Partida Rol por web

Escuchó cuanto le decían, sin mostrar un ápice del asombro que quizá sintiera ante aquella declaración de que el avión no era tal sino un aparato volador que usaba la energía que tan bien conocía. Pero ante las palabras del capitán de vuelo acerca de la presencia de helicópteros y una amenaza de abordaje, sí reaccionó.

-Esa bomba no es un accidente. Es un acto de guerra y quienes quieren abordar este aparato es posible que estén directamente relacionados con ese ataque. Ese hongo ha matado a miles, cientos de miles de personas. Y otras tantas morirán en los próximos días como consecuencia de la radioactividad. De modo que quienes quieren abordar este avión, dudo que lo vayan a hacer por algo que no sea el propio aparato y eso significa que todo su contenido humano va a morir. Alguien capaz de hacer eso, no es alguien especialmente compasivo. Ustedes dos sobrevivirán por un tiempo. El necesario para pilotar la nave y enseñarles a ellos cómo usarla -dijo rápidamente como si aquel fuera un discurso ensayado-. Si su oído no le falla, son hijos del petróleo quienes quieren abordar este avión propulsado por H Energía. Así que no lo dude ni espere a recibir órdenes que quizá lleguen muy tarde. Pise el pedal a fondo o lo que tenga que hacer. La autonomía de vuelo de su nave es superior a la de un miserable helicóptero. Suba el morro y alcance una altura que ellos no puedan alcanzar. Y queme motores -cerró la puerta de acceso a la cabina de vuelo y se sentó en el asiento reservado para las azafatas en la misma, abrochándose el cinturón. La pistola en su tobillera le daría un argumento adicional si el capitán se mostraba reacio-. Yo hablo árabe. Páseme unos auriculares. Hablaré con ellos, ganaré tiempo y haga que toda la tripulación se abroche los cinturones. Esto va a ser movido. Y considere esto como una orden, le guste o no. Si quiere vivir, si quiere que todos ellos vivan, soy su única opción. Y ha tenido suerte porque, además, soy la mejor.

En ese momento unas hélices aparecen delante de vosotros para luego mostrar un helicóptero de la cruz roja. Una de las puertas laterales están abiertas y dos jóvenes de aspecto normal, pero algo morenos de piel, os apuntan con sendos bazookas.
El piloto del helicóptero lanza rápidas miradas hacia vosotros mientras te habla a través de los cascos. Notas una determinación enfermiza en sos ojos.
Vusotros abrirnos puerta, o nusotros volar avion. Ya!
El piloto te observa nervioso, con las manos en los mandos, esperando cualquier orden para acatarla sin dudar.

Cubrió el micrófono de los cascos y miró al capitán del avión con una seriedad glacial. Sus ojos azules parecía capaces de congelar el mismo infierno y su voz, cuando se dejó oír, transmitió una idéntica gelidez. 

-Tienen acento, en efecto, y unas instrucciones muy claras para nosotros. Abrir las puertas de acceso al avión o las abrirán ellos con fuego de mortero. Tanto en un caso como en otro, las muertes entre los viajeros están aseguradas. Algo impropio de unas fuerzas de la Cruz Roja. Capitán, ese helicóptero está en el límite de la altitud a la que puede acceder. Que su sobrecargo ordene a todos que se abrochen los cinturones de inmediato. Y usted acelere a fondo, con maniobras evasivas para impedir que los bazookas tengan un impacto fácil. De hecho, si es capaz de un descenso en vertical para después acelerar bajo ese helicóptero y ganar altura de forma inmediata, unos mil pies por encima de nuestra posición actual, salvará a todos los de este avión -dijo sin dar opciones a réplica-. Ahora hablaré con ellos. Ganaré unos pocos segundos. Diez, veinte máximo. Aprovéchelos. 

Hizo un gesto con la cabeza para que procedieran como había dicho. Se aseguró él mismo de estar bien abrochado y manipuló el casco para hablar desde él en un perfecto árabe. Su entrenamiento militar se ponía en marcha una vez más. 

