Partida Rol por web

Decididamente, el grupo allí reunido era variopinto por lo menos.
En silencio, he estado observándolos para tener una idea aproximada sobre sus caracteres y desde luego, hay de todo por definirlo suavemente.
Iba yo a intervenir en la conversación apoyando los intentos de calmar los ánimos cuando el viento cambia, lo que era inevitable con el descenso de temperatura y empieza a caernos encima mas nieve y encima racheada.
Vuelvo a adelantarme y digo.
Efectivamente. Somos catorce. Y es hora de empezar a prepararnos. Quiza esto sea algún tipo de test o prueba para medir nuestra capacidad de trabajo en equipo.
Miro al cielo en un ademan evidente y añado.
¿Qué tal si hacemos tres equipos?. Uno que se encargue de reunir madera. Tanto para usarla para unos vivacs como para hacer una buena hoguera. Asi, tendremos una fuente de calor y luz que podría espantar a posibles depredadores de la zona.
Otro grupo, que cave unos agujeros. Uno para la hoguera y los demás, a su alrededor como base para los vivacs.
Y el tercero, que se encargue de reunir provisiones para la noche.
Y alzo una ceja levemente divertido antes de añadir.
En mi petate, traje unas latas, poca cosa teniendo en cuenta nuestro numero. Espero que mas de uno, haya tenido esa previsión.
Y dicho esto, me giro, rebusco en el petate ya mencionado que se halla detrás de mi, apoyado en el árbol que he usado como refugio improvisado y saco las latas antes mencionadas.

Estaba perdido en mis pensamiento, acerca del por qué de nuestra situación, cuando Fred me despierta de mi ensimismamiento. Es entonces cuando me doy cuenta del aspecto del cielo y de los primeros copos de nieve que caen sobre nosotros.

-Me temo que el tiempo de esperar de brazos cruzados se nos acaba de terminar. Independientemente de que esto sea intencionado o no, mejor será que nos pongamos manos a la obra. Mientras hablo me dirijo hasta donde se encuentra Fred -Me temo que tenía la cabeza en otras cosas cuando salí de casa. Me alegro de tener a alguien previsor en el grupo. 

Miro a los demás pensando en cómo repartirnos la tarea -Si ninguno tiene una idea mejor yo propondría que los últimos que hemos llegado preparemos el terreno, llevamos menos tiempo en la nieve y el trabajo se nos hará menos desagradable. Los que lleven más tiempo que se ocupen de la madera, seguro que les ayuda a entrar en calor.

El chico negó con la cabeza al sentir el viento y la nieve. Ahora si estaba poniéndose jodida la cosa...

-Bien, de acuerdo con dividir el trabajo, pero debemos quedarnos en un área donde podamos ver a los demás y no alejarnos... Unos 10 a 15 metros, dado que nevará... Tendríamos que trabajar con eso.- El chico miró el terreno distraídamente. La verdad es que no había prácticamente nada con lo que trabajar. La nieve era abundante, pero de ninguna manera suficiente para una cueva y un iglú les tomaría demasiado tiempo, además de correr el peligro de que se derritiera con el calor de 14 personas.

-¿Qué clase de refugio haremos? Los materiales para algo como una choza serán difíciles de conseguir dado que ni siquiera trajimos herramientas, no hay nieve para una cueva y el iglú podría tardar demasiado, con muy poca ganancia puesto que podría derretirse con el calor corporal de todo el grupo. Sea lo que sea que hagamos, implicará trabajo y riesgo alto, con pocas probabilidades de ganancia...-

Sin esperar palabras de sus compañeros el chico empezó a caminar en un pequeño círculo de unos 40 centímetros de diámetro, sin dar más explicaciones, sólo caminando viendo hacia abajo, abriendo un agujero entre la nieve con su caminada

Detengo mis ejercicios de calentamiento al ver hablar una persona que intenta ser el líder, cuando el único líder posible aquí sólo podría ser yo en el mejor de los casos, así que me acerco al señor que se llama Freedy.

