Partida Rol por web

- ¡¡¡POOOOR LA HOOOOOOOOOOOOORDAAAAAAAAAAAA!!!

Chiwik escucha las palabras que le dice Gurkl pero no las oye. La sed de sangre se ha apoderado de él.

- ZANGRE, PUZZZ Y UN POCO DE ZAAAAAAAAAAARRRROOOOOOOOOOOO- grita su himno de guerra familiar...

Bahg acelera aun más contra la empalizada con los ojos asomando por encima del escudo y la lanza en ristre.

El grito de su jefe sólo podía significar una cosa: lo de la empalizada iban a resolverlo al estilo goblin. Preparándose para el "estilo goblin" Grurkl agarró el escudo con la mano izquierda y, poniéndolo delante para que la madera recibiera el primer golpe, aceleró para conseguir hacer una brutal carga contra la pared.

- ¡MUEDE PADEEEEEEEEEEEEEEEEEED! -

Flecha ardiente en mano, empiezo a conjurar mis hechizos malvados, para crear una bola de fuego que irá dirijida a una de las torres de observación...

Cargo contra la empalizada...

Aquello era absurdo... ¿Se abriría la empalizada por la embestida de los goblins? Chiwik confiaba en que algo de magia ayudara a que sus últimos golpes de lanza no se los llevara una puerta de madera, sino un humano...

Trecirk aun dolorido por esa venenosa flecha, miraba su herida y se la lamia, despues de todo sangre fresca era sangre fresca... todo aquel revuelo de repente le vino de improviso y no supo reaccionar a tiempo.
-Peo.... ¿Ande ezta el fuego? Zargento!! que ezo es de madera y ze va hacer daño!!-Grito mientras era sobrepasado por todos y cada uno de la horda que no eran cobardes arqueros.

El por su parte se rasco la cabeza, luego la herida y su huargo mas listo, se empezo a apartar de la lluvia de flechas que podia venirle encima.

Bolwock tiene claras sus ideas: llegará hasta la empalizada y tratará de escalarla. Si llega vivo arriba, pensará en el combate.

La terrible carga contra la empalizada termina cuando las lanzas se incrustaron contra los troncos que la conforman. De ser un hombre, las mortíferas lanzas los habrían atravesado de lado a lado, pero tratándose de sólidos troncos, las lanzas se quedan clavadas dos centímetros dentro de ellos.

Los audaces goblins que las portan, resultan peor parados cuando se dan de morros contra la propia empalizada. Ligeramente atontados, ofrecen un blanco idóneo para las flechas de los arqueros apostados en las atalayas.

Mientras Trecirk, decidide otra estrategia y se sale del alcance de las flechas enemigas.

Diversas flechas incendiarias salen despedidas aquí y allí, de entre las "filas" goblins, perdiéndose detrás de la empalizada.

Por su parte Grumg, coge una de las flechas incendiaras con la mano y luego de pronunciar algunas palabras en una lengua extraña, seguramente olvidadada hace siglos, veis como la flecha y toda su mano se cubre por completo de llamas. Sin embargo, el siniestro goblin no parece sufrir daño alguno por el contacto con las llamas. La bola de fuego crece más y más hasta que su dueño y señor decide desprenderse de ella con un gesto ágil, haciéndola surcar el cielo hasta que se pierde denuevo, detrás de la empalizada.

Desde donde estais es imposible saber con certeza si vuestro ataque está teniendo el resultado deseado, pero en algunos puntos, se puede observar alguna pequeña columna de humo surgiendo por encima de la empalizada.

Al ver que del interior del pueblo comienza asurgir algo de humo, Kamtrak sonríe complacido - Yo zabía que miz flechaz incendiadiaz dadían desultado - le comentó a los arqueros que estaban a su alrededor mientras tomaba otra flecha untada de grasa, la acercaba a la fogata y con gesto desenvuelto la lanzaba al interior del pueblo con su arco

- Zi pdendemoz laz cazaz, eztadan muy ocupadoz en apagad laz llamaz como pada conteztad nueztdo ataque - explicó su plan mientras observaba como la nueva saeta encendida cortaba el aire y pasaba sobre la muralla

Atontado Grurkl sacudió la cabeza y se quedó mirando pasmado a la empalizada durante diez segundos o hasta que empezaron a llover flechas a su alrededor (lo que hubiera ocurrido antes). Levantó el escudo para protegerse de una posible flecha perdida y, plantando un pie en la empalizada para ayudarse, tiró con la otra mano de la lanza para hacerla salir de la madera.

Luego, nuevamente armado y todavía con el escudo en alto preguntó:

- ¿Y ahoda que hacemoz zadgento? -

Bagh se cubre con el escudo aun atolondrado por el golpe... maddita empadizada ez maz duda de do que padece justo a tiempo ya que una flecha se clava en el escudo en el mismo momento en el que maldice contra el extraño ser de madera...

Tras intentar sacar la lanza infructuosamente saca su espada y se gira al sargento Zadgento y zi de mueddo a la empadizada ezta? Ze dendida? mira hacia arriba voy a ved zi de encuentdo una odeja pada moddedzeda dicho lo cual envaina la espada, se echa el escudo a la espalda y trepa por la empalizada...

Bolwock trata de utilizar las lanzas clavadas en la empalizada como apoyo para escalarla. Ya es un milagro que haya llegado indemne hasta allí, pero seguirá tentando a la suerte hasta que agonice en el suelo.

Mientras, en la ciudad parece que empiezan a tener problemas con los pequeños fuegos ocasionados. Si al menos pueden quemar vivos a los humanos...

- ¡Zeguid dizparando arqueroz! ¡Chiwick, EZCALAD!

- ¡ARRIBA! ¡TREPAZ POR LA EMPALIZADA!

Las cosas iban de mal en peor... La magia que podría abrir las puertas se utilizaba para atacar enemigos que no veían, golpes a ciegas... Pero el sargento no pensaba rendirse. ¡Si al menos pudiera clavar su lanza en un enemigo!