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Turno 444 (Situación) Fin de Capítulo

La puerta se cerró, dejando solos allí fuera a los aventureros, acompañados únicamente por Tewyr, quien de pronto, parecía preocupado y alicaído. - Hay una posada en la Ciudad. Es un sitio agradable... Aunque hace tiempo que no recibimos a ningún viajero, seguro que pueden daros cama y algo de cenar.-Dijo el Jefe de los Cazadores.

El hombre, con la empapada capucha adornada con la piel de zorro colgando y goteando a la espalda los guío por la pequeña ciudad en medio del bosque, a la luz de las antorchas pudieron percatarse de que estaba más delgado de lo que habían creído en un primer momento. Finalmente los llevo hasta un edificio, también de madera, compuesto por cuatro alas dispuestas en cruz. Era de los pocos que contaba con tejas de cerámica.

Tras insistir un rato, consiguieron sacar de la cama a una somnolienta posadera que, tras echarles un sorprendido vistazo y más aún viéndolos en compañía de un empapado Tewyr; corrió a prepararles una habitación. Mientras, Gidion se encargó de dejar los animales en un pequeño establo contiguo. La pieza consistía en un espacio amplio, con diez camastros, con mullidos colchones de lino rellenos de juncos y vellón y suaves mantas de lana. Un fuego recién encendido ardía en un hogar situado en una de las paredes y caldeaba el ambiente. Tewyr los dejó instalarse, y luego pareció vacilar, no sabiendo si irse y dejarlos descansar o si alguno de ellos tenía algo que preguntar.

Turno 444 (Situación) Fin de Capítulo

Thorkin a duras penas era consciente de lo que había a su alrededor. Magullado, dolorido y pendiente del estado de Dárin, lo único que le preocupaba era llegar a la ciudad de los bosquimanos.

Por un momento alzó la vista y pudo observar las estrellas en una noche cerrada, pero enseguida sus ojos se fijaron en Dárin, cuyo aspecto era cada vez peor

-¡Deprisa, deprisa!

Por fin llegaron a una empalizada, y el enano notó como varios ojos se clavaban en él, pero no conseguía ver a nadie. Tampoco se preocupó mucho de buscar a nadie. Apremiaba que les dejasen entrar para que atendiesen a Dárin.

Entraron en la ciudad, aunque Thorkin no se fijaba en nada, oyó voces, vio la luz de las antorchas, pero poco más. Simplemente intentaba seguir el ritmo de sus compañeros y no tropezar.

Por fin llegaron a un edificio y Tewyr habló con un hombre llamado Merwun, si Thorkin había entendido bien. Era reticente en ayudarles y sólo permitió que entrase Dárin. Si no fuese porque estaba con Dárin hubiese hablado pero Eothäin se le adelantó, casi con la espada en la mano, aunque Alvard lo detuvo. Entendió al jover rohirrim, él mismo hubiese usado palabras semejantes, pero también agradeció la intervención de Alvard

Aún no es el momento de ajustar cuentas con esta gente, espero que nos expliquen su falta de ayuda contra las arañas

Los hombres del bosque se llevaron a Dárin, por lo que de momento no había nada más que se pudiese hacer por él. Thorkin entonces comenzó a observar el lugar en el que se encontraba

Bosque civilizado, no lo podría llamar de otra cosa, casas y árboles de madera, con lo útil que es la piedra

Turno 444/02 (Situación) Fin de Capítulo

Tewyr les habló de una posada, Thorkin le miró con furia en los ojos. Estaba débil, herido y cansado, pero al menos su acompañante había conseguido que atendiesen a Dárin, por lo que decidió esperar a soltar todos los reproches que aguardaban en su interior.

Tras acompañarlos a una posada, Thorkin saludó con la cabeza a la posadera, que los miraba con cierta sorpresa

-Algo caliente para comer nos vendría bien señora

Thorkin dejó caer su petate, su escudo y su martillo y de pronto se lanzó hacia Tewyr agarrándolo por sus ropas

-¡¡¡¿¿¿Por qué???!!!, ¡¡¡Por qué no nos ayudásteis!!!, ¡¡¡nos dejásteis solos con las arañas y ahora uno de mis compañeros está entre la vida y la muerte, y los demás casi no salimos de esa si no fuese porque las arañas se fueron asustadas por algo!!! ¡¡¡dime porqué no he de romperte la cara por no habernos ayudado!!!

