Partida Rol por web

El Camino del Héroe

6. Las Cicatrices del Pasado.

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14/10/2011, 09:21
Director

Cuando se pusieron en marcha se dieron cuenta de que no sabían a dónde ir. Ciudad de Valle de la Rastra tenía un orgulloso edificio, la Sede del Consejo, donde los ciudadanos más acaudalados se reunían para regir los destinos de sus conciudadanos. Pero Velarburgo, más pequeña, carecía de un edificio concreto para asuntos oficiales.

Entre la amenaza del dragón y la lluvia incesante las calles embarradas estaban vacías. Un leñador les dijo a regañadientes que el consejo solía reunirse en un reservado de la única posada del pueblo: el Viejo Tocón de Roble. También les dijo que sólo lo hacían cuando hacía falta discutir algo, y que probablemente era más fácil que fueran a avisarles a uno de ellos si necesitaban algo. El consejo de Velarburgo lo formaban tres personas: La Gran Madre Segadora Olavia Tsardruyn, el joven pisaverde Audeman Glarond hijo y heredero de Haemar el Viejo e Irithym Winiter dueño de la Carpintería de las Estrellas Negras.


El Descanso de Felzun, donde sucedió vuestro encuentro con Aidé es una taberna, no una posada.

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14/10/2011, 12:44
Galatea

A parte del constante e inmisericorde repiqueteo del aguacero, lo primero que se oyó nada más perder al grupo de vista fue un suspiro hondísimo. El de Galatea.

La elfa había hundido los hombros y dejado caer la cabeza hacia adelante mientras caminaba como si acabara de soltar con alivio una piedra inmensa que hubiera estado cargando todo el rato y ahora tratara de desagarrotarse. De pronto y de forma inexplicable su expresión y su aspecto parecían el doble de cansados.
Al parecer con Rengar no se molestaba en guardar las apariencias, tal vez porque el semiorco trataba de mediar igual que ella para que no saltasen chispas en el grupo o simplemente porque tenía más confianza con él.

El agua le chorreaba en cascada por la espalda, por la cara, por la melena. Goteaba de las picudas orejas que asomaban ligeramente de ésta y se reunía formando gotitas que resbalaban sobre las plumas que llevaba allí prendidas (porque las plumas son impermeables, no por otra cosa) pero eso no parecía molestarle. A nadie le gustaba calarse hasta los huesos pero a Galatea le gustaba la lluvia y sabía disfrutar de ella.

Tal vez deberíamos ir al templo... —dijo después de que le hubiesen preguntado al apresurado leñador que huía a guarecerse en la calidez de su hogar y que evidentemente no compartía en absoluto aquél gusto—. Al menos tenemos algo más de trato con la Madre Segadora.

Y era la única humana de aquél pueblo con la que daba gusto hablar sin que las omnipresentes "prisas" por todo de los shemlems terminasen contagiándose a cada uno de sus movimientos, dicho fuera de paso.

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16/10/2011, 13:27
Rengar

Rengar tenía mucha más resistencia que cualquier otro en el grupo, a excepción de Khaila, pero tanto trasiego en un solo día había acabado por dejarlo bastante cansado. Había caminado demasiado, la lluvia lo estaba helando y el peso de la armadura completa no era apropiada para tanto paseo. La paupérrima capa de Ilmáter que llevaba a la espalda había absorbido el agua y pesaba más de lo que debería. Una pátina de sudor y humedad cubría a Rengar de pies a cabeza. El paladín no dejaba de soñar con el momento de detenerse y bañarse, pero sus compañeros esperaban. Además, llevaba rumiando algo desde que habían salido de Velaburgo y que deseaba decirle a la druida, pero no en presencia del proscrito.

Cuando Galatea dijo de ir a ver a la Madre Segadora, Rengar estuvo de acuerdo. Levantó la vista y contestó:

-Sí, que ella nos diga lo que hay hacer con él.

Sus ojos bajaron torpemente y cayeron en las formas de Galatea. Su amiga tenía un cuerpo pequeño y esbelto, pero hermoso. Si bien él parecía un perro mojado con la barba empapada y el pelo pegado a la frente, la druida no podía ser más natural. Las gotas que caían de su tocado y la tela mojada que se le pegaba en los lugares más adecuados hacían que... que... que el paladín se ruborizase y rápidamente apartase la mirada.

