24 de diciembre por la mañana.
La casa y los terrenos de la familia Ryan, son bastante grandes, cerrados por una verja de madera color marrón. Se ven los huertos, todos nevados, al igual que los tejados y los árboles, al fondo, unas construcciones que parecen ser corrales, y en medio, al final de aquel caminito al que os ha dejado un buen vecino de Linds, la casa.
Tiene una tonalidad rojiza que contrasta con el blanco de la nieve... y está todo increíblemente adornado para recibir la Navidad, abetos decorados, la chimenea llena de luces, un trineo tirada por renos en el tejado que se muebe incluso suena una pegadiza y conocida canción que sale de unos altavoces puestos debajo de las tuberías del porche que lleva a la entrada. Vienen corriendo unos perros a saluda a Linds y a olfatear a los demás, los padres de la pelirroja no tardan en salir a saludaros también a todos.
Abrazando y besando a su hija, y después desearos feliz Navidad a todos los demás, con los mismos besos y las mismas abrazadas.
Manuel se muestra un poco cohibido, pero saluda a los padres de su compañera con cortesía y demostrando unas maneras exquisitas, tal vez demasiado adultas para su edad
Hola, Feliz Navidad para ustedes tambien. Dijo Mark agradecido cuando los padres de Linds aparecieron para saludarles.
Muchas gracias por acogernos a todos durante estas fechas. Terminó con tanta formalidad como supo rebuscar en su cabeza.