Partida Rol por web

Poco a poco el interés por lo que el profesor tenía que decir desapareció, se había puesto a dar una charla sin sentido para mi y ademas el midgardiano parecía molesto por no dormir, bienvenido a la clase turista, en ves de bebes tenemos profesores. Me acomode en mi asiento y volví a cerrar los ojos, no era sueño, pero si lo aparentava quizás les diera por irse a una zona mas alejada, total, Lev ya tenía claro que no quería compañía, el midgardiano se había levantado y el que supuse que podía ser el capitán ligaba con la de las rastas eléctricas, solo quedaban los que parecían militares y la belleza de las tres lunas, al menos de allí parecía.

"Por lo menos hemos sacado en claro que vamos a unas ruinas, seguro que te traen recuerdos de casa" Pensé para mi... bueno para nosotros. "solo espero que la cosa no se tuerza demasiado... no se mentir espero ver algo de acción al menos, si no, la proxima vez destrozo el motor para al menos darle algo de emoción"

Desviando la vista del grupo principal de viajeros, fue cuando vi a uno de los guardaespaldas de la chica acercándose a mí, y aprovechando el momento, le eché un vistazo más en profundidad, mientras me fijaba en los detalles. El bastón que le acompañaba, la pose tan rígida y altiva, a pesar de su situación, pero sobretodo, la máscara que le cubría la cara. Debía haber tenido un accidente bastante feo para tener que recurrir a ella, pensaba mientras reprimía un escalofrío e intentaba aparentar normalidad.
No es que me diese miedo, aunque estaba segura de que cuando ése hombre lo pretendiese podría ser lo más escalofriante que había vivido hasta ahora; si no más bien, transmitía una sensación algo perturbadora, una fuerte presencia que te mantenía en vilo, sin tener muy claro qué esperar.

Componiendo una suave sonrisa, esperé a que llegase a mi lado, antes de saludarle con una ligera inclinación de cabeza.
- No se disculpe, no molesta. - le respondí antes de recibir su invitación. Mirando tras él, eché una última mirada curiosa a su "patrona" y asentí sonriendo.
- Me encantaría asistir a su pequeña reunión, por supuesto. - dije antes de levantarme y alisar unas invisibles arrugas de mi ropa, mientras él me señalaba el camino.

Comenzando a andar, me acerqué hacía el grupo que seguía discutiendo el asunto de las ruinas, tomando nota de las explicaciones que entendía e intentando pillar algo de los momentos en que la chica se dirigía a uno de los ursos, y fallando miserablemente en el intento. Si hubiera prestado más atención en clase... en fin. Tendría que valerme de la traducción de la susodicha señorita DellaNocte.

Jonny pasó uno de sus musculosos brazos por la cintura de la chica, aprovechando la repentina euforia con la que se le había echado encima.

-¿Que si es aburrido? -Se pasó una mano por el pelo exhibiendo sus biceps de forma totalmente casual.- Pequeña, ni te lo imaginas. Aunque tengo que decir que la perspectiva ha mejorado bastante desde que partimos de Puerto de Santa María...- Añadió antes de darle un buen repaso con la mirada. -Jonathan Walker, segundo oficial del Halcón, aunque tú puedes llamarme Jonny. - Se presentó guiñándole un ojo zalamero.

- Aun tenemos cuatro largas horas hasta llegar e Puerto Empereur 93 y de ahí directos a La Perla. -Comenzó a explicar mientras comenzaba a guiarla de forma sutil por la nave -Asique pendiente de cobro, ¿una chica de negocios? -aventuró -si quieres podemos seguir hablando mientras te enseño la nave, tenemos tiempo y como bien has adivinado los viajes comerciales son muy, pero que muy aburridos...-

En aquel momento, todo aquel que contara con un dispositivo móvil o cualquier otro artefacto con acceso a la red pudo tener acceso al siguiente "pop-up"...

Ei, habitantes de la perla, aquí Mascarade. Tengo una de las mayores noticias. Una de mis muchas fuentes, Valerie1644 nos envía esto.

