Partida Rol por web

Sin recuperar la tranquilidad total y rememorando lo sucedido decides abandonar el bosque antes de que el susto se convierta en fatalidad.
Cuando pasas por delante del puesto que hay a la entrada del recinto el hombre te saluda y comenta algo sobre tu escasa caza. Lo ignoras, tu mente está en un rincón del bosque imaginando como podrías haber muerto a causa de la bestia, del saurio o envenenado por una araña enorme.

Al llegar al hotel te tumbas en la cama unos instantes, intentas calmarte y después comienzas a escribir sobre lo sucedido. Antes de que se vaya de tu memoria haces un dibujo de la bestia, incluso haces algunas anotaciones sobre sus ojos y la extraña forma de moverse mas parecido a un felino que a un lagarto.

El cansancio y las emociones hacen que te quedes dormido, cuando despiertas el Sol está comenzando su descenso. Todavía puedes hacer una visita al bosque antes de que anochezca, aunque si a plena luz del día resultaba peligroso no puedes imaginar lo que puede ser ese lugar a oscuras.

Cuando abrí los ojos, tardé unos segundos en entender dónde estaba y qué había pasado. Por un instante, creí que todo el encuentro con aquella bestia había sido solo fruto de... eso... un sueño; pero el dibujo y las anotaciones me hicieron descartar rápidamente esta posibilidad. No, no había sido un sueño... había sido tan real como mi propia existencia en este mundo.

De un rápido salto, salí de la cama y me dirigí hacia la ventana. Empezaba a oscurecer, por lo que probablemente solo quedarían escasas horas de luz. Ni loco me adentraría en el bosque a oscuras. Si ya había resultado peligroso hacerlo durante el día, peor sería hacerlo por la noche. Así pues, resoplé y fui al baño para darme una ligera ducha y despejar mi mente.

Tras la ducha, decidí que lo más sensato sería dar un paseo por el pueblo y tratar de sacar algo de información sobre el bosque. Quizá aquel ser no era tan misterioso como parecía; y, por el contrario, solo se trataba de una bestia más del lugar. Lo dudaba, pero no podía descartar esa opción. En cualquier caso, trataría de mantener la mayor discreción posible. No quería compartir el secreto si finalmente era algo especial y único. 

Cuando miras por la ventana compruebas que Jagd puede verse y recorrerse en un par de minutos. Aparte del hostal tan solo hay un par de casas que apenas parecen tener actividad. Aún así sales de tu habitación para aprovechar lo que queda de tarde.

Al llegar a la recepción te encuentras con un hombre y una mujer discutiendo, por sus rasgos parecen imperiales, son altos, rubios y él es bastante fornido. Parece que la mujer intenta convencer al hombre de algo.

- Eso no importa, usaremos linternas. Seguro que podemos encontrar algo mejor de noche, las bestias también duermen Roman.

El hombre niega con la cabeza mientras sujeta un par de maletas enormes.

- No Ilya, ni hablar. Las bestias duermen pero también cazan de noche, sus ojos ven en la oscuridad y entrar ahí con una linterna es invitar a cenar a toda clase de criaturas. Iremos al amanecer como acordamos.

- Sabes que el bosque no es igual de noche que de día. Vamos a encontrar lo mismo que todo el mundo, sin riesgo no hay recompensa.

- Si no vuelves para contarlo ¿que importa lo que encuentres?

- El descubrimiento será mio aunque no se lo diga a nadie, Roman. Esto importa mas que las investigaciones y el dinero, es la búsqueda del conocimiento.

- Es la búsqueda de una muerte estúpida, saldremos por la mañana.

El hombre se dirige a registrarse en recepción mientras la mujer exaspera mirando al techo en un claro gesto de desesperación.
Esta claro que no son cazadores, sus herramientas son muy parecidas a las tuyas y no ves ningún arma de caza.

Al otro lado de la sala las puertas del comedor están abiertas, todavía no hay cena disponible pero hay tres cazadores en una mesa dando buena cuenta de una ronda de cerveza. De vez en cuando lanzan sonoras carcajadas cuando alguno de ellos cuenta alguna anécdota graciosa o chiste basado en sus vivencias.

