Partida Rol por web

[Celda de confinamiento, modulo 2]

Al poco tiempo de estar allí, el eco de unos pasos aproximandose hasta su celda alertó a Pierre. ¿La detective Solis?. Peor, compañía para las frías noches en prisión. 

Dos agentes "acompañaban" a un hombre corpulento y con la expresión de no haber tenído precisamente un día maravilloso. Que tontería, no podía ser mucho peor que el suyo, ¿o si?...

Sin más, usaron su llave electronica para abrir la puerta y le empujaron, como venía siendo ya el procedimiento habitual, hasta el interior.

- Que os divirtais...- Se despidieron desapareciendo nuevamente por el pasillo y dejandoles con la única compañia de un carcelero que ya empezaba a dormitar en su silla.

[Celda de confinamiento, modulo 2]

-En fin, no llevas ni dos días fuera del planeta y ya tienes una bomba craneal metida, bravo-pensé no exento de recriminación mientras miraba el maravilloso entorno en el que me encontraba. La celda no era especialmente amplia o cómoda y el compañero no era nadie conocido, desvaneciendo la leve esperanza de que fuera el profesor. Puesto que de pequeño se me habían inculcado unas ciertas normas de educación siendo éstas mi marco de comportamiento me presenté -Siegfried-dije tendiendo una mano mientras con la otra me rascaba el punto donde tenía el dispositivo implantando-¿por qué motivo te retienen a ti aquí?-

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

¿El chico estaba hablando en serio? Mis ojos estaban tan abiertos como mi boca, que por oculta que estuviera tras la máscara no conseguía disimular la irrisoria incertidumbre en la que me encontraba. Me levanté para poder encarar al chico, aunque mi altura era lo bastante superior como para sacarle casi una cabeza.

- *Meyer, por el amor de la nación.* Me llevé las manos a la frente de la máscara, negando con lentitud mientras bajaba el tono. *¿Desde cuando nos fiamos del criterio de un borracho? Terapias neuroquímicas...Me dieron ganas de reír amargamente. Si, seguro que el ejercito se gastaba ese dineral en interrogar a diez personas que de por sí ya tenían todo en su contra. Casi nos harían un favor... ¿Y que importaría? Verían que efectivamente nuestra versión es cierta. No tenemos nada que temer en ningún sentido.*

No quería reprenderle en público, pero ya estaba hecho, al menos en un idioma que creía que solo entenderíamos nosotros. Pero el resto del grupo se merecía una aportación pública por mi parte, al menos resumiendo con algo más de dignidad lo que le había dicho.

- Eres lo que te comportas, y haciéndote el escapista no vas a ganar nada, salvo transformarte en un criminal. ¿Salvar al Sigfried y el profesor? Para empezar ni siquiera sabíamos donde estabamos, como para saber donde estaban ellos. Y ni siquiera estábamos seguros de que hubiera que salvar a nadie. Que alguien supuestamente tan profesional como Meyer se fuera fiando del criterio de un hombre que estaba claro que pasaba allí más tiempo que en su casa en estados de lucidez cuestionables no decía mucho a su favor a mis ojos.

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

-*No me fio, Alpharius.*- Dije en Ario y mirando a mi compañero, pero sin aun levantarme, esperando la respuesta de Angela.- *Pero tampoco me fio de los cruzados. Has visto hasta ahora, que no han acatado a nuestras peticiones, y su unico interes, es u obtener respuestas de nosotros, o culparnos de un crimen no cometido Incluso tu, debes reconocer, que hasta tu tienes tus dudas ¿No es asi? Recuerda, lo cerca que estuvieron de volar la nave, y como nos trataron.* - Entendia Alpharius, y sinceramente, podia ver como a ojos de los demas, me estaba comportando como un lunatico, pero uno no pasa una guerra, sin sospechar de mas de una sombra. Volvi a enfrentarme con el suelo, manteniendo la postura.-*Solo se dos cosas, Angela no debe sufrir ningun daño, y que trabajo para ella. Si esta decide escapar, acatare sus ordenes, sino, ire yo primero, para asegurarme de que el viejo miente.*

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Suspiré, el ruido quedo y hueco encerrado por la máscara. El chico tenía razón hasta cierto punto. No me gustaba el cariz de la situación, pero tampoco las soluciones que mi compañero quería aportar. Si fuese tan fácil salir de allí, ninguno de los presentes seguiría encerrado, eso podíamos tenerlo por seguro. Y no era la cuestión si Meyer podría escapar o no, indudablemente más capacitado que el resto, sino si podría hacerlo con Angela siguiéndole los talones en su vestimenta de noble, seguidos por un lisiado enmascarado.

