Partida Rol por web

Aún notábais las heridas en vuestros cuerpos, en diferentes partes, mientras os cuestionábais qué había sido del fráter Bernardo... ¿Habría perecido entre las llamas? ¿Había escapado por alguna otra hendidura? Imposible saberlo. Lo cierto y lo que importaba es que, a pesar de ciertos rasguños y dolores que os acompañarían durante varios días, estábais vivos. Del arcángel Rafael y la bestia presente no había ya rastro, despues de la espectacular lucha...

La posada del molinero de Ureña ardía... ¡ardía frente a vosotros! El fuego se había extendido a toda ella (la cual estaba casi en su totalidad construida de fuertes maderos contra el viento, pero no contra el fuego). Sin duda el posadero de la ciudad habría de reconstruirla de arriba a abajo. Por fortuna, y mientras os apartábais de lo que quedaba ardiendo del edificio, veíais algunas tejas aún cayendo por acción del derrumbe, y unos cuantos palos descendiendo aún ardientes con chispas alrededor. También os percatásteis que vuestros caballos y vuestra mula había sido atada a un par de encinas que había al lado del camino de la taberna. Seguramente algún fráter, en su huída, puso las monturas a salvo para aquellos que pudieran sobrevivir... y ciertamente que no sobrevivieron todos, pues había muchos caballos y otras mulas junto a las vuestras... ¡las cuáles ningún amo las reclamaba!

Una vez tranquilizados (en la medida de lo posible) recordáis lo que os dijo el fráter Bernardo:
"...los partidarios de los bastardos de Alfonso llaman a los seguidores del joven Pedro "emperegilados", pues dicen que no es hijo del rey, sino de un judío llamado "Pero Gil"... Bien pudiera ser; que no sería el primer ilegítimo que lleva corona, y bien poco caso le hacía Alfonso a la reina María de Portugal... Pero eso a la Fraternitas nos importa bien poco.

Nos importa bastante más que el tal Pero Gil existe realmente, aunque pocos lo saben, y se dice que tiene hechizado al rey. Pedro está prisionero en Toro, así que nuestro judío está sin protección. Uno de los nuestros, un muchacho que no es precisamente un hijo predilecto de Nuestro Señor, llamado Jacob, lo ha localizado en la aljama de Toledo, escondido por su sicario, Samuel Leví. Jacob os espera en Talavera y os introducirá en la judería... A partir de ahí, ya sabéis que hay que hacer: a por el judío Gil."

Sin embargo, os preguntáis porqué os encarga a vosotros el Pater Burgui, de la mano de su secretario, el fráter Bernardo, el trabajo de buscar a aquel judío, precisamente en Toledo, cuando allí se encuentra el Páter Toleti Joaquín de Iriarte, que podría encargárselo a sus hombres directamente...

—Hermanos, este misterio me tiene en vilo. No dormiré tranquilo hasta no saber qué ha llevado al Haborimo manifestarse en la posada del molinero. Pero sin pistas, la propuesta que nos hizo fray Bernardo es la misión que le debemos, más aún porque referírnosla le ha costado la vida. Propongo ir a Talavera a ver a Jacob y que nos introduzca en la judería. Por otra parte, quizá sea buena idea hablar también con el Pater Burgui e informarle de lo sucedido aquí. Algo huele a podrido.

Mirando el fuego consumir lo que hace unos minutos era una  posada agradable y de buen  yantar, le recordó a Teófanes tiempos de antaño cuando usaba su espada para aplacar al infiel. La voz del  joven frater, recordando la orden recibida poco antes de que aquella criatura atacase el local; hizo lo posible para despertar a Teófanes de su ensimismamiento.

Solo un meneo de cuello a modo de asentimiento fue la respuesta de Teófanes a la palabreria del que se hacia llamar Ambrosio de Lucea... 

Ay, Frater Ambrosio, no es que no quiera ir, ni cumplir los deseos del fallecido Frater Bernardo, nada más me alegraría que poder cumplir sus últimos deseos, pero ¿no vamos a meternos acaso donde no nos llaman? Me habría gustado hacerle más preguntas al pobre Bernardo, pero... Creo que está misión es como entrar a hurtadillas en casa ajena. Pues, ¿no debería encargarse el Pater de Toledo de todo este asunto? Y, ¿qué pasará con nosotros si nuestras acciones no son del agrado de todos? Aunque confío plenamente en todos mis hermanos, el buen Pater Burgui bien podría no saber o pretender no saber de esto y nosotros no podríamos recurrir a la palabra de un hombre muerto... en la gloria del Señor esté.

