Partida Rol por web

Sin preocuparse demasiado por la agresión del arquero al jinete Que ze haga cadgo, Kamtrak continúa trasteando con su hoguera, sus flechas y la grasa con la que quiere embadurnar las flechas

- Clado, ez que le puze mucho - se lo escucha murmurar mientras que, con la lengua afuera de su boca, en señal de absoluta concentración, continúa con su dificilísima tarea. Sin embargo, dispuesto a evitar el problema en que ha incurrido antes, esta vez verifica que la grasa no sea demasiada - Zolo una pizca, pada que pdenda, pedo no ze queme. Zolo una pizca - continúa con su monólogo, mientras consigue extraer de las flechas ya preparadas gran parte de la grasa que las cubre

- Aved zi ahoda pdenden y ze mantienen enzendidaz? - continua su suave murmullo mientras prueba con una nueva flecha, acercándola a la hoguera con algo de miedo.

Bahg ignora por completo lo que pasa tras de él se centra solo en el muro y los humanos, visualizando la carga, mientras murmura...

Atdavezad ed mudo y matad humanoz, atdavezad ed mudo y matad humanoz

En ese momento ve una flecha salir disparada en dirección al jinete...

Zadgento cadgo? Mato al adquedo pod tdaidod?

- ¿Matad adquedoz? ¡Pod fin algo intedezante en ezta mizión!- exclama Grurkl con evidente alegría.

Chiwik lanzó un suspiro, sospesando realmente el dar el permiso para machacar a los arqueros.

- Ezperad a ver que paza con el pequeño Tercirck... ¡A ver zi abre laz puertaz de una vez y noz lanzamoz a por loz que debemoz matar!

Demonios, aquel asalto además de desastroso estaba resultando demasiado lento. El sargento notaba como los viejos aires de batalla empezaban a hinchar su corazón. Sabía que significaba eso: pronto cedería a la sed de sangre y muerte y el viejo guerrero se encontraría nuevamente sajando y destrozado, matando y destrozando... Y nuevamente se sentiría como un chaval... ¡Ansiaba empezar cuanto antes aquella batalla! ¿Qué más da que fuera la última? ¡Sangre! ¡Sangre!

Kamtrak miró con frustración su nueva hornada de flechas. Algo le decía que tampoco funcionarían.

Oooopss - dice yoda cuando ve que la flecha se le escapa del arco para a continuación apartarse un par de pasos hacía atrás y cubrirse con el resto de sus compañeros arqueros.

Kamtrak, temporalmente, se mantuvo en su propio mundo. Su habilidad, el lo sabía, o mejor dicho, lo suponía, era confeccionar las flechas incendiarias y, sea por los nervios ó por la presión que significaba que medio ejercito goblin lo estuviera mirando, las cosas no le estaban saliendo como el quería.

- No, no, ahoda tienen demaziada poca gdaza - se lo escuchó murmurar tras un nuevo análisis de su tarea - Debedía sed maz... pedo no tanta como pada que ze quemen antez de tiempo -

Con toda su poca inteligencia centrada en el untado de la grasa en las flechas, el sargento de los arqueras estaba en otro mundo. Ni siqueira fue capaz de darse cuenta del que uno de sus goblins había atacado a un compañero sin su orden específica. Su única media-neurona permanecía total y absolutamente concentrada en la cantidad de grasa que debía esparcir sobre las flechas

Bolwock gruñe enrabietado al ver que sus soldados no son capaces de cumplir las órdenes más simples. Ahora Trecirk está gravemente herido y difícilmente podrá llegar hasta la ciudad, por lo que su idea de divertirse a costa del jinete se ha ido al garete. Ya no queda nada que hacer... salvo atacar:

- Chiwick... tuz lanceroz en cabeza. Melmak... guía a tuz jinetez junto a los lanceroz. Kamtrak... tú y tuz arqueroz conmigo. Zi alguno oza pararze puede conziderarze cadáver. Irmak... zígueme. Pero mantén ezoz bichoz lejoz de mi.

Con paso lento, Bolwock desenvaina la espada y camina hacia la ciudad. Es un paso acompasado y rítmico, como si estuviera disfrutando de un agradable paseo. El encapuchado está haciendo lo que más le gusta. Empieza a correr:

- ¡TODOZ! ¡MUERTE!

