Partida Rol por web

Adrián se quita la chaqueta de un solo movimiento, dejándola caer al suelo. En su pantalón se puede distinguir perfectamente la forma de su miembro, pugnando por salir de su prisión de tela, pero él sólo tiene ojos para perderse en la azul mirada de "su mujercita"... y para recorrer la deliciosa redondez de sus incitantes pechos.

- Por supuesto que voy a tocar el cielo, cariño... pero antes voy a lamerlo y a besarlo un poco. ¿Te parece?

Sonríe ampliamente mientras entra en la cama con zapatos y todo, avanzando sobre Liz sin perder de vista su mirada azul hasta que sus labios se vuelven a encontrar en un apasionado beso.

Adrián se queda casi sin respiración. Qué tigresa... ¿besará así siempre? ¿O sólo durante los castings porno? Tratando de ganar un poco de espacio, consigue atrapar entre sus labios la lengua de Liz y la chupa, recorriendo toda su longitud. Y justo en el momento en que la cabeza de la pelirroja toca de nuevo la almohada, Adrián se abalanza sobre su cuello.

- Me vuelves loco, cielo... - susurra mientras baja poco a poco, dejando un sendero de besos y lametoncitos sobre la piel de Liz. La nota protestar, tratando de moverse bajo su cuerpo, pero él sigue descendiendo, embriagado por la suavidad y el aroma de la piel que tiene bajo sus labios, bajo la puntita de su lengua...

Y por fin las encuentra. Extiende un poco más la lengua y con ella sigue el contorno de una teta de Liz, envolviéndolo en un círculo de saliva. Sin dejar de lamer va trazando espirales sobre el pecho, lento y parsimonioso, ansiando arrancar un gemido de su dueña.

Por fin la puntita de su lengua encuentra el pezón, sonrosado y erecto. "Si con esto no lo consigo..." Primero lo tantea con delicadeza, dejándolo rodar sobre su lengua extendida, apreciando su dureza... y entonces lo encierra entre sus labios y lo chupa, ansiosa y apasionadamente. La mira a los ojos azules, mientras su lengua azota rápidamente el pezón dentro de su boca, deseando leer en su rostro su excitación...

La sensación era maravillosa.

Liz cierra los ojos sintiendo cada paso que daba Adrián por su cuerpo. Se estremece cada centímetro que recorre su lengua por su cuerpo. Agarra su cabeza con las manos apretándole contra ella. Aaahhh.... Se le escapa un leve gemido, que excita más a Adrián.

Disfruta sintiendo cómo sus pezones se endurecen, cómo su pecho arde. Separa suavemente a Adrián, su respiración está bastante acelerada. Tira de su cabeza hacia ella y lo coloca justo delante de su cara. Sin dejar de mirar a esos ojos tan tiernos, acelerando más la respiración, poco a poco le va desabrochando los botones de su camisa. Su torso descubierto la excita más. Acaricia con las manos su pecho, sus abdominales,... Acerca sus labios y vuelve a besarle un poco más enérgicamente que la anterior vez. Se incorporan un poco, poniéndose de rodillas encima de la cama. No paran de besarse. Huele... Liz huele la colonia fresca de Adrián mezclada con sudor.

Le desabrocha el cinturón y los pantalones. Le va quitando todo de la parte de abajo. Deja al descubierto su miembro bien erecto. A Liz le parece muy apetecible. Lo mira. Vuelve a mirar a los ojos. Coge su cabeza y vuelve a besarle pasionalmente, y esta vez coloca una de las manos en su hombro, y la otra mano en su miembro. Lo acaricia y empieza a estimularlo. Lo palpa con su mano y lo masajea.

Liz puede sentir cómo sus entrepiernas se va humedeciendo.

- Uhhh... qué bien lo haces...

Adrián echa la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos mientras nota cómo las manos de Liz obran su magia. Mientras su mano izquierda acaricia dulcemente los testículos, la derecha se desliza con suavidad sobre su pene, trazando una fina red de caricias sobre su verga hinchada, adorándola.

