Partida Rol por web

Bajo las mantas, y según las vas levantando, puedes ver a varios adultos y otros chicos de no mas de dieciocho años... heridos de bastante gravedad. Casi todos muestran señales de heridas serias, cortes feos en su mayoría -algunos los identificas como arañazos o zarpazos-.
La mayoría permanece inconsciente, salvo un par de excepciones, aunque los que permanecen despiertos gimen de dolor en voz extremadamente baja a causa de sus heridas. Al parecer los demonios que atacaron el orfanato fueron primero a por los adultos para poder decabrse después con los niños.
Entre el montón de cuerpos localizas el de una mujer que tiene lo que parece una toalla empapada en sangre a la altura del pecho. Está pálida y apenas respira. Casi todos los niños han mirado en algún momento hacia ella mientras recorrías la sala hasta llegar a la tarima. Podría tratarse de la señorita Smithson, la mujer de la que te habló Liam.

Testament observa la herida intentando enfriarse, centrarse en cómo ayudar a la mujer...

Señor... Dale fuerzas a ésta mujer... U oriéntame para salvar de la orfandad una vez más a éstos niños que la aman...

Una lágrima escapó de uno de sus ojos azul cielo, impotente y tremendamente apenada... Sin duda ésta mujer debía ser buena... Pero ella no sabía qué hacer por esa mujer... Aunque... Posiblemente...

Esa mujer se ha mantenido con vida por bastante tiempo antes de tu llegada y es posible que siga así por un par de horas. Parece ser que no quiere morir y se aferra a la vida con uñas y dientes.
No la puedes mover, eso está claro, así que deberías llevar ayuda médica hasta el orfanato...

Los niños te miran expectantes, con sus caras vueltas hacia ti y los ojos cargados de ansiedad...

No puedo fallarles... No puedo... Debe haber algún modo... La herida... Hay que presionar la herida con suavidad para evitar la hemorragia...

Busca cualquier trozo de tela que sirva para la causa, y empieza a presionar la herida...

Si salgo de aquí, les dejaré indefensos... No puedes abandonar a los supervivientes por socorrer a los heridos graves, es triste, pero es la ley número uno de salvamento: Primero los niños. Puede que me odien, pero si me voy en busca de una clínica antes de que amanezca, los dejo desprotegidos... No puedo hacer eso. No debo... - mantuvo la presión tal como recordó que debía hacerse... No era gran cosa, pero no debía faltar mucho para el ansiado amanecer... Ella estaba manifiestamente cansada, pero podría aguantar...

- El sol, chicos... - dice, seria y segura - Cuando salga el sol, la pesadilla acabará... Me lo ha dicho un héroe de ésta ciudad, Last Hero... ¿Le conocéis...? - mira también a los heridos, conviene que se calmen, una respiración agitada de más puede empeorar el estado o el desangramiento... - No falta nada para que el sol brille otra vez... Y en cuanto caiga el primer rayo de luz sobre la ciudad, quiero que me aviséis... Soy rápida como un rayo, os lo aseguro... Buscaré a alguien que podrá curar a los que están mal... Pondré todo mi empeño en ello... - incluso se emocionaba, cargándosele los ojos, intentando con sus propias manos prolongar una vida - Pero nadie aquí quiere que hasta que salga el sol os quedéis sólos... Y no os voy a dejar sólos...

En momentos de pánico, según sabía, había que mantener a los afectados ocupados si podía ser, hacerles sentirse útiles...

- ¿A qué hora amanece en Boston, chicos? Alguno lleváis reloj o sabréis dónde hay uno en ésta habitación... ¿Verdad...? Bien... En cuanto sea la hora... Avisadme...

Cuando mentas a Last Hero, casi todos los niños asienten a la vez. Por sus miradas y sus expresiones, no solo le conocen, sino que, de alguna manera, le admiran.

Al taponar la herida de nuevo -cambiando el trozo de tela que ya estaba colocado a tal fin, quizá por alguno de los chicos mas mayores- la mujer emite un corto gemido de dolor y se sume en un estado de inconsciencia.

Los chicos escuchan tu discurso en silencio, asientiendo convencidos gracias a la fuerza y la seguridad que imprimes a tus palabras.

