Partida Rol por web

Abandonas la sala del Hotel Washington cuando ves que nadie más parece querer asistir a la cena del Conde.

Paraste al primer taxi que pasó y le indicaste la dirección... te miró extrañado y os dirigísteis hacia allá. Después de algo más de media hora conduciendo el taxi salió de la autopista para dirigirse por una carretera comarcal cruzando los bosques de Maryland hacia el citado castillo.

El paisaje era digno de la obra de Bram Stoker, con árboles de aspecto siniestro rodeándoos y una espesa niebla que se levantó repentinamente de la nada a medida que os acercábais.

Al cabo de otros 10-15 min el taxista paró frente al impresionante castillo Adams. El lugar tenía un aspecto gótico y ligeramente tétrico. La entrada se encontraba al otro extremo de un puente levadizo que cruzaba un foso de más de una decena de metros de ancho.

- ¿Quiere que la espere aquí? - te preguntó el taxista. Parecía ligeramente preocupado por dejar a una chica joven y sóla en un lugar como aquél.

Emmm, no gracias Teresa parece seguir estar pensando en el Baali. Seguidamente paga al taxista y se adentra en el castillo con la cabeza cabizbaja pensando en lo suyo.

Cuando estás cruzando el puente escuchas el chirrido del metal cuando el rastrillo comienza a elevarse...

Si fueras humana un escalofrío te habría recorrido la espalda, pero desde que te transformaste ya no reaccionas igual ante cosas que asustarían a un niño.

El rastrillo queda elevado a media altura, y una puerta lateral camuflada junto a la gran puerta principal se abre ligeramente y una figura te recibe:

- Bienvenida. El conde la espera. -

La figura se aparta de la puerta para que puedas pasar... a pesar de la pobre iluminación observas que se trata de un hombre bajo y jorobado, con los ojos apuntando a direcciones distintas... que viste con una especie de capa negra con capucha. En la mano izquierda sujeta una antorcha que es la que proporciona la única iluminación cercana.

A pesar de tu reacción de temor y sorpresa inicial respecto a la antorcha, el hombre trata de mantener el palo ardiendo todo lo lejos posible de ti.

¡Muchas gracias! dice Teresa adentrándose en el castillo.

Justo antes de entrar por la puerta observas un imperceptible movimiento con el rabillo del ojo.

Echas un vistazo por si acaso por encima del puente y te parece observar movimiento en las increíblemente sucias aguas del foso... Estás casi segura de haber visto al menos un cocodrilo o lagarto de tamaño muy muy grande.

Teresa mira el animal y luego al sirviente… ¡vaya parece que no voy a poder escaparme! Y luego sigue entrando mirando todo a su alrededor, es extraño que un vampiro viva en un sitio como este ¿acaso no rompe así la mascarada? Quizás sea tan obvio que eso mismo hace que los humanos confíen.

- Acompáñeme señorita. Si necesita cualquier cosa puede pedírmela. Mi nombre es Igor.*- el hombrito jorobado cierra la puerta tras vosotros en cuanto entras, luego se dirige a un mecanismo situado en la pared donde presiona un botón.

Empiezas a escuchar el ruido del rastrillo bajando... al menos algunas cosas del castillo parece que se han modernizado.

Igor te guía con paso seguro aunque no demasiado rápido por el interior del patio del castillo... puedes observar que es enorme. Te da tiempo a ver bajo la tenue iluminación de la antorcha algún que otro cartel publicitario, al parecer el Castillo, o parte de él, forma parte de una especie de punto turístico... lo cual explica en gran parte que no se rompa la mascarada.

Igor se encamina hacia lo que parece el edificio principal y abre dos puertas dobles para que puedas entrar...

Lo que ves es tan magnífico que desborda cualquier cosa que hubieras podido imaginar.

La más enorme sala que jamás hayas visto se extiende ante ti. 2 enormes lámparas de araña caen del techo y la decoración es lujosa y antigua a más no poder, con esculturas y cuadros a ambos lados.

El salón principal se extiende a lo largo y Igor te guía incansable hacia el fondo para avanzar hasta la siguiente sala.

Vais avanzando por distintas salas y subiendo distintos niveles... el interior de este edificio del castillo es tan grande que cualquiera se perdería de seguro sin un mapa.