Thorkin estaba malherido, pero su mirada indicaba la furia que ardía en su interior.

Turno 444 (Situación) Fin de Capítulo

Rapidamente, y mientras la noche cubría con su manto a Arda, nos dirigimos hacia la empalizada, mientras el propio Tewyr y Banin, ambos sin heridas, cargaban con el malherido Dárin. Entre el agotamiento, el dolor del brazo, y el frio que empezaba a filtrarse a lo mas profundo de mis huesos, húmedo como estaba, me costaba incluso seguir el ritmo marcado por los Pies Grandes, pero la preocupación por el estado de el naugrim me ayudó a superar todos los escollos, y crucé junto a mis compañeros las fornidas puertas de madera de la ciudad de los Hombres del Bosque. Tarde como era, y debido a la poca iluminación que utilizaban (sin duda una manera de protegerse frente al exterior), apenas sí pude distinguir el ambiente de profunda desconfianza que nuestra presencia allí generaba en el ambiente: - Tewyr arriesga mucho al traernos a su "casa". Esperemos poder corresponder como se merece..., pensaba, mientras  nos dirigiamos a un enorme edificio, también de madera, que había en el centro. Un guerrero enorme, incluso para los cánones humanos, guardaba la puerta, y junto a él se encontraba el jóven al que había reprendido el Jefe de los Cazadores: - Mal asunto..., pensé, mientras no acercabamos subiendo las escaleras, dejando de fuera Tewyr el que tratase con él (Merwun, segun lo nombró el bosquimano), echando frecuentes miradas a mis compañeros, temiendo que alguno, en un arranque de ira, echase por tierra mi labor diplomática, y lo que era mas importante: la única oportunidad que le quedaba a Darin. Como no podía ser de otra forma, fue el impetuoso Eothäin el que a punto estuvo de estropearlo todo, pero antes de que la cosa fuera a mayores, Alvard, mostrando sus tablas en estas lides, refrenó al eorlinga, y enseguida, siguiendo las exigencias del gigante bosquimano, se llevaron a Darin solo al interior del edificio, donde los Ancianos se harían cargo, y por la bendita Yavanna esperaba que con éxito.

Tras eso, Tewyr nos llevó a una posada donde poder alojarnos, cosa que me pareció harto fuera de lugar, teniendo en cuenta el celo con el que mantenían en secreto su ubicación y a sus posibles visitas... Pero enseguida deduje la razón, teniendo en cuenta lo hablado por Tewyr y sus hombres: - No siempre ha sido así... Que habrá pasado...???, murmuré, mientras entraba en la estancia, tiritando, y saludaba a la somnolienta posadera que nos recibió, ante la insistencia de nuestro benefactor.

Estaba a punto de darle las gracias, diciendole que entendiamos perfectamente el esfuerzo que estaba haciendo por ayudarnos, por arreglar el critico desaguisado que las normas de su gente habían estado a punto de ocasionar, cuando Thorkin, no pudiendo contener por mas tiempo la rabia contenida por la aparente apatía de los bosquimanos para ayudarnos, que quizá estuviese a punto de costar la vida de su congenere, agarró por la solapa al humano, varios palmos mas alto que él, zarandeandolo, y echandole en cara precisamente aquello mismo.

Una enfado similar al del enano, pero mucho menos común en uno de mi raza, y también causado por el acúmulo de sensaciones vividas en los ultimos dias, pero sobre todo por el agobio de saber que esto, lo que habia pasado con Thorkin podía pasar, hizo que dejara de temblar y se me arrebolaran las mejillas, mientras me acercaba a él a grandes pasos, hablando con una voz excesivamente estridente, enronquecida por el incipiente constipado, y apenas sin la fuerza necesaria, dada mi lamentable estado:

- Por lo mas sagrado, Thorkin, sueltale, dejale en paz!!! Tan corto de miras eres que no ves lo que está haciendo por nosotros???!!! Tenía a los enanos por, quizá, los mayores adalides de las leyes, creadas a fuego de forja y roca, así que, esperaba que uno de ellos pudiese valorar que Tewyr, aquí presente se está enfrentando a esas absurdas leyes que le atan, por ayudarnos, enfrentandose con ello a muchos de sus compatriotas!!!!