Al final, cuando parece que callas, Liam se adelanta y sube a la tarima, colocándose a tu lado.
Te mira con el ceño fruncido, la mirada cargada de preocupación y urgencia.
Boogy nos puede proteger hasta que se haga de día... Lleva toda la noche haciéndolo... Hubiera protegido a todos... pero... pero llegaron por sorpresa... desde todas partes...
Su voz tiembla ligeramente, quizá porque no deja de ser un niño asustado.
Por favor... ve a buscar ayuda para la señorita Smithson y todos los demás...
A su petición se suman las de otros niños que parecen igualo de convencidos y ansiosos por la segurirad de la que parece la directora del centro... o la cuidadora a la que mas aprecian.

Si saliera ahora, llegaría a ese almacén y... ¿Qué? ¿Quién estaría tan loco como para salir a coscaletas de una mujer con la tormenta que cae...? No podría esquivar tan fácilmente, en el caso de que con Barrabás haya alguien que pueda ayudarme, esas gotas de fuego con alguien a la espalda...

Un Daniel Espada imaginario le da una colleja mental.

- ¡Tú no te teletransportas, tu corres! - le diría - Si haces una mala carrera, no sólo dejarías sin ayuda a los niños, sino que un médico se caería a una corriente torrencial de agua y escombros (porque sí, Wilhemina, aunque la tormenta pare, el agua es agua y si había corriente en algunas calles, es cosa de pura física y la ley de "si hay una cuesta y una inhundación, prepara la balsa de raffting"). Entonces a la ecuación de niños tristes y cuidadores muertos añadiríamos el factor "médico ahogado". Mala cosa.

Definitivamente, la mejor opción parecía salir de ahí un cuarto de hora o veinte minutos antes del amanecer, explicarle la situación a Barrabás y colocarse en la línea de "en sus marcas" con el posible remedio a cuestas, lista para salir en cuanto el sol se asomase y llegar sin lluvia de fuego hasta el orfanato. Por otro lado, si Barrabás no tuviese remedio, ya se preocuparía en inventir aquellos veinte minutos en encontrar a aquella pandilla extraña o a Last Hero buscando un poco de ayuda... Soñar con un hospital sólo era eso: Soñar.
No era la clásica heroína idealista...

Suspiró casi inmediatamente después de que el niño formulara su petición.

- Liam... - repuso, en un tono que oscilaba entre la seguridad y una ternura casi maternal, sin dejar de cumplir su cometido de mantener a raya el desangramiento de la señorita Smithson - Si ahora salgo, podría poner en peligro al que pueda ayudar a la señorita. Avisadme veinte minutos antes del amanecer y pondré todo cuanto soy en traer ayuda casi al mismo tiempo que el sol salga... Mientras, los más mayores, venid, quiero que veais lo que estoy haciendo para que la señorita Smithson no sangre tánto... Cuando me vaya, uno de vosotros tendrá que hacerlo en mi lugar... Tendrá que ser alguien valiente... Alguien que sepa bien lo que significa lo que está haciendo y lo afronte con madurez... - pasa la vista, tras su vehemente indicación, sobre los más mayores o con pinta de ser los más responsables... Tal como había dicho sus palabras, estaba claro que se trataba de algo serio, un cometido muy importante que podría acabar o muy bien o muy mal... No quería engañarles, pero sí transmitirles que haciendo las cosas como se debían hacer, había más posibilidades de que todo fuese bien... Traga saliva... Quizás el pequeño valiente y de buena voluntad que se ofreciera a taponar aquella herida tuviera que notar como alguien querido se le escapaba entre las manos para no volver... Los ojos amenazaban con cargársele al imaginarlo, aunque mantuvo ese aura de seguridad al pistón... Se hizo completamente responsable de la situación...

Yo mismo.
Se presenta como voluntario el propietario de una voz un poco mas adulta que las que te rodean. Está claro que no pertenece a un adolescente, y mucho menos a un niño.
No lo has visto llegar, y eso es algo que te incomoda en cierta medida, porque el chico que avanza por el camino que va desde la ventana hasta el estrado, lo hace con arrogancia. Parece muy seguro de sí mismo. Y aunque tu no lo has visto entrar, él si ha escuchado todo lo que le has explicado a los niños.
A partir de ahora me encargo yo.
Se detiene a uno cuantos metros de ti, receloso.
Tu ve a buscar a ese médico y tráelo lo más rápido que puedas.

