Partida Rol por web

Si asaltamos una patrulla tendremos que tener mucho cuidado. Si hay jaleo los boches puede que manden alguna patrulla a por nosotros. Daniel se quedó un poco pensando Reynolds, ¿podría distinguir con su rifle de francotirador entre un soldado alemán y un capitán?.

Albert se sentó en el suelo, sentía las piernas un poco cargadas, era normal teniendo en cuenta las carreras que se había pegado, por ello agradeció que por un momento fuese el trasero quien cargase con su peso.

Dejó el fusil a un lado, y rebuscando un poco en el lateral de su macuto, sacó una pequeña chocolatina. La desembaló, y le pegó un mordisco. Saboreaba ese trozo, mientras escuchaba a Parks y Reynolds hablar sobre que hacer. Sentía la amargura y dulzura a partes iguales en su boca. Miraba absorto al frente, a la carretera, dándole vueltas a la cabeza, a lo que decía su compañero y su teniente.

Esto ha sido una perdida de tiempo, llevamos un día de retraso, estaba claro que el contacto no nos esperaría eternamente.

Creo que lo que acaba de proponer James es un poco descabellado. Además de exponernos a que alguno de nosotros acabase heridos, o incluso muerto por el fuego enemigo, no habría las suficientes garantías de éxito, y podríamos poner en riesgo el devenir de la misión. Nuestro objetivo era unirnos a la resistencia francesa, y con su ayuda acabar con el susodicho oficial. -Albert miró a su teniente. -Hay un dicho que reza: "si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma". Pienso que lo mejor sería acercarnos a Carentan. Yo poseo un alto nivel de francés, no por nada es mi lengua materna, y aunque denote un poco de acento, no será apreciable por ningún alemán, y entre franceses, podría decir que provengo de Bretaña, una zona de menor influencia latina en el habla y bastante similar a la hablada en Canadá. Quiero decir, podríamos intentar encontrar a nuestro contacto hablando con la gente de Carentan, sólo debería hacerme con algunos trapos para pasar de civil. También podríamos intentar dar con la cadena de radio local de Carentan, lo mismo dicen algo sobre nuestro objetivo, lo cual no sería del todo difícil, ya que es el oficial al mando en la zona, y podernos montar así un plan para darle el finiquito. 

Albert volvió a mirar a la carretera, y se recostó un poco hacia atrás, sin que pudiera ser tomado como una falta de respeto hacia su superior. Él había dejado caer lo que pensaba, y que sería su teniente quien decidiera que hacer al final. Volvió a pegarle otro muerdo a su chocolatina.

-Sea como fuere, deberíamos comer algo, y dormir algunas horas. Podríamos hacer guardias cada dos horas y aprovechar para dormir unas cuatro en total, lo sufiente para descansar un poco.

Desconocía que hablara francés Albert, me hubiera venido muy bien antes. Daniel recordó su escena con el francés. Su plan está bien el problema va a ser el tiempo, tenemos muy poco así que tendremos que darnos prisa en localizar a alguien que nos ayude. Durmamos hasta las cinco, después empezaremos a movernos. Yo haré el primer turno hasta las tres. El segundo hasta las cinco decididlo entre vosotros.  Espero que su plan salga bien Dijo el teniente mientras se preparaba para la guardia.

Duerme tú Albert. Yo tuve un pequeño incidente que me tuvo varias horas fuera de juego. Dijo el sureño frotandose la espalda aún dolorida. Puedo hacer la guardia sin problemas.

- Muchas gracias Reynols por tu ofrecimiento, pero no me parece justo -dijo mostrándole una amplia sonrisa a su compañero, mientras acababa de comerse la manzana que tenía entre las manos.

Luego se dirigió hacia su teniente y se presentó con el saludo marcial.

-Señor, quiero que sepa que agradezco su ofrecimiento de hacer guardia, pero lo suyo sería que nos encargásemos unicamente Reynolds y yo, o a lo sumo entre los tres. No niego que el hecho de que yo quedase libre de guardia alguna me resulta atractivo, sobre todo después de la carrera que me tuve que pegar para huir de unas tropas alemanas, pero aún así no lo considero justo. Le ruego descanse usted, yo me encargaré de su guardia.

Los necesito a los dos lo más descansados posibles, a ti por tu francés y a Reynolds por su puntería. Tras un pequeño bostezo continuó, el sueño empezaba tener sus primeros efectos. Haremos pues tres turnos de guardia de hora y cuarto cada uno. Reynolds harás el primero, yo haré el segundo y tu, Albert, harás el tercero.

-Muy bien teniente, así se hará, iré a comunicarse lo a Reynolds. -Albert se despide haciendo el saludo marcial, y se dirige hacia Reynolds para contarle como serán las guardias.

Mejor quedarse bien camuflados entre los arbustos, así se puede vigilar la carretera.

Cumplieron los turnos tal como habían acordado y en ninguna de las guardias ocurrió nada especial. La zona parecía tranquila.

