Partida Rol por web

Las rodillas de Testament se resienten por el golpe contra el suelo, aunque sabe que de no haber tenido esa agilidad superhumana, la caída hubiera sido mucho peor.

Barrabás, abandonada su forma desharrapada y apestosa, parece una verdadera figura de autoridad. Ataviado con una armadura que parece de luz pura sus ojos permanecen cerrados por el esfuerzo. Apenas se percata de la presencia de la chica morena hasta que esta le da la noticia del cese de la lluvia.
Baja entonces sus manos y la tenue energía que emanaba de ellas se va disipando, así como el campo protector que cubría el almacén.
Suspira en lo que parece ser un estertor de muerte y abre unos ojos vidriosos, que mas parecen los de un cadáver que los de una persona viva. La imagen era realmente extraña, tan vivo por fuera pero tan muerto por dentro.
Haciéndose eco de la urgencia de la chica, omite algunas de las preguntas que iba a hacerle y va directamente al grano.
¿Que necesitáis de nosotros?

- Necesito, si eso es posible, a alguien que sepa cerrar heridas profundas... Una mujer ha sido herida de gravedad... Es una de las cuidadoras de un orfanato, los niños la aprecian muchísimo... Otros de los maestros también están heridos, pero ella la que más... Si pudiérais, majestad, decirme dónde puedo encontrar un remedio con que ayudar a esos niños en su situación... Yo haría a cambio lo que me pidiérais desque mi moral me lo permita... - traga saliva al ver que Barrabás retrae el escudo protector del almacén - Majestad... Os ruego precaución... Que los fenómenos meteorológicos hayan cesado no quiere decir que otros peligros no acechen en Boston... Con la lluvia ha llegado a ésta ciudad algo más que agua y fuego...

Tenía frío, se había hecho daño y estaba cansada... Pero no lo bastante como para descentrarse...

Tendréis lo que necesitáis.
Hace un leve gesto con la mano a uno de sus chambelanes, la chica de color azul, y esta, inmediatamente, baja de la tarima y se pierde entre la multitud de pordioseros.
Los demonios... sabemos que han llegado. Pero aún no son fuertes, solo atacan al amparo de las sombras, cuando el sol se ha puesto. No se atreven a salir a la luz del día pues saben que no les sería permitido... Sabemos que hay ciertas reglas en esta lid, pero las desconocemos por completo.
Jurarías que se sostiene a duras penas en pié, que solo lo mantiene en postura vertical una fuerza de voluntad que poco a poco se va consumiendo, junto al halo sobrenatural que lo envuelve.
Si no hemos bajado bajado antes la protección... es porque nos no sabíamos que había amanecido.

Es curioso, pero no recuerdas nada sobre reglas... Por lo menos nada concreto.
Daniel siempre te dijo que existían ciertas normas que el Cielo y el Infierno cumplían para evitar que la Tierra se convirtiera en un campo de batalla. Ambas fuerzas luchan constantemente por el control sobre las almas de los vivos... pero masacrarlos de forma abierta quedó completamente prohibido.
Por ese motivo se llegó a una serie de tratados por los cuales se podían llevar a cabo ciertos "movimientos"... pero siempre amparados por una serie de normas.
Solo se podía acceder al plano material si un mortal abría una "puerta", y aún en ese supuesto, existían una serie de reglas a cumplir para que las fuerzas en la contienda quedaran igualadas... Una serie de reglas que no eres capaz de reproducir en este momento...
Quizá con mas calma y el material adecuado podrías averiguar que es eso que se te escapa.

- Sólo puedo deciros ahora mismo que ésto ha sido ocasionado por uno o varios mortales a través de uno... Quizá con mas calma y el material adecuado podría averiguar más... Y por supuesto si me es posible tendré a bien informaros de todo cuanto averigüe, si así lo deseáis...

Traga saliva. Aunque pareciera mentira, se impacientaba un poco esperando a que la mujer azul regresara con un/a sanador/a...

La majestad de Barrabás se iba apagando conforme la conversación tenía lugar... Quizá algunos minutos mas y volvería a ser el mismo hombre asqueroso de aspecto cadavérico de siempre...