Vista en la estación espacial de la perla con su equipaje,  Alkaid Sireen Damji.

¿No fue sólo unos meses atrás que la hija del príncipe desapareció misteriosamente del califato de las tres lunas?  Y ahora aquí está, en la otra punta del universo.  ¿No me creéis? ¿No me creéis? Vedlo por vosotros mismos. Afortunadamente para nosotros, Valerie1644 ha mandado una prueba. Gracias por la foto Val.

Visto, Lev Korolev husmeando tras los pasos de Alkaid, 

Si sólo ella supiera quién es. Pero todo el mundo conoce a Alkaid y todo el mundo está hablando. ¿Qué hace Angela Della Nocte? ¿No afectará eso a sus clases privadas con el muy rico profesor Flint?

¿Qué hace Alkaid en la Perla? ¿Y qué tipo de clases te llevan hasta el otro extremo del universo?

Mandadme vuestros secretos. Sabéis que me queréis

Besos - Mascarade

Música. Lo que le faltaba a este viaje era música para ahogar las quejas constantes a mi alrededor. Era irónico que siendo quien estaba acostumbrada a los cruceros fuese quien menos se quejase de las condiciones precarias de este... vuelo comercial. Bueno, podríamos llamarlo así, pero por el aspecto de... la tripulación y el pasaje, no me sorprendería que aquello fuera una excusa para pasar contrabando o algo igualmente cuestionable. Pero tenía tres guardaespaldas, así que seguía sonriendo y no, no me molesté en decirle al Urso que no hablaba cruzado que, tal vez, el viaje pudiera salirse de... lo previsto.

No, sonreí del mismo modo en que lo hacía cuando Tulio insistía en que "sólo quería ayudar a Luca con la ropa" o como cuando Marci insistía en que volvía a llevarse en amarillo limón. Miré por un segundo al otro Urso, al menos este parecía sociable y no necesitaba traducción. Reí con suavidad. 

- Los brunch son por definición informales y naturalmente no es necesario que pague nada, es una invitación - 

Después asentí con calma para mi misma cuando vi que Alpharius se molestaba en hacer lo que tendría que haber hecho Meyer. Como era lógico, eso le situaba como mi favorito frente a Meyer. Hice un gesto para indicarle a él y a la chica un par de asientos vacíos junto a los nuestros. 

- Creo que es apropiado que nos presentemos - sonreí un poco - Angela Gabriella Della Nocte y mi asistente Minerva.

Minerva hizo una inclinación de cabeza mientras colocaba en una bonita disposición varias servilletas y platos. Por mi parte, tomé una copa con zumo de naranja recién exprimido y me giré hacia el profesor, inclinandome ligeramente hacia él y apoyando una mano en su brazo. 

- Me alegra que le guste la idea - continué con voz suave - Pensé que sería más agradable. - continué mirándole a los ojos - Al haberme incorporado a esta asignatura con retraso, creo que necesitaré de... tutorias adicionales. Privadas - añadí. 

Lo cierto es que, en realidad, sí que había leído la bibliografía. No sólo eso, tenía acceso constante a ella en la red. Pero las clases privadas eran algo a lo que no estaba dispuesta a renunciar. Para nada. Di un pequeño sorbo del zumo sin dejar de mirarle. 

- Me encantará discutir los pormenores sobre los hallazgos arqueológicos y la relación de las distintas ruinas esparcidas por la galaxia. Seguro que encuentro algún modo de... compensarle por las molestias. 

Sonreí de nuevo y me giré hacia el Urso que estaba pendiente de mi traducción, aunque le perdí cuando llegamos a la parte de las pruebas de Octanio. Oculté mi sonrisa entre burlona y divertida bebiendo otro trago de zumo. Estaba claro que algunas personas carecían de paciencia o de curiosidad científica. Pero al menos este no había montado una escena como hacía Meyer cuando perdía el control. 

