Partida Rol por web

Viaje al corazón de la Hydra

Acto 4.0

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02/01/2014, 19:43
Lev "Leon" Y. Korolev

[Lucky Roger - Entre apuestas y salas de baile]

Mi cómoda mirada recorre el mundo del casino como, o al menos eso intento, los ojos de un personaje ligeramente achispado -no hace falta mucha ayuda a eso, conozco la expresión como la palma de mi enorme mano- que se encuentra cómodamente -estoy de pie y eso no ayuda, pero el bastón es un grandioso apoyo- que se encuentra disfrutando de un descanso tras varios juegos ligeramente infructuosos -y joder, he perdido cinco apuestas seguidas con cantidades crecientes en la ruleta, no se puede llamara eso de otra manera que no sea infructuoso-. Aquí y allá seguridad se dedica a sus tareas y una hermosa gentildama que reconozco por holografías se pasea por la pista de baile no bailando, lo cual me parece un tanto estúpido. Y sin embargo, sin embargo...

-Oh, joderrr. -El tono se me va de más, y es una suerte no tener gente cerca pegándome el oido. Con la mujer sentada, ahora mismo solo puedo ver problemas. Lo reconozco, el hijo de la grandísima tiene agallas como para plantarse delante de dos maromos a charlar con una protegida, y voces cercanas chismean lo que dice como olas golpeando un muro. En otras circunstancias, con un bar de mala muerte de por medio y un callejón trasero, con el estómago lleno de alcohol y la cartera de un buen negocio, me plantearía acercarme hasta él cuando lo echasen e invitarlo a una ronda en otro tugurio. Pero es que ahora mismo solo representa problemas, alguien que no está haciendo su parte y un cabrón con suerte. Suspirando, pongo mi porte elegante -ese que mi padre me decía que tenía desde pequeño-, y solo queda esperar.

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02/01/2014, 21:21
Director

[Lucky Roger. 22:00h -Una de las mesas de Poker cercanas al bar]

- ¿una mala mano?, je, pues yo veo sus 10 y subo otros 5 Gremiales más. -Añadió con sorna y suficiencia el gordo bigotudo que tenía sentado a su derecha. Era calvo y a estas alturas estaba ya tan rojo como uno de esos tomates transgénicos que cultivaban en los invernaderos subterraneos de P.5. Su marcado acento y ese aire rollizo y hervido delataban su origen comercial de una forma casi tan escandalosa y estereotipada como la del propio Leon y su disfraz, ¡si hasta lucía un monóculo y todo!. Al parecer llevaba un tiempo apostando en una de las mesas de póker más cercanas a la barra junto a otros tres hombres casi tan borrachos como aparentaba el urso. 

- ¿5 Gremiales? -El segundo hombre a la mesa, vestido de una forma... digamos bastante informal para los estándares del casino y apestando a ron por cada poro, dejó escapar una desagradable carcajada. -Eso es basura, ¿que es esto?, ¿una partida de infantes y colegialas?, veo los 15 y subo ... -se palpó la casaca que llevaba puesta y viéndose con la cartera vacía sacó un pequeño mando asegurado por un llavero del que colgaba un sonriente pulpito de goma rosa. Leon tenía uno igual colgando de las llaves de la Estela. - Las llaves de una nave que conseguí esta mañana, La Estufa de Vapor o algo así, es una chatarra antigua pero todavía funciona, por lo menos vale unos 100 gremiales, sí señor...-Sentenció tan borracho como satisfecho arrojando el pequeño mando y su llavero sobre el tapete.

Finalmente y como no podía ser de otra manera, el último de sus improvisados compañeros de juego se retiró de la ronda con un vago gesto de la mano, mucho más interesado en su copa y la voluptuosa camarera que se la rellenaba. Era el turno del "simpatico" y "bonachon" caballero de la helada madre patria.

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02/01/2014, 23:56
Angela Gabriella Della Nocte

Lamentable, simplemente lamentable. Claro que no se podía esperar otra cosa de alguien que creía que meter los dedos en el enchufe era bueno para el pelo. ¿No podía seguirnos alguien con un mínimo de estilo? O al menos unas nociones básicas de saber estar.

 

No pude evitar preguntarme por qué Solis le había elegido, pero desde luego no podía ser por su capacidad de infiltración. Irónicamente, seguro que creía lo que les había contado a los guardias. Ella le había vendido bien y el necio no lo había visto venir.

La lástima era que si le cazaban tan pronto, ni siquiera serviría de distracción o de cabeza de turco. Penoso, Solis se sentiría decepcionada. Pero ahí donde el destino cierra una puerta, la improvisación abre una ventana. O algo parecido, nunca había tenido claro como era. Lo que sí sabía era que ante mí se abría una oportunidad. Especialmente ahora que Hersel había decidido largarse.

Adopté una expresión de ligero alivio, aunque seguía mirando con cierta preocupación a las pantallas. No se me había escapado que no respondió a mi pregunta sobre cómo creía que había bajado hasta aquí.

- Gracias, aunque espero que su presencia no llegue a ser necesaria - respondí a Hersel dando a entender que Shepard no debería alcanzar la sala de monitores en ningún momento. - Buenas noches señor Jodrovsky, le deseo que el resto de la noche sea más tranquila.

Hersel tenía prisa, lógico. Seguía grabando con discrección. En realidad no había dejado de hacerlo desde que se fueron con mi caja, solo que ahora grababa la pelea del señor Shepard. Como no podía ser de otro modo, ante una falta de plan estructurado o capacidad de reacción, recurría a la violencia.

Estudié al oficial Trastamara por un momento, ¿sería sobornable? ¿Influenciable de algún modo? Esperaba que sí, porque si podía descargarme aquellas imágenes, tendría un montón de visitas. Sin contar con que si conseguía conectar mi móvil a su sistema, dejaría un troyano que me facilitase luego las cosas...

- Es un sujeto violento - dije con voz ligeramente temerosa - ¿Cree que llegará hasta donde estamos? Espero que no, menos mal que está para protegerme - le agarré del brazo como haría alguien con miedo - No estará cerca, ¿verdad? ¿Sus amigos podrán ocuparse bien de él? Me sentiré mucho más segura cuando lo hayan echado del casino.

Aunque la verdad era que esperaba que el tipo diera algo de espectáculo antes de caer. Por lo menos derribar a un par de ellos, idealmente a más de la mitad. Ya que entonces podría intentar que el oficial Trastamara fuese a ayudarles.

