Partida Rol por web

Cuando llegamos a la zona donde había dejado a Xervasio, no tuve ni que buscar ninguna otra señal, había unas piedras y una cuerda, indicando el camino a seguir para llegar a donde Xervasio estaba. La verdad, habíamos tardado poco, por suerte, ya que Xena no estaba ni herida, ni tan siquiera demasiado afectada por la explosión, más allá de la desorientación... 

-Xena, sube, rápido, ahora estoy yo más fresco y podré ir más rápido después... espero que no pase nada mientras... Cuando estés llegando, comienzo a subir... 

Maldición, quería saber que estaba pasando allí arriba, y quería estar en un lugar tranquilo, donde recuperar el resuello, y poder reposar el día asqueroso que llevaban. En la casa, si no había zombies, se podría comer con tranquilidad, curar las heridas, y planear el siguiente paso. 

Empuñé el tridente, mientras esperaba que Xena subiera, y me puse a observar los alrededores, para ver las diferentes posibilidades, los alrededores, los antiguos escaparates, los portales, si vienen los podridos...

Cuando Xena termina de subir, subo yo. 

Repaso mentalmente las notas apresuradas sobre la casa familiar. Relajo mi mente, aunque me mantengo alerta mientras Xena sube, para no verme sorprendido. 
Intento fijarme en los detalles de la calle, número, si queda alguna referencia visible de las tiendas, de los taxis, del restaurante que había visto... Sería un segundo piso, pero estaban subiendo al primero, aunque eso era una cuestión menor. 

Ese es el edificio. Están todas las cosas que tienes apuntadas en la nota, todo coincide salvo el número, pero no estaba segura cuando te lo dio.

No era una gran casa pero su elección había sido un acto de sensatez al escoger como refugio una vivienda que no estuviera a la altura de la calle. Al menos un primer piso suponía un gran obstáculo a todo impuro que no fuera grande y habilidoso, aunque un gran número de ellos podrían convertirse en un problema, esperaba que llegado a ese extremo se abrieran más posibilidades de huida. 

La verdad es que no necesité mucho esfuerzo para subir por la cuerda, me encontraba renovada, nueva, y con buen espíritu. Igual ese buen ánimo era la herramienta necesaria para afrontar las heridas de mis compañeros. 

Veamos esas heridas - accedí al interior de la casa con el interés propio de conocer los daños que habían sufrido, el alcance y el remedio que podían tener. 

La altura me da una cierta seguridad: al menos, es menos probable una horda de cientos de ellos; aquí, aunque el espacio es limitado, supone una ventaja, pues puedes apoyar la espalda en una pared y asegurar, al menos, una dirección de la que no provendrán ataques.

Fuera es de día, pero el interior está oscuro, y cuesta acostumbrar la vista; piqueta en mano, me cargo la puerta de la terraza: no es un problema, pues es una puerta de las normales, no como la puerta de una planta baja que da a la calle; el problema es que podría haber algún aletargado esperando una presa, por lo que, nada más entrar un par de pasos, lo que hago es , con el brazo de la piqueta, hacer un arco alrededor mío, y lo repito cada poco tiempo, para asegurarme de que no tengo nada hostil en el tiempo que tardo en habituarme a la penumbra...

Mientras, Xena y Xose van subiendo también a la terraza; por fortuna han subido sin problemas, así que deben estar bien; eso es un alivio, pero de todos modos nos vendrán bien unos minutos de calma y permanecer ocultos, y de paso intentar ver si la zona por los alrededores están en calma. Sigo preocupado por el zombi grandullón... ese tenía... "inteligecia" de algún tipo, de modo que podría ser más persistente en nuestra persecución, así que quizá sea mejor que pierda nuestra pista.

-Chicos, no os olvidéis de recoger la cuerda cuando terminéis de subir; en cuanto me asegure de que la planta está despejada, seguidme. Conviene que no nos vean desde fuera.

