Partida Rol por web

El Camino del Héroe

3. Campamento.

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01/08/2011, 11:08
Director

Tras hacer vuestros respectivos juramentos, ultimar detalles y tras una breve charla con la Madre Segadora, os dirigisteis a las afueras del pueblo donde os esperaba una ceñuda Khaila. Montasteis un campamento bajo la supervisión de Galatea y Ossian, que eran quienes sabían más de aquellos menesteres. El bardo farfulló algo de que echaría de menos una buena jarra de cerveza y un buen colchón de plumas. Se sentó junto a la hoguera y se puso a tocar una tonadilla con una flauta, y de tanto en cuanto garrapateaba la letra de una canción en una hoja de pergamino. Aidé tenía el rostro tan tormentoso como el de la guerrera de ojos oscuros. No había hablado con nadie desde que salieron de Velarburgo, y se puso a dar pistachos a una pequeña lagartija del desierto que había salido de entre los pliegues de su túnica roja.

Bien, a lo largo de la partida tendremos escenas de campamento, muy similares a las que conocéis del Dragon Age. En ellas podréis interactuar con vuestros compañeros y con los PNJs, saber más de sus historias y quizá ganar amistad/rivalidad con ellos y tener acceso a nuevas misiones.

Esta en concreto debería sentar las bases para decidir qué hacer a continuación, y servir un poco de roleo libre mientras Ish y yo estamos fuera de vacaciones.

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06/08/2011, 17:08
Galatea

Rengar, ¿tienes un momento?

La voz era de Galatea y llegó repentinamente de algún lugar a espaldas del paladín sin un preludio de pasos que advirtieran de su llegada. A fin de cuentas, la druida se las apañaba siempre de alguna forma físicamente inexplicable para no dejar huellas en terreno salvaje y por tanto, no hacía ruido al caminar.

Se había quedado parada detrás de Rengar de brazos cruzados (algo de lo más normal en ella, por otra parte) aunque lo miraba fijamente con una expresión indescifrable en el rostro. El hecho de encontrarse a trasluz con respecto a la hoguera del campamento le daba un aire un poco tenebroso puesto que el color claro de los ojos resaltaba entre las sombras que proyectaban las llamas sobre ella pero a fin de cuentas aquello forma parte del efecto teatral del fuego cuando lo tienes detrás.

Si bien durante el camino de salida de Velarburgo tampoco había cruzado muchas palabras con nadie, parecía ir pensando... tal vez en todo lo que acababa de ocurrir, tal vezen lo que se les venía encima, tal vez en ambas cosas.
No obstante, la elfa había observado en silencio lo que hacía Aidé una vez montado el campamento; la hechicera no parecía estar disfrutando precisamente (o igual lo que le había llamado la atención era la lagartija que se había sacado literalmente de la manga) el caso es que ahora simplemente se había acercado a Rengar para decirle aquello y cuando captó su atención, ladeó ligeramente la cabeza.

Tengo que hablar contigo.

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06/08/2011, 18:28
Rengar

Al llegar al campamento y tras ayudar a levantar las tiendas, Rengar se sentó junto al fuego. Había cambiado su armadura por una túnica sencilla ceñida a la cintura con un cinturón de cuero. Como cada noche, procuraba echar un vistazo a su armadura y asegurarse de que todo seguía en su sitio, que la malla no tenía agujeros (y, de ser así, arreglarlos), y de afilar el hacha y limpiarla hasta que quedase reluciente.

Mientras comprobaba que su rostro fuera visible en el acero del arma, la druida lo abordó. El semiorco carraspeó y dejó el hacha de lado, poniéndose en pie. Era curioso lo alto que parecía al lado de la elfa. Si bien era más grande que un humano, a veces se le olvidaba que Galatea era un par de cabezas más baja que él. Solía escucharla con tanta admiración que casi la veía por encima.

Sin mediar palabra, Rengar asintió. Echó a andar hacia la espesura, contando con que la druida querría algo de intimidad. Él tampoco confiaba demasiado en Aidé.

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06/08/2011, 18:37
Rengar

-¿Qué te preocupa? -preguntó el paladín una vez se encontraron a una distancia prudente.