- Confío en que no dejará que entre en esta habitación. Prometamelo. - dije muy seria y en mi mejor interpretación de dama que necesita protección. - Deme su palabra de que evitará que entre aquí. 

Pronto veríamos si aquel tipo servía de algo más que de advertencia sobre los efectos de una identidad confusa...
 

Notas de juego

PD: No es muy importante, pero no me queda claro cuántos guardias son. Imagino que está puesto en el turno de él, pero por lo que leo yo, no me queda claro. Imagino que serán 6, pero no quise especificar por eso. 

Master: son 2 :P

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03/01/2014, 00:28
Esteban Castillo

[Lucky Roger - Piano Bar]

Eran esos momentos los que hacían que todo aquello mereciera la pena. Cuando la anticipación te produce cosquilleos que recorren tu cuerpo de arriba abajo, la garganta se cierra como un puño y las agujas del reloj parecen detenerse en una silenciosa burla.

La señora Love bebió un sorbo de su vermout lentamente, sin mirarme, sin responderme. Sus guardaespaldas practicaron sus gestos rituales, indicándome con muda elocuencia que mi presencia no era bienvenida. Sonreí con descaro, relajé mi postura y me mantuve inmóvil mientras ellos se acercaban.

Podía haberlos sorprendido, pero Eva fue más rápida. Pasé entre los dos estupefactos gorilas y sujeté la delicada mano que extendía la esposa de Benedict, ayudándola a ponerse en pie. Rodeé su cintura con el otro brazo, guiándola hacia el centro mismo de la pista de baile, que se desplegaba a nuestro paso mientras los primeros acordes de la canción impregnaban el aire a nuestro alrededor.

No me hubiera importado bailar con los guardaespaldas, pero hacerlo con la reina del Lucky Roger, bajo las miradas de todo el casino —y teniendo en cuenta quién había puesto su atención sobre la fiesta, de toda la galaxia—, era más útil para mis propósitos, y sobre todo, más excitante.

Desprendí la mano de su talle y tracé una circunferencia alrededor de mi acompañante al ritmo de la música, recorriendo su figura con la mirada antes de detenerme y clavarla en sus ojos. La melodía era delicada y cadenciosa, menos apasionada de lo que esperaba, pero rebosante de sensualidad.

Acompasé mi respiración al compás de la canción y volví a entrelazar a Eva entre mis brazos. Las miradas de envidia y temor y compasión, y los cuchicheos, todos desaparecieron. Solo un hombre, una mujer y una canción permanecíamos en mi pista de baile.

- Tiradas (1)
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03/01/2014, 01:10
Esteban Castillo

La música siempre había sido una de mis grandes pasiones. Había empezado a disfrutarla durante mis primeros años, pasando horas casi cada día trasegando entre los viejos discos de papá. Pero no había profesores de instrumentos o teoría musical en la colonia. El viejo Julián, sin embargo, se había ganado la vida durante años cantando en una orquesta ambulante. Todavía tenía buena voz, y tenía una notable técnica de baile, aunque el vigor no le acompañara. Así que, desde la infancia, dirigí a mis energías a esos desempeños.

Y Sofi, mi esposa, era una bailarina excelente. Mucho más que yo. Dimos clases que no nos hacían falta, danzamos en el salón de casa, en la cocina y el dormitorio, en la calle y en las pistas. Y ya no bailamos más.

Por un momento perdí de vista el rostro de Eva y volví a ver su cara. Pero Sofi era una mujer muy diferente a la que bailaba conmigo en ese momento. No era su rostro lo que la delataba, sino sus movimientos.

La música me absorbía, pero no podía dejar de hacer lo que debía.

Lamento la forma en que hemos contactado con usted —susurré, cuando mis labios se aceraron a su oído—, entiendo que ha sido brusca y desagradable.

Los giros del baile baile devinieron en otro instante propicio para intercambiar unas palabras.

Tengo que hablar con usted, — mis labios rozaron el perfil de una de sus orejas—, donde nadie pueda escucharnos.

»No tema —añadí, separando los labios de su oído y mirándola a los ojos—. Pase lo que pase, está a salvo por ahora.

Benedict ya sabría de lo ocurrido. No era todavía el momento adecuado para encontrarse con él, pero podía ser inevitable. Si la fortuna estaba de mi parte, estaría demasiado ocupado como para ocuparse personalmente de un desconocido que bailaba con su esposa. Si no lo estaba, improvisaría.

Olvidé lo que estaba haciendo hasta el final de la canción, y disfruté de la danza. Haber propiciado la situación con un engaño empañaba el momento, pero en cualquier caso, no era algo que pudiera hacer a menudo.

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08/01/2014, 11:59
Siegfried Straufenberg

[Lucky Roger. 22:00h - Partida privada de Carlisle]

Meneé la cabeza según salía Carlisle de la sala sin romper el silencio pero sin ocultarlo. Aquello no iba a sentar nada bien. Como esperando una señal tan pronto se cerró la puerta se desataron los corrillos de cotillas, el problema era que el jefe del casino estaría demasiado lejos para oír cualquier referencia ahora y no alteraría su curso. La mejor opción iba a ser mantenerse allí y pedir compensaciones más adelante. Suponiendo que hubiera un más adelante.

Después de que todos los presentes expresasen su parecer se giraron hacia mi. Claro, al que nadie conocía, en teoría, seguro que podía ofrecer la solución a todos sus problemas...-Non condivido lo que hai fatto-meneo de cabeza negando compungido-Ma guardare male...-miró de hito en hito a los presentes-Supongamos qui hay un offerente adicionale, ma non gusta negoziare, tal vez no le gusta que le vean.-aquello daría que pensar sobre posibles pujantes fugados de la ley, Malamadre por poner un ejemplo seguro que salía. A fin de cuentas estaba en todas las noticias.-Como nosotros-se recordó

-Supongamos qui l'offerta es buona, molto buona. ¿Querrían los cavalieri negoziarla en público?- con un encogimiento de hombros sentenció-Non es según el acuerdo, non es educato, ma io lo alcanzo a comprender-Con eso debería bastar para que soltaran los perros de la guerra con sus contactos y se armase un escándalo en el casino importante. Ahora sólo quedaba cubrirse las espaldas-Pero claro, questo e sólo una posibilità-muchas gracias Carlisle por complicarte la vida tú sólo.

