mágico, han sido enviados a los mejores investigadores de la ciudad, con la esperanza de que ellos fueran capaces de desentrañar los misterios del Segundo Sello y de su creador.

Un día, tan tranquilo como otro cualquiera, estando Klauss en su domicilio, su telefono comenzó a sonar tran estruendoso como siempre, cosa que hiso pensar a Klauss que quien estaba al otro lado de la línea le corría prisa la llamada. Algo absurdo, pues el telefono siempre sonaba de la misma forma.

Klauss se dirigio corriendo hasta donde estaba ubicado el telefono raudo dispuesto a saber quien era esa persona que llamaba en ese  momento, algo no iba bien, se eso estaba seguro, era un presentimiento, y por desgracia, no solia equivocarse demasiado en esas cosas ya que tenia bastante buena intuicion.Si, digame, ¿quien es?

Soy Theodor. Tu antiguo compañero, ¿aún te acuerdas de mi?

La voz que sonó la reconoció de inmediato, era él. Su antiguo compañero de hace dos años, con el que había compartido la muerte y la vida, y una lucha casi lunatica en la guerra del Segundo Sello.

A Klauss la llamada le sorprendio en la misma forma que le alegro oir a su antiguo compañero de misiones. Hola, claro que me acuerdo, me alegro mucho de que me hayas llamado, dime ¿que hay de nuevo en tu vida? no tienes idea de lo que me alegro de oirte de nuevo...podriamos quedar a tomar algo y nos ponemos al dia.

Su voz, aunque intentó sonar alegre y amable, tuvo un deje un poco melancolico y asustado. Estaba raro o confundido, Klauss no era capaz de saber bien el que, ni el porque, hasta que volvió a hablar.

Si. Yo tambien me alegro verte, aunque me fuese gustado hacer esta llamada más de una vez, pero nunca he sido capaz, bien por el poco tiempo que tenía o bien por el hecho de presuponer que nadie de los cuatro supervivientes querían volver a verse.

Pero...

el Teniente me acaba de llamar. Quiere que nos reunamos para comer dentro de una hora. Hay algo importante entre manos, tan importante como para volver a unirnos fuera de las ordenes del ejercito bauhaus. ¿Podrás asistir?

El tono de Klauss se transforma, al oir la mencion del Teniente, los recuerdos se agolpan y ahora entiende el tono de preocupacion, algo muy gordo debe haber ocurrido para que quieran reunir a semejante grupo, con un rictus casi enfermizo y una preocupacion latente las palabras que surgieron de la garganta de Klauss fueron tan endebles que parecia mas un hilo que su propia voz...Si, solo dime el sitio y la hora y alli estare, debe ser grabe ¿sabes algo sobre el tema?

Sabía que podía confiar en él. Sabía que podía confiar en todo el grupo, no fallarían ante la llamada del teniente, no fallarían ante la nueva misión. Era importante y si el Teniente estaba moviendo hilos, es que era necesario que actuaran. Eran hombres de confianza.

Sabía que podía contar contigo. Dentro de una hora en el Hotel AC Heimburg. Aún no se nada, el Teniente es un hombre savio y no ha querido mensionar nada por telefono. Allí nos explicará todo.

Bien nos vemos alli, hasta luego. Klauss cuelga el telefono la sola mencion de una nueva mision lo ha excitado de un modo que hacia mucho que no sentia. Se va a la ducha, y se da una de agua extremadamente fria, quiere estar despejado y tonificado, sabe muy bien que si despues de tanto tiempo  le han llamado es algo peligroso, importante y que reqiuere de estar al cien por cien. Despues de la duchas se viste y pone las gafas de sol para conducir y se dirige a gran velocidad al hotel mencionado e la conversacion telefonica...lo ha visto alguna vez y sabe que es un buen hotel. Cuando llega alli se sienta en uno de los sillones del Hall a la espera de que los demas del grupo lleguen...

Los zapatos negros sonaron por el suelo de la sala mientras el hombre paseaba, paso firme y decidido, una joven no pudo esconder su curiosidad cuando este paso, y lo siguio con la mirada, mientras este se quitaba las gafas de sol.
La luz que entraba por las cristaleras lo inundaba todo. Un excentrico contraste entre el ruido de los pantalones de pinza del joven que deambulaba por la sala.