La conversación de aquellas dos personas acaparó mi atención. No, no es que sea un fisgón a todas horas ni nada parecido... o quizá sí (?); simplemente se trataba de mi curiosidad de aquel momento por cualquier tema relacionado con el coto de caza y, más aún, con el bosque. Toparme de frente con una conversación sobre algo de eso era, por tanto, de obligada escucha.

Por supuesto, concordaba con el hombre. Aventurarse en el bosque durante la noche era una muerte asegurada, incluso si se llevaba una linterna... pero quizá la mujer tuviera razón y hubieran seres distintos. Al fin y al cabo, era obvio que en aquel bosque también debían habitar animales nocturnos. Lo que no entendía era lo del descubrimiento... y eso fue lo que impulsó a acercarme a la mujer cuando el hombre se separó de ella.

—Perdone, sé que no es de mi incumbencia pero no he podido evitar escuchar la conversación que mantenía su compañero — vale, quizá empezar así no era del todo apropiado, pero ten en cuenta que no soy muy dado a las relaciones sociales —. Creo que ustedes, como yo, buscáis algo en el bosque. ¿Una bestia extraña y diferente tal vez? No os voy a mentir, ya he estado allí y... salvo arañas y saurios, no he encontrado nada — ¿dije que no iba a mentir? —... pero... sí, yo también creo que en su más profundo interior debe algo que se oculta de nuestros ojos. ¿Me equivoco?

Hice una pequeña pausa para que la mujer contestara, e incluso dediqué algo de tiempo a observar cómo sus facciones habían cambiado a lo largo de la conversación. No soy bueno reconociendo el lenguaje no verbal, pero una expresión de ligera sorpresa o quizá de confusión lo puede averiguar hasta el más torpe de las personas. O eso esperaba... En cualquier caso, tampoco esperaba gran sobresalto, pues no había mencionado nada especialmente sorprendente o que pudiera hacer reaccionar a alguien así.

La mujer te mira de arriba a abajo en cuanto te acercas. Tu aspecto no es el mas adecuado para... nada, pero tampoco es tan llamativo en estos entornos.
Tienes ante ti a la típica mujer imperial, tan sobrevaloradas en otras naciones como infravaloradas en su propio país. Su mirada se va suavizando a medida que explicas tu experiencia. Al finalizar una media sonrisa aparece en su rostro.

- Estamos cerca de la Corona, en su interior la fauna cambia completamente. Alguna especie extraña ha tenido que viajar fuera, apuesto a que hay algo diferente por esta zona. Incluso es mas probable que en el interior, donde los grandes depredadores han acabado con todo. En estos bosques hay algo, solo tenemos que buscar. No tiene que ser grande, ni peligroso, solo nuevo y diferente.

Su compañero se gira, parece que ha terminado el registro y ya tiene las llaves de la habitación. Te fijas en que ha alquilado dos habitaciones, o al menos tiene dos juegos de llaves.

- Vamos Roman, este kai está dispuesto a acompañarnos, no puedes ser mas cobarde que él.

Pone su mano sobre tu hombro y aprieta un par de veces, como haciendo un amago de masaje. Sin embargo eso no te distrae de las tres cosas que has descubierto en la última frase de la mujer.
Sabe que eres de Kaihatsu, eso no es difícil. No has aceptado acompañarlos, de hecho ni siquiera te has ofrecido o te lo han ofrecido, y por último, ¿por qué no puede ser mas cobarde que tu?

El hombre se cruza de brazos y te mira, en sus ojos ves una acusación latente, ahora también eres culpable de la situación.

- De acuerdo, si él lo dice abiertamente iremos.

Se acerca a ti y te señala con su enorme dedo a escasos centímetros de tu rostro.

- No se quien eres, pero ahora mismo te has convertido en la excusa para que mi hermana haga una escapada nocturna al bosque. No voy a dejar que eso suceda, así que te doy dos opciones: O vamos los tres o no sales de tu habitación en toda la noche. No irá sola, pero tampoco irá solo contigo.