Sonaba poco probable.

- *Si Angela no decide escapar y tu escapas igual, estarás desobedeciendo sus ordenes, pero visto que no me vas a escuchar, haz lo que creas conveniente.* Me limité a responder, antes de girarme hacía Angela, aunque seguía dirigiéndome a él. *Yo se bien donde están mis lealtades no dejaré a nuestra protegida sin vigilancia pase lo que pase. Eso si, me encargaré de remarcar que tus actos no nos representan, aún a riesgo de que no me escuchen* 

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

-Yo nunca dejaria atras a Angela !Jamas¡- Para cuando me di cuenta, estaba alzado, frente a frente con Alpharius, con los puños cerrados.- Sigh, tienes razon ¿Que demonios estoy haciendo, escuchando a un maldito borracho, Alpharius? Lo unico que quiero es salir de aqui, y... arreglarlo todo.- Relaje los puños, y baje la vista, desmoralizado.- Todo esto es culpa mia, le prometi a su padre que la protegeria de todo daño, pero no pasa mas de un dia, y ocurre esto. Siempre me pasa lo mismo, cualquier cosa que me encargan, de alguna manera estoy maldito a estropearla, por mucho que me esfuerzo. Haga lo que haga, siempre fracaso, o perjudico a los que me rodean.- Confese avergonzado y apresumbrado, recordando la razon de que habia sido "trasladado" de mi patria.- A veces me pregunto, si no estaria mejor...- Me lleve una mano al parche, rozandolo entre los dedos.

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

La reacción tan honesta y en cierto sentido vulnerable de Meyer me resultó llamativa. Nunca hubiera supuesto algo así del chico, sino más bien la terca necesidad de controlar todo de un joven al que le han dado una cantidad de poder demasiado grande para sus manos.

Hablar de cometer errores que dejan marca. Me dieron ganas de soltar una pequeña risa. Le dijo la puta a la tacones, que diría el borracho que nos acompañaba. A ver si el muchacho se creía que mi máscara era de adorno. 

Soltando aire coloqué la mano en el hombro e hice un ligero apretón con fuerza, intentado devolverle a la realidad y demostrarle que por mucho que pareciera lo contrario, nadie le cargaba la culpa.

- *Estamos todos alterados por la situación, hijo. Es normal.*- Hice una breve pausa, retirando el brazo. Meyer tenía que saber que era un compañero de trabajo, pero más que un desconocido enmascarado dando ordenes y criticando sus acciones. Estábamos en el mismo barco: uno muy hundido en la misera en esos momentos. Solo le daba mi visión: la de la experiencia. *Necesitamos aclarar las cosas, pero este no es momento ni lugar. No podemos perder los estribos ahora y echar a perder el honor que arrastramos al rendirnos, Meyer. No es culpa tuya. Probablemente de ninguno de los presentes.*- Eché un vistazo a mi alrededor, a los usuros y al midgardiano. El loco que no había dejado de atacarlos. Quería pensar que había sido cosa de lo brutal que era su sociedad y no que estuviese aliado en cierta medida con los dueños de Halcón...aunque sin hablar su idioma, era imposible saberlo. *Esos cobardes escondían algo y huyeron. Solo tenemos que vivir lo bastante para aclarar el asunto, y sobretodo, encargarnos de que Angela pueda contarselo a sus compañeras del te como una brillante anécdota.