En ese momento, con la enrojecida cara muy cerca de la de Thorkin, y una vez pasada la primera explosión de nervios, pude darme cuenta de lo que estaba haciendo, momento en que me retiro, ciertamente aborchornado por la dureza con la que le había hablado, cuando el fondo de su petición, que no se forma, eran de todo punto lícitas.

- Perdona, compañero, se que estás preocupado por Darin, pero todos lo estamos, y cuando te calmes y lo pienses, y lo penseis, continué, mirando al resto de mis compañeros, vereis que este hombre ha hecho un gran esfuerzo ayudandonos, salvando mi vida en el rio, y poniendo los medios para salvar la de Darin. Y si no nos ha ayudado antes, ha sido, probablemente por un juramento a seguir las leyes de su pueblo..., dije, mirando con un semblante ya mas calmado a Tewyr, mientras asentía con respeto:

- Y sí, no solamente no reprocharle nada, si no agradecerle de corazón esa ayuda, y os pido al resto que, por favor, no dirijais a él la rabia que se que os embarga, por su falta de ayuda con las arañas, pues me consta que nos podrá explicar lo que os he dicho, verdad, Maese Tewyr?? Cuando cerró sus puertas el Pueblo del Bosque al resto de razas, aislando por completo en su ciudad...??, acabé preguntandole, antes de añadir, mientras me limpiaba las manos en mis calzas, mas como reflejo por mi falta de educación que porque fuese a lograr nada útil del gesto:

- Por el mismisimo Eru, donde están mis modales??, me pregunté, antes de continuar diciendo, Nos acompañariais en la tardía cena?? Entonces, si quereis, podreis contestar a nuestras preguntas...

Sabía que igual no hacía bien en hablar por todos, pero no se ocurría mas que este órdago para tratar de paliar el agravio que, a buen seguro, habiamos causado con el ataque de ira de Thorkin.

Turno 444/03 (Situación) Fin de Capítulo

Las palabras del hobbit hicieron enfadar aún más al enano

-¡¡¡¿¿¿Corto de miras???!!!. ¡¡¡No estuvimos batiendo a vida o muerte contras esas malditas arañas y no hicieron nada, nada!!! ¡Al menos nos merecemos una explicación!. Si nos hubiesen ayudado Dárin no estaría así. ¡¡Y encima pareces agradecido sin saber porqué lo hizo!! No pongas en su boca las palabras que ha de pronunciar,  justificando sus actos ¡que nos responda por él mismo!

Thorkin dejó de sujetar a Tewyr y se dirigió hacia el hobbit

-Te tengo aprecio hobbit, y considero que eres muy útil al grupo, tanto o más como los demás, pero ni se te ocurra volver a hablarme así y cuestionar mis actos. Quiero una explicación y la quiero ¡¡ahora!! -dijo girándose hacia Tewyr

Turno 444 (Situación) Fin de Capítulo

- ¿Algo caliente? Las cocinas cerraron hace tres horas- Preguntó la posadera, aún medio dormida. Volviendo a echar una mirada a Tewyr, añadió.- Veré que puedo hacer....- Dijo para marcharse y volver al rato con una bandeja con dos grandes hogazas de pan, una buena pieza de queso de cabra y una gran cantidad de peras maduras, de aspecto sabroso. Trajo también dos botellas de un licor con un sabor agridulce que recordaba a la madera recién cortada.