-Muy bien Freedy, muy bien, wowowowo- aplaudo con mis manos silenciadas por los guantes y después hago el tren- ahora todos sabemos que eres un tío de recursos, que eres todo un Boy Scout- le hago un cumplido, ya que en América están bien vistos, no así en otros países- pero estás flipando si piensas a ponernos a trabajar así como así ¿verdad compañeros?- pregunto al resto.

Por unos instantes mantengo una pose con los brazos en jarra y miro al cielo. Menos mal que estoy yo aquí, que me expulsaran del cuerpo de Rangers no significa no aprendiera nada de nada.

-Este es un sitio horrible para hacer un campamento , busquemos por los alrededores un sitio mejor, puede que incluso encontremos una cueva ¿verdad perillita?- le pregunto a Fred- ¿Que no podemos movernos dices? pues haremos turnos por parejas para hacer guardia en este punto por si vienen a buscarnos. Yo me pido con Alex- guiñito-.

Mi idea es mejor. Es mejor buscar otro sitio, así vamos haciendo tiempo por si vienen y si no, sabemos que tenemos al rededor. Turnarnos por parejas no hará conocernos un poco más. jijiji.

Empezaron a caer copos desperdigados y Pedro fue testigo de cómo aquel elemento provocaba los primeros movimientos entre el grupo. Como perros marcando territorio, los tres primeros machitos ya habían decidido por todos lo que había que hacer y cómo hacerlo. Bufó sonoramente, poniéndose en pie.

-Miren weys -dijo con un marcado acento mexicano en su habla ronca y rasposa-. Dejen de tocar las pelotas que si agujeros, que si grupos, que si comida, que si fuego. No, no pinta bien y puede que estemos podridos -arrastraba las vocales finales-. Hace un frío del carajo y a ustedes les gusta hablar mucho y mandar más, la puta. La madera está en los árboles. ¿Con qué van a cortarla? ¿Con la polla o a mordiscos? Está verde como un chile y no prenderá. ¿La cogerán del suelo, entre la nieve? Está más mojada que una zorra en día feriado. ¿Chozas? ¿Iglús? ¿Hablan en serio? -con la camiseta en la cabeza y los calzoncillos envolviendo sus manos, podía ofrecer un aspecto ridículo, pero su mirada no era la de alguien que bromeara ni que fuera a aceptar un chiste-. Tanto daría que dijeran de hacer una madriguera y meternos dentro como topillos. No lo conseguirán y si esos hijos de la gran chingada nos dejaron aquí para los restos, para cuando hagan algo medio decente, estaremos tiesos. Y la comida... Nadie se va a morir por pasar hambre, ¿o es que acaso no comieron hoy? El frío es el problema, weys. El frío. Ustedes no han vivido en la calle. Se les nota o no dirían tantas gilipolleces. Más les vale taparse la cabeza y las manos y apelotonarnos como ratas bien juntitos. Y si el gringo gracioso quiere buscar una cueva sin saber dónde buscarla, es cosa suya. No durará mucho. Háganme caso o estamos bien fregados -sus ojos oscuros miraron a unos y a otros. Si de verdad les habían jodido y los habían dejado allí sin más, dejar su energía en cosas inútiles no les serviría de nada a aquellos señoritingos.

Sigo de cuclillas mientras el fulano latino, se piensa que es el único que lo ha pasado mal en la vida. Enfadado con el mundo sólo hacer poner objeciones y decir que todos hacen las cosas mal. Pero así es como se llega a una solución buscando el camino correcto se llega al final. Este hombre está ciego y sordo.

-Ladras como un perro, sin decir nada- le hablo en ingles, serio con mí acento oriental tan característico- por lo menos están buscando una manera de afrontar algo. Tú sólo te quejas.

Sigo mirando hacia adelante, mi vista se cruza con la de Shan Mey distraídamente y me quedo mirándola con curiosidad, como si la viera por primera vez.

