Partida Rol por web

Más que un local, parece una casa, está entre unos matorrales y está bastante hecha polvo... se van a necesitar varios arreglos para hacer que pueda estar en condiciones; el terreno es bastante grande, y cómo sospechabas, está alejada de toda urbanización.

Taylor camina con sus manos dentro de los bolsillos de Jean. El resto del grupo se separó al ir para la residencia, él no quería volver tan rápido. Recordó la casa de su abuela, aquella que siempre le había prometido que le regalaría una vez que ella estuviera descansando con los gusanos:

"- Abuelaaaaa... que no digas eso te lo dije muchas veces...
- Querido, si estoy varios pasos más de la luz que de la entrada del tunel
- No me importa, es cruel y muy negativo
- Amor, mi vida fue larga y muy activa... no tengo de qué quejarme y no hay nada que me quede por ver... más que a ti teniendo hijos."

La sonrisa se le dibujó en la cara al recordar a su abuela, quien seguía acompañándolo a diario pero no en forma física.

Taylor caminó en la oscuridad con paso fuerte para que se oigan sus pisadas y quien quiera que pueda andar por la zona se de por advertido y eventualmente se aleje.

Tengo un poco de miedo.

Miró las ventanas sucias y quiso entrar.

Al entrar, ves la inmensidad de la sala, a pesar de todos los muebles que hay por en medio; algunos tapados con sábanas blancas cómo si fueran fantasmas y otros, tapados con una gruesa capa de polvo; hay algun cristal roto y una enorme chimenea en el salón... la cocina se nota que es vieja, aunque quizás serviría. Y también hay un lavabo que necesita un buen fregado... se nota que la casa es vieja, la madera se queja debajo tu peso pero no estaría nada mal si se arreglara.

Te paras al inicio de una escalera de madera que sube al primer y último piso.

No recordaba que la casa fuera tan grade, aunque sí lo lúgubre, y mucho más ahora que las sábanas grisáceas por la suciedad y el paso del tiempo tapaban lo elegante de los sillones que tenía su abuela.

¿Cómo entender mi poder... qué es lo que pasa?, quizá tenga un ángel de la guarda que me concede deseos. Yo creo que quizá el poder lo tenía alguno de los chicos en la cancha de baloncesto... no lo sé, esto me carcome el cerebro.

Taylor se deja caer sobre uno de los sillones tapado en sábanas y el polvo lo cubre de arriba hacia abajo. Lo primero que se le pasó por la cabeza fue la posibilidad de que debajo de las sucias sábanas, no sólo haya arañas sino cucarachas y bichos más desagradables.

Trató de no pensar en ello, pero se levantó rápidamente, viendo, por supuesto, que tres o cuatro arañas se dispersaron desde abajo y unas cuantas cucarachas también.

Debo tener cuidado con lo que piendo. Es mucha coincidencia que jústamente haya pensado en esas cosas y haya de ambas

Ojalá pudiera con un sólo pensamiento dejar este lugar lujoso y ordenado, limpio y con sus ventanas y piso arregladas. Pero no creo tener tanto poder.

El polvo se levanta del suelo y de los muebles de repente, provocando que tengas que cerrar los ojos inmediatamente... cuando te parece que ha pasado, los abres lentamente para descubrir el lugar...

Los cristales están reparados, y no hay bichos alrededor, o almenos tú no los ves... y algunos estantes parecen limpios, por lo demás, todo sigue igual.

Esto es increíble, al fin y al cabo era como decían los muchachos... no sólo que tengo poderes sino que puedo hacer que pase todo lo que pienso Taylor mira el desorden que sigue siendo el lugar y luego dice para sí mismo o ... casi todo...

Camina un poco para escuchar a ver si las maderas rechinan y nota que las ventanas estaban reparadas ahora.

Bueno, que bien, al menos no tendré que repararlas a mano.

Al terminar con el reconocimiento, decide ir arriba para seguir recordando el lugar que tanto había visitado de pequeño y ahora era suyo.

Espero que no haya ningún usurpador viviendo en los pisos superiores, mucho menos un ladrón.

Todas las ventanas siguen reparadas, la madera que vas pisando sigue rechinando, sobretodo en la escalera que parece que vaya a quebrarse de repente... al llegar al piso de arriba te encuentras en lo mismo que abajo, muebles cubiertos de una capa de polvo y otros cubiertos por una sábana blanca.

Hay tres habitaciones distintas bastante grandes, y una cuarta que es el baño.

Bien, lugar hay de sobra, creo que podría utilizarlo para practicar yo sólo al principio y luego para tenerlo de escondite si las cosas se ponen feas.
Lugar de práctica ya tendremos todos en casa de Linds... pero no confío en el 100% de los muchachos.

Taylor sigue recorriendo con mucho cuidado de terminar astillado en medio del primer piso y el segundo.

Vemos... deseo que este lugar esté limpio. Mientras repetía las palabras mentalmente en su cabeza, cerró inconscientemente los ojos frunciendo el entrecejo, para esperar que un milagro ocurriese... toda la idea le daba mucha gracia, aunque no podía evitar seguir siendo un poco escéptico.

Al abrir los ojos de nuevo... el polvo ha desaparecido, las sábanas están limpias y los cristales transparentes. Pero el suelo sigue lleno de suciedad, y tampoco se han acabado de ir las telarañas que hay en las esquinas.

Cuando te das cuenta, te flaquean las fuerzas y te notas cansado.

Los músculos se le debilitan haciendo que, nuevamente, flaqueen sus rodillas.

Un gran golpe se oyó cuando la articulación de la rodilla izquierda golpeó la madera rechinante del segundo piso.
Aún con la cabeza alzada podía admirar lo que, por arte de magia, había ocurrido ante su presencia.
El dolor de cabeza lo confundía mucho, las ideas le daban vueltas pero lo que veía era tan real como lo que había pasado en el primero de los pisos.

Taylor no consiguió levantarse por varios minutos, pero no era esto lo que le preocupaba. No era esto, ni nada en especial. Su cara, sorteando todos los obstáculos carnales y el dolor de su exhausto cuerpo, mostraba una sonrisa amable y sincera. Una alegría que hacía mucho intentaba tener.

Poco a poco Taylor pudo decir en voz alta.
Ya lo entiendo...

Si bien no sabía exáctamente el alcance de su poder, cómo se activaba exactamente... si podía ser ofensivo, defensivo o pura fantasía que se desharía de un momento a otro, lo más importante ya estaba hecho, y así no entendiera por completo si todo era una ilusión muy real, el paso más grande de su vida ya estaba dado:
Taylor se aceptaba cómo era, dejaba de negar una locura paranoica que lo hacía rechazarse para entregarse a la hermosura de un sueño que ya era tangible.

En repetidas palabras pero nada más resumido y explicado a la vez

TAYLOR SE ACEPTABA.

El cielo está completamente oscuro, y aunque las ventanas están ya cerradas sigue haciendo frío... pues es una casa vieja y antigua, y la chimenea está apagada.

Dado que Taylor ya había tenido suficiente cansancio por ese día y temía poder llegar bien a la residencia. Decide dejar todo tal y como está en ese momento, bajar las escaleras y salir de la casa para encaminarse a la residencia.