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11/01/2014, 17:15
Director

[Lucky Roger, Pasillo blanco]

Bien sea por las ingeniosas réplicas de Jack o bien por el par de mamporros que acabó por soltarles, los dos confiados agentes de seguridad terminaron por caer al suelo noqueados cual damiselas escandalizadas. Tal vez hubiera sido una reacción un tanto exagerada por su parte aunque, bien pensado, y a juzgar por la expresión atontada y felizmente somnolienta de los dos hombres que ahora yacían en el pulcro pasillo, seguramente les estaría haciendo un favor. Así era él, un alma caritativa, sí señor.

El pasillo volvió a quedar sumido en un apacible silencio unicamente roto por el zoom de una de las cámaras encuadrando su perfil bueno, mientras que los indicativos luminosos del ascensor comenzaron a parpadear indicando el inevitable descenso de la lujosa caja metálica.

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11/01/2014, 17:38
Alejandro de Trastamara

[Lucky Roger, Puesto de vigilancia, Area de seguridad]

El oficial Trastámara observó impasible la corta y previsible escaramuza, si estuviera preocupado o molesto, desde luego no lo demostró. Se limitó a asentir a las palabras de Angela firme y concienzudamente antes de dirigirse hacia la puerta donde terminó por cerrar el pestillo interior. 

- No se preocupe señorita, estoy aquí para protegerla. - Repitió de forma escueta y automática las palabras de Hersel, aunque sin duda, de una manera profesional, muy profesional.

Todo lo que hacía, desde la forma que tenía de sostener el arma, hasta la manera de caminar, mirar e incluso respirar era militar y escrupulosamente profesional, si no fuera porque se consideraba prácticamente una experta en la materia casi le habría hecho dudar de que no fuera un androide, no como Minerva claro o incluso como ... Sookie, sino más como... como la propia idea o la esencia misma de un autómata.

Desde otra de las pantallas del mosaico de vigilancia podía verse como un pequeño destacamento de seguridad esperaba bien cuadrado a que las puertas del ascensor se abriesen frente al pasillo donde la "anomalía" permanecía aun junto a los cuerpos inutiles de los agentes.

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12/01/2014, 13:20
Director

[Lucky Roger, Piano-bar, pista de baile.]

A pesar de lo improvisado de la invitación, la canción elegida y la pareja, los pasos de la diva distaban mucho de la inseguridad propia de una situación semejante. Sus tacones de aguja seguían los movimientos de Esteban en una sincronía perfectamente natural. Elegante, fuerte, pasional, sus ojos negros enmarcados en largas y tupidas pestañas se clavaban en sus pupilas como agudos alfileres. La blanca reina de hielo, el ángel etéreo, la joya de la corona de Carlisle había abandonado sus gélidos dominios en los halos de alguna luna para descubrir en la pista su esencia más terrenal. Como una poderosa fuerza de la naturaleza, vibrante y pulsátil, aquella musa era capaz de arrastrar, en cada paso y cada giro, hasta el alma más casta y pura a una cada vez más deseada dulce perdición. No en vano, su nombre era Eva, la tentación original. 

Así y como en presencia de una suerte de terrible accidente, la morbosa espectación crecía y engordaba como un monstruo glotón y vanidoso a su alrededor. Las habladurías y los rumores se extendían más deprisa y con más facilidad que el herpes en un burdel e incluso no faltaba quien, sin ninguna discrección, se atrevía a grabar la jugosa escena con la cámara de su teléfono móvil. Todo el mundo se preguntaba quien era el desconocido que tan intimamente confraternizaba con la posesión más preciada de Benedict y si de algo podía estar seguro era de que Tesla no tardaría en satisfacer las necesidades de sus ávidos adeptos.

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12/01/2014, 14:23
Eva Love

-¿Hemos?... -Preguntó de forma suspicaz. La mirada de la dama, más inteligente y profunda de lo que pudiera haber imaginado en alguien de su clase, se clavó en sus pupilas como un tiro de sal. Si en algún momento dudó de las intenciones de Esteban, ahora parecía tener bastante claro que era lo que pretendía aquel extraño con toda aquella puesta en escena. 

- ¿Cuanto dinero quieres? - Terminó escuetamente. Parecía acostumbrada a lidiar con esta clase de problemas y a juzgar por el espectáculo que su influjo comenzaba a crear al rededor de la pareja quedaba bastante claro que, a pesar de la impresión inicial, no estaba para nada indefensa...

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12/01/2014, 14:44
Director

La bandeja de entrada de Tesla echaba humo, de un momento para otro comenzaron a llegar decenas de mensajes con las imagenes de Eva Love bailando un apasionado tango con un desconocido. Los rumores sobre Diego de la Vega habían quedado atrás para dejar paso al interrogante del nuevo y misterioso acompañante de la señora Benedict, un cruzado ya entrado en la cuarentena, vestido de traje y de pasos impecables. Todo el mundo parecía morirse por saber de quien se trataba y sabían que Tesla no les decepcionaría.

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12/01/2014, 14:52
Director

[Lucky Roger - Partida privada de Benedict]

El tenso silencio que siguio a las palabras de Siegfried fue interrumpido por el sonido de la puerta al abrirse. Alguien con uniforme del casino se acercó al ario y, de forma discreta y profesional, le susurro algo al oído.

- Señor, siento interrumpir señor... señor- se disculpó, parecía nervioso.- No nos consta ningun registro a nombre de la señorita De La Miel, señor...- parecía inseguro de como afrontar el siguiente punto.- Esto es embarazoso, pero por favor, ¿Podría repetirme el apellido de su acompañante? Estoy seguro de que se trata de algún error por mi parte, lamento las molestias...- casi suplicó el botones, cómo si esperara que el techo se abriera y una saeta divina le atravesara sin ninguna piedad por su incompetencia. Siegfried miró de reojo al resto de jugadores. No habían oído la conversación, pero aun así todos le estaban mirando en silencio sin ningún pudor.

- Es intolerable que Benedict nos trate así- se quejó el profesor, a su lado,- quedamos en que todos estaríamos aquí para negociar esta compra.

- Oh, querido- apunto la Yaya,- al parecer ya estamos todos presentes...-insinuó, guiñando un ojo de nuevo a "Tony" y dando un corto sorbo a una tacita de te que tenía sobre un posavasos de una marca de whiskey que llamaba la atención tanto cómo la especie de ave disecada que llevaba por tocado.