Varios asientos más allá, uno de los tipos de aspecto cuestionable que formaban la tripulación, hacía todo lo posible para ponerle las manos encima a la chica de las rastas. El midgariano les interrumpió con cara descompuesta para luego desaparecer. Más por costumbre que por otra cosa, intercambié una mirada con Minerva para que grabase. Nunca se sabía qué podía ser interesante o útil. Después sonreí a la pelirroja recién llegada. 

- El profesor estaba a punto de explicarnos los detalles de lo que espera encontrar en la cola de la Hydra. ¿No es fascinante? Tal vez podría explicarnos alguna teoría sobre los patrones relativos a esas ruinas. 

La pregunta era lo suficiente amplia para tenerle hablando el resto del viaje, lo que supuse que terminaría por echar a los pasajeros... poco inclinados a los asuntos académicos. Claro que por el aspecto de las cosas, el tipo de la tripulación ya se estaba llevando a la chica de las rastas (o al menos intentándolo), el midgariano pelirrojo en proceso de buscar unos servicios y, bueno, no es que hubiera nadie más por allí. 

Pero antes de acomodarme del todo había una cosa que debía hacer. 

- Si me disculpan, debo ir al servicio un momento -dije antes de levantarme y desaparecer por uno de los pasillos con toda tranquilidad.

Cinco minutos, sólo necesitaba cinco minutos de paz. Tal vez diez. No se me podría reprochar tal cosa ¿verdad?

Apenas me había levantado cuando mi móvil sonó. Lo abrí para mirarlo y leí. Levanté la vista por un segundo, mirando a la chica pelirroja y luego al gigante Urso. Mantuve mi expresión neutra, con la leve sonrisa perpetua y apagué de nuevo el móvil antes de meterme por el primer pasillo que encontré en busca de unos servicios. 

Parpadeé algo consternada.

-¿La Perla?-boqueé un instante con alguna pregunta que no conseguí articular. ¿No me habría equivocado de nave con tanto trajín? No, Derpy no lo habría permitido... por muy entretenido que estuviera el bichito lamiendo los (tenía que admitirlo) trabajados brazos de Jonny. ¡Un momento!, estalló una vocecita en mi cabeza, adquiriendo la forma de un estallido azulado producto de algún chispazo aleatorio entre conexiones.

PRECISAMENTE si Derpy hubiera olido que semejante maromazo estaba por la nave te habría empujado a hacerlo.

Afortunadamente, decidí archivar eso para cuando debiera preocuparme, la expansión de mercados era una posibilidad como otra cualquiera.

-Me llamo Drake-sonreí encantada. Para no despreciar semejante despliegue de testosterona tamborileé los dedos sobre el brazaco que me rodeaba la cintura cual pitón monstruosa y odiosamente atractiva- claro encanto, para una persona a la que entiendo no negaré algo de conversación-eché un ojo al resto de los viajeros aunque en su mayoría eran tapados por la visión de Alandrian con una mano en el abdomen y cara de estar a punto de morirse. Me deslicé por donde Jony me guiaba, ignorando como podía los gorgeos de felicidad suprema de Derpy.- ¿puedo preguntar con qué ejercitas los brazos? Ser el Segundo de abordo tiene que ser una tarea acojonante.

Reí dejando una entonación musical al hacerlo pero que no resultaba desagradable.

-Veamos las tripas de la nave, Jony.-Se pegó un poco al individuo para dejar pasar a la muchacha del aparatoso y femenino traje que enarbolaba como bandera un dispositivo de comunicación móvil, sin pedir permiso para pasar. No la habría entendido aunque lo hubiera dicho, pero la intención es lo que cuenta y la impresión seguía siendo de palurdos con ínfulas haciendo turismo con una especie de ratón de biblioteca como guía.

Encantador.

Dioses, todo el mundo abandonaba la sala ahora... en breves seguro que podría dormir como se debe. Salí por le pasillo que me indicó el tipo que ligaba con la chica del escote precioso... y que me sonaba de algo, pero ahora mismo no estaba yo para pensar en nada.

Según andaba por el pasillo me tambaleé y todo dió vueltas... y no pude aguantar más y empecé a soltarlo todo. Por los dioses que la noche anterior me había gastado todo el dinero del tonto de turno en bebida, seguro. Por instinto aparté los pies un poco para que no me vomitara en los pies, aunque las salpicaduras eran inevitables.