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08/08/2011, 12:20
Galatea

Galatea agradeció que Rengar decidiera alejarse un poco para hablar, a fin de cuentas ella iba a proponerle lo mismo. No es que no confiase en Aidé, es que lo que tenía que hablar era sólo con el paladín.

Una vez estuvieron algo lejos, miró aún de brazos cruzados hacia el claro en el que habían asentado el campamento y que ahora quedaba a unos cuantos metros.

"¿Qué no me preocupa?".

Suspiró con deje cansado y volvió a mirar al semiorco.

Siento... —hizo una pausa y frunció ligeramente el ceño como si estuviera pensando las palabras— ...todo este lío.

Desvió la vista algo contrariada como si esa simple frase le hubiese costado más de componer que toda una exposición en tres idiomas sobre el orígen de la vida en Faerûn. Según se mirase era un poco gracioso puesto que la elfa siempre tendía a expresarse de forma críptica y siempre parecía tener respuesta para todo así que cuando tenía que simplificar las cosas para dejar claro lo que exactamente quería decir, por lo visto le costaba (¿o había algo de orgullo de por medio?)

Ya sé que esa actitud de... —pensó un momento buscando otra vez la palabra—"agente de la ley" te impide mirar para otro lado. Y no quiero que pienses que lo estoy haciendo yo.

Suspiró borrascosamente y dejó caer los brazos dirigiendo la vista al campamento de nuevo, estaba refiriéndose al asunto del "acuerdo" con respecto al dragón hecho con Aidé en la taberna al parecer.

Pero en aquel momento no se me ocurrió otra forma de impedir que medio pueblo saliese ardiendo... —se masajeó la sien con una mano. No era para menos, todo aquél maldito asunto la había hecho romperse la crisma mediando entre unos y otros para que nadie acabase partiéndose la cara. Y aún no estaba segura de haberlo logrado del todo—. Lo siento, tengo la sensación de que os he metido en un buen berenjenal sin comerlo ni beberlo.

Enfrentarse a un dragón rojo ni más ni menos. Le había estado dando vueltas todo el rato, ¿a caso habría sido posible encontrar otra salida? ¿Sí? ¿No? le dolía la cabeza ya de tanto pensarlo.

Quería que lo... supieras—volvió a cruzar los brazos y desvió la vista del campamento al suelo, guardó un pequeño silencio y volvió a levantarla hacia Rengar como si hubiera recordado algo que se le había olvidado—. Y si consideras que esto no es suficiente como redención y que aun después necesitas juzgar a Aidé, no seré yo quien te lo impida. Al menos serás más justo que una muchedumbre enajenada.

El caso es que bien podía habérselo dicho a Khaila, o a Ossian... ¿O no? ¿O había algún motivo?

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09/08/2011, 19:06
Rengar

El semiorco asintió a las palabras de Galatea. No se esperaba que le pidiese perdón, pero lo agradecía. Al menos el roce entre ellos podía salvarse con aquello. Lo que sí hizo fue interrumpirla cuando dijo lo de "agente de la ley".

-No es una actitud, Galatea, es un deber. Soy un paladín. Debo actuar como uno. Pero entiendo por qué lo has hecho. Y aunque lo del dragón sea difícil, creo que somos los indicados.

Los indicados quizá. Los más preparados para ello... Bien, puede que eso no.

-Sobre Aidé... Verás, Galatea, entiendo cómo se siente. En algunos pueblos a los que he llegado, he visto cómo han sacado las antorchas y las azadas. Ni siquiera mi capa les detenía. Sé lo que es ser diferente. Y también sé que ella se acababa de escapar de una mala vida. Puedo entender la defensa propia. Pero el pueblo también debe entenderlo. Si no, sólo parecerá que acabamos de saltarnos las reglas, sus reglas. Cuando todo acabe, Aidé demostrará que lo que ha hecho es por culpa de las circunstancias. Y acatará un castigo equivalente... que no será la muerte.

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11/08/2011, 00:09
Galatea

Galatea primero arqueó una ceja.

Un deber con el que no podrías cumplir si no fueras paladín de corazón—sonrió entonces con un leve ribete de picardía tan poco habitual en alguien tan serio como ella que sorprendía un poco—. Eso lo hace también una actitud, o una virtud segun se mire. No todo el mundo tiene madera para serlo.