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16/10/2011, 14:25
Director

Al templo de Khauntea se entraba por la Torre de la Luna, un ruinoso dedo de piedra cuyo piso superior había sido arrancado por un furioso dragón de antaño, si uno hacía caso de las supersticiones de los lugareños. Entre la arcada de piedra y las destrozadas almenas se erguía la imponente luna de cobre que relucía con los encantamientos de los Hermanos Pastorales.

Al otro lado del arco de piedra se accedía a las galerías que miraban al gran claustro rectangular. El patio estaba dedicado al cultivo de las frutas y verduras que, según Galatea le informó a Rengar, comían la casi veintena de sacerdotes y guardas del templo. Pero también había plantas medicinales y hierbas aromáticas. Las malas lenguas de Velarburgo decían con sarcasmo que allí se almacenaban también todas las monedas que entraban por su puerta. Aunque no podía negarse que era un templo grande e importante, no era menos cierto que los lugareños entregaban sus donativos de todo corazón. Los Hermanos Pastorales reparaban las cercas de las granjas, y regaban, sembraban y limpiaban de malas hierbas los campos de los granjeros y las gentes necesitadas de todo el Valle. Y, al menos hasta ahora, la Gran Madre había utilizado el dinero para reconstruir caminos y puentes, mejorar los sistemas de regadío y colaborar con los leñadores, granjeros y elfos del bosque con el fin de que todos siguieran viviendo en armonía y la tierra continuase regenerándose.

La Gran Madre Segadora, junto al Hermano Pastoral Icarus, estaban reunidos con un un hombre que miraba pensativo al rosetón destrozado de la sala de oraciones del convento. Parecía que el dinero que habían gastado en pociones iba a invertirse en arreglar por fin la vieja ruina.

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16/10/2011, 15:35
Galatea

Al llegar a la arcada de piedra en la que consistía la entrada al templo, Galatea se detuvo un instante y escurrió la larga melena castaña a un lado como quien escurre una toalla. Luego se la volvió a echar hacia atrás y sacudió la cabeza.

Estoy empezando a pensar en ir caminando entre los cultivos en vez de por el pasillo... —suspiró con resignación—. Creo que se los podría regar y todo.

Ambos estaban chorreando y con aquello sólo había logrado que el rastro de charquitos de agua que iban a dejar fuese más pequeño pero no inexistente.

Anduvieron por los corredores en busca de Olavia. Galatea se dejaba caer de vez en cuando por allí, la conocían en el templo y los consejos de un druida era algo que valoraban tanto que casi se la rifaban. Lejos de estresarse, solía responder con paciencia a las dos o tres sacerdotisas que la abordaban a la vez pues ya solo la dedicación que desprendían era razón de sobra. Por suerte aquél día no parecía haber mucha actividad por los corredores.

Cuando finalmente localizaron a la Madre Segadora junto a los dos hombres cerca del rosetón, la elfa emitió una risita cristalina y en voz baja por algún motivo, Rengar sólo la oyó porque estaba cerca. Esperaron un par de segundos a que terminasen de hablar y luego Galatea carraspeó diplomáticamente para anunciar que estaban allí.

No, no he venido a supervisar la "inversión"—dijo mirando al sacerdote como si éste entendiese el chiste en la frase. Luego observó a Olavia—. Andaran atish'an de nuevo, Madre Segadora. ¿Tiene un momento? Necesitamos consultarle algo.

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16/10/2011, 17:01
Olavia Tsardruyn

Icarus rió por lo bajo, dedicando una mirada cómplice a Galatea. Olavia posó las manos huesudas en el extremo de un bastón corto y nudoso, dándole el aspecto de un cuervo posado en una rama. La Gran Madre Segadora sonrió también.

Ah, ¿ya te has decidido a consultarme? Sabía que lo harías, pero no cuándo —la anciana lanzó una risotada—. ¿No es maravilloso cómo pueden ser los dioses de caprichosos con la información? Es como pedirle a un gato que te explique el camino a un sitio. Puedes considerarte afortunado si te dice a dónde tienes que ir.

La anciana se sacó una manzana de la túnica, la limpió con la manga y le dio un sonoro mordisco antes de ponerse en camino a una habitación en la que pudierais hablar a solas con ella. Cuando se hubo sentado en la mecedora, al lado del hogar observó por primera vez al proscrito que llevabais atado.

Bueno, bueno, bueno... —se sonrió la vieja—, ¿qué tenemos aquí?

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17/10/2011, 23:30
Rengar

Rengar dio un paso adelante y se arrodilló frente a la anciana.

