Partida Rol por web

La entrada del campamento está un poco alejada de unas cabañas que podéis ver allí al final. Las cabañas son, al parecer, doce, puestas en semicírculo hacia la entrada. En el centro de las cabañas, podéis ver una gran hoguera en dónde el fuego crepita e ilumina la noche. Además, todo el lugar está adornado con farolillos en cuyo interior, unas luciérnagas vuelan e iluminan todo alrededor.

Rápidamente, te llevaron a una cabaña pintada de rojo, el trabajo de la pintura era pésimo, y allí había por lo menos una o dos docenas de personas vestidas con pantalones cortos y camisetas naranjas fosforito que decían “Campamento Mestizo”. Todos salieron a saludarte con una sonrisa, agitando los brazos y se unieron a los que ya estaban a tu alrededor, pero no veías ninguna persona mayor.

Claro que la mayoría de los que estaban allí parecían mayores que tú, un par de años por lo menos, pero no había lo que tú podías llamar un “adulto”.

Tu acompañante te miró con una sonrisa y te indicó que entres a la cabaña.

- Esa cabaña es para los no reconocidos. Eso quiere decir, que hasta que tu padre o madre no te reconozca, esta será tu cabaña. Si en algún momento logras que uno de los Olímpicos diga que eres su prole, ya veremos dónde ponerte. -

El muchacho sonrió y se alejó de ti, caminando tranquilamente a una cabaña en cuya parte superior, podías ver una especie de escudo que parecía tener una especie de vara y unas alitas en su interior.

- Ahora duerme, que mañana será otro día. – Y te guiñó un ojo para desaparecer en el interior de esa cabaña.

Grace se queda de pie, pasmada, delante de la cabaña, mirando a Luke mientras se aleja.

¿Dormir? ¿Ahora?

Pregunta para sí misma y para nadie en concreto... quizá hacia Tyson... ¿Dónde se había metido Tyson? Estaría por ahí haciendo amigos, pero... ¿Cómo se suponía que iba a dormir ahora? Si normalmente la adrenalina no abandona sus vasos sanguíneos, después de descubrir que uno de sus padres es un Dios griego en los que no creía hasta hace practicamente minutos, que ese mismo Dios pasó de ella y ni siquiera se ha pronunciado todavía después de tantos años, que ese mismo Dios no ha acudido en su ayuda cuando la ha necesitado durante todo el día, que tiene que quedarse en un campamento nuevo con gente nueva y actividades tan excitantes como las que había visto hasta ahora... su adrenalina había acampado en su sangre y no parecía que fuera a moverse de allí en muuuuuuuuuuuucho tiempo.

¿Porqué querría yo que alguien que se ha olvidado de mí durante tantos años, diga que es mi padre o mi madre?

Pregunta a Luke, aunque ya está dentro de su cabaña. Al darse cuenta de que probablemente ni la haya escuchado, baja la cabeza y da media vuelta para ver quién hay dentro de la cabaña que iba a ser su hogar durante lo que ella consideraba mucho tiempo.

Am... Perdón, pero... ¿Hay algún teléfono por aquí?

Pregunta al primer campista que vea, con una sonrisa amable. Si no llamaba a sus padres, pondrían la ciudad patas arriba... pero si los llamaba... ¿Qué leches iba a decirles?

Los chicos y las chicas comenzaron a reirte por lo que decías.

Y al parecer, todos, todos, sabían que no había teléfono por allí.

Uno de ellos, uno bajito, algo rechoncho, se acercó a ti. Tu no eras la mar de alta, sin embargo, a este le sacabas casi una cabeza y media. Desde abajo, levantó la cabeza y te miró, esbozando una goblinezca sonrisa.

- Puedes elegir cualquiera de las que están hechas. La verdad, es que tu llegada nos ha despertado y las camas desechas son las ocupadas. - Dijo sonriente mientras que con la mano, te mostraba varias camas que no estaban ni siquiera con una arruga. - Elige, que es gratis y que mañana, será otro día. Por otra parte, teléfono, teléfono no tenemos. Bueno, no lo utilizamos, así que supongo que tendrás que esperar a mañana por la mañana para ver si puedes llamar a alguien. Creo que alguno en la cabaña de Vulcano puede hacerte uno si se lo pides con cortesía. O no, nunca se sabe. ¿Para qué quieres un teléfono? -

El pequeño se quedó a tu lado, esperando que elijas algo durante unos segundos, pero después, un cuerno sonó en todo el campamento y uno a uno se dirigieron a sus camas.

- Elige rápido, que nos tenemos que acostar y... no te preocupes por las novatadas... no solemos hacerlas el primer día. - Finalizó la frase con una leve carcajada y se fue saltando hasta tumbarse en una cama que era tres veces más grande que él.