Definitivamente, cuando podía expresarse de forma críptica, estaba en su salsa.

Escuchó al semiorco pero cuando éste mencionó el tema de las reacciones con antorchas y azadas rio un poco entre dientes aunque sin atisbo de burla.

Y se lo dices a alguien con el pelo de dos colores—miró de soslayo haca arriba como si quisiera su propio flequillo o algo así— .No hace falta que te expliques, Rengar. Por desgracia, lo puedo imaginar... Si eres el único al que le he dicho esto es precisamente porque que tienes en cuenta lo que acabas de decir.

No es que a ella la recibieran de aquella forma tan hostil en los pueblos que describia el semiorco, de hecho ningún humano jamás había achacado aquél mechon plateado a otra cosa que no fuese un extraño rasgo exótico. Pero entre los suyos era distinto, entre aquellos que conocían sus raíces la delataba a simple vista. A Galatea no le pasaban desapercibidas las miradas escrutadoras de algunos miembros de su Círculo.

Ossian está más ilusionado con la perspectiva de cantar batallas épicas sobre heroes legendarios derrotando dragones que en ponerse en la piel de Aidé—dijo mirando al campamento. No hablaba con desdén si no más bien como si comprendiera la actitud del bardo—. Y Khaila...

La elfa perdió la sonrisa y suspiró con resignación mirando al suelo.

...Khaila espero que simplemente se deba a que ha tenido un mal día.

La verdad es que a Galatea no le había hecho gracia la actitud egoista y reencorosa de la guerrera. «Si no les sirve tu palabra pues que vayan ellos» había dicho refiriéndose a la gente del pueblo.
Si ella que era una elfa podía esforzarse por meterse en la piel de unos aldeanos asustados por algo que desconocían y entender que esa era la razón de que se mostrasen nerviosos y desconfiados... para Khaila que era humana debería ser aún más fácil. Pero ni si quiera lo había intentado.

La druida prefería concederle el beneficio de la duda. No estaba furiosa pero sí un poco decepcionada, tal vez lo que peor le había sentado era aquél gesto tan irrespetuoso de dejar plantada a la Madre Segadora con la palabra en la boca.

Menos mal que no era una Señora de las Olas de Umberli.

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18/08/2011, 11:00
Khaila

Khaila había estado esperando a las afueras del pueblo. Cuando aparecieron por el camino sus compañeros junto a aquella extraña mujer, pudieron ver como la guerrera mantenía su rostro ceñudo. No dijo palabra alguna emprendiendo la marcha tras ellos. 

Llegaron a la zona donde decidieron montar el campamento. En silencio, sin tan siquiera quejarse como hacía cada noche cuando tenía que buscar las ramas para poder hacer la hoguera, Khaila efectuó sus menesteres como una autómata. 

Cuando todo estuvo preparado, la joven se sentó en el suelo y cogió su pequeña bolsa de donde cada día sacaba sus raciones. Empezó a comer con aire distraído. Durante todo el día había estado deseando llegar a aquel pueblo para poder descansar en una cálida cama, y poder refrescar su gaznate con una buena cerveza. Pero allí estaba, como aquellos últimos días, teniendo que descansar a la intemperie. 

Miró de reojo como la elfa y el semiorco se alejaban para poder hablar alejados de ellos. La mujer bufó apartándose un largo mechón rubio de delante de sus ojos. Continuó comiendo sin hacer comentario alguno...

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19/08/2011, 09:13
Rengar

-No todos pueden aceptar la llamada -contestó Rengar en referencia a Ossian y a Khaila-. Pero si al menos nosotros podemos, entonces aún hay cosas que hacer.

El semiorco se cruzó de brazos y miró en dirección a sus compañeros. Estaba intranquilo. A pesar de que Aidé había aceptado parte del trato, sabía que el espíritu libre de la maga haría que tomase cualquier camino que le pareciese mejor, rompiendo tratos y promesas. Eso sin hablar de la promesa que habían hecho ellos...

-¿Tú crees que estamos preparados para acabar con un dragón?

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19/08/2011, 09:38
Ossian

Ossian carraspeó para llamar la atención de Khaila. Aidé también levantó la vista en un gesto inquisitivo, pero al comprobar que no la miraba a ella siguió con sus asuntos.