-Gran Madre Segadora, en el camino nos encontramos con este hombre. No sabemos como se llama, ni nada. Intentaba matar a un niño. Lo hemos traido aquí para que pague por ello.

El paladín se levantó y miró a Galatea. Aquí terminaba la verdad pura y dura... ahora empezaba el trozo en el que la druida iba a tener que ayudar.

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18/10/2011, 19:03
Olavia Tsardruyn

La anciana sonrió entre sorprendida y encantada.

¡Modales! En el último sitio en el que esperas encontrarlos... —se giró para mirar a Galatea, con una sonrisa de oreja a oreja—, como las medias.

Olavia Tsarduyn cloqueó divertida por su propia ocurrencia y después observó a Rengar unos instantes.

Cuántas dudas —musitó, esfumándose la sonrisa—, no se puede servir a ningún dios estando tan lleno de dudas, hijo. Pero cada cosa a su tiempo y un tiempo para cada cosa. Rengar, has dicho que intentaba matar a un niño. Entiendo que no lo logró. ¿Pero por qué no lo habéis traído?

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19/10/2011, 15:02
Rengar

-Él no quiso -dijo, y no mentía-. Parece que lo maltratan en el lugar donde se queda. No quise forzarlo a venir a disgusto. Además, ese no es el tema. Este asesino ha intentado matar a un niño indefenso y no quiere decir el por qué. He conocido monstruos parecidos en el pasado, Madre Segadora. Son gente malvada que mata por placer.

Se sentía algo culpable estirando la verdad de esa manera. Nunca mentía, ni siquiera antes de convertirse en paladín. Mentir implica tener la picardía y la astucia para hacerlo, y no era el fuerte de Rengar. Además, mantener una falsedad implica trabajo y tensión, algo que un hombre honesto no necesita si dice siempre la verdad.

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20/10/2011, 11:20
Olavia Tsardruyn

Olavia Tsardruyn rió ruidosamente.

¿Crees que le puedes decir a la Gran Madre Segadora cuál "es el tema"? —le preguntó, mientras su risa se extinguía hasta transformarse en una sonrisa tan enigmática y letal como la de una esfinge—. Está bien, Rengar de Ilmáter. Confiaré en tu criterio.

La suma sacerdotisa de Khauntea se desplazó por el suelo, como si flotara, hasta colocarse frente al proscrito.

¿Y tú qué dices, buen hombre? Se te hacen unas acusaciones muy severas.

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20/10/2011, 11:25
Proscrito

El aludido se encogió de hombros.

Es tal y como el Ser paladín dice. Mato por puro placer y sin compasión. Me regocijo de tener una vida en mis manos, a mi merced. Mujeres, niños, ancianos... no hago distinción.

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20/10/2011, 11:27
Olavia Tsardruyn

Mentira —espetó con voz áspera la anciana—. La gente que describes son cobardes, que niegan sus acciones primero y suplican por su vida después. Tú, sin embargo, pareces querer correr hacia la horca.

La anciana le dio la espalda.

Miente, y no entiendo por qué —os dijo, taladrándoos con la mirada—. No me importa lo asustado que esté, quiero que me traigáis a ese niño aunque lo tengáis que traer a rastras, ¿entendido?

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20/10/2011, 11:33
Proscrito

¡Ya he confesado mi crimen! —soltó el proscrito—, ¿qué más queréis?

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20/10/2011, 11:33
Olavia Tsardruyn

Olavia lo miró por encima del hombro.

Hacer justicia.

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20/10/2011, 12:41
Galatea

Cuando la Madre Segadora le habló sobre si se había "decidido", Galatea en un principio había parpadeado como si no hubiese caído en la cuenta de algo hasta haberla oído.

Sí, lo son... —respondió con una sonrisilla algo mustia que enseguida se borró.

Siguieron a la anciana hasta el confortable calor del fuego y entonces empezaron a pasar cosas raras.

Se dio cuenta de que Rengar la observaba de reojo tras hablar y no pudo más que devolverle una mirada desconcertada. ¿El paladín quería que "no dijera algo" o que "dijese algo"? Después de haberle oído hablar en el bosque había dado por sentado que no iban a soltar una sola mentira, él mismo lo había dicho, pero ahora no tenía claro qué era lo que esperaba de ella porque aquello la había cogido de sorpresa.

