Partida Rol por web

-Sí -dijo él, apretándole la mano-. Me llamo Alberto. Supongo que es así como murió. Lleva haciendo esto desde que llegué, hará seis años en noviembre. Al principio me asustaba mucho, pero ahora me hace gracia. Cuando no tengo nada que hacer le pregunto cosas sobre su vida y voy tejiendo su historia. Lo siento mucho por su marido. Una vez lo visité y no se ha recuperado del golpe. No le queda mucho.

Se llevó las manos a las caderas y miró a Dolores, yaciente aún en el suelo.

-¿Eres nuevo? Ah... espera, te conozco. Tú eres el bedel, ¿a que sí? ¡Te han matado en la bomba de antes de ayer! No se hablaba de otra cosa en los pasillos.

Y por fin, cuando casi había perdido la esperanza de encontrarlo, una palabra razonable y un gesto amable.

Pues . . . sí, así es. En la explosión.

Me quedo mirando a Alberto, parece muy atento a cuanto sucede. Señalo a Dolores, tendida en el suelo.

Como a ella no la conocía le dejé creer que era profesor, si luego no recuerda nada me evitará embarazosas explicaciones. Pero lo que me gustaría ahora es mantener una charla amigable. Podría invitarte a un café; si pudiéramos tomarlo, claro. Y si pudiera pagarlo, claro.

Sonrío y utilizo un tono de broma pero estoy muy interesado en su reacción y en sus respuestas. Es un modo muy suave de introducir el tema que me interesa.

-Aunque no tengas dinero, no lo digas. Si tienes dinero aún puedes ser útil o salvar la vida in extremis. Si no lo tienes, eres pasto de los Segadores. Dolores es un caramelo para cualquiera con ambición. Los Zánganos como ella son una materia prima excelente, y la Ciudadela está falta de ladrillos y de vigas. Está peor que nunca, me han dicho, y temen un ataque. Están buscando Infantes y Zánganos con mucha prisa. Lo raro es que a ti no te hayan cogido -dijo Alberto mientras caminaba por los pasillos de la Facultad mientras afuera amanecía.

¿Y quién dice que no me han cogido? Al menos es interesante escuchar lo que tiene que contar.

¿Cómo puede tener dinero un recién . . . muerto? Por un momento he estado a punto de decir un recién nacido pero aunque me sienta así es justo lo contrario. ¿Y qué es exactamente esa Ciudadela?

Camino al lado de este tal Alberto preguntándome en que momento saltará la sorpresa con él. No han cesado las sorpresas desde mi muerte y ninguna agradable que pueda enumerar, estaría bien variar esa estadística pero soy escéptico. Un gran problema para mantener la esperanza.

-No puedes. El sistema está pensado para que los que llevan un tiempo muertos gobiernen sobre los nuevos. Si no te gusta te Forjan o te colocan como esclavo. Siempre habrá más gente que muera. Almas no faltan nunca. Por eso me he distanciado de todo y he preferido ir por mi lado.

Avanzaron por el claustro hasta la puerta. Ya era de día plenamente. Junto a la puerta había un pequeño altar con la foto de Carlos y algunas velas y flores. No eran muchas, pero sí suficientes para que el Corpus de Carlos se regocijara.

-Este sitio es todo lo que necesito. Dolores y yo tenemos el mismo nexo. Fui estudiante aquí durante siete años. Estudiaba medicina. Aquí encontré todo lo que me hizo ser yo mismo. Amigos, pareja... Pero ya ves. Te mueres y resulta que te sientes exactamente bien con ellos si no es aquí. Es mi Grillete. Y si tú estás aquí y acabas de morir... imagino que también será el tuyo.

Cuando Alberto hace su primer comentario solo digo por lo bajo la misma mierda de siempre pero le dejo continuar. Lo siguiente me resulta doloroso pero al mismo tiempo alentador. Se acuerdan de mi. Alguien se acuerda de mi y ha instalado esta especie de capilla ardiente, recordatorio, homenaje.