Además de intentar ver y oir, aspiro... esta casa lleva cerrada muchos años, y los olores están acumulados... El tipo de lugar en que alguien como yo busca "tesoros"

Cuando termino de subir, veo que Xervasio ha abierto la puerta cómodamente, sin problema, y que ya ha entrado. Recojo cuidadosamente la cuerda, en el mayor silencio posible, y miro como puedo a la calle, ya medio oculto. El polvo en la lejanía está empezando a asentarse, pero creo que ha surtido efecto, estamos sin toda aquella horda tras de nosotros. 

Indico a Xena algo sobre mi herida: - Mi herida es una cosa menor, podemos esperar a afianzar la posición... Me preocupa Xervasio, y si en los otros pisos habrá podridos o no, o en la entrada. - Digo, pensando que, si vamos a parar y hacer algo de ruido, no estaría de más ver que los otros pisos estaban vacíos y libres de polvo y paja... No vaya a ser que al final, les sorprendieran. - O por lo menos, en el inmediatamente superior e inferior. ¿Miras la herida de Xervasio y yo miro arriba? Podría ser que hubiera una salida por los tejados... - En ese momento, comenzaba a ver a Xervasio mirar por si había algo de utilidad, mientras mis ojos se acostumbraban a la oscuridad... Oscuridad... 

Maldición.

Mis ojos se estaban acostumbrando a la luz que venía de fuera, y esperaba que los demás pisos... estuvieran igual con algo de luz, de las cristaleras. Por ahora, creo que me valía para explorar. -Xervasio, también podemos mirar los pisos superiores, si quieres, cuando Xena te examine... 

El piso es muy grande. Cada habitación lo es, el salón, el comedor, hay otra sala, la cocina, cuatro dormitorios, dos baños y un dormitorio más grande con un aseo dentro. Hay armarios, trasteros, alacenas... Sólo las habitaciones que dan al exterior están iluminadas. Otras están completamente sumidas en la oscuridad, también el pasillo.

El papel de las paredes está cascarillado y medio desprendido por el paso de los años, muchos de los muebles están deformados, sobretodo las librerias. Los libros se han desecho al contacto con la humedad y la intemperie, al igual que los tapizados y las alfombras. Hay humedades en los rincones que se han terminado cubriendo de verdín y pequeños brotes. El moho es el habitante más importante de la casa.

Una vez seguros de que no hay zombis, os permitís descansar. En el piso de arriba suena algún ruido que os incomoda.

Es pasado mediodía. Quedan como cinco horas de luz.

Hay mucha oscuridad. La luz del exterior apenas ilumina el amplio salón y parte del comedor. En el segundo piso hay algo que se mueve.

Todo en calma... al menos este piso... En el de arriba, seguro que hay alguno, pero la puerta de este piso está cerrada; tendría que echarla abajo, y eso supondría que debería poder salir primero de su planta, y encontrar el camino para llegar aquí; si es uno de los zombis normales, no debería apenas poder esquivar ni una mesa, además que lo mismo lleva años allí arriba, y en un estado de descomposición avanzado...

-Los vecinos de arriba no deberían ser problema... y tampoco necesitamos arriesgarnos a ir limpiando casa por casa; ahora, descansemos, repongámonos, y luego podremos seguir.

La luz es ténue, pero entra la suficiente para que podamos ver, y has ta algún rayo que permite, incluso, ver bien en algunas partes.

-¿Como estáis vosotros? Yo me he tomado unas hierbas, que lo malo es que me han abierto el apetito, pero me han dejado nuevo. En la casa veo cosas interesantes; sobre todo en la cocina; lástima de los libros, porque ... siempre hay algo bueno si buscas bien.

Me siento en el suelo, y recoloco las cosas en la mochila; recojo la cuerda a mi manera y la pongo en su sitio, y empiezo a rebuscar.... saco las galletas; estoy muerto de hambre y necesito meterme algo al cuerpo; también el tarro de café, y unos matojos de hierbas sujetos con el tallo enrollado de ellas mismas, además de un libro que está cuidadosamente envuelto, a salvo de humedades y posibles desperfectos.