Cuando se hubo marchado, Thorkin agarró por las ropas a Tewyr y empezó a gritarle. El Jefe de los cazadores había sido cogido por sorpresa y no sabía como reaccionar. No se esperaba aquello, creía que le preguntarían por los Ancianos con los que habían dejado a Darin. Finalmente consiguió articular algunas palabras.- Son... Son las normas... Las nuevas normas. Está prohibido entablar combate con las arañas mientras no se adentren en "los límites". Últimamente hemos perdido a mucha gente; y sois desconocidos arribando en tiempos oscuros y trayendo a las arañas con vosotros ¿qué esperabais? ¿como habrían reaccionado allá en tu casa de Erebor?. Y suerte que no os disparamos, al principio creímos que se trataba de una trampa; hay gente que ha visto...cosas... - Trató de soltarse de la poderosa presa de Thorkin, sin demasiado éxito.- Las arañas empezaron a aparecer en grandes cantidades hace casi una década, pero durante el último año han empezado a comportarse de manera muy extraña. A veces de manera muy organizada, casi inteligente; y otras veces de manera incomprensible como acabáis de ver. Hacía varias semanas que no veíamos a los demonios del bosque y albergué alguna esperanza, hasta hoy.- El hombre retiró la mirada, incómodo.- He perdido muchos cazadores en la espesura por culpa de esas bestias... Las partidas de caza se han reducido al mínimo por orden de los Ancianos... Ahora hacemos poco más que vigilar el puente; pronto la carne empezará a escasear.

Turno 444 (Situación) Fin de Capítulo

Alvard intervino, en ayudo del azorado Tewyr.- Por las campanas de Valle Thorkin ¡Sueltalo de inmediato!.- Dijo acercándose al enano y al hombre.- Comparto tu dolor; pero esto no va a ayudar en nada a Darin. Todo lo contrario, más bien. Lo último que necesitamos es hacer enemigos en esta ciudad... Si es que no los tenemos ya...

Turno 444/04 (Situación) Fin de Capítulo

Thorkin escuchó las palabras de Tewyr pero en su rostro se reflejaba la tensión y la ira. Sólo ante la intervención de Alvard, le dejó ir lanzando un bufido

-¿Y no pensantes al ver como nos atacaban que podríamos ser unos viajeros necesitados de ayuda?, ¡bah!, da igual

Thorkin se sentó mientras se pasaba las manos por sus doloridos músculos. Se le veía cansado, con varias heridas. Al pasarse la mano por su hombro, un rictus de dolor se dibujó en su rostro mientras un leve quejido se escapaba de sus labios.

-Cualquier cosa que pueda tener para comer nos vendrá bien, buena mujer.

Volvió a fijar su mirada en Tewyr

-¿Mucha gente?, tal vez las nuevas que traigamos os den una pista sobre lo que le ha pasado a varios de los vuestros y nos miréis con otros ojos.

No dijo más, estaba cansado y enfadado y sólo quería recuperar fuerzas y saber el destino de Dárin

Turno 444 (Situación) Fin de Capítulo

Rothomir avanzó siguiendo a sus compañeros, pero herido y cansado como estaba no se fijó en su alrededor. Vagamente se dio cuenta de las murallas de la ciudad y vagamente se fijo en la ciudad en si. En los edificios y en las miradas de desconfianza. Cuando llegaron al gran edificio, al parar, pudo fijarse en el gigantón que esperaba a los viajantes. Observó con detenimiento el dialogo de este y Tewyr y como el eorlinga saltaba con malas maneras y era apaciguado por Alvard. No pudo evitar una mueca de desaprobación, pero cansado como estaba, no dijo nada.

Como hizo al entrar en la ciudad de los hombres del bosque, siguió a sus compañeros a la posada. Su respiración profunda denotaba su cansancio y las heridas sufridas en el combate. En la posada no rompió su silencio y dejó caer sus pertrechos a la vera de una cama que decidió que sería donde pasaría la noche. No eligió una en particular, solo la más cercana que encontró vacía.

Mientras, la posadera traía la comida y la explosión de rabia de Thorkin acontecía. En otro momento se hubiese levantado a apaciguar al enano, que desde su punto de vista tenía razón, pero la misma que Tewyr. El bosquimano comentó algo de las leyes. Las nuevas leyes. Como el montaraz bien sabía, las leyes se hacían por algo y Tewyr explicó los motivos. Las bestias se habían multiplicado y encima hacían cosas ilógicas para su condición de bestias. Eso unido a lo que los viajeros habían visto, era claro síntoma de que el bosque se estaba volviendo oscuro y no era algo natural.

