Partida Rol por web

Hace bastante frío, pues es un día invernal de enero con el cielo gris. El silencio reina en el lugar, apenas se oye el viento rasgar las copas de los árboles. A vuestro alrededor todo es caos y sangre. Esta especie de apeadero debe usarse con frecuencia, pero ¿con qué fin? ¿Es ya esto la Zona, o sólo el borde? El paisaje urbano se compone de casas aisladas, con patios y parcelas vacías, algunas agrupadas formando calles y pequeñas plazas, pero aún estáis lejos de la urbe.

En el horizonte podéis ver dos colinas, detrás de una de ellas debe encontrarse la catedral,  sobre la otra hay unos extraños y gigantescos edificios, deben corresponderse con la ubicación marcada como "Gente rara" en vuestro plano.

Xena encabeza la formación, sujetando la curiosa arma con ambas manos, y siguiendo las flechas amarillas que hay pintadas cada poco tiempo en paredes, farolas, suelo... Muy de cerca la seguís Xervasio y Xose.

Ante vosotros aparecen cinco zombis, en mitad de la calle. No os han visto aún.

Antes de que empecemos a caminar, nada mas bajar del camión les comento a mis compañeros que he visto desde ahí arriba (la carga del camión) que este área se encuentra totalmente devastada con lo que abrirse paso igual no va a resultar ni tan fácil como pretendíamos, ni seguir las flechas puede que sea tan sencillo. Lo que en cierta medida explicaba que otros exploradores hubieran fracasado.

Empezamos a dar los primeros pasos en tierra firme, atrás dejamos el viaje en aquel vehículo que a modo de ariete conseguía abrirse paso. Tras enfilar por la calle principal desde el apeadero nos encontramos con lo que parece el comité de bienvenida - vosotros encargaros de los de las alas y yo de los del centro - esa sería la opción de eliminación más coherente, ya que, uno de ellos lleva un arma de distancia y lo importante es que flanquear nosotros y que no nos rodeen ellos - salvo que me digáis otra cosa, entiendo que vamos a eliminarlos - les susurro mis planes. Aunque ahora que lo pienso igual era bueno liquidarlos fuera de la calle, por si hubiera más o algún rastreador, quizás si llamamos su atención y los dirigimos a una emboscada al lado de una de esas casas, se lo susurro de igual modo a mis compañeros.

Después de bajar, mirar él mapa, y decidir que seguiríamos por el camino de las flechas amarillas, me guardo el mapa en uno de los bolsillos, habiéndole echado un último vistazo, y diciendome a mí mismo: Parece un buen camino, por ahora, vamos bien encaminados. A mis compañeros les hago un gesto de adelante, vayamos. Como bien dice Xena, me coloco a un lado, y, en el otro, Xervasio. 

Comenzamos a subir por la calle adelante, y al poco tiempo de seguir las flechas amarillas, vemos 5 zombies en las cercanías. Maldita sea... Aun me impresiona verlos... En ese momento, agarro mi tridente firmemente, y en la otra mano, preparo mi red. Cuando Xena indica su plan, carraspeo ligeramente. Murmullo -Xena, puedo inmovilizar a uno con la red, y atacar a otro. -Informo a la que parece que se ha convertido en nuestra líder, por designación del abad. Por ahora, 5 contra 3, y si podían eliminar a uno a distancia y entorpecer a otro, quedaba todo facilitado... Me parecía bien seguir por allí, nos llevaba por buen camino...

Nunca había tenido un compañero armado con red y arpón, así que, me sonó extraño aquello de inmovilizar a un zombie, qué se pensaba que estábamos de pesca. Aquello me hizo recordar el pasaje de Mt 4:18-20 ^"Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron" Aquel texto me hizo tener más paciencia y mesura con Xosé, al fin y al cabo, aunque él lo desconociere formaba parte de una misión divina.

Está bien, tú lo inmovilizas y nos centramos en los demás, hay que evitar que nos rodeen - habría que ser rápidos y certeros - Xervasio espero que seas bastante diestro con tu arma - veía poco probable que de un flechazo acabara con cualquiera de ellos, pero si lograba que cayeran al suelo, quizás flechando sus articulaciones, tan sólo habría que rematarlos.

Segun iban andando,... algo le rondaba en la cabeza... lo del andén... lo de la gente que tenían presa... ¿estarían ambas cosas relacionadas?... movió la cabeza como para despejarla de esos pensamientos, pues ahora no venían a cuento; se trataba de callejear e intentar hacer bien su trabajo...

... más... primera dificultad... 5 zombis... aparentemente, despistados... Visto que los demás preferían acabar con ellos, asintió; no le parecía mal... enemigo que te cargas, enemigo que no dejas a tus espaldas.

-Me parece bien... Me encargo de los del flanco derecho; procurad dejadme libre esa línea de tiro.

Y son mucha más ceremonia, encaró la ballesta al del extremo derecho, y le lanzó una saeta...