Así que... la guerrera de feroz mirada, arrojada al camino y casada con el acero... —improvisó Ossian, con una sonrisa soñadora y la pluma volando por el pergamino—. Dime, ¿cuál es tu historia? ¿Qué es lo que te ha llevado a la vida de aventurera?

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19/08/2011, 10:19
Khaila
Sólo para el director

Ante el carraspeo de Ossian, Khaila levantó la mirada y clavó sus oscuros ojos en los del bardo. Según iba hablando el hombre, la ceja de la guerrera se iba alzando en una expresión de incredulidad. Su historia no era digna para que fuera "contada" como la de grandes héroes y aventureros. Era dolorosa, tan sólo su recuerdo hacía que su estómago se contrajera y un sudor frío recorriera su cuerpo. 

El brillo de sus ojos se apagó y una mueca triste asomó en sus normalmente finos labios. El dolor pareció despertar nuevamente en lo más profundo de su alma. ¿Aventurera? Ella... Ella no lo era, ella lo que buscaba era justicia...

- No os importa... - 

En aquellas palabras se veían tejidos el dolor y la rabia. Apartó la mirada y apretó con fuerza la mandíbula. No quería pensar, ya volverían las pesadillas como cada noche, cuando al cerrar los ojos volviera a sumergirse en aquel pozo oscuro... 

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19/08/2011, 11:03
Ossian

Ossian correspondió a la mueca de Khaila con una sonrisa cuya alegría no se reflejó en sus ojos.

Me imagino que tu vida no ha sido idílica precisamente... —insistió Ossian, con un tono de voz más bajo, dirigido sólo a Khaila—. Después de todo, los aventureros como tú y como yo no somos producto de vidas felices.

Dejó el papel y la pluma a un lado, como si lo que pasase a continuación fuera completamente confidencial.

¿Por qué no me lo cuentas? Los problemas parecen más pequeños cuando se expresan en voz alta.

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19/08/2011, 23:23
Galatea

Galatea rió un poco entre dientes, era la primera vez que se había reído en todo el día (bueno, de por sí lo raro era ya el hecho de que alguien como ella se riera) aunque hasta en eso era discreta. No parecía una burla ya que se encogió de hombros.

Debo creerlo si vamos a enfrentarnos a uno—respondió con una sonrisa resignada—. Si no depositáramos fe en nosotros mismos, tendríamos un problema. Y el dragón en sí ya es uno bastante gordo.

Al verlo mirar al campamento lo hizo ella también. Le resultaba gracioso cuando el semiorco fruncía el ceño de aquella manera pero se hacía una idea de por qué estaba tan intranquilo y la verdad es que lo comprendía.

Nunca me he enfrentado a uno antes... pero creo que una de las mayores bazas que tienen es el miedo que inspiran; A nadie le gusta enfrentarse a un lagarto enorme capaz volar y de escupir fuego, rayos, o a saber los dioses qué. En nuestro caso esa baza del miedo no existe. Lo demás... suspiróhabrá que combatirlo con ingenio supongo.

Volvió a mirar a Rengar.

Y para eso deberíamos de determinar qué sabemos de él y qué no. "Y raíz de ahí intentar preparar lo que pueda ayudarnos... que nos va a hacer falta."

La verdad es que no tenía la menor idea de qué clase de magia conocía Aidé, ni lo que sabría Ossian sobre dragones por poner un ejemplo. Pero aunque el segundo estaba muy entusiasmado, a la hechicera no se la veía contenta, Galatea sabía que si ellos no se esforzaban en un principio por intentar limar asperezas, Aidé no lo haría por sí sola. Por poco agradecido que resultara, intentaría hablar con ella después.

Oh. Y no es necesario que me ayudéis con lo que le prometí a aquella mujer si no queréis—añadió como si de pronto se acabase de acordar, aunque su expresión se ensombreció un poco—. Normalmente no estoy a...  favor de estas cosas, pero no pude evitarlo.

Suspiró y se peinó hacia atrás el mechón plateado con una mano.