Turno 444 (Situación) Fin de Capítulo (Solo Rothomir)

Mientras avanzaba junto a sus compañeros, lo hacia en silencio. Su cansancio y heridas eran la principal razón de ello, pero también sus pensamientos en el anillo. El comportamiento de las arañas justo cuando sin querer se había puesto el anillo era demasiada casualidad. Muchas cosas cruzaban su mente. ¿Controlaba el anillo de alguna forma a aquellas bestias? ¿Por que?

Luego en la posada, Rothomir escuchó atentamente lo que Tewyr comentó sobre los problemas que las gentes del bosque tenían. Una estúpida idea empezaba a tener sentido en su cabeza. Los comportamientos de las bestias se habían vuelto extraños. En ocasiones, según comentaba el bosquimano, de manera muy organizada y otras veces de manera incomprensible. Si el anillo tenía algo que ver con ello, era claro que alguien lo había forjado para controlar a aquellas bestias, por el motivo que fuese.

Por otro lado, ellos se habían encontrado dos veces con esas temibles criaturas y según lo que comentaba Tewyr, muchos de los suyos habían caído, sabiendo que el bosque es su entorno natural. ¿Como era que aquellos malditos adoradores andaban a sus anchas por el bosque sin temer un encuentro? Para el montaraz, era claro que aquel anillo podría ser de alguien de los adoradores.

Era un asunto bastante peliagudo como para hablarlo abiertamente. Cuando tuvieran un momento, se lo comentaría a Thorkin o quizás a Tewyr. 

Turno 444 (Situación) Fin de Capítulo

El enfado de Thorkin era justificado. Aquellos hombres se habían quedado mirando mientras veían como se enfrentaban a un puñado de seres malignos. No solo no habían tratado de ayudarlos, si no que permanecían impasibles. Pero aun así, seguían sus leyes absurdas, que se suponía los mantendrían en paz. Tewyr además, había arriesgado su vida lanzándose al rio para ayudar al hobbit. Ahora, les brindaban su ayuda, a regañadientes, trasladándolos hasta su ciudad y haciendo que sus sanadores tratasen a Darin. Si el enano sobrevivía tendrían mucho que agradecer a esos hombres, y eso era algo que Thorkin debía entender.

El enano había sido elegido como líder, y no seria Banin el que discutiese con el por todo dicho. No deseaba desautorizar a su compatriota. En silencio Banin degusto la cena y dispuso las cosas en uno de los camastros. Habían encontrado el hogar de los hombres del bosque, y con el, esperaba poder encontrar la manera de solucionar sus problemas, el carro, Darin, y poder asi continuar con la tarea que los había llevado hasta el interior de ese horrible bosque.

Turno 444 (Situación) Fin de Capítulo

Borant arrastró los pies por todo el sendero hasta llegar a la empalizada de la ciudad. Su marcha, taciturna y melancólica, continuó al mismo ritmo al adentrarse en esa ciudad perdida en medio del enmarañado Bosque Negro. Las casas de madera, apenas iluminadas por alguna que otra antorcha, respondían al triste paso del aprendiz de animista con la severa mirada de sus ventanas cerradas.

El beórnida solo levantó la cabeza al llegar a la majestuosa morada de los Ancianos de la ciudad, una estructura de madera que mezclaba a la perfección la humildad del trabajo hecho a mano y el alto arte de la talla. Numerosas escenas, la historia de un pueblo, podían vislumbrarse a la tenue y danzante luz de las llamas. ¿Qué se escondía más allá de la arcada que daba entrada al sagrado edificio? ¿Cuánta sabiduría de las viejas eras se cobijaba entre esos muros de madera?

Seguramente más que la que puede ofrecer este patético e inútil aprendiz..., se torturó Borant. ¿Por qué me separé de tu lado, Maestro...?

Con la sumisión de una mula hambrienta, el beórnida asistió a la discusión que acabó con el cuerpo de Dárin desapareciendo dentro de la Morada de los Ancianos y siguió después al grupo hasta la modesta posada de la aldea. Al igual que Rothomir, Borant dejó caer sus cosas a un lado del primer camastro al que se acercó, manchando la paja seca que cubría la tarima con el barro de la orilla del río.

—Discúlpeme, señora... —susurró avergonzado, volviendo a recoger su petate cubierto de lodo y sujetándolo contra el pecho sin saber qué hacer con él.