Pasáis por distintas salas decoradas de diversos estilos, unas parecen lujosas, de estilo señorial, y otras están más decoradas en plan medieval, con armaduras y escudos en las paredes...

Finalmente Igor abre otra puerta que da a una sala que parece un comedor, donde está dispuesta una larga mesa con ocho sillas a su alrededor, parece que el conde esperaba a más gente.

- Enseguida vendrá el conde milady. Si necesita cualquier cosa - te indica con un gesto una campanilla que reposa encima de la mesa.

Te has percatado también de que a pesar de que el castillo en su interior goza de buenas instalaciones, e iluminación eléctrica... Por fuera Igor ha ido siempre con una antorcha.

Muchas gracias le digo para que se retire, seguidamente mientras no viene el Conde me doy una vuelta por la habitación viendo todos los detallitos de tan preciado refugio, lógicamente no toco nada ni hago nada que pudiese parecer una falta de educación.

Igor se retira con cuidado y cierra las puertas de la sala tras de sí para dejarte algo de intimidad.

Echas un vistazo alrededor, las pinturas de las paredes y del techo parecen tener mucha antigüedad. Candelabros con velas eléctricas encendidas iluminan la habitación, así como otras cuatro velas a lo largo de la mesa. La lámpara de araña parece que funciona también con electricidad pero ahora mismo no está encendida...

Mientras observas los relieves de la única ventana de la habitación escuchas el crujido de las puertas al abrirse.

El Conde Adams entra en la habitación con paso majestuoso... parece sacado de las típicas películas del vampiro rumano, como el auténtico conde Drácula.

- Buenas noches querida. - dice el conde mientras inclina su cabeza en una reverencia prolongada y te toma la mano para besarla. - Es un placer que haya decidido venir a cenar conmigo. - Su marcado y profundo acento rumano te parece ligeramente forzado, aunque siglos de práctica lo han hecho muy cercano al acento real.

El conde se acerca a una de las sillas y la retira lo suficiente para que puedas sentarte. Luego da una palmada antes de sentarse él y a la vez se cierran las puertas de la sala y se enciende la lámpara de araña creando una buena iluminación en el lugar.

- Espero que encuentre todo de su agrado. - sonríe mientras aparta ligeramente la capa que acompaña a su smoking para que no le estorbe mientras se sienta a la mesa contigo. - Hace mucho tiempo que no disfrutaba de una agradable compañía. -

Todo a mi gusto mmm ¡parece que no hay muchos que hayan aceptado su invitación! ¿No?  ¿Por qué debe ser? Dice Teresa sintiéndose de lo más alagada

- No lo sé... - dice el conde pensativo. - Los antiguos rehusan, unos hablan de mí como si estuviera loco... otros tienen miedo... se oyen historias muy raras acerca de mi castillo por ahí... Pero de lo que se escucha a la realidad siempre hay un trecho. -

El conde agita la campanilla y casi al instante entra Igor portando una bandeja con un par de copas de exquisita calidad y una botella que parece de vino pero cuyo contenido es bastante más espeso: sangre.

El criado agacha la cabeza, hace un par de reverencias, coloca las copas y os sirve a ambos antes de volverse a retirar.

- Realmente sólo los vampiros nuevos en la ciudad, o los que no llevan muchas décadas como vástagos, se atreven a venir aquí... pero como podéis comprobar no muerdo, y si se me da una oportunidad puedo ser una interesante compañía. - El acento rumano del conde no desaparece... y no parece que se esté forzando a hablar con ese tono... quizá después de todo sí que provenga de Rumanía.

- Decidme Teresa, ¿lleváis mucho tiempo en la ciudad? ¿Habéis vivido algo interesante? Me encantan las historias. - el conde da un trago de su copa... parece saborear cada instante, cada mínima gota del trago.

Crees que realmente disfruta de una buena compañía... de alguien que le dé conversación.

Pues mira si tengo algo que contar, mi mentor, como bien sabrás es Art, pues ha sido hecho prisionero de un Baali, que estaba trasformado en una especie de (le describo en que estaba trasformado) en (le describo el sitio donde estaba). Y la verdad es que eso me tiene preocupada.

El resto de vampiros de aquí son como criados del príncipe que por cierto no se mostró muy sorprendido cuando le dije lo del Baali…

¿Qué opinas tú de todo esto?