Xose se mantiene a una distancia prudencial y lanza la red al zombi situado más a la izquierda, que queda atrapado en ella y atado a los arbustos que le rodean sin poderse desplazar.

Me acerco o dejo que se acerque el zombi más centrado a mi posición y le suelto un ataque preciso a la cabeza con la najinata, luego vuelvo a la posición de centro con la najinata. 

He dado al de la derecha... pero darle no basta; seré idiota...

Armo la ballesta y encaro al mismo objetivo; esta vez, me tomo mi tiempo en apuntar...

... Y suelto una maldición...

La verdad, el atacar al primero de los zombies fue casi inconsciente. Había mecanizado los movimientos de años de pesca, y entonces, su aplicación fue realmente como lanzar una red desde la barca... Porque prefería no pensar en los podridos directamente. Cuando me dí cuenta, me sorprendí de lo cerca que estaban, y miré el resultado de mis compañeros. 

Cuando vi que los compañeros habían cumplido su primer ataque, y me cercioré de que mi primer zombie quedara bien amarrado, y apresté mi arma para atacar al segundo. Aquel no nos molestaría, y ya podríamos eliminarlo después. Cuando vi a quien tenía que atacar, sólo me quedó girarme hacia éso...

El zombi más a la izquierda se mueve dentro de la red sin comprender del todo qué está pasando. El de más a la derecha cae al suelo, atravesado por dos saetas disparadas por Xervasio. Y el del centro del grupo yace ya en un charco de sangre, con la cabeza partida en dos tras el certero golpe de Xena. Pero aún quedan otros dos.

Uno de ellos tiene muy cerca a Xena, y se abalanza sobre ella lanzando una dentellada que casi la alcanza. El otro da unos pasos hacia Xose y termina dando un bocado al aire, a apenas un palmo de su rostro. El tercer zombi sigue forcejeando con la red, enredada en los arbustos, sin poder desplazarse. Xervasio está algo lejos aún, pero los zombis están muy próximos a sus compañeros como para volver a disparar con seguridad.

...Y eso... Eso casi me muerde. Joder. Joder. Lo tenía tan cerca que veía  pedazos de piel caer a jirones, y su infectó olor me estaba tocando hasta el interior de mi entendimiento. Vi esos ojos muertos tan cerca que una arcada casi me dobló, pero en mis ojos, vivos, ardió de pronto un fuego diferente, alejar a ese asqueroso podrido de mi, llevarme lejos esos ojos...

En apenas esa fracción de segundo, decidí que alejaría esa cabeza infecta de mi, así que empuñé mi tridente, y lo apunté hacia esa mirada vacía y esos dientes que habían intentado destrozarme...

Y joder. Lo ensarté.

-Vai rañala, merdento -Se le escapó en su lengua materna...

Si la primera maniobra de ataque había resultado exactamente con la precisión idónea, trataría de repetir la misma táctica con el zombi que se me acerca. Paso atrás, equilibrando el cuerpo para lanzar nuevamente la najinata con un ataque preciso a la cabeza del impuro - Ego expellens hoc mundo - sale bien, y vuelvo a segarle la cabeza, me alivia llevar la najinata tan afilada como una agüadaña.

Procuro, como antes evitar ser sorprendida por el zombi restante o cualquier ser anómalo que surja, es decir, que estoy alerta y procuro esquivar.

El último zombi no representa una amenaza al estar aún inmovilizado por la red, y Xose, que está más cerca, puede ensartarlo con el tridente sin problema. Los cinco cuerpos yacen en el suelo, con los cráneos destrozados por vuestras armas. Xose recupera su red y la limpia de trozos de piel y Xervasio recoge los virotes bañados de sangre que acaba de disparar. Tanto xose como Xena habéis sentido el peligro muy cerca.

Os fijáis en que estos podridos no son muy antiguos, al menos tres de ellos deben tener un mes de no-muerte aproximadamente. El silencio reina de nuevo en el lugar. La naturaleza desbordada lo envuelve todo y puede ocultar más peligros. El suelo de la calle apenas es visible, cubierto de tierra, fango, hierba y maleza que os llega por la cintura. En la mayoría de casas el tejado se ha hundido y pequeños árboles empiezan a habitarlas.

El cielo deja entrever un sol mortecino en su posición más alta. Debe ser cerca del mediodía.

Segun iban andando,... algo le rondaba en la cabeza... lo del andén... lo de la gente que tenían presa... ¿estarían ambas cosas relacionadas?... movió la cabeza como para despejarla de esos pensamientos, pues ahora no venían a cuento; se trataba de callejear e intentar hacer bien su trabajo...

Una vez el peligro ha pasado vuelven a ti estos pensamientos...

Procuro, como antes evitar ser sorprendida por el zombi restante o cualquier ser anómalo que surja, es decir, que estoy alerta y procuro esquivar.