Y supongo que la única forma de que me perdone a mi misma es pensar que al menos la excepción la he hecho con un padre de familia del que normalmente nadie se acordaría. No por un rey, ni un noble, ni por ningún asunto pers-sonal.

Aunque logró no hacer ninguna mueca, la última frase le sentó como un trago de vinagre. Rápidamente apartó de su cabeza el maldito templo en ruinas que últimamente no dejaba de pasarle por ella.

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21/08/2011, 12:01
Khaila
Sólo para el director

La insistencia del bardo pilló desprevenida a la guerrera. Creía que con su tajante negativa habría habido suficiente para que el hombre desistiera de su intento de profundizar en sus heridas. Pero no, allí estaba, sin apartar sus ojos inquisidores, contemplándola y con sed de historias.

Khaila tragó saliva, aunque en aquel momento sentía su lengua hinchada, como abotargada. Era el dolor, el sufrimiento que se había aposentado en su alma, y hacía que sufriera en silencio. 

Apartó la mirada de Ossian, dejando que sus oscuros ojos divagaran por aquel pequeño claro. Cogió un guijarro del suelo y lo lanzó lejos, haciendo que se perdiera entre los árboles del fondo. Sentía sus manos frías, húmedas, tan sólo se ponían así cuando los recuerdos de aquella fatídica noche la acosaban.

- Mi vida no te concierne - . Le dijo con un tono de voz hueco, roto por el dolor encubierto. Respiró profundamente, no le gustaba que la vieran así, y en aquel momento sintió rabia. Rabia por sus debilidades, por no saber contener aquel flujo de sentimientos que, cuando menos se lo esperaba, recorría su cuerpo hasta llegar a su corazón y apretarlo con fuerza. Y rabia hacia Ossian, que sabía como encontrar sus heridas. 

Khaila  no estaba acostumbrada a que nadie se interesara por ella, y quizás se había confiado en estar casi curada. Se levantó del suelo y se acercó al fuego para avivarlo y echarle un nuevo tronco, necesitaba estar ocupada con algo...

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21/08/2011, 13:31
Ossian

Ossian lanzó un bufido exhasperado.

Bah, no sé ni por qué me molesto —soltó, de evidente mal humor.

El bardo se levantó con un movimiento brusco y se fue a dar un paseo, con aparentes ganas de apartarse de allí.

Ossian: rivalidad +5

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21/08/2011, 13:34
Director

Los recientes actos de Khaila han provocado un cambio en la actitud de un compañero:

Ossian: rivalidad +5

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23/08/2011, 09:42
Rengar

Rengar se permitió sonreír de medio lado.

-Ingenio. Creo que Khaila y tú os quedáis solas en esto, yo sólo sé pelear con el hacha. Podríamos... preguntar en alguna biblioteca. O en algún templo de Oghma. ¿Hay templos de Oghma por aquí?

Y luego comentó lo de la resurrección. La sonrisa se borró de su cara y negó con la cabeza.

-A veces hay que saber hasta dónde puedes prometer cosas, Galatea. La resurrección es un tema serio. ¿Y si ese hombre no la merecía? ¿Realmente podremos encontrar un clérigo que sepa resucitar? ¿Realmente debemos hacerlo? -El semiorco suspiró-. Sé que tu intención es buena... pero no sé...

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23/08/2011, 10:09
Galatea

Por esa regla de tres, Khaila sólo sabe pelear con el mandobleGalatea se encogió de hombros—. No te subestimes, un hacha capaz de castigar el mal es un hacha que hace mucho daño a un dragón cromáticoesbozó media sonrisa—. Además, está la magia.

Se paró a pensar un segundo cuando Rengar mencionó lo del templo. Acababa de caer en la cuenta de que con todo el revuelo se había olvidado de una cosa.

Pues no... que yo sepa. En Velarburgo sólo está el templo de Khauntea. Lo que si podríamos es enterarnos de qué clase de pociones venden.

El tema de la resurrección sin embargo volvió a apagarle la expresión del rostro, aunque miró a Rengar fijamente.

No doy mi palabra a la ligera. Nunca prometo nada que no pueda cumplir—dijo. Luego guardó una pausa tan extrañamente larga que pareció que no iba a decir nada más y se lo iba a quedar mirando eternamente, aunque al final resultó no ser así—. Pero no me corresponde a mí determinar si merece o no la resurrección, al igual que tampoco me corresponde a mí el determinar ni merecía o no la muerte.