Probablemente muy pocas cosas pudieran sorprender al viejo murciélago de Washington pero parece que has dado con una de ellas:

- ¿Un baali dices? - el conde se ha vuelto serio y está muy pensativo. - No había habido un baali en Washington desde que yo tengo uso de razón... - te mira y te sonríe como un padre le haría a su hija - y hace muchos siglos de ello. -

- Es un asunto preocupante la verdad. Art es uno de los pocos que no me juzga, aunque tampoco ha venido nunca a cenar conmigo... Espero que salga con bien de ésta. - sus ojos parecen estar repasando todas y cada una de tus reacciones, cada imperceptible gesto tuyo parece ser analizado por los inteligentes ojos del conde.

- No me sorprende que Vitel no parezca sorprendido. Sabe todas y cada una de las cosas que acontecen en Washington. Y si algo no lo supiera, es muy bueno disimulando y fingiendo... un auténtico actor - estas últimas palabras parece que las escupe con retintín y desprecio - Pero por poco que me agrede Vitel, es muy bueno controlando y vigilando Washington... si hay un baali él se encargará de él. Dudo que quiera tener a un infernalista descontrolado en sus dominios. -

La mirada del Conde parece perdida mientras habla de Vitel, como si recordara otros tiempos... y su mirada ensoñadora le provoca una sonrisa. Pero casi inmediatamente la sonrisa desaparece de la boca de Dorian Adams.

- Es cierto que los vástagos de esta ciudad besan el suelo que pisa Vitel... todos le lamen el culo. No deberían fiarse de él... Marisa* la antigua Príncipe se fió de Vitel... y ahora está muerta... Yo no me fío... y nunca lo haré. -

El Conde habla con una mezcla de tristeza y rabia... parecen sentimientos encontrados pero claramente no aprecia a Vitel. Luego vuelve a mirarte a los ojos:

- Si liberáis a Art puedes traerlo aquí. En mi castillo estará a salvo. Tú eres bienvenida también siempre que quieras. Nadie os molestará en mis dominios... ni siquiera Vitel. - se queda pensativo otro instante... - Quizá deba reforzar algunas medidas de seguridad para adecuarlas a un Baali... ahora que sabemos que hay uno suelto. -

Mmm ¿Marisa? ¿Cómo era ella? ¿Eso significa que el Príncipe no es trigo limpio? Ya me parecía ¿y puede que el Baali sea su contacto? ¿o eso ya es mucho suponer?

Teresa se sorprendió ante la seguridad del que se le presuponía al castillo ¿De verdad este lugar es tan seguro? ¿Por qué crees que Vitel no nos molestara aquí?

El conde te observa como si te estuviera evaluando...

- Vitel no es trigo limpio... pero jamás le acusaré de nada sin pruebas... - ves cómo su cabeza gira observando lentamente el resto de la habitación y parece que comienza a hablar sólo: - Marisa... si lo hubiera sabido a tiempo... habría podido salvarla... -

Luego sacude ligeramente la cabeza y parece recobrar la compostura: - Marisa era del clan tremere. Gobernó la ciudad durante bastantes décadas... pero eso sólo fue hasta que apareció Vitel. Advertí a Marisa pero no me escuchó... un vampiro tan antiguo no puede traer nada bueno. Vitel es de la época de la ciudad de Roma... Marco Vitelio dijo que era su nombre... Evidentemente lo ha adaptado a los tiempos que corren. Vitel se mantuvo a su lado, fue su mano derecha, incluso fueron amantes... Pero todo acabó en 1968*. Durante una revuelta anarquista Marisa desapareció... Vitel se apresuró a acusar a los Giovani de su muerte, y les echó de la ciudad, y con todo el poder, recursos y contactos que había ido acumulando enseguida se hizo con el control. Todos los ventrue, incluídos los líderes de nuestro clan en Europa, se pusieron rápidamente de su parte... puesto que sería muy beneficioso que un miembro de nuestro clan ocupara semejante posición en la capital del Nuevo Mundo... Sin la líder del clan tremere Vitel apenas tuvo oposición... y en pocos días había consolidado tan bien su poder que hasta el día de hoy ha sido imposible que alguien le sustituya. Gobierna Washington de forma muy eficiente, hay que reconocérselo. Lo más parecido a un opositor que ha tenido Vitel ha sido el Pontífice tremere, Peter Dorfman. Le enviaron después de la desaparición de Marisa y desde entonces ha sido una fuerte oposición para Vitel... Ver sus movimientos políticos, cómo uno gana aliados y contactos por un lado, mientras el otro gana posiciones en el otro... es como una batalla, una inmensa partida de ajedrez entre dos grandes jugadores. Pero no creo que el Pontífice tenga oportunidades.... - después de toda su divagación el conde vuelve a los temas importantes: - No creo que el Baali sea su contacto, chica. Pero tampoco pondría la mano en el fuego... Mi opinión es que un baali sería demasiado peligroso de controlar, incluso para Vitel. Al menos un Baali del poder que has descrito. -

