Partida Rol por web

- Desgraciadamente, nuestro clan a diferencia del clan Cangrejo que se consideran con criterio de ignorar el orden celestial creyendo que su deber le respalda, se toma muy enserio las peticiones del emperador. - afirme con tono severo mientras daba un ligero a trago al té. 

- Dejando de lado los supuestos del futuro debemos poner la vista en esta corte de invierno. De momento. La idea de la boda me gusta. Debemos encontrar también la forma de establecer alianzas. Y ofrecerle algo a los León que haga que sus pretensiones disminuyan. De momento cuando lleguemos a la corte de invierno me gustaría que hablaseis con Arasou-san. - 

¿Arasou-san?

Había ocasiones que la etiqueta resultaba un dolor de cabeza y otras que ayudaba enormemente a comprender de quién se hablaba. En este caso debía unir mi imaginación con mis conocimientos para deducir que se refería a Akodo Arasou, el hermano del Campeón Leon.

- Cómo deseéis sama, ¿debemos tratar algo en especial?

Pregunto por si quería entregar alguna oferta al Toturi a través nestra, o simplemente necesitaba que me acercara a él.

Negué con la cabeza. - No, solo quiero que le evaluéis. Yo haré una recepción oficial dado que soy el campeón del clan pero en esos eventos, regidos por una importante etiqueta es difícil ver realmente rasgos de la persona real, suele tener cuidado de no mostrar nada. En cambio si vos vais a hablar con él probablemente se muestre mas relajado. Al no representar de momento una amenaza directa. -

- Intentad a ser posible no tratar asuntos del clan. ¿Se os ocurre alguna forma? - pregunté con curiosidad
 

Suspiré con impaciencia ante la negativa a revelarme el contenido del regalo para Bayushi Shoju y Shosuro Kachiko. Tenía cierta actitud infantil hacia las sorpresas, pero procuraba no mostrarla en público. Doblé pulcramente el kimono de clan y lo guarde en la mochila de mimbre antes de acercarme a probar el té que Kohana estaba preparando.

- Mmmm... Entiendo -asiento pensativo ante el consejo de comprar un detalle para ambos- tendré que pensarlo detenidamente.

Escucho con la mirada perdida mientras doy el primer sorbo al té, lo que me cuenta sobre los gastos en la corte de invierno. Es algo en lo que no había pensado, así que me pilla de imprevisto nuevamente.

- ¿Tan caro es...? -pregunto con tono avergonzado escondido tras la taza de té, ni siquiera sé si tendré suficiente para un kimono elegante-. Tal vez debiera haberme quedado en casa Yogo-sama, no voy a daros más que problemas y molestias -comenté con la boca pequeña mientras miraba el reflejo de mi nariz en la superficie del té-.

Y Arasou hará lo propio, o al menos intentará no comentar nada al respecto.

- Siempre puedo invitarle a unas partidas de go sama. Sería una forma de mantenerlo con la cabeza ocupada y un motivo excelente para que nadie intentara molestarle.

O lo que era lo mismo, una forma de mantenerlo controlado sin que llegara a sospechar, pero tendría que dar todo por mi parte para que dichas partidas duraran el máximo posible.

- Si accediera y dispusiera de una tablero lo suficientemente grande, con una podría ser suficiente - nada más lejos de la realidad, pues no había necesidad de usar un tablero tradicional - Quizás debiera asignar a alguien para atender a cada personalidad adecuadamente sama.

Sugiero para que Arasou, ni ningún otro, no vieran nada extraño en que un Escorpión estuviera para disculparse en nombre de su daimyo por no poder permanecer con ellos todo el tiempo que le gustaría.

Shoju asintió ante la idea. - Estoy de acuerdo con esas partidas de Go Yusuke-san, me parece un ambiente adecuado que os permitirá además analizar a vuestro contrincante. -

- Ah, no creáis, está todo dispuesto pero tampoco debe dar la sensación de que el clan se mueve demasiado, eso podría inquietos al resto de clanes, y esperamos una corte de invierno tranquila. - le dí un trago al té. - Y creo que Arasou-san con un bushi como vos que aspira a entrar en las legiones imperiales, probablemente sienta dudas de que se le esté controlando y sea algo mas allá de simple admiración de bushi a busho, ¿No lo pensáis? -

Kohana alargó la mano y le revolvió el pelo a Kanto. - No seaís así, esto es una oportunidad. Y no debéis comprar presentes para todos los samuráis. Solo aquello de mas alto rango y siempre y cuando sea algo personal, no una petición de un superior. - dije sonriéndole ampliamente. - Y eso no pasará a menudo. -

- Así que de momento comprad un buen kimono, esta ciudad, como buena ciudad grulla está provista de los mejores mercaderes. El resto ya lo iréis viendo sobre la marcha. -

- No os pongáis tan nervioso, que aún ni siquiera hemos llegado. -

Cuanto más me contaba la Yogo como debería comportarme en un evento de esta importancia, mayor era el vértigo que sentía ante las situaciones que me podía encontrar. A cada cual más comprometida, a cada cual más confusa de tratar. Tenía la certeza de que no me iba a resultar fácil desenvolverme en estas aguas, no obstante contaba con la ayuda de Kohana y su especial sentido del saber estar.

