Partida Rol por web

Una carcajada salió de mi pecho ante la respuesta de Yusuke que me resultó muy divertida, en la mesa, Aramoro y Shoju se miraron entre ellos desconcertados y tras eso carraspee recuperando la compostura antes de beber un poco sake para aclararme la garganta.

- Disculpadme Yusuke-san pero ese comentario probablemente seŕia lo mas ofensivo que podríais decir. ¿No entendéis? - comenté antes de pasar suavemente la lengua por mi labio superior, a la vez que me servían sake de nuevo en la escudilla. - Bueno, creo que os robaría diversión en la corte si os desvelase esa respuesta. Creo en el aprendizaje práctico. -

Tras eso me giré hacia el joven Usagi. - ¿Entonces esperáis enmendar vuestro error en la corte de invierno para reparar el honor de vuestra familia como se merece? - sonrío ampliamente bebiendo un trago de sake.

Extrañamente, ni me inmuto por la risa de Kachiko.

- Únicamente pretendía mostraros la sinceridad que esperabais de un tonto bushi, sama - me disculpo ante todos con bastante sarcasmo, pues bien sabían que no me consideraba para nada "tonto", luego prosigo - Tenéis el talento para tergiversar cualquier palabra y aseguraros que signifique exactamente lo que os interesa, así que perdonadme por hacer saltar la liebre demasiado pronto y arruinaros el juego.

Estaba claro que andaba jugando con los dos al mismo tiempo, pues con uno se habría aburrido al poco. Así que tras haber concluido mi explicación de por qué no me interesaba jugar con ella, me giro para mirar al samurái de la Liebre. Parecía el único capaz de querer seguir complaciendo a la Shosuro. Ya tendría tiempo de lamentarlo.

- Aunque quizás Usagi-san se preste a dar algunos saltos más para entreteneros.

Sólo quedaba por ver cuánto era capaz de revelar a la prometida de Shoju antes de que ella se cansara.

Escuchaba las respuestas del Soshi como referencia a las mías, no sabía si era el tono adecuado para una futura cabeza de clan ya que nunca antes había estado ante samuráis de tan alto estatus. Tampoco entendí la carcajada que salió de los labios de Kachiko y parece que no fui el único en la sala. Había algo en esta conversación que se me escapaba, pero a decir verdad eso tampoco iba a hacerme cambiar de opinión, así que respondí tal y como lo pensaba.

- Lo espero cada mañana, cuando me despierto en la casa de una familia que no es la mía, con una cultura y costumbres tan diferentes que en ocasiones me hacen dudar si formamos parte del mismo Rokugan -respondí sincero y sereno, sin apartar la vista de sus labios-. Tal vez se trate de eso mismo, contemplamos el mundo desde un punto de vista diferente -divague pensativo mirando al techo-. De cualquier modo, espero honrar con mi servicio tanto a mi familia como a las vuestras Bayushi y Shosuro-dono -inclinando levemente la cabeza-.

No estaba seguro de que mis palabras fueran las más adecuadas, sin embargo el tono del tal Yusuke hacia la prometida de Bayushi Shoju estaba al borde del insulto. No me extrañaría que tal acción tuviese sus consecuencias, tendría que mantenerme alerta e hilar más fino por si la cosa se complicaba en adelante. Entonces distraído en mis pensamientos, me pareció escuchar como el escorpión hacía referencia a mí en un comentario y cuando le mire, confirme que así era puesto que su mirada me tenía como foco.

- No entiendo a lo que os referis Soshi-sama, si sois tan amable de explicarme, disculpad mi... -busqué algo aturdido la palabra adecuada- ignorancia.

Me había pillado por sorpresa, no sabía cómo actuar ante esa jugada de go, así que me limite a pasar de turno para ver su próximo movimiento y discernir sus intenciones.

En verdad parecía que el samurái de la Liebre no sabía frente a qué Escorpión se encontraba ¡y eso que no me refería al campeón del clan!

- Shosuro-sama tiene fama de ser una gran conversadora, tal es su habilidad que podríais empezar hablando de lo bonitas que son las rosas y luego admitir que en realidad os resultan horrendas - explico al Usagi aunque sin apartar la mirada de la mujer - Podríais haber escogido un millar de temas mucho más inocuos para la cena sama. No estamos tomando el té.

Le reprocho su comportamiento, aunque sin acritud a juzgar por el último apunte. Sabía que estaba jugando con nosotros, del mismo modo que yo podría echar una partida para pasar el rato, pero a su lado era como un niño aprendiendo a caminar y ni de lejos podía resultarle más que un complemento extra para su pasatiempo. Por eso mismo no me hacía gracia el juego.

- Sugerir que otros faltan a la verdad podría acortar vuestra estancia en la corte Yusuke-san. - Sonreí mientras ultimaba la cena mirando al joven bushi.