- Me encanta... mhhhh...

Abre los ojos y se encuentra de nuevo inmerso dentro de una luz gris-azulada que le contempla, y una pequeña sonrisa bajo ella. Al tratar de devolverla, la mano de los testículos los envuelve completamente con sus dedos mientras la del mástil comienza un vigoroso masaje, cubriendo toda su longitud con amplios movimientos.

Siente cómo cada centímetro de su aparato es atendido, mimado y acariciado. "Oh Dios... es una verdadera experta..." Trata de sostener la mirada, pero los ojos le bailan. Los pechos moviéndose al compás, el ritmo de sus manos sobre su miembro, tocando, acariciando y masturbando justo como a él le apetecía en cada momento, casi como si ella le leyera la mente...

"Ja." -sonrió para sí mismo - "Imaginaciones tuyas, Adrián. Si te leyera la mente sabría qué necesitas ahora mismo..."

Liz sonríe complacida. Le satisfacía cada vez que un chico abandonaba el mundo real para adentrarse en el mundo creado por Liz. Sabía llevar por donde ella quería. Todos estaban contentos. Felices... Excitados... Muy puestos...

Liz sabe perfectamente lo que quiere Adrián. Duda un poco si darle o no ya lo que él desea. Le gusta desesperar. Le gusta jugar. Pero también sabe que no debe pasarse de la raya con sus jueguecitos. Esto era un casting. Debía complacer también a los espectadores. Veía en los ojos de los directores que ellos también querían verla en acción. Habrán más ocasiones para jugar. Oh sí. Estaba segura de que iban a haber muchísimas más.

Empuja suavemente a Adrián acostándole de nuevo en la cama. Esta vez es él quien se encuentra debajo de ella. Liz no ha dejado ni un momento ni de mirarle ni de masturbarle con las manos. Sonríe. Liz muestra una amplia sonrisa encantadora. Con una mirada que decía "Fíjate bien" va hacia abajo. Se coloca entre las piernas de Adrián con su miembro cogido con las manos. Era demasiado apetecible para que Liz siguiera aguantando. Lo necesitaba ya.

Liz se inclina y mete el pene de Adrián en la boca. Está muy caliente. Muy hinchado. Daba gusto sentirlo dentro de la boca. Lo chupa lentamente ayudándose con la mano. Lo mete en la boca. Lo saca. Lo vuelve a meter. Lo vuelve a sacar. Y riéndose le da lametazos. Realmente lo está disfrutando. Lo moja enterito con su saliva. Es como una niña con una piruleta. Con la otra mano no deja de acariciar sus testículos.

Nota cómo Adrián se estremece por cada lengüetazo. Por cada contacto con su lengua. Gime. Aprieta la manos en la sábana. Pero Liz no dejará que esto se acabe. Aún le queda mucho por mostrar.

- Uhhhhhh...

Adrián trata por todos los medios de pensar en otra cosa que no sea en los cálidos y hábiles labios de Liz. Ni en su lengua zigzagueante que traza circulitos alrededor de su glande. Ni en sus dedos acariciantes, moviéndose al compás de la mamada sobre toda su longitud...

- Sii... ohhh dioss...

Un torbellino de sensaciones envuelve y engulle su polla. Casi está tentado de explotar muy dentro de la boca de su compañera, pero... ¿qué clase de actor porno sería si lo hiciera?

"No... tengo que... contraatacar..."

Reuniendo todo el autocontrol de que es capaz, consigue retirar su ensalivada polla de entre los labios de Liz, lo cual produce un sonoro "pop".

- Uyyyy...

Antes de que la pelirroja reaccione, Adrián se echa hacia delante y la besa de nuevo, entrelazando sus labios con los de ella y saboreando su propio sabor en su saliva. Sumergiéndose en su boca, consigue que Liz se ponga de espaldas con la bata completamente abierta, dejando todo el camino libre para que Adrián trabaje...