- ¿Os vais encontrando mejor?- pregunté a nuestra protegida tras el breve discurso. Sería mejor cambiar de tema y evitar que Meyer se empezase a hundir en las fangosas arenas de su pasado...por turbias que fuesen.

[Celda de confinamiento, modulo 2]

Miré de arriba a abajo al recién llegad. Analizándole. La verdad es que por su cara, parecía que no había tenido una agradable charla con la "Culito". Peor para él. Seguí callado unos instantes, mientras el otro me tendía la mano. ¿Sería aquello parte de algún juego? Nah, demasiado tonto. Yo había decidido colaborar sin demasiada coacción. La justa. Pero quién podía decir que no a aquella mujer. Le estreché la mano extendida.

- Pierre. - Me encogí de hombros. - Supongo que porque me dejo. Soy inocente, no he hecho nada y todas esas cosas.  ¿Y tú? ¿Por qué te han cogido?

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Dos guardias aparecieron por la puerta de la sala de seguridad del calabozo. Y, del mismo modo que había pasado dos veces ya, se acercaron a los barrotes y exigieron a uno de ellos, León esta vez, que se acercara. Le maniataron y se lo llevaron sin hacer puñetero caso de lo que tuvieran que opinar los demás presentes, pese a los silbidos y comentarios de algunos de los otros presos.

El viejo del rincón soltó una carcajada oxidada y malsana entre dientes que parecía el sonido de un horrible mutante entre hiena y tetera riéndose, cada vez eran menos.

- Otro que nos deja ¿eh?- comentó.- Lo que yo te diga, rehabilitación- sentenció, antes de soltar uno de sus abarrotados escupitajos.

Los dos agentes condujeron a León a través de una galería de paredes de un color gris sucio y adornadas pobremente con una desconchada linea amarilla, hasta dejarlo caer, casi literalmente, en un nuevo cubículo.

Parecía una especie de despacho, cuyo mobiliario únicamente estaba compuesto por una mesa (a la que se habían cuidado mucho de esposar a conciencia) y dos sillas, también metálicas, e iluminado por la aseptica y desagradable luz de un fluorescente. En la esquina superior derecha de la habitación el piloto rojo de una camara parpadeaba en periodos intermitentes e irregulares.

- Korolev, Lev ... también conocido cómo León...- Un hombre corpulento y de ceño permanente fruncido cerró la puerta tras de sí mientras echaba una ojeada a una tableta electrónica. -Soy el Investigador Deltoro, me han asignado su caso. -Informó sin levantar la mirada de su tableta. Sin duda leía atentamente el probablemente poco o nada favorable informe del capitán Cortez.

- Antes de hablar de la larga lista de cargos que le han asignado a su fotografía, me gustaría escuchar su versión de los hechos. -Añadió dejando a un lado la tableta para tomar asiento frente a él. Su voz sonaba firme aunque tranquila y, a través de su mirada de sabueso, León casi podría ver los engranajes de su cerebro en movimiento, mientras el investigador lo estudiaba cuidadosamente.

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Me tapé más con la capa de Alpharius. No tanto porque sintiera frío, si no porque aquella capa me servía para esconder otras cosas. Después volví a respirar hondo mientras escuchaba. Nadie me daba información precisa, aunque era muy significativo que Alpharius ni tan siquiera hubiese mencionado a Minerva. 

Era bastante decepcionante. No sólo que nos la hubieran jugado sin que nadie se anticipase. No, eso ya era malo de por sí. Era decepcionante que ni tan siquiera supieran que alguien había pagado a la tripulación para que modificasen la ruta original. Me mordí el labio inferior y, entonces, Meyer pareció recordar que existía. O mejor dicho, el viejo desdentado y tuerto le hizo notar que estaba despierta. 

Le miré arrodillarse hipócritamente frente a mi y soltar toda esa mierda sobre la nave. ¿Y qué les había dicho yo? ¿Qué defendieran la nave? No, nada de eso. Eso lo había dicho la furcia usura que hacía las veces de capitán. Clavé la mirada en él. 