- Si estamos todos aquí ¿Porque salir de la sala?- inquirió Garibaldi, entornando sus afilados ojos mientras escrutaba los presentes.- A lo mejor alguien interesado en el artículo ha decidido saltarse esas molestas normas de subasta, ya sabeis, lo de pagar y todo eso, es tan molesto...

- Oh, quegido- respondió Mirage con un ademán de mano- no cgeo que ninguno de nosotgos fuega tan vulgag como paga venig a gobar como un ladgon cualquiega- añadió, mirando directamente a "Tony" por encima de su abanico de cartas.

- Todo este tiempo cacarreando sobrre su segurridad- exclamó el urso,- perro nunca nos enseña el prremio, nosotrros nunca lo vemos. Si ahorra rresulta que la misterriosa pieza es rrobada porr un ladrron miesterrioso... bueno, alguien tendrra que rresponder muchas prreguntas.

- Ah, mio amicci- respuso Vito,- non precupare, por el momento solo somos un grupo de damas y cavalieri jugando a las cartas. El sigñore Benedict sabe muy bien lo que le conviene y a quien puede permitirse hacer enfadar y a quien no, ¿cherto? Si esto no fuera más que una broma pesada o un extraño deseo de suicidio, bueno... todo ese dinero que nos ahorrariamos. Aquí todos nos conocemos y conocemos a nuestras familias, bueno, excepto el sigñore "Tony"- Siegfried casi pudo ver las comillas flotando en el aire,- a quien la fortuna pareche haber sonreido muy a menudo y mostrando moltos dientes, ¿cherto?- declaró, mientras sacaba otro de sus delgados cigarrillos de su pitillera plateada.

- Ragazzo,- añadió, dirigiendose al joven botones mientras prendía su cigarrillo,- estamos aquí entre amicci, nadie tiene secretos en esta mesa, Si el sigñore Versetti tiene un problema, tal vez los demás podamos ayudar...

El empleado del casino dirigió a Siegfried una mirada suplicante que derritiría el corazón más helado de la galaxia, esperando a que dijera algo... algo que le permitirera salir de ese aprieto, o algo que hiciera que el ejecutaran, pero algo rápido y lo antes posible...

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12/01/2014, 22:52
Debrah Anne Drake
Sólo para el director

[En alguna otra suite del hotel...]

-¡Me parece una idea cojonuda!- agarré al individuo ese y tiré de él hacia el borde del balcón asomándome en busca de una salida alternativa mientras esa voz repelente me crispaba los nervios.

No era que le tuviera miedo. Tenía miedo de sus recursos. 

Las zorras rencorosas siempre tenían una barbaridad de recursos que usar para intentar joderte... celos. Celos por todas partes.

¡Con lo fácil que es vivir y dejarme vivir, COÑO YA!

Notas de juego

No sé por qué estaba convencidísima de que  ya había posteado aquí. Soy una diosa de la genialidad.

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13/01/2014, 16:48
Angela Gabriella Della Nocte

Una fracción de segundo fué lo que le había costado a Jack “Black” acabar con los dos guardias. Seis más iban en camino, pero tampoco le pararían y eso era bueno para mí, no tanto para él. Di un pequeño bote de susto y luego sonreí nerviosamente. Mi aspecto era frágil, delicado, completamente necesitada de protección.

Aproveché mientras el oficial echaba el cerrojo para colocar una de esas ubicuas tazas de café de máquina, si es que realmente se podía considerar café, en el borde del teclado. Un simple empujón descuidado lo derramaría de forma inmisericorde aquel café frío estropeando los circuitos.

Pero de momento prefería esperar a ver si el señor Black era capaz de poner suficiente nervioso al oficial Trastamara como para dejar la habitación. Me incliné ligeramente sobre una de las pantallas.

- Eso es justo a la esquina, ¿verdad? - dije señalando - ¿Cree que le detendrán antes de que llegue hasta aquí? - le miré de reojo - ¿Qué harán con él cuando le detengan? Espero que no le suelten. - dije abrazándome en un gesto de preocupación.

Y mientras esperaba para ver si el señor Black conseguía atraer la atención del guardia o tenía que tirar la taza, no dejaba de recibir mensajes. Desde luego, la vida de Tesla podía ser agotadora…

 

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14/01/2014, 01:13
Esteban Castillo

[Lucky Roger, Piano-bar, pista de baile]

La pregunta de Eva fue como un pequeño latigazo a mi ego. No pude evitar retorcer el gesto en una mueva que, supongo, se mostraba a medio camino entre la decepción y el desagrado. Pero quién puede asegurar cuál era su gesto, cuando no puede ver de él más que un reflejo distorsionado en los ojos de su pareja de baile.

¡Dinero!

¿No se había dado cuenta de que, a través del a puerta trasera instalada en su teléfono podría haber accedido a sus cuentas?  ¿De que podía haber vendido la información, contrastada, sobre su infidelidad al mejor postor entre los tabloides de la galaxia? Si dudaba de que Benedict supiera la verdad, y su respuesta no tenía sentido en caso contrario, ¿qué sentido tenía que me expusiera de esa forma, en lugar de llevar a cabo el chantaje por el mismo sistema que había usado para comunicarme con ella hasta entonces? Todo ello, por supuesto, sin necesidad de montar aquella pantomima.

Debía concederle, no obstante, que había visto las lagunas en mi improvisada diversión.

—¿Si fuera dinero lo que busco —susurré entre dos pasos—, cree que estaría exponiéndome de esta forma por algo así? —giro, media vuelta—. Piense, ¿qué gano haciendo esto —recogí a la mujer entre mis brazos una vez más, y expulsé un nuevo torrente de palabras antes de separarnos—, cuando ya disponía de la información y el medio para llevar a cabo el chantaje que sugiere?

El baile, al menos, era sumamente disfrutable. La mujer acompañaba cada movimiento, y dejando su propio sello en cada paso, y la propia pista parecía quedar marcada a fuego bajo nuestros pasos. Lástima, ¡lástima! que todo fuera parte de un desagradable juego, y no hubiera sinceridad en las emociones que transmitían nuestros cuerpos.