- Ahora me toca a mí devolverte el favor, querida.

Mientras acomoda el pene totalmente erecto entre sus piernas, su boca se despega de los labios de la chica y se posa en el ombligo, dibujando alrededor de él un circulito de saliva. Luego, lentamente, va bajando, depositando besitos en su camino hacia el tesoro de Liz.

- Me encanta el aroma de tu sexo, cariño...

Le guiña un ojo mientras sus manos van acariciando la cara interna de sus muslos, logrando que poco a poco se abran ante él al tiempo que sus lengua por fin alcanza la entrepierna.

Dios... qué visión...

Su sexo húmedo y rosado, como una flor, se abre también delante de su nariz. Volviendo a mirar a su dueña a los ojos, extiende la puntita de la lengua y recorre los labios mayores, mimoso, antes de hacer un repentino movimiento descendente justo entre ellos. Los labios ceden levemente ante el lametoncito y los primeros jugos mojan la lengua de Adrián

- Ñam, cariño... sabes a fresas...

Colocándose las rodillas de Liz sobre sus hombros, el rubio surfero comienza una concienzuda degustación de su coñito. Alternando besitos con lametones, caricias con la nariz y la barbilla, la boca de Adrián no deja un solo recoveco sin atención. Entonces, cuando los jugos y la saliva se confunden, Adrián inclina la cabeza...

- Preciosa, tengo que besarte en todos tus labios.

Atrapa con su boca los labios de su coñito y comienza a besarlos de la misma manera que besó la boca de Liz. Apasionada y sensualmente, deja que su lengua también se cuele entre los labios como hizo en su boca, pero esta vez recorriendo todo el interior de la rajita, saboreando intesamente el jugo de su placer.

Y lo mejor es que Adrián no está nada cansado...

- Ha.. Ha.. Ha...

La respiración de Liz se entrecorta. Intenta captar cada segundo, cada milímetro que Adrián avanza. Cada parte de su cuerpo que Adrián roza con sus labios se estremece produciéndole un gran placer.

Ahora tiene a Adrián entre las piernas. Desde luego si no es la mejor, está siendo una de las mejores veces que le han lamido la entrepierna. Liz rodea el cuello de Adrián con sus piernas. Realmente su "beso negro" es muy apasionado. Liz coge la cabeza de Adrián con las manos y sigue sus movimientos. Acaricia su cabello, pero el placer hace que de vez en cuando apriente su cuero cabelludo. Adrián puede sentir el estremecimiento de Liz. El apretarle le pone aún más haciendo que todo cobre con mayor fuerza. Pero Liz aún quiere más. Su ansia parece no tener fin. Pero afortunadamente, la fuerza que le transmite Adrián tampoco tiene fin. Liz puede sentir cómo la excitación de ambos cada vez es más grande.

Disfruta de este momento paradisíaco durante largo rato.
- Ahh.. ahh.. ahh...
Su gemido cada vez se hace más fuerte. Siente que quiere correrse.
- Cariño.. Quiero más...
Le suplica mientras le aprieta cada vez más contra ella.

- Mmmghh bllmmm mmhhh - trata de decir Adrián, su cabeza completamente encerrada entre los muslos, su boca totalmente enterrada en el sexo de Liz. Guiñando un ojo a la pelirroja, su lengua comienza a moverse como un remolino muy dentro de ella mientras toma respira por la nariz, exhalando bocanada tras bocanada de aire caliente directamente sobre su botoncito del placer.

Por fin nota las primeras convulsiones, la vulva comenzando a estremecerse alrededor de su lengua. Sin dejar de mirarla a los ojos, agarra su culito y lo aprieta aún más fuerte contra su boca, su lengua tan dentro de ella...

- ¡¡¡Aahhhh!!!

Con un grito entre gemidos, Liz nota cómo entre sus piernas emana un chorro de líquido que para en la boca de Adrián. Aprieta su cabeza con fuerza contra ella. Es como si quisiera meterlo dentro de ella. Qué placer...