Bien, tengo un pequeño arsenal de remedios... Contadme como estáis, si tenéis heridas o qué; que tengo para poder ayudaros.

Mientras espero que me contéis, no puedo aguantar más, y me zampo las galletas, y apuro el café de un trago; ello me calma momentáneamente, y véis como miro uno de los ramilletes de plantas, y paso páginas del libro, como intentando encontrar una coincidencia.

-Encontré estas otras hierbas, y me suena que las he visto en el libro, pero no se de qué tipo son, si medicinales, o de las que te dan un subidón de energía, o de las que directamente se comen... A ver, si tenéis heridas, decídmelo por si puedo ayudaros con ellas...

Me aseguro de que la vivienda en la que nos encontramos esté realmente vacía, así que, las habitaciones sumidas en la oscuridad, aprovechando que hay libros desvencijados, le prendo fuego a uno y lo uso de antorcha para verificar que no hay peligros acechando en la oscuridad, miro a ver si hay velas o un candelabro para iluminar mejor alguna zona, aunque procuro no llamar la atención, en cuanto que no me interesa que nos descubran. Luego volvería otra vez con los demás. 

- Enseñadme vuestras heridas, quiero echarles un vistazo - igual habían sido cortes superficiales sin contagio alguno, que se te puede clavar un hueso estando éste limpio y no suceder nada malo. Pero había que verlas y valorarlas. 

En ese momento, viendo que mis compañeros estaban ocupados, y escuchando aquel ruido en el piso de arriba, me sentía inquieto, en aquella casa que les estaba acogiendo, que era tan importante... si, mucho. De todos modos, denegué con la cabeza cuando Xena me miró la herida, diciendo que no era nada. Me quedé en el salón iluminado del exterior, y cuando ella y Xervasio entraron en el entorno de las habitaciones, dije, en bajo: 

-Xena, Xervasio, yo... prefiero no ir. 

Cuando mis compañeros se movieron por el piso, saqué mi bombilla decorativa, la colgué de mi chaleco, y me dirigí a la puerta, para salir al descansillo. Por lo que estábamos oyendo, creíamos que allí no había nada, así como si debía haberlo en el piso superior...

La verdad, el miedo de enfrentarme a la oscuridad sin nadie cerca, y además, a escondidas de mis compañeros, me reconcomía el estómago. Estaba controlandolo bien, por el momento, lo que me dejaba con tranquilidad para explorar algo del piso superior. El segundo piso. Había llegado tan lejos... deseaba conseguir aquella medicina para su madre... y aquello otro que tanto deseaba. 
 

-Vamos, carallo... está ahi... - Murmuré

Aparte de los desgastes evidentes por el paso del tiempo, el enorme apartamento está tal cual lo dejaron sus dueños. No hay sorpresas, no hay zombis. La puerta que da a la escalera común está bien cerrada con llave, pero la llave no está.

Salvo comida, hay todo lo que cabría esperar de un apartamento del año 2021. Armarios con ropa algo pútrida por la humedad, zapatos, muebles, platos, cubiertos, cuchillos, una pequeña caja de herramientas en un armario del pasillo, velas...

Arriba se oyen ruidos, claramente hay algo ahí arriba que se mueve cada vez que hacéis algún pequeño ruido.

Me acerqué a la puerta, y observé que estaba cerrada. Eso me hizo que el miedo subiera por mi estómago, aunque todavía podía controlarlo. Me puse a buscar por algún lado de los próximos a la puerta y en el pasillo por si hubiera algun lugar donde guardar las llaves, intentando a la par que mis compañeros no me vieran esa intención de subir. 

Tenía que subir a toda costa... ¿Debia pedir ayuda a sus compañeros y decírselo? no, no pensó, primero agotaría las posibilidades de ir solo... Aunque era posible que lo descubrieran, al derribar la puerta de arriba, y eliminar al zombie ... ¿Y si hubiera más de uno?... Dos podían controlarse, tres, regular... De todos modos, la casa estaba cerrada... O eso le habían dicho, ¿Qué hacía alli algo moviéndose?...