Partida Rol por web

Llegada la tarde el propio Tarlan busca a  Idalene para ir a la "Sala del Saber", era un lugar solo reservado  para las personas del clero, es una sala donde se guardan documentos sagrados y no esta abierta al publico, en ella hay una pequeña puerta dorada que siempre estuvo cerrada con llave, Tarlan saca una pequeña llave de su pechera y abre la puerta, es un recinto donde se guardan los mas altos sagrados textos.

La habitación es pequeña y cálida recibe una luz especial hecha de magia, además de estar tratada para que no se arruinen los antiguos libros y documentos, el mobiliario es de talla fina y de madera de gran calidad, en ella se encuentran, tres estantes de libros, algunas pequeñas vitrinas donde se guardan antiguos pergaminos, un lugar donde se copian los textos mas antiguos con mucho cuidado, un escritorio con sillas y una especie de diván, una pequeña mesa para refrigerios, y un lectorium.

Dentro de la sala en el lectorium estaba Kaer con un libro de gran tamaño y grosor, parecia pesar mucho, sus hojas eran parecian a la distancia de oro.

Kaer se da la vuelta al escuchar el ruido de la puerta y su sorpresa es mayúscula al ver a Idalene.

Kaer:- ¿Qué hace ella aquí?- dice con sorpresa y sobresalto.

Tarlan:- Tranquilo yo la traje, es de mi confianza además creo que ella nos podría ser útil aunque no te diré cual es la razón, ademas tu decidiste contarle tus conjeturas, creo que ella también tiene derecho a saber.- dice Tralan con expresión calmada pero severa. 

Idalene tenía que reconocer que le había hecho gracia aquello, el problema es que no tenía ánimos para reírse.

«Hablando de los secretos de Tarlan y guardando secretos a la vez» pensó «Lo que son las cosas».

Era evidente que Kaer no sabía que ella iba a estar presente en aquel momento, o al menos desde luego a juzgar por su reacción (Parecía que hubiese visto una aparición fantasmal) aunque aquello no la había molestado. Hacia falta mucho más para molestar a la aasimar. De hecho, las cosas solían apenarla antes que molestarla, como si le costase congeniar con el sentimiento de ira en sí.

—Hola a ti también... —carraspeó rascándose primero el cuello y llevando un mechón de pelo blanco detrás de la oreja después. Estaba tranquila hasta el momento pero no sabía por qué de pronto empezaba a tener la sensación de que algo demasiado importante estaba a punto de pasar. Miró al anciano—. Gracias Tarlan.

«¿Qué puedo ser útil pero que no le va a decir por qué razón?»

—¿Qué vamos a hacer exactamente?—le echó un ojo la habitación, era la primera vez que estaba allí—. Es decir, ¿necesitas que haga algo o sólo que observe?

Tarlan y Kaer mantienen la mirada un largo rato parece una batalla de voluntades.

Kaer:- Muy bien Tarlan ella puede estar aquí pero que no se acerque al documento.- Kaer parecía herido.

Tarlan:- Muy bien, Idalene ve hacia alguno de los asientos por favor mientras comprobamos la veracidad y el tiempo del documente, disculpa.- dijo muy apesadumbrado.

Mientras Tarlan se acercaba sus ojos se iban agrandando por la sorpresa y un ligero temblor invadía su cuerpo, la expresión de Kaer era de autosuficiencia.

Tarlan: -Esto...., esto es, el diario de vida de Ambrosius antes que ascendiera, por todos los dioses, esto, esto debe tener al menos 2000 años de antigûedad, como puede estar intacto, como sobrevivir todo este tiempo, ¿donde?, ¿cómo?, ¿cuando?, tu........- el temblor de Tarlan se hizo mas visible y sus piernas lo dejaron de sostener, Kaer lo ataja y te pide ayuda para trasladarlo al diván.

Kaer: ¡¡¿Que diablos?!!, ¡¡Tarlan!!, ayúdame Idalene a llevarlo al diván.- su sorpresa, susto y el esfuerzo le deformaron la voz casi a algo chillón y podría decirse cómico si no fuese grave la situación. 

Idalene solía ser tranquila tanto moviéndose como hablando pero la forma en la que se levantó cuando vio que Tarlan se caía fue tan eléctrica que casi se va ella de bruces.

—Ay, por la diosa, ¡Tarlan!—masculló. No hacía falta que le dijeran dos veces que echase una mano. Es más, tendrían que haberla encadenado a una columna para que no echase una mano—. ¿Q-qué pasa?

¿Había dicho "ascender"? ¿Ascender a qué? ¿Eso era algo malo o bueno? Sacudió la cabeza mientras ayudaba a Kaer a llevar al anciano hasta el diván y lo miró.

—¿Quién es Ambrosius?

Mientras Kaer atiende a Tarlan, se levanta y mira a Idalene fijamente. Luego se dirije hacia la mesa y hecha agua de una jofaina en un cuenco y toma un paño, luego comienza preparar una infusión en una copa, se acerca a Idalene y le dice:

-Pues Ambrosius es el Dios Supremo de la Magia Arcana, el era un humano que se fusiono con el tejido de la magia cuando estallo la guerra de los dioses para mantenerla bajo control pues esta amenazaba con destruir el mundo, el trascendió de su mortalidad y se convirtió en Dios por derecho propio el Domina toda la Magia y el decide a quien se le da el Don, por supuesto esto es una forma muy resumida de su historia.- dijo Kaer mientras daba la infusión a Tarlan y este entraba en un sueño tranquilo, y tomaba un paño frío mojado y se lo ponía en la frente.  

—¿Has encontrado el diario de un tipo que ascendió a dios?—repitió Idalene como a quien le extraña que le cuenten aquello como quien se encuentra una moneda en el suelo. Luego sacudió la cabeza; se suponía que lo normal era alegrarse al hallar semejante tesoro aunque lo cierto es que a Tarlan casi le había dado un patatús—. Bueno pues... no sé qué se supone que pretendíais hacer con esto pero supongo que ahora mismo sólo podemos esperar.