-Soy Ibrahim Al Assa, copiloto de la nave. ¿Qué ocurre para que mis hermanos musulmanes quieran atacarnos? Tengo una misión para con esta nave profana y vosotros vais a impedir que la lleve a cabo. Debo guiarla en una labor purificadora que concluya con la muerte de nuestros enemigos. Es la Yihad y vosotros os interponéis en ella. El paraíso os será negado por este acto blasfemo. 

Justo cuando acabáis de hablar con vuestros atacantes veis como un tren de carga se lleva el helicóptero por delante en su viaje hacia el espacio al mismo tiempo que el cinturón de seguridad os oprime el pecho y sobretodo los hombros. En repentino mareo os asalta al mismo tiempo que escucháis gritos detrás de vosotros, la tripulación debe haber presenciado algo... Aunque como no hacerlo pensáis segundos después cuando en la lejanía veis como los edificios de las ciudades empiezan a emprender el vuelo como si fuesen cohetes espaciales.
Segundos después decenas de sonidos de pequeñas cosas impactando como metralla bajo vuestro fuselaje: son personas.

Con instinto y sangre fría habías conseguido aderezar el aparato. La tierra estaba sobre vuestras cabezas, el cielo bajo vuestros pies, pero al menos vuestro cuerpo no notaba el constante tirón de la gravedad. El piloto cuando sucedió aquello prácticamente se quedó petrificado, solo tu perícia consiguió que el avión esquivase la inicial lluvia de objetos, vehículos, edificios, árboles y personas.
Los otros pasajeros habían gritado primero, luego llorado. Ahora amanecía en silencio y la naturaleza humana, habitualmente adormecida, había activado sus defensas: se habíanacostumbrado y solo se escuchaba algunos sollozos. No es que ya no tuvieran miedo, pero la capacidad de asombro desaparecía pronto, y al miedo el ser humano acababa acostumbrándose.
Una de las azafatas se había rehecho más pronto que las demás y evitaba que nadie te molestara, los pasajeros estaban deseosos de hablar contigo y seguir la rutina habitual: empezar felicitándote para, seguramente, acabar culpándote de aquello. A alguien debían hecharle la culpa, y ese solía ser a quien mantuviera la calma.
La lluvia de “elementos” había cesado cuando la radio de honda corta se activa, y entre estática puedes escuchar la voz de una chica:
Código B-7, Agente del Bloque Elena Díaz, Sargento, llevo dos paquetes importantes y necesito ser recogida en las coordenadas Z-Tango 345,235,345.

Toda su estrategia de salvación, su pequeña argucia destinada a distraer y salvar al avión y su persona, desaparecieron cuando el absurdo se impuso a cualquier otro factor. La lluvia indeseada de vehículos, personas y demás objetos devino en un aluvión demencial aderezado por los gritos de las personas en el interior del avión. Y solo su frialdad, su duro y largo entrenamiento, le predispusieron a tomar los mandos de la nave y controlarla frente a lo que parecía ser una inversión de la gravedad en la tierra, algo absolutamente ilógico e imposible de ser, si no fuera porque estaba ocurriendo.

Arriba fue abajo y abajo fue arriba. Pero todo seguía estando mal. No cabía en mente alguna que la Tierra hubiera perdido su gravedad y que esta hubiera sido sustituida por otra fuerza más poderosa, capaz de anularla. Salvo la H energía. Suspiró para sí. Ahora más que nunca necesitaba a su viejo jefe, a Aaron, pero si hallarlo ya hubiera sido difícil en circunstancias normales, en las presentes era un imposible.

Mantuvo la nave en un punto intermedio, una especie de órbita geoestacionaria falsa, mientras pensaba qué hacer. Permanecer allí de forma indefinida no tenía sentido. Y pronto la población civil de dentro comenzaría a exigir. Y sabía lo que aquello supondría. Matar a alguno de ellos e imponer un régimen de terror. Pero no deseaba estar rodeado de enemigos. Y fue entonces cuando entre la estática de la radio le llegó aquel mensaje. Una bendición o tal vez una maldición. Fuera como fuera, una opción. No lo pensó dos veces. Era un hombre de acción. Anotó las coordenadas que había memorizado de forma instantánea al escucharlas y puso el avión en movimiento. Su mano se estiró hasta tomar el micro de la radio, dispuesto a hablar de ser necesario con aquella desconocida agente.