En ese momento los niños estallan en vítores y hurras. Todos se acercan corriendo, olvidados todo miedo y prudencia, hasta el recién llegado, jaleando una y otra vez un nombre: Peter.
El muchacho abre los brazos e hinca una rodilla en el suelo recibiendo a los huérfanos con cariño, aunque sabes perfectamente que no te ha quitado ojo e ningún momento.
Lo siento mucho chicos... No he podido llegar antes... Llovía demasiado y... Lo siento, de verdad...
Agacha la cabeza un segundo, compungido, y la levanta de nuevo.
¿Le habéis dado las gracias a esta señorita?
Algunos niños asientes, los mas mayores niegan con la cabeza y al momento unos y otros se vuelven hacia ti y comienzan a darte agradecimientos mas o menos sentidos.

Bonito uniforme para ser un árbol de Navidad... Se lo podrá creer.

Wilhemina esbozó una sonrisa comprometida que no habría mostrado de no estar los niños delante. Tenía que parecer tranquilizadora. No obstante no era mujer de confianza fácil, ni menos tratándose de unos críos. Podría tratarse de un buen empático, un buen dominador mental y todo a la vez... Incluso podía ser un proyector de ilusiones y que todo aquello no fuera real... Pero por encima de todo, estaba presionando la herida de la señorita Smithson, y no podía apartarse de ella hasta que alguien la sustituyera en el preciso momento en que soltara dicha presión.

La falta de sueño y comida, quizás... El traje verde, a lo mejor... Pero una intuición de lo más infantil cruzó su mente...

¿Peter Pan...? No sé de qué me sorprendo, tengo el oro de un leprechaun, un mutante inmortal legendario no debería impresionarme... Claro que puede ser el mote de un fan del mito...

Suspira. La verdad es que la presencia del hombre no le hacía la más mínima gracia aunque por corazonada tendía a confiar en él... Pero gracias a los consejos de su tío, había aprendido a evitar las corazonadas y las buenas impresiones "porque sí"...

"El que fuera amigo de tu madre, 'Charlie', fué alumno mío. Confié en él durante todo el primer trimestre de su curso, le ayudé en todo cuanto pude, desviviéndome por él, porque creí que era un buen chico. Durante el segunto trimestre intentó matarme. Usa la cabeza cuando tengas que proteger a alguien, no el corazón. Lo que tu sientas no importa. Lo que ellos sientan no importa, las vidas son lo que importa, y quieras creer lo que quieras creer, la verdad siempre será la verdad".

La mente de la muchacha trabajó a toda velocidad nuevamente.

Descartada la posibilidad del empático o dominador mental. Si hubiese querido luchar contra mí o quitarme de su vista, me habría disparado desde su silenciosa e impredecible situación (mierda, no lo he visto ni oído venir) y habría instado a que los niños ordenaran al Hombre del Saco a ir a por mí. Un proyector de ilusiones... Demasiado rebuscado. Tengo la mano prácticamente dentro del cuerpo de una mujer, noto sus entrañas latir bajo mis manos... El ambiente huele a cerrado y a... Pre-Adolescentes histéricos. Sin embargo tendría sentido que fuese un lector de recuerdos o telépata... Pues de saber que soy inmortal, lo inteligente para salirse con la suya sería quitarme de en medio para que no molestara, en lugar de matarme...
Podría interrogarle, pero perdería un tiempo que Smithson no tiene... Así que lo que me toca es correr como una maldita... No es super veloz, y si lo es, no es hostil. De haberlo sido, me habría matado desde las sombras y me habría llevado corriendo a cualquier rincón de ésta ciudad tan desconocida para mí, o a una celda. Tiempo, Wilhemina... Haz tu mejor cronómetro. Van varias vidas en ello...

No contestó cuando se le dieron las gracias. No consideraba que hubiese hecho nada. El orfanato no estaba a salvo, ni los niños, ni los profesores... Y el factor vestido de verde la descolocó de tal forma que no se sentía con la cara dura suficiente de decir "de nada".

- Peter... Ven aquí para presionar la herida...

Los chavales se apartan y dejan paso para que "Peter" pueda acercarse hasta Testament.
Cuando llega hasta la altura de los heridos, Testament, que aunque no ha sido capaz de verlo llegar ya lo tiene bien focalizado, es capaz de ver que bajo su cobertura facial esboza una mueca de disgusto e incomodidad.
Se lo justo de primeros auxilios. Pero nada más... Así que si empeoran no creo que pueda hacer nada
Murmura al oído de Testament cuando se agacha a su lado. Por el timbre de su voz podrías asegurar que no tiene mas de 20 años cumplidos.
Así que date prisa... Sea lo que sea lo que sepas hacer, mas vale que sea rápido
Frunce el ceño bajo las gafas de sol y te clava una mirada penetrante.
Y ni se te ocurra dejarnos tirados.
Eso último ha sonado a amenaza.

