Partida Rol por web

Turno 301 (Viaje)

La noche transcurrió tranquila, sin incidentes se fueron desarrollando todas las guardias, por lo visto la venganza del Manco se serviría en plato frío, como suele decirse, al menos si es que llegaba a haberla. Antes del alba, Alvard despertó e hizo otro tanto con el resto del grupo. El viejo consejero se levantó como accionado por un resorte. No le había pasado desapercibida la afirmación de Thorkin respecto a que debían pasar por la otra posada a recoger sus enseres, y el anciano quería empezar el viaje con puntualidad. Los aventureros, acostumbrados a aquellas lides, pronto estuvieron listos para abandonar El Leviatán del Lago, algo más tardó el joven Gidion al que parecían haberle pasado factura la noche de aventuras y el obligado madrugón.

El grupo avanzó por las calles desiertas y no tardaron en alcanzar La Ánguila Azul, lugar donde habían dejado todas sus pertenencias con el fin de moverse más ligeramente sobre los tablones de la Ciudad del Lago. Tras llamar insistentemente, un somnoliento y malhumorado posadero les abrió la puerta, garrote en mano por si las moscas. Los aventureros recuperaron intactas todas sus posesiones, y cuando Pertegaz se adelantó para saldar la deuda con el dinero del Manco, Alvard se le adelantó argumentando que "De ninguna manera, que el alojamiento y comida iban a su cargo, y que sobradamente bien se habían portado la noche anterior como para hacerles el feo de no pagar en aquella posada". El anciano consejero de Valle saldó la deuda de los aventureros, dejando algo de propina para apaciguar al dueño. Sin embargo, no debió ser suficiente ya que el hombre quedó apoyado en el díntel de la puerta contando monedas, mientras el grupo se alejaba, murmurando algo sobre "que estaba hasta las narices de inquilinos que aparecen en plena noche, y de inquilinos que, por el contrario, desaparecen, como aquel maldito tuerto...". Más de uno tuvo ganas de dar media vuelta y preguntar al posadero sobre sus murmullos, pero Alvard, impaciente, ahogó cualquier tentativa con un gesto tajante e imprimiendo paso firme hacia la puerta de la ciudad. Ya empezaba a despuntar el sol en el horizonte.

Al llegar a la puerta, lo prometido fue deuda. Una amplia carreta de cuatro ruedas, tirada por dos mulas de apariencia sana y resistente. No había rastro de quien hubiese llevado allí la carreta, quien quiera que hubiese sido hacia rato que se había marchado, y Alvard pareció satisfecho con esto. En la carreta había, escrupulosamente ordenados, paquetes y petates de diversas formas y tamaños; Alvard explicó que eran provisiones para el viaje y que esperaba que durasen al menos "durante los dos primeros meses". El anciano subió al pescante de la carreta y tomó las riendas, invitando a los aventureros a que dejasen sus mochilas junto a los víveres si así lo deseaban.

Tan pronto como estuvo todo listo, Alvard fustigó las riendas e imprimió el paso de la pequeña comitiva. No tardaron en cruzar la pasarela que unía la parte central de la ciudad con la que quedaba en la rivera del lago, y pronto estuvieron pateando el camino atravesando los campos de cultivo que circundaban a Esgaroth. Poco a poco el terreno fue tornándose más agreste, y los campos dejaron paso paso a suaves colinas y pequeñas bosquecillos de robles y olmos. El sol brillaba en lo alto, y pocas nubes lo enturbiaban de tanto en tanto. Estaba siendo, en definitiva, una caminata muy tranquila.

Turno 301 (Viaje)

La noche pasó sin novedad, al igual que la guardia. Al amanecer, Alvard no acababa de despertarles cuando Thorkin ya estaba listo, martillo y escudo preparados, listo para partir.

Al dirigirse hacia la "Anguila Azul", Thorkin iba delante de la comitiva, sin perder detalle, vigilante. Desconfiaba de lo que pudiese hacer el manco, pero llegaron a su destino sin contratiempos.

Tras recuperar sus pertenencias y pagar a un malhumorado posadero, Thorkin agradeció con un gesto que Alvard se hiciese cargo de los gastos. Justo cuando partían la referencia que hizo el posadero sobre el tuerto le hizo detenerse y girarse por un instante, pero el apremio de Alvard impidió que preguntase algo. Se limitó a mirar a sus compañeros y a seguir su camino

Ese tuerto no me gustó y ahora sigue sin gustarme, tendría un solo ojo, pero es muy posible que viese más de la cuenta. Sólo falta saber si su lengua también era suelta

Al llegar a la puerta de la ciudad pudo observar que una carreta los esperaba, aunque no había nadie en ella. Tras el ofrecimiento de Alvard, dejó sus pertenencias en el carro, llevando consigo sus armas.