Gio sigue callado con los brazos cruzados en su pecho y manos en las axilas,  con el mentón algo bajado para cubrir mínimamente el cuello, escuchando las ideas que se les van ocurriendo a sus futuros compañeros.

"Bueno aquí parece que hay de todo un poco.. con algo de suerte hasta me entretienen durante estos 5 meses."

Al final hay uno, Fred, que toma la iniciativa tras unas horas esperando quietos en la nieve. - Bueno aunque todo esto esté muy bien de inicio, sólo llevamos aquí unas horitas.. no hay para tanto. Aunque me alegra ver que hay alguien que se mueve. - piensa.

Luego es Pilni quién habla sobre chozas, herramientas, iglús.. - Este tío no ha escuchado que lo que se ha propuesto hacer son unos vivacs, en fin.

Cuando ya estaba todo por perdido el sudamericano propone algo que a su parecer resultaba lo más sensato por el momento.

Al final se adelanta al grupillo ahí en medio de la nieve. - Hola, me llamo Giorgio. - comenta mirando a todos los presentes. - No soy ningún experto ni nada pero por ahora lo que veo más viable es lo que ha dicho el compañero. - señala a Pedro, no recordaba su nombre.. no le había prestado mucha atención. - Lo que tendríamos que hacer es reagruparnos e intentar pasar el menos frío que podamos. Tengamos en cuenta que dentro de lo que cabe, es muy pronto para montar aquí "tiendas de campaña". - Dice al final marcando las comillas con los dedos.

No paraban de surgir ideas de unos u otros. Era normal, con tanta gente junta ponerse de acuerdo seria bastante complicado, pensó Shan Mei mientras los demás discutían o sencillamente daban su opinión. Nao shen dió la suya y justo después se fijó en ella y sus ojos se encontraron. Su primera reacción fué girar la cara, pero le devolvió la mirada curiosa que él le dedicaba. No estaba segura de qué podía ser, pero ella también sentía curiosidad: creía haberlo visto antes en algún otro lugar.

Pero no había tiempo para eso ahora. Aunque no podía aportar ninguna experiencia en supervivencia, no pudo quedarse callada mucho tiempo:

- No pienso ponerme a explorar los alrededores a no ser que sea estrictamente necesario. Si alguien quiere intentarlo es libre de irse. Por otra parte, si decidimos hacer algo constructivo aquí, contad conmigo para ayudar.

Luego, en un susurro, añadió:

Por no pasar la noche al raso, llamo a un leñador: Salta mi grito a través del torrente.

Pedro Duarte sonrió mostrando los dientes ante el comentario del oriental, pero no había alegría en aquella sonrisa.

-Cuídate de este perro, amarillo. No solo ladra. Y si no sabes escuchar lo que digo, cierra la puta boca -las palabras eran agresivas, no así su tono ni su lenguaje corporal. Resultaba difícil medir el peligro que encerraba Duarte y si este llegaría a manifestarse de algún modo. Era tanto un depredador como una presa, siempre en tensión. Sus reacciones, imprevisibles-. El puñal de cara bonita -dijo señalando al que se había presentado como Giorgio- también piensa como yo.

Niego con la cabeza silenciosamente. Cuanta tontería. Solo el mexicano había dicho una solución válida y lógica: pero aún así imposible de realizar. Mientras el cuerpo de esos señoritos no pasase realmente frío y hambre lo que prevalecería serían sus mentes y sus egos. Debatirán entre ellos qué hacer hasta quedar exhaustos, y seguramente incluso llegarían a las manos antes de trabajar en grupo. Yo simplemente me dirijo a un árbol cercano y me parapeto en la cara que resguarda del viento. Desde allí sigo observando al grupo y a los alrededores. He pasado muchas noches a la intemperie en el frío invierno como para que esto me altere, al menos de momento.