- No lo haré. Quítate los guantes - dice, seria. Espera a que Peter se haya quitado los guantes y primero suelta una de las suyas para coger la de Peter, después la otra, dejándolas en la misma posición y grado de presión que ella había empleado. Al parecer había funcionado bastante bien.

Inmediatamente procede a abrir la puerta y la cierra tras ella. Entonces de nuevo el arranque... Pero el amanecer en un mundo que no era el suyo resultaba desolador... Su cuerpo y mente pugnaban por volver a su mundo... Y no obstante la angustia de quien sabe que debe hacer algo en un lugar en que no quiere estar, se hacía en cierto modo llevadera manteniendo la cabeza ocupada con el asunto de los niños, sin duda más importante que cualquier otra cosa en ese momento...

No perdió ni un segundo, literalmente, corriendo más que nunca... Pero quizás sería eso precisamente lo que le hizo perder el control de sus pasos...
La frase sonó en sus oídos haciendo eco, como si se encontrara en un auditorio... El momento, que a otros ojos habría sido casi invisible, se le pasó a "cámara lenta" mientras los ojos se le abrían de par en par...

"La potencia sin control no sirve de nada".

Daniel lo había dicho tántas veces...

El tipo de verde ha seguido todas y cada una de tus indicaciones de forma bastante profesional.
Cuando te lanzas a la carrera, observas, por el rabillo del ojos, que los niños se acercan como a cámara lenta al tal Peter.

Tu carrera estaba siendo perfecta, un tiempo récord hacia el distrito de los almacenes de Boston... pero efectivamente, llevabas la mente en otra cosa y no has podido predecir la aparición repentina de esa papelera.
Como un iceberg, lo que parecía solo un trozo de plástico arrastrado por la corriente ha resultado ser un buen trozo de metal.
Tu pié impacta contra el obstáculo y pierdes el control por unos segundos en los que luchas por seguir en pié.

Al final logras mantenerte, pero unos segundos a tu velocidad suponen mucha distancia. Te has pasado la salida que tenías que haber tomado para llegar a tu destino.

Esas velocidades que había cogido no eran ni medio normales, incluso para ella. De acuerdo: Le otorgaba un dramatismo exagerado a un "fallo", pero nunca se sabía qué magnitud podría tener en el futuro algo que en el presente e considera un "tropiezo tonto".

Tenía que coger la salida que tenía que haber tomado para llegar a su destino, y sólo el tiempo y Dios sabían cómo repercutiría su fallo en el futuro... Pero ella no debía perder más tiempo ni más concentración.

Eliminó las motivaciones emocionales y se centró en la carrera por completo... Sabía bien a dónde tenía que ir...

Un giro en una de las enormes manzanas de la gran ciudad, un rodeo por allá y Testament ya estaba de nuevo enfilada hacia su destino.

Curiosamente, según te vas acercando hacia esa zona de la ciudad, te percatas de que ha sufrido menos daños por causa de la tormenta y el agua va descendiendo su nivel de forma mas veloz.
Al estar en la parte sur de Boston y no tener gran concentración de vidas humanas, podrías asegurar que el responsable de la tormenta no se esforzó demasiado en dañar aquel lugar.
Pero eso sí... lo daños en cuanto a materias y mercancías van a ser enormes... y lo puedes intuir por los extraños tintes que toma el agua al surgir de debajo de las puertas de los diversos almacenes y la mezcolanza de olores, a cada cual mas fuerte.

El olor es espantoso, pero no lo suficiente como para frenarla...

Espero que no hubiese nada tóxico en el almacén de Barrabás...

Se aproxima al almacen del Rey de los Vagabundos... Por algún motivo que incluso a ella le parece absurdo, confía en él...

El almacén en el que se ocultaban los vagabundos parece una fortaleza por la forma en que ha aguantado el temporal.
Todos los edificios del distrito presentan mayores o menores daños, dependiendo de los materiales de su construcción, -aunque en términos generales han aguantado muy bien- pero ese almacén en concreto...
Recuerdas que había sufrido la rotura de la claraboya superior, por la que se colaban el agua y las gotas de fuego, y que, por lógica, las demás ventanas deberían estar también dañadas. Sin embargo se encuentran todas en buen estado, tal y como estaban antes de que os marcharais de allí.

