Partida Rol por web

El profesor entró en el aula carraspeando para pedir silencio. Tenía fama de sigiloso, así que aquella era su medida más efectiva para hacerse notar ante los alumnos. Eran ya tantos años de ensayo y error que al final logró la maestría en cuanto a tono e insistencia.

—Buenos días, alumnos. Como ya sabréis soy el profesor Snape y seré el encargado de impartiros la clase de pociones. Probablemente estéis deseando aprender a hacer potentes filtros para conquistar el corazón de vuestro amor verdadero, o simplemente un elixir que os haga aprobar todos los exámenes. Pues bien, aunque todo eso es posible en este noble arte, un mal paso podría llegar a ser catastrófico. Es por ello que me gustaría enseñaros los fundamentos básicos antes que de os lancéis a remover moco de gusarajo como locos.

Hoy explicaremos cuales son los elementos fundamentales de la mayoría de pociones comunes, su función y la forma de tratarlos adecuadamente. 
Muy bien. Damos comienzo a vuestra primera clase. ¿Alguien sabría decirme alguno de los elementos más comunes usado en pociones? ¿Y quién sabría decirme uno de los ingredientes fundamentales de la mayoría de antídotos?* 
No os preocupéis por fallar estrepitosamente con estas primeras preguntas. Estamos aquí para aprender, ¿de acuerdo? Podemos empezar por la página 7 del libro, en el capítulo de Conceptos básicos. Vamos a empezar por lo más básico: ¿qué es una poción?

Existen cinco tipos fundamentales de poción, dependiendo de su poder y consistencia. Los filtros, los ungüentos, las soluciones, los elixires y las esencias. Hoy empezaremos por los ungüentos.

Los ungüentos, a diferencia de otras pociones, se aplican sobre el pelo o la piel. Se caracterizan por su textura y viscosidad. Se parecen más a un gel o a una pasta que a un líquido, y suelen emplearse para la curación de determinadas dolencias. Existen ungüentos para quemaduras, para llagas, para forúnculos, etcétera.

Para la próxima clase me gustaría que me escribieseis una breve redacción enumerando las diferencias entre un ungüento y cualquier otro tipo de poción que ya hemos mencionado: esencia, elixir, solución o filtro. Lo dejo a vuestra elección.**

Las clases de pociones en Hogwarts se impartían en las mazmorras, más específicamente en la Mazmorra Cinco. Por entonces, era un aula cuadrada, muy grande, con mesas y ventanas grandes. En la esquina había una palangana de piedra que se usaba para lavar las manos y los cucharones. 

Era un aula fría y poco acogedora, pero Amaris recorrió todo el recinto saltando de un lugar a otro y dando exclamaciones de asombro. Estaba exultante. Al fin, tendría la clase más anhelada. 

—Pociones —susurró.

Calderos de cobre, de plata y de peltre, morteros de mármol blanco o de madera de encina cortada bajo la luna llena, innumerables frascos de cristal, balanzas, crisoles, matraces y aparatos de destilación, pipetas y buretas y distintas cucharillas.

Tras una larga y concienzuda revisión, la pequeña bruja eligió un lugar próximo a la mesa del Maestro de Pociones, Severus Snape. Según su padre, mejor Maestro de Pociones que el mismísimo Horace Slughorn. No, qué decía... ¡El mejor Maestro de Pociones del último siglo, y más! Según su hermana, el más sarcástico y cruel de todos los profesores... 

Cuando Severus Snape ingresó a la mazmorra, Amaris se quedó embobada escuchando cada uno de sus conceptos, anotando en un pergamino cada una de sus palabras. Quizá Alice exageraba; era severo, sí, como su nombre lo anticipaba; su mirada era inquisitorial y su voz un susurro temible; pero no, no parecía ese Maestro cruel que su hermana comentaba.

Y tan concentrada estaba en estos pensamientos que tardó en reaccionar a las preguntas del profesor Snape. Amaris agitó la mano:

—El ajenjo, señor, es una hierba muy amarga usada en la elaboración de pociones desde tiempo antiguos. El moco de gusarajo es un espesante de pociones muy popular. Y la m-mandrágora... —Tomó aire y prosiguió. —En cuanto a antídotos: la mandrágora cocida forma una parte esencial en la mayoría de los antídotos junto al bezoar que cura la mayoría de... los v-enenos. —La voz de la pequeña bruja fue apagándose. —El díc-díctamo y...

