Partida Rol por web

Turno 101 (situación)

La ciudad del lago estaba esplendorosa aquella mañana. En el mercado de la ciudad, conocido en todas la regiones de la tierra de Rhovanion y más allá, las gentes deambulaban de un lado a otro, cada uno con sus propios intereses. Gente de Esgaroth, del bosque negro, de Dorwinion, de Valle, todos tenian sus propios asuntos que resolver en el mercado. Los mercaderes mostraban sus exóticas y valiosas mercancias a aquellos que llegaban hasta allí, como por ejemplo, una peculiar joven de cabellos claros y rasgos nórdicos. Aquella mujer no destacaba especialemente entre los transehuntes, puesto que muchas de las razas que poblaban la ciudad descendian de los hombres del norte, igual que ella. La joven miraba con curiosidad cada uno de los puestos que encontraba pero se fijaba más en las personas que dispendian la mercancia que en ésta propiamente dicha. Parecia como si buscase a alguien entre la multitud, alguien importante para ella. Entre las gentes que encontraba, se hallaban hombres de rasgos claros como ella, pero también con la piel cetrina, morenos, castaños, delgados, altos y bajos, pero la joven se acercaba sobretodo a quienes pareciesen de aspecto temible.

Uno de estos encuentros tuvo lugar al acercarse a un personaje de gran tamaño, que deambulaba entre la multitud del mercado, con una gran mochila a la espalda. Aquella figura resultaba imponente para casi cualquiera. Tenia el cabello largo y castaño cobrizo. Cuando la joven lo vio, mientras caminaba a su espalda, no dudó en interesarse por el personaje. Al acortar la distancia, pudo comprobar que lucia una prominente barba y que sus rasgos eran de aspecto temible, lo que coincidia plenamente con el perfil de personas que buscaba. Siguió acercándose a la imponente figura, hasta que estuvo a la altura adecuada para dirigirse ella.

Según tu historia, has llegado a la ciudad buscando al jefe de los orcos que acabó con tu pareja. Al llegar a la ciudad, investigas un poco a la gente para reunir información entre los transeuntes sobre este temible personaje. He supuesto que buscarias gente con aspecto recio, que sea capaz de combatir con orcos o tener experiencias en batallas con éstos. 

Turno 101 (situación).

Absorbido por la inmensidad de la ciudad, atorado por la cantidad de gente que aparece por todas partes, avanzo con cuidado por las calles buscando una posada en la que pasar la noche para tener una cama apalabrada.
Entonces, ante mí, una muchacha se sitúa. 
Presuponiendo que se trata de alguna vendedora escuadriño sus pertenencias en busca de aquello que va a ofrecerme, pero o lo lleva oculto o no lo porta consigo.
Asentando mi lanza en el suelo y reafirmando el petate sobre mis hombros, la miro con curiosidad aunque algo incomodo.
-¿Que se os ofrece?-Pregunto en voz quizá excesivamente baja para el ajetreo de una urbe.
He visto muchos mercaderes por la ciudad, pero cuando he sido abordado por ellos han tenido mucha mayor facilidad de palabra llegando incluso a lo descortés, es la primera vez que soy yo quién inicia la conversación.
¿Acaso no será un comerciante? 
 

Turno 101 (Situación).

- Nada en especial. - digo, en un volúmen lo suficientemente alto para poder ser escuchada por encima del ruido reinante en el mercado, y en un tono totalmente serio, en respuesta a la pregunta formulada por el enorme hombre que tengo ante mí, mientras mis grisaceos ojos permanecen fijos en él, pendientes de hasta el más mínimo de los detalles. - Sólo comprobaba si erais la persona que estaba buscando, aunque está claro que no, pues tenéis pinta de no ser de por aquí. ¿De donde procedéis?, si no es mucha indiscrección preguntar. -

Turno 101 (Situación).