Te..tenemos orden de responder a ese código, te dice el capitán que seguía a tu lado, al menos en teoría. Esa obligación se encontraba entre las clausulas que los jefes de la compañía tuvieron que firmar
Lo dice a modo de explicación, ya que a la vista estaba que te dirigías hacia allí.
¿Quieres que responda que vamos en camino?

-Hágalo, sí. Diga que llegaremos lo más rápidamente posible. Indique nuestras actuales coordenadas y haga un cálculo estimado del tiempo que tardaremos en llegar. Solicite instrucciones y, muy especialmente, una descripción de lo que nos encontraremos al llegar y de lo que necesitarán para abordarnos. Y no haga referencia a mi persona.

B-7 en camino, Vuelo 0723, Piloto Allan Garrison solicitando información del terreno y la naturaleza de los paquetes. Tiempo estimado de llegada una hora.

Samuel movió la cabeza aprobatoriamente, mientras manejaba la sencilla aeronave hacia su destino. En el momento presente, todos los planes se habían ido por el agujero de una alcantarilla. Encontrar a Aaron, ayudarlo a evitar el fin del mundo... Sin embargo, las primeras señales del apocalipsis habían comenzado y aquel mundo al revés, donde la gravedad se había invertido, tenía sus días contados. La carrera contrarreloj se había visto inopinadamente acelerada.

Suspiró quedamente, de forma inconsciente. Ahora apenas contaba con carts con las que jugar pero el destino había querido poner en sus manos un avión por cuyo combustible no iba a tener que preocuparse y dos personajes que habían sido calificados de paquetes importantes. Paquetes que tendrían un objetivo y un destino. Y donde ellos fueran, Samuel Lerman iría.

El piloto explicó que por la ubicación de la agente, según ella misma, es optima para acercar las alas, que salten sobre ellas y que entren por cualquier ventanilla de las que se encuentra sobre esta.
Parece que están en la boca de un tunel de tren, como las montañas no han salido volando parece que es un lugar seguro.

Sigues pilotando cada vez con menos dificultad, la mayoría de cosas que debían ser absorvidas ya lo han sido.No os quedará más de media hora para llegar.

Estamos apunto de llegar, dice el capitán, aunque en estos momentos extraoficialmente ese cargo lo tengas tu. Debe ser por aquellas montañas de allí, te dice indicando una formación rocosa aún lejana pero ya visible.

-Perfecto. Ahora, quítese su uniforme capitán. Desde este momento yo ocupo su puesto -la voz y la mirada de Lerman no dejaban lugar a dudas acerca de la seriedad de sus palabras y del hecho de que un no no contaba-. Puede vestir el de su segundo o pasar a ser un civil más, aunque lo prefiero conmigo. Él puede pasar a ocupar mi asiento de primera -dijo mirando de soslayo al copiloto-. Y nada de esto debe ser sabido por ellos. Y me refiero a los que han de montar en este avión. ¿Entendido? -no había amenaza alguna en su voz y sin embargo, algo hacia presuponer que un desliz en ese sentido, tendría consecuencias. Poco agradables-. Advierta al personal de vuelo de este cambio y de la necesidad de discreción acerca de este nuevo estatus. Capitán, aunque pueda no creerlo, quizá sea su única oportunidad de seguir vivo. Durante más tiempo. 

El capitán hablo por megafonía con aire severo. Les habla su capitán, informo que quedo relevado de mi puesto por un oficial de vuelo de rango mayor. Hemos tenido suerte que se encontrara entre nosotros y por ahora no tememos por nuestra vida. Repito, no tememos por nuestra vida. Vamos a hacer una parada para recoger supervivientes. Ya han visto que este avión puede realizar esa maniobra. Nos detendremos, más suavemente que la vez anterior, ruego perdonen mi anterior incompetencia. Tranquilícense y, si quieren y con ayuda de las azafatas, vayan racionando la comida y bebida. Una actividad de grupo, pensó el capitán, siempre les mantendría más unidos o, al menos, más tranquilos.

-Buen trabajo, Capitán. Y buena idea. Si los mantenemos ocupados no verán que el mundo que conocían ya no existe. No podemos permitirnos la histeria a bordo.