-Limpieza pasillo 3 -dije en un momento que me calmé, pero me vino el olor de lo que acababa de soltar y tuve que continuar con la faena.

Tras unos cuantos minutos así parecía que ya había soltado todo, asique no vi ningún motivo por tener que llegar a donde me indicaron, por lo que me volví hacia donde estaban los demás y busqué la butaca más separada de todas y me tiré como pude sobre ella para descansar lo que pudiera- Eh, Chochete holográfico, una bebida de esas con nicotina por aquí anda -dijo con la voz pastosa y seca.

Demasiado movimiento ni siquiera para echarse una cabezada... como comprendía a ese Midgardiano, que parecía morirse poco a poco. Ahora todos estaban desapareciendo poco a poco. El machito de turno se llevo a la chica de las trenzas, una pena la verdad, la Arquepija con la que hablaba se había largado y solo quedaba un grupo que posiblemente no me entendiera exceptuando a Leon y el vikingo, aunque dudo que a ninguno le apeteciera una charla... en realidad lo que no me apetecía era aguantar blablablas en idiomas desconocidos.

- Disfruta del viaje Leon, nos veremos mas tarde- ya que estábamos, mi curiosidad por la nave surgió levemente, no había nada mejor que pasear por la nave que te transportaba y ver cuantas posibilidades tenías de estamparte contra cualquier lugar o explotar en medio de la nada. Me levante de mi asiento y esquive a los posibles obstáculos, dejando un leve roce en el brazo de la exótica chica de las tres lunas y guiñando un ojo al pasar, salí de la zona donde nos reuníamos y miré a todos los lados... "hora de perderse por la nave, espero ver cositas interesantes."

-Entonces crreo que me unirré, sí.* -Digo, al ver que la oportunidad es grátis y el profesor parece dispuesto a dar una buena charla, dejando claro que yo debía de ser alguna clase de paleto o ignorante por no conocer nada de todo lo mucho que está hablando. Cosa que es mentira, pero que viene de lujo para la imagen que pretendo dar. Mientras tanto, Waltz se levanta y se marcha para la nave, aunque con la gentileza de despedirse. -Hasta cuando dejes de entretenerte. Y si vas a salir a "pasear", avísame antes. No me gustaría quedarme solo entre toda esta gente.** -Y luego me acomodo en el asiento, disfrutando de las viandas que van cayendo. ¿Que la niña rica a la que le hablaba el profesor se ha ido y que está pagando mi comida se ha ido? Indiferente. Como el que resto se dediquen a lo suyo. Yo ya he conseguido comida gratis, localizar a Waltz y alguien que me cuente cosas de un tema interesante... aunque esté usando coloquios que no conozco, o soltando datos que no llego del todo a comprender.

Regresé y me acomodé en mi asiento. El gigante urso comía sin pararse apenas a saborear. La pelirroja no había hecho nada y, en general, con la excepción de mis guardaespaldas y Minerva, nadie parecía haber notado demasiado mi ausencia. Perfecto. Cogí una nueva taza de té, sirviéndome yo misma puesto que Minerva estaba... ocupada. Sonreí ligeramente. 

- Mis disculpas nuevamente, profesor. Por favor, continúe. 

No lo dije pero noté que, finalmente, la sala estaba tranquila. Sin borrachos, ni locas que caminan por encima de los asientos, ni gente molesta porque otros hablen. Distaba mucho de ser perfecto, pero sin duda había mejorado mucho. Ah, si sólo pudiese escuchar Vivaldi ahora. No obstante, sí que estaba interesada en los detalles sobre aquellas ruinas y no me perdía detalle de las explicaciones. 

Seguí con tranquilidad a la joven hasta los asientos. Reconozco que me sentí tentado a sacar algo de conversación, pero ni la distancia a recorrer era la suficiente ni estaba del todo seguro de que fuese correcto. Yo solo cumplía la tarea de Angela: una simple tarjeta de invitación humana. Los datos estaban dados con mis mejores maneras, y ahí acababa mi función.