La situación parece que se ha disparado y ha escalado rápido, todavía no sabes realmente como habéis llegado a esto.
Empiezas a intuir que el estado mental de estas personas no era el esperado inicialmente.

¿Por qué todos los investigadores de animales somos tan excéntricos? La realidad era que no lo sabía; pero, sin duda, se trataba de un rasgo distintivo de alguien que se dedicaba a aquello. Es decir, si veías por la calle a una persona mentalmente inestable, podías decir tranquilamente: "¡Mira! Ése de ahí estudia a los animales". No te equivocarías...

Por supuesto, hay un sin fin de grados de inestabilidad mental. La mía probablemente estaba bastante más cerca de lo "estable" que la de esos dos... Por lo que, por supuesto, no pensaba meterme en aquel bosque durante la noche. Ni acompañado ni sin acompañar.

—Lo siento, señores — dije esbozando una diplomática sonrisa —; pero yo no voy a ir a ese bosque durante la noche. En ningún momento me he ofrecido a ello, y en ningún momento me ofreceré. Si queréis que os acompañe, no tendré problemas en hacerlo durante el alba. Pero por la noche jamás iré — hice una pequeña pausa antes de proseguir —; y, si queréis mi opinión, no os aconsejo a vosotros tampoco internaros allí a oscuras si queréis seguir vivos.

¿Cómo reaccionarían a eso? Sería curioso. Me lo podía imaginar además: la mujer frunciría el ceño y se alejaría dándome la espalda mientras en su interior murmuraría, "Escoría Kaihatsu"; el hombre probablemente suspiraría aliviado y, quizá, me comentaría algo de su temor a que su hermana fuera sola al bosque.

Bueno, eso era lo que yo pensaba que ocurriría al menos...

Un claro gesto de confusión invade el rostro de la mujer. Te mira y después mira a su hermano con frustración, como si sus padres no le dejasen salir.

- De acuerdo, de acuerdo... iremos de día. Veremos los mismos animales de siempre y obtendremos los mismos resultados de siempre.

Coge tu brazo y vuelve a apretar con suavidad.

- Entiendo que no quieras arriesgarte, mi hermano lleva así años. Es solo que... creía que tenías mi misma visión.

Definitivamente es frustración, parece que le ocurre a menudo. Lo que no es tan habitual es esa cercanía por parte de una imperial, siempre han tenido fama de cerrados y distantes.

Mientras ella se marcha a la habitación el hombre golpea tu hombro y te enseña una llave.

- Va a intentar fugarse durante la noche, se ha rendido demasiado pronto. Si oyes o ves algo avísame, es muy tozuda cuando se trata de investigar.

Sigue los pasos de su hermana hacia la habitación pero se gira a mitad de camino.

- Si quieres podemos ir juntos mañana al amanecer, no siempre nos encontramos con otro naturalista.

Lentamente abandonan la recepción.

Miré por unos segundos la pegatina de la llave que indicaba el número de la habitación donde se iban a hospedar. No sé por qué, pero mi cabeza trató de memorizarlo; y eso que realmente me daba igual que aquella mujer se escapara... En fin, suspiré algo resignado y observé en silencio como aquellos dos desaparecían de mi campo de visión.

No podía decir que me disgustara encontrarme con gente que compartieran mi afición. Era cierto que prefería ir en solitario, pero también admitía que nunca venía mal algo de compañía... Lo que no esperaba en un primer momento era que aquellos dos me dieran tantos quebraderos de cabeza en tan solo unos minutos... y algo me decía que probablemente me dieran más dolores de cabeza en el futuro.

En cualquier caso, suspiré nuevamente y decidí que era hora de volver a mi habitación y descansar. Solo cruzaba dedos para que en aquella noche no ocurriera nada extraño...

El nuevo día llega sin sobresaltos, cuando despiertas ves que está amaneciendo y no parece haber ocurrido nada relacionado con investigadores demasiado impacientes.