En el rostro se dibujo una tenue sonrisa, reconocia el rostro del hombre sentado. Ese hombre era un duro perro de combate, pero no era eso lo que le gustaba de lo que veia. El veia un patriota, una mano derecha ferrea, un verdadero lider en busca de la gloria. Lo respetaba, aunque era algo que no diria en voz alta. Ademas tampoco hacia mucha falta. Si bien Korinek Bundeskanzler Böhmdorfer IX era prepotente y obstinado, ese hombre era todo corazon y orgullo. Para su jucio una combinacion mortal.

Se detuvo al lado de Klauss Swarzky. Y se planteo la manera de saludarlo. Despues de unos segundos.....

Buenas tardes, 2º Teniente Swarzky. Me alegro de verlo en estos torridos tiempos.

Parado, inmovil y al mismo tiempo desafiante y tranquilo el Teniente Korinek Bundeskanzler Böhmdorfer IX observaba a su mano derecha.  

alce la vista al oir el tratamiento mientras dibujaba una sonrisa picara, luego me levante y me puse firme ante el que fue mi superior y que ahora estaba frente a mi. Encantado de volver a verle Teniente. Luego la sonrisa fue mas amplia y extendí mi mano de forma amigable, con aquel hombre se habian pasado innumerables horas de combates, todos habian puesto las vidas de cada uno en las manos del otro alguna vez, y todos seguian vivos, no hablaban mucho de estos temas, ni tampoco de sentimientos, pero no hacia falta, esos hombres eran, hermanos de guerra y muerte, y como tales siempre estarian juntos.

Un hombre encorbado levemente, tan delgado como alguien que acaba de salir de las garras de la droga y con unos andares tan suaves, pero a la vez, tan lentos, que hacían pensar que se movía con un gran peso sobre sus hombros. Su nariz aguileña, y sus ojeras eran inconfundibles. Había sido un perro de guerra, había sido el más valiente de todos, el que menos temía a la muerte o quizás el que más la buscaba. Pero nunca la encontró. Nadie sabía nunca que pasaba por la cabeza de Albert, incluso algunos de los que murieron en aquella desastroza guerra, le apodaban el "Crac", porque si había algo imposible de realizar, él lo hacía posible.

Se paro en medio del pasillo, entre la recepción y los sillones comodos que miraban el ventanal y rodeaban el piano de cola negro. Y observo con sus ojos que se escondían tras sus ojeras hasta que una luz le iluminó el rostro. Vio a su Teniente y el segundo al mando, Klauss.

Se quedo un rato mirando como se saludaban y un intento de lagrimas acudió a su rostro. Desde que había recibido la llamada de Theodor, no había parado de imaginarse a sus compañeros vivos, a los únicos cuatro putos militares que salieron vivos de aquel infierno. Aquella visión, aquellos hombres vestidos sin los uniformes del ejercito, y tan cambiados en dos años, que seguro que si no fuera por lo que les unía, no los fuese reconocído. Todo aquello lo trasportó a la muerte que vivieron en la selva. Todo parecía tan subrealista ahora, tan fuera de lugar, tan extraño.

Respiró ondo un par de veces, no podía permitir que saliera ni una lágrima de sus desgastados ojos. Y con rapidez se acercó a sus dos compañeros. Era increible que Theodor los hubiera reunido a todos, era increible que tubieran ahora una nueva misión, ahora que ya no estaban al servicio de Bauhaus. Era increible todo lo que estaba sucediendo.

Al llegar junto a ellos, se paro en seco y con una sonrisa sin disimular, levantó la mano derecha y saludó.

Buenos dias. ¿Os apetece algo de comer?

Bromeo, como siempre lo hacía.

Korinek estrecho la mano del su segundo.
Despues de unas breves palabras de cortesia y antes de que pudiera decir nada de lo que los habia reunido en ese lugar, llego otro de los componentes del equipo.

Si bien durante algun tiempo penso en suspender a ese hombre, llego a reconcer que fuera de sus peculariedades, era un solado excepcional, y de una lealtad extrema.

Ya quedaba menos para poner su plan en practica. Tenia fichas que mover, tiempo limitado, y todo lo conocido y bueno por salvar.