-Hermano Olivares, comprendo vuestra preocupación, pero si Dios concedió a los hombres la capacidad de raciocinio es precisamente para que hagamos en la tierra la voluntad que nos inspira. No es menester que lo que vayamos a hacer sea del gusto de todos, con que sea de gusto del Altísimo me doy por satisfecho. Esta noche se ha perpetrado un gravísimo insulto contra nuestra orden, contra la naturaleza y contra Dios. Si seguimos con vida, si nuestro Padre tuvo a bien mandar la preciada y angelical ayuda, es para que lleguemos hasta el fondo de este asunto. Quizá encontremos la respuesta siguiendo el mandato de fray Bernardo o quizá no la hallemos nunca, pero quedarse de brazos cruzados no es propio de buenos cristianos, quizá de un budista. Que no os falle el ánimo, hermano, Dios quiere que hagamos su voluntad en la tierra, y esta noche no han escaseado las señales.

Yo estoy de acuerdo con Ambrosio. Un ataque de un demonio tal que el mismo Haborimo no puede ser un capricho o coincidencia. Desde luego no parece haber quedado nada de él...ni del ángel-dice mirando las humeantes ruinas- No puedo dejar así una cuestión como esta y pienso que si hemos de ir a toledo para deshacer este entuerto, entonces yo iré.

Por suerte sus pertenencias se habían salvado en su mayoría y si bien sabía que de nada servia un escudo y una cota contra los infiernos, no esperaba tampoco tener que enfrentarse a ellos, y por supuesto se sentía mas seguro asi.

Frater Ambrosio no me interprete mal, no quisiera ir en contra de la voluntad del Altísimo, mal rayo me parta si alguna vez tengo pensamiento semejante -dice santiguándose nuevamente-. Pero me asaltan las dudas y temo que a veces el mandato de Dios no corresponda al mandato de los hombres, ya me entiende lo que quiero decir... Sin embargo, Frater Ambrosio usted es un hombre ilustrado y, al fin de cuentas, poco puede entender un simple campesino de los designios de Dios. Si vos creeis que debemos seguir este camino, me tendréis a vuestro lado.

Acercándose a los caballos que habían sido rescatados a tiempo del incendio, mientras escuchaba  las intervenciones de los supervivientes; Teófanes  anunció:

-... Con nuestras palabras  poco haremos aquí.- ajustando la silla a un caballo tordo- ... y largo trecho nos separa  de nuestro destino...-

Ajustándose el arnés de su espadón a la espalda, una vez que de manera tosca  consiguió montar en el caballo. Dirigiendo su corcel hacia el camino, concluyó:

-.. Mis frateres...¿ Van a seguir divagando sobre responsabilidades y señales,o por la contra se harán con sus monturas para  partir raudos?.-

Aunque de pocas palabras, cuando habia que  intervenir para zanjar asuntos, a Teófanes no le  temblaba la voz. Así pues, cuando la ultima de las palabras salio de su boca, recondujo a su corcel  a trote...

-Dios ilustra a todos los hombres, desde el más pobre hasta los señores que dominan la tierra. Vuestra cautela, hermano, está más que justificada, y el cauto, por prudente, es a menudo el mayor de los sabios. Aunemos la prudencia con la necesidad de saber. Si estáis de acuerdo, hermanos, buena idea será hablar con el Pater Burgui sobre lo sucedido, darle nuestro pésame por el fráter Bernardo, y después marchar a Talavera -con o sin su consentimiento, dígome hacia mis adentros.

Decidiendo continuar la empresa, más o menos chamuscados y con cierta herida mal curada, os ponéis rumbo a Toledo en las monturas que allí habíanse dejado (también la mula). Los primeros días de viaje transcurren sin novedad, mientras os seguís preguntando porqué aquel ser denominado Haborimo apareció "sin ton ni son" en la taberna de reunión fráter. Por los lugares que recorréis notáis como se respiran las tensiones propias de una guerra civil más que problable: los campesinos miran con recelo (cuando no huyen directamente) ante hombres de grupos armados... Y muchas son las pequeñas bandas de éstos que recorren, arriba y abajo, el país. Las familias nobles están reuniendo a sus huestres, organizándose y tomando partido.

Llegáis a la localidad de Arévalo, y justo enfrente tenéis una posada del municipio. Es entonces cuando fuísteis abordados por un fraile de gran papada y amplia barriga.

¡Oh her...her...hermanos! -dijo-, ¡aguardad un mo...momento! ¡Ayudenme, por Dios! Soy el fraile Agustín.

-¿Qué sucede fray Agustín, qué os angustia?

Inocenció se acercó al hombre viendo las prisas que tenía y las suplicas que lanzaba. Ahora no tenían tiempo para detenerse en su camino, pero no podían dejar de ayudar a un hermano, y menos aun después de lo que había ocurrido en la posada. Pensamiento que no lograba irse de la cabeza de Inocencio.