Al fin y al cabo pasé los últimos años rodeado de mucha gente, siempre en reuniones subversivas, montando células fantasma, pasando panfletos incendiarios, convocando manifestaciones, explicando sus derechos a esos zoquetes de representantes de los alumnos, buscando profesores comprometidos. Y por supuesto con Claudia. Con mis amigos y con los suyos, la mayoría vinculados a la uni.

¿Grillete? Trabajaba aquí si es eso lo que quieres decir.

-No. Un Grillete es lo que nos mantiene anclados aquí, entre la muerte y la nada. Sin Grilletes un wraith está perdido. Son nuestros amigos, amantes, nuestros perros... Incluso cosas tan mundanas como un libro o la cafetería donde solías tomarte un café con tu primera novia. Tú y yo estamos aquí porque adoramos la Universidad... o porque la odiamos. No lo tengo muy claro.

Alberto ladeó la cabeza.

-La cosa es que es un buen lugar para vivir. No hay mucha gente que se muera aquí, así que los Segadores se mantienen lejos. La emoción flota en el aire, no es difícil tomar Pathos. Perdona... ¿Te estoy confundiendo? El Pathos es la energía que nos mantiene muertos y nos da forma. La pasión, si sabes algo de griego.

Una persona caminó en dirección a ellos. Estaba viva, era fácil de ver por los colores que desprendía su aura. Tenía el pelo castaño claro y largo. Era muy guapa. Era Claudia.

Dejó una vela en el altar a Carlos y frunció el ceño. Era evidente que intentaba contener las lágrimas. Por sus ojeras, también que no podía dormir.

Sin poder evitarlo mis ojos se centran en Claudia. Siento un nudo en la garganta y me cuesta articular palabra tras verla. La última vez que tuve su imagen ante mi fue en esa extraña pesadilla sadomasoquista pero es una imagen que prefiero olvidar.

P-perdona. Acabo de ver otro  . . . grillete y a este querría seguirle la pista un poco. 

Este tal Alberto me está explicando cosas que necesito oír, que necesito saber. Es la fuente que andaba buscando pero tengo que seguirla. Tengo que comprobar que está bien.

Volveré, te lo aseguro. Seguiremos hablando.

Y tal como se lo digo empiezo a dar pasos hacia ella, admirando su belleza, su perfil, su porte, su aura. Su aura. Ahora puedo verla como nunca habría podido de otro modo y esa novedad me consuela por no poder tocarla o hablarle.

Claudia apretaba con la mano derecha el anillo que llevaba en la izquierda. Al mirarlo, Carlos sintió una gran emoción. Aún lo conservaba... aun cuando fuese algo así como un símbolo de viudez. Parecía estar conteniendo las lágrimas. Su estampa era hermosa. El sol brillaba débilmente todavía. Claudia, sola, se recortaba como una sombra frente al altar improvisado a Carlos. Mientras la contemplaba los minutos fueron horas. Pero una mano interrumpió la perfecta visión. La mano que se posó en el hombro de Claudia era masculina. Siguiendo la línea del brazo alcanzó a distinguir a su dueño. Era Daniel, con una mochila al hombro y ese aire de niño bueno que le caracterizaba.

Pero ... ¿qué se cree que está haciendo ese niñato? Le voy a . . .

Empiezo a moverme instintivamente hacia el joven estudiante pero antes de llegar me doy cuenta de la inutilidad de mi acto. Soy inmaterial, o al menos impalpable para ellos.

¡Joder Carlos! Es normal, está dolida y él quiere consolarla. ¡Y UNA MIERDA! Ese cabrón se la quiere camelar, sobre todo ahora que está con las defensas bajas. Ella es demasiada mujer para semejante pazguato, se merece mucho más. Tengo que ser capaz de hacer algo, tengo que . . . .