Esperó a que el resto estuviese listos y se colocó en cabeza, caminando al lado del carro.

-Supongo maese Alvard que si alguno de nosotros está cansado podremos ir haciendo turnos en la carreta. Sugiero, si me lo permiten que uno o dos de nosotros vayan dentro del carro vigilando, y el resto alrededor del mismo, al no ser que haya sitio y podamos ir todos en él.

Thorkin observaba todo a su alrededor, vigilante como era su costumbre. De tanto en tanto echaba una mirada hacia la carreta y a sus compañeros, para luego seguir mirando hacia adelante y a los lados. El camino no era complicado y las vistas del mismo agradables, aunque echaba de menos encontrarse con la gris y fría piedra de las montañas.

Espero que sepan a donde nos llevan. Me preocupa que peligros podamos encontrar y si desde Esgaroth harán algo por entorpecer la misión. Ese tuerto podría ser un informante, y que las credenciales hayan sido leídas, aunque el manco afirmase que no había entendido nada, es algo que no me gusta, tal vez sí entendió lo suficiente como para vender la información, tal vez....tal vez alguien le pagó para conseguirlas....

Estos pensamietos le venían una y otra vez a la cabeza mientras Thorkin iba caminando junto a la carreta, manteniéndolo absorto y en silencio.

Turno 301 (Viaje)

Tras pasar la noche relativamente tranquilos, recuperar nuestras pertenencias y recoger el carro que alguien ha dejado para nosotros partimos al fin.
Coloco mi petate en el carro farfullando algo de que no hace falta, pero que así los demás lo dejarán también y no nos retrasarán y tomo mi lugar ya casi habitual, cerrando el grupo.

No puedo evitar lanzar una mirada desconfiada hacia la ciudad conforme la vamos dejando atrás.

-Será mejor no dejarnos ver por aquí en una buena temporada...

Estoy más tranquilo respecto al manco una vez fuera de "su" ciudad, pero cuantas más leguas pongamos entre él y nosotros más tranquilo me quedaré.
Sin embargo el tema de la ruta me revolotea por la cabeza así que en un momento de la marcha, me adelanto hasta el carro, donde Thorkin comenta algo de montar en él por turnos.

-Será por el hobbit y los humanos, son unos blandos...

-Maese Alvard, me gustaría conocer la ruta que planeamos seguir, ya que aquí nadie nos puede escuchar, salvo los pájaros y conejos y además, es posible que alguien que no deba ya la conozca, no querría ser menos que quienes planean boicotear nuestro encargo.

Turno 301 (Viaje)

Darrick se despertó naturalmente con las primeras luces, la vida a la intemperie le había dotado de una habilidad envidiable para madrugar, al igual que los animales el hombre se levantó con el sol y estuvo listo para partir cuando el resto recién se levantaba.

Bueno señores, recojamos nuestras cosas y salgamos de esta ciudad pulgosa.

No les tardó mucho tiempo en recuperar sus cosas y empezar el viaje. Cuando llegaron a la carreta, el hombre acarició a los caballos y recordó al suyo. ¿Donde estará metido ahora?

Buenas bestias, este será un buen viaje.

Luego miró a sus compañeros.

¿Listos para partir?

Turno 301 (Viaje)

Darin recogió las cosas en la posada con alegría. Salir de la Ciudad del lago se había convertido para él en una necesidad apremiante que, no obstante, no estaba dispuesto a reconocer en público. De todos modos, sus apremio se vislumbraba en la precipitación de sus movimientos y en la tensión cortante de sus palabras. Al fin, cuando salieron, se relajó un tanto. La vista del transporte le auguró un viaje en cierto modo sólido, aunque evidenteme, no podía olvidarlo, no exento de peligros.

Dado que no era un especialista en carromatos, dejó la evaluación del mismo a otros. Tal vez fue la salida al campo lo que terminó por despejar el ánimo turbado del enano. Lo cierto es que disfrutaba gratamente de las salidas y los viajes más allá de las montañas, pero había descubierto las cloacas de la ciudad. En cierto modo se sentía curtido y cambiado, todavía sorprendido de sus propias reacciones.

