Partida Rol por web

El Carbón, Los Regalos y La Sombra.

Capítulo 4: La Travesía del Bosque Negro. Primera Parte.

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15/03/2016, 21:24
Director.

Turno 401 (Viaje)

Los aventureros abandonaron la aldea quemada con cierta pesadumbre en el ánimo. Cierto era que el descanso bajo techo y con algo de fuego había resultado reparador, y que tanto Borant como Rothomir e incluso Alvard, parecían estar completamente recuperados de su dolencia. Pero en la mente de todos estaba el Bosque Negro. Alguno ya lo había hollado, otros solo habían escuchado historias; fuere como fuere el Camino Viejo del Bosque quedaba demasiado al Sur para el gusto de todos. Pues no se sabía por que, pero todos los relatos y rumores coincidían con que cuanto más al sur, más peligroso se volvía el bosque. Quizá fuese la decreciente influencia con la distancia de Thranduil y sus elfos en su reino en la parte más septentrional del bosque, quizá fuese otra cosa...

No encontrarían elfos por allí, al menos eso era lo que decían los informes del viejo Alvard, y justamente por eso se había escogido aquel camino. Pues ni la luz de las estrellas de las primeras edades ni el don de la Inmortalidad había borrado la codicia de los ojos del Rey Elfo, y un rencor secreto por los enanos guardaba en su corazón, escondido y recordado durante siglos, anterior a los Dias Oscuros. No en vano había compartido parentela y morada con Thingol de Menegroth. No, el Rey Elfo no dejaría a los hombres de Valle apuntarse ese tanto con facilidad, y menos habiendo tanto oro de por medio y poniendo en bandeja de plata a los enanos de Erebor que continuasen con su hegemonía sobre Rhovanion. El asunto del carbón debía permanecer lejos de los oídos de Thranduil tanto o más que de los oídos de los grandes próceres de Esgaroth.

Y allí estaban ellos, viendo en el horizonte acercarse más y más el gran bosque. Tal y como había dicho Alvard, tardaron un día más en llegar a los lindes del Bosque Negro; pero tuvieron que desviarse hacia el sur un día más de marcha para encontrar la entrada del Camino Viejo; un pequeño error de calculo por el que ninguno quiso arriesgarse a entrar en el bosque sin una senda clara que seguir. Cuando finalmente encontraron lo que parecía ser el inicio del camino, un pesado silencio se apoderó de la caravana, al tiempo que paso a paso iban cambiando la bóveda azul de los cielos (más gris que azul en los últimos días), por la bóveda verde del bosque (más negra que verde, a decir verdad). Y con cada paso notaban como la densidad del aire crecía, y crecía, hasta que al cabo de un tiempo les pareció que más que aire, caminaban entre una extraña sustancia tórrida y pegajosa. ¿Pegajosa? sí, hiladas e hiladas de transparentes telarañas iban y venían de lado a lado del camino, provocándoles una curiosa y desagradable sensación cuando las atravesaban. Parecía que al menos no había por que preocuparse, pese a estar el camino surcado de hilos de araña, los arácnidos responsables tendrían como mucho el tamaño de un pulgar.

Eothäin, que encabezaba la marcha, finalmente acompañaría al grupo por decisión de Thorkin y Alvard. El anciano consejero de Valle, ya había hablado con él, aclarándole los puntos de la empresa que llevaban a cabo, o al menos los que el anciano quiso aclarar. El eorlinga poco le importaban los complejos entramados económicos entre los pueblos del norte. El tenía su estipendio, su lanza, su caballo y una objetivo que cumplir. No pedía más.

No tardó, sin embargo, en verse obligado a bajarse del caballo. Entre la envergadura de su corcel, y que él mismo alcanzaba sus buenos dos metros, era imposible que caballo y jinete pasasen a la vez por el cada vez más angosto camino. El límite parecía marcarlo Alvard, encogido en el pescante de la carreta, que por momentos parecía haber sido diseñada para pasar al milímetro por los parajes más angostos de aquella travesía. Aunque no todo eran loas para el carromato, pues cada dos por tres tocaba empujarlo, desencajarlo o estirar de las riendas de las mulas como demonios para que sortease gruesas raíces, pequeñas zanjas y desniveles de todo tipo en el camino. Si no fuese por que transportaba las provisiones y buena parte de las pertenencias de los aventureros, más de uno hubiese sugerido abandonar la carreta y que el viejo estirase las piernas como los demás. En especial Gidion, parecía harto agobiado e irascible por el ambiente del bosque.

Tras varias horas caminando, con una frugal parada para comer; la visión se había vuelto pésima. Aunque todos habían ido paulatinamente acostumbrando sus ojos a la penumbra del bosque, los enanos y Darrick daban gracias por su excepcional vista. El camino iba transcurriendo monótono y en silencio, y la inicial inquietud de haber entrado en el bosque se iba disipando en el corazón de los aventureros. En un momento dado, el anciano Alvard alzó la mano, provocando la instantánea detenida de la comitiva.- ¿Cuanto tiempo llevamos caminando? Creo yo que ya debería ser noche cerrada, o al menos estar anocheciendo, pero sigue habiendo la misma luz que hace al menos cinco horas...

Todos se revolvieron incómodos, habían estado centrados en poner un pie detrás de otro en aquel sofocante ambiente, una y otra vez, al mismo tiempo que mantenían vista y oídos atentos a cualquier peligro. Lo cierto era que aquel bosque tenía algo extraño. Ninguno se sentía... bien. Habían perdido la noción del tiempo.

De pronto, un sonido bajo y gutural que iba creciendo en intensidad hizo que todos se tensasen, y llevasen las manos a la empuñadura de las armas; al menos hasta que se dieron cuenta de que aquel sonido provenía del estómago del pequeño Pertegaz. Quizá si que había llegado la hora de cenar...

 

Notas de juego

Habéis tardado un día en llegar al linde del bosque, otro día más en encontrar el Camino Viejo, y lleváis un día caminando dentro del bosque (o al menos lo que pensáis que es un día, con la única pista del estómago del hobbit).

Rothomir, Borant y Alvard, están sanos (regalo de bienvenida).

Orden de Marcha:

Gidion, junto a Alvard a pie, Pertegaz, al lado del carromato junto a Gidion, Banin y Thorkin, al frente, Dárin retaguardia con Rothomir, Darrick y Borant uno a cada lado, caminan por fuera del camino. Eothäin encabeza la marcha llevando por las riendas a su caballo.

Thorkin: Si quieres rolear la incorporación oficial de Eothäin, junto a Alvard, puedes postear en el capítulo anterior "solo para el director". Lo dejaré abierto unos días. Al darle tu beneplecito al anciano he obviado la conversación, pero si quisieses añadir algo, o escucharla, puedes.

