Partida Rol por web

La dama Frigg se vuelve hacia vosotros y os pregunta con aparente interés ¿Y bien?¿Habéis encontrado algo?¿alguna idea del paradero de los lobos? He oido que tuvísteis un problema con los niños, por suerte no hubo heridos.Sonrie squitándole hierro al asunto. No les hagáis mucho caso. Se creen ya adultos y van provocando a los extranjeros usando a ese pobre tocado por los dioses de Starkad. Y queda esperando las nuevas que le traéis.

No era yo quien debía hablarle a la dama para contarle lo que habíamos descubierto, o más bien lo que no habíamos encontrado, y mucho menos se me permitiría interrogar a la mujer. Así que me quedé en segundo plano, escuchando y observando lo que pasaba a nuestro alrededor.

Fruncí el ceño disgustado ante la mención de los chiquillos, molesto porque no hubiera una mano autoritaria que les enseñara a esos mocosos un poco de disciplina, así como el respeto que se merercían los forasteros, sobre todo si estos venían para ayudar.

Miré con descaro a la moza que ya habíamos visto la noche anterior y con curiosidad al viejo Ulfsson. Se le veía molesto, aunque los motivos podrían ser variados, entre ellos el dolor de su pierna, o simplemente las pocas ganas que tenía de estar en aquella reunión. Fuera como fuese, el hombre no parecía estar de muy buen humor, así que sería mejor no enfadarle... por si acaso.

Al entrar e la sala sin duda alguna se percibe que algo ha pasado Hjálmar parece molesto por algún asunto. Probablemente sean cosas familiares  o tal vez no, pero ese no es nuestro asunto.

-Dama Frigg, en nuestra casa, los crios son educados para que conozcan bien su posición y si se comportan como adultos, deben aceptar las consecuencias como tal- digo esto claramente molesto- he tenido que frenar esa pelea de forma indebida para que mi compañero Úlf no tuviera que dar explicaciones más tarde sobre su hacer, pero la próxima vez que ocurra eso, tened por seguro que a mi casa no le importará pagar el precio de vuestro "tocado por los dioses". Y si alguno de vuestros mocosos vuelve a amenazarnos como un hombre, actuaremos como hombres.

Desde luego no son las formas para comenzar con una posible discusión sobre nuestros objetivos reales, pero mi orgullo y se que el de mis compañeros también, no me deja ser utilizado como mero peón y mucho menos ser provocado por unos críos. Habría problemas si les hacemos algo des de luego, pero muchos hombres hechos y derechos estarían con nosotros.

-En cuanto a los lobos...- digo sin dejar mucha pausa para evitar las respuestas que sin duda Frigg quiere darme- Por ahora no han aparecido esos magníficos animales y me ha asaltado una duda por ello. 

Me muestro pensativo y algo preocupado antes de continuar.

-Hemos descubierto que no había ningún tipo de rastro en la casa. Allí no parecía haber atacado ninguna manada de animales salvajes y no había manchas de sangre y según vuestro thraelar Knut, el lobo que vio era enorme y de panza blanca.

Me giro un instante hacia mis compañeros y les guiño un ojo rápidamente antes de continuar.

-Dama Frigg, me temo que solo una criatura, bueno, dos criaturas han podido cometer tal ataque sin dejar huellas de ningún tipo y esos son Freki y Geri, los lobos de Odin y si Odin los ha soltado para que ataquen estas tierras, sin duda alguna será porque no está satisfecho con lo que aquí ocurre.

La seriedad de mis ultimas palabras muestran que es un tema perocupante.

-Por supuesto enfrentarnos a ellos sería una temeridad, así que lo que hay que hacer, es descubrir, qué es lo que habéis hecho para que los dioses estén furiosos con vosotros.

Dejo que las palabras calen en sus huesos, sobre todo en los de Hjálmar que en su situación y edad, no tiene muchas oportunidades para morir por la espada y ascender al Valhalla.

-Dama Frigg, también encontramos un medallón - le hace un gesto a Oddi para que lo muestre- estaba algo lejos de la casa, por el camino por el que llegamos ¿verdad Oddi?, tal vez sea de Knut, y teniendo en cuenta las señales, creo que sería mejor dárselo para no empeorar las cosas.