¿Mañana por la mañana?

Murmura Grace para sí misma con aire apesadumbrado. Imaginaba cómo sería la situación en su casa en ese momento. En el colegio habrían llamado para decir que se había escapado y que, seguramente, los destrozos del gimnasio los había hecho ella. Y si ahora la situación ya sería crítica, no quería saber qué pasaría a la mañana siguiente si no había llegado por la noche a casa...

Dioses... me van a matar...

Suspira finalmente mientras se tumba en alguna de las camas, bocarriba y con las manos sobre su estómago, mirando el techo.

Mañana mi sentencia de muerte estará escrita... Mis padres me van a matar...

Explica finalmente a aquel chico que la había ayudado amablemente explicándole algo... ¿Donde demonios se había metido Tyson?

Grace se incorpora y estira los brazos tras de sí, cerrando los ojos con fuerza y arqueando la espalda hacia atrás para desperezarse y estirar los músculos. Es entonces cuando saluda al chico.

Vaya, gracias. Buenos días, soy Grace. -Saluda, cogiendo la ropa con una mano y tendiendo la otra para saludarlo. La verdad es que la noche anterior no se habían presentado y no tenía ni idea de cómo se llamaba él...

Coge la ropa y mira a los demás... ¿se cambiaban allí todos juntos? ¿Nadie tenía problemas con eso? Vaya, que ella tampoco los tenía, pero... era bastante raro.

¿Te puedo pedir un favor? ¿Me llevarás a ver a los de... Vulcano? A ver si consigo hablar con mis padres antes de que pongan la ciudad patas arriba... y... ¿Qué era el ruido de anoche?

Pregunta mientras se da media vuelta y empieza a desvestirse para ponerse la ropa del campamento.

Grace termina de vestirse enseguida y con una sonrisa, más tranquila, sale corriendo tras Charly, acariciando su cabello hacia atrás para recogerlo en una coleta alta con la goma de pelo que lleva siempre en la muñeca.

¿Desayuno? Genial, me muero de hambre... no como nada desde ayer a medio día.

Cuando llega a su altura, con una nueva sonrisa y la coleta ya echa, sigue su ritmo sin problemas hasta que llegan donde tengan que ir.

Oye, y ¿sabes en qué cabaña están los... cíclopes? Vine con mi amigo Tyson ayer, pero no sé donde se habrá metido.

Mira hacia todos lados intentando encontrar al grandullón de Tyson... En principio, nunca tenía problema para encontrarlo entre los demás chicos del instituto.

Grace sonríe al ver a Charly y se sienta a su lado.

Esto... no, creo que el mestizo al que protegía ya está en un lugar seguro... -Tiene gracia... yo todos estos años pensando que lo protegía a él, y era él quien me protegía a mí... se va a enterar cuando lo vea...

No puede evitar mostrar una sonrisa nostálgica cuando estos pensamientos llegan a su mente. Por otro lado, no se percata de la velocidad a la que habla Charly... normalmente ella también habla así de rápido, así que... está más o menos acostumbrada.

¿Y porqué alguien querría hacer daño a ese mestizo? ¿Y porqué no a Tyson? Él también es un mestizo, ¿no? Siento mucho lo de tus padres... por eso quiero hablar con los míos, para ver cómo están y eso.

Intenta no mirarlo con lástima, pues sabe lo que se siente cuando los demás lo hacen, pero sí con una sonrisa tranquilizadora. En ese momento hacen entrada "los jefes" como Charly los había llamado.

Vaya... ¿esos son los jefes? El director y el subdirector... ¿es necesario hablar con ellos? Nunca me he llevado bien con los directores de mis anteriores colegios... Y mira que lo he intentado, pero siempre terminan echándome la culpa de todas las peleas aunque yo nunca las provocaba, pero claro, como no me escuchan cuando hablo, o no me entienden, se agobian, y al final me castigaban a mí. Por eso intentaba que no me pillaran, pero era difícil...

No hace ni una sola pausa mientras sigue hablando, explicando varios casos de peleas que no había provocado ella, sino en las que se había metido para defender a alguien, pero al final había terminado siendo castigada.

Habla más que yo, y eso ya es decir mucho. Dios santo, hasta por los codos.

Charly dejó su vaso de leche a un lado mientras se giraba para mirarte.