Me alegro de que estemos aqui reunidos. Espero que Theodor llegue rapido. Hay mucho de que hablar.

La frase fue solemne, con un deje de preocupacion. No queria evitar crear falsas espectativas, pero no podia evitar mostrarse de esa manera.

Mis peones se  presentan otra vez. Si bien la ultima vez tenia mando y razones para gobernarlos a mi antojo, ahora era distinto. Tengo$ que ser cuidadoso. Debo presentar los acontecimientos de una manera atrayente, y ganarmelos nuevamente.

Me molesta poner gente de capacidad en una situacion tan dificil, pero precisamente esa capacidad es lo que los convierte en autenticas herramientas y armas. Con Klauss tendre que tener un poco mas de ojo, es listo. Pero para engatusarlo, solo necesito aperlar a su ego.

¡¡¡Albert!!!, ¿como te trata la vida? el tono de voz de Klauss dejaba entrever claramente la emocion que sentia de ver de nuevo a su ex-compañero si le hubieran dicho que apostara lo hubiera hecho por que estaria muerto a estas alturas, y el hecho de verlo alli, frente a el y junto al teniente le sorpendio tanto como se alegró de volver a ver a ese hombre de nuevo. Bueno, supongo que ahora comeremos algo mientras nos explican el motivo de nuestra "reunion" Theodor no dijo mucho por telefono cuando contacto conmigo.

La alegría que tenía era evidente, aquella visión que no era llena de sangre de sus compañeros, le agradaba y estaba agusto. Saludo a sus dos compañeros y volvió a meter sus manos en sus bolsillos, de forma despreocupada. Su aspecto era más delgado y la dejadez era intensa en su rostro.

Yo tambien me alegro de veros, sobretodo a ti, Teniente. Y no se preocupe por Theodor, no suele llegar atarde a las citas.

Su sonrisa gastada deslumbro el lugar, no estaba acostumbrado a sonreir de forma natural, más su sonrisa era siempre, muecas de ironía.

Teniente Klauss.

Se giro hacia el Segundo al mando, que aunque ya no estaban en el ejercito y las órdenes no estaban sobre la mesa, aquel hombre seguía siendo el Segundo al Mando y él sabía respetar todo aquello.

La vida me ha tratado como una mierda. Si no hay guerra... ¿Que puede hacer un puto militar? Necesito acción, por eso he acudido a la reunión.

Su conversación fue interrumpida por el miembro que faltaba, que entraba en la sala y se dirigía directamente a donde los tres compañeros de guerra compartían las primeras palabras antes de una comida llena de revelaciones.

Mientras conversamos y como de forma providencial aparece Theodor por la puerta caminando, cuando llega a nuestra altura le saludo efusivamente. Hola Theo, hace demasiado, demasiado. Luego algo nervioso me giro hacia el Teniente. Bueno, parece que ya estamos todos, creo que sera mejor moverse de esta recepcion...

Theodor entro por la entrada del Hotel, a través de las puertas circulares de cristal, que no paraban de dar vueltas mientras la gente entraba y salía por ellas. Nada más entrar, se fijó en sus compañeros. Su entrenamiento en el ejercito le había enseñado a observar y reconocer sus objetivos con gran velocidad y acierto, por lo que no tubo problemas en descubrir donde estaba charlando. Eso le hiso ver que era el último en llegar. Como siempre, todos eran puntuales.

Antes, incluso de que llegase, el Teniente Klaus, Segundo al Mando, lo saludó. Era impresionante volver a verlos todos, y como el Teniente Klaus no había dudado en acercarse a ál para saludarlo. Su cara demostraba felicidad por volver a verlos y los saludó a todos, pero al pasar por Korinek, su semblante se ensombreció. Sabía que habían venido aquí para algo importante y que el Teniente Korinek necesitaba de la ayuda de todos.

Buenas Teniente Klaus. Albert. Teniente Korinek

Luego respondió educadamente al primero que le había dirigido la palabra.

Efectivamente, tenemos que movernos o se nos pasará la hora de la comida. ¿Conoceis el lugar?

Pregunto a los cuatro mientras comenzó a caminar en dirección al Restaurante del Hotel.