"Extraña mujer que se pone en el camino de desconocidos con preguntas personales. ¿Acaso pretenden robarme mi bolsa mientras me distrae?"
Echo un breve vistazo en rededor con cierta confusión y muevo el petate a fin de llevarlo hasta mi pecho con desconfianza.
-Sí es mucha indiscreción. -Respondo.-Ahora, si no os importa.
Tras estas breves palabras intento flanquearla con la intención de proseguir mi camino, dejando que el pelo desordenado caiga sobre mis ojos a fin de evitar el contacto visual y prestando atención a cualquier sentir de extraños que osen poner sus manos en mi bolsa para actuar en consecuencia.

Turno 102 (Situación)

El hombre grande y la mujer tienen un primer contacto mientras deambulan por el mercado. A su alrededor, el agetreo de clientes y mercaderes es contínuo, los puestos están abarrotados de mercancia y cada cuál parece tener su función en aquél sitio. Entonces, algo sucede repentinamente. De pronto se escucha un grito, el de un hombre de mediana edad, desde detrás de uno de los puestos ¡AL LADRÓN, AL LADRÓN! ¡ COGEDLO, DEPRISA! El mercader señala con su dedo índice hacia una figura que corre entre la multidud, alguien cubierto de pies a cabeza por oscuros ropajes. Mientras señala al ladrón, parece mirar instintavemente al hombre grande y a la mujer.¡COGEDLO! ¡DEPRISA, SE ESCAPA!

Turno 102 (Situación).

Me encuentro todavía dejando que el fornido hombre con el que acabo de hablar continue su camino, cuando escucho los gritos del comerciante. - ¡Maldición!. Acabo de llegar, y ya empizan a surgir los problemas. - Pienso, mientras miro a mi alrededor para ver si algunas de las personas presentes en el mercado ya ha acudido en su ayuda.

Al ver que no es así, chasqueo la lengua en señal de desaprobación, y, tras echarle una última mirada al hombre de la barba, comienzo a correr detrás del ladrón.

Turno 102 (Situación).
Cuando alguien grita sobre un ladrón, una parte de mí cree que se refieren a que el sujeto que esta siendo desprovisto de sus posesiones soy yo, e instintivamente miro en rededor.
Al ver al hombre que huye y al que grita, entiendo que no era yo, más la mujer comienza a correr tras él presunto ladrón.
Una parte de mí, me dice que podría tratarse esta mujer del cómplice, y de que juntos se dedicaban al latrocinio, pero pese a ello, comienzo a seguir a la mujer en aras de su seguridad, aunque poco puedo hacer con mi carga y no tengo intención de dejarla atrás.
 

Turno 103 (Situación)

Yaoen echa a correr tras el ladrón, aunque se lo piensa por un instante. Borant la sigue, con temor de que a vaya a sucederle algo malo a la muchacha. El personaje que huye de la escena, presuntamente con algún tipo de mercancia robada demuestra gran agilidad y versatilidad para esquivar el gentio y los puestos. No tarda en tomar una dirección que aleja al grupo de la zona central del mercado, donde disminuye un poco la cantidad de aldeanos que transitan las calles. La chica no parece hacerlo mal del todo y avanza con firmeza tras la enigmática figura. En camibio, el hombre grande tiene serias dificultades para seguir a ambos y se queda bastante atrás. Debido a su corpulencia, tiene que apartar a la gente en lugar de escabullirse entre ella, lo cuál le retrasa considerablemente. Aún así no se descuelga de la persecución y distingue a la muchacha que corre unos cuantos metros delante de él.

Los habitantes de Esgaroth que les rodean, observan la escena sin demasiado interés, puesto que persiguir un ladrón que proviene del mercado es algo bastante cotidiano. Algunos se apartan al verlos pasar pero otros ni se inmutan, sobre todo las mujeres, que van poco arregladas y con aspecto descuidado. No se apartan cuando pasa Borant sino que se quedan mirándole mientras le sonrien para después murmurar entre ellas.

Turno 103 (Situación).