Finalmente su cara se torna en una sonrisa pícara: - Te puedo asegurar que no encontrarás un lugar más seguro en todo Washington que mi castillo... Puedo mostrarte alguna de sus defensas... si quieres. -

Te fijas en que ha recalcado la palabra algunas... sería estúpido si te enseñara todas...

No señor, no hace falta me fio de su palabra… ¿Usted parece más poderoso de lo que muestra ser? ¿Es cierto? Teresa no quiere parecer impertinente, todo lo contrario está empezando a tener cierta admiración por el Conde.

Por otra parte ¿Qué piensa de Fuller?

- En este mundo las apariencias siempre engañan... - la sonrisa no abandona la faz del Conde cuando responde a tu pregunta acerca de su verdadero poder. Casi parece que al Conde le gusta que te hayas percatado de ello... No parece acostumbrado a socializar y le agrada estar con alguien para variar.

- Debo reconocer que me alejé de la política de la ciudad en cuanto Vitel llegó al poder... No me parecía sensato seguir jugando a un juego que me causaría la muerte definitiva. En estos poco más de cuarenta años que Vitel lleva en el poder apenas habré salido de mi castillo en 6 ó 7 ocasiones... Lamento decirle que no conozco a Fuller, ni siquiera de oídas por lo que no puedo serle de ayuda... Sí puedo decirte que hasta 1968 no se encontraba en la ciudad por lo que es relativamente nuevo, puede que incluso un vástago jóven... con como máximo un par de décadas a sus espaldas. - Adams se queda un instante pensativo... 

- Pero podemos preguntar a mis amigas a ver si alguna sabe algo de él... ellas sí salen a menudo del castillo para cazar. - te indica con un gesto que le sigas y sale de la habitación...

Teresa sigue al Conde mirándolo todo y en completo silencio.

El conde te guía por los escasamente iluminados pasillos y corredores del castillo. Te fijas en que es realmente amplio y en que cada poco tiempo subís algún tramo de escaleras... no hacéis más que subir. Parece que os dirigís a la parte más alta del castillo.

Finalmente después de subir un último tramo de escaleras en una de las torres el conde abre una pesada puerta de madera que da a un amplio patio exterior, os encontráis en el tejado del castillo... no hay techo por encima ni barras de sujección a los lados... Hay que andar con cuidado para no caerse.

El tejado está ligeramente resbaladizo aunque hace semanas que no llueve y te fijas que desde donde estáis se ven todas las torres del castillo, algunas se yerguen por encima incluso de vuestra posición...

Cuando el conde se para, y tú te colocas junto a él... notas un movimiento y tus ojos se percatan de algo que en cierto modo te llena de pavor, y sobretodo de respeto ante el Conde. Tardas muy poco en acostumbrarte a la oscuridad pero descubres cómo todos los tejados del castillo, así como las torres colindantes, están plagados de estatuas que en principio parecían decorativas. Figuras enormes de piedra, de las típicas de los castillos recubren el lugar.

Pero lo que te ha inspirado tales sentimientos es que se mueven. Ves cómo una de ellas despliega un par de enormes y poderosas alas y planea desde una de las torres hasta aterrizar pesadamente un par de metros delante de vosotros...

Parece que las amigas del conde son unas gárgolas.

La figura se acerca con pasos lentos y seguros hasta el conde y te mira como si no estuvieras allí.

El conde comienza las presentaciones: - Buenas noches Potomac. Ésta es mi invitada: Teresa. Tiene permiso para venir al castillo siempre que quiera. -