Partida Rol por web

Me acerco corriendo hacia la zona que creo que es la idónea para que la bomba explote y provoque el mayor daño estructural al edificio para que sirva de barricada improvisada frente a los impuros que nos persiguen - Tirar de la anilla y arrojar, tirar de la anilla y arrojar - lo voy repitiendo para no olvidarlo, no vaya ser que, motivada la lance sin más y luego tenga que ir a buscarla para quitarle la anilla.

Tiro de la anilla y la lanzo a la ubicación escogida y salgo corriendo a toda pastilla, alejándome de la zona de impacto así como su onda expansiva que sería tanto por los cascotes que puede expulsar como la sombra del edificio para evitar que se me caiga encima.

Venga, corred, corred!!

Xervasio camina apoyado en Xose, más cansado que dolorido. Xose apresura el paso para adentrarse en una de las calles laterales de la plaza, una calle que parece un poco más entera, algunos edificios están demolidos por explosiones, pero otros no.

Xena por su parte se queda sobre un montón de escombros, y desde ahí lanza la granada, apuntando al lugar que los tres han coincidido en elegir más desfavorable, por donde en este justo momento empieza a trepar la horda. Nerviosa, quita la anilla y la lanza. La granada no queda encajada en el hueco previsto, entre el apoyo y el muro, sino que golpea al apoyo y rebota acercándose a la exterminadora. Golpea varias veces el suelo, rodando hasta que cae al pie del apoyo, y estalla.

La explosión es muy fuerte, y genera un ruido ensordecedor que hace ecos por toda la ciudad. Trozos de escombro salen despedidos en todas direcciones, y una gigantesca nube de polvo empieza a levantarse, llenando todo el espacio de la plaza y la calle hórreo. El edificio objetivo, y otros cercanos, crujen por la explosión y por la onda expansiva, el entorno del acceso a la plaza queda hecho añicos. Sin embargo no podéis ver qué ha ocurrido, si el acceso se ha cortado bien o no, pues el polvo lo impide.

La explosión ha afectado a Xena desorientándola. La nube de polvo la rodea y atrapa.

Nada más ver que la granada rebota en el muro te das cuenta de tu error. Consigues esquivar los trozos de escombro que la explosión proyecta en todas direcciones, pero el ruido de la detonación te deja desorientada por unos segundos. Caes al suelo, los oídos te pitan, y ves borroso. Cuando consigues reaccionar y ponerte en pie estás en medio de una nube de polvo grisáceo. Estás desorientada, y no oyes nada, sólo el pitido, que te deja un poco mareada. Puedes caminar, aunque no sabes hacia dónde.

La explosión produce un fuerte estruendo, como un trueno muy fuerte, que resuena en todas las paredes de la ciudad. Xena es engullida por una nube de polvo grisáceo. Estáis lejos de ella, así que no la podéis ayudar si no os acercáis. La horda está más cerca de ella que vosotros. Si la explosión ha salido bien no tendrá problemas, pero si no...

Mientras avanzo con Xervasio, al que se le nota bien cansado, le sigo palabras de ánimo. Luego, se produce la explosión. Unos instantes antes de la misma, miré hacia Xena, que observaba como la granada rebotaba ligeramente... Y luego explotaba. Y todo se llenó de humo. Se había derruido, pero no sabía que había pasado con Xena... Ni los zombies. Así que tomó uns decisión. Iban por una de las calles que tenían examinadas previamente, así que tomo una decisión. Xervasio necesitaba recomponerse, y Xena podía necesitar ayuda, pero no podía dejar a Xervasio a la intemperie... Pero si en una casa. 

Se puso a examinar la calle, los edificios que quedaban en pie, intentando observar si alguno podía ser lo que estaba buscando... 

Hablo con Xervasio: -Meu, tenemos que parar. Creo que he visto un lugar para detenernos, un edificio, que si no hay podridos, puedes esperar... Y yo auxiliar a Xena, ¿Como lo ves? 

Asiento con la cabeza; es lo que hay que hacer, punto. No sabemos como está Xena, y solo hay una nube de polvo en la dirección en la que estaba hace unos instantes.

-¡Ve rápido!, Yo avancaré un poco con cuidado, no te preocupes. Veré si encuentro un sitio seguro, por si no está bien...

En mi situación, de momento poco más útil puedo ser; las cosas se están torciento, y necesitamos conseguir seguridad, antes de avanzar un paso más. Otra costumbre de los rebuscadores... no te internes demasiado en un lugar, sin tener un sigio a salvo al que replegarte o refugiarte... y es por cosas como esta.

