Partida Rol por web

Nos nombra la caza, después hace como que no sepa por que le respondo sobre ella.

– En ese caso si nos indicas por donde has estado miraremos por otro sitio. ¿No te parece Herman?

Mirando a la Llobeta. – Sí tu también darás tu opinión.

 
Llobeta olisqueaba el aire con curiosidad todo el rato. Cuando Isonia le habló centró su atención en ella un momento, pero enseguida volvió a lo suyo.

El explorador había vuelto al campamento pero no para quedarse, viendo la iniciativa de la joven compañera de viaje de dormir en el bosque, decide imitarla pues sabe también que prefiere dormir en el lugar mas tranquilo.
Llegando al campamento recoje su tienda de campaña, saca de la tierra las clavas, lía las cuerdas, dobla las lonas y guardándola en el macuto sale de nuevo dirección al bosque sin decir una palabra a los presentes.
Sabia donde podía acomodarse, allí estaría mas tranquilo.

De vuelta al bosque, busca una zona con un suelo listo y de un tamaño aceptable para la tienda, mirando al cielo y esperando que no le alcance la noche, se dispone a buscar su sitio.

 
Sin responder, Namesis volvió al campamento. Sin duda era un tipo muy poco cominucativo.

 
Herman se encogió de hombros.

Hay alguno que necesita un poco menos de bosque y un poco más de civilización, me parece a mi... En fin, ¿Hacia donde vamos? ¿Por la zona de la costa, siguiendo el linde sur, o nos adentramos directamente?

Me encojo de hombros ya que es evidente que nos ha ignorado.

Ya ha debido obtener de nosotros la información o el tiempo que quería.

– De momento exploremos los alrededores de donde pensábamos instalar nuestro campamento antes de que se haga de noche.

– No sabemos si mañana se acordaran de nosotros y nos encargaran tareas y seremos los únicos sin instalarse.

Mirando a Herman mientras comienzo a andar en la dirección que llevábamos. – ¿Seguimos nuestro camino?

 
Tras un buen tiempo asegurándose de que no hubiese nada realmente peligroso por la zona, Isonia y Herman encontraron un lugar bueno para instalarse. No habían predadores demasiado grandes a juzgar por las pisadas que pudieron localizar, y no habían visto a nadie, si bien tampoco se habían adentrado en exceso en la espesura.

Ya casi estaba poniéndose el sol, aunque no podían verlo por los árboles.

Bueno... la zona parece razonablemente segura, ¿No crees? Mañana podríamos dedicarnos a explorar a fondo, mñas hacia el interior... si hay algún asentamiento, podría estar siguiendo el curso de aquél río que vimos antes.

Dando un vistazo al claro una vez mas.

– Sí instalémonos aquí parece un buen sitio.

Comienzo a descargarme de la mayor parte del equipo para estar más cómoda y descansada.

Me pongo a preparar nuestra comida mientras Herman instala la tienda.

– Las guardias como siempre, ¿no? Yo hare la última ya sabes que no tengo problemas por levantarme antes del amanecer.

 
Hehe, sí, como siempre. Dijo empezando a colocar la tienda. Al poco estuvieron comiendo delante de un fueguecito, ya bajo las estrellas, y descansaron todo lo que necesitaron.

Poco antes del amanecer, Isonia era quien estaba de guardia, y aunque ella no oyó nada, Llobeta levantó la cabeza y las orejas mirando hacia unos arbustos algo lejanos, a unos quince metros.

Le indico a la Llobeta que espere tranquila mientras me aproximo a Herman.

Me agacho para darle un beso en la mejilla y mientras susurrarle al oído. – La Llobeta indica que algo nos vigila desde el arbusto que mira. Nosotras iremos a ver que es.

– Venga levántate comienza a preparar el desayuno nosotras ahora venimos y traeremos agua.

Después de recoger un odre de agua una vez Herman levantado llamo a la Llobeta. – Venga levanta tu también. Vamos a mear y a la vuelta traeremos agua fresca.

 
Isonia se dirigió a aquél arbusto, pero cuando llegó, ni vio ni oyó nada, pero allí no había nadie. Llobeta, sin embargo, olisqueaba el suelo de lo más interesada. Siguió un rastro que terminó en un árbol, olisqueó el propio árbol y miró hacia arriba, hacia las copas, con una pata levantada y la cola hacia arriba, alerta.