Observo, enfurecida, como el sujeto al que persigo, aprovechando la ventaja que le confieren como obstáculos los objetos y personas que hay en el mercado, aumenta la distancia que le separa de mí, y pienso en lo distinta que sería la situación si fuese menos cargada. Pienso incluso en determe, y en dispararle, con la honda, un proyectil, pero descarto, inmediatamente, dicha idea, debido a que me queda poca munición, y a que no deseo herir, por error, a ninguno de los que visitan el mercado en este día. Lo mejor será seguir corriendo.

Turno 103 (Situación).

Me voy quedando atrás poco a poco, pero aun así creo poder discernir con relativa facilidad los movimientos de aquellos a los que sigo.
La gente observa al ladrón, se apartan de su lado, parece incluso favorecerle. Mientras me voy cansando me pregunto porque ayudar a un mercader cuando el mismo no habría ayudado a otro en su situación.
Por la recompensa, probablemente. Más vale que la entregue, o seré yo quien se vea tentado de quedarme con el usufructo.

Turno 104 (Situación)

La persecución continua entre las calles entablonadas de Esgaroth. Los dos personajes corren sobre las maderas fijadas sobre el lago mientras que la figura encapuchada se aleja de la zona principal y se adentra entre los callejones, saltando sobre los obstáculos que encuentra a su paso y doblando rápidamente las esquinas. Yaoen, pese a sus esfuerzos por esquivar a los aldeanos, termina por tropezarse con un grupo de ellos, justo cuando el ladrón al que persiguen dobla una esquina. Borant continua con el ritmo que llevaba desde que empezó, apartando a los transehuntes y moviéndose de forma pesada.

Tal vez si ninguno de los dos consigue aproximarse al ladrón, en muy poco tiempo podria desaparecer de su vista y perderlo entre los callejones.

Turno 104 (Situación)

Una señora de una voluptuosidad solo imaginable para un ser de urbe, se interpone en mi camino evitándome avanzar. Intento rodearla para encontrar que me estoy dirigiendo en la dirección equivocada. Busco con la mirada a mis perseguidos para encontrarlos a una amplia distancia.
Refunfuño mientras cargándome de paciencia comienzo de nuevo a correr en la dirección del misterioso ladrón pero ya con pocas esperanzas de poder alcanzarlo.
-¡Maldito, reza porque no te alcance!-Exclamo mientras prosigo la marcha.
La muchacha que corre tras él y que hace unos breves instantes me había interceptado parece algo más torpe, así que a unas malas, quizá si pueda bloquearla a ella si es que el primer sospechoso logra darme esquinazo.
"¿Acaso no hay guardia en esta ciudad?" Pienso.

Turno 104 (Situación)

Empeñada en atrapar al expedito ladrón al que persigo, e ignorando el dolor proveniente de los músculos de mis piernas, dolor causado por el esfuerzo realizado, obligo a mi cuerpo a seguir adelante con más brío, pues tengo claro que si mi objetivo sigue aumentando la distancia que lo separa de mí, no tardará en darme esquinazo, y eso es algo que no puedo permitir.

- Espero darle caza pronto, o no tardaré demasiado en quedarme sin aliento. - pienso, mientras esquivo, en el último segundo, a una mujer que porta un cesto cargado de fruta. Si no hubiera conseguido hacerlo, está claro que la persecución hubiera ya terminado.

Turno 105

Con el último fuelle que le quedaba, Yaoen aumenta la velocidad esperando que algún error de la figura encapuchada le valiese para darle caza. Entonces, el perseguido entra en una zona donde la gente aglomerada hace de tapón y casi no deja espacio para transitar. El ladrón intenta meterse a través de un delgado hilo de personas, pero no tarda en no poder avanzar y cuando intenta cambiar de dirección, tiene a Yaoen justo en su espalda.

Unos metros más atrás y en una calle cercana, Borant intenta distinguir la dirección tomada por la muchacha que perseguia. Finalmente opta por continuar hacia la calle donde está el gentio y consigue distinguir al ladrón y a la mujer, que por fin, ha logrado alcanzarlo.