Amaris sintió la mirada del Maestro de Pociones sobre ella como una guillotina. Sí, en verdad amedrentaba.

—¿Tú nombre, niña? —inquirió. 

—A-maris Prince, s-señor.

Unas risas a sus espaldas la hicieron sonrojar. Snape le clavó sus oscuros ojos, pero no dijo nada.

La clase continuó su curso y Amaris fue recuperando su compostura y alegría. Y, mientras tomaba notas de todo, sonrió. ¡Pociones! ¡Estaba en la mazmorra con el mejor Maestro de Pociones de Hogwarts!

Sin dudas, fue la mejor clase de la semana. 

trato de comprender de la mejor manera las clases pero me cuesta un poco, apenas me estoy adaptando y no es lo mismo que leer con tiempo sobre el tema o aprender de mi padre.

El aula de pociones se situaba en la planta mas baja del castillo. Era una aula bastante oscura, con bastantes artilugios de laboratorio. Sin embargo, a Tomas le asusto la primera impresion que se llevo del Profesor Snape, pero sin embargo era un hombre muy inteligente y con mucho talento con pociones. 

Una vez hecha la leccion, Tomas se propuso a competar la tarea propuesta. Estuvo un rato hojeando el libro de pociones, y parecia haber encontrado las respuestas.

Tarea de Pociones 

^{por Amaris Prince.}

POCIONES 

(Diferencias entre un ungüento y una solución.)

El ungüento es una poción de uso curativo (cicatrizante y/o reparador) o cosmético. Estas pociones tienen una textura semilíquida, más o menos espesa que, a simple vista, se asemeja a una crema o a un gel, según sea su textura. 

Por el contrario, la solución (también llamada dilución),  posee una textura muy diferente: líquida y muy ligera para poder ingerirla con facilidad. 

Un sitio tan lúgubre con un profesor a juego no era la idea que Ellis se había hecho de la asignatura de pociones. Algo así como una bruja verrugosa en alguna cabaña del bosque le parecía más lógico, de acuerdo a los cuentos muggles que había leído.
No sabía nada de pociones y tampoco se había leído nada del temario antes de asistir, así que tampoco se planteó responder la pregunta del profesor. Después de la clase se esmeró como pudo en completar la tarea, una pena que cuando fuera a entregarla su ratita hubiera agujereado todo el pergamino mientras no miraba, haciéndolo prácticamente ilegible.

Dio un salto en su asiento cuando escuchó el estruendo de la puerta. Todos los alumnos permanecieron callados y atentos a las palabras del profesor, como si estuviesen escuchando un sermón por haber incumplido alguna norma, en vez de dar una lección de pociones. Como en herbología e historia de la magia, la clase de pociones de introducción era demasiado sencilla para él, que ya tenía cierta experiencia en esos asuntos y sabía ya lo que era, mínimamente, el concepto de poción y sus diferentes acepciones, pero entendía que por ahí había niños de procedencia no-mágica que necesitaban entrar en contexto.

Cuando empezó con las preguntas, no dudó y levantó la mano, estaba seguro que se la sabía. Pero, por los nervios o por la inseguridad que producía la presencia de ese profesor, se le olvidó lo que iba a decir. Bajó la mano rápidamente para dar permiso a la chica de Ravenclaw que se encontraba a su lado, que parecía saberlo todo aunque no le dio tiempo a levantar la mano. "Todo tuyo", pensó.

La clase continuó tan tensa como en el inicio. A Eduardo le gustan las pociones, pero no sabe si se lo va a pasar bien teniendo a este murciélago podrido como profesor.

A Dayana le gustaban las pociones, era una de las pocas cosas que le permitían improvisar incluso en su casa. Se permitió evaluar al profesor y tardó un poco en actuar a la hora de responder una pregunta bastante sencilla. Aún así pudo comprobar que era un tipo interesante, como cabría esperar, tranquilo y centrado, perfecto para elaborar pociones. Se esforzaría un poco más en esa redacción como compensación por su algo distraída conducta.

            - ¡Buenos días profesor Severus Snape!    ¡Es un verdadero placer! -    Se limita a contestar Daisy con voz calmada, fría y segura, en la segunda fila del salón; a un lado de su hermana Evelyne, quien niega con la cabeza y evita reirse de su gemela mientras que pone menos atención que ella por el profesor y la materia de pociones.