He visto de lejos vuestras cruces de la Vera Lucis... ¡Oh hermanos Salvadores! -dije haciendo gestos desde el corazón. ¡¿Acaso no habeis visto como anda el panorama ahora que hay tensiones reales?! Los hombres de armas nos miran cuando pasamos hasta por los caminos menos habitados y, a veces, ¡hemos tenido la sospecha que nos saltearían, robarían y nos matarían por un puñado de monedas!

Cogió aire y siguió argumentando.

Necesitamos vuestra ayuda... es un menester de Dios nuestra empresa, y fráteres con la cruz de la Luz Verdadera son como ángeles enviado para nosotros, pues, sino ¿en quién confiar ahora mismo? Va... vamos hacia Ávila... escoltando... ¡escoltándo a una Santa!

Tragó saliva y sus ojos sobresalían como por necesidad de saber. Ahora os miró de uno a otro, fija e intermitentemente, como "un cachorrillo" de perro...:

¿Nos ayudar... darán?

—Una santa. Dad más detalles fray Agustín, nuestro camino lleva a una dirección y lo que vos proponéis nos obligaría a un importante desvío, y lo que es peor, un retraso.

Inocencio se quedó en silencio. No creía en santas, pues las mujeres tentaban demasiado a los hombres como para que se mantuvieran puras. Esto no desagradaba a Inocencio, por supuesto, pero no pensaba que aquella petición fuera mas que un retraso en su camino. Y lo que ellos tenían entre manos era mucho mas importante. Si le contaran a ese fraile que habían visto a un arcangel probablemente dejaría a aquella muchacha y peregrinaría con ellos, pero era mejor mantenerlo en secreto.

¿Acaso hoy es algún día especial y lo he olvidado? Menos mal que antes de que sucediera todo esto había aprovechado para degustar algunos platos, tantas emociones en un solo día no se pueden digerir bien en estómago vacío.

¿Una santa? ¿Os referís a una persona de buen corazón o a una de esas que pueden obrar milagros? -dice sorprendido Juan-.

Sin bajar de su caballo tordo, Teófanes  había escuchado la petición de ayuda que de forma tan lastimera había rogado aquel  fraile.  Con el ceño fruncido  aguardó que el resto de sus nuevos compañeros terminasen de hablar con este personaje. Mientras detuvo su mirada a los alrededores de la posada en busca de alguna muestra de  la peregrinación que relataba el fraile de gran papada.

¿Una santa? pensó. Si en verdad fuese una santa , ¿ no habría orgullo y  pomposidad en las palabras de este fraile? ¿ o acaso no  anunciarían  su llegada a toque de trompeta triunfante?. Aunque pocas veces se había topado con algo así, a Teófanes  se le cruzaban por la mente aquellos víctores en las aldeas y ciudades cuando regresaban victoriosos de una batalla.

Su vista le advirtió de que no era el único receloso ante esta noticia. La mueca que había dibujado en su cara Inocencio, era mas que suficiente para darse por enterado de ello.

- Frater Ambrosio.- consiguió decir al  fin;.-.. Quizás sea prudente hablar de esto en un lugar mas discreto. Además; - sugirió, - ... nos vendrá bien refrescar nuestros gaznates y descansar después de lo "vivido" hoy...-

Debe ser ahora, mis fráteres -dijo el clérigo al escuchar a Teófanes la palabra "descanso". Es doña Úrsula, una vecina de aquí, de Arévalo... las gentes del lugar parecen querer aprovecharse de ella, por eso hemos de darle un buen destino... y cualquier soldado bien podría impedírnoslo... ¡debe ser ahora o nunca, hermanos!

El fraile se arrodilló ante ellos, casi tocando las pezuñas de los caballos con su cabeza. Juntó sus manos como quien va a rezar y les suplicó.

¡Ayúdennos, en breves!

-Fray Agustín, habladnos más de doña Úrsula. Comprendemos que pueda necesitar buen destino, pero el nuestro nos lleva a otro lugar, y no es menos importante. Aparte de súplicas lo que es menester es un buena explicación respecto a quién es doña Úrsula, por qué quieren aprovecharse de ella los vecinos, por qué un soldado querría impedir que llegase a Ávila, qué la hace santa. No dudo de vuestras buenas intenciones, pero la Fraternitas de la Vera Lucis no se inmiscuye en asuntos ajenos si no hay un buen motivo para ello. En definitiva, queremos más información, clara y precisa, no vagos sentimientos. Y levantaos, uno sólo se arrodilla ante Dios, otra cosa es idolatría.