Cuando parece que el hombre está a punto de decir algo mas al respecto, la chica azul se presenta ante él. Hace una pequeña reverencia y se aparta dejando a la vista a un hombre muy, muy singular.

Alto, de apariencia fuerte y facciones duras, es el tipo de hombre que no suele pasar desapercibido en una reunión formal o por la calle.
Lleva el pelo castaño revuelto y greñoso y una barba de varios días adorna su rostro de mandíbula fuerte y ojos penetrantes.
Pero lo mas curioso de todo es su vestimenta. Sobre un vaquero desgastado por el paso de muechos años y una camiseta blanca con alguna que otra mancha, viste una gabardina en perfectas condiciones. Una gabardina cuyo diseño psicodélico se mueve constantemente, pasando del rosa al azul, al morado, al rojo... abarcando toda la gama de colores fríos. Pequeños círculos de luz se mueven a su aire por el tejido, creciendo, cambiando de lugar y fusionándose con los colores del fondo.
Mirarla mas de cinco minutos seguidos podría hacer que cualquiera entrara en un estado de trance similar al provocado por drogas alucinógenas.

Nadie dice ni una sola palabra.
Barrabás mira al hombre con majestad y este le devuelve el gesto con suma seriedad.
Me llaman Psychedelic... No hay mas que decir. Vamonos.

- Majestad... Usaré la puerta, si no es un inconveniente... - mira también a Psychedelic - Súbase a mi espalda. Tardaremos mucho menos.

Su voz es profunda, cuasi hipnótica cuando se dirige a ti.
Nunca he viajado a lomos de una mujer... pero imagino que es algo que no quiero perderme antes de morir.
Se acerca a tu espalda con paso firme y se acomoda, con tu ayuda, como buenamente pueda. Sobresale bastante por encima y por los lados, ya que es mucho mas grande que Testament.
¿Que velocidad alcanzas?
Te pregunta mientras extiende una mano hacia adelante con elegancia y la puerta comienza a deformarse para dejar a la vista un perfecto agujero de vuestro tamaño por el que salir al exterior a unos centímetros por encima del nivel del agua.

- No tengo ni idea - contesta con sinceridad, a raíz de los últimos acontecimientos, en los que se ha descubierto mucho más rápida de lo que creía ser - Pero le sugiero que se sujete bien... ¡Gracias por todo, Majestad!

Dicho lo cual emprende el camino de vuelta agarrando bien las piernas de Psychedelic para que no se caiga.

El viaje de vuelta es mas sencillo que el ida, incluso cargando con el peso muerto que supone un hombre adulto a las espaldas.
Recorre los kilómetros que separan el almacén del orfanato en solo unos minutos, batiendo la marca de cualquier vehículo terrestre conocido.

Al llegar todo aparece como estaba. Las puertas y ventanas cerradas, las pocas abiertas destrozadas por los efectos de la lluvia demoníaca.
A la luz del día naciente, el edificio parece en peores condiciones de lo que parecía de noche. El techo presenta grande agujeros y los ladrillos ornamentales de la fachada se han desprendido en su mayoría...

Tu pasajero no dice nada de nada, pero contempla la escena con creciente horror y desagrado.

Wilhemina corre justo ante la puerta que custodiaba el hombre del saco. Si lo ve, le saluda con un alzamiento de cabeza y toca la puerta.

¿Cómo se llamaba aquel tipo vestido de forma tan llamativa...?

- ¡Peter! ¡Soy yo, Lior!

Recorres los pasillos destrozados del orfanato con rapidez y destreza hasta llegar al pasillo que conduce a lo que debería haber sido un comedor o algo similar.
De nuevo te encuentras con todo el horror sufrido por el lugar... y descubres que no todos los niños se salvaron...
La cuenta de cadáveres de demonio es enorme. El hombre del saco, que ya no se encuentra junto a la puerta, hizo un buen trabajo... Parece ser que existen cosas peores bajo la faz de la tierra que los habitantes de ese Infierno que atacaron a los niños.

Tu pasajero cerró los ojos llegado a un punto, incapaz de soportar la visión de aquel desolado lugar. Parecía un hombre curtido, un tipo duro... pero no carecía de sentimientos.