El lapsus pasó. Alex miró con gratitud a los dos compañeros que se habían acercado a ella y respiró hondo susurrando un "gracias". Se sintió pequeña, tonta...ellos tenían razón, no se gastarían una pasta para luego dejarlos morir allí...aunque le daba la impresión de que ese pensamiento era tan solo un falso autoconvencimiento de que las cosas irían a mejor. Y si aquello era una prueba...¿que sentido tenía? no iban a ingresar en un equipo de fuerzas especiales ni nada parecido, eran simples peones en una fábrica, gente normal y corriente...seguía sin verle la lógica. Pero ahora ya no debía pensar en eso,habían cosas más importantes a las que prestar atención tales como....

...Que el viento se hizo más fuerte, comenzó a nevar...sus compañeros empezaron a debatir sobre lo que hacer...finalmente resultó que aquella chica, Ciara, y ella no estaban tan equivocadas, deberían refugiarse. Las tensiones comenzaron entre dos de los monos azules, el chico asiático y el mexicano, ¿e incluso le pareció que ese tal Mich quería ligar con ella?...Aunque reconoció que su idea le pareció buena.

- Yo creo que estoy con Mich, podemos hacer pequeños grupos e ir turnándonos. Seamos realistas, yo no soy ninguna experta en acampadas, pero creo que no tenemos los medios ni las condiciones para crear un campamento...podríamos usar las ramas más bajas de los árboles para hacer una hoguera, intentar arrancarlas. Pero con este tiempo y a la intemperie sería un esfuerzo inútil. Si nos han dejado aquí, puede que haya algún sitio cerca que podamos usar.- agachó la mirada esperando la contestación de sus compañeros...y esperando no haber quedado como una idiota...ya había tenido bastante con el numerito que había montado.

Steve se acercó con grandes y torpes zancadas hacia Duarte.-Arejuntarnos!! Qué pillín heee?- Le dijo señalándolo como quién acaba de descubrir a un niño robando caramelos. -¿Quieres el calorcillo de esta bestia pardaa heee?-. Dió dos palmaditas aprobatorias a la espalda de Duarte mientras se plantaba a su lado y abría los brazos hacia los demás. -Venga va no seáis tímidos!, chicas no os peguéis por estar a mi lado *NjNjNj-
Steve llevaba ya puestos encima del mono los dos calzones de lana bien enfundados, hasta mucho más arriba de la cadera. Steve era de esa clase de gente que no entendía de espacios íntimos ni de distancias personales. Y mucho menos de autoconservación.

Pedro se revolvió como si le hubiera mordido una serpiente ante el contacto del negro. Su mirada destiló un odio infinito. No dijo nada. Simplemente su pierna se estampó en la entrepierna del otro.

-No vuelvas a ponerme las manos encima, pinche y sucio negro. Jamás. O te mataré -jadeó.

Ciara miraba de un lado a otro sin dejar de dar vueltas en círculos. Se arrebujó las manos dentro del mono y se valió de su densa melena para proteger sus oídos del intenso frío... Hasta que empezó a nevar. No se quedaría quieta, pero no se esforzaría tanto como para sudar, y respiraría de forma controlada para evitar la hipotermia. Observó al hombre silencioso, agazapado junto al árbol. Miró al resto. Ya había sucedido lo que tenía que suceder: Tensión. Era increíble, maravilloso a la vez, por repugnantes que resultaran algunos de ellos. Tenía que mantener su posición, su careta, pero el frío arreciaba y no parecía hallar ninguna clase de entrada al refugio. A partir de aquí, se trataría de una experiencia de supervivencia, no un mero experimento sociológico del que había decidido formar parte. Ésto era mucho más entretenido: Una vez decidió de forma extraña quitarse la vida para ver qué sucedía. Ahora quería preservarla, para ver qué ocurría o cómo trataba de serle impedido. Se sentía con cierta ventaja, pues su narcisismo le hacía valorar su paranoia y conspiranoia como una virtud, una biblioteca de Alejandría de pensamientos y conocimientos retorcidos. 