A Chiwik siempre le habían llamado la atención las leyendas que circulaban sobre algo llamado Estrategia y que al parecer los enanos, elfos y humanos utilizaban para las batallas. En la imaginación del viejo goblin Estrategia era un bicho enorme y terrible, del cual al parecer había varias subrazas (estrategia defensiva, estrategia de asedio, estrategia evasiva...). Una vez, en un mercado del submundo, intentó comprar una Estrategia, pero al mercader no le quedaban. Era un viejo enano negro que llegó a reirse del sargento. Evidentemente aquel enano no tenía Estrategias, porque cuando Chiwik le rebanó el cuello no pudo evitarlo de ninguna forma. El caso es que esperaba que Bolwock tuviera alguna de esas Estrategias a mano, o que pudiera invocarla, o algo así... Pero no. No tenían Estrategias.

De cualquier modo ¿quién quería una Estrategia cuando se tenía a un puñado de goblins lanceros sedientos de sangre? Los enanos, elfos y humanos se complicaban demasiado: la mejor manera de atacar una ciudad era, y todo el mundo lo sabía, ¡atacarla!

- ¡AHÚ LA HOOOOOOOOOOORDAAAAAAAA! ¡¡¡ ZAAAAAAAAAANGREEEEEEEEEE, ZUDOR Y UN POCO DE ZARRO!!- dijo invocando el viejo grito de guerra familiar.

Y así fue como el valiente - y estúpido - sargento goblin se lanzó a la que sería su última batalla...

Por fin se ponían en movimiento después de que el pesado tirapalitos mayor dejara de jugar con la grasa y los palitos. Por fin iban a hacer lo que habían venido a hacer. Por fin se habían acabado las intrigas y las traiciones que, aunque durante un rato eran divertidas, acababan por aburrir a cualquiera. Por fin iban a hacer lo único que unos goblins podían hacer, atacar una ciudad en total caos y desorden.

- ¡AHÚ!¡MUEDTEEEEEE, ZANGDEEEEE Y CARNEEEEEEEE! - rugió Grurkl al ponerse al paso con la lanza bajo el brazo presta para atravesar lo primero que se le pusiera por delante.

Bahg agacha la cabeza de manera que solo de sus ojos para arriba sobresalen del escudo, pone la lanza en posición de carga y acelera en dirección a la empalizada...

YAAAAAAAH ADDAZADEMOZ EZA ADDEA!!

Mientras carga estudia la empalizada buscando un punto debil...

Zi de cdavo da danza entde doz madedoz zegudo que da empadizada pide cdemencia y cuando ze adodiye ZAZ da demato y pa dentdo a matad humanoz...

Trecirk se tambaleaba encima de su montura y pataleaba como hacia mucho que no lo hacia, exactamente como cuando su madre lo escupio de su vientre y le golpeo para comprobar que estaba vivo al igual que sus hermanos.

-¡¡HAHAHAHAHAAAAGGGG!!!! ¡¡¡Me atacan!! Zargento detraz de uztez!! detraz!! Duele muxo!!-El pequeño goblin gritaba A PLENO PULMON, el dolor de la flecha en su vientre era punzante y poco soportable, hasta su montura se asusto de ese ataque sorpresa y corrio hacia el resto de los huargos, mientras su jinete no paraba de gimotear, dejando tras de si un rastro de sangre y lagrimas.

Sigo mirando, sin muchas esperanzas, como el resto de lo que queda de ejercito se dedica a hacer el idiota.

Zi, azí zeguro que ganamoz muchaz batallaz... ¿Empezaremoz algún día la batalla? ¿o eztaremoz aquí todo el día?

Con cara de sorpresa yoda observa lo que ocurre con una flecha en el arco pero sin tensarlo para evitar más problemas. Parece estar buscando alguien a quien disparar pero no se decide entre tanto goblin moviéndose a su alrededor así que se vuelve hacía su sargento.

¡Zramtrak! ¿Ke hadgo?

- Sh... no inteddumpaz - contesta el sargento de arqueros, totalmente concentrado en sus flechas incendiarias - Zolo eztate atento pada dizpadad cuando veaz un humano - agrega como al pasar.

- Y zi te podtaz bien te pdeztadé una de miz flechaz inzendiadiaz... pedo zolo zi pdimedo mataz algún humano - intenta tentarlo como a un niño con una golosina - Zegudo que ya apadezedan -

La "horda" avanza hacia la empalizada con paso errático y con una formación como poco peculiar.

Desde vuestra posición, a unos 100 metros de la empalizada podeis ver que en las atalayas están dispuestos varios soldados. En un primer momento, parecían preparados a actuar, preparando sus ballestas, moviéndose de un lado a otro, dando y recibiendo órdenes. Los gritos de sus mandos llegaban a vuestros oidos. Pero al ver lo sucedido con Trecirk, se han relajado un poco y ahora más que en guardia, parece que están observando la situación con curiosidad e incluso, con regocijo.