La puerta se abre cuando llamas a ella y el pequeño Liam aparece tras ella, dejándote el paso libre para que puedas llegar hasta la tarima.
Has vuelto...
Dice con esperanza y admiración en los ojos y en la voz.

Testament aguantó la visión diurna del lugar sin poder evitar que la desolación trasluciera en su mirada. Soltó a Psychedelic y saludó a Liam acariciándole la cara maternalmente mientras pasaba directamente a decirle:

- Creo que éste hombre ayudará a la señorita Smithson. Llévale hasta donde está ella... Yo estaré por aquí, voy a ver si todo está en orden, ¿de acuerdo, Liam...? Llámame si hago falta, sólo tienes que gritar mi nombre.

El vagabundo de la extrañísima gabardina pudo ver entonces a la mujer detrás de aquel tenebroso alias que era "Testament". Pudo ver que realmente estaba preocupada por los pequeños que llenaban aquel orfanato...

Esperó la respuesta de ambos ansiosa, esperando que el vagabundo se pusiera manos a la obra y salvara a aquella mujer.

Liam asintió con fuerza, tragándose las lágrimas mientras esperaba impaciente la respuesta del vagabundo.
Las reacciones de los niños iban desde la sorpresa hasta la admiración, cubriendo un amplio abanico que abarcaba el miedo, la tristeza y la desconfianza. Todos permanecían en silencio, contemplando la escena.

Sobre la tarima, el hombre vestido de verde, que mantenía taponada la herida mortal de la cuidadora del orfanato, se ponía alerta al veros entrar de nuevo en la sala.
Estaba claro que no iba a confiar tan fácilmente en una pareja de desconocidos... aunque uno de ellos hubiera cumplido su promesa de volver.

Yo...
El hombre se quedó meditando por unos segundos al ver el rostro preocupado de la mujer. Se apartó el pelo de la cara arrastrándolo hasta detrás de una de las orejas.
Yo no puedo sanar... No puedo curar, regenerar tejidos... Solo... reparar cosas. Cerraré la herida de la mujer y haré que deje de sangrar... la estabilizaré. Pero si está demasiado débil, si ha perdido demasiada sangre... Sea como sea hay que llevarla a un hospital...
Liam le tira de la manga de la curiosa gabardina completamente seguro de que no va a sufrir ningún daño al hacerlo y el hombre baja la mirada hacia el chico.
Pero haré todo lo que pueda.
Murmura antes de encaminarse hacia la tarima a revisar a los heridos.

- Peter... Déjale... - suspiró, resignada - Aunque me duela decírtelo así... No tenemos tiempo para otra cosa que no sea rezar y confiar en éste hombre... Su gente ya ha demostrado ser hospitalaria... Me ayudaron cuando llegué a éste lugar... - al ver que Liam tenía los ojos llenos de lágrimas, se acercó tras él y le puso las manos en los hombros, palmeándoselos con determinación para transmitirle algo de fuerza... Lo peor de crecer en muchos casos era perder la inocencia... O crecer pensando que todo el mundo es malo... Si ella podía contribuir lo más mínimo en que aquellos niños tuvieran algo de esperanza en que al salir a la calle no siempre encontrarían mala gente, si podía darles el más mínimo aliento, no iba a dejar pasar la oportunidad... Miraba preocupada a la señorita Smithson - La llevaremos después a un hospital... Pero deben estar abarrotados... Si así fuera, no pararé hasta encontrar un sanador. Gracias igualmente, Psychedelic... Por favor... - señaló con la palma de la mano vuelta hacia arriba a la herida. Quizás la mujer sufriera... Quizás gritara e incluso muriera si algo salía mal... Pero sacarles ahí fuera a ver muertos a sus compañeros era casi peor idea... Si al menos se queda con ellos... Algo es algo... O eso dicen...

El vagabundo llega hasta la tarima, guiado por Testament y Liam, que ha respondido a la muestra de afecto de la mujer con un sonoro sorber de mocos y una mirada de fuerte agradecimiento. Aunque el chico parecía muy duro y trataba con monstruos... no dejaba de ser un niño.

El hombre de la extraña gabardina se inclinó para ver con mas detenimiento a la mujer que se moría mientras el encapuchado de verde dejaba algo mas de sitio, apartándose de mala gana. Si había gente que entendía que la escasez de oportunidades y alternativas hacía extraños compañeros de cama, ese era Hood.