Pero la diversión acaba de empezar para Liz. Debo controlarme, debo controlarme, debo controlarme,... Liz tiene que hacer un esfuerzo considerable para no asalvajarse. Tiene que ser romántico, tiene que ser romántico.

Tira de Adrián atrayéndole hacia ella suavemente pero con fuerza. Adrián puede notar cierto brillo en sus ojos. Una brillo lleno de lujuria. Cariño, eres fantástico. Cómo te quiero. Le sube a la altura de su cabeza y le besa. Un beso apasionado. Puede saborear su propio líquido. Ambos cuerpos desprende olor a sexo. Le abraza cariñosamente, pero Adrián puede notar la fuerza y el calor que alberga Liz. Su temperatura ha pasado el límite de lo establecido.

Se abrazan y retozan en la cama acariciándose, jadeándose. Cielo, ya es hora... Liz se coloca debajo de Adrián sin dejar de acariciarle. Todo su cuerpo. Su pelo, su cuello, su espalda, sus glúteos.. Dios, qué bueno está. Sus piernas se entrelazan. Están tan mojados de cabeza a pie que no habrá ninguna dificultad en penetrarse. El miembro de Adrián ondea entre sus piernas, un ligero movimiento más y estaría dentro de Liz.

Adrián pestañea, eufórico por haber conseguido que semejante chica se corriera en su boca. Casi no puede respirar, el sabor de los jugos de Liz mezclándose con el de su saliva dentro de la boca de la pelirroja. Ha llegado el momento... de hacerte mía, Liz...

Separándose un momento de la marea de besos, se eleva ligeramente sobre el cuerpo de la pelirroja y coge su instrumento, bien erecto y duro... y con él comienza a recorrer la rajita de Liz.

- Mmm... nena... me encanta que estés siempre en celo..

Los labios del sexo de Liz ceden y comienza a manar de nuevo su néctar, recubriendo el capullito como si fuera miel bien caliente. Y Adrián sigue rozando el tronco y el glande sobre el coñito de la pelirroja hasta que tiene todo el miembro bien empapado y brillante.

Vuelve a mirar a su mujercita a los ojos. Destellan tanta lujuria, tanto deseo como el que le envuelve a él... Alza su trasero y hace que su capullo bucee entre los labios del coñito, hasta que su punta encaja en la entrada.

- Te quiero, cariño...

La vuelve a besar apasionado, dejando que sea su peso quien haga que su miembro se deslice dentro de ella... poco a poco... notando cómo Liz se va abriendo para recibirle. Oohhh diosss... es como entrar en un horno...

La sensación es tan intensa que no puede evitar morder un poco el labio de la pelirroja. Tan cálida... tan suave y tan húmeda... Su polla envuelta en terciopelo, en seda, mientras profundiza más y más... hasta que sus huevos tocan el culo de su mujercita.

- Aahh..

Liz no deja de gemir. Aprieta a Adrián contra su cuerpo. Le tiene encima pero ni siquiera nota su peso. Adrián puede sentir cómo los dedos de Liz se clavan en su espalda. El movimiento de ambos se sincronizan. Liz puede sentir cómo el pene de Adrián entra y sale por su vagina, cómo sus testículos se chocan contra sus nalgas.. Puede sentir cómo el líquido de ambos corre entre sus piernas.

- Dame.. Por favor, dame.. No pares..

Liz aprieta las nalgas de Adrián con fuerza. Empuja para sí, como si quisiera partirse en dos. Cada vez va abriendo más la pierna, y a medida que la penetración se vuelve más intensa entre gemidos de animales y olor a sudor, su vagina también se ensancha cada vez más.

Tan metidos en su mundo, ni siquiera notan cómo la cama se mueve cada vez más violento, cómo Adrián empuja a Liz tanto que se tiene que agarrar a la cabecera para no darse la cabeza.