Tras eso me giré hacia el joven Usagi. - Entiendo como os sentís, pero al final todos somos sirvientes del hijo de los cielos, un objetivo común mueve montañas, Kanto-san. - comenté sobre las diferencias entre los clanes.

-Os he preguntado simplemente por vuestras aspiraciones en la corte. Yo misma os podría responder las mías, como es un enlace digno del recuerdo y apoyar a mi clan. No existe tema mas inocuo - les respondí a ambos sonriendo ampliamente. - Sois vos quien ha visto fantasmas donde no los hay, ¿Os inquieta vuestro papel en la corte de invierno? Quizá os gustaría un destino donde no se requiera de sutileza.

La naturalidad con la que Kachiko usaba sus armas era terrorífica. Era una fortuna que no me encontrara entre sus enemigos.

- Jamás fue mi intención dar esa impresión, pero es tan loable admirar a los maestros de la corte como los héroes de guerra. Si algo aprendí de pequeño, es que la corte de invierno es la peor de las batallas y la única que se celebra anualmente. Conversar sobre ella... con usted, se asemeja a una escaramuza en la frontera o un entrenamiento con arma en el mejor de los casos, más con mis escasos talentos.

En ambos supuestos podía acabar realmente mal.

- Entiendo Soshi-sama, pero no fui yo quien eligió el tema de conversación, tan solo conteste a las preguntas de Shosuro Kachiko-dono -no lograba entender por qué tenía que ser todo tan complicado, en las tierras de la Liebre la vida era muy sencilla y aunque me gustaban los acertijos y me consideraba bueno en ese juego, dejaba de tener gracia cuando se tornaba algo más serio-.

Al escuchar pronunciar la palabra "acortar" a la dama Escorpión, un escalofrió recorrió mi espalda. No sabía el motivo, pero no me daba muy buena espina aquella expresión, en cierto modo podría sonar a represalia.

- Pero no todos servimos del mismo modo y en ocasiones nuestras costumbres, así como nuestros servicios se interponen entre nosotros, deshonrando nuestro trabajo y haciéndonos menos efectivos a ojos del Emperador -contestando a la réplica de la Shosuro-.

No entendía muy bien porque Yusuke-sama se sentía tan intimidado por Kachiko-dono, pero me daba la sensación de que estaba cometiendo los errores que ella esperaba con sus palabras. Tal vez fuera ese el poder del que me estaba intentando alertar el Soshi, pero de cualquier modo estaba pagando un precio bastante alto para conseguir que lo entendiera. Lo tendría en cuenta a posteriori, ahora intentaría no seguir metiendo la pata en madrigueras ajenas.

- Desconocía por completo que en la corte de invierno se librasen combates -asentí extrañado antes de sorber un tazón de fideos que me había reservado para el final, no me gustaban las cosas demasiado calientes, así que acostumbraba a dejar enfriar los caldos mientras comía todo lo demás-.

Esperaba la respuesta de Kachiko a mis comentarios cuando las palabras del Usagi me hicieron girar la cabeza hacia él. Apenas le había dedicado un comentario, una diminuta pieza de información, y ya se creía que estaba hablando con él. Si no hubiera demostrando sus escasos conocimientos, quizás hasta le hubiera dicho algo más en vez de centrarme en disimular un suspiro.

No ha escuchado, no hay dudas.

Intenté consolarme a mi mismo bajando la mirada para evitar que mis ojos mostraran la vergüenza que sentía. Yo podía ser inexperto, pero al menos era capaz de prestar atención.

Volví a sonreir tras la máscara observando a los dos bushis mientras me tomaba el último vaso de sake. Debía reconocer que la cena había sido agradable, y la situación tenía una pinta maravillosa de cara a la corte de invierno.

- Kanto-san, el porvenir del imperio es lo mas importante. Ahora y siempre. - le respondí con una amplia sonrisa. - Ha sido un placer pero voy a retirarme ya. Disfruten de la cena. Oyasumi nasai. -

Estaba seguro que esa mujer disfrutaba alterando al máximo número de personas antes de volver a sus asuntos. Aún así me obligué a despedirme de ella de ella, no fuera a meterme en otro problema por su culpa antes de terminar mis fideos.

Me pareció notar como el Soshi dejaba escapar un suspiro a la vez que fijaba la mirada en el suelo ante mi duda, tampoco hizo ademán de contestala por lo que me decidí a seguir con la cena. La despedida de la Shosuro me pilló con la boca llena, así que tuve que tragar el bocado precipitadamente para poder contestar.

- Hai -asentí ante la afirmación de la Escorpión- Oyasumi nasai Kachiko-dono -acompañandolo por una profunda reverencia con la cabeza-.

Cuando abandonó la estancia, no pude más que tomar algo se sake para que pasase la bola de arroz hasta mi estómago. Me llevé la mano al hara y emití un suspiro de alivio. Después miré a Kohana para ver que tal llevaba la cena, estaba a punto de acabar y habia descuidado mi atención sobre ella.