—Su esposo dispone de una información que preciso —añadí, dos, tres palabras cada vez, mientras los segundos iban transcurriendo, agotando poco a poco la canción—. Si sus planes funcionan, mañana estará lejos de aquí, en paradero desconocido. Si no, muerto o bajo custodia. Fuera de mi alcance en ambos casos.

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14/01/2014, 16:54
Jack "Black" Shepard

[Lucky Roger, Pasillo blanco]

Cállate, no ha sido para tanto.

Pensó Jack para si y su monólogo interior. Naturalmente, su corazón latía con más fuerza, fruto de la adrenalina. Los nudillos tensados, el brazo descargado, el otro encadenado como un protocolo binario. Todo ello afectaba, aunque poco a poco volvía a descender tras el picos súbito. Tras ese movimiento seco de las articulaciones, se quedó rígido en el sitio, viendo cómo los guardas caían a su alrededor tal y como lo harían un par de maniquíes.

A reacciones desproporcionadas, medidas desproporcionabas. Jack no estaba para aguantar gilipolleces, ni tampoco a gilipollas. Que otros perros le hiciesen perder el tiempo. Se sopló los nudillos cual cañón de pistola.

- Delta-nueve, despedido por negligencia- se limitó a decir de forma seca, cual jefe malhumorado.

Delta-nueve era uno de los que dormía en el suelo, por supuesto. Por abandonar su puesto de trabajo y por saltarse mentalmente la asunción de inocencia y el derecho a un juicio justo. Ese aprobó el examen psicotécnico en un buen día. Si es que hacía falta tal cosa para trabajar en un casino de vete a saber quien, lo cual cada vez dudaba más visto el follón que habían montado pisos arriba con Kiki Monstruoso y Bombón Desperdiciado.

Lo cual le dio un motivo para moverse tras ver las lucecitas de advertencia del ascensor. Se quedó mirando un eterno instante el ascensor, haciendo sinapsis cerebral, hasta que una luz verde, similar a la del elevador, se encendió en su cerebro. Giró sobre sus pasos y silbó de forma un tanto teatral.

- No firmo autógrafos, seas quien seas- dijo a nadie a sus espaldas, acostumbrado al soliloquio.

Podía ser "seguridad", sí. Pero habían pasado segundos desde que Delta-nueve avisó para besar el piso. Francamente, le extrañaría que así fuese viendo la ineficiencia general de aquel colectivo, pero era virtualmente posible, y no tenía ganas de pararse a comprobar si el autógrafo era un puñetazo, un discurso de inocencia o un cabeceo cortés.

Mientras hablaba flexionó una rodilla junto al cuerpo de Delta-nueve para coger prestada su radio, sus esposas, y hasta su llave magnética si no se la había guardado en la ropa interior. Porque tenía que tener una, y debía estar a segundos de sacarla, no en vano estaban frente a la puerta de la garita de seguridad.

Hecho aquello, aprovechó la rodilla flexionada para echar a andar presto y con un impulso por la dirección contraria al ascensor. Le sabía mal, a decir verdad, pues si de él verdaderamente dependiese no tendría reparos en explicar la situación, que ni de lejos era verdaderamente grave más allá de una denuncia por agresión y un par de explicaciones razonables, pero se temía que teniendo a Bombón Desperdiciado a punto de ser brutalmente devorado por Kiki Monstruoso aquella gente no iba a ser de ninguna raza razonable.

- Padre tenía razón- resopló mientras se alejaba en busca de otro ascensor o unas escaleras-. Una ostia a tiempo quita mucha tontería- reconoció-. Y así estoy.

Cállate ya, joder. Piso 15, no puede ser tan difícil.

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14/01/2014, 17:58
Angela Gabriella Della Nocte

Resultaba difícil fingir miedo de alguien tan cretino, pero mantuve una expresión ligeramente asustada. Para que luego digan que las clases de interpretación no sirven para nada. Miré al oficial Trastamara. 

- No creerá que va hacia las cámaras de seguridad ¿verdad? Espero que le detengan antes - insistí  - ¿No puede enviar más guardias?

Abrí muchos los ojos. La verdad es que sí que lo parecía, porque había decidido ir en dirección contraria a la única salida. Claro que, quitando la insultante facilidad con la que había noqueado a los dos guardias, estaba dando un espectáculo bastante lamentable. Y sin duda lo peor eran sus chistes sin gracia. ¿Por qué?

No lo pude evitar, de verdad que no pude, pero es que una "gracia" más y querría perforarme los oídos con uno de los bolígrafos del casino. En comparación, el gesto descuidado con el que derramé el café de máquina sobre todos los teclados parecía mucho menos drástico. 

Me llevé la mano a la boca y luego "intenté" limpiar el café con varias servilletas de papel. Y por intenté, quiero decir que lo esparcí aún más para asegurarme de que lo había estropeado. 

- ¡Lo siento, lo siento! - repetí con expresión del que se ha cargado la vajilla favorita de su madre o ha roto un jarrón carísimo - ¡Ha sido un accidente!  

Miré los teclados y los circuitos. No debería ser muy complicado crear un bucle y un script para que abandonase el bucle pasadas tres horas. Adopté mi mejor expresión de pedir perdón. 

- Lo siento muchísimo. Pero creo que puedo arreglarlo. Déjame intentarlo, por favor, por favor - esto se me daba bien, había perdido la cuenta de la de veces que Marcela y yo nos habíamos librado de problemas así. 

Fuera como fuera, las pantallas ya no mostraban ninguna imagen y no se podría ver lo que grababan las cámaras hasta que arreglaran los paneles. El café de máquina se había encargado de ello, así que incluso si rechazaban mi ayuda de "arreglarlo", eso nos daría margen. Y mucho más importante, no tendría que seguir escuchando sin sentidos...

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16/01/2014, 08:42
Siegfried Straufenberg

Fácil y sencillo. En esos momentos y tal y como estaba derivando la conversación en la mesa lo habían puesto a huevo. Tan sólo iba a tener que darles un empujoncito más y con algo de suerte podría poner las cosas de nuestra parte.

-Niente relevante-agitó la mano restando importancia a la información-Sólo solicité al assistente que dejara un picolo mensaje a la mia acompañante-no era secreto que había entrado con una en el casino así que no ponía en peligro a Angela aquello-Mea culpa cavalieri...-encogimiento dramático de hombros-pensé que el personal d'el nostro ospite sería... más competente-técnicamente era cierto. Había esperado poder avisar a Angela para que supiera que todo iba más o menos como estaba previsto.