En un momento dado, Liz agarra a Adrián y le besa la boca con frenesí, si es que a eso se le puede llamar beso. Le daba igual donde lamerle. Su lengua pasaba por sus labios y por su cara indistintamente. Entre abrazos y arañazos, sin disminuir el ritmo de su penetración, ambos se dan la vuelta de tal manera que ahora es Liz quien se queda encima de Adrián. Ahora Adrián tiene la visión de Liz desde abajo. Puede verle bien su cara fascinada como si estuviera en trance, su mirada más que lujuriosa, su pelo mojado de sudor, y sus pechos.. Sus pechos no paran de moverse arriba abajo.

De repente, con una fuerza sorprendente que hacía dar la sensación de que hasta ahora se estaba guardando la energía, Liz empieza a cabalgar a Adrián. Apoya sus manos en el abdomen de Adrián y con un increíble movimiento de cadera monta a Adrián. Y sus gritos... Sus gritos de locura llena toda la sala.

- Tócame, mi amor, tócame...

Se acercó aún más; mi sexo iba a explotar de tanta palpitación y sus senos estaban durísimos... y sentí un revoltijo de sabores con el solo roce de su boca junto a la mía. Al subir su mano para retirar el cabello de su cara. No aguanté y casi mordiéndola para arrancarle los labios la besé como nunca había besado a nadie, la junté contra mí, oprimí mi pecho contra el suyo y sentí sus tetas duras paraditas, ricas!.
Tenía una pasión incontrolable, quería arrancarle la piel tampoco nunca me había comportado de manera tan salvaje y hecho movimientos tan rápidos, ella no se resistió parece que caí en su trampa... correspondió a mis besos su lengua exquisita era caliente y jugaba tan apasionadamente con la mía, que arranque tan delicioso!. No me pude contener y la acerqué más oprimiendo mi sexo contra el suyo; subí mi mano y apreté su teta tan fuerte que me olvidé de si ella sentía dolor o no, yo estaba muy excitado..

-Ohhhh...- gimo viendo su hermoso cuerpo como cabalga sobre el mío.

Siento como me llega el momento del clímax junto a su cuerpo, no dejo de mirarla a pesar de que ella este en su mundo. Siento sus roces, sus vaivenes, todo su cuerpo como se funde con el mio.. Ambos llevamos el peso y espero que ella este tan excitada como yo para que tenga un nuevo orgasmo junto a mi..

Liz ya no está. Liz ya no se encuentra en este mundo. No ve nada más.

Sus sexos siguen fundiéndose sin parar mientras que sus cuerpos dan vueltas, giran y giran sobre la cama. Es como una máquina. Adrián la introduce, y ella lo recibe gratamente, mientras que se arañan y adoptan toda las maneras posibles. El clítoris de Liz es acariciado sin parar por Adrián y los testículos de Adirán son golpeados frenéticamente por las nalgas de Liz.

Siente que va a morir. Ojalá pudiera morir así. El último momento.. En el último momento, Liz casi arrastrándose, exhausta, se da la vuelta sobre sí misma colocándose de espalda a Adrián. Se agarra a la almohada e intenta arrodillarse. Adrián la abraza por detrás sin parar de estrujarle los pechos. Le duele. Pero quiere más. Siente como si sus pechos vayan a explotar, pero lo quiere.

Liz siente cómo una vez más su clítoris está a punto de expotarse y cómo sus líquidos resbalan por los muslos. Jadea y jadea, mientras que Adrián no para de bombearle. Quiere sentirlo. Quiere sentir cómo se corre dentro de ella.

- Córrete, mi amor... Córrete dentro de mí...

Adrián cierra los ojos, sudoroso, sin dejar de moverse, de entrar una y otra vez en Liz. "Diosss... todo es placer..." los pezones de Liz rodando bajo la palma de sus manos a cada embestida... la acogedora y cálida humedad de su coñito, que envuelve toda su longitud con fuerza cada vez que se mete dentro, como queriendo retenerle dentro de ella...