Aramoro se retiró justo detrás de Kachiko tras despedirse educadamente, rápido y suave sin hacer apenas ruido con sus pasos mientras en la mesa queda presidiendo Shoju, que no ha dicho nada durante la cena y ahora parece estar terminando un plato de fideos. Su expresión, como siempre, es indescifrable bajo la máscara no daba ninguna pista al resto de miembros del clan.

Kohana a su vez había terminado sus fideos y estaba comiendo algo de fruta de postre, acompañando su comida de té. Parece que había optado por no probar el sake a diferencia del resto. Sonrió a Kanto con cierta preocupación cuando le miró pero simplemente dijo. - ¿Ha sido de vuestro agrado la cena Kanto-san? -

Tras la estela de elocuencia y el posterior abandono de la sala de Kachiko, el lugar se torno silencioso y en cierto modo sombrío, momento en el cual Aramoro abandono la estancia. Contesté a su despedida en forma de leve inclinación formal mientras apuraba los últimos resquicios de la cena. Parecía que Shoju no iba a soltar prenda en lo que quedaba de velada así que procuré no levantar la voz cuando contesté a la pregunta de Kohana.

- Hai, Yogo-sama. La cena estaba muy buena, en especial la sopa que acompañaba a los fideos -sonreí satisfecho- No obstante creo que se va haciendo tarde, deberiamos pensar en descansar, mañana nos espera un arduo dia de mercadeo, no me gusta especialmente y cuando duermo poco estoy de mal humor, así que prefiero estar descansado para afrontar el reto como se merece -bromeé con la Escorpión-.

Esperé a que acabase el postre antes de levantarme para dirigirnos a las habitaciones, no sin antes despedirme educadamente de los asistentes, en especial de Shoju y el Yoshi con el que había cruzado un par de palabras. Después salimos de la sala rumbo a los aposentos de Kohana.

La cena concluía en todos sus sentidos, no sólo por acabar la comida, sino porque poco a poco, todos los asistentes terminaban levantándose para dirigirse a sus aposentos. Yo por mi parte, opté por permanecer sentado pese a haber terminado poco después de que Kachiko se marchara, esperando a que el daimyo decidiera que el también había acabado y no deseaba nada más.

La cena termina sin demasiada ceremonia, Shoju se despide de vosotros educadamente antes de retirarse. Tras eso ambos os vais a dormir. Ha sido un día intenso y eso que no habéis llegado ni siquiera a la corte. A la mañana siguiente ambos tenéis cosas que hacer así que simplemente descansáis todo lo que podéis esperando que llegue el nuevo día.

A la mañana siguiente es Kohana quien despierta a Kanto. - Buenos días Kanto-san. - Le dice muy animada, la joven shugenja se había despertado con mucho ánimo y había hecho que sirviesen el desayuno mientras ponía una tetera a calentar, de manera que la habitación empezó enseguida a oler al aroma de la bebida.

La mañana siguiente llega en principio sin incidentes, y en tu caso con una tarea pendiente ya que Shoju te había encargado reunirte con Arasou. Un trabajador de la posada entró en la habitación con una bandeja donde lleva un clásico desayuno rokuganí compuesto de arroz, sopa de miso, pescado a la plancha, encurtidos y té, tras dejarla sobre la mesa hace una profunda reverencia.

- ¿Necesitáis algo Yusuke-san? -

Inmerso en un profundo sueño, sentí como alguien me zarandeaba suavemente, despertántome sin sobresaltos lo que agradezco ya que soy muy perezoso y me cuesta bastante levantarme. Lo primero que percibí es el suave aroma del té que Kohana estaba preparando, después fue su voz la que me animaba a abrir los ojos.

- Un poquito más, Yogo-sama... solo un poquito... -contesté ante la invitación a desperezarme- es un viaje muy largo y apenas he podido descansar hasta ahora... -entreabrí un ojo para ver lo que hacía la Escorpión pero la ví tan animada que no pude volver a dormirme y finalmente me levanté- uhm... pareces muy animada, cualquiera diría que vamos a ir a comprar al mercado -bromeé con tono irónico- me aburre regatear, asi que si se os da bien y es de vuestro agrado, os cedo esos menesteres -sonreí ampliamente-.

- No os hagáis el remolón, un buen samurai debe ser disciplinado y concentrado. Y tenéis un objetivo para hoy Kanto-san. - le reproché con cierta dulzura en mi tono pero manteniéndome firme. Tras eso sirvo algo de té mientras un criado entra por la puerta trayendo una bandeja de pastelillos.

- No se regatea. No somos mantis, ni Yasuki. Y no habléis del dinero de esa forma porque es deshonroso - le respondo mientras doy un trago al té.