Psychedelic frunce el ceño cuando Testament le señala la herida de la cuidadora. Dedica unos largos segundos a valorar el daño, aunque el hecho de tener que mantener el corte taponado lo hace todo un poco mas complicado.
Mantiene una actitud pensativa, mesando su desaliñada barba con los dedos de la mano derecha, ocupados los de la izquierda en buscar el pulso de la mujer en su cuello.

Cierra los ojos y se sume en una especie de trance murmurando una y otra vez una serie de palabras en un lenguaje completamente desconocido para todos los presentes. Un lenguaje que suena antiguo, misterioso... se podría decir que incluso hipnótico.
La cadencia va aumentando de ritmo y el hombre posa su manos sobre el pecho de la mujer, deslizándola por debajo de la de Hood, hasta ser el que cubre la herida.
Por extraño que parezca, el encapuchado no se ha negado. Ni siquiera ha puesto reparo alguno. Testament siente que puede confiar en ese hombre. Parece que un aura tranquilizadora lo envolviera.

Una mariposa de alas eléctricas. Un disco de luz oscura. El sol avanzando sin rumbo a través de la habitación.
Las luces se invierten y los ojos de los presentes lo ven todo en negativo.
Los colores se derriten en torno a la señorita Smithson, derramando un arcoiris sobre la mano de Psychedelic.
Para los que se encuentran mas cerca las leyes de la lógica y la física dejan de tener sentido. En un segundo son tan ligeros como el aire y al siguiente sus extremidades miden kilómetros de distancia.
Testament reconoce la sensación. Tuvo una época oscura... Es un efecto idéntico al que producen los alucinógenos. Alteran la mente y te hacen soñar estando despierto.
Las paredes cambian. Ya no están empapeladas con un alegre color verde, sino que son de ladrillo visto, cubiertas hasta la mitad por paneles de madera. El mobiliario pertenece a otra época, a otro lugar. Sus manos ya no se encuentran posadas sobre los hombros de Liam... Sino de otro chico, moreno, mas delicado, como un muñeco de porcelana.
Como en un sueño, tienes la sensación de conocer a ese niño. Tienes la sensación de que es parte de ti, de que te pertenece de algún modo.
Se oye la puerta de entrada. La luz del cuarto es mortecina, los contornos aparecen desdibujados.
Pasos que se acercan sobre una gruesa moqueta.
EL niño comienza a volverse, estás a punto de verle los rasgos, de identificarlo...
Pero alguien te llama desde tu espalda. Alguien te vuelve sin brusquedad pero con firmeza, tirando de tu hombro.
...Despertad...
Tu mente regresa al mundo real, arrastrada por aquella voz.
Y lo que ves delante tuya es algo que nunca podrás explicar: Lo que antes era una tarima es ahora un pequeño árbol de color morado. Las mantas que cubrían a los profesores y cuidadores se esparcen por el suelo como caramelos de diversas formas, tamaños y colores. Las manchas de sangre de la señorita Smithson y los demás son ahora conejos níveos que corretean asustados hasta el refugio mas cercano.
Psychedelic se incorpora y suspira, llevándose una mano a la cabeza, que arrastra hasta la nuca. Mantiene la mirada gacha, rehusando el contacto visual con cualquiera.

Hood está sentado de culo sobre un tupido manto de césped incapaz de dar crédito a lo que acaba de ver.

Los niños permanecen en silencio, enmudecidos ante el prodigioso espectáculo de magia que han contemplado. Liam está rígido bajo tus manos, con el rostro fijo en la señorita Smithson... Que ya no sangra. Su ropa esta intacta, como si nunca hubiera sido desgarrada por un demonio. Y la de los demás heridos se encuentra igual. Todos respiran profundamente, como dormidos.
Sea lo que sea lo que haya hecho ese vagabundo... Parece que lo ha conseguido.