- Pues sería la primera vez que estás a mi servicio. Si eso fuese cierto ya estarías despedido.  - le dije de forma cortante - Sólo os pedí  que nos protegierais al profesor, Alkaid, Minerva y a mi. La nave... -apreté los labios y respiré hondo para no soltar una retahíla de insultos. - Ese pedazo de chatarra no me importa lo más mínimo. - Seguí mirándole mientras decía toda aquella sarta de estupideces - No, no pienso ir contigo a ninguna parte. Y desde luego no pienso asumir la responsabilidad de ninguna de tus... ideas. Si vas a hacer lo que te da la gana como siempre, al menos asume las consecuencias. - le dije con el mismo tono cortante.

Luego Alpharius y él se pusieron a discutir en ario. Como era ya costumbre fingí que no entendía nada. Podría haberles detenido con la excusa de que estaba fuera de lugar y no era el momento. Pero lo cierto es que no estaba de humor para nada de eso. Y había demasiados ojos allí. No, lo que tenía que decir sería en privado, como correspondía a su actuación. Aquel fallo me había costado a Minerva. Ahora mismo podrían estar reprogramandola y, aunque no fuera así, ¿cómo podría estar segura? 

Miré a mi alrededor, el tipo desdentado y tuerto con el que hablaba Meyer me miraba de forma desagradable y las prostitutas miraban con disimulo la calidad de la tela con la que estaba hecha la capa. En realidad, había una cuya tos me hacía pensar en problemas pulmonares, tal vez neumonía. Maldije entre dientes y contra mi mejor criterio me levanté a darle la capa. 

- La necesitas más que yo. Y también un médico. - Aunque eso ya debía saberlo. Era incluso posible que se hubiera dejado detener para poder dormir bajo techo. - ¿Os dan de comer caliente aquí? 

Pregunté. En el fondo aquella gente me daba algo de pena. No es que tuviera mucha costumbre de tratar con pobres. Bueno, excepto cuando me escapaba. Entonces si, iba a las zonas de la ciudad que normalmente me tenían vedadas y me mezclaba con la gente normal. En realidad, era hasta divertido. Pasadas las primeras veces en las que las diferencias te resultaban chocantes, terminabas por integrarte. Así que, de forma deliberada y ignoré a Meyer (no se merecía nada mejor) y me junté con el resto de gente. Además, existía una alta probabilidad de que me dejasen para la última en el interrogatorio creyendo que el "miedo" a otros presos me haría vulnerable. 

Miré a Alkaid y le hice una señal para que se uniese a nosotros. Ella era la otra persona a la que podían dejar para el final, le vendría bien conocer más gente. Y tal y como esperaba, llamaron a uno de los ursos. Si, se llevaban primero a los que tenían pinta de peligrosos o estaban buscados de un modo u otro. La única excepción era el profesor. Sonreí a las otras mujeres y a uno de los tipos con pinta de vagabundos. 

- Estudié un poco de medicina. - comenté - ¿Hace cuánto que tienes esa tos? 

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Tanta voces y tantas palabras que me sonaban a nada, me estaban dando dolor de cabeza... no entendía una mierda y ademas se Habían llevado a Leon.

- Por el amor de la madre, como pueden hablar tanto, y ademas sin cansarse no soporto tanta charla- la lengua ursa le salió automatica mientras miraba a todos uno tras otro, la verdad es que no sabía callarse, se los iban llevando uno a uno posiblemente para interrogarles y sacarlas a saber que información.

- Dicen que la buena voluntad se encuentra hasta debajo de las piedras, sois el vivo retrato de la bondad, señorita de la Nocte- el único idioma que recordaba que ella sabía era el Midgardiano, así que comenzó a hablar de esa manera al menos así podría tratar de no volverse loco entre tanto blablabla-¿Necesitan alguna ayuda? aunque aquí poco vamos a encontrar que sirva para nada, una cosa mas, tenga cuidado cuando los guardias miren, a los cruzados no les gusta que trasteen con sus prisioneros.