- Bien, a ver, vamos por partes que sino me pierdo y no puedo responderte a todo. Veamos, los monstruos nos atacan, por ser Mestizos. Por el olor de nuestra sangre, recuerda que por tus venas corre sangre de un Dios Olímpico, bueno, ellos pueden olerla a kilómetros de distancia. Es sencillo, eres Mestiza, los bichos te persiguen. No hay razón alguna para que lo hagan, más que para llenarse el estómago con tu carne que es para ellos, como el caviar negro para los rusos. -

El muchacho bebió un poco de leche del vaso y continuó, aunque con bigotes blancos bajo su nariz.

- Por tus padres no te preocupes, seguro que te dejarán hablar con ellos cuando sea oportuno, pero tal vez ellos también estén en peligro así que lo mejor es dejar que sean protegidos por las fuerzas del Campamento y que tú, te mantengas lejos de ellos. Aunque no veo por qué no puedes llamarlos si el Señor D o Quiron te lo permite. Y hablando de ellos, no te preocupes, saben escuchar. Quiron por lo menos, el Señor D es un poco más... como podría decirtelo... excentríco. Pero también da caña cuando tiene que darla. -

Grace suelta un suspiro de alivio y sonríe a Charly.

Vaya, gracias, Charly, eres un sol.

De repente, ahora que ya estaba más tranquila y sabiendo que nada malo iba a pasarle a nadie, el hambre ataca su estómago y se ve obligada a atacar ella al desayuno. No le sorprende la cantidad de comida, pues en su casa los desyunos son parecidos aunque en mesas algo más pequeñas... lo que sí le extraña son las latas de coca cola vacías, de las cuales no puede apartar la mirada durante un rato, viendo como son engullidas después, atónita.

Pero no por su sorpresa va a dejar de comer, no... mientras su mirada sigue clavada en las latas de coca cola, su mandíbula va masticando un bollo primero y una manzana después, y entre uno y otra un vaso de zumo desaparece por su garganta en un santiamén. Sí, sus modales son impecables, pero el hambre hace que coma más rápido de lo que está acostumbrada.

- Hum... tienes apetito... - Le pregunté mientras miraba mis cereales que ahora parecían una especie de masa gelatinosa en el cuenco. - Está bien que comas, por qué cuando empieces con el entrenamiento y esas cosas, el hambre te atacará y no quiero tener que llevarte en brazos a la enfermería, ¿sabes? -

En ese momento, todos comían.

Tenían la cara metida dentro del cuenco de lo que estaban desayunando y lo hacían como... bueno, como si fuera la última comida de sus vidas.

Todos y cada uno por igual.

- ¿Ves? Todos saben lo que se avecina. Es mejor meterse algo en el estómago, pero tampoco te quedes muy llena, o no podrás correr. -

Grace asiente, con los carrillos rellenos de bollo todavía, y cuando traga, responde.

Ya veo, ya... ¿No se pelea nadie por la comida? -Pregunta, bromeando, al ver el comportamiento del resto de campistas.

Luego da un trago al vaso de zumo y empieza a pelar un melocotón, con cuidado de no cortarse.

La verdad es que os dan bien de comer... ¿Todas las comidas son así de abundantes? Aunque hay algo que me extraña y me descoloca... ¿Y las latas vacías? ¿Para quién son?

Pregunta, levantando la vista de vez en cuando del melocotón y el cuchillo para mirar a su interlocutor.

- Las latas vacías son para los sátiros. Ellos comen latas de aluminio, bueno, creo que ellos llaman a eso reciclarlas, así que es mejor no preguntar como las reciclan llegado el caso. Papel, aluminio, cartón, madera, además de fruta, son su alimento. Así que si tienes algo de basura, latas o así, no las tires, simplemente, déjalas en la puerta, que ellos se encargarán de limpiar todo. - Dijo Charly con una sonrisa. - ¿A qué es sorprendente? Aquí no se desperdicia nada, y las comidas, sí, normalmente son así, pero eso indica que la cantidad de energía que gastarás aquí es equivalente. ¿O has visto a alguien gordito por aquí? -

Charly te señaló el plato que tenías delante y sonrió.

- Date prisa o llegaremos tarde a clase. -

Grace asiente a las palabras de Charly mientras sigue comiendo y bebiendo zumo, de forma que cuando él señala su plato, casi está ya vacío.

Sí, claro... ya estoy.

Afirma 3 segundos después de dejar en el plato el esqueleto de la manzana.

Buff... tenía tanto hambre que no sé cómo no me dí cuenta hasta que vi la comida. -Sonríe satisfecha mientras se frota su plano abdomen y empieza a caminar tras Charly- Oye, y ¿qué tipo de clases dais aquí? ¿Son asignaturas normales? Porque yo ya no sé qué esperar de este sitio, la verdad... cada vez me sorprende más y más gratamente. ¿Necesito libretas o bolis o algo? Lo dejé todo en el gimnasio antes de salir corriendo del instituto, así que no tengo nada aquí...