Duras palabras por una niñeria. Pero escúchame Hálfan Snaebjörnsson, si tocas un solo pelo de Starkad tendrás que dar respuestas ante el Thing, y dudo te sean benévolos. Contesto en lo referente al tema de los niños evidentemente molesta, no le gustaba que la amenazara.

Se quedó de piedra mirando a Hálfan cuando se refirió a los lobos de Odín, se la veía molesta. ¿Eres acaso una volva que interpretas el mandato de los Dioses? Qué sabrás tu de la voluntad de los Dioses y si les hemos ofendido o no. Les rendimos tributo, luchamos por ellos, amamos por ellos, no vengas a decirme que esto es obra de Odín. Odín no devora a chicas inocentes. Quizás es que no sóis lo suficientemente diestros y fuisteis incapaces de encontrar el rastro.

Se quedó mirando el medallón, examinándolo intentando hacer memoria de si lo había visto o no. Dadselo pues. Luego, enfadada abandona el recinto, seguida de la muchacha.

Cuando Frigg se marcha el anciano se levanta y se dirige cojeando hasta ponerse cara a cara con Hálfan. A mi no me vengas con cuentos propios de Loki muchacho, ¿qué habéis encontrado?¿qué tramáis? Lo dice de forma brusca, sin intentar ofender pero molesto por los rodeos, es un guerrero y le gustan las cosas claras.

Me controlo mientras la dama Frigg me lanza sus palabras. Sin duda alguna no le ha gustado nada de lo que le he dicho. Lo de los niños es un asunto que puede pasar por supuesto, pero somos sus invitados y esperaba cuanto menos una leve reacción favorable ante el tema, pero si ni siquiera en algo así, quiere agradarnos, no se muy bien quién nos ha traído aquí.

El tema de los lobos...sin duda ese tema había sido arriesgado, pero no había salido tan mal ya que había provocado a Frigg aunque me extraña que no haya ni mostrado ni la más mínima preocupación, ya que cualquiera ante esos hecho debe plantearse por lo menos si está siendo correcto con los dioses. 

Cuando Hjálmar se acerca a mi para hablar directamente, como hombres, sin tener que andar con rodeos ni miramientos me alegro, pues quería que pudiéramos hablar con él tranquilamente.

-Te pido disculpas Hjálmar por las historias que he traído, se que tu hija es la encargada de guardar la casa, pero en este tema creo que otro punto de vista con más experiencia es lo que necesitamos.

Abro los brazos inclinando levemente la cabeza con gesto de disculpa y de respeto.

-Hemos llegado a vuestras tierras y hemos recibido burlas y en algunos casos poca predisposición para ayudarnos. Las gentes de las granjas están atemorizadas por las historias de los lobos gigantes, pero parece que nadie más que un thraellar los ha visto. 

En la granja de Ásfrid no encontramos ningún tipo de rastro. Puedo decirte que Oddi es bueno siguiendo rastros, pero también sabemos todos, que cuando los lobos atacan, dejan un reguero de sangre y no son cuidadosos precisamente, pero no había ningún rastro que seguir aunque él te puede contar mejor lo que había en la linde del bosque ¿Oddi?-le invito a intervenir pues él puede explicarse mejor que yo en ese tema.

-No tramamos nada Hjárlmar te lo aseguro, puedes acompañarnos para verlo con tus propios ojos, allí pasó algo extraño por lo que tengo que preguntarte ¿hay algún clan vecino que tenga algo contra vosotros?.

Invito a mis compañeros a que digan algo, pues las formalidades han terminado.

-Somos jóvenes, pero no tontos y aquí ocurre algo extraño-le enseño el colgante con mis últimas palabras.

Apreté los puños con fuerza, comenzaba a sentir el calor de la rabia invadirme al escuchar las palabras de la dama. Me parecía increíble que, después de habernos invitado, por no decir casi obligado, a venir a investigar las supuestas andanzas de una manada de lobos, de haber tenido que aguantar un recibimiento que desmerecía por mucho la hospitalidad que se nos debía, de comprobar que se nos había traído a base de engaños, pues ese punto para mí cada vez era más seguro, se permitiera a hacernos veladas amenazas.