Si decidís que es tiempo de dormir y establecéis guardias: Orden de las mismas y tiradas (Las tiradas hacedlas si o si por si acaso)

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16/03/2016, 10:35
Thorkin

Turno 401 (Viaje)

Un nuevo día amaneció tras una noche tranquila. Tras recoger los bártulos y al ver que todo el mundo estaba listo Thorkin hizo señales para ponerse en marcha, distribuyendo a todos alrededor del carromato. Thorkin no miró hacia atrás, pero en su memoria se quedó el recuerdo de lo que allí habían encontrado, y una cierta pesadumbre surgió en su interior

Esto puede ser el preámbulo de lo que nos espera

Tras varias horas de marcha, por fin llegaron al Bosque Negro. Thorkin lo observó con la mirada inquisitiva, buscando alguna señal de lo que allí dentro podrían encontrar, aunque él bien que lo sabía

De nuevo aquí estamos. Ojalá tus hojas fuesen verdes y no oscuras, ya que si no he de caminar bajo la bóveda rocosa de las montañas, que al menos no tenga que hacerlo bajo la bóvedra corrompida de unas hojas malditas

Un día tardaron en encontrar el camino, y Thorkin de nuevo organizó las guardias y la escolta. Cuando por fin encontraron el comienzo del camino, Thorkin detuvo la caravana

-Para aquellos que no conozcáis el Bosque Negro o sólo tengáis conocimiento por rumores e historias, sólo os diré que andéis con cuidado y nunca solos. No os alejéis, estar en constante alenta. Es un viaje que nos llevará varios días, tal vez un par de semanas, según las circunstancias y la velocidad, y bajo ningún concepto abandonéis el camino. Si tenéis alguna duda o pensáis que puede haber un peligro no dudéis en preguntar o en gritar si fuese necesario.

Dicho esto y ante la señal de Alvard, comenzaron a andar en el camino. Thorkin iba delante, pero distribuyó a sus compañeros de forma similar a días atrás. No sabe cuanto andaron, pero seguro que fueron varias horas, en las cuales el carro de Alvard se atascó varias veces

-Este bosque no nos quiere dejar pasar, antes las ramas no molestaban como lo hacen ahora, y los árboles no impedían tanto el paso, además, no había telarañas....no me gusta, es más oscuro que antes.

Las palabras de Alvard no le reconfortaron, al contrario, su apreciación de que llevaban allí horas y de que habían perdido la noción del tiempo porque a pesar del paso del tiempo, seguían habiendo la misma luz, le intranquilizaron.

-Suele pasar aquí, la luz no cambiarán, será la misma o más oscura

Pero de pronto, un temible ruido le hicieron ponerse en guardia, pero no pudo por menos que sonreír al ver su procedencia.

-Comer nos vendrá bien.

Observó el lugar buscando un claro

-Si no lo encontramos cenaremos aquí, y si es necesario también dormiremos, aunque sea en mitad del camino. Las guardias serán las siguientes Banin con Borant, Dárin con Darrick, Pertegaz con Rothomir, Eothäin conmigo

Tras cenar y ayudar a preparar el campamento, Thorkin se acostó, durmió con el escudo apoyado en él, para embrazarlo aún más rápido que en otras ocasiones, y aunque se lo estuvo pensando, se quitó la cota de malla, pero dejándola a su lado por si tenía que colocársela rápidamente. El martillo de guerra también estaba a su lado. Antes de cerrar los ojos no pudo por menos que pensar en lo que habían visto hasta el momento, y en lo que no habían visto

Arañas y algo más es lo que nos encontraremos, espero que crucemos el bosque cuanto antes, ha empeorado y mucho

- Tiradas (2)
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18/03/2016, 20:08
Darrick

Turno 401 (Viaje)

Darrick se había levantado con fuerzas, para un hombre que está acostumbrado a dormir al aire libre, dormir bajo techo (por más precario que sea el techo) era como un regalo de los dioses. Al empezar a caminar la primer sorpresa del hombre era ver lo bien que le había hecho el descanso a los heridos, muchos ya tenían las fuerzas para volver a enfrentarse a los peligros de su viaje y justo lo hicieron en el momento adecuado, cuando iban a entrar al bosque oscuro.

Para sorpresa de Darrick el bosque era más grande de lo que lo recordaba, no solamente perdieron un día para llegar a él, sino que demoraron un día entero para encontrar un camino que los llevara por su interior. Una vez adentro, Darrick al igual que muchos de sus compañeros intentó guardar el mayor silencio posible, era difícil ver algo en esta oscuridad y si bien él no podía ver nada, si había algo o alguien entre esas hojas, seguramente tuviera la vista lo suficientemente aguda como para ver un grupo de tantos integrantes.

Cuando el estomago del hobbit gruño, el hombre actuó casi por reflejo sacando una de sus flechas, pero cuando fue a tensar el arco se dió cuenta del origen del sonido y no pudo evitar sonreir al hobbit.

Parece que ya es hora de la cena, o por lo menos eso parece con esta luz. Estoy de acuerdo conque hay que comer, pero no me sentiría muy seguro con un único fuego a nuestro alrededor, mucha luz sería como invitar a las criatura del bosque a cenarnos.

Cuando terminaron de comer, el hombre saludó con la cabeza y se acostó a dormir. La segunda guardia era la suya y tenía que estar bien descansado. 

Darin hora de escrutar la oscuridad.

Mientras decía esto se preparaba para su guardia.

- Tiradas (2)
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18/03/2016, 20:59
Pertegaz Tuk

Turno 401 (Viaje)

La impresión que sentía no hizo mas que aumentar mientras, con paso algo mas brioso, y ya sin la omnipresente lluvia de estos dias, nos fuimos acercando a la inmensidad del anciano y, según decían las historias, maldito bosque. Era un sobrecogimiento que me hacía coger aire de una vez, para luego soltarlo poco a poco, pues, de veras que me hacía sentir aun mas pequeño, como un guijarro en mitad de la corriente del Anduin.

Ese dia hablamos poco, pues mis compañeros, al parecer, compartían esa sensación de que el bosque podía, simplemente, absorbernos para hacernos desaparecer, borrando cualquier huella de nuestra existencia. Y para colmo, parecía que el camino había desaparecido: - Mal presagio..., pensé, continuando con pensamientos poco halagüeños. Horas mas tarde, no pude menos sonreir ante mi falta evidente de valentia: - Simplemente nos habíamos desviado hacia el norte, debido a lo cambiado del paisaje, tras tanta lluvia!!

Sin embargo, la alegría no me duró demasiado, pues Thorkin, lúgubre, volvió a arengarnos sobre la cruda realidad de la empresa a la que nos ibamos a aventurar. Cuando acaba, recuerdo un viejo poema anónimo que escuché una vez en una villa de las laderas de las Montañas Nubladas, cuando las crucé junto a mi mentor, sobre el antiguo Eryn Galen. Extrañamente, los versos fluyen de mis labios, sin apenas pensarlos, como si los acabara de ensayar hace solo unos instantes, aunque hace años ya que no los había recitado:

Danzando sobre el brillo de la luna,
Las luciérnagas de la orilla enmudecen
Desnudas al canto del río.
Así abro los ojos aprisionado
De brazos enormes
Y la certeza de estar vivo
No parece existir.
Aun tiembla la imagen reflejada
En el baile delicado de las hadas
Transparentes sin su luz.
Así cierro los ojos sin aire
Y sin morir en el fuego
De las antorchas asesinas
De los hombres desangrados.

El ambiente, por ese retraso, era de tensión, máxime tras la advertencia de nuestro capitán, así que, cuando entramos en el bosque, ni una palabra por nuestra parte rompió el "runrun" de los insecto que nos acompañaban en el camino. Además, el suelo irregular hacía que el carromato se atascara cada poco tiempo, retrasandonos, mientras la sensación de ser observados se acentuaba por la desagradable sensación que quedaba al arrancar telarañas que cruzaban el camino. Nadie habló, mientras concentrados en exceso, nos dedicamos a avanzar: - Cuanto mas andemos, mas avanzaremos, y antes saldremos de aquí, pensaba, a menudo, mientras trataba de erradicar de mi mente el hambre que se iba apoderando de mi estómago  a cada paso, pues ese mediodía apenas si paramos a engullir un magro tentempie que, de ningun modo se podía denominar almuerzo.