Sales de tu habitación y te diriges al comedor, puede que el café gratuito te ayude a desperezarte o cualquier otra bebida y alimento.
Allí te encuentras a los hermanos, Ilya y Roman, mirando un pequeño mapa que parece ser de la zona. El papel está bastante pintado con lineas y puntos que no sabes que significan y anotaciones con letra ininteligible.
Casi al mismo tiempo ambos levantan la cabeza, ella sonríe mientras pone cara de niña buena, él señala a su hermana y asiente con la cabeza.

- Intentó fugarse, fue un intento desastroso pero demostró que tengo razón.

Ilya le dedica una mueca a su hermano y te señala.

- ¿Qué va a pensar de mi? - te mira totalmente sería - No estoy loca, solo quiero saber que hay ahí fuera. Estoy convencida de que no se han visto ni catalogado todos los animales del mundo, y lo demostraré.

Ella te señala como si hubieras sido tú quien ha dicho lo contrario, él hace un gesto de burla ante la repentina seriedad de Ilya.

- ¿Cuál es tu plan hoy? No se si llevas mucho explorando esta zona, si vamos juntos puede que se nos dé mejor. No te quiero presionar, solo es una propuesta.

La impetuosa zoologa de la noche anterior parece haber despertado convertida en toda una profesional. O puede que su frustrada huida le haya dado una dosis de realidad.

Solo llevaba un día explorando y ya había encontrado más de lo que ellos dos hubieran soñado encontrar jamás. Pero, obviamente, omití mencionar algo sobre aquello. En primer lugar, comenzaba a temer que pudieran realizar cualquier acto temerario que me pusiera en peligro en cuanto vieran a la bestia, si es que volvía a verla de nuevo; en segundo lugar, ¿quería compartir mi hallazgo con otros zoólogos? Puedes llamarme egoísta, pero no quería que otros se llevaran el reconocimiento de algo que había descubierto yo. Es más, ¿quería que el mundo descubriera a aquella bestia?

—Mi intención es explorar los alrededores del bosque, pero no internarme de nuevo en él — dije —. Ya lo hice ayer pero no encontré nada salvo saurios y arañas. Creo que los alrededores pueden darnos alguna pista de si realmente hay algo importante allí dentro o no sin correr demasiados riesgos.

Y, cuando volviéramos al hotel sin haber encontrado nada, quizá aquellos dos se dieran por vencidos. Si no, me separaría de ellos para no volver a cruzármelos jamás. Sinceramente, comenzaba a dudar que mantenerme cerca de esos dos me aportara algo positivo... más bien parecía ser al contrario. Aunque no sabría afirmar si este pensamiento era debido a mi peculiar personalidad o a que realmente fuera así.

—Y bien, ¿os parece buena idea?

A los dos hermanos les parce bien tu idea, una exploración externa del bosque puede desvelar bastantes detalles.
Llegáis al lugar y comenzáis a rodear el bosque, os mantenéis entre los arboles y la montaña, atentos a los movimientos entre la vegetación y a las posibles aves que aparezcan.

Llegado un punto Ilya asegura haber visto algo grande adentrarse en el bosque. Tú no has visto nada y su hermano tampoco, pero ella parece convencida y corre hacia el interior desoyendo vuestras advertencias.
Roman se gira hacia ti y se encoge de hombros antes de salir corriendo detrás de su hermana.

En pocos segundos se han adentrado en el bosque incumpliendo lo pactado. Estáis lejos del lugar donde viste a la enorme y extraña bestia, desconoces que ha podido observar si es que realmente ha visto algo.
Te ves en una tesitura tan perjudicial como beneficiosa, ambos corren bosque adentro dejándote solo en las afueras. Tienes segundos antes de perderlos de vista para decidir si ir tras ellos o, por el contrario, continuar a solas aprovechando la ocasión que ellos mismos han generado.

Estaba seguro de que no había visto nada... ¿de verdad se me había podido escapar algo? No, no lo creía. Seguro que se trataba de una mentira de aquella joven para internarse en el bosque. Pero, ¿qué debía hacer? Sí, sé que había dicho que no me internaría en el bosque, pero solo era por puro egoísmo con la intención de evitar que aquellos dos vieran lo mismo que yo había visto el día anterior.