De pronto lo nota. El familiar cosquilleo en los testículos, esa sensación que en breve subirá por su miembro y... escucha a Liz pedirle que se derrame en ella, pero no... "Esto es una peli porno... tengo que aguantar..."

Da una última embestida y se queda quieto, envainado completamente en Liz. Ohhh... estaría toda la vida así, notando su culito pegado a sus huevos, sus músculos vaginales ordeñando su adorada polla lentamente, de una forma tan íntima...

- Córrete tú primero, cariño... quiero notar tu placer...

Y mientras sus labios se recrean en el cuello de su pareja y sus dedos miman la areola de sus pechos, Adrián separa las piernas y comienza a bombear con golpecitos secos y cortos. Su miembro se mueve apenas unos milímetros dentro de Liz, pero lo hace vigorosamente, cada choque transmitiendo su fuerza, su lujuria y su deseo... Siente el cuerpo de Liz como extensión del suyo propio, tanto que no le cuesta ningún trabajo sentir cómo ella llega al orgasmo. Y justo cuando las paredes de terciopelo de su sexo comienzan a apretarle espasmódicamente, Adrián se deja llevar... y se sale a toda prisa, provocando un sonido húmedo.

- OOOHHHHHHH SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

El mundo se nubla y el placer le aprisiona cuando su miembro dispara un torrente de semen caliente sobre la espalda de Liz, con tanta fuerza que llega hasta su pelo. Adrián se derrumba sobre sus rodillas, masturbando frenéticamente su polla mojada de jugos, vaciando sus testículos sobre el culito de su pareja. No puede evitar seguir disparando chorro tras chorro de leche sobre las nalgas, la semilla va formando regueros blancos que se derraman sobre la rajita aún abierta y palpitante, desde donde gotean sobre la cama...

- Mmmmhh... qué gusto...

Tras un último espasmo se deja caer al lado de Liz, sonriente, la piel perlada de sudor, y la besa de nuevo con pasión. Las respiraciones entrecortadas impiden que sea demasiado largo, pero vuelve a mirarla a esos ojos en los que se perdería.

- Eres tooda una fiera, cariño. Ahora sólo te queda dejarme bien limpito.

Y le guiña un ojo, juguetón, mientras le da un cachete en ese culito cubierto de su propio semen.

Liz nota con placer y con cierto morbo cómo es rociada por Adrián. Siente cómo se moja por detrás, desde las nalgas hasta lo largo de toda la espalda. Ella a su vez se presiona con un dedo el clítoris para expulsar las últimas gotas frutos de su orgasmo dejando una mancha justo debajo de ella.

Adrián se desploma encima de ella. Y Liz vuelve en sí mirando a sus alrededores. Mientras intenta regular su respiración es consciente de las luces, las cámaras y los ojos de los productores y el director. Tengo que seguir... Con gusto se habría quedado acostada en la cama abrazada de Adrián sintiendo su miembro relajado contra su cuerpo. Pero debía dar lo mejor de ella.

Vuelve a incorporarse con una mirada maliciosa. Su jadeo hace que parezca una fiera acechando. Le mira pícaramente con una sonrisa como diciéndole que aún queda algo más. Con una risita coqueta, Liz tumba boca arriba a Adrián y se desliza hacia sus entrepiernas. Hora de limpiar. Liz se apoya las manos en las piernas de Adrián y se agacha para lamerle desde los muslos siguiendo el camino de su semen. Como un gato que limpia su pelaje, Liz pasa cuidadosamente su lengua por el cuerpo de Adrián. Llega a los testítulos y al pene que lo retiene más en la boca. Lo lame, lo chupa... Lo recoge todo con esa boca.

Acto seguido, sube hacia arriba colocándose a la altura de la cara y con cara de chica mala le besa en la boca de Adrián. Saboréate a ti mismo...

Adrián cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás cuando los labios de la pelirroja envuelven su glande. No puede evitar gemir al notar la lengua de terciopelo trazando circulos sobre su bellotita, rebañando los restos de fluido y semen. Su miembro, aún palpitante tras la corrida, se estremece dentro de esa boca experta, y Adrián se deja caer sobre los almohadones, sus sentidos totalmente focalizados en el placer, en el cúmulo de sensaciones que Liz le hace experimentar...