No me dí cuenta del embotamiento que sentía hasta que Alvard rompe el silencio:

¿Cuanto tiempo llevamos caminando? Creo yo que ya debería ser noche cerrada, o al menos estar anocheciendo, pero sigue habiendo la misma luz que hace al menos cinco horas...

Parpadeo un par de veces, mientras me estiro, como si acabara de despertar de una de las numerosas siestas que solía echar allá, en Alforzaburgo. En efecto, y pese a echar un par de miradas hacia atrás, me sentía incapaz de saber cuanto habiamos avanzado, o cuanto tiempo llevabamos andando:

- Debe ser el ambiente opresivo que hay. No cabe un solo arbol mas allá del camino!!, digo, tratando de agrandar, si exito, la gorgera de mi armadura de cuero, mientras inhalo, nervioso, como si ese aire no contuviese suficiente oxígeno.

En ese momento, mi estómago no puede mas, y ruge con fuerza, despertando una sonrisa de Thorkin, que da un alto para comer, mientras tratamos de discernir, en efecto, que hora es, y por qué no oscurece, aunque deberiamos llevar ya mas de cinco horas de dura travesía.

Como con avidez durante la cena, totalmente prisionero de mi estómago hasta que saciado, me estiro, y me preparo para dormir hasta que me llegue la guardia, esta vez junto a Rothomir: - Este Dunedain me da confianza. Pese a que es callado, hace que mis miedos se escondan ante su presencia. Agradezco hacer la guardia con él...

Preparé mi saco, y, pese al ambiente opresivo, o tal vez ocasionado por él, caigo profundamente dormido en cuestion de minutos, con el arco y la aljaba de flecha a distancia de mi corto brazo, y la armadura preparada para cuando me toque vigilar.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Pues nada, dejo hecha la tirada de Percepción para la guardia, y la tirada de cansancio, por si me sopo en la misma!! xDD

Entiendo que ya no tiramos por enfermedad, al no llover, verdad?? O_o

El poema no es mio (lo he pillado de internet), se llama "Bosque Negro", y es de un tal andy_valleux (creditos para él)

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18/03/2016, 21:09
Banin

Turno 401 (Viaje)

 

Se despidieron del refugio con pesar. Quien sabia cuando volverían a encontrar un lugar techado para recuperarse del cansancio y de las enfermedades. Pero debían proseguir el camino, y una vez mas, partieron. Lo hicieron como ya habían tomado como rutina, en una sencilla formación que pretendía hacer mas seguro el viaje.

Llegaron a la entrada al Camino Viejo, la ruta elegida para cruzar el Bosque Negro, estaba descuidada pero aun era transitable. Se adentraron en la espesura y todo a su alrededor cambio. Un ambiente espeso y húmedo; los olores a la madera mojada y helechos; y  el silencio sepulcral que amortiguaba los ruidos. Eso era y seria, durante varias jornadas, el gran Bosque Negro.

Las raíces y ramas estaban ralentizando la marcha. La carreta se atascaba continuamente con ellas, o simplemente se encallaba en el barro. En varias ocasiones tuvieron que empujar el carro para continuar. El viaje se hacia lento y asfixiante. Pararon para comer al cabo de varias horas de pesado viaje. Comieron algo de queso y pan, con un poco de vino aguado. Reemprendieron el camino sin demorarse mucho.

No se oía nada, ni pájaros, ni alimañas..., nada. Eso tenso los nervios del grupo, que lanzaban intensas miradas a la espesura que los rodeaba. Banin estaba algo mas tranquilo, el no pensaba que estuviesen siendo perseguidos, o que el enemigo acechara tras cada recodo. No obstante, y con el don de la visión de los naugrim, sabia que podría ser de ayuda, no dejo de imitar a sus compañeros, y echaba de cuando en cuando largas miradas mas allá del linde del camino.

Banin salió de sus pensamientos, en los que estaba ensimismado, cuando las tripas del hobbit rugieron cual fiera pidiendo comida. La oscuridad se había acrecentado, y no sabían con seguridad si mas allá del techo de hojas, brillaría aun algún rayo de sol. Basándose en el hambre del mediano, y en el cansancio acumulado, determinaron que había llegado la hora de cenar y dormir.

Encendieron un pequeño fuego y todos se acurrucaron allí, en mitad del camino. Lo de dormir en el camino le sorprendio a Banin, pudiendo buscar algún lugar mas oculto entre los arboles. No había pensado en la carreta, y no podían abandonarla allí para dormir en un lugar parecido, además, seguramente por allí no pasara nadie.

Thorkin recordó a todos los turnos para las guardias. Se había tomado como norma, y temerosos de algún ataque, fue acatada sin cuestionárselo. Banin se aparto unos metros del grupo, y se sentó cerca de un árbol. Bien abrigado y cubierto por su capucha, permanecía atento a su alrededor. El silencio era total, quitando la fuerte respiración, casi ronquido, de alguno de sus compañeros. De cuando en cuando, se levantaba para vencer al sueño y aprovechaba para avivar un poco el fuego y calentarse en el. Siempre estaba en contacto visual con todos, mas aun con su compañero de imaginaria, Borant. el beornida cruzaba su mirada con el enano, para indicarse que todo andaba bien. Aquel tipo vestía unas ropas raídas, con los colores típicos del bosque, verdes y marrones en consonancia que la naturaleza. No era muy hablador, al igual que Banin, pero le caía bien, para ser humano.

Cuando hubo pasado el tiempo suficiente, se levanto para despertar a la siguiente pareja. Banin se acerco a Darrick y le susurro que debía levantarse. Insistió una segunda vez mientras le tocaba el hombro.

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18/03/2016, 21:10
Banin
Sólo para el director
- Tiradas (2)

Notas de juego

Disculpas, no me dejo editar el post y olvide las tiradas.

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19/03/2016, 01:53
Borant

Turno 401 (Viaje)

La oscura franja que se atisbaba en el horizonte fue haciéndose más grande a medida que el grupo avanzaba, hasta convertirse en un muro de árboles que se levantaba como la muralla de una fortaleza inexpugnable. El júbilo inicial se tornó en frustración al descubrir que la entrada al Camino Viejo no estaba a la vista. Fueron horas de silencio y caminar pesado, a la sombra de la lobreguez del bosque, resiguiendo su penumbrosa linde hasta encontrar el antiguo sendero. Un día perdido.

Los primeros pasos hacia el interior del Bosque Negro, sumieron a Borant en un estado de introspección más agudo del habitual, si cabe. El joven beórnida era un tipo introvertido, más acostumbrado a la única compañía de su antiguo maestro que a compartir viaje con una numerosa comitiva. Sin embargo, su mente no se perdía en el vacío de su nula oratoria: a falta de conversación, el animista daba vueltas al enigma del campamento maderero. Tres tipos de flecha... Sin supervivientes... Animales abandonados a su suerte...

Las horas transcurrieron sin más distracción ni dificultad que la de adelantar un pie tras otro, apartando a un lado las ramas bajas y sorteando los tramos de maleza más densa. Borant avanzaba por fuera del camino, unos pocos pasos adentrado en el bosque, de manera que a las pocas horas ya eran varios los rasguños en su piel y los rasgones en sus ropajes. Por si eso no fuera suficiente, las telarañas se pegaban a su rostro como traslúcidas gasas de seda, haciendo que tuviera que detenerse a escupirlas o a arrancarlas de sus pobladas cejas, refunfuñando como un enano al que se le hubiera quemado la barba por acercarla demasiado al fuego. Lo sonidos de las profundidades del bosque no ayudaban a hacer la caminata más placentera, pero Borant había viajado lo suficiente en compañía del Maestro Jerem, como para reconocer el crujir de los árboles mecidos por el viento o el chasquido de un fruto al desprenderse de una rama. No es nada más que eso, zoquete, se repetía en cada ocasión en que un ruido le erizaba el pelo de la espalda.