La señorita parecía contenta de tener al fin a todos los invitados (deseados) reunidos y esperé a que la recién llegada tomase asiento antes de hacer lo mismo. La muchacha de las rastas había desaparecido abrazada los músculos de algún trabajador de la nave, y probablemente a su vuelta el hecho de pedir disculpas habiendo pasado tanto tiempo sería sencillamente absurdo. No me quedaba nada por hacer, salvo salir de ronda, y dado que había sido la propia DellaNocte quién me solicitó que me sentase...la situación estaba clara.

Presentaciones y aclaraciones aparte, Angela no tardó en disculparse para ir al baño. Mi mirada pasó automáticamente a clavarse en la de Meyer con cierta ferocidad, consciente de sus...peculiares tendencias. Era un baño. En una nave. La paranoia no siempre aseguraba la seguridad: solo la incomodidad. Y mientras yo estuviese presente, esas incomodidades iban a reducirse al mínimo. Para eso me pagaban.

Entonces mi teléfono vibró y metí mi mano enguantada en el bolsillo con el gesto torcido. Oculto, pero torcido. Más valía que no fuese publicidad...Con no poco esfuerzo mis dedos se pelearon con la pantalla del aparato, empeñada en no querer leer la mayoría de las veces la textura del cuero...y en hacerlo mal el resto. ¡Por favor, que desesperante! Si no fuera porque el trabajo me obligaba a tener una disponibilidad cuasi absoluta sabe bien donde iba acabar este maldito aparato infernal...

Efectivamente, publicidad. Me hubiera mordido el labio si me quedase. Con exasperación pasé la vista por el anuncio, solo para aumentar mi enfado al ver el nombre de la señorita. Que bien, en el punto de mira. Aunque al parecer no era la única. Mis ojos se fijaron por un momento en la joven que acaba de traer hasta el brunch. Efectivamente, la de la fotografía.

Si, aquel iba a ser un viaje interesante. Con ruinas o sin ellas.

- Malditos cotillas...exclamé en voz baja, aunque no demasiado crispada. Y en cruzado, por supuesto. ¿Cuando aprenderán a dejar a la gente tranquila?

Me fui calmando al irse despejando la cubierta, menos gente allí equivalía menos gente de la que estar atento y eso me iba a permitir relajarme. Angela fue al baño, que la siguiera Meyer que era su rollo. Aprovechando me volví a sentar, recostándome contra el respaldo. El profesor y otros pocos andaban por ahí pululando, uno de la tripulación estaba ficheando como si no hubiera un mañana a la chica rara de los pelos de colores y se la llevó por ahí

-Sospechoso que sea tan fácil-desconfié, ya me había encontrado en otras ocasiones algunos asesinos que se hacían pasar por jovencitas facilonas. Si el individuo tardaba mucho tendría que ir a mirar, pero por ahora...-Joder, lo que daría por un cigarro ahora... y eso que lo había dejado- aquello mejoraría mucho la situación pero no iba a poder ser.

Empecé a entrecerrar los ojos, un truquito aprendido entre períodos de larga actividad, una especie de duermevela. Era al descanso lo que una gayola al sexo, pero en fin, mejor que nada... Aunque no iba a tener tanta suerte, una serie de pitidos volvió a obligarme a fijar la vista.

-Putos teléfonos... ¿qué cojones les ha dado a todos por ellos?- Me pregunté; no me gustaban esos cacharros, y nunca me había visto obligado a usarlos. Me recordaban demasiado a aparatos de seguimiento y me generaban un rechazo instintivo, no me faltaban motivos precisamente. Un vistazo más detallado me permitió ver que Alpharius también estaba medio pegándose con uno de ellos-Joder...-

Con sigilo y no exento de gracia caminando por la nave en movimiento me dejé caer nuevamente cerca de mi compañero, y en voz baja le comenté

-No me jodas Alpharius...-señalé con la cabeza mientras me sentaba al cacharro-Me lo esperaba de estos críos, pero ¿tú? Te tenía por alguien serio-me incliné un poco más hacia él, evitando mirar el teléfono-No me extrañaría que el fabricante les hubiera puesto localizador y supieran en todo momento dónde estás. O qué dices y a quién. O ambas...-

Algunos lo llamarían paranoia. Iba a ver sus tumbas de vez en cuando.