Si bien antes de meterme en la boca del lobo. De hecho... ¿dónde demonios se había metido ella? Bueno, había que confiar en que era más que capaz de valerse por si misma llegadas las circunstancias, pero aún así... no podía evitar preocuparme por su bienestar.

- Ma in vista di eventi...-aquí sí que no pude evitar una sonrisa bastante socarrona-no puedo decir que esté sorpreso-con algo de mano izquierda ahora lo mismo podría obtener algo de información-Comme ya han dicho, niente hemos visto el objeto. ¿Realmente lo tendrá Carlisle o sta giocando con noi?-En esa ocasión fue mi turno de mirar de hito en hito a los presentes. Que pensaran, que valoraran y que el dueño del casino siguiera cavando su propia tumba.-De cavalieri como los presentes non dudaría, pero de questa persona que abandona una mesa de juego...-

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17/01/2014, 13:24
Director

[Lucky Roger, Ring de combate: Alandrían, Meyer, Pierre y la aparición estelar de Frank.]

Round 2.

Master: El lagarto tenía una profunda herida en un costado, dónde el sable de Meyer le había atravesado de lado a lado, pero eso sólo parecía haberlo cabreado más. La espada de Alan estaba en el suelo, frente a él, y Frank, a quien ninguno de los tres conocía de nada, acababa de acercarse al ring y saludar al midgardiano. Dos de los miembros de seguridad del casino se acercaban a él a través de la multitud para intentar apartarle de la jaula, pero el fervor de la pelea hacía que moverse fuera difícil.

- ¡Parece que se han atrevído a hacer sangrar a nuestro campeón!- comentó la voz en off,- ¡Ahora si que se han ganado una buena! La última vez que alguien hizo esto, ¡Tuvieron que recojerlo en una bolsa!

Alandrian: El maldito lagarto escamoso se me había escapado. Era lento pero muy fuerte. El solenita era rápido y había sido el primero en hacer sangrar al kiwiano, pero no lo había matado. Mal. Yo siempre intentaba matar con un solo golpe y no entendía a aquellos que no lo hacías así, pero entonces le vino el regalito.

Meyer había optado por conseguir mi arma antes que la suya, lo que le agradecí y más cuando me la lanzó por el suelo. Tenía que ir a por ella así que corrí para interceptarla y, de paso, ponerme cerca del lagarto. Derrapé por el suelo, deslizándome a la par que cogía la espada sin mirarla, pues mis ojos estaban ya viendo el lugar en el que iba a golpear.

Un solo golpe. Empuñe la espada y clavé el talón del pie de delante, girando sobre mí mismo. Giré y lancé un tajo en horizontal poniendo no solo la fuerza de mis brazos, sino la de todo mi cuerpo. Un solo golpe.

Master: La gran espada de Alan impacta en el flanco del lagarto con un golpe que enmudece el estadio, pero la intención de este de partir en dos al gigantesco reptil parece que no acaba de funcionar. El lagarto se dobla sobre sí mismo cuando la hoja le toca, pero después, poco a poco, levanta su cabeza y mira al midgardiano directamente, con los ojos entrecerrados. No hay sangre en su costado, la hoja no ha logrado atravesar su dura piel escamosa.

- Oh, oh… ¡Ahora si que han logrado enfadar a nuestro campeón!- comenta el locutor, divertido. El temible rugido del monstruo parece dar vida una vez más a la multitud, que seguía silenciosa después del terrible golpe. Sus ojos desprenden un resplandor rojizo que no augura nada bueno.

Pierre: Observé el golpe que Alan propinaba al lagarto con cierto miedo. Miedo de que nos tajase a alguno de los que estábamos alrededor al poner tanta fuerza en el espadazo… pero por suerte la piel del bicho detuvo el golpe. Bueno, “por suerte” quizá fuese demasiado decir. Miré al midgardiano de reojo, desencantado con su incapacidad para hacerle sangrar. Me esperaba mucho más de aquella mole pelirroja. Así que visto lo visto, era la única esperanza para este grupo. Sabía que era bastante más rápido que él, aunque el ir enfadándole me daba miedo. No tenía muy claro cómo actuar, así que decidí meterle dos tajos más, para ver si conseguía derribarle antes de que pudiese empezar a machacarnos él.

Master: Haciendo honor a su nuevo nombre, Pierre se abalanza sobre el lagarto herido e intenta acabar con él de dos rápidos tajos. El primero es desviado de un coletazo del coloso, pero el segundo vuelve a atravesarlo de parte a parte, haciéndolo aullar de dolor. Parece que el gigante escamoso esta bastante magullado, pero no da signos de querer rendirse.

Con un rugido enfurecido, se abalanza sobre Pierre y, con la ayuda de su larga cola, envuelve sus dos piernas y lo atrae hacía él. Antes de que pueda darse cuenta, el solenita está atrapado entre los brazos del reptil. Ciertamente el señor Labit siempre ha sido muy partidario de los abrazos gratuitos entre gente semidesnuda, sin embargo, en estos momentos algo le dice que este no va a ser de la clase que le gustan a él…

- ¡Y, señoras y señores, nuestro campeón ha pasado a la acción!- exclama el comentarista, mientras Pierre siente como el oxígeno escapa de sus pulmones.- ¡Si no recuerdo mal esta llave es la que le permitó arrancar el cinturón de Karbonite, el monstruo radioactivo, de sus frías manos muertas!

Meyer:

-!Pierre¡

Impotente, vi como el lagarto se lanzaba al solenita y lo abrazaba en un agarre, típico de reptiles de hambre voraz y dientes diseñados para triturar. Quizás fuera porque de alguna manera Pierre era el unico amigo que habia hecho desde el comienzo de este viaje, o el hecho de que iban a matar a una de las pocas personas que no era brutalmente estúpida o un síndrome de apuñalar con cualquiera que se le cruce, pero el caso, es que la visión me hizo hervir la sangre.

Fui directo hacia el campeon, pero lejos de enfrentarme a él directamente, dejé que siguiera con Pierre y lo flanquee, hasta irme a su espalda y coger de su capa, la cual alcé y envolví el rostro del campeón, para luego tirar y apretar la tela contra su rostro, sobre todo su mandíbula.