De pronto siente el aire frío sobre su polla, mojada de saliva. Al entreabrir los ojos se encuentra reflejado en esos ojazos, enmarcados en una cara de niña mala. Apenas alcanza a oír lo que dice cuando de pronto los labios de Liz se acoplan a los suyos, comenzando uno de los besos más sensuales de su vida... mientras su boca se inunda de un calor y un sabor ligeramente amargo. "Vaya, esto me resulta familiar" Pero la pasión le puede, le desborda, su lengua buceando muy dentro, entre los labios de Liz, bebiendo lo que ella le da...

Hasta que se da cuenta de qué es lo que está bebiendo.

Aguantando el tipo lo mejor posible, mirando de reojo a su alrededor, Adrián le dedica una mirada desafiante a Liz sin dejar de comerse a besos su boca, aprovechando la humedad de los labios de los dos para deslizarse e ir esparciendo grumos blancos por la barbilla, las mejillas, incluso la nariz de la pelirroja. Se separa un poco, un hilillo de semen uniendo su boca a la mejilla de Liz... y admira su obra.

- Mmmm... qué bien sabes, cariño...

Y sus manos vuelven a abarcar esos pechos, y su boca vuelve a devorar la de Liz mientras le susurra:

- Que sepas que voy a aprovechar todo el tiempo que nos quede hasta el "corten", preciosa

Liz se queda gratamente sorprendida.

Vaya, este tío es todo un portento.

Quizás esté pensando en pedirle el número de teléfono después del casting. ¿Se estará esforzando tanto por ser un casting? La verdad es que su cuerpo y su arte está haciendo que el casting sea más fluido y más ameno. No es muy difícil excitarse con un semejante hombre. La insaciabilidad de Liz por fin ha descubierto su mundo y está encantada. Si no fuera porque le estuvieran observando gente que la están evaluando, se habría echado a reír a carcajadas.

Su cuerpo sigue ardiendo y su coño está volviendo a pedir que le alimente.

Con una sonrisa, Liz abraza a Adrián, le rodea con las piernas y le araña por la espalda llegando hacia las nalgas, que termina dándole una cachetada bien sonora.

- Aprovéchate de mí, entonces.

Adrián sonríe con la cachetada, dejando que su lengua trace dulcemente la mandíbula de Liz en su camino hacia el lóbulo de la oreja. "Si todas las actrices porno son como ésta ¿por qué he tardado tanto en venir a este mundillo?". Una vez más, se olvida de las cámaras... sólo existe la suavidad y el calor de Liz.

- Gracias por el permiso, "cariño" - atrapa el lóbulo de Liz entre sus labios y lo mordisquea -¿Sabes que estás muy guapa cuando te corres? - sus manos masajean los ardientes muslos que le rodean, recorriéndolos hasta volver a abarcar ese culito tan tierno... - Pues quiero volver a verte así de guapa...

Adrián da un tirón un poco más fuerte del lóbulo, y hundiendo los dedos en el culo de la pelirroja, la eleva y la pega a su cuerpo. Su miembro vuelve a despertar bajo el calorcito del sexo de Liz, creciendo contra él, mientras se inclina hacia delante hasta que su pecho contacta con esos pezones sonrosados... y comienza a moverse suavemente, rozándolos...

-Muy bien chicos habéis estado geniales... vaya, la verdad que son fantásticos Dice dando una palmada antes de anotar algo en sus apuntes. Se pone el bolígrafo en la oreja y os dice:

-Ya podéis ir a cambiaros..-
Las luces se encienden en la sala por completo, y todo el equipo empieza a trabajar para recoger los cables y demás. -Adrián has estado fantástico, tienes mucho futuro. GENIAL-
Después se fija que Liz esta disimuladamente tapada con las sabanas entre el cuerpo de Adrián.