- Si por mi fuera te diría donde iba a mandar este trasto. dejé con frustración el móvil. Me odia con ganas. Y el odio era mutuo. Pero es por una cuestión de trabajo. Y de todas formas...parece que todo el mundo sabe ya donde estamos...Le tendí el aparato a mi compañero, aunque sin abrir el mensaje. Ya lo había cerrado y bastante había hecho el ridículo intentándolo abrir antes.

Miré de soslayo a Siegfried. Para el parecía todo muy fácil. Supongo que rotas todas las restricciones sociales y morales con respecto al valor y dignidad de la vida humana, el estar disponible o no al resto de la civilización era algo totalmente superfluo.

- Además. reí, cruzándome de brazos. ¿Que tiene que ver que tenga un dispositivo móvil con ser alguien serio? No es que lo lleve lleno de fotos de cachorritos y videojuegos para niños.

Paranoia. Otra vez. Aunque bueno, al menos Sigfried no lo usaba como excusa para colarse en el baño de las señoritas.

Mi cara hablaba por si misma sin necesidad de palabras, no había intención de restregarlo pero no pude evitarlo. -¿En serio me está preguntando eso?- ignoré la pantalla del teléfono y le miré enarcando una ceja aún más.

-Supongo que estés de broma. Esos trastos valen para los críos-inconscientemente los ojos se me iban a los alrededores de la nave-Que le des un uso más... adulto no quita que sea una fruslería para niños. Temas de seguridad aparte.- aquello no era una broma y aunque el tono no era recriminatorio sí era firme.

-Espero que nuestra propia integridad no quede comprometida por uno de estos cacharros-ya recuperé la posición más cómoda, recostado contra el respaldo-Sino creo que lo lamentaríamos todos, especialmente los que sois portadores de esos trastos... deshazte de él si aceptas mi consejo.-meneé la cabeza reacio a dar muchos más detalles-Considéralo una sugerencia de alguien que sabe lo que está diciendo-

En realidad ese tipo de dispositivos se comunicaban mediante unas frecuencias fácilmente rastreables. Si uno sabía qué estaba buscando podía ubicar el origen y destino de esas comunicaciones. No es que supiera cómo hacerlo, pero sabía que era posible porque en alguna ocasión sí había contratado los servicios de alguien que poseía esos conocimientos para algún trabajo. Por tanto, sabiendo que eso era viable, el enfoque más sensato era, qué no sería posible; y por lógica pura la conclusión era que mejor no arriesgarse y prescindir de chucherías de críos.

Y el sobrecargo no había vuelto aún. Me iba a tocar ir a "estirar las piernas" en breve, lo estaba viendo venir.

Echando una mirada entre curiosa y divertida al urso que pasó junto a mí, me senté por fin alrededor del improvisado lugar donde la asistente de Angela estaba montando el brunch, sonríendo hacia ella.
- Encantada de conocerla, Angela. ¿O debo llamarla señorita DellaNocte? - dije en tono ligero, casi, casi como si fuera una broma. Obviamente sabía quién era ella, y la forma en que debíamos tratarnos, puede que me hubiese perdido todos los viajes de carácter más diplomáticos que habían hecho mis hermanos, pero éso no significaba que fuese estúpida. A pesar de todo, no me corregí y me presenté, siendo especialmente concisa. - Soy Alkaid. -.
Y antes de que se pudiese cambiar de tema, seguí la conversación que estaban manteniendo con el profesor, asintiendo y dejando caer algún "hm" o "vaya" aquí y allá.