Por fortuna pude contenerme a tiempo, sintiendo mis dientes chirriar con el esfuerzo y mirando torvamente la salida de la dama. Si por mí fuera cogería de nuevo el barco y me largaría de aquella maldita aldea de vuelta a casa. Maldita ramera. Y la aparición de Hjálmar no consiguió precisamente calmarme. Por fortuna Hálfan parecía haber recobrado el seso y sus palabras fueron juiciosas.

—¿Tramar? Parece que os olvidáis con facilidad que habéis sido vosotros los que nos habéis pedido ayuda en este asunto que, como bien dice Hálfan, cada vez tiene más visos de ser una mentira. Por mi parte lo que tengo muy claro es que ningún lobo se ha llevado a esa muchacha.
 

Hjálmar se mesa las barbas mientras escucha. Hummf, siento si en mi pueblo habéis recibido burlas, no era nuestra intención. Somos gente ruda. Este problema debería haberlo resuelto yo, pero esta maldita pierna me falló.

Ningún rastro... lo que dices es verdad, si un lobo de tamañas dimensiones ataca debería haber dejado rastro. Solo un thraell lo ha visto. Hace memoria un momento y después se le iluminan los ojos, quedandose mirandoos fijamente. ¡Knut! si esa sabandija ha mentido, juro por los dioses que lo pagará. Tenéis mi permiso para interrogarle, y si no habla se sonrie para torturarle hasta que hable. Espero por su bien que sea verdad lo que ha dicho.

 No tenemos enemigos, no que yo sepa. Pero de tenerlos no se contentarían con atacar una granja, matar a una pobre muchacha y un par de thraellar. No, tiene que ser algo más ¿pero qué? Se queda mirandoos esperando una respuesta a la pregunta, sabiendo que no tenéis respuesta.

Úlf Arnisson, mi pueblo está pasando un mal trago. De nuestra boca no ha salido mentira alguna, os hemos contado lo que sabíamos. Yo debería ser el que está en vuestro lugar,lo dice con cierto resentimiento, mirándose nuevamente la pierna, mi hija incluso encabezó una batida, en la que murieron dos thraellar y desde entónces se niegan a aventurarse en el bosque. No nos llames mentirosos sin conocernos, o, pese a esta pierna te haré tragar esas palabras su orgullo y el de su pueblo se han visto levemente insultados, y por un momento pierde las formas, pero las recupera rápidamente. Si no es un lobo ¿quien o qué es? Interrogar a Knut, traer respuestas y aplicar la ley si es necesario. Os pedímos ayuda para solucionar esto, demostrar que no nos equivocamos. Lo dice con cierto aire de súplica, o eso parece es difícil ver sentimientos o debilidad en el viejo guerrero.

Aunque he permanecido callado hasta ahora, manteniéndome al margen, no puedo si no asentir vigorosamente ante las palabras del anciano.

- Por las barbas de Odín, ¡al fin algo de sentido en todo este asunto! Traigamos a ese thraell, aunque tengamos que pescarlo con la misma red que nos ha dado. Ese bastardo durará menos tiempo callado que la virtud de una doncella en un drakkar con tripulación completa.

—Siento si os he molestado Hjálmar, no era mi intención insultar a todo vuestro pueblo. Aún sigo molesto con el recibimiento de esos mocosos.

No era cuestión crear enemistades en esos momentos y, a pesar de que no me creía ni una palabra de lo que estaba contándonos, no por eso iba a demostrárselo abiertamente. Por lo menos no por el momento.

—Sí, será mejor que hagamos hablar al tal Knut para saber porqué está mintiendo y qué gana con ello.

Dice la verdad.

Sólo necesité unos instantes para que mi enfado, que llevaba arrastrando desde que habíamos puesto pie en aquella aldea, me permitiera dejar de ver fantasmas, dobles sentidos y engaños en cualquier palabra que saliera de la boca de aquel hombre. Bajé la cabeza esperando que mi disculpa fuera aceptada.