- Seguiré vuestro consejo entonces, espero que podáis acompañarme a buscar un kimono adecuado mañana -sonreí algo más tranquilo- Uhm, parece que el té no ha sido capaz de paliar el hambre que tenía -me mire el estómago con el ceño fruncido al escuchar la sinfonía que emitían mis tripas- aunque he de reconocer que estaba delicioso -la sonrisa volvió a mi rostro asintiendo a la escorpión-.

En verdad parecía tenerlo todo listo, así lo único que necesitaba era limitarse a controlar las incidencias que pudieran surgir.

- Desconozco la forma de ser de Akodo-san, pero me alegro de que lo tengáis todo preparado sama. Quizás hasta podáis encontrar un momento para disfrutar de vuestro enlace.

Sugiero imaginando que le sería complicado dejarse llevar por el acontecimiento, sencillamente no creía que fuera capaz de relajarse y dejarse llevar en ningún momento. Luego apuro el té y me preparado para despedirme.

- Creo que ya os he molestado suficiente sama, le dejaré descansar.

Indico antes de inclinarme para cumplir el protocolo y así poder cumplir con mi palabra.

Bayushi Shoju escuchó con una sonrisa las palabras de Yusuke. - Es mi deber. - respondió con seriedad antes de darle un trago a su taza de té. - Pero siempre hay tiempo para darse un pequeño capricho. Un hombre que no disfruta no puede tener la mente despejada. - sonrió bajo la máscara mientras veía como se preparaba para retirarse.

- Vuestra compañía no resulta una molestia Yusuke-san. Buenas noches. - le respondí a modo de despedida mientras veía como abandonaba la estancia.

Yogo Kohana observó con una sonrisa aquella escena sintiendo la inseguridad de su acompañante aunque pensó que no sería justo sacarla a colación y que tampoco podría aportar nada a la conversación, solo le sonrió, dulce y tranquilizadora como ella era. A veces dirías que no parecía una Escorpión por su forma de actuar. Aunque por otra parte la bestia que no aparenta serlo es la mas peligrosa, ¿Verdad?

- Por supuesto, mañana iremos a comprar algo para la corte. Aquí seguro que encontramos el kimono adecuado. - comenté con tranquilidad mientras daba un trago al té. - Cierto, la verdad es que yo misma empiezo a tener algo de hambre, ¿Queréis que vayamos yendo al comedor? -

No pude más que sonreir y asentir a su contestación. Era un lugar extraño para mi y no se me daba bien ponerle valor monetario a los objetos, así que agradecí que me fuese a acompañar al día siguiente.

- Hai, Yogo-sama. Tengo ganas de probar la especialidad de la casa, estos grulla son muy meticulosos y elegantes en sus artesanias, doy por hecho que también lo serán en la cocina -me levante en dirección al panel de papel para abrirlo cuando fuese a salir Kohana.

Abandonásteis vuestros lujosos aposentos mientras os dirigíais hacia el comedor. Una vez allí esperastéis mientras los heimin servían afanosamente, coordinándose aquellos empleados de la posada con los que acompañaban al campeón del clan Escorpión. Todo se dispuso lleno de comida lujosa, velas aromáticas y cojines de seda.

La comida estaba deliciosa, y la conversación en su mayoría fue banal. Se hablaba sobre el tiempo, el viaje, los invitados a la corte de invierno y los mas lanzados incluso se animaron a hacer alguna broma de la boda. Shosuro Kachiko se mostraba esta noche mas habladora de lo habitual y fue preguntando a los diferentes presentes diversas cuestiones con una amplia sonrisa, para su diversión, pues debían responder,  y para comprobar un poco que había tras las mácaras.

Sonreí ampliamente, una sonrisa encantadora que no mostraría traza de maldad alguna mientras miraba hacia los dos mas jóvenes. Un bushi de nuestro clan y un aprendiz del clan de la Liebre. Eran dos invitados bastante peculiares. - Bueno caballeros, dado que parece que es vuestra primera corte de invierno y que estamos en confianza. - respondí mirando a mi alrededor, no era así pero nadie se atrevería a cuestionarlo. - ¿Que es lo que deseaís encontrar en ella? - pregunté antes de darle un trago suave a una escudilla de sake.