            - Entre los elementos más comunes de las pociones podríamos encontrar tan diversos como Corteza de árbol vitalizante, Moco de gusarajo, Lavanda, Valeriana, Ortigas, cola de ratón y Acónito ... señor y en cuento a los antídotos elementos como Bezoar, Raiz de Jengibre, Bilis de armadillo y Escarabajo maestro! -        Responde con ligero orgullo Daysi por haber preparado previamente su participación para tratar de ganar la atención del maestro ... uno de sus preferidos de acuerdo a las palabras de su madre, quien parecía admirarlo, pero la chica decide guardar silencio el resto de la clase para dejar que otros más participen y así recpocnocer con quien convendría colaborar para preparar su primer tarea de ungüentos

(Viernes por la mañana 4 de Febrero)

Tenía que preparar el trabajo del próximo día de Pociones, pero estuvo demasiado ocupada intentando lograr algunos usos que su varita le impedía controlar, pero nompor ello olvidaba sus deberes. Entró en el aula de pociones y se dedicó a hacer su tarea.

"Dayana Nilcorb Witcher, 1er curso de la casa RavenClaw.

Diferencias entre ungüento y otro tipo de pocion:

He escogido el Elixir por su gran diferencia con los ungüentos, si bien el ya mencionado suele tener una te tira viscosa y aparenta a menudo ser un tipo de gel espeso, el Elixir destaca por su textura estemadamente líquida, además su sabor y color suelen ser especialmente agradables.

Como ejemplo de ungüento mencionaría la poción pimentónica, usada para sanar resfriados en la que se utilizan Pimientos razaspar, sangre de salamandra, espina de cola de sirena y tres hojas de sopóforo.

Y como ejemplo de Elixir, mencionaría el único que he probado en una ocasión, que me dio mi madre "el Elixir para inducir euforia", de color sol y aroma y gusto dulce."

Sabiendo que el líder de su casa es también profesor de pociones, intenta estar atento en la clase.

La entrada de las mazmorras era totalmente diferente al acceso a su sala común. El primer día que se dirigió a la clase de pociones, pensaba que encontraría el mismo tipo de corredor cálido y bonito pero al contrario se encontraba literalmente en unas mazmorras. Las paredes eran de piedra. Estaban frías, y parecía hasta que rezumaban humedad. 

Hizo la cola con el resto de compañeros y cuando al final entró en la clase y sacó el material lo hizo en silencio. El aula no parecía inspirar otro tipo de actitud. 

Cuando el profesor hizo las preguntas levantó una mano tímidamente para intentar responder, algo de pociones se traía sabido de casa. Pero, otra alumna fue más rápida soltando la respuesta al profesor. Onyx se sonrió porque, aunque no hubiese contestado a la pregunta, estaba claro que su respuesta habría estado más o menos bien. 

Continuó la clase con ganas y antes de acabarla empezó a redactar la redacción con ahínco. 

1º clase

Amaris estaba a punto de hablar pero Daisy fue más rápida y cortando a la pequeña águila dio su respuesta. Snape sonrió al ver como un alumno de su casa daba la respuesta correcta

-Excelente. ¡5 puntos para Slytherin!

2º clase

El profesor Snape entró en la clase, parecía de más mal humor que de costumbre, sin ni siquiera saludaros ni mandaros callar, comenzó a hablar.

-Durante la clase anterior estuvimos viendo un poco de teoría, en esta clase nos centraremos en las pociones. Espero que todos hayan comprado un caldero, en caso contrario pueden usar uno de segunda mano, pero no les aseguro de que no les explote.

¿Alguien sabe qué es un hombre lobo? En caso de no saberlo deberían estudiar más o preguntarle a su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. En mi clase hoy aprenderán como curarse de la mordedura de un hombre lobo, evitando así que la víctima se desangre hasta morir.

Para comenzar pongan en un mortero polvo de plata y díctamo, macháquenlo y remuevan. Cuando lo tengan echenlo en su caldero y remuevan hasta que la savia del díctamo se una al polvo de plata y creen una mezcla, no será necesario el uso de sus varitas, así que pueden guardarlas

Pociones era la clase más esperada de Amaris, pero aquel día la pequeña tenía un humor "nublado, con nubes de tormenta", como decía su padre. Y si no hubiera sido porque tenía la clase de pociones, se hubiera quedado en cama, en su alcoba en los aposentos de Ravenclaw, o en la misma enfermería sorbiendo algún horrible brebaje suministrado por Madame Pomfrey.