Despido a Xose con un gesto de mano, para que se apresure; yo tengo la piqueta y la ballesta, me puedo valer....

-Bueno, Xervasio -pienso- ... otra vez tu solo y el mundo. Veamos que te depara la vida ahora...

Estoy en precario, cansado... medio mareado, diría yo, pero no puedo, no debo, quedarme parado; en cualquier momento puede aparecer Xose, con Xena a cuestas, y necesitamos un sitio adecuado.

Un sitio adecuado, como si fuese fácil... por experiencia, eso se logra poniendo obstáculos insalvables entre el peligro y tú... y eso se llama... ¡Altura!. Miro más hacia arriba que alrededor; cualquier terraza que esté al alcance de mi cuerda, será suficiente... siempre y cuando pertenezca a una casa que tenga derrumbes alrededor que cubran el resto de flancos.

Avanzo penosamente buscando el lugar adecuado, pero la fortuna no parece sonreir; las terrazas parecen en demasiado mal estado como para que sean de utilidad, de modo, que simplemente, avanzo.

Soy humana, soy humana... mierda!!! - lancé mal la granada y acabó estallando demasiado cerca, con lo que he tenido la suerte de que no me alcanzara ningún cascote, pero el humo que ha generado la explosión ha provocado una niebla con la que no se ve nada. La incertidumbre me lleva a salir poco menos que a grandes pasos tratándome de alejar de allí con la suerte - el señor proveerá - de que me vuelvo a encontrar a los chicos. Salgo corriendo en su dirección.

Muchos edificios están derrumbados o tocados de algún modo, y ninguno te da la confianza suficiente como para entrar. Pero hay uno que parece intacto, el número doce. Fachada de piedra, planta baja y otras cuatro por encima, una puerta verde, robusta, cerrada a cal y canto. Las ventanas no tienen vidrios ya, pero no parecen haber sufrido daños. Justo encima de la puerta principal hay un balcón, de hierro, junto a él varias bajantes por las que podrías ayudarte a subir...

Sabes que entrar en un edificio inexplorado, en tu estado, es peligroso, pero en estas circunstancias lo es más quedarte afuera.

Busco, a poder ser con la tirada, el edificio de los abuelos... 

Estamos en la calle, he supuesto...

Dejas a Xervasio frente a un edificio con fachada de piedra, y una puerta verde. Al lado está el restaurante Criolla, donde te contaban de pequeño que iban a comer parrillada, aún puede leerse en un letrero de madera sobre el dintel de la puerta. Crees que es este sitio. Sobre la puerta verde hay un balcón, y Xervasio parece animado para trepar hasta él justo antes de que te vayas.

Te adentras en la nube de polvo, es difícil respirar. Oyes a Xena: "Soy humana, soy humana... mierda!!!" parece aturdida, pero sus gritos te ayudan a encontrarla. Algo asalta tu mente; la casa donde has dejado al rebuscador es el número 12.

Dios te ha devuelto a la buena senda. "Señor, muéstrame tu camino, guíame por la buena senda a causa de mis enemigos."

Por un momento estás confundida, pero entre el polvo ves aparecer a una figura masculina, acercándose a ti y tendiéndote la mano. Es un enviado de Dios, un ángel, un salvador. Cuando estabas a punto de morir, rodeada de pecado, Dios te tiende su mano a través de uno de sus siervos.

Xose encuentra a Xena arrastrándose, perturbada, en dirección a ellos. Al llegar le tiende su mano y la ayuda a levantarse. "Un pescador de hombres", también un salvador. Xose a arriesgado su vida volviendo atrás para buscar a su compañera. Xena está bien, no ha sufrido ni un rasguño.

"Una casa.... tiene buen aspecto, pero como toda edificación, es un nuevo riesgo a asumir... a saber lo que hay dentro, pero... parece que la planta baja es de difícil acceso, de modo que solo habría que temer lo que hubiese dentro..."