El ladrón viste con capa y capucha sobre una armadura ligera de cuero. Aún encapuchado, lleva barba de tres dias, su cabello es largo y castaño claro y su piel algo morena. Aparentemente no va armado, pues no lleva ninguna vaina en su cinturón.

Turno 105

- Entrégame lo que le has robado al mercader, para que pueda devolvérselo, y te dejaré marchar. Dire que arrojaste la mercancía al suelo durante la huida, y que, aprovechando que yo me detenía a recogerla, conseguiste escapar. -Digo, mientras miro a la encapuchada figura, y permanezco atenta a mi alrededor por si surgieran problemas. - Niegate, y... -Dejo la frase sin acabar, al mismo tiempo que retiro ligeramente mi capa, para dejar ver la vaina que cuelga de mi cinto.

Turno 105

La muchacha ha conseguido alcanzar al ladrón, y más relajado en el paso, pero más tenso a la vez por lo peligroso de la situación. Avanzo hasta situarme a unos pasos por detrás de ella.
Cojo con fuerza mi lanza, que me ha molestado mucho a lo largo de la carrera, y me preparo para dejar caer mis cosas si la pelea fuese ineludible, aunque debido a que no tengo intención de provocar el conflicto, permanezco lo menos hostil posible. Sin decir nada ni levantar las armas.
La muchacha parece tener un tono conciliador, y lo ideal sería que la situación pudiera resolverse lo antes posible dado que hay gente alrededor.
Observo a estas gentes, esperando que no consideren a la mujer como la atracadora, cosa que podría parecer si no fuera por el degradado aspecto del bandido, mas cuando creo muestra su espada, sí me embarga ese terror.

Turno 106

El ladrón observa la figura de la muchacha que le amenaza entre el gentio, y también echa un rápido vistazo a su guardaespaldas, el cual sujeta con firmeza una lanza. Con el rostro semitapado por la capucha, finalmente contesta a Yaoen. -No es necesario que uses tu pincho conmigo, joven dama. Entonces adentra una mano en su bolsa y saca un pequeño objeto de ella. -Aquí tenéis lo que buscáis, hay muchas cosas que robar en esta ciudad y no quiero problemas.

El encapuchado entrega con cautela un pequeño cofre dorado a Yaoen mientras mira a su alrededor. -Y ahora, si no tenéis inconveniente, me gustaria alejarme de este sitio. Unos guardias locales doblan la esquina y aparecen al fondo de la calle. Aún están lejos pero la dirección de sus pasos parecen confluir con la posición de los tres personajes.

La gente que les rodea no parecen haber observado nada extraño y continuan sus tareas con normalidad. La única expcepción son unos pocos lugareños que observan la imponente figura de Borant, lanza en mano, intuyendo que algo peligroso podria estar pasando.

Turno 106
El ladrón entrega lo robado, o al menos eso dice, por lo que y ante la cercana presencia de la guardia y las miradas de los transeuntes, vuelvo a apoyar la lanza en el suelo a modo de bastón, como la he llevado hasta esta persecución.
Pese a ello, un delincuente no debe escapar impunemente solo por arrepentirse al verse atrapado y aunque no es mi tarea detenerle, tomo nota mental de sus rasgos y características a fin de poder dar una descripción exacta a la guardia.
Espero a que se aleje antes de dirigirme a hablar con la mujer pues aun no me atrevo a alejar la mirada del rufián.

Más vale que eso sea todo lo robado, podrían poner pegas a la recompensa que sin duda exigiré, de esconder el ladrón alguna otra cosa del comerciante.

Turno 106

Recojo, con cuidado, el objeto que me entrega el ladrón, y tras hacer honor a mi palabra y dejarle marchar, guardo el pequeño cofrecillo entre mis ropajes.
Después, tras echar una última mirada a mi alrededor, para cerciorarme de que no surge ningún problema adicional, comienzo a caminar en dirección al puesto del comerciante, procurando no llamar la atención de los guardias que acaban de aparecer, con el fin de devolverle el objeto sustraido a su legítimo dueño.