No se escucha el más mínimo ruido cuando te acercas para comprobar si hay vida tras las enormes puertas del local. Todo está tan silencioso como una tumba, pues aunque las diversas alarmas de los almacenes deberían haber saltado hace tiempo, los sistemas eléctricos deben estar destrozados...

Testament traga saliva sin variar la expresión de su rostro. En su fuero interno teme que algo le haya pasado a los vagabundos... En su mente consciente ya sabía que una cosa así podía suceder, pero... Quizás se han mantenido en silencio para no llamar la atención en absoluto... Es el reflejo inmediato del miedo...
Sus cavilaciones no le impiden continuar, buscando una ventana por la que entrar a toda velocidad...

La únicas ventanas visibles se encuentran a una buena altura, mas de cuatro metros sobre el suelo y un poco menos sobre el nivel del agua.
Mientras recorres el almacén en busca de la mas accesible, te percatas de que algo extraño sucede con él... Al tocar las paredes, algún tipo de fuerza invisible te repele hacia atrás. No es demasiado grande, pero si lo bastante como para hacerte pensar que algo extraño sucede en el interior.

Muy bien... Si las paredes me repelen... Probemos con el techo y miremos por la claraboya qué demonios pasa dentro... Tengo que salvar a esa gente...

En otro momento le habría dado asco esa mentalidad tan "superheróica", pero le salía sóla y no tenía tiempo de analizar si sus pensamientos parecían sacados de un bocadillo de la "Marvel" o no.
Corrió en vertical tan rápido como pudo, repelida por las paredes con dirección al techo para asomarse por la claraboya.

Nunca antes te habías enfrentado a algo similar. El muro invisible parece ser resbaladizo y su fuerza impulsora impide que puedas apoyar los pies por mas de un par de milésimas sobre él. Y sin embargo, zancada a zancada, Testament logra llegar hasta el techo.
Este se encuentra lleno de agua, que no llega a rebosar por el pequeño muro que rodea todo su perímetro, quedando estancada como si se tratara de una piscina de medio metro de profundidad.
El escudo se mantiene bajo las aguas, ya que eres capaz de ver que éstas no llegan a tocar la superficie del techo en ningún momento y la fuerza que te repele sigue en su sitio, empujándote desde abajo.
Al acercarte hasta la claraboya superior y asomarte, contemplas que todo está mas o menos como lo dejaste: El suelo lleno de agua, los vagabundos desperdigados o en grupos, cubriéndose unos a otros o haciéndose compañía.
En el centro justo, bajo el haz de luz que ahora se proyecta sobre la tarima del trono, Barrabás, con su aspecto de rey rescatado de otro tiempo mejor, permanece con los brazos alzados. Una tenue luz se desprende de él, subiendo a través del espacio que os separa...
Tiene que ser la fuente del campo protector.

Si un gato puede saltar desde lo alto de un muro al suelo y salir corriendo, un humano con la agilidad de un gato debería poder saltar desde aquella altura diciendo "AY" al caer y después echar a correr de nuevo... Aunque en su mente, mientras reconocía el terreno se barajó durante un instante el "Está altísimo..." pronto empezó a dibujarse el "Padre Nuestro" y saltó frente al trono del rey, girando en el aire y cayendo de pié, aunque sus rodillas se flexionaron inmediatamente y sus manos tocaron el suelo. Corrigió un poco la postura para poder arrodillarse, servil, frente a Barrabás...

- Majestad... - dijo, con la voz algo quejumbrosa, equivalente al "AY" que debió salirle al caer - Yo, Testament, apelo a vuestra sabiduría y compasión para pediros ayuda. No para mí, sino para gente más inocente y joven que yo... Y es para mí un placer informarle de que los fenómenos meteorológicos anómalos han cesado al despuntar el alba - no miró al rey en ningún momento hasta que éste se lo ordenara... Mejor cumplir con los protocolos lo más rápido posible para no tener que solucionar nada extra a los problemas que ya estaban pendientes - Os pido disculpas por mi entrada... El asunto por el que os pido ayuda es de vida o muerte para una mujer que tiene a bien cuidar de los niños que otros no pudieron o no quisieron cuidar...

Por favor, Señor, no me has dado tiempo para actuar pro mayorem gloriam Dei, por favor, Señor, ayúdame en ésta empresa por salvar a tu sierva...