Cuando Angela se levantó de su asiento, aproveché para echar un vistazo a sus guardaespaldas, que se habían puesto a hablar entre ellos en su idioma, ignorándonos a los demás.
Con interés seguí su intercambio de palabras, intentando parecer desinteresada. Fachada que debió derrumbarse por completo cuando di un respingo al notar el zumbido en mi brazo. Echando un vistazo al teléfono, reprimí una mueca antes de dejarlo de lado y recostarme en mi asiento, hasta que volvió Angela.

Y en una de las pasarelas que conducían hacia la sala de maquinas...

- Eh tú, ¿Se puede saber que coño haces aquí?, los pasajeros no pueden salir a husmear fuera de cubierta. - Una voz de mujer, en un urso bastante cerrado, se hizo oir a la espalda de Waltz. -malditosmironesdemierdaestoespeorquecuandotuvimosquecargarconesoscerdosgromulanoshastalaferiadetincnanock -murmuró para sí misma. -¿Esque no me has oido, tovarich? ¡Mueve ese maldito culo de una vez! -Definitivamente la poca paciencia que en algún momento aquella mujer pudiera haber tenido se había esfumado por completo. Ahora solo era un volcán de pura mala leche a punto de estallar.

Pepsi, la cyberazafata relampagueo con su imperecedera a la par que inquietante sonrisa frente al despojo que era ahora Alandrian. -Por supuesto, marchando una Nicotín Pepsi para el caballero -repuso alegremente. -Si es tan amable, serán 2 Gremiales. Puede introducirlos en la ranura que encontrará en el reposabrazos de su asiento y enseguida uno de los simpaticos miembros de nuestra tripulación se encargará de servirsela bien fresquita.-Añadió.

- Recuerde, también tiene a su disposición la nueva Pepsi Nicotin Zero sin cafeína, Pepsi Nicotín Max con doble de cafeína y la recien traida del futuro Soylent Pepsi, ¡el sabor del mañana, hoy!. -proclamó con entusiasmo -¡Que tenga un buen vuelo Pepsi!

Me giré a ver el espectáculo formado por aquella chica, joder si es que ni mi abuelo hablaba ese Urso, bueno en verdad si, él si.

- No pienso tragarme un Bronch o como se diga con una panda de pijos, ademas solo estoy dando una vuelta, no voy a romper nada- le mantuve la mirada a la loca chillona, tenía curiosidad por saber si el idioma era propio o sabía que era de URSUS, pero mas curiosidad me daba el ver como de cachambrosa era aquella nave- ademas no soy un mirón, no voy a colarme en el baño de señoras para espiarlas.

Me apuntaría esa idea para mas tarde, si sin duda.

-Solo tengo curiosidad por ver como se mueve la nave, teniendo cuenta su estado los motores o son viejos o nuevitos.- Permanecí en mi sitio sin moverme, sonriendo a la chica volcán y pensando cuanto tardaría en sacar su arma y amenazarme como era debido, este iba a ser mi record en llegar a la camilla a este paso

Tras su charla magistral, buena parte de sus oyentes se habían marchado o parecían despistados. Lógico, tantas emociones y descubrimientos en un solo día saturaba las mentes jóvenes con facilidad.

-Está bien, está bien -concedió el profesor, -Dejemos las lecciones por ahora y tomémonos un descanso. Será un viaje emocionante mi intrepida señorita Della Nocte, hay que reservar energías para cuando estemos en Las Ruinas. Recuerde que solo pararemos en la capital para abastecernos. -aclaró sin perder ese aire de magistrado. -Una vez con los petates cargados, nos adentraremos en lo desconocido desprovistos de todas estas comodidades -añadió haciendo un ademán con la mano en relación al despliegue de Minerva en el improvisado brunch. -Asique si me disculpan, creo que yo también echaré una cabezadita. -Concluyó esbozando una ancha sonrisa antes de recostarse más cómodamente sobre su asiento.

-¿El viaje no tiene todo incluido? Pues menuda mierda -el cabreo me estaba quitando el sueño y encima no tenía nada que hacer allí salvo ver a los pijos nobles con sus absurdas costumbres y reuniones sociales con las que se hacían sentir superiores a los demás- Paso -dije levantandome.

Con suerte encontraría algún huequito donde echarme un cigarro a escondidas.