—De nuevo os pido disculpas Hjálmar. Sé que estáis diciendo la verdad.

Algo que aún dudaba que hubiera hecho el tal Knut. Cada vez estaba más convencido que el thraell había mentido y me moría de ganas de retorcerle el cuello para que nos dijera qué estaba tramando y el porqué de todas aquellas mentiras.

-Hjálmar, ayudaremos a tu pueblo, que es lo que hemos venido a hacer y espero que cuando todo esté solucionado, lo podamos celebrar escuchando las historias de Hjárlmar Ulfsson y nos puedas enseñar como es debido estas tierras.

Las cosas estaban un poco más calmadas y aunque  siento como Úlf aún no está del todo satisfecho con las palabras del viejo y duda de lo que ocurre, por lo menos todos vemos algo más de apoyo.

-Si ese Thraelar ha mentido a este pueblo, pagará por ello. Me parece que no te cae demasiado bien ¿no es la primera vez que hace algo?.

En cuanto Hjálmar nos responde, insto a mis camaradas a buscar a Knut para hacerle unas preguntas de forma menos amistosa.

-Veamos si Knut nos puede contar algo nuevo cuando le devolvamos estas redes amistósamente- sonrío a mis amigos al decir eso, pues está claro, que vamos a tener algo de acción por fin. 

¿Si no me cae bien? Ese Thraell es ventajista, taimado y adulador. No, no me gusta me gusta. Pero mas os vale que estéis seguros de lo que hacéis, pues actuar contra el es actuar directamente contra mi hija. Si estáis en lo cierto...comunicármelo lo antes posible, quizás podámos hacer entrar a mi hija en razón. Se vuelve a sentar y espera a que os vayáis. Parece enfadado, disgustado. Está claro que las noticias no le han gustado.

Os dirigís a los barracones de los esclavos del langhús, donde se encuentra Knut dando órdenes al resto de los esclavos. Cuando os ve venir os echa una mirada de reojo pero parece ignoraros mientras sigue dando órdenes.

Cuando veo a ese Thraell mirarnos por encima del hombro, con un desprecio apenas velado, no puedo si no sonreír abiertamente. Como un lobo sonreiría a un cordero.

- ¡Knut! - ladro, a viva voz - ¡Ven aquí, chico! Cuéntanos otra vez ese cuento del lobo...

Le miro fijamente, sin titubear, con la seguridad de saber que, como esclavo, no tiene más remedio que obedecer.

Sonrío ante la llamada de Oddi.

-Recordad que no debemos hacerle mucho daño, no me gustó eso que dijo el viejo sobre su hija y este Thraell y tampoco me gusta que le traten como el jefe de algo, pero por lo demás, todo vuestro chichos.

Realmente no comprendo por qué la dama Frigg se va a tomar como algo personal que actuemos contra Knut, pero debemos sacarle la verdad así que me aparto un poco mientras cojo la red que nos entregó antes.

-Úlf, no pierdas de vista a los otros...-digo al ponerme a su lado

Encontramos a Knut dando órdenes al resto de thraelar. Algo me decía que aquel hombre era mucho más de lo que aparentaba y que la posición que tenía en esa aldea, a pesar de ser un esclavo, era más grande de lo que se quería aparentar. Sino ¿a qué cuento tanta preocupación por parte de la dama Frigg respecto a ese thraell? Quizás todo se debería a que esos dos, dama y esclavo, tenían algo que ocultar. ¿Acaso la dama estaría calentando la cama del esclavo en ausencia de su esposo? Todo podía ser y en mi cabeza las conspiraciones eran algo habitual.

—Por supuesto.

Fue la escueta respuesta que le di a Hálfan, y tal y como me había pedido, me quedé un par de pasos por detrás de mis compañeros observando a los presentes, preparado por si alguno quería hacerse el valiente o, todo lo contrario, salir por pies.

Knut se dió la vuelta cuando lo llamó Oddi, el resto de esclavos se quedaron mirando también. El jefe de los thraellar, al oir las palabras de Hálfan, se quedó mirandoos un segundo, para acto seguido darse la vuelta y salir por pies. Los otros esclavos no hicieron nada.