El nuevo día ameneció con una nieblina matinal que cubía la zona y se colaba escurridiza entre los árboles. Apenas se podía ver más allá de diez metros. Aquello podría significar una ventaja al poder caminar sin ser vistos de lejos, pero también suponía el inconveniente de que al no conocer el terreno podrían encontrarse una sorpresa desagradable de golpe.

Albert sentía que el frío emanaba de sus propios huesos. Dormir al raso nunca era grato, y más cuando humedad y bajas temperaturas iban de la mano. Después de haber llenado el estómago levemente, y de haber recogido sus cosas, los tres estaban preparados para dirigirse a Carentan. El plan aún no había sido tratado, pero Bennett no dudaba que su teniente ya tendría algun esbozo en mente.

Albert observó como una profunda neblina matinal bañaba toda la zona, impidiendo divisar claramente a más de diez metros de distancia.

-Teniente, con esta neblina, lo mejor será que caminemos por la cuneta de la carretera, de manera que si escuchamos pasar cualquier vehículo, podamos escondernos rápidamente entre los arbustos de los lados del camino. Así podemos avanzar mucho más rápido que si vamos campo a través, y evitamos el riesgo de poder perdernos.

Parks se despertó cuando le llamaron, La poca noche que había dormido había sido tranquila, aunque el frío le había calado el cuerpo. Se levantó y se dipuso a llevar a cabo el plan que habían acordado la noche anterior. Recogió su cosas y su arma y se dirigió a la carretera. De acuerdo Albert, iremos como dices. Estese atento por si nos encontramos con algún francés. Cuando estuvieron los tres listos se puso en camino hacia Carentan.

Caminaron lentamente tal y como había sugerido el soldado de primera Bennet. Agazapados, utilizando la niebla como protección y caminando por la cuneta.

Conforme se iban acercando a la ciudad el paso de los jeeps del ejercito por su lado les hizo detenerse en más de una ocasión. Aunque por fortuna la niebla les protegía perfectamente de la vista de los alemanes. Llegaron entonces a encontrarse al principio de una cuesta hacía arriba pronunciada levemente. Por los mapas que tenían averiguaron que se encontraban a escasos doscientos metros de la puerta de la ciudad. La cual seguramente se encontraría perfectamente protegida, aunque no pudieran verlo por la niebla.

Daniel hizo una seña para que se detuvieran y se agacharan y avisó a Albert que iba en cabeza para que hiciera lo mismo. Cuando vió que no habíaningún aleman cerca según le permitió la niebla les dijo a los dos soldados. No podemos entrar por esa puerta. Nos alejaremos de la carretera e intentaremos buscar otro sitio menos vigilado para entrar. Eso si recordar bien como avanzamos, no quiero perderme ahora que estamos tan cerca. Daniel volvió a observar la niebla como si intentara vislumbrar un camino o algo de referencia a través de ella. Quien sabe, quizás encontremos una casa fuera de la ciudad y nos puedan ayudar.

Muy bien Teniente.

Albert reinició la marcha. Iban a bordear la ciudad intentando encontrar alguna entrada alternativa o cualquier otra cosa cosa que ayudase a llevar a buen puerto la misión. Avanzaban con cautela, el más mínimo error y serían rápidamente cadáveres.

Salieron campo a través y comenzaron a bordear el camino por una pequeña arboleda que tenían justo al lado. Entonces la niebla comenzó a disiparse con calor cada vez más fuerte del sol de la mañana. Poco a poco la niebla se levantaba y la visibilidad aumentaba. Fue una suerte que aquella pequeña arboleda se encontrará a allí, ya que entonces pudieron ver lo cerca que se encontraban los nazis de su posición anterior y podrían haberles visto con facilidad.

Albert levantó un poco la cabeza del arbusto donde andaban resguardados. Ahora que la niebla se había disipado, alcanzaba a ver una amplia porción de terreno, y quería percatarse bien de todo lo que le rodeaba, para que pudieran actuar en consecuencia.

-¿Qué hacemos, teniente?- Dijo observando la situación desde la arboleda en la que se encontraban en ese momento. La cosa no pintaba demasiado bien. -Podría disparar a esos de allí, pero delataría nuestra posición. Señaló a los nazis que había cerca de donde estaban antes.

Sigamos avanzando, pero sin salir de la arboleda. Es lo que nos oculta de esos alemanes. En cuanto encontremos un lugar por donde entrar a la ciudad esperaremos el momento oportuno y entraremos.

Señor, eso debe estar infestado de nazis. No sería buena idea entrar todos. Creo que lo mejor será que entre solo Bennet, que es el que domina el franchute. El agudo ojo de Reynolds miró alrededor como buscando algo y señaló una granja que había algo apartada de la ciudad en dirección sur. Allí puede que podamos robar alguna ropa para camuflarle de civil.

Tal vez yo pueda buscar un punto alto desde el que observar a Bennet y cubrirle desde la distancia.