Charly te miró con una sonrisa cuando le preguntaste eso sobre las asignaturas. Al parecer, le resultó graciosa tu pregunta, sin embargo, no dijo nada. Simplemente se levantó de la mesa y te hizo un gesto para que lo sigas fuera de la cabaña.

- Toca clase. Vamos. - Dijo Charly mientras se levantaba de la mesa y salía hacia fuera.

Antes de salir, se giró para ver si lo seguías y al verte allí, continuó su caminata hacia el exterior. Los demás chicos y chicas salieron escalonadamente de la gran cabaña y cada uno, se dirigió hacia el lugar que tenía designado. Muchos de ellos cogieron espadas de madera ( unas réplicas de las reales espadas cortas romanas y escudos redondos ) y se fueron hacia una especie de rectangulo de madera, dónde comenzaron a entrenarse en esgrima. Otros, salieron de sus cabañas con arcos y carcajs, y corrieron hacia lo que parecía un campo verde, justo a un lado de un lago enorme. Otros simplemente, se quedaron dentro de sus cabañas, de las cuales comenzó a salir un humo oscuro y los sonidos de golpes de martillos contra metal se hicieron patentes.

Caminaste junto con Charly hasta vuestra cabaña, cuando uno de los sátiros se acercó al galope hasta dónde estabáis y te habló con su voz graciosa.

- Teeeeee esperan en la cabaña del director, beeeeee. - Te dijo y sin esperar respuesta, comenzó a "galopar" hacia la cabaña principal. - Síguemeeeee, beee. -

Charly te miró y se encogió de hombros.

- Ve, ve. Te dije que querrían verte. Allí te responderán a todo lo que quieras saber... espero. -

Grace asiente y sonríe al sátiro procurando ocultar lo cómica que le parecía su forma de hablar.

Sí, será mejor que vaya... esto... Nos vemos luego, Charly. Gracias por todo.

Sonríe y se despide de él con la mano antes de echar a correr para alcanzar al sátiro y seguirlo.

En su cabeza, durante el trayecto, aparecen un montón de preguntas sin respuesta. La primera de todas... quienes serían sus padres verdaderos y porqué no se habían puesto en contacto nunca con ella. Aquella era la más importante y la que más preocupada la tenía. La segunda era porqué justamente ahora empezaba a ser perseguida por monstruos que ponían en peligro a la família que tan bien la había acojido y tratado... Y después, miles de pequeñas preguntas que se formaban en su mente tan sólo por simple curiosidad.

¿Qué clases hacen aquí? Parece que al menos esgrima y tiro con arco... Ah, tengo ganas de volver a coger un arco entre las manos, la verdad... ¿Y en esas cabañas? ¿Qué harán? Quizá forjan espadas... qué interesante... ¿Harán algo de historia griega o algo? ¿Quizá mitología? Las clases de mitología del insti no estaban tan mal... Quizá incluso he podido escuchar algo de mi padre o mi madre y no lo he sabido nunca... ¿Y aquellas ancianas? Ahora ya sé de qué me suenan, aunque no llego a recordar qué es lo que hacían o cual era su función... ¿Todos los sátiros hablan así? Son muy graciosos...

El sátiro se detuvo en la puerta de la cabaña principal, una de las cabañas más grandes del campamento, pero que no formaba parte del círculo de las doce, por lo que estaba un poco más alejada hacia el sur, junto a lo que parecía ser un patio circular en cuyo centro podías ver los restos de una hoguera que había sido apagada hace poco.

El hombre cabra te indicó que entres y así lo hiciste, despacio, con algo de miedo, pero con la cabeza bien alta.

Después de todo, te habían mandado llamar, así que querían conocerte.

Entraste a la cabaña, una cabaña hecha con troncos grandes puestos uno encima del otro, y te sorprendiste al ver que su interior estaba muy bien decorado. Había muchos cuadros, tapices con escenas mitológicas, aunque uno te llamó particularmente la atención. Parecía un gigante enorme, que se estaba comiendo a un hombre más pequeño.

Una tos te sacó de tu contemplación, y cuando te giraste, observaste una mesa circular, con el hombre de la silla de ruedas en un lado, el otro hombre, el de los rizos junto a él y un sátiro algo más anciano en la otra punta. Al parecer, estaban jugando al póker o algún otro juego de cartas.

El tío de la silla de ruedas te miró y te señaló una silla, para que te sientes.

- Creo que nos falta una, Señor D. ¿Le parece que Grace juegue con nosotros? - Dijo el hombre en silla de ruedas y como respuesta, sólo recibió un gesto de asentimiento.