Eso es lo que pienso al ver el número 12 de esta calle; merece la pena intentarlo... pero... en mi estado lo tengo complicado. No tengo más remedio que usar todos los recursos que tengo a mi alcance, así que echo mano a algo que tengo en la manga... bueno, en la mochila; un manojo de hierbas, con algunas flores entre ellas. Saben asquerosas, pero... las conozco bien; las hago un puñado y me las meto en la boca, haciendo bola contra un carrillo por dentro, y dejando que la saliba se mezcle con ellas... Al poco de medio masticar, van soltando una mezcla de jugos. Por una parte, me abren el apetito, pero por otra, sueltan algo azucarado, que me da un chute de energía. Más que una soloa hierba, es una mezcla; es potente, y me la reservaba para un caso extremo, y parece que ya va tocando usarla...

El caso es que me siento rápidamente más despierto... con hambre, pero despierto... Ya habrá tiempo para buscar algo de comida... ahora, lo primero es lo primero... ¡A trepar!! 

Antes de hacerlo, en el suelo, con piedras, hago una flecha que apunta hacia la casa a la que voy a trepar; a continuación, asegurándome de que las bajantes y lo que parecen... tuberías de algo, resisten los primeros tirones de tanteo, uso esa forma de escalar la cachada; solo es hasta el primer piso, y de todos modos, procuro enganchar la cuerda a donde puedo para tener otro apoyo. En no mucho tiempo, ya estoy para hacer pié en el balcón, momento en que preparo la piqueta por si las moscas.... 

Y antes de que se me olvide, tras un primer vistazo rápido, ato la cuerda al enrejado del balcón, y la descuelgo para que Xena y Xose puedan tener una ruta de subida más fácil: Procuro que cuelgue por la zona más cercana a las bajantes.

Intento tranquilizarme al recordar el desvaído número que salía en el edificio... El miedo de equivocarse era grande, y tenía una sola oportunidad, que los hados le habían dado, ya que no quería enfrentarse con sus compañeros... Y menos con Xervasio así. Repasó los detalles, mientras buscaba a Xena, oyendo sus frutos y llamadas... 

Sabía que de los datos que le habían dado era que el número podría ser el 14... Pero había otros datos, como las tiendas, la puerta y el restaurante... Estaba casi seguro de que esos requisitos si los cumplía el portal donde había dejado a Xervasio, pero al menos... Era la zona, casi con total seguridad. Al volver, me fijaría mejor... El restaurante, me tranquilizaba, el balcón me tranquilizaba ... Y el número, me inquietaba... 

Me acerco entre el polvo que se va asentando, y los ecos que aún resuenan. Me parece que no hay Zombies en la cercanía, lo que habla bien del trabajo de Xena... Y gracias a los Cielos, que diría ella, se la pida gritar, por lo que estaba viva, pero desorientada .. me acerqué como pude, observando como podía los alrededores, y ayudado del tridente, tanteaba en los lugares donde aún no se veía mientras seguía la voz de la mujer... Me concentré en buscarla con mis sentidos, y al final, allí estaba... a rastras por el suelo, desorientada, pero bien, parecía. 

-Xena, soy yo, Xose. -dije mientras la agarraba de los hombros, la ponía en pie, y veía su estado. -deja que te lleve donde Xervasio... Un poco más allá... Creo que no quedan podridos... 

La dirigí hacia aquella casa de puerta verde con balcón donde Xervasio quería haber trepado para estar con tranquilidad, vigilando que nada se nos acercasez y observando atentamente el lugar al que nos dirigíamos....

El Señor bendice a su pueblo con la vida, aclamad al Señor - dad gracias al Señor porque es justo... 

Había sobrevivido a la explosión, a la onda expansiva y no sólo eso, sino que había elegido el buen camino, aquel que me reunía de nuevo con el equipo para llegar a cabo la misión que nos habían encomendado. 

Xosé, ¿estáis bien y Xervasio? - malo sería que no hubiera sobrevivido, aunque ahora que escucho sus palabras compruebo que se ha adelantado a buscar un refugio. 

De acuerdo, vayamos al refugio, tengo que veros esas heridas. Luego planificaremos los siguientes pasos a dar. 

Llegáis a donde Xose dejó a Xervasio. Un portón con la pintura cascarillada preside el edificio de piedra. El rebuscador ya está en el balcón de la primera planta, con el pico en la mano y mirando hacia el interior a través de los huecos rectangulares de las puertas que algún día estuvieron ocupados por vidrios. Ha dejado una cuerda que cuelga hasta la calle, atada a los barrotes de metal. Con ella os será más fácil acompañarle.

Adentro está oscuro. No oyes ningún ruido.

Justo bajo el balcón hay una flecha hecha con piedras... Xervasio ha debido colocarla para dejaros una señal, pero habéis sido muy rápidos.