Cuando la poderosa voz de Thorkin anunció el fin de la jornada, la Compañía de Alvard se reunió junto al carromato para compartir una frugal cena a base de carne ahumada y tortas de avena. El béornida quedo sentado junto al pequeño mediano; la secuoya junto al arbusto. El hobbit le recordaba a su sobrino, Barlam, al cual no veía desde hacía casi tres años. Habrá crecido tanto..., pensaba mientras masticaba la insulsa torta, ya casi no recordará la cara de su tío Borant...

Tras la cena, todos se acurrucaron donde buenamente pudieron, quedando Banin y el aprendiz de animista para guardar su sueño durante la primera guardia.

- Tiradas (2)
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19/03/2016, 02:46
Borant

Turno 401/2 (Viaje)

La oscuridad reinante no parecía haber cambiado desde que el resto de los compañeros se tumbaran a descansar, como si la noche no llegara a atravesar el denso follaje del Bosque Negro. O quizás sea en este lugar donde se oculta la noche durante las horas diurnas..., divagaba Borant sentado a un lado del camino, apoyada la espalda en una roca cubierta de musgo. La primera hora de guardia se había deslizado ante sus ojos con la lentitud de una oruga, rodeado de sombras dentro de sombras. Los miembros de la comitiva no eran más que bultos oscuros, tumbados alrededor de la masa de negrura que era el carromato.

Al otro lado del camino, a los pies de un árbol, Banin permanecía en guardia, con la maza cruzada sobre sus cortas pero robustas piernas y el escudo apoyado en una de sus nudosas rodillas. Aún encontrándose a pocos pasos de él, el enano era apenas un borrón en la penumbra, inmóvil hasta el punto que parecía estar dormido como los demás, pero Borant había podido vislumbrar los lentos movimientos de su cabeza, escudriñando la oscuridad.

— He estado pensando... —susurró el beórnida sin previo aviso— He estado pensando en el campamento maderero... Tres tipos de flecha... No me gusta... Quizás solo sea casualidad. Tal vez no tenga nada que ver con nosotros ni con la misión de maese Alvard... —continuó con un murmullo, temeroso de que su voz profunda llegar demasiado lejos en ese inquietante bosque— Pero, ¿y si no es así...? ¿Y si ese "Manco" nos mintió? Si alguien más vio la documentación de maese Alvard, podrían haber predicho nuestros movimientos. Eso explicaría la desaparición del agente que tenía que informar al mozo de la posada y a los hombres que seguían nuestros pasos hace unos días. Quizás un grupo mandado por una facción contraria a los intereses de esta comitiva, pagara a algún grupo de montañeses para hacer un ataque conjunto contra esos leñadores, eliminando un punto de aprovisionamiento de nuestra ruta... Es solo una teoría, algo disparatada lo reconozco, pero no sé encontrar una mejor...

Borant guardó silencio, sin estar el todo seguro de si Banin había llegado a escuchar sus palabras.

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19/03/2016, 07:22
Rothomir

Turno 401 (Viaje)

Rothomir se fue desperezando lentamente. Había conseguido dormir bastante bien y recuperarse de sus dolencias. Fue uno de los que más tardó en levantarse y recoger sus pertrechos y prepararse para la marcha. Durante ese día poco dijo y poco hablo, más que lo necesario.

En la marcha avanzaba detrás de la carreta y desde que entraron en el bosque, con el arco en la mano. El ambiente le agobiaba y le resultaba extraño, la escasa luz no le dejaba ver más allá de unos metros. La marcha empezaba a ser pesada, sobretodo por tener que ir desatascando la carreta cada cierto tiempo. Estaba claro que el bosque no les quería dejar pasar.

El dunedain iba preocupado todo el rato en vigilar todo alrededor. Por delante la carreta le impedía ver pero vigilaba a ambos lados y sobretodo en la retaguardia. No se dio cuenta hasta que Alvard habló del tiempo que llevaban andando y fue entonces consciente de la pesadez en sus piernas.

Siguiendo las ordenes de Thorkin, se aprestó a preparar el campamento y un pequeño fuego para cocinar. Algo de comida caliente vendría bien para el animo. Cuando hubieron comido, se dispuso a dormir hasta la hora de su guardía. En su interior, quería que estas jornadas pasasen cuando antes, pues notaba extraño al bosque.

 

- Tiradas (3)

Notas de juego

Percepción para la guardia

Evitar dormirse  en la misma (No recuerdo que tenía que tirar, solo he añadido CON)

Cocinar si se necesitase (Usar Objetos) No se si sigue cocinando, me falta un poco del capitulo3, si no es así editare el post.

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19/03/2016, 08:37
Director.

Turno 402 (Viaje) Primera Guardia (Borant y Banin)

Gracias al fuego encendido por Rothomir, esta vez si que pudieron gozar de una cena caliente. Aunque tal vez por el cansancio o por falta de ganas, el montaraz de Dol Amroth no se prodigó demasiado con sus artes culinarias y se limitó a asar al calor de las brasas la carne en salazón que de otra forma hubiesen comido fría. Acompañada de queso y tortas de maíz, fue una cena aceptable. Todos se fueron a dormir, sin saber muy bien si acertaban con la hora, pues si bien era verdad que la fatiga había hecho acto de presencia hace rato en las piernas de los más, no menos cierto era que caminar por el bosque, con el carromato de Alvard, era harto más duro que hacerlo por el llano.

El primer turno de guardia correspondió a Borant y a Banin, y se podría decir que transcurrió con tranquilidad. Pero únicamente en el sentido de que nadie los atacó y ninguna amenaza perturbó el sueño del resto de compañeros. Porque lo cierto el que el bosque parecía una plaza en día de mercado, al menos a ojos del enano, no acostumbrado a aquel tipo de parajes.

Sonidos de animales deslizándose, ramas moviéndose y crujiendo por doquier... A lo que había que sumar que el bosque parecía superpoblado por una raza inusualmente escandalosa de grillos, que poblaban la noche con un agudo y constante "nic-bric, nic-bric, nic-bric...". 

Además la visión del enano no resultaba demasiado útil, pues si bien la oscuridad no era un impedimento para él, seguía sin poder ver a través de plantas y árboles, lo que dejaba su campo de visión prácticamente igual de reducido que el de su compañero. La combinación de tanto ruido y no poder ver de donde venía ponía a Banin de un humor de perros y le daba la constante sensación de estar siendo vigilado. El enano tenía que controlar la constante necesidad de tomar su maza, salir corriendo hacia la espesura para encontrar el lugar de donde había provenido el último crujido de rama y liarse a golpes ya fuese con animal, planta, o lo que fuese que hubiese allí.

Para acabar de rematar la noche, el fuego encendido por Rothomir y que los guardias  mantenían vivo, no paraba de atraer a una especia de mosquito, grandes como la palma de la mano del pequeño Pertegaz, que no cesaba de zumbar e incordiar. Defenitivamente, no era un lugar agradable aquel bosque, pero al menos de momento parecía exento de peligro.