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Levanté la mirada de lo que estaba haciendo. Básicamente, escuchando a una de las prostitutas hablar de lo difícil que era conseguir que los astronautas usaran preservativo. Quien hablaba, en midgariano, era el otro urso. Recordé que no hablaba cruzado y, claro, su compañero se había marchado. Stella, la mujer de la tos me tiró de la manga. 

- ¿Qué dice? 

- Dile que le hago precio especial - Interrumpió Rubí, una de las que estaban más sanas, pero algo rellenita. 

- Va, yo le haría el trabajito gratis - terminó por decir Jazmín, la mayor de ellas. 

Me reí un poco, pero luego recuperé la compostura para responder y le invité a sentarse. No es que no se notase ya que era bienvenido por la forma nada sutil en la que María y Juana empezaban a pegarse a él. 

- Sois muy amable, es... habitual que estas personas necesiten atención. En... Venectti es relativamente frecuente hacer donaciones. A veces atendemos a los menos desfavorecidos* - respondí ya en midgariano para que me entendiera. En realidad lo de la labor social era algo que muchos nobles hacían de cara a la galería. En este caso lo había hecho sin pensar. De algún modo perder el tiempo en discusiones absurdas como Meyer no me pareció útil - Creo que les gustáis*. - esbocé una sonrisa divertida - Si realmente no quisieran que nos mezclásemos, no nos habrían metido en la misma celda. Algunas de estas personas cometen delitos intencionalmente para no pasar frío o comer caliente. *

Ramona insistió tirando de mi manga. Había tirado de su vestido hacia abajo para acentuar su ya de por si generoso escote.

- Explícale que por un extra podría... dejarme por detrás - Sonreí ligeramente. 

- Le preocupa que los guardias no quieran que... nos mezclemos. 

Después continué hablando en midgariano, ya que supuse que, tal vez, podría contarme algo más sobre lo sucedido. 

- Por lo que pude averiguar, la tripulación del Halcón Millonario tenía prevista una modificación de la ruta original. Así como evadir a las autoridades. La capitana, Jeevika Dolov, había pertenecido a las fuerzas especiales ursas. ¿Lo sabía?* - Estudié la reacción de Waltz, nunca había creído en las coincidencias y, tal vez, lo sucedido no fuera sólo por mi, tal vez tenía que ver con los dos Ursos. - Creo que cualquiera de estas personas agradecería asistencia sanitaria o una buena comida* - miré de reojo a Ramona, que en general de comportaba de forma bastante gráfica y había pasado a los gestos como forma de lenguaje universal. Me reí un poco, no pude evitarlo - Ah, si, tienen... varias propuestas para vos. *

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Por los Dioses... al menos ahora no tenía resaca, pero esta cháchara...

Me sonaba todo como un zumbido en la cabeza, como si no tuviera bastante con lo mío, ahora tenía que estar pendiente de qué cojones estaba pasando allí, así que me incorporé como pude. Vi a ese viejo tuerto y me acordé cuando cogí a un carcelero del cuello pasando las manos entre los barrotes y se lo retorcí como si fuera un pollo.

¿Y si intentara hacer lo mismo?

Mientras pensaba intenté pegar la oreja a las conversaciones de mí alrededor. Quería enterarme de qué me había perdido.

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

-*No creo que vaya recuperar su confianza, aunque me tirase por un barranco.*- Le dije Alpharius, mientras miraba como Angela trataba con las prostitutas. Sorprendemente, para ser una noble, sabia tratar a la gente, sin importar la clase.-*Necesito despejarme, si me quedo sin hacer nada, solo voy a pensar en otra locura ¿Te parece bien, si vemos como estan los demas acompañantes? Yo ire a hablar con la señorita Alkaid, el pelirrojo tambien tiene aparencia de necesitar un vaso de agua, o de whisky.*

Me dirigi a donde se encontraba nuestra princesa extraviada, que ya estaba levantada y despierta, aunque con una expresion muy familiar.

-¿Se encuentra bien, lady Alkaid?- Pregunte con los brazos cruzados detras de la espalda.- ¿Pareceis... "Preocupada"?- Iba decir asustada e impotente, como yo hara unos minutos, pero decidi ser mas cortes que eso.