Pero una vez ya en el camino, las obligaciones adquiridas estimularon su sentido del deber y se dedicó a pensar meticulosamente en las opciones defensivas en caso de un ataque o emboscada. Posibilidad en absoluto descabellada a tenor de la experiencia con el Manco y el comentario final del posadero. De modo que comentó con Thorkin:

-Tal vez debamos estipular un cierto orden marcial en caso de un ataque. Por ejemplo, Rothomir es buen arquero, mientras que vos, Thorkin y el propio Banin -que se allegaba al carro- representan sin duda a la infantería pesada. Darrick presta sin duda un gran apoyo en campo abierto y Borant un apoyo bien útil con su sólida presencia en caso de ataque. Yo mismo en realidad soy más soporte de infantería que un guerrero puro. Pertegaz cumple otras funciones bien valiosas como informador y atento observador.

Darin reflexionó un momento antes de añadir:

-Pues bien, conviene preparar bien la defensa puesto que el viaje se promete largo y habremos de afrontar peligros sin cuento, de modo que tal vez convenga establecer estrategias que anticipen los peligros, del estilo Rothomir y Thorkin en vanguardia, Darrick y Banin en retaguardia y yo mismo y Pertegaz a los lados atentos a cualquier amenaza. Desconozco las habilidades de Borant en caso de amenazas, pero no me cabe duda de su habilidad. Todo esto convendría pensarlo para que después la ausencia de táctica no redunde en nuestro perjuicio.

Turno 301 (Viaje)

Siento como si el agua del Anduin me meciese lentamente, con cadencia, hasta que, no se bien de donde, la corriente se torna en oleaje y... "- Arriba, dormilón, hace ya tiempo que empezó a amanecer...!!!", escucho que alguien me dice, tras aumentar los empujones para que despierte.

- Ohh, bendita Yavanna, apenas he descansado, y no ha amanecido!!!, pienso, desperezandome como un gato, y restregandome los ojos, como si con ello pudiera alejar de mi la necesidad de seguir durmiendo. Porque era una necesidad, eso es innegable!!! Con lentitud, aliso mi maltratada casaca, sucia de la "experiencia" en el Callejon de la Raspa, rezongando por lo bajo un "Y encima, no haremos el primer desayuno...", y sigo a mis compañeros, con las primeras luces del dia, hasta La Anguila Azul, donde contra todo pronostico, nuestras cosas están en su sitio: - Hubiera apostado a que el tuerto se habría encargado de, al menos, fisgonear entre ellas, aunque, si no lo ha hecho, probablemente ha sido porque su trabajo era mas de corte "informador", pienso, cuando el posadero comenta algo sobre que el tuerto habia desaparecido..., pero, gracias a Lord Alvard, Thorkin lo deja pasar, pues no tengo intención de pasar ni un segundo mas del necesario en esta Ciudad, que, de pronto, no me parecía tan amable como en otras veces en las que la visité, probablemente porque veia la cara de El Manco, en todo aquel que nos cruzabamos...

... pero no!! Llegamos sin problemas a tierra firme, donde una carreta sin conductor nos esperaba. De un salto, me subo en la parte trasera y, teniendo en cuenta que nos vuelve a esperar el camino, me coloco mi armadura de cuero, recordando las enseñanzas de Mertherïl, mi mentor.

En cuanto partimos, y nos alejamos de la Ciudad del Lago, todo el nerviosismo acumulado por mancos, rufianes, caras de desconfianza, etc..., van desapareciendo de mi mente, y el habitual optimismo empieza a asentarse definitivamente en mi cara, todo acentuado, dicho sea de paso, por el "tiento" que le doy a una de mis raciones, englobando tanto el primer desayuno, inexistente, como este segundo.

- Me van a perdonar, pero, en la medida de lo posible, me gustaría ir en el carro, mis piernas son cortas, y a diferencia de las de ustedes, digo, señalando a los enanos, carecen de potencia, y de la resistencia inherentes a las de los "hijos de la piedra"...

Mientras no se me requiere para funciones de vigilancia de algún tipo, me dedico a ir observando las reacciones de cada uno de mis compañeros, tratando de detectar, sobre todo, estados de ánimo bajos, exceso de nervio, etc... "Es parte de la función de un bardo, en un grupo, mantener el estado de ánimo optimo, pues, unos empuñan las armas, otros la magia, pero solo los bardos podemos animar el espiritu, Pertegaz!!", solía decir Mertherïl, bastante a menudo. En base a lo que voy observando, voy alternando tonadas, con poemas, y con solos de flautín, siempre, en su justa medida, pues bien es sabido que no todo momento congenia bien con el arte!!