 

Notas de juego

Borant si te parece empezamos a aplicar desde ya la regla que encontraste sobre los beornidas (más que nada, por que fallaste la tirada de CONS, ^^). De esta forma, solo tendrás que pasarla dos de cada tres días.

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19/03/2016, 09:00
Director.

Turno 402 (Viaje) Segunda Guardia (Darin y Darrick)

Gracias al fuego encendido por Rothomir, esta vez si que pudieron gozar de una cena caliente. Aunque tal vez por el cansancio o por falta de ganas, el montaraz de Dol Amroth no se prodigó demasiado con sus artes culinarias y se limitó a asar al calor de las brasas la carne en salazón que de otra forma hubiesen comido fría. Acompañada de queso y tortas de maíz, fue una cena aceptable. Todos se fueron a dormir, sin saber muy bien si acertaban con la hora, pues si bien era verdad que la fatiga había hecho acto de presencia hace rato en las piernas de los más, no menos cierto era que caminar por el bosque, con el carromato de Alvard, era harto más duro que hacerlo por el llano.

Borant y Banin despertaron a los segundos guardias; todo estaba en calma, salvo por los típicos ruidos del bosque, les anunció Borant. Aunque Banin parecía estar de malhumor y con ganas de irse al catre en cuanto antes.

En cuanto a la guardia de Darin y Borant se podría decir que también transcurrió con tranquilidad. Pero únicamente en el sentido de que nadie los atacó y ninguna amenaza perturbó el sueño del resto de compañeros. Porque lo cierto el que el bosque parecía una plaza en día de mercado, al menos a ojos del enano, no acostumbrado a aquel tipo de parajes.

Sonidos de animales deslizándose, ramas moviéndose y crujiendo por doquier... A lo que había que sumar que el bosque parecía superpoblado por una raza inusualmente escandalosa de grillos, que poblaban la noche con un agudo y constante "nic-bric, nic-bric, nic-bric...". 

Además la visión del enano y del explorador bosquímano no resultaban demasiado útil, pues si bien la oscuridad no era un impedimento para ellos, seguían sin poder ver a través de plantas y árboles, lo que dejaba su campo de visión prácticamente igual de reducido que el del resto de compañeros.

Para acabar de rematar la noche, el fuego encendido por Rothomir y que los guardias  mantenían vivo, no paraba de atraer a una especia de mosquito, grandes como la palma de la mano del pequeño Pertegaz, que no cesaba de zumbar e incordiar. Defenitivamente, no era un lugar agradable aquel bosque, pero al menos de momento parecía exento de peligro.

 

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19/03/2016, 09:05
Director.

Turno 402 (Viaje) Tercera Guardia (Pertegaz y Rothomir)

Gracias al fuego encendido por Rothomir, esta vez si que pudieron gozar de una cena caliente. Aunque tal vez por el cansancio o por falta de ganas, el montaraz de Dol Amroth no se prodigó demasiado con sus artes culinarias y se limitó a asar al calor de las brasas la carne en salazón que de otra forma hubiesen comido fría. Acompañada de queso y tortas de maíz, fue una cena aceptable. Todos se fueron a dormir, sin saber muy bien si acertaban con la hora, pues si bien era verdad que la fatiga había hecho acto de presencia hace rato en las piernas de los más, no menos cierto era que caminar por el bosque, con el carromato de Alvard, era harto más duro que hacerlo por el llano.

Darin y Darrick despertaron al hobbit y al montaraz para que les hiciesen el relevo. Al parecer su turno así como el primero, habían transcurrido con calma, solo interrumpidos por los ruidos del bosque.

En cuanto a la guardia de Pertegaz y Rothomir se podría decir que transcurrió con tranquilidad. Pero únicamente en el sentido de que nadie los atacó y ninguna amenaza perturbó el sueño del resto de compañeros. Porque lo cierto el que el bosque parecía una plaza en día de mercado, al menos a ojos del enano, no acostumbrado a aquel tipo de parajes.

Sonidos de animales deslizándose, ramas moviéndose y crujiendo por doquier... A lo que había que sumar que el bosque parecía superpoblado por una raza inusualmente escandalosa de grillos, que poblaban la noche con un agudo y constante "nic-bric, nic-bric, nic-bric...". A Pertegaz estos grillos le trajeron recuerdos de los pantanos de Moscagua... allá en la lejana Eriador, cerca de su Comarca natal.

Quizá fuese el recuerdo del añorado hogar, o el cansancio acumulado durante las últimas jornadas, pero lo cierto es que el al pequeño hobbit le empezaron a pesar los párpados y empezó a dar cabezadas. Por suerte, Rothomir estuvo atento e impidió que se durmiese del todo, con algún ligero toque o algun oportuno ataque de tos.

Para acabar de rematar la noche, el fuego encendido para la cena y que los guardias  mantenían vivo, no paraba de atraer a una especia de mosquito, grandes como la palma de la mano del pequeño Pertegaz, que no cesaba de zumbar e incordiar. Defenitivamente, no era un lugar agradable aquel bosque, pero al menos de momento parecía exento de peligro.

 

Notas de juego

Si tu PJ sigue cocinando o no, lo decides tu ^^.

Hasta ahora entre la enfermedad de Rothomir y la ausencia del anterior jugador, el grupo lleva varias jornadas sin cocinero y comiendo frio.

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19/03/2016, 09:13
Director.

Turno 402 (Viaje) Ultima Guardia (Thorkin y Eothäin)

Gracias al fuego encendido por Rothomir, esta vez si que pudieron gozar de una cena caliente. Aunque tal vez por el cansancio o por falta de ganas, el montaraz de Dol Amroth no se prodigó demasiado con sus artes culinarias y se limitó a asar al calor de las brasas la carne en salazón que de otra forma hubiesen comido fría. Acompañada de queso y tortas de maíz, fue una cena aceptable. Todos se fueron a dormir, sin saber muy bien si acertaban con la hora, pues si bien era verdad que la fatiga había hecho acto de presencia hace rato en las piernas de los más, no menos cierto era que caminar por el bosque, con el carromato de Alvard, era harto más duro que hacerlo por el llano.

Pertegaz y Rothomir despertaron al enano y al eorlinga, con el anuncio de que todos los turnos de guardia habían transcurrido con normalidad.

En cuanto a la guardia de Thorkin y el rohirrim se podría decir que transcurrió con tranquilidad. Pero únicamente en el sentido de que nadie los atacó y ninguna amenaza perturbó el sueño del resto de compañeros. Porque lo cierto el que el bosque parecía una plaza en día de mercado, al menos a ojos del enano, no acostumbrado a aquel tipo de parajes.

Sonidos de animales deslizándose, ramas moviéndose y crujiendo por doquier... A lo que había que sumar que el bosque parecía superpoblado por una raza inusualmente escandalosa de grillos, que poblaban la noche con un agudo y constante "nic-bric, nic-bric, nic-bric...". 

Además la visión del enano no resultaba demasiado útil, pues si bien la oscuridad no era un impedimento para él, seguía sin poder ver a través de plantas y árboles, lo que dejaba su campo de visión prácticamente igual de reducido que el de su compañero.

Para acabar de rematar la noche, el fuego encendido por Rothomir y que los guardias  mantenían vivo, no paraba de atraer a una especia de mosquito, grandes como la palma de la mano del pequeño Pertegaz, que no cesaba de zumbar e incordiar. Defenitivamente, no era un lugar agradable aquel bosque, pero al menos de momento parecía exento de peligro.

 

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19/03/2016, 09:17
Director.

Turno 402 (Viaje) Al día siguiente.

Transcurrido cierto tiempo, Thorkin y Eothäin decidieron que ya debía haber llegado el amanecer y despertaron al resto del grupo. Aunque lo cierto es que la luz que llegaba al bosque no había cambiado en lo más minimo. Y aunque la penumbra era notable, hasta Pertegaz y Rothomir podían distinguir las formas de los árboles, y tenían cierto campo de visión, aún sin el fuego encendido. Incluso durante sus guardias. Nada que ver con la noche oscura como la boca de un lobo en la que los habían atacado, en la cual apenas podían verse sus propias manos. Quizá, más allá de las bóvedas de ramas y hojas, la luna y las estrellas habían brillado con fuerza aquella noche; o quizá aquel bosque era más extraño de lo que pensaban.

Rothomir parecía dispuesto a cocinar un buen desayuno, pero Alvard se dedicó a meter prisa para partir lo antes posible; el anciano no había dormido bien y se le notaba. De esta forma, pronto estuvieron en marcha una vez más. El camino parecería calcado al que habían recorrido el día anterior si no fuese por que cada vez parecía más accidentado y poco usado, llegando al punto en que en varias ocasianes tuvieron que ayudar empujando para que el carro sortease algunas grandes ramas caídas en mitad de la travesía. El carromato se estaba llevando un buen tute de tanto subir y bajar; y los más expertos en el tema (los enanos en particular), no podían dejar de pensar en los pernos y en la baja calidad de las forjas de los hombres cada vez que el carro recibía un golpe brusco al pasar un desnivel.

Por otra parte, el número de telarañas iba en aumento, y su grosor también, aunque aun seguían dentro del límite que separaba a insectos unusualmente grandes de bestias peligrosas. Más de uno pensó que si alguien quería seguirles la pista, no tendría más que seguir el rastro de telarañas rotas. Los aventureros hicieron un alto en el camino para descansar y comer algo; parada que, de nuevo a instancias de Alvard, fue corta antes de que volviesen a ponerse en camino.

Tras sortear un tronco unusualmente grueso que hizo que el carro volviese al nivel del suelo con un nada agradable crujido, aunque permaneciendo intacto, Alvard comentó.- Parece que hace un tiempo que nadie limpia el camino, no se si eso es bueno o malo...

De nuevo continuaron la marcha hasta que les pareció que había llegado la hora de poner fin a la jornada, aunque ninguno estaba seguro de aquello. Otra vez parecía que les iba a tocar acampar junto al camino, porque no había un lugar mejor, al menos a la vista. Como siempre, la decisión estaba en manos de Thorkin. Parecía que eran los únicos en bastantes millas a la redonda, pero acampar junto al camino siempre podía atraer visitantes inesperados; por otro lado, buscar alejarse del camino implicaba meterse en las espesura del bosque; algo que quizá fuese peor que cualquier visitante nocturno. 

Notas de juego

Podéis rolear todo el día de marcha (amen de las guadias, claro). 

Tal como yo lo veo, podéis seguir caminando, acampar donde estáis o jugarosla en la espesura para buscar un sitio más a salvo de miradas indeseadas. La última palabra la tiene el jefe de la escolta.

PD: Necesito que los nuevos estéis al día lo antes posible (creo que Borant ya lo está); cualquier duda sobre la trama o las reglas de la casa, no dudéis en preguntarla. 

Consejo: Cuanto antes hagáis la subida de nivel, mejor para vosotros ^^.

Consejo 2: En estos turnos de "transición/introducción", podéis aprovechar para comentar/recordar puntos que creéis que son clave o importantes en la trama (como hizo Thorkin al final del capítulo 3, hablando del tatuaje del muerto que encontrasteis en la guarida de los mezquinos). Al ser el ritmo de la partida medio, las cosas van como van y puede que a algunos se les hayan olvidado o hayan pasado por alto cosas que vosotros recordáis y creeis importantes y viceversa. Y quizás eso os pueda ayudar a lo largo de la partida.

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19/03/2016, 23:22
Pertegaz Tuk

Turno 402 (Viaje) Tercera Guardia (Pertegaz y Rothomir)

El ambiente opresivo, lleno de insectos de gran tamaño aleteando alrededor de la hoguera encendida por Rothomir enseguida hizo que la sensación de plenitud tras cenar quedara relegada a un segundo plano, mientras, con el corazón encogido, me dispuse a hacer mi turno de guardia con Rothomir.

Las horas pasaron, lentas, oscuras, aunque las criaturas del bosque se afanaban en sus quehaceres, mientras mi mente huía a momentos pasados, allá en La Comarca, donde también los insectos retozaban, perezosos, y los grillos cantaban su canción eterna...

... Un codazo por parte del dunedain me saco de lo ensoñación, varias veces, mientras el cansancio no me permitía mantenerme del todo en vigilia. Me levanté a estirar las piernas, dudando si, en caso de ataque, tendríamos alguna posibilidad. Entonces vi el porte del guerrero de Dol Amroth, y recordé, en toda su magnificencia, de que compañeros estaba rodeado:

- Muchas gracias, Rothomir, le susurre, estirandome de nuevo, para desperezarme, se que mi vida está en buenas manos con vosotros. No pretendo engañar a nadie, yo no se luchar, pero si te prometere una cosa: trataré de que vuestras gestas sean conocidas por toda Arda, acabé, esbozando una sonrisa de gratitud.

Cuando la guardia acabó, y despertamos a Thorkin y al eorlinga, el duermevela volvía a estar instalado en mi cerebro, así que dejé hablar al dunedain, y me quedé profundamente dormido, sabiendome protegido.

A la mañana siguiente, apenas era capaz de recordar nada de la noche anterior, como si la guardia hubiera sido un sueño.

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20/03/2016, 00:23
Pertegaz Tuk

Turno 402 (Viaje) Al día siguiente

... A la mañana siguiente, apenas era capaz de recordar nada de la noche anterior, como si la guardia hubiera sido un sueño.

Me desperté, con la cabeza aun abotargada, viendo la pelirroja barba de Thorkin a pocos centímetros de mi lampiña cara y, por su ceño, supe que no era la primera vez que me arengaba para que me despertaba:

- Sí, capitán, sí, en un momentito estaré preparado..., mientras mi cerebro amenazaba con dejar caer los párpados de nuevo. El ceño fruncido del aguerrido enano disipó de un plumazo el duermevela, y, de un agil salto, me puse de pie, frotandome de los ojos:

- Bueno, al menos no llueve, y... pareciera que está a punto de salir el sol!!, traté de discernir, mientras miraba hacia arriba, donde el vasto dosel de ramas y hojas apenas permitía que la claridad superase su posición.

Me dispuse a ayudar con el desayuno al dunedain que, de tácito acuerdo había consentido en ser el cocinero oficial, conmigo de ayudante, mientras limpiaba una manzana contra la manga de mi jubón, a esas alturas jaspeado de barro y otras inmundicias del camino, pero nuestro empleador, de un humor de perros tras una noche sin el debido descanso, cortó de raiz la posibilidad de unas ricas pancetas sobre el pan blanco, con unas lonchas de queso fundiendose al calor del cerdo recien asado... Parpadee varias veces, eliminando esa endiosada visión, para darle un sonoro bocado a la manzana:

- Os habeis empeñado en que guardemos la linea, Lord Alvard?? Si nos alimentamos siempre en frio, y a la carrera, es muy probable que... De nuevo otra mirada capaz de fulminar al mas pintado hizo que cerrara la boca: - En boca cerrada no entran moscas, verdad...??, le dije al viejo consejero, a modo de disculpa, con una sonrisa en la boca.

El camino, aun mas accidentado incluso que la jornada anterior, se encargó de poner a prueba, no solo al castigado carro y a nuestras piernas, si no también a nuestra cintura, o al menos la mia, mas que harto de llevarme por delante telarañas cada vez mas inquietantemente gruesas y grandes, así que opté por colgarme el arco al hombro, y sacar el cuchillo, atacando sin piedad la arquitectura pegajosa de los hilos de las arañas que se habían empeñado en amargarnos el camino. Andaba ya mas que preocupado por el calibre de los hilos, cuando Alvard hizo una observación interesante:

Parece que hace un tiempo que nadie limpia el camino, no se si eso es bueno o malo...

Entonces recordé a los bosquimanos que, de tanto en cuanto, mantenian limpio el camino:

- Espero que sea porque nada altera la tranquilidad del bosque. Si hubiera orcos, u otras criaturas que no me quiero imaginar, supongo que los Hombres del Bosque lo tendrían mas transitable, no creen??, pregunté, mas para convencerme a mi mismo, y alejar de mi mente mas lúgubres posibilidades:

- Hablando de lúgubres, dije, aunque ese vocablo solo había sonado en mi mente, recuerdan a aquel..., mercenario tuerto, con un parche de cuero en el ojo, y ropas ajadas?? Desapareció sin dejar rastro casi a la par que la señorita Vairë... Espero que no tuviera que ver con su desaparición... Y que nos nos haya seguido... Parecía francamente interesado en nosotros, mientras estuvimos hospedados en El Leviatán del Lago... No sabía por qué, pero pese a la distancia, y a lo absurdo de la asociación, acaba de rememorar un pasaje de hace solo unos dias, pero que se me antojó que fueran años.

El dia debía ya de estar llegando a su fin, cuando el reloj biológico que guardo en mi estómago volvió a rugir, demandando la cena: - Sus extrañas costumbres de no merendar..., varias veces, van a lograr que este pobre Hobbit caiga al suelo exhausto, tras tanta caminata, así que, por el bendito Oromë que sufre por la sombra de este Bosque, Lord Alvard, maese Thorkin, paremos de una vez y montemos el campamento!!, espeté, aplastando un gran mosquito que amenazaba con instalarse en mi cuello, francamente irritado por el cumulo de acciones de aquel dia, ninguna de las cuales catalogaría como agradable, pues el condenado vegestorio, también en la comida se empeño que que apenas un refrigerio rápido fuese todo lo que metiesemos al castigado cuerpo.

Dejando el arco y las fechas apoyadas en un arbusto, me senté en una roca que sobresalía de la fronda, soltando un sonoro bufido.

Notas de juego

Bueno, pues dejo aquí el post, a la espera de que Thorkin disponga que hacemos: si montamos campamento en el propio camino, o nos alejamos, si hacemos fuego, etc... ;)

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20/03/2016, 18:56
Dárin

Turno 402 (Viaje) Al día siguiente

Dárin parecía como hechizado por el Bosque, por su inmensa mole verde y lúgubre, cubierta por ominosas telarañas y por historias terroríficas que tal vez los suyos habían extendido con excesiva precipitación y habían calado en su interior con viveza. Los sueños estuvieron repletos de figuras artrópodas informes, de monstruos de pesadilla y de inmensos insectos que atosigaban al grupo con maliciosa inteligencia.

La guardia transcurrió saturada de ruidos provocados por animales que Dárin no podía sino fabular en su imaginación. Bajo ningún concepto deseaba enfrentarse a criaturas de naturaleza tan hostil como habían revelado sus compañeros. De modo que durante todo el tiempo estuvo cabilando cómo enfrentarse con mayor efectividad a esos seres en caso de que se diera el aciago encuentro.

Al amanecer Dárin se sentía como el propio Alvard. No deseaba permanecer quieto en aquel lugar, llamando la atención a los extraños seres que poblaban las ramas sobre sus cabezas y la tierra bajo sus pies.

Supongo que como todas las criaturas, temerán el fuego. Tan vez convendría tener algún pequeño fuego preparado para que si llega el caso de ser atacados, podamos encender rápidamente una antorcha y poder espantar lo que quiera que se enfrente a nosotros. -Dijo Darin con un cierto temblor que no deseó reconocer.- Podríamos mantener el hornillo de mi pipa encendido y en caso de necesidad, recurrir a esa estrategia. Aunque lo cierto es que yo no tengo antorcha- Dijo, maldiciéndose a sí mismo por no haber sido precavido.- De lo contrario, encender con yesca un fuego nos ocupará mucho tiempo y seríamos presa de los enemigos.

Dárin comentó lo sorprendentes que le habían resultado esos mosquitos de tamaño gigantesco. En general, todo le resultaba amenazador en este bosque herido de maldad.

A medida que avanzaron, internándose en el Gran Bosque, la abrumadora sensación de amenaza se le hizo tan real que no dejaba de ver o imaginar sombras a su alrededor. Cuando Alvard comentó lo del camino, no pudo sino enarcar las cejas. El comentario de Pertegaz fue suficientemente atinado como para transmitir la inquietud causada por esa ausencia de limpieza. No auguraba nada bueno.

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20/03/2016, 20:28
Banin

Turno 402 (Viaje)

El amanecer no revelo nada nuevo, una penumbra envolvía todo a su alrededor. Las primeras luces de la mañana no eran capaces de atravesar por completo el espeso manto de hojas que los arboles tejían. Un rápido desayuno y pronto estuvieron de nuevo en marcha. Raíces, troncos, zanjas... No había que ser demasiado listo para saber que hacia mucho tiempo que nadie pasaba por allí, menos aun que se hubiera ocupado de mantener la ruta abierta. Sonrió cuando Alvard menciono aquello, en el preciso momento en que el enano pensaba en ello.

- Al menos sabemos que nada, malo o bueno, ha pasado por este camino - dijo optimista, y es que Banin realmente lo veía así, la ausencia de actividad también podía significar algo bueno.

Todos sufríamos por la orografía del camino. Estaba plagado de raíces y piedras, que podrían ser capaces de partir el eje del carro, o parte de una rueda. Los charcos y el barro solo ayudaban a sobrecargar los músculos de las piernas y de que la mula acusase a su modo, los rigores del camino. Continuaron durante un largo día. El sol de mediodía aclaraba el bosque, si bien la luz apenas se filtraba entre la vegetación. Al cabo de las horas, dieron por finalizada la jornada, y antes de que la luz se fuese por completo, acordaron pararse para descansar.

- Yo no me adentraría, el camino es nuestra mejor opción - dijo el enano a Thorkin.

 

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21/03/2016, 09:52
Thorkin

Turno 402 (Viaje)

Thorkin junto con Eothäin despertaron a sus compañeros. La noche había sido tranquila, lo tranquila que podría ser en un lugar en permanente oscuridad y con ruidos por todas partes.

-Los únicos contratiempos de esta noche han sido unos mosquitos enormes que no paraban de molestar atraídos por el fuego -comentó mostrando uno que había cazado al acercársele demasiado- Al menos sabemos que no moriremos de hambre si nos quedamos sin víveres, jajajajajaja

Alvard tenía prisa por partir, por lo que el desayuno fue rápido. Thorkin distribuyó a los miembros de la compañía como el día anterior, no había motivos para hacer cambios, pensó.

Siempre en la vanguardia, Thorkin no pedía detalle de lo que había a su alrededor, aunque la monotonía era la constante del trayecto, salvo cuando el carro se atascaba. El camino mostraba señales de abandono, lo que indicaba que era poco transitado.

No sé si es buena o mala señal

Thorkin no dejaba de mirar las telarañas que se encontraban, en más de una ocasión se detuvo para examinarlas

No me gustan, cada vez más grandes, cada vez más fuertes....no me extrañaría que tengamos una sorpresa arácnida en breve

En un momento dado, Pertegaz habló de los bosquimanos, dudo que estén cerca de aquí, y del tuerto de la taberna

-Podría no ser nadie, o un informador, ya no me extrañaría de nada. A mí el que me sigue llamando la atención era el desdichado con ese tatuaje que comenté el otro día. Cada vez que recuerdo ese tatuaje me entra un escalofrío...como si fuese algo maligno...no sé. Pero en este viaje ha habido muchas cosas que podrían ser casuales o formar parte de una conspiración. Vairë seguro que sabrá cuidarse sola, era lo único que parecía hacer bien.

Al llegar a lo que se suponía era la noche, se tuvo que tomar una decisión para acampar, escuchando las opiniones de algunos de los miembros de la compañía

-Ni loco me metería entre estos árboles, no son sanos pero tampoco me gusta que nos quedemos aquí, en mitad del camino, aunque por su estado es muy posible que hace mucho no haya pasado nadie por aquí, así que nos quedaremos aquí pero vamos a reforzar las guardias, en vez de dos, seremos tres. Dormiremos menos, es verdad, pero estaremos más preparados. No me gustan esas telarañas que nos estamos encontrando. Aunque no haga mucho frío y no me guste la idea, dejaremos un fuego encendido, nos puede servir de defensa en caso de que algo nos ataque, y también para ver mejor en esta maldita oscuridad.

Se quedó observando a su alrededor

-Que nadie se aleje del campamento, es más, que nadie vaya por dentro de la floresta. Si tenéis que hacer vuestras necesidades, las hacéis con alguien cerca y sin meteros en la floresta, incluso os diría de lo que hagáis en el camino. No es algo que guste, pero somos adultos y si alguien no le gusta que espabile, estamos en el Bosque Negro, en un viaje peligroso que nos llevará a recorrer Rhovanion y Eriador y se acabaron las comodidades, al menos por un tiempo.

Se quedó observando a sus compañeros durante unos segundos esperando una posible respuesta

-Bien, los turnos de guardia comenzarán de nuevo a ser rotativos. Gidion, de momento os habéis librado de las guardias pero necesitamos ahora de su ayuda. Los turnos serán los siguientes, primer turno Gidion, Eothäin y yo mismo, segundo turno, Banin, Borant y Darrick, tercer turno Dárin, Pertegaz y Rothomir. ¿Alguna pregunta?

Se quedó esperando cualquier comentario de sus compañeros durante unos segundos

-Bien, manteneros en alerta, estamos en zona peligrosa -dijo mientras dirigía su mirada hacia el interior del bosque y su mano apretaba con fuerza la empuñadura de su martillo de guerra.

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21/03/2016, 14:56
Borant

Turno 402 (Viaje)

Una jornada más bajo la asfixiante penumbra del Bosque Negro. Había algo siniestro en ese bosque oscuro y silencioso, algo que saturaba el ambiente con una sensación de peligro y ansiedad. Esa aura estaba penetrando poco a poco en el alma del grupo, haciendo que las conversaciones se apagaran y las miradas se enturbiaran. Los compañeros se mostraban cada vez más taciturnos y huraños, más prestos a desenvainar las armas que a mantener las más mínimas reglas de convivencia.

Borant, retraído de por sí, se había ido encerrando más y más en sí mismo, cansado de bregar con las gruesas telarañas que se enmarañaban en su barba y de tener que detenerse constantemente para desatascar el carromato de las retorcidas raíces que cruzaban el sendero. Sus visiones de aventura, teñidas de optimismo juvenil, se habían venido abajo. No era la primera vez que se enfrentaba a un duro camino: la época pasada con su antiguo maestro también estuvo sembrada de malos momentos, sin techo bajo el que descansar ni comida que llevarse a la boca. Pero esto era distinto. Se encontraba en un lugar en que las misma vegetación desprendía un horrible hedor a vileza, donde cada paso era una epopeya, rodeado de unos compañeros a los que apenas conocía y que parecían guiarle directamente hacia las fauces de la muerte. Durante buena parte del camino, más de uno pudo escuchar la voz cavernosa del beórnida, murmurando una oración a Orome, el Señor del Bosque, en la gutural lengua propia de su gente.

El fin de la jornada llegó sin que pareciera que hubieran dado ni un solo paso. La misma oscuridad; la misma maraña de árboles, ramas y telarañas; la misma sensación de ser observados. Tras escuchar las palabras de sus acompañantes, Borant paseó la mirada por las opacas sombras que rodeaban el improvisado campamento.

— Una cosa queda clara —comentó para sí mismo—: no creo que nadie esté lo suficientemente loco como para seguirnos dentro de este agujero...

A pesar de ese pensamiento pronunciado en voz alta, el aprendiz de animista no se sentía ni mucho menos seguro. Por el grosor de las hebras de las telarañas, los arácnidos responsables debían de tener el tamaño de perros, si no más grandes. Que los bosquimanos no se estuvieran haciendo cargo del mantenimiento del Camino Viejo, le hacía pensar en que tal vez ya no se atrevían a acercarse a esta zona. No seas agorero, patán, se repetía una y otra vez para intentar recuperar algo de confianza. Pero la negrura de la noche empezaba a cercarles, estrangulando poco a poco la luz que desprendía el fuego del campamento. Es más, esa misma claridad que emanaba de las llamas, parecía dar fuerza a las sombras que les acechaban más allá de la linde del camino.

— Disculpad, maese Thorkin —dijo el beórnida, todavía masticado el último bocado de la frugal cena—, quizás no sea ta buena idea dejar un fuego encendido. Mire hacia los árboles —continuó, señalando la penumbra que parecía condensarse entre los nudosos troncos—. La luz de las llamas solo consigue aumentar las sombras que nos rodean. Ahora mismo podría haber una docena de montañeses a escasos pasos dentro de la maleza y tan siquiera los veríamos.

El enano dirigió una mirada al animista, frunciendo las gruesas y peludas cejas en un rictus de reflexión. Borant fue consciente que de nada servía señalar problemas sin aportar una posible solución, así que tras pensar unos segundos, dijo:

— Recuerdo que el Maestro Jerem tenía un truco para saber cuando alguien se acercaba durante la noche. Es... bueno... es algo rudimentario, pero nos sirvió en más de una ocasión. Él lo llamaba "nuestros centinelas de latón"... —La sonrisa que se dibujó en el rostro del beórnida, hablaba de tiempos más tranquilos y felices, antes de que l ilusión de la infancia abandonara su espíritu—. El maestro ataba una cuerda que rodeaba el campamento, enredada en ramas, matojos y árboles, colgando aquí y allá parte de los aperos de cocina: tenedores, cuchillos, cazuelas y demás. Si alguien se acercaba, los utensilios entrechocaban y tintineaban su señal de alarma.

Las caras de los que escuchaban empezaron a poblarse de cejas levantadas, ceños fruncidos y medias sonrisas, cosa que llevó a Borant a creer que su propuesta era ridícula. El beórnida musitó una disculpa, intentando empequeñecer su enorme estatura y huir de las miradas de sus compañeros.