Suspiré, y... sin saber por qué, salí corriendo tras ellos. ¿Y si era cierto que aquella chica había visto algo? ¿Y si habían más seres por descubrir? ¿Qué pasaría si nos encontrábamos con lo mismo de ayer? ¿De nuevo me dejaría salir con vida?

—Acordamos que nos quedaríamos en los alrededores del bosque — grité a media voz mientras trataba de mantener el ritmo marcado por la excéntrica pareja —. No seáis imprudentes y dejad de correr, esto solo puede llevarnos a tropezar y caer en algún lugar peligroso...

Con suerte, eso no pasaría. Pero no eran solo los posibles barrancos lo que más temía, sino las madrigueras de las arañas o que el alboroto que estábamos montando alertara de la presencia de intrusos a los Saurios. ¡Maldición! ¿Y por qué tenía que estar yo corriendo tras esos dos locos?

La carrera a través del bosque es una gran imprudencia, cualquier persona lo consideraría así incluso sin saber los peligros reales que acechan en ese lugar.
Ambos hermanos siguen corriendo ignorando tus advertencias, tras casi doscientos agotadores metros la mujer se detiene y no tardáis en darle alcance.

- No me miréis así, he visto algo de verdad. Ahí está.

Levanta el brazo hacia un árbol y los dos alzáis la cabeza para buscar su descubrimiento. A simple vista solo observáis un pájaro, podría tratarse de un simple cuervo si no fuese por la mancha plateada que tiene en la cabeza, naciendo en el pico y pasando entre los ojos.

- ¿Y que tiene de especial? - pregunta su hermano.

Como respondiendo a un desafío el pájaro inicia un breve vuelo sobre vosotros, al abrir sus alas muestra un plumaje de un plateado tan intenso que podría pasar perfectamente por metal. En cuanto se posa en un árbol a vuestra espalda cierra las alas y vuelve a ser un ave normal y corriente.

- Es bonito, pero creo que no es el descubrimiento del siglo. - dice Roman.

- Da igual, quiero capturarlo. Quiero verlo mas de cerca, quiero una de esas plumas plateadas. - responde Ilya sin quitar su vista del pájaro.

Se acerca a ti y hace un gesto con la mano, hasta que no habla no sabes muy bien que quiere decir.

- Capturalo, apuesto a que tu eres mas hábil que nosotros. Mi hermano solo puede apresar bestias, no quiero imaginar lo que le haría a un ejemplar tan delicado. Roman, dale una red o lo que necesite, pero no le hagáis daño. Es tan hermoso...

El hombre mira a su hermana ofendido, después se encoge de hombros y te ofrece un par de redes lo suficientemente grandes como para capturar lobos. Alcanzar al pájaro con eso podría matarlo, seguramente cualquier otro método sería mas seguro.

Sí que era bonito, de eso no había ninguna duda. Aun así, como el hermano, yo tampoco pensaba que fuera realmente especial como para jugarnos la vida corriendo como locos a través de un bosque plagado de bestias. Pero bueno, lo hecho, hecho está...

Lo que me hizo gracia fue que aquella joven me tomara como un esclavo al que podía darle todo tipo de órdenes confiada en que bajaría mi cabeza y lo haría sin rechistar. De verdad, ¿de qué iba? Sí, era seguro que tendría más habilidad que ellos capturando animales, pero la forma en la que me había ordenado aquello solo consiguió que enarcase una ceja. Estaba molesto, no solo porque hubieran decidido adentrarse en el bosque a pesar de nuestro trato, ni siquiera por su forma hablarme... en realidad no sabía ni por qué estaba molesto. Solo debía haberles ignorado y haberme ido hacía tiempo.

—Con eso solo conseguirás romperle un ala en el mejor de los casos — le dije —. Y no pienso capturarlo solo para que tú le arranques una pluma.