Con la furia que me produce el simple gesto del joven Daniel libero una energía que no sabía que tenía, lanzando mi ira a través de un grito infrahumano. No tengo esperanza de que le llegue pero si deseo que le afecte. Mi gutural sonido dice claramente ¡¡¡ APÁRTATE DE ELLA !!!

Para mi sorpresa algo parece ocurrir.

ese cabrón no se la merece, !nadie se la merece¡ solo tu

Daniel abrió mucho los ojos y apartó su mano del hombro de Claudia. Sorprendido y asustado, miró a su alrededor como buscando el origen de aquella extraña sensación.

-Hum... Creo que te voy a esperar en el coche -dijo el chico en voz baja.

Al ver su indigna retirada me queda una macabra cara de satisfacción. Seguro que esta noche no se le empina, ha puesto una cara de susto cojonuda. 

Por supuesto que no se la merece.

Y entonces me doy cuenta que de nuevo esa voz, conciencia o lo que sea ha vuelto a darme la murga. Se acabó la tranquilidad. Pero ahora no es importante. Con paso vacilante me acerco a Claudia, tan cerca que puedo verla en todo su esplendor. Sus mejillas arreboladas por las emociones, húmedas por las lágrimas que ruedan sobre ellas deslizándose silenciosas desde sus hermosos ojos. Mantiene los párpados bajos y sus larguísimas pestañas cubren la mirada.

Incluso en la tristeza y el dolor es maravillosa. Con el porte de una diosa, la juventud que quisieran todas las mujeres y la belleza de una modelo de lencería.

Quizá esté idealizando pero es tan, tan bella.

Llego a hacer un gesto intentando acariciar su cabello para descubrir lo frustrante que resulta no poder tocarla más. Eso me enfurece y me retiro como si me avergonzara que pudiera verme en ese momento. Retrocedo sin dejar de admirarla.

¿Vas a dejar esto así? ella le ha provocado y lo sabes, siempre insinuandose a todos, acabas de morir y ya va haciendo ojitos al primerngano que pasa Se merece un castigo, tienes que castigarla o seguira haciendolo, y tu lo sabes. ¡Hazlo!

No digas memeces, aunque quisiera castigarla por coquetear jamás lo haría aquí, ante mi memorial. De momento ya ha recibido su merecido el petimetre ese de Daniel.

Definitivamente me aparto grabando en mi retina y en mi memoria su imagen. Me quedo apartado hasta que ella se vaya pero no la sigo, no todavía. Ahora necesito calmarme y encontrar al único informante que he hallado. Alberto.

Con parsimonia tras la marcha de Claudia regreso donde estaba antes buscando con la mirada a Alberto pero atento porque sus palabras me hacen sospechar que hay por aquí algunos otros fantasmas.

-¿Era tu novia? -preguntó Alberto, interesado-. Ni me lo digas, se nota. Oye... ten cuidado con eso que haces. A veces es útil, pero hace fuerte a la Sombra. Lo más importante si quieres sobrevivir a este lado mucho tiempo es mantener la calma. Esa voz a veces puede sacarte de tus casillas, pero... Tienes que pensar en frío, ¿vale? Al fin y al cabo, no podrás evitar casi nada de lo que ocurra en las Tierras de la Piel.

La ... sombra.

Solo entonces me concentro en lo que dice Alberto. Nueva información, nuevas dudas. Lo de las Tierras de la Piel se entiende pero esta sombra ...

¿Qué es esa sombra? Pensaba que era como un efecto secundario de estar muerto, que me volvía algo loco o que sufría un desdoblamiento de personalidad pero no soy yo solo.

Puedo mantener la calma, puedo pensar en frío. Y más ahora que sé lo importante que resulta.

Aún giro la cabeza un momento en busca de esa imagen, esa presencia. Pero me contengo, ahora no es momento. Tengo que descubrir cuanto pueda sobre mi nuevo universo.

También dijiste algo sobre lo del dinero o equivalente. ¿Qué es ese material y de dónde sale? El que utilizan para armas, cadenas, etc.