La carcajada de Claws arañó la mente de Waltz de forma irritante y dolorosa, como quien araña una pizarra con unas garras de hierro.

- ¿Ahora tratas con yonkis y putas?- se rió- Si te viera tu padre te daría una buena somanta de ostias... y bien merecidas- sentenció.- Un hombre de tu posición... sólo son escoria.

El simbionte estaba de mal humor desde que le habían encerrado en la cápsula criogénica, y parecía que alguien iba a pagarlo. Muy posiblemente el propio Waltz.

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Las prostitutas charlaban animadamente con Angela, encantadas con la chica o más bien con sus exquisitas ropas, y no por que su atención se centrase ahora en el guapo urso dejaron de, aduladoras, toquetearle el vestido o sus suaves y perfectos tirabuzones castaños.

- Debe de costar una autentica fortuna... -comentó una de ellas, Rubí, totalmente maravillada.  -Siempre he querido probarme uno de estos. -La conversación en midgardiano la aburría, bueno, en general cualquier conversación la aburría, aunque en este caso, el no entender absolutamente nada no ayudaba precisamente.

- Já, pues no te quedan "sables" por pulir para verte de esa guisa, mona. -repuso la tal Jazmín con una sonrisilla perversa. 

En estas siguieron las tres, jugando al juego en el que, las bonitas, dicharacheras y astutas chicas de La Sonrisa Negociable, no tenían rival. Y entre risitas, cumplidos vanos y caricias zalameras, la inocente Angela no solo perdió la capa de Alpharius, en la que ahora se arrebujaba felizmente Stella (cuya tos, por cierto, no auguraba nada bueno para los duchos en medicina...), sino también el monedero, un bonito pañuelo bordado y, más importante aún, la herramienta multiusos que tanto se había esmerado por mantener oculta a las autoridades...

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Esas mujeres empezaban a parecer gallinas cluecas. 

Ya, un poco agotado y quieras que no, bastante harto de ese jolgorio no pudo evitarlo y se giró hacia el grupo de mujeres- Callar ya o hablar bajo -dije en un tosco cruzado. Me empezaba a cansar un poco de todo y era superior a mí. Odiaba las cárceles. Odiaba estar encerrado y no poder salir.

Seguía pensando en como podría intentar salir de allí; pero sin mapas, sin saber las rutas de las guardias... Bueno, puede que en parte pudiera conseguir obligarles a plantearse la seguridad de otra forma...

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Entre las bromitas de Angela y Claws por otro lado, Wlat cedió al cansancio y acabo girándose, yendo a la esquina contraría y mandándolo silenciosamente a todo y todos a tomar por culo.

-Vete a la mierda, Claws-murmuró antes de sentarse en el suelo apoyado contra la pared, quizás ahora él fuera el siguiente en ser llamado... sin duda prefería ser interrogado a estar allí, con tantas gallinas sueltas, creo que el unico que lo comprendía era el grandullón.

[Celda de confinamiento, modulo 2]

Estaba claro, allí todo el mundo pensaba que era inocente. ¿Realmente lo serían? Curiosamente el otro ocupante de la celda no me dio la impresión de ser del tipo que mentirían si hubiera hecho algo merecedor de estar allí. Y tampoco tenía nada mejor que hacer... -Qué curioso-no pude evitar una pequeña sonrisa de empatía-Yo estoy aquí por colaborar con mi interrogador...-qué cabezón era el puñetero "Señor Deltoro"-Porque resulta que si acabas en una nave que se dedica al contrabando sin saberlo y sus responsables huyen te intentan cargar el mochuelo. Supongo que es una muestra más de la justicia Cruzada-un medidor de sarcasmo habría reventado en esos momentos. Por unos momentos pensé en qué estaría siendo de mis compañeros. No me fiaba un pelo si el estado de Angela dependía únicamente del inepto de Meyer, suponiendo que Alpharius hubiera sido llamado a declarar antes. Con un suspiro de resignación me dejé caer contra la pared de la celda para sentarme. -Dime Pierre, ¿llevas mucho aquí?-