Por primera vez en mucho tiempo, mi tono de voz sonó molesto y severo. No era una persona que se enfadase rápidamente, de hecho pocas veces me había enfadado en mi vida. Pero aquella mujer comenzaba a desesperarme. Era una insensata y una malcriada, probablemente hubiera tenido una vida llena de comodidades y no supiera lo que era buscarse la vida día a día.

Sin más, miré al hombre... al menos él parecía tener un poco más de sensatez que su hermana.

—Aquí se separan nuestros caminos. Solo puse una objeción, y era no adentrarnos en el bosque... Por lo que creo que ya nada nos une como para seguir juntos. Adiós.

Y, sin más, comencé a alejarme. En serio, sentía lástima por él... ¿cómo podría aguantar diariamente a alguien como su hermana? Estaba claro que la autoridad en ellos dos la llevaba la mujer... En cuanto a mí, aunque en principio mi dirección iba hacía exterior del bosque, pensaba cambiar mi dirección cuando estuviera seguro de que aquellos dos me habían perdido de vista y volver a entrar por el mismo lugar por el que lo había hecho el día anterior. Necesitaba volver a ver con mis propios ojos a aquel misterioso ser. A pesar de que había sentido miedo e incluso sabía que mi vida había pendido de un hilo, lo necesitaba. Era una extraña obsesión, una extraña y egoísta obsesión que de momento no quería compartir con nadie...

¡Qué irónico! Quizás la insensatez sea algo que también padezco yo...

Tu respuesta, lejos de incitar al arrepentimiento de la mujer provoca en ella un enfado considerable. El orgullo se refleja en su cara y se cruza de brazos, te habla sin mirarte.

- Si eso es lo que quieres, adelante, vete.

Su hermano hace un gesto de circunstancias, parece que no es la primera vez que presencia algo así y es evidente que no será la última.
Sin más que decir te marchas de allí para varios minutos después volver a adentrarte pero por una zona distinta.
Buscas el lugar donde te encontraste con aquella criatura y lo encuentras, la única salvedad es que ahora tan solo hay un cadáver. El cuerpo pertenece al saurio que mató, el cual ya ha sido disfrutado por bastantes carroñeros y otros insectos de los que es mejor no saber.
Ves pasar cerca de ti uno de esos ciempiés enormes para perderse entre unos arbustos donde hay demasiado movimiento para la poca brisa que corre.

Logras encontrar las huellas de la bestia, son mucho mas grandes y profundas que las de cualquier otro animal del lugar. Te intriga que sea fácil de ver y rastrear y sin embargo nunca hayas tenido noticias de él. Debe ser un ejemplar muy poco numeroso.

Dedicas media hora a seguir las huellas, siguen una linea que te va adentrando más y más en el bosque. Seguramente son las huellas del día anterior, por lo que puede estar realmente lejos.
Comienzas a oír los ruidos habituales de los saurios, parecen lejanos pero son mucho mas numerosos de lo que te gustaría.
El bosque inicia una pendiente y las huellas suben por ella, tardarás bastante en llegar a la cima y desconoces lo que te espera una vez allí.
A favor tienes las numerosas horas de Sol que quedan. En tu contra está el entorno cada vez mas impracticable, la proximidad de bestias y la corta linea de visión que provoca el desnivel.

Me detuve un momento a mirar las huellas antes de comenzar a subir la pendiente. Incluso dediqué mi tiempo a sacar la pistola que llevaba guardada con recelo en mi mochila y comprobar que tuviera un cargador puesto. Por último, quité el seguro e hice un simulacro de tiro, por supuesto sin llegar a apretar el gatillo. En mi mochila aquel arma no servía de nada y, teniendo en cuenta el sonido nada tranquilizador de los saurios, casi que era mejor idea comenzar a llevarla en la mano o, a unas malas, en el cinto.

Finalmente, tras todo este proceso que parecía más un ritual para tratar de calmar mi ánimo que otra cosa, comencé a subir la pendiente. Había llegado muy lejos como para conformarme solo con haber visto de pasada a aquel ser. Quería ver cuál era su hábitat, si existía una manada o si era un ser solitario, sus costumbres, su alimentación... ¡Quería conocerlo todo sobre él!

¿Que quizá me estaba metiendo en la boca del lobo? Pues sí, era lo más probable...

Al llegar a la cima de la pequeña colina descubres un enorme claro. Llama tu atención que algunos arboles han sido talados y los restos de una pequeña hoguera en el centro.
Justo al otro lado del claro comienza otra colina, en su base hay un agujero parecido a una madriguera pero mucho mas grande. Ves fugazmente como la bestia que persigues se adentra en ella, parece casi hecho a medida viendo el poco margen que queda entre su cuerpo y las paredes.

A simple vista no hay nada mas por la zona. Ni rastro de saurios en las proximidades, en cuanto a la presencia humana es realmente extraño que alguien haya acampado en un lugar así. No ves a nadie, tendrías que bajar al claro para buscar huellas o indicios.
La madriguera es un enorme agujero oscuro, desde tu posición no puedes ver mucho mas aparte de la entrada.

Así que vives en una madriguera, ¿eh?

Entusiasmo y miedo recorrió mi cuerpo. La había vuelto a ver, y ahora sabía algo más sobre ella. Pese a todo, seguía siendo un ser totalmente superior a mí. Para él no sería más que un bocado en caso de que así lo quisiera, y eso me aterraba. Pese a todo, en cuanto oteé el terreno, mi atención se distrajo momentáneamente de la madriguera, dejando paso a la otra incógnita.

¿Ha acampado alguien aquí? Eso quiere decir que...

Mi secreto podía no ser tan secreto como yo pensaba... y eso mermaba mi ilusión gota a gota. Sin pensarlo demasiado, comencé a descender para dirigirme a la hoguera y buscar algún indicio que pudiera ayudarme a comprender aquello. Y es que mi cabeza solo podía dar vueltas a tres premisas de las cuales, sus combinaciones no eran del todo congruentes: árboles talados, hoguera, y criatura.

Con todavía mas cuidado que de costumbre desciendes lentamente atento a cualquier movimiento procedente de la madriguera.
La hoguera está en el centro, a unos quince metros de ella se encuentra el agujero situado en la colina que delimita el claro.
Por el olor y el estado de la leña calculas que el fuego estuvo activo hace unas horas, durante la noche. Entre las cenizas encuentras calcinado lo que parece ser el corazón de una manzana y algunas cascaras de frutos secos.

Las ideas se acumulan en tu cabeza, pero pocas tienen sentido. Talar un árbol en un lugar así es descabellado, para hacer leña es innecesario y para usar su madera sería la opción menos económica y mas peligrosa posible. Por no hablar del rastro que dejaría.
Viendo los arboles parece que fueron talados hace tiempo, observando mas detenidamente la zona talada descubres daños en los arboles de alrededor que no han sido cortados. Incluso a varios metros de altura presentan roces y golpes de algo lo suficientemente pesado como para dejar una cicatriz visible en la gruesa madera.

Desconoces si hay conexión entre los tres elementos: Los arboles talados, la hoguera y la cueva. Lo que es seguro es que no has visto nada parecido en todo el bosque y que se trata de una zona supuestamente protegida y controlada.

No, la verdad es que no había mucho sentido. Además, ¿una hoguera reciente cerca de la madriguera en la que vivía aquel ser? ¿No era eso demasiado temerario? Lo era desde luego...

Di un último vistazo a la hoguera antes de buscar un lugar en el que esconderme y poder observar discretamente tanto la madriguera donde se había metido el animal (o monstruo) al que seguía el rastro como la hoguera. Si el fuego había sido reciente, quizá aquél que lo hubiera encendido decidiera volver a pasar por allí. Además, de esa forma también tendría controlado a mi preciado descubrimiento por si decidía salir de la madriguera. Ni loco pensaba meterme en el territorio de un animal carnívoro estando él dentro.

No quedaba otra que armarme de paciencia... tampoco quería acabar siendo un delicioso postre.