Al ver unos ganchos en la pared para colgar la capa, se acercó a ese rincón y dejó colgada ahí su bolsa de viaje. Poco a poco se quitó la embarrada capa y desanudó los cierres de su armadura de cuero, liberándose de su peso. Un hedor de sudor rancio y humedad le envolvió como una mortaja. Tal vez fuera el resultado de muchos días de agotadora marcha y muchas noches durmiendo al raso; o quizás no fuera más que la fetidez del miedo y de la derrota...

Turno 444/2 (Situación) Fin de Capítulo

Estaba agotado, todos lo estábamos, y mas aun que el ataque de rabia de Thorkin, me extrañaba aun el mío. El enano tenía razón, a su modo, yo mismo había pedido, exigido diría, al Cazador, que nos ayudara, porque la lógica, al menos la mía, me dictaba ayudar al necesitado, máxime teniendo en cuenta que antes del ataque de las arañas, habían aceptado parlamentar, aunque a la legua se veía su desconfianza, pero la conversación con él me había permitido ver mas allá, ver que se debatía entre seguir unas normas que a todas luces no entendía, o hacer caso a su corazón. Y demasiado tarde había decidido saltarse esas normas por nosotros. A mi modo de ver, Tewyr sentía culpable por el estado de Darin, pues sabía que debía habernos ayudado antes. Pero forzar mas las cosas no ayudaría.

Mi ataque de rabia me había llevado a cometer un error: había agredido en cierto modo a Thorkin, por eso no dudé en recular y pedirle perdón en cuanto el momento de ira había pasado, diluyendose en mi habitual buen juicio. Y entonces, Thorkin soltó al bosquimano, y se encaró conmigo. En ese momento le vi crecer a ojos vista, con los ojos inyectados en sangre, hasta que, a mi modo de ver, me superaba en varias cabezas. No pude menos que encogerme ante él, reculando, mientras cerraba los ojos. Cuando acabó, recordé unas palabras que Mertherïl me dijo, hace ya mucho tiempo, antes de cruzar las Montañas Nubladas:

- Pertegaz, habrá muchas veces en las que una conversación se torne en discusión. Entonces deberás mantener la calma, y no avivar la misma, pero tampoco dejarte avasallar por aquellos que embrazando la ira, traten de hacerlo. Eso sí, siempre desde la argumentación...

Por eso, aunque me sentía amedrentado por el poderío de Thorkin, me vi en la obligación moral de defender mi postura, porque nos atañía a todos. Thorkin se había vuelto a girar hacia Tewyr, exigiéndole una explicación. No pretendía ni mucho menos cortar al bosquimano, así que, paciente, me fui recuperando poco a poco del susto, sentado en una de las viejas sillas de madera del local, con las piernas colgando, lejos del suelo. El Cazador explicó sus motivos, que no divergían apenas de lo que yo había dicho en su defensa. En cierto modo, podía ver en sus ojos la angustia que le causaba haber llegado a esta situación, y si Dárin moría, estaba seguro de que sería una carga con la que tendría que cargar el resto de su vida.

Cuando acabó, y las palabras de contestación de Thorkin se posaban en el ambiente, cargadas de reproche, le dije:

- Maese Thorkin, siento haberle hablado de malas maneras, y quiero que sepa que en ningún caso pretendía insultarle. Le pido perdón por ello..., pero creo, sinceramente, que se equivoca: en este caso, sus actos pueden poner en peligro, no solo la vida de Darin, si no el futuro de todos nosotros..., acabé, mirando a Lord Alvard, pues mis pensamientos no hacían otra cosa que eco de las palabras del Consejero de Valle.

Tras eso, hundí los hombros, mirando a la mesa a la que me había sentado y, lentamente saqué le flautín, y empecé a pasarle el trapo que guardaba para tal efecto. El estómago me pedía a voces comer, pero un nudo en el estómago podía conseguir lo que pocas cosas podían en uno de mi Pueblo: que no pensara en la comida. La vida de Darin pendía de un hilo, y nosotros estabamos aquí, peleando entre nosotros. Dejé el instrumento sobre la mesa y, cerrando los ojos, empecé a masajearme las sienes...