La mente de Testament gira en torno a aquella orgía de visiones, que parecen sacadas de los intestinos revueltos de su propia alma... Regurgitadas, malolientes de culpa e infectas de una nostalgia a la que el sentido común se opone, débil enfundado en su armadura agrietada por el sueño y el cansancio, con todas sus fuerzas... Hasta que aparece él, trayendo con su presencia la derrota de cualquier resquicio profesional que quedara en ella. Estaba hecha para la guerra, eso solía decirle su tío Espada, pero una madre es madre por encima de todo...

¿De qué color tendrá los ojos...? ¿De qué color será su cabello...? ¿Negro como el mío o castaño oscuro, como el de su padre...?

La luz en negativo se hace más soportable que la angustia de llevar aquella fotografía en sepia, y la presencia del niño la hizo caer de rodillas mientras surgía aquella hermosa pesadilla...

- ¡...Cariño...! - una exhalación más que una exclamación se desataba desde las profundidades más luminosas de su alma, cerradas por mil candados de experiencias y enseñanzas que la hicieron más fría y oscura, mientras abría los brazos en busca de estrechar a su mayor tesoro entre sus brazos... Por un momento todo era perfecto... Por un momento Aaron Borsworth Lior estaba a punto de atravesar la puerta para abrazar a su hijo y su mujer... Por un momento ella pudo darle al pequeño el peluche que le cosió antes de nacer... Pero sólo duró un momento antes de que la realidad le arrastrara a su situación, arrancándole las lágrimas directamente del pecho hasta los ojos, tirando de ellas hacia el suelo de aquel orfanato teñido de sangre...

Y lo peor fué que aquellas lágrimas no llegaron a asomarse en sus ojos, porque eran tan reales como la vida que le faltaba: Imposibles en aquel lugar, en aquel momento...

Aún quedaban extraños resquicios de una colorida vorágine sensorial mientras ella permanecía inmóvil, estrechando entre sus brazos al rígido Liam sin haberse dado cuenta de cuándo lo abrazó.

¿Chris...? ¿Aaron...?

Su mente, aún resentida, viajó encerrando puerta por puerta y candado por candado la Luz... Y de nuevo sintió el aire agolpándose en su garganta sin salida a la respiración...

Huí... Escapé... Les abandoné bajo ese sauce... Sus cuerpos sin vida... Mi corazón sin vida... Os abandoné a los tres... Lo siento... Lo siento tantísimo...

El aire salió como el humo de la leche al hervirse... Lento, denso... Pesado, mientras se cerraban sus ojos y soltaba al niño una vez vió que no había peligro, tomándose un momento mientras las cerraduras terminaban de bloquearlo todo... Y ahí estaba de nuevo Testament, muy lejos de Wilhemina Jodelle Lior, muy lejos de su amor y su hijo, al que jamás había visto y besado...

Se incorporó no mucho después, atusándose el cabello. Desde luego los niños deberían estar mal... Pero "lo roto estaba reparado". Con reposo y una trasfusión bastaría... Y sabía que "reposo" no iba a ser una palabra adecuada al léxico de unos cuidadores de unos pobres niños traumatizados, de un hogar infantil con sabe Dios cuántos dólares en destrozos...
Observó el panorama, todo lo recuperada que podía...

- Psychedelic... Gracias. Buscaré un médico. ¿Podrás volver sólo...? - no es que no supiera que aquellos críos iban a necesitar terapia para superar aquellas alucinaciones, en especial los más mayores (aunque comparado con amaestrar al hombre del saco, aquello debió parecerles una maravilla, si es que no se enfrentaron a sus más duros recuerdos, como le había ocurrido a ella... Y todo apuntaba a que sí: La inmovilidad de los niños, la forma en que el vagabundo evitaba encontrar los ojos de nadie...) - Tengo que ayudar a encontrar un médico y a poner el edificio bien...

No tenía ni idea de qué podía hacer para sacar a los niños del trance... Lo que sabía era que lo primero que habría que quitar de los destrozos eran los cuerpos de los pequeños que no habían conseguido llegar hasta ahí... La amargura se asomaba por encima de su gesto seguro y firme... Inmortal o no, perdida en el tiempo o no, seguía siendo humana...

Quizás otro habría dicho a los niños "todo ha salido bien"...

Pero ella sabía que la frase correcta era: "Pudo ser mucho peor, aunque parezca difícil"... Y eran unas palabras tan obvias que pronunciarlas sería una estupidez.