Volvió a cruzar los brazos y suspiró. En contra de lo que cabría ser normal, la druida no defendía su postura, no decía nada sobre que no era justo que una vida hubiera sido segada por culpa de un injusto malentendido o algo por el estilo, es más, casi parecía molesta consigo misma. Si bien era cierto que únicamente estaba "dejando las cosas como estaban antes de que llegase Aidé", pero aún así no parecía quedarse tranquila con el tema.

El caso es que poco importa mi intención. Nunca he estado a favor de estas cosas y no es algo que se haya ocurrido desde un principio. De hecho ni se me había pasado por la cabeza—suspiró—. El problema es que... —sacudió una mano a un lado como si se acabase de acordar de algo molesto y negó con la cabeza—. Bueno, no importa a estas alturas.

Descruzó los brazos y se giró hacia el campamento. Todo mortal del mundo erraba, pero la elfa parecía extremadamente exigente consigo misma por algún motivo. Cosa curiosa, porque con los demás no lo era.

Por eso os he dicho que no tenéis por qué ayudarme—añadió—. No voy a arrastrar a nadie a algo que yo misma no querría hacer. Encontraré a ese clérigo si los dioses determinan que debo encontrarlo, si no, supongo que este es mi castigo.

Aunque tampoco quedaba claro qué era "este".

Parecía que fuese a empezar a caminar pero antes de hacerlo giró la cabeza y miró a Rengar unos segundos. Luego se esforzó por esbozar una sonrisa algo lánguida, señalando con la barbilla la fogata al fondo. Estaba cansada de lidiar con las tensiones de unos y otros rifirafe tras rifirafe a lo largo del día y ya le costaba un poco disimularlo.

Deberíamos volver al campamento antes de que Ossian llame a la guardia alegando que nos ha secuestrado el dragón en un alarde de total descortesía reptiliana...

 


Si el loladín no tiene nada más que decir, entoncesn go al campamento. De lo contrario, *voz de Sten* Speak.

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27/08/2011, 12:30
Director

Cuando Rengar y Galatea regresaron al campamento encontraron un ambiente enrarecido. Ossian se iba en ese momento a enérgicas zancadas, con el semblante con una expresión tormentosa. Khaila estaba avivando el fuego, pero más que contemplar las llamas los ojos de la guerrera parecían perdidos en su doloroso pasado lleno de sufrimientos y congoja.

Aidé seguía dando de comer al pequeño reptil, pero parecía haber estado disfrutando de lo que fuera que hubiera pasado pues tenía una sonrisa divertida asomando en sus labios.

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27/08/2011, 12:35
Galatea

Galatea se detuvo nada más pisar el cerco luminoso que emitía la hoguera y levantó ligeramente una ceja con gesto contrariado al toparse con aquello.

Primero miró a Khaila que se limitaba a atizar el fuego, luego miró a Aidé que misteriosamente parecía haber ganado un poco en humor y por último siguió con la mirada la trayectoria de Ossian observándolo como si al bardo acabaran de brotarle dos cabezas con un penacho de plumas rosas de flamenco cada una.

La elfa parpadeó encogiendo los hombros con gesto más incrédulo que interrogante.

¿Y ahora qué pasa?

Por una vez había un ligero ribete de hastío en el tono de su voz, pero es que aquello comenzaba a ser frustrante, era como zurcir un agujero en un odre lleno de agua y que nada más terminar, alguien abriese otro en el lado contrario. Enseguida pareció perder el interés por unarespuesta y soltó un suspiro.

Da igual,  ya voy yo.

"Para no perder la costumbre...".

Estaba comenzando a darle dolor de cabeza todo aquello. Se habían ausentado a penas un par de minutos y ya había ocurrido algo.

"¿Tú cerca de perder la paciencia?" pensó para si misma "oh, no... eso sí que no. No será hoy ese día".

A penas había dado dos pasos hacia la dirección en la que se había ido Ossian cuando entonces se detuvo cayendo en la cuenta de algo. Tras un par de segundos se llevó el índice y el pulgar a los labios y emitió un agudo pero corto silbido.