Galatea no estaba dispuesta a mentir por aquél tipo, o bueno, en general no estaba dispuesta a mentirle a la sacerdotisa (una de las razones era porque la apreciaba, la otra porque sabía que no era tonta) Tampoco tenía intención de obligar al paladín a romper su promesa. No tenían por qué ser dos cosas incompatibles.

Pero entonces el proscrito comenzó a hablar con Olavia y sintió que le ardían las venas. "Di la verdad" le había dicho en el camino al hombre. Por supuesto no esperaba que le fuera a hacer caso, suponía que diría una verdad a medias, o que simplemente no lo contaría todo como había hecho con ellos.

Pero aquella sarta de embustes era pasarse.

¡Por Selûne que a veces no hay quien os entienda!—gruñó repentinamente exasperada haciendo un aspaviento con los brazos pero enseguida agarró del cuello aquel arranque y lo arrojó de nuevo a su interior, encerrándolo a cal y canto. Soltó un suspiro hondo y recuperó enseguida el tono normal aunque estaba ribeteado de mal humor—. Perdón.

Se pellizcó el puente de la nariz cerrando los ojos con fuerza para poder pensar en frío. La parte pasional de su cabeza se peleaba con la parte lógica mientras la parte justa trataba de mediar. Iba a acabar con migraña, fijo.

"¿Cómo se las apañan los humanos para crear seis problemas de donde sólo hay uno?"

Tras varios segundos de silencio así, pareció llegar a una conclusión porque soltó la mano y se giró al proscrito.

—espetó señalándolo como si le fuera a tocar la nariz con el dedo solo que sin hacerlo. No levantaba la voz, ni gritaba, simplemente sonaba seca—. Sé que te caigo mal, y los dioses saben que el sentimiento es mutuo, pero como últimamente tengo la costumbre de tratar de ayudar a quien no se deja, voy a seguir en mi línea.

Galatea no sabía quién era aquél tipo, no sabía qué había jurado, no sabía qué trataba de proteger y no sabía por qué demonios tenía que importarle a ella eso lo más mínimo, pero el caso es que allí estaba.

Esta mujer no es un soldado, ni una fanática, es sabia y buena. Pagarás por lo que has hecho, no por lo que no has hecho—dijo señalándole a la anciana—. Dile lo que "puedas", pero que sea verdad, o terminará siendo peor.

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21/10/2011, 11:41
Director

Persuasión CD 20

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21/10/2011, 12:43
Galatea
Sólo para el director

Gasto 1 PD para repetir esa (gloriosa) tirada.

- Tiradas (2)
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21/10/2011, 13:38
Proscrito

El hombre le dedicó a Galatea su mejor mirada amargada. Pronto la desvió, y si no se hallase en un lugar santo, habría escupido al suelo.

Ese crío vio a mi gente —replicó a regañadientes—. Si venía al pueblo con el cuento enviaríais a los Capas Grises detrás de ellos.

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21/10/2011, 13:48
Olavia Tsardruyn

¡Como si no tuviéramos problemas más acuciantes que enviarlos a buscar bandidos por el bosque! —se mofó la vieja, impulsivamente.

No obstante, pareció pensárselo mejor durante unos momentos y volvió a observar al proscrito con los ojos entrecerrados.

A menos... que no seáis una banda de vulgares bandidos —la vieja sometió al proscrito a su escrutinio, mientras el hombre cambiaba el peso de pierna, molesto. Los ojos de la anciana se iluminaron, por fin, con el reconocimiento —. ¡Ser Deren "Mataogros" Mimly! ¡Con esa barba, esos harapos y esa pantomima no os había reconocido!

El aludido permaneció impasible, y Olavia se dispuso a explicaros quién era realmente aquel hombre.

Es el capitán de la guardia personal del Rey Lashan y gran mariscal de los ejércitos del Valle de la Cicatriz. Galatea, seguro que recuerdas cómo el Rey Lashan reunió un ejército hace unos años para conquistar el resto de los Valles por la fuerza. 

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21/10/2011, 13:55
Deren "Mataogros"

Y fuimos derrotados y masacrados —explotó Ser Deren—. Se nos declaró proscritos y exiliados a todas las espadas que servimos a Lashan y se nos negó el derecho a retornar a nuestros hogares. La mayoría de nosotros ni siquiera tenemos un hogar al que regresar. 

El rostro del proscrito era amargura e ira a partes iguales.

Se nos persigue como a perros —alzó las manos atadas a modo de ejemplo—. Se nos niega la comida y el asilo. Estamos desesperados.