Pero era el día de pociones, la clase del profesor Severus Snape, y Amaris no iba a perdérsela por aquel humor con exceso de bilis.

Estaba evaluando la compra de un nuevo caldero cuando el profesor Snape apareció repentinamente como por encanto y se puso hablar sobre la poción Matalobos. Su tono de voz era colérico y eso asustó a la pequeña bruja.

Por otra parte, la poción parecía sencilla; y en verdad era bastante sencilla. Pero Amaris no lograba concentrarse, y fue una verdadera proeza hacerlo, pero lo consiguió, "por un pelo de unicornio" diría su mamá. 

Amaris no se sentía satisfecha.

Mejoraría su desempeño en pociones a como diera lugar...

Era un hecho.

Entro emocionado al aula, la clase de pociones era la que mas esperaba y esta vez tenia la esperanza de crear algo.

y para mi deleite no me equivocaba, el profesor tenia una poción preparada y nada menos que la poción mata lobos, no era la tan complicado, pero no seria fácil, nunca antes había creado nada por mi mismo, me había limitado a observar a mi padre y servir de asistente cortando los ingredientes y entregandoselos, pero eso iba a cambiar hoy.

organice todos los ingredientes en mi espacio de forma impecable y comencé a añadir los ingredientes en  orden, pero la poción comenzó a tornarse de un color diferente del que decía el libro y termino fracasando.

Mire el caldero con frustración "¿por que?. 

Este profesor vivís malhumorado al parecer, y era poco suave en sus enseñanzas, aunque eso le recordaba un poco al ambiente estricto de su hogar. Esa clase le daba un lugar que aunque no le agradaba demasiado le hacía sentirse relajada, por ello y haciendo caso al profesor Snape sacó los ingredientes de su kit, y se dispuso a ponerlos en el mortero tal y como se les acababa de decir.

Quizás hacer pociones era una de las pocas cosas que podía hacer en su propia casa sin que sus padres enfurecieron diciendo que perdía el tempo, y su práctica en el uso de ingredientes y su preparación se hicieron patente en seguida, utilizó el mortero sin preocupación alguna y cuando la mezcla estuvo bien machacada la volcó en el caldero para lograr la mezcla perfecta. Aún y así no parecía agradarle demasiado esa tarea, quizás porque veía ese tipo de trabajo algo que sus padres ya le habían hecho preparar en alguna ocasión.

- Hecho, señor Snape - dijo inclinando suavemente la cabeza a modo de respeto, casi como si fuera a su padre a quién hablaba, en ese deber no tendría nada de manga ancha, un pequeño error terminaría en una amplia reprimenda.

Tomas entro en la clase de pociones del Profesor Snape. Aquella clase se basaba en hacer una pocion que curara la mordedura de Hombre Lobo.

Justo lo que necesito si me encuentro con uno.

Tomas cogio los ingredientes y siguio las indicaciones de su profesor.

Creo que ya esta.

Clase uno.

No se trataba exactamente de estar cohibido pero a cualquier espectador se lo parecería. John había saludado a sus compañeros, claro, pero mientras esperaban a la llegada del profesor Snape se había puesto a leer, en uno de los lugares al final de la clase, como si la lectura, como si ese libro, fueran lo más importante. De hecho, absorto como estaba, tardó algunos segundos en darse cuenta que el ruido a su alrededor cesaba y que el profesor Snape había entrado en su clase. Entonces sí, y como si fuera consciente de ellos por primera vez, miró a sus compañeros, para luego centrarse en la clase.

PRIMERA CLASE.

A John le intimidaba más quedar en ridículo que Snape, pero creía saber alguna de la respuestas. Al fin y al cabo venía de un hogar mágico. A pesar de todo no fue el más rápido en contestar aunque lo hizo, por supuesto. Quería aprobar las asignaturas. Sus padres se lo habían dejado muy claro. Ahora era el primogénito (y la idea por motivos que no terminaba de comprender le daba unas enormes ganas de llorar)

- ¿Profesor Snape, como ingrediente de antídotos... podríamos incluir el bezoar? ¿y como elemento común de muchas pociones la mandrágora y el muérdago?