Esperó a que el hombre se desnudara cediéndole su uniforme o que le pasara el potencial uniforme de reserva que pudiera guardar en el cubículo de pilotaje, mientras con mano firme se encaminaba a las coordenadas preestablecidas.

El capitán abrió un pequeño uniforme de un armario que había a la izquierda de la puerta de la entrada. Se lo ofreció plegado sobre el asiento que él mismo había dejado vacío. Era un uniforme de capitán. Luego él se quitó su camisa de capitán y, tras sacarla del mismo armario, se puso una de segundo de abordo. Llamó por el walkitalki a una de las azafatas y al momento entró por la puerta -que ya se había vaciado de gente- el verdadero segundo de abordo. Tras hablar con él este asintió, se quitó la ropa para ponerse la de aquel extraño que les había salvado la vida, una vez este se vistiese de capitán.
El ex-capitán se había hecho con los mandos mientras todo esto sucedía, cuando Samuel se volvió a sentar el capitán le indicó que le ayudaría con sus mandos de segundo de abordo a realizar el acercamiento y con la reducción de velocidad. Entre los dos siempre sería más sencillo.
Delante del avión ya se veía con claridad a las tres personas, el avión ya había desacelerado e iba a una velocidad que hubiera sido imposible en cualquier otro avión. De las tres personas reconoces a Isabella, su guardaespaldas y una soldado que lleva galones de la Onu, pero que sabes quese había identificado como agente del bloque.
Esta misma soldado saluda con aspavientos al avión para luego desapecer dentro del tunel, al momento y de una patada desenrolla una escalera de mano hecha de cuerda. Calculas que hay unos diez metros de cuerda colgando. El acercamiento más fácil sería detener el ala bajo esa escalera... ya que acercarse demasiado a la montaña podría ser peligroso.

Con sangre fría y ayuda del copiloto maniobráis el avión: primero y tras una desaceleración muy suave lo deteneis a tiro de piedra de la entrada del tunel; luego maniobráis girando el avión hasta colocar el ala bajo la escalera de cuerda, a cinco metros bajo la posición de aquellos a los que vaís a rescatar, ahora ya es su turno.

Te pego el post de tus compañeros para que te hagas una idea de que sucede:
Una roca del tamaño de un coche, azotada por la gravedad desde la inversión de esta, se desprende del suelo en el que había permanecido semienterrada desde siglos y golpea el ala con brutalidad, escucháis los gritos desde dentro del avión pero no es precisamente lo que más os preocupa: el golpe hace bascular el avión y con él las alas, de forma que la superfície plana que estas ofrecían se convierte en una pendiente que os lanza hacia el vacío.
Os encontrabais a mitad de ala y el tobogán en que se había convertido esta, solo os deja una opción: la escalera de cuerda.
Quizá por su peso o reflejos las chicas son las más rápidas en reaccionar cogiéndose a esta, pero no el mercenario al cual le era imposible cogerse a esta por el trayecto de caída sobre el ala, que le alejaba de la escalera. Es isabella quién caza esta vez al guardaespaldas, pero el peso de este sumado a la inercia apunto está de arrancarla de la escalerilla de mano, solo la fuerza extra que le aporta Elena la permiten primero aferrarse bien a la escalera y, luego, subir entre las dos al mercenario.
Tras el susto, el piloto vuelve a colocar el ala en posición horizontal. La gente ya no grita, sinó que mira nervioso vuestro avance.

La sinapsis de Samuel Lerman pareció desentenderse del cuerpo que la sutentaba y como si de una experiencia extracorporal se tratara. el asesino judío hizo loq ue mejor sabía hacer. Operar con la frialdad de un bisturí quirúrgico. Dejó que los estímulos quedaran fuera, junto con las emociones, los sentimientos y obró como lo haría un piloto automático exento de todo salvo de los datos precisos que le permitirían actuar de forma binaria.

Lerman, sujetando firmemente los manos, ajustó el avance del ala de modo que rozara la parte inferior de la escala de cuerda y trató de inclinar el avión de forma que el ala constituyera un tobogán de rápido avance para aquellos tres personajes, una cuesta que les permitiera resbalar de forma adecuada hacia el fuselaje del avión.

La azafata informa al capitán, y esta a tí, que los paquetes están ya en el avión.