Partida Rol por web

Trecirk miraba alejado de todo pero a la vez cerca de los arqueros mientras escuchaba los gritos del loco que soñaba noseque con espiritus.
-¿QUE? ZEÑOR!!!! ZEÑOR!!! Zalga de hay van a tiar la puezta abajo!! Zargento!!! ez que ezta zordo?¿? venga pa'ca.-Gritaba desde su lugar, agitando los brazos con fuerza, no le importaba que Melmak muriera pero sabiendo como era su actual superior, seguramente le echaria la culpa a el otra vez.
-¡Canthus haz algo! NO! mejo quedate quieto...-Dijo a su montura que bufo al escucharle hablar, parecia mucho mas calmado que su dueño.

Sigo intentando controlar las llamas, aunque es demasiado difícil- ¡Deberíaiz de buzcar otra entrada! ¡No puedo hazer nada con laz llamaz!

Sigo intentando que las llamas se traguen a los goblins estúpidos que intentan seguir trepando...

Trecirck intenta dar indicaciones a Melmak, que parece tener dificultades para desclavar su lanza de la empalizada.

Mientras, Kamtrak lanza su última flecha incendiaria que sobrevuela la muralla para perderse en el interior de la ciudad.

Yoda afina su puntería para matar al último guarida que queda en la atalaya y consigue alcanzarlo en un brazo. El soldado herido, descuida su defensa, momento que es aprovechado por Bolwock para asestarle una mortal estocada.

El soldado como toda respuesta, intenta salir corriendo hacia el interior de la ciudad, intentando mantenerse alejado de las llamas, pero resbala y es engullido por estas. Sus gritos de agonía os reconfortan. 

Por su parte Bagh Fagh, hace una cabriola que le permite descender por la empalizada con un gesto ágil hasta el suelo, al exterior de la ciudad.

El fuego sigue avanzando de forma caprichosa, cortando el paso  de los goblins que están en lo alto de la emplaizada al interior de la ciudad y amenazando con acorralarlos.

Yoda se gira hacía el Sgto Kamtrak con una flecha cargada en el arco de forma que se lo queda apuntando. Entonces le pregunta:

Kamtrak, zi no kedam umanoz ke hacemoz adora?

Al darse cuenta que se le acabaron sus preciadas flechas incendiarias, Kamtrak duda si quedarse mirando ó intentar ayudar de otra manera. Finalmente opta por la segunda opción, a su manera - Mi maddde siempde dezía que no hay que dejad fuegoz enzendidos - murmura por lo bajo mientras con sus pies tira arena sobre la misma

- Ya voy, Ya voy - grita mientras se concentra en su absolutamente imprescindible tarea, con su arco en una mano y dispuesto a seguir su tarea de francotirador cuando termine de apagar la fogata

La voz de su subalterno, lo desconcentra un momento - Como que no hay maz humanoz... debe habed muchoz en el pueblo - le contesta - Ve pada allá y mata algunoz máz. Que no ze diga que loz adquedoz no hizimos nuestda padte - Con todo el no se acerca al pueblo, prefiere asegurarse de no dejar una hoguera encendida a sus espaldas.

Sigo intentando controlar el fuego, pero no lo consigo.

¿Nadie tiene un cubo de agua?. ¡Apagad eze fuego, por Udún, no soy capaz de controlarle! -Digo ya sudoroso, tras mis intentos fallidos de hacerme con el control del fuego

Bolwock observa a su enemigo caer con una expresión de satisfacción. De momento, las cosas van mejor de lo que esperaban pero el fuego avanza y parece no haber escapatoria. El encapuchado mira hacia dentro de la ciudad, el salto es peligroso por la altura... pero no satará de nuevo fuera de la empalizada:

- ¡Chiwick! ¡Hay que abrir laz puertaz! ¡Conmigo! - dice el capitán mientras comienza a bajar hacia el interior de la ciudad.

Chiwik calibra con su ojo sano la situación. Si el plan de Bolwock funciona al menos podrán abrir las puertas al resto de la horda. Y si falla... Bueno... Total ¿qué harían fuera?

- ¡Allá voy capitán! ¡AHÚ LANCEROZ!

Dicho lo cual intenta alcanzar el interior de la ciudad por donde sea...

Al grito de su sargento Grurkl se apresuró a bajar por la empalizada siguiéndole.

- ¡AHU! -

Bagh habia querido bajar hacia el interior de la ciudad pero en medio de la confusión se equivocó y acabó justo en el lado opuesto. Tras llegar al suelo se situó en posición de carga y se preparó para el ataque... salió corriendo en busca de algún humano que trinchar y descuartizar, al cabo de un par de pasos se dio cuenta de que algo no cuadraba

Eztoz humanoz no tienen cazaz? Un momento! Ezto me decuedda a pod donde he venido...

Frena en seco y vuelve corriendo hacia la empalizada...

Yoda se vuelve rápidamente hacía la empalizada mientras suelta la flecha como única respuesta a las palabras del capi y mientras va avanzando alrededor de la muralla busca humanos a los que atacar con sus flechas.

Kamtrak se afana en apagar el fuego echándole tierra, más desde donde está, comprueba con desilusión que sus intentos por apagarlo son vanos.

Yoda suelta la flecha, que va a clavarse a la empalizada y comienza a rodear la empalizada.

Chiwick y Bolwock, saltan desde lo alto al interior de la ciudad, intentando esquivar el fuego. Con un ágil movimiento, consiguen evitar quemarse, alcanzando un tejado de paja, que frena su caida. No obstante, el fuego avanza inexorablemente hacia ellos. El suelo está a penas a dos metros y medio de distancia desde donde están, por lo que parece que no sería muy difícil alcanzarlo.

Grurlk por su parte, intenta bajar a pulso por la empalizada ardiente y consigue llegar abajo, no sin antes prenderse de fuego sus ropas, provocándole una poco agradable quemadura.

Bagh intenta imitarlo, con poco éxito, ya que cuando llega al suelo, comprueba que está del otro lado de la empalizada.

Yoda avanza en paralelo a la empalizada buscando humanos a quien lanzar sus flechas pero sin alejarse demasiado de la puerta no vaya a ser que se abra.

Chiwik rueda por el tejado intentando alcanzar el suelo cuanto antes... Sería ideal poder caer de pie, pero en caso desesperado prefiere una caída al suelo que ser chamuscado por las llamas...

Durante el trayecto de bajada Grurkl empezó a oler a carne chamuscada. A pesar de sus esfuerzos por identificar el origen por si podía darle un mordisco a una pata de humano asada como aperitivo antes de la matanza no vio nada especialmente raro y continuó el descenso. No fue hasta llegar al suelo cuando la sensación de dolor consiguió traspasar la capa de grasa del culo del orondo goblin revelándole el origen del olor.

- ¡QUE ME QUEMO! - aullaba arrastrando el trasero por el suelo en un intento de apagar las llamas. Cuando por fin consiguió apagar el pequeño pero dramático incendio se centró en lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Por fortuna para él no podía contemplar el agujero chamuscado que ahora tenían en los pantalones a través del cual se podían ver sus posaderas con un tono verde oscuro que presagiaba que el goblin iba a pasar un tiempo sin sentarse cómodamente.

Localizó a su sargento y se reunió con él.

- Pedo... que le paza a ezte fuego - se queja el sargento de arqueros mientras continúa con su importante tarea, sin preocuparse de las peripecias de sus compañeros

En el fondo esta conforme con lo que pasa, tiene una buena excusa para permanecer en segundo plano, el ideal de cualqueir arquero... pro lo menos de el.