Partida Rol por web

-Emmmm, estooo, señorita, sodal Mercere, tengo una pregunta tal vez un poco extraña... ¿ha posado alguna vez para un escultor? -preguntó Excelsius a Papagena, completamente centrado en escoger las palabras más adecuadas, o menos inadecuadas, obviando cualquier elemento externo a la conversación y haciendo obvios esfuerzos mentales.

La tormenta ha formado una cortina de agua  que ademas de empaparos no os deja ver con claridad. A pesar de todo, los mas atentos pueden observar como hay movimientos en la maleza que rodea el camino. Poco a poco las siluetas van aclarándose, formando una figura familiar, pero no por ello menos temible.

Huargos. Una manada de seis miembros os ha rodeado sin que apenas os dierais cuenta y antes de poder dar la voz de alarma se abalanzan contra vosotros, mostrando sus afiliados colmillos y emitiendo una serie de gruñidos y aullidos que podrían helar la sangre del mas osado de los guerreros. Os dáis cuenta por primera vez de cuan inofensivo y tranquilo es Jax al lado de estas criaturas.

-¡Andá! ¡Huargos! -exclamó el despistado Jerbiton al ver aparecer a los 6 enormes cánidos. No era algo muy original, pero es que le habían sorprendido...

Como siempre dudó un instante, probablemente mucho más tiempo del deseable, pero ese era Excelsius, siempre meditando la para tomar la mejor decisión posible. Una vez por fin decidido comenzó a realizar los pases y entonaciones apropiadas. El hechizo que había elegido era fácil de reconocer, un hechizo de aprendiz, uno que tenía aprendido desde hacía mucho, mucho tiempo: Aroma Oculto. Con algo así uno podía irse a jugar al bosque sin más peligro potencial que caerse y hacerse una herida...

Aigor prestamente desenfunda la daga que lleva al cinto y se situa junto a Jax y Papagena dispuesto a defenderla. Parecia mucho mas ducho en el combate de lo que realmente era, pero los huargos, los cuales tienen una cierta inteligencia mal lo que piense la gente, seguramente le tratarian con algo mas de respeto que a cualquier otro mindundi que encontraran por el camino.

Con una presta coreografia de manos pasa la daga de una mano a la otra, por detras de la espalda, por encima de la joroba y la vuelve a agarra "mirando" aviesamente a los lobos.

Septimus intenta lanzar La Trampa de la Tejedora sobre el Huargo que tiene más cercano, maldiciendo por lo bajo al ver que están masacrando a sus grogs. 

Pero más maldijo cuando vio el resultado de su hechizo. Había pillado a uno de los grogs con la telaraña, además de al huargo. 

Miremos la parte buena, por lo menos ya no puede atacarle más... ¡Joder! ¿A quién voy a engañar? Menuda cagada más grande....

Además comenzó a respirar entrecortadamente. La batalla casi ni había empezado y él ya se estaba cansando. Sentía como una cada vez mayor irritación crecía en su interior.

Vaya... huargos. Interesantes criaturas.

A Remiel le gustaría estudiarlas con más calma, pero no parecía el momento más adecuado para someter a unos bichos famélicos a una mesa de estudio.

Nos atacan; ¿Por qué será? ¿Será su naturaleza agresiva o, simplemente, tienen hambre?

Preguntas, preguntas... a veces el Criamon lamentaba haberse interesado tan poco por el estudio de los animales y las plantas, a menudo tan misteriosos y salvajes. La mente animal era un misterio para él.

Mientras reflexionaba para sus adentros, sus manos habían empezado a formar arcanas conjuraciones, como si los dilemas de la mente no fueran con ellas. Con habilidad y precisión,una pequeña llama fue creciendo en su palma derecha, mientras su mano izquierda señalaba a uno de los huargos.

¡ARDED!

Papagena ve como los huargos vienen, en otras circunstancias se habria acercado, les habria ofrecido algo de comida y habria seguido su camino, sin embargo estos eran agresivos y ya habian atacado, provocando ademas la muerte de parte de los grogs, cosa que habia enfurecido profusamente a la medio elfa, sus ojos por momentos pasaban del calor de una sopa en invierno, del ardor de una mujer expectante en la cama de su amante al frio del hielo, del metal, de un vidrio.

No pensaba tolerarles eso.

Se levanta sobre Jax, el cual procura no moverse para facilitarle el trabajo a su dueña, y sobre el Papagena clama al bosque.

- Conciencia de los arbusto, voluntad de las plantas ¡Venid en mi ayuda yo os invoco!

Acto seguido brama el hechizo que tenia en mente haciendo fuertes movimientos. Acto seguido todas las plantas y arbustos obedecen a Papagena y atrapan a todo ser vivo que hay en las inmediaciones, excepto al circulo de magos y los grogs junto a ellos, tanto con ramas como con raices que nacen en el suelo .

La figura de Papagena vuelve a tomar la silueta de un gato y dejando tras si un revuelo de plumas salta frente a Jax quedandose genuflexionada a una distancia prudencial cara a cara a un huargo al cual le espeta enseñandole los colmillos que comienzan a desaparecer tras unos segundos*.

- ¡Muerte! ¡Hoy no!