-Y tú Liz, cámbiate y luego quiero hablar contigo personalmente..- Se da la vuelta, esperando a que se cambien, mientras el recoge su silla de director..

Liz aún algo aturdida tras un sexo tremendamente salvaje, se incorpora lentamente de la cama con las sábanas tapando su cuerpo.

¿Qué querrá el director? ¿No habré sido lo suficientemente buena? A Adrián le ha dicho que ha estado fantástico. A mí, aún no me ha dicho nada...

Con estas paranoias, Liz vuelve a su camerino para volver a poner su vestido. De repente, se acuerda de algo y saca un papelito donde apunta su número de móvil.

Sale de su camerino donde se cruza con Adrián que seguía andando por ahí.

Ha sido un placer trabajar contigo.

Con una sonrisa le da la mano, la cual Adrián puede notar un papelito que pasa a la palma de su mano. Con un guiño, Liz se aleja de él y se acerca al director.

Eh... Ya estoy lista. ¿Querías hablar conmigo, no?

"Vaya... qué rabia"

Adrián se levanta, tratando de esconder su miembro erecto de la repentina luz que inunda todo el estudio. Ya que Liz se ha llevado las sábanas, recurre al gurruño de ropa que hace una eternidad trajo puesta y comienza a ponerse los pantalones. Trata de aparentar normalidad mientras los técnicos van trasladando las cámaras de sitio, y desvía la mirada cuando un par de ellos intercambian risitas al deshacerse la cama y llevarse las sábanas húmedas.

"Y este sigue empeñado en seguir tieso..." Su pene sigue desafiando la gravedad, demasiado grande aún para este pantalón tan ajustado. No hay forma de cerrar la cremallera sin riesgo de un doloroso "incidente"... y cerrar los ojos y concentrarse en la Patiño no funcionan. Lo que le viene a la mente es el calor del interior de Liz, el placer de penetrarla, su carita mientras llegaba al éxtasis, el vaivén de los cuerpos al moverse en armonía, buscándose, encontrándose, avanzando inexorablemente al borde del orgasmo...

Nada, no había manera. "Tendré que estar así unos minutos..." Los técnicos seguían yendo y viniendo, pero de pronto uno de ellos, un tipo alto y gordo con barba se le queda mirando... ¡y le echa un guiño!.

La erección se desvanece como por arte de magia y Adrián se sube instantáneamente la cremallera. Por el rabillo del ojo ve cómo el gordo barbudo comienza a andar en su dirección. "No... ni de coña" Gira sobre sus zapatos para salir por pies y de pronto se tropieza de frente con Liz.

-Ha sido un placer trabajar contigo- dice con esos labios que hace unos minutos le devoraban, y su mano acaricia la suya... y le deja ¿un papelito? Pero el guiño que le dedica le deja fuera de juego, sus sentidos no pueden hacer otra cosa que seguirla mientras se gira y se va con el director, su silueta perfectamente dibujada bajo ese vestido de generosos escotes...

- Oye, chico, no estarás pensando en quedarte con esa ropa ¿verdad?

El desagradable tonito del calvo gafotas le devuelve a la realidad.

- N... no, qué va, sólo es que...

- Ni peros ni gaitas, chico. Ahora mismo vas al camerino y me lo devuelves todo. Y espero que no me hayas manchado nada con tu.. bueno, con tu "eso".

Adrián se mete en el camerino y echa un vistazo al papelito... ¡un número de teléfono! "Uffff... lo que debe ser esta chica en la intimidad... sin nadie que nos mire, sin un "corten" que nos limite..." Afortunadamente sus bermudas sí son capaces de albergar y disimular su nueva erección.

Sale por la puerta con el montón de ropa estratégicamente colocado, pero antes de que pueda reaccionar el calvo gafotas se lo arrebata tras mirarle de arriba a abajo.

- Oiga, no me han dicho nada sobre cuándo me llamarán... ¿sabe usted algo?