-Espero que sepas abrir tan bien esa boca, cómo sabes cerrarla, caimán subdesarrollado.*- Me burlé de él, mientras seguía apretando y cortándole la respiración, en un intento de obligarlo a soltar a Pierre y centrarse en mi.-!Pierre, mi espada¡

Master: Meyer se encaramó de un salto sobre el lagarto, que ahora estaba dándole la espalda y, usando su capa, intentó enrollar su cabeza para que no pudiera morder a Pierre. Lo consiguió, pero su plan tenía un inconveniente. Al estar encaramado al gigantesco reptil, sus pies no tocaban el suelo. Y el monstruo tenía una idea muy poco deportiva de lo que viene siendo un rodeo escamoso…

Pierre: Escurrirme de la presa del lagarto no iba a ser fácil. Era mucho más fuerte que yo. Pero confiaba en que con la distracción de Meyer, el bicho no hiciese toda su fuerza. Así que intenté hacer fuerza con los pies en el suelo. Estaba claro que no iba a conseguir abrir sus brazos para salir, pero quizá consiguiese que mi cuerpo resbalase por sus escamosos miembros y pudiese salirme por encima. Eso sí, me tomé un momento para responder al ario.

- Ahora estoy un poco liado, Meyer…

Master: Por más que Pierre intentó  retorcerse entre los brazos del lagarto, estos parecían estar hechos de cemento. Era tan imposible huir de ese abrazo como deshacerse de las ladillas espaciales de aquel marinero que había conocido en Puerto Gallardo (ese tan mono de las rastas y que se pintaba los ojos, ains...). Es más, cuanto más intentaba huir, más se cernía la presa del reptil sobre él, que ya empezaba a sentir cómo crujían sus costillas. Podría ser peor, no podía respirar, pero gracias a Meyer tampoco se le habían comido la cabeza.

Frank: En primera linea, ignorando los rugidos de aclamación del público, contemplo con detenimiento a las figuras que combaten contra el reptil o lo que fuera que parecía el amo del octógono.

Entrecierro los ojos tratando de identificar a mi compinche y aun sin tenerlo muy claro, será cosa del ron que me bulle en las tripas, comienzo a mirar la jaula tratando de descubrir la manera de entrar para unirme a la fiesta.

Doy un paso al frente y, en medio del caos reinante, voceo con ganas fijandome en un combatiente determinado.

- ¡Alandrian!, ¿Eres tu?. ¡Deja ya de jugar con el bicho ese y rematalo, que tenemos trabajo!

Pero mientras grito, sigo observando la zona de combate dispuesto a entrar. Total, si no hubiera manera, siempre puedo saltar trepando por la reja de la jaula.

Master: Frank rodeó la jaula sin perder detalle del combate. Si al menos hubiera algún agujero o rendija por el que se pudiera colar… pero nada, acero sólido. Entonces, cuando ya estaba a punto de desistir lo vio: Un agujero en lo alto de la jaula, seguro que para poner y quitar el gancho que la levantaba. Já, se podía colar por allí sin problema.

- ¡El solenita ha caído en la famosa presa de Machacasaurio! ¡Le esta ejecutando el Masticahuesos! ¡Señoras y señores, el combate de esta noche promete sangre!- gritó el comentarista, mientras Frank calculaba mentalmente.

Y entonces, en un sólo movimiento, empezó. Vivir en inferno te enseña un par de cosas sobre trepar. Servir en una nave pirata también, claro, pero sobretodo, sobretodo, te da ganas de salir de allí, de ser asquerosamente rico, y de no tener que preocuparse nunca más por esta mierda. Con un potente salto apoyándose en una de las sillas de plastico se impulsó hacia adelante y, colocando un pie sobre el hombro de algún pobre desgraciado, se encaramó a la jaula como un gato. De tres brazadas y antes de que los miembros de seguridad pudieran reaccionar, Frank ya estaba arriba y, tirandose de cabeza, se escurrió por el agujero sin pensarselo. Aterrizó en el suelo de la jaula pegando una voltereta (por aquello de no romperse el cuello y eso) y se levantó con el mismo impulso. Estaba dentro.

Y conforme aterriza flexionando las piernas para amortiguar el golpe, Frank sonríe en medio de la algarabía del público, su diestra, apenas perceptible, se cierra sobre la empuñadura de su sable y en un gesto que es pura fluidez, desenvaina y se pone en guardia.

- ¡Eh bicho!. ¡Ven aqui que te voy a dar otra clase de diversion!

Frank espera que al menos, esto baste para que el bicho suelte al pobre desgraciado al que estaba machacando

- Damas y caballeros, esto es un suceso inesperado del todo. ¡Un espontáneo acaba de entrar en ring!

Meyer: Maldita sea, esto no pintaba bien, Pierre no podía liberarse, aun menos darme o usar su espada, yo no podía soltar mi agarre a riesgo de que arrancara la cabeza de mi compañero en un solo mordisco, y para cuando el rival se desmayara, Pierre seria la mitad de hombre que una vez fue. No quedaba otra, necesitábamos de Alan para salir de aquel entuerto, o eso pensé, hasta que sorprendido y confuso, vi como entraba un “aliado”. Parecía más preocupado por dar hostias, que salvar la vida de cualquiera de nosotros, pero por lo que me fijé, tenía un sable y tenía maña, y eso era todo lo que necesitaba saber.

-No lo estas viendo, pero el nuevo te esta enseñando el “pajaro” que tiene en mano.- Le comente al lagarto, aun manteniendo el agarre y la capa sobre el rostro.- Y ahora, te esta haciendo un corte de mangas mientras te muestra su trasero, espera hay más, esta sacando una foto de tu madre y ... !Oh dios mio! Ojala pudieras ver esto, nunca he visto a nadie abusar un marco de esa manera, ni tantos agujeros.

“Si esto no funciona, espero que al menos Alan pueda aprovechar la distraccion para cortarle los brazos.”  Pensé, intentando enrabietar aún más al campeón, con sórdidas afrentas.

Master: Meyer escuchó claramente el rugido ensordecido bajo la capa que envolvía la cabeza del lagarto. Este se debatió intentando sacárselo de encima y, de una violenta sacudida, le arreó un cabezazo que conectó de casualidad. Si no fuera por la horrible máscara que le habían colocado, seguro que Meyer habría acabado en el suelo, pero el golpe casi fortuito sirvió de guía para que el gigantesco reptil cogiera impulso y, esta vez con toda su fuerza, volviera a golpear a Meyer. Esta vez pudo sentir como se quebraba la máscara y le mandó, volando por los aires, directo a la lona. Su paladar saboreó una vez más el metálico sabor de la sangre, su nariz estaba rota. La máscara cayó al suelo hecha pedazos y su único ojo pudo ver claramente cómo el monstruo sacudía su cabeza soltando la capa que la envolvía y rugía hacia el cielo sin soltar a Pierre.