Cuando Banin pregunta  a Alvard sobre la ruta a seguir, afino el oido, atento a lo que diga el anciano consejero, de cara a recordar todas las historias que se cuenten y se canten de las zonas por las que pasemos: - Nunca está de mas enterarse de las historias de los sitios por los que va uno, puede ayudar a mejorar incluso la supervivencia!!, pienso, satisfecho de mi sagacidad.

Turno 301 (Viaje)

Como nuestras cosas aún estaban en la posada, al menos el día comenzaba con buenas noticias. Había pasado una noche intranquila, seguro de que algo iba a caernos encima, pero al parecer el manco lo dejaría pasar, al menos mientras estuviéramos en la ciudad.

En la puerta nos esperaba la carreta con los víveres que debían mantenernos por un par de meses. La verdad que era bastante recia y las mulas parecían ser capaces de resistir un largo trecho, pero yo estaba acostumbrado a viajar a pie y cargar mis propios víveres; o cazarlos.

Asentí a las palabras de Darín, pues ni tenía nada que refutarle a su plan ni problemas en ir al frente. La vanguardia podría ser un lugar peligroso para este viaje, pero era donde había una vista más clara del camino por delante...

El que si tenía problemas con el plan del enano era nuestro más pequeño integrante. No pude evitar soltar una suave risa ante sus explicaciones, que halagos mediante, trataba de forzar sus pasos hacia la comodidad permanente del viaje en carro.

-Ya sea maese Pertagaz, pero si vas en el carro junto con nuestros empleadores debes recordar esto. "Eres la última linea de defensa a su seguridad, si una saeta perdida vuela en su dirección, tu diminuto cuerpo se transformara en el heroico y descartable escudo que defenderá sus vidas."- Le solté el sermón con una amplia sonrisa en los labios y un tono alegre y jocoso. El hobbit de verdad no parecía apto para una travesía así a pie y no había montura para él así que no quedaban más opciones.

"Maldición que sera un largo viaje... Tal vez debería volver a casa por una estación cuando hayamos terminado."

Iríamos hacia al sur por un buen tiempo, aunque probablemente no lo suficiente para llegar hasta las fronteras de Gondor. Las palabras de Banin también llamaron mi atención y me acerque para oír a Alvard.

-Conozco muchas tierras desde aquí hasta el sur, pues muchos años he viajado por ellas. Podría ser de más ayuda si supiera la ruta que tomaremos.-

Turno 301 bis (Viaje)

Alvard conducía sonriente el carromato, bien afianzado en el pescante con él sol calentándole la mejilla izquierda, Gidion caminaba manteniéndose a su altura, con la mano apoyada en la sencilla empuñadura de una espada más ancha y más corta que las usadas comunmente por los hombres de Gondor o los Rohirrim. Gidion vestía un ajustado peto de cuero de calidad, sin adornos, bajo una capa de viaje sencilla pero que sin duda, abrigaba más, y estaba más esmeradamente tejida, que cualquiera de las capas que llevaban los aventureros. El anciano consejero, contestó a los aventureros a medida que fueron hablándole, desde su privilegiada posición.

- De momento deberéis valeros de vuestras piernas todos vosotros.- Dijo a Thorkin.- Llevamos aún una buena cantidad de provisiones, amen de vuestras pertenencias. Las mulas costaron su buen dinero y espero que aguanten, si no todo, la mayoría del viaje; pero corremos el riesgo de reventarlas antes de tiempo si cargamos más peso del debido. A no ser que no haya más remedio, únicamente yo gozaré del traqueteo del carro.- Y luego mirando a Pertegaz, añadió sonriente.- Había oído, o más bien leído, sobre la glotonería y la afición a la comodidad de los medianos del Oeste. Pero al encontrar a uno tan lejos del hogar supuse que era la excepción de la raza, habituado a penurias y aventuras ¡De haber sabido que me traía a un hobbit gandul, te habría dejado bebiendo en la taberna de Valle, maese Pertegaz!. El camino es llano y el clima acompaña, disfruta del paseo pequeño hobbit- Dijo a modo de chanza.

