Partida Rol por web

Tras la dantesca imagen, reacciono lo más rápido posible y me apresuro a coger del estrado el atril sobre el que reposa la biblia para tener algo contundente con lo que defenderme:

De prisa hijo, corre hacia mi despacho.  - digo esto mientras corro yo también hacia la puerta que comunica despacho y nave central, justo detrás del feligrés y vigilando el avance de las criaturas.

¡Atrás criaturas del demonio! ¡Esto es un lugar sagrado!

Abe está a punto de subir a la camioneta, pero al escuchar las voces se dio la vuelta y ve cómo se acercan el moreno y el barbudo. ¿Qué demonios les pasa? ¿Se creen que es imbécil? ¿Él, el teniente Stamps, que se cargó a un comando entero de mierdas amarillas mientras a ellos aún les colgaban los mocos?

Con el ceño y el bigote fruncidos contesta:

-Mira -negro- amigo, mi sobrino está en el centro en mitad de toda esa mierda. ¿Crees que tengo miedo de lo que me pueda pasar? ¿Sabes cómo era Vietnam? No, seguro que no lo sabes, eres demasiado joven.

Del asiento del copiloto recoge su fusil de caza y lo enseña.

-Puede que esos comunistas estén locos, pero nadie sobrevive a un tiro entre los ojos.

Empujando al hombre hacia el interior de la sacristía, entras detrás con rapidez para cerrar la puerta tras de ti. Echas el cerrojo en el momento en que los seres empiezan a golpear la madera con los puños. La puerta se tambalea pero parece que por el momento resiste. El tipo al que has salvado está agachado recuperando el aliento.

-Gracias padre, pensé que me cogían. Me llamo Archie Stanton. Arch para los amigos...

Tae recoge del suelo una tabla suelta de una cerca de sus vecinos mientras camina con rapidez de camino a casa. David intenta contactar con urgencias pero una voz grabada le responde que todas las líneas están saturadas y que pruebe más tarde. Dándolo por perdido, el muchacho saca de su armario el bate metálico que guarda allí y baja a toda velocidad a la calle. Se encuentra con Tae a unos quince metros de la casa de este. El cartero está arrastrándose por los escalones del porche dejando un rastro de sangre oscura tras de sí. Ahora que estais en la calle podéis oirle gemir y gruñir débilmente.

El anciano se gira, con gesto desafiante, mencionando que su sobrino al parecer se encuentra en el centro de la ciudad donde está sucediendo lo que ehmos visto por televisión y parece dispuesto a ir a buscarle. Su discurso pasa por el inevitable recuerdo de Vietnam, del que probablemente es veterano, y acto seguido saca un rifle del interior de la camioneta y muestra su disposición para mandar a los comunistas a tomar por el saco con sus hoces y martillos.

Trato de calmarme y sosegar mi expresió, ya que no quiero que el viejo se ponga nervioso y acabe disparando su fusil contra mi.

"-Mira, tío.... soy demasiado joven para saber lo que fue Vietnam. Pero lo bastante mayor para saber lo que fue la Tormenta del Desierto y Mogadiscio - afirmo con gesto serio mientras retiro la manga de mi brazo izquierdo para mostrar el tatuaje con el escudo del 75º de Rangers - y te aseguro que si te metes en ese puto caos sin pensártelo, ese rifle no te servirá de nada..."

Aguardo unos instantes para que el viejo digiera mi discurso, mientras el motero barbudo llega resoplando como una locomotora...

"-No tengo ni puta idea de lo qué está ocurriendo, pero han mencionado a la Guardia Nacional y los accesos al centro te garantizo que están colapsados. Ese despliegue de servicios de emergencias que se veía en la televisión no es normal. Ni siquiera para una mierda de incendio. Pero como dice aquí "el amigo" -digo señalando al motero que parece a punto de echar los pulmones por la boca - quizá haya sido un atentado, quizá con armas químicas..."

Trato de adoptar una postura más relajada, para parecer más dispuesto al diálogo, pero acercándome lo suficiente al viejo para impedir que me encañone con el rifle.

"-Puede que tu sobrino necesite ayuda, pero ahora mismo tienes pocas posibilidades de podersela ofrecer. Intenta llamarle por teléfono. Quizá puedas localizarle y por lo menos podrás tomar una decisión con fundamento. Ir a al centro de Providence sin saber lo qué está ocurriendo, y viendo lo que hemos visto, es una locura."

Justo en ese instante una autocaravana se detiene ladeada frente a los surtidores con un sonoro frenazo, casi llevándose por delante al motero de la barba y a Lenny que han sido los últimos en llegar junto a la camioneta del anciano. Un tipo blanco como el papel, sudado y con expresión de pánico se baja pidiendo a gritos que le llenemos el depósito. Tras el susto inicial, al pensar que nos iba a arrollar, me giro hacia el hombre.

"-Pero....¿qué coño...? ¡¡¡Casi nos atropellas!!! ¿Es que todo el mundo ha perdido la puta chaveta? ¿Se puede saber qué diablos está pasando? - le espeto sin contemplaciones al tipejo de la autocaravana."

340 de Pleasant Street.

Lunes 17 de agosto de 2009, 7:05 hrs.

El despertador digital emite su zumbido eléctrico como cada mañana sacándote de las agradables brumas del sueño. Empieza una semana más de este tórrido verano. Das la vuelta en la cama pensando en que otra hora no te vendría mal hasta que recuerdas que hoy recibes a un nuevo estudiante de la universidad de Brown deseoso de aprender junto a ti. Con pesadez, te subes a la silla y te diriges al baño para asearte. Un cuarto de hora más tarde estás en la cocina desayunando tostadas con zumo de naranja y con la televisión puesta. De pronto el programa matinal cambia para ofrecerte un avance informativo de la CNN.

Ves por la televisión que la CNN está retransmitiendo desde el centro de Providence. El periodista está hablando fuera de la cámara mientras ves lo que es la zona centro. Hay coches estrellados unos contra otros y uno de los edificios está ardiendo. La policía está intentando acordonar la zona y los bomberos tratan de llegar a la casa. El locutor habla.

224 de Bishop Street.

Lunes 17 de agosto de 2009, 7:05 hrs.

El despertador digital emite su zumbido eléctrico como cada mañana sacándote de las agradables brumas del sueño. Empieza una semana más de este tórrido verano. Das la vuelta en la cama pensando en que otra hora no te vendría mal hasta que recuerdas que hoy tienes una sesión preparatoria de fotos para la revista Playboy. Te desperezas con languidez y vas de camino a la ducha para asearte. Un cuarto de hora más tarde estás en la cocina desayunando un par de sandwiches con zumo de naranja mientras miras la televisión. De pronto el programa matinal cambia para ofrecerte un avance informativo de la CNN.

Ves por la televisión que la CNN está retransmitiendo desde el centro de Providence. El periodista está hablando fuera de la cámara mientras ves lo que es la zona centro. Hay coches estrellados unos contra otros y uno de los edificios está ardiendo. La policía está intentando acordonar la zona y los bomberos tratan de llegar a la casa. El locutor habla.

82 de Finance Way.

Lunes 17 de agosto de 2009, 7:05 hrs.

El paso del tren por la vía elevada frente a tu maltrecho edificio de apartamentos te saca del duermevela producido por el alcohol. La cabeza te duele como mil demonios mientras recuerdas que se te fue la olla anoche con la cerveza. Para un día libre que tienes y el puto tren te despierta. Bueno, siempre ha sido así cuando se vive cerca de la vía. Otro lunes de mierda en otra semana de mierda. Te levantas de la cama mientras buscas una camisa limpia entre el desorden de tu pequeño cuarto. No la encuentras, así que te pones una de ayer que ha estado cogiendo aire en la ventana. Un cuarto de hora más tarde estás en la cocina con una cerveza en la mano mientras miras la televisión. De pronto el programa matinal cambia para ofrecerte un avance informativo de la CNN.

Ves por la televisión que la CNN está retransmitiendo desde el centro de Providence. El periodista está hablando fuera de la cámara mientras ves lo que es la zona centro. Hay coches estrellados unos contra otros y uno de los edificios está ardiendo. La policía está intentando acordonar la zona y los bomberos tratan de llegar a la casa. El locutor habla.

La dantesca escena me pilla desprevenida bebiendo del zumo y me atraganto ligeramente cuando sucede el ataque. Despues de toser y respirar dificultosamente consigo recuperar el aliento.

Joder, que cosa mas chunga ¿Que habrá ocurrido? Pienso mientras tiento con la mano la mesa, buscando el mando y haciendo un poco de tiempo a la espera de que se restablezca la imagen.

Intento llamar a los "curris" al móvil porque es raro tanta tardanza porque son unos chicos muy responsables (y me tienen algo de miedito, todo hay que decirlo).

Enciendo la radio para irme entreteniendo ante la falta de clientes. Después de un rato, sin ver a nadie no ya entrar en la tienda sino tampoco por la calle. Me asomo a los negocios vecinos para ver si a ellos tampoco les entra cliente alguno y si tienen noticias de que no haya gente en la calle.

JD saltó a un lado cuando vio que el tipo de la caravana se dirigía hacia ellos, con cara de pocos amigos y la vena del cuello a punto de explotar le dice al tipo:

- Mira tronco, casi me atropellas, dame una buena razón para no partirte aquí y ahora las piernas, ¿a que coño vienen tantas prisas?, espero que tu respuesta me deje contento o tú y yo vamos a comenzar con mal pie…- Deja caer esas últimas palabras con desdén.

-Esto cada vez está poniendo de un chungo que lo flipas- Piensa Jack mientras intenta poner en orden su cabeza

¡Caramba! Así que el moreno también ha sido soldado. Me cuesta recordar sus caras -los negros son bastante parecidos unos a otros- pero sé que en mi pelotón hubo un par de chavales como él. Eran más jóvenes que yo entonces, que ya es decir. A uno le cayó una granada debajo de los pies y el otro acabó ensartado en una trampa de bambú del puto Vietcong. Pobres chicos.

El moreno tiene razón. Antes de lanzarme a lo loco es mejor que llame a Billy. No sé exactamente dónde se encuentra, pero a lo mejor...

-¡Cristo bendito! ¿Qué cojones te pasa? -grito cuando llega la caravana cortando mis pensamientos de golpe. Me acerco al tipo que ha bajado y que parece que acabe de ver al diablo-. Oiga, ¿viene de la ciudad? ¿Qué diablos ocurre? -Pero no sé si me ha oído, porque el barbudo se ha puesto a increparle. Me interpongo entre ellos sin perder la calma-. Hijo, será mejor que le dejes en paz. Todos estamos muy nerviosos y cuando la gente se pone nerviosa pasan cosas malas.

Reposo el fusil en el hombro. El peso es mayor de lo que recordaba.

El viejo se interpone entre el tío de la caravana y yo, en ese momento me percato del fusil, miro al anciano, miro al rifle, miro al anciano de nuevo, vuelvo a mirar al rifle, - Vale, el viejo manda vaya que le de un ataque de nervios como antes y esto se acabe mal-

Respiro hondo y me sereno un poco, lentamente se va deshinchando la vena del cuello.

-Creo que todos nos merecemos una explicación ¿Cierto?- Digo mientras miro al anciano ¿o miro el fusil?

Al rato aparece una imagen de las oficinas centrales de la CNN avisando de que han perdido la conexión con la estación de televisión de Providence. Preocupada, te acercas a uno de los ventanales de tu casa desde donde se ve el río y más allá el centro de la ciudad. Gruesas columnas de humo emergen de varios puntos del centro. Lo que quiera que haya pasado, es algo grave.

Ninguno de tus dos empleados te responde a la llamada. Únicamente saltan los contestadores automáticos de sus teléfonos. Preocupado, pones la radio para irte distrayendo pero en lugar de música oyes a un hombre dando una noticia de última hora.

-A los conductores que se acerquen a Providence por la Interestatal 95 rogamos desistan en su empeño y busquen otra ruta alternativa. La autopista va a ser despejada para que la Guardia Nacional pueda acudir con presteza al centro de la ciudad. Repetimos, no utilicen la Interestatal 95. Este aviso se emitirá cada cinco minutos.

Después del comunicado la radio continúa poniendo anuncios. Miras boquiabierto al aparato incapaz de creer lo que han dicho ¿La Guardia Nacional? ¿Qué estaba pasando? ¿Al Qaeda de nuevo? Sales al exterior y miras a la izquierda donde la calle se cruza con Congdon Street y el parque Prospect Terrace. Ves que circulan los coches, aunque en menor número al esperado un lunes aunque fuera en agosto. El dueño de la tienda de comestibles de al lado sale también a la calle y te ve allí.

-Buenos días, Roberto ¿Has oído la radio? ¿Qué coño está pasando?

El hombre de la caravana os mira como si os hubierais vuelto todos locos. Después mira el rifle que Abe sostiene y respira hondo antes de hablar.

-No lo sé, todo comenzó esta mañana. Oimos sonidos de sirenas por todas partes y luego vimos las columnas de humo surgir del centro. En la radio hablaban de que se estaban produciendo accidentes por toda la ciudad. Unos pequeños, otros grandes. En la televisión no decían nada. Pensamos que sería un ataque terrorista pero luego vimos... vimos... -el hombre parece desmoronarse por un momento, pero se recompone-. La gente se volvió loca. Vi a un grupo de personas COMERSE VIVA a un hombre desde la ventana de mi casa. El tipo chillaba como un cerdo hasta que uno de ellos le mordió en la garganta. Después su grito se volvió un gorgoteo ahogado. Vomité en el salón de mi casa... Luego cogí a mi familia, fuimos al garaje y nos largamos a toda velocidad.

Escucháis la historia con la boca abierta. Lenny, que estaba llenando el depósito de la caravana, no se percató de que ya estaba llena y la gasolina se derramó por todas partes. Aturdido, devolvió la manguera a su enganche.

Afortunadamente el hospital está a unas cinco manzanas de tu casa. Coges el coche y en menos de diez minutos estás entrando en el aparcamiento subterráneo del edificio. Te diriges a la escalera de servicio y subes un tramo hasta llegar al subsótano, la morgue está en la parte más baja del hospital. La enfermera con la que hablaste por teléfono te intercepta por el pasillo cuando te diriges a cambiarte de ropa.

-Ah, doctor, ya se encuentra aquí. El departamento de policía quiere que realice varias autopsias de urgencia. No se lo que está pasando ahí fuera pero desde esta mañana las llamadas a urgencias se han desbordado.

Tuerzo el gesto al ver el humo.

Parece algo serio, espero que no sea nada excesivamente grave, sólo faltaría que despues del viajecito para la sesión de fotos, ahora tenga que volverme a casa sin hacer el trabajo por culpa de un accidente que ni me va ni me viene. Pero eso que ha salido en la tele ha sido horrible ¿Que le pasaba a esa gente? Era como si no se diesen cuenta de que se estaban quemando. Pienso horrorizada por lo que acabo de ver en la tele.

Recordando la sesión preparatoria de fotos para la Playboy , cojo el teléfono y busco el número del encargado que me citó para ese mismo día en la agenda, por si hay alguna novedad respecto a la sesión. Antes de pulsar la tecla para llamar, vuelvo a la cocina y busco en la tele mas noticias de lo ocurrido, por si me puedo enterar de algo mas sobre el asunto, con la idea de hacer lo mismo con la radio en caso de no encontrar nada.

Quiero informarme un poco mas antes de hacer la llamada.