Ciara se había movido con estiramientos, ejercicios sencillos que no suponían esfuerzos excesivos, hasta que empezó a nevar. Había oído y observado a todos y cada uno de los presentes, y de pronto su cara se transformó. Sus ojos se abrieron de par en par y tragó saliva, como si algo le hubiese venido a la mente. Se había colocado bajo un árbol a la vera del callado Jackson. Le trajo a la mente una vieja fotografía en blanco y negro...

La ruta de los huesos...

- De acuerdo. Hagamos grupos. Yo estoy con los que se van -comenzó, visiblemente decidida, aunque con la mirada perdida en la nieve- . Estamos en Rusia: El permafrost y la capa de nieve empapan la tierra y los troncos de los árboles, no hay opción al refugio, ni subterráneo ni nada semejante. Respecto a apiñarnos... ¿Cuánto tardarán, por muy impermeables que sean, en empaparse también los monos azules, o aún más rápido, nuestras cabezas y pelo? Confiar en el enclave y en quienes nos han traído aquí... ¿De verdad vais a confiar en gente que os expone a una hipotermia? Seguramente todos habéis leído las condiciones para desesperados del contrato... ¿Quién os encontrará aquí? Os habéis despedido para ir a un lugar que no conocíais, ¿Quién les culpará? ¿No habéis oído hablar de la Ruta de los Huesos o de esa película pésima, Hostel? Estamos en la parte del mundo en que más cacerías humanas se registran a lo largo del año en la Interpol. Yo voy a largarme de aquí, y si alguien viene conmigo, cuando estemos lo bastante lejos haremos una pequeña tienda con ramas empapadas y nuestra ropa empapada, y tocará apelotonarse desnudos. Si dejamos que la ropa se congele sobre nuestros cuerpos tenemos menos papeletas que desnudos. Hay que crear un cortavientos y un parapeto contra la nieve, es lo primordial. No nos protegerá de armas de fuego si nos persiguen, pero al menos si del frío. No cortaremos las ramas con sierras ni cuchillos, sino subiendo a ellas y quebrándolas. ¿Quién viene?

Ante el ataque de violencia del blanco latino hacia el inofensivo compañero me levanto y me encaro con él, sin sacarme el cigarro de la boca. Ante cualquier movimiento de él le atacaré sin contemplaciones. Lo que faltaba que un mamarracho del tres al cuarto usara la violencia contra una persona tan, evidentemente, inferior en físico.

-Inténtalo conmigo si te atreves- le reto al pandillero-.

Cuando el chino se pone ante el pandillero, hago piña con él. ¿Quien se ha creído que es este matón de tres al cuarto salido de Queens?. Doy unos pasos rápidos hasta él y me pego también a él. Le saco una cabeza y bastantes kilos, si no quiere aprender modales se los enseñaremos.

- ¿De que coño vas?, te comportas como un jodido Lating king, un puto pandillero- ya no reía como antes y me mantengo firme- no seas pendejo, deja de insultar a todo el mundo o te tendremos que atar- esto último lo digo en español.

Cualquier movimiento de agresividad será contestado de la misma manera.

Las cavilaciones de Alex se vieron interrumpidas por un súbito arranque de violencia...

Se acercó corriendo donde Steve se había quedado plantado..

-¡Dios mio! ¿te encuentras bien?- le preguntó al chico

Madre mía, ¡¿pero esto qué es?!

Eh! eh! eh! - dijo Gio poniéndose entre el latino y el par de compañeros claramente provocados. - ¡¿Qué creéis que estáis haciendo?! ¡Los tres! - continuó abriéndose de brazos dando el alto con una mano al maxicano y con la otra a los otros dos.

¿Es que no tenemos suficiente con esto? - refiriéndose claramente a la patética situación en la que estaban todos metidos. - Vamos a calmarnos todos y a pensar qué hacer. ¡Si empezáis así el primer día, a los 5 meses no va a quedar ninguno!

Gio nunca se metía en líos ni pretendía hacerlo, pero aunque no le gustara.. esos tenían que ser sus compañeros durante casi medio año y no estaba dispuesto a aguantar a diario aquellas gilipolleces.