Tras el paso de Kohana por el umbral del panel de papel, lo atravesé para cerrarlo tras de mí, sellando así la entrada a nuestros aposentos. Bajamos al comedor, siempre atento y dispuesto por lo que pudiera pasarle a la Yogo. La invitación a la corte de invierno me había pillado por sorpresa en su momento, pero entendí que mi deber seria protegerla con mi vida para evitar cualquier tipo de peligro a su alrededor. Estábamos acompañados de una gran comitiva, por lo que otro en mi situación no se hubiera preocupado tanto. En realidad eso era lo que más temía, para los servidores de Lo Siniestro seria más fácil pasar desapercibidos en un ambiente como este, por cantidad de miembros y por el clan al que pertenecían sus famosos secretos.

Una vez estuve sentado en el comedor, observe discretamente a todos, estableciendo una serie de características a cada individuo según su expresión corporal, la forma de relacionarse con los demás y las relaciones que mantenían entre sí. Era algo que hacía desde niño, así que no me costaba trabajo y tampoco era algo a lo que prestara especial atención, más bien es como si lo hiciese en segundo plano mientras disfrutaba de una buena conversación y comía.

Como es natural, también lo hice con Shoju y Kachiko. Esa mujer era sobrenatural, estaba convencido de que los kamis estaban a su servicio pues cuando hablaba parecía que la sala enmudeciera, como inundada por el más denso de los vacíos, pero a la vez cálida, cercana, sensual...

Y entonces...

- Ehm, si claro... -me ruboricé, daba la sensación de que había sido capaz de leerme la mente en ese mismo momento- Deber, Shosuro Kachiko-dono -me aclare la garganta antes de explicarme- Deber y celebración, el enlace debe ser celebrado como se merece -mire a mi alrededor con una media sonrisa- y creo que aquí de eso sabemos bastante -sonreí finalmente levantando la taza de sake a modo de brindis por la pareja-.

Tras la intervención y muy discretamente, eche un vistazo en busca de la mirada aprobatoria de Kohana. No estaba seguro de haber contestado lo que la escorpión quería preguntar, pero quede satisfecho con el resultado.

Gracias a las Fortunas no había ocurrido ningún incidente por el momento, salvo la curiosidad de la prometida de Shoju, la cual podía equipararse a un terremoto si se hacía caso de los rumores, dado que bien podía llegar a destruirlo todo o apenas hacer temblar la porcelana en las estanterías.

- Encontrar samurais de todo el Imperio, sama. Aunque los deseos estén fuera de lugar del corazón de un buen samurai, lo considero algo que los Kami pueden concederme.

Respondo algo obvio que iba a conseguir con sólo asistir, haciendo así honor a mi escuela al no revelar nada relevante y mostrando cierta humildad al considerarme por debajo del resto con sólo mencionar mi pequeño fallo.

Le dediqué una sonrisa al joven Kanto inocente y dulce. - Agradezco que seaís tan dedicado Kanto-san, cada vez en los tiempos de paz es mas difícil encontrar samuráis que recuerden esos valores en vez de mirar por su propio beneficio. - mi voz era suave y probé algo más de la comida. - Al fin y al cabo, ¿Que hay mas importante que el deber con la familia? No hay nada que esté por encima del bienestar de nuestros mas allegados. - le devolví la respuesta a su atrevida sugerencia.

Tras eso me giré hacia Yusuke-san, el nuevo samurái de nuestro clan. - Ah Yusuke-san, os aseguro que encontraréis toda clase de samuráis, será una gran experiencia para vos porque podréis comprobar de primera mano la peculiaridad de cada clan. - comenté con una amplia sonrisa. - Decidme, ¿Por cual sentís mas interés? -

Me rasqué la cabeza mientras escuchaba el comentario de la dama escorpión.

- Deber, familia y honor. Las bases de todo buen samurái, todas ellas enlazadas entre sí, no hay forma de deshonrar una sin la otra. Por supuesto, la familia es muy importante así como nuestro deber para con ella a fin de poder gratificarla con el honor que se merece. Parece que hablamos el mismo lenguaje Shosuro Kachiko-dono -incliné levemente la cabeza en su dirección a modo de reverencia-.

Pestañeé antes de responder. Cualquiera diría que la Shosuro quería meterme en problemas y no me gustaba la idea.

- Ninguno. No quisiera que alguien se sintiera ofendido por no ser mi predilecto.

Bromeo pese a la seriedad con la que había pronunciado la primera palabra, lo que venía a ser una forma de endulzar una negativa a futura mujer del Campeón Escorpión.

- Pero si viera obligado a escoger, quizás la Grulla o el León. Se supone que son los máximos exponentes del bushido y tengo curiosidad sobre qué entienden por ello.

Termino concediendo su petición tras pensarlo medio segundo e ignorando los comentarios del Usagi.