- ¡El célebre cabezazo doble! ¡Hacía mucho tiempo que no veíamos una de estas! Si no recuerdo mal, desde el combate contra el Roboenterrador no habíamos visto esta maniobra imbatible- siguió el comentarista, mientras el público rugía enloquecido por el espectáculo.

Frank: La última acción del bicho, es espectacular sin duda. Y yo, me limito a arquear una ceja sorprendido mientras el público ruge reclamando aun mas sangre.

Es hora de poner en su sitio a este desgraciado de bicho.

Lo curioso del asunto, es que por mi mente pasa un pensamiento sobre cierto trabajo que habia que hacer asi como, un orden de prioridades.

Pero rio en voz alta y en guardia, mientras cierto componente de mi zurda se va activando, doy un paso al frente en direccion a mister Lagarto.

Es hora de que yo me divierta un poco.

¡Vamos escoria!.

¡Ven aqui ya que pareces un oponente digno!. Deja de jugar con esos chavales y vamos a dar un bonito espectáculo tu y yo.

Y mientras avanzo, cruzo una mirada con Alandrian. Pues ya que estamos, me parece a mi que una distraccion de este calibre, nos va a venir muy bien para el asunto que me bulle en la cabeza en medio del Ron que no para de subir desde mi estomago.

Si. La jornada va a ser interesante si.

Ruge el bicho al fin prestandome atención. Abre sus brazos o lo que sean y aparta un lado a sus oponentes inmediatos.

Ruge de nuevo mirándome directamente y avanza hacia mi mientras el público, en pleno paroxismo, aúlla ya de puro placer.

Y entonces, únicamente entonces, mi diestra se tensa alzando mi acero y salto hacia delante.

Las garras de su diestra silban cortando el aire por encima de mi cabeza. Me hago a un lado pivotando mientras las de su zurda, buscan mi estomago. Y flexionando las piernas, lanzo una estocada sobre su plexo.

Mi acero muerde escamas y carne. Y ahora, otra clase de rugido se escucha en el octogono mortal mientras mi reptiliano oponente, retrocede dolorido.

Y yo, por mi parte, miro hacia arriba un instante, solo un instante y vuelvo a cruzar la mirada con Alandrian.

Cosa curiosa, el lagarto rugidor este, va retrocediendo y colocándose, justamente, debajo del engarce que soporta todo el peso de la jaula.

Meyer: Me habia enfrentado a damas y caballeros de cabeza dura, pero hasta ahora, nada del tipo que te hacia volar medio ring, no era para menos, notaba como habian reducido mi nariz ha un desastre de carne abultada y un grifo de sangre “Si ya el parche me daba pinta de maton, voy a ser una preciosidad con nariz de bruto.”

No sin esfuerzo, me obligue a levantarme, y acudir a la ayuda de Pierre de nuevo, aun entre las garras del repitiliano. Me lance de nuevo a la bestia, enganchandome sin aprender mi leccion a su cuello, no iba conseguir gran cosa aparte de distraerlo y cabrearlo mas, pero esperaba que esos segundos fueran suficiente para que Alan y el fan fortuito pudieran obligarle a soltar a Pierre antes de que fuera demasiado tarde, y sobre todo tenia la esperanza de lograr que antes de eso Pierre aun conversara lo que tenia sobre hombros.

-!A eso le llamas un cabezazo, me han pegado con almohadas mas blandas que tu cabeza hueca¡

Pierre: Ví a Meyer volver a la carga para intentar distraer al bicho. La verdad es que era un tipo duro de pelar. Estaba consiguiendo machacarnos a pesar de las heridas… o quizá, gracias a las heridas. Mis compañeros no habían conseguido hacer mucho más sin mí, así que yo era toda la esperanza que nos quedaba. Intenté una vez más soltarme, esperando que con un poco de suerte y los segundos que Meyer me había dado, lograse escabullirme de aquella presa.

Master: Pierre se retorció intentando zafarse de los escamosos brazos de la béstia pero era inútil. Cuanto más intentaba escabullirse, más pétreas parecían volverse las extremidades del lagarto. El poco aire que le quedaba en los pulmones se le escapó al tiempo que oía claramente cómo sus costillas crujían de un modo nada prometedor.

[continuará...]

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19/01/2014, 22:17
Eva Love

[Lucky roger, Piano-Bar]

Los labios de Eva, rojos y tentadores, se acercaron hasta casi rozar el lóbulo de su oreja. - Si no intenta chantajearme, entonces ¿porque hace todo esto señor...? -Su voz era apenas un susurro y la última palabra la dejó deliberadamente en el aire. No le había dicho su nombre y, ciertamente, habría sido todo un detalle que le concediera un nombre al que referirse.

Los ultimos acordes de la melodía se escapaban por los altavoces estratégicamente ocultos, no lentamente, como ocurría con la mayoría de las canciones, si no mas bien de un solo golpe certero, como una puñalada o un apasionado beso. 

Sus cuerpos permanecieron pegados durante un instante final y prodigioso, el sujetando la cintura de ella con firmeza y ella entrelazando una pierna con la suya. Se miraron, y aunque los espectadores habrían jurado que saltaron chispas (la gente tenia tendencia a rellenar las historias con los finales que supuestamente debían ser los apropiados, tendencia que por cierto era altamente contagiosa en los casos de grandes multitudes e historias escandalosas), nada mas lejos de la realidad. Sin duda Eva estaba evaluando sus opciones, y lo que era aun mas importante, le estaba evaluando a él.

Finalmente sonrió de forma relajada, aparentemente ajena al revuelo que se había formado a su alrededor. -Piso 15, habitación 1551. - Añadió finalmente separándose de él con total naturalidad.  

Y sin más, se alejó directamente en dirección a los ascensores, seguida de cerca por una mujer con grandes gafas de pasta y aspecto agobiado que, ahora que lo pensaba, no tenia ni idea de donde había salido pero por alguna razón le parecía que su presencia a la estela de Eva tenia todo el sentido del mundo. 

Notas de juego