- En cuanto a la ruta que seguiremos, maese Banin, señor Rothomir.- Dijo mirando al enano, y luego a Rothomir, quien también había expresado su curiosidad.- Habéis de saber que viajaremos hacia el Sur, siguiendo primero el Celduin, y luego el Rio Rápido, bordeando el Bosque. Como si nos dirigiésemos a las tierras de los Rohirrim, o a Gondor. Pero cuando el Rio Rápido empiece a virar hacia el Este, abandonaremos el camino principal, para vadear dicho río, y enfilar nuestros pasos hacia el Bosque Negro, el cual atravesaremos usando el Camino Viejo. El cual, si bien tengo entendido, no está exento de peligros, también es frecuentado por los Hombres del Bosque, de corazón orgulloso pero sin malicia, y que se avienen a comerciar justamente cuando tienes algo que ofrecer. Del camino que seguiremos una vez hallamos atravesado el bosque, nada puedo decir de momento.

- Mmmmmm, tus palabras, Darin, me traen a la mente cierto asunto que se postergó la noche anterior con nuestro pequeño tropiezo. Es costumbre que en todo grupo de escolta como este, haya un lider, alguien encargado de organizar las cosas, y que lleve la voz de mando sobre que debe hacer cada cual en según que situaciones. Normalmente, son los empleadores quienes deciden sobre este asunto, pero mi sentido común me dice que elegiré mejor si escucho primero vuestra opinión. ¿Quién pensáis, cada uno de vosotros, que debería ejercer estas funciones?. Debo señalar que, si la misión llega a buen puerto, es costumbre dar una pequeña recompensa extra a este lider, si los empleadores quedaron contentos con él, claro.

Turno 301 / 2 (Viaje)

Es gratificante ver que el nerviosismo nos ha ido abandonando, segun nos hemos alejadod de la Ciudad del Lago, así que, cuando Rothomir bromea sobre lo que podria pasar si me quedo en la carreta, me limito a sonreir emulando la reaccion que haría una flecha si se clavase en mi pecho, acabando dejandome caer sobre uno de los sacos de viveres. Despues, haciendo un pequeño y exagerado mohín, cuando Lord Alvard comenta sobre mi gandulería, acabo yo también exhibiendo una sonrisa, y haciendo una reverencia, bajo de un salto al suelo, diciendo:

- Pues habeis leido bien, maese Alvard: creo que no hay raza en toda la Tierra Media capaz de disfrutar de la comida y comodidades como puede hacerlo un Hobbit!! No obstante, y en mi defensa, debo decir que mi afán por conocer mundo supera con mucho mi tendencia racial a la comodidad, a la que, por otro lado, sería absurdo desdeñar si se pudiese!! Espero darle motivos para no dudar de mi valía!!, acabo, haciendo otra leve reverencia, que hace que pierda un poco el paso, y me quede levemente rezagado. En efecto, el buen tiempo, y lo liso del camino, amen del paso tranquilo de las bestias que tiran del carro hacen que, incluso alguien tan pequeño como yo pueda seguir el paso sin demasiados esfuerzos: - Al parecer, atrás quedó la voragine persecutoria que sufrimos desde Valle a Esgaroth!!!

Cuando el Consejero de Garion II comenta la ruta, al menos en incio, volviendo sobre nuestros pasos, de nuevo hacia el norte, enarco una ceja, tratando de recordar alguna historia o tonada de relevancia sobre el Bosque Negro, o sobre los Hombres de los Bosques: - Eso ayudaría a darle brillo a mi valía a ojos de nuestros empleadores, aunque será tratando con esos Hombres de los Bosques cuando podrán ver que nos todos los pleitos se tratan a golpe de acero!!, me digo, aumentando mi autoestima, aunque el simple hecho de estar en camino, disfrutando de los bosquecillos de olmos y robles, y de la leve brisa que soplaba era música mas que suficiente para mis oidos.

A la propuesta de Alvard sobre el lider del grupo, doy mi opinión, mientras camino a su lado, a un lado del pescante:

- Señor, si se me permite, me gustaría recordar que, en el camino de Valle a Esgaroth a reunirnos con ustedes, señalando tambien a Gidion, elegimos como lider a Maese Thorkin, aunque claro, aun faltaba que Maese Borant entrase en escena...​ En mi humilde opinión, y ante la falta de conocimiento sobre estrategia militar, solo puedo valorar su arrojo, y su aplomo, así como su rapidez de reacción en cuanto un problema aparece. Es de agradecer, en cualquier caso que usted, como nuestro empleador, valore nuestras opiniones.

Después, y a la espera de escuchar las opiniones de mis compañeros, sobre todo la de Borant, el enorme Beórnida que ha permanecido callado la mayor parte del viaje, 

Turno 301 (viaje)

Recojo mis cosas, escondidas bajo la cama de la posada. Refunfuño mientras cargo con las cosas pues no me es grato ni cómodo portar mi otra lanza a las espaldas, sobre todo con el peso que gana con el resto del equipo.

Avanzamos hasta recoger el resto de las pertenencias de mis compañeros, situadas en otra posada. Me mantengo en silencio a lo largo del camino meditando si acaso hago bien en partir en esta aventura. Cierta morriña podría decirse, ahora que definitivamente me dispongo a abandonar cuanto camino me es conocido y comienza mi viaje junto a estas extrañas gentes.

El carro me anima, no tendré que ir cargando más que con una de mis lanzas, dejando el resto a buen recaudo dentro de él, pero accesible mi segunda lanza en la parte posterior de él, de forma que pueda rápidamente armarme con ambas de ser necesario.

Refunfuño a disgusto cuando el hobbit se niega a andar, pero antes de que pueda soltar mi queja nuestro empleador le reprocha su actitud. Con un gesto de satisfacción me giro hacía Darin cuando pregunta por mis capacidades.

-Me considero versátil como apoyo. -Muestro la lanza que uso a modo de bastón. 

-Tanto lanzando, como ensartando no soy manco, pero tampoco tan ducho en el combate como pudiera parecer.-Confieso- Pese a ello entre mis capacidades se haya ciertas habilidades como sanador que espero no lleguen a ser necesarias pero sin duda nos podrían ser útiles llegado el momento. Por tanto me siento más cómodo en segunda linea, prestando ayuda allí donde esta sea requerida. 

El tema del líder es algo que me preocupa endiabladamente. Deber rendir cuentas a quién podría estar condenándonos con sus decisiones me mantiene cauto, y no dispongo de suficiente conocimiento sobre mis compañeros para aventurarme a tomar decisión alguna, además de ser un puesto que sin duda no deseo. 

-Siendo la mayor parte de nuestra comitiva señores enanos, creo que estos estarían más dispuestos a obedecer las ordenes de otro hijo de Aulé. Por eso mismo apoyaría a Thorkin como líder, aunque no me molestaría que el puesto fuera ejercido por Rothomir.

Respondidas a estas cuestiones me mantengo en silencio el resto del viaje, prestando oídos a todas las palabras pero regalando pocas palabras. 

Turno 301 (Historia) Solo Pertegaz

Efectivamente, el pequeño Pertegaz, de mente curiosa y oídos atentos, ha escuchado en numerosas ocasiones; ya sea en torno a una fogata de campamento, ya sea en torno a una mesa de taberna sosteniendo una jarra de peltre a rebosar de cerveza; historias y anécdotas sobre el Bosque Negro, los Hombres del Bosque, y el Camino Viejo en particular. Según tiene entendido el hobbit, los Hombres del Bosque son un pueblo más emparentado con los Rhovanianos del Norte que con sus vecinos Rohirrim del Sur. Viven en pequeñas comunidades, casi siempre en los lindes del bosque y se dedican sobre todo a la tala de árboles y a la caza. Son famosos por la excelencia de sus trabajos con la madera, aunque no se lucen con adornos y florituras, fabrican herramientas y utensilios de gran utilidad y calidad. No rinden pleitesía a ningún señor más allá de sus propios jefes, y no son amigos de los orcos. No son grandes comerciantes, pero están abiertos a las transacciones con quienes están de paso por sus poblados, por ello muchos mercaderes los visitan con frecuencia.

Pudiera parecer que han cargado sobre sus hombros la responsabilidad de mantener abierto y seguro el Camino Viejo, pero nada más lejos de la realidad. Mantienen seguras y despejadas de enemigos y seres malignos las zonas en las que trabajan, y ha ocurrido en alguna ocasión que estas coincidían, por puro pragmatismo, con grandes tramos del Camino Viejo; por lo que, durante ciertos periodos de tiempo, el Camino es relativamente tranquilo gracias a ellos. De ahí nace la confusión.

En cuanto al Bosque Negro, y más concretamente, la zona que van a atravesar; Pertegaz sabe, que el camino pasa a los pies de las Montañas del Bosque, una oscura cordillera encerrada en el Bosque Negro, que según todos los que hablan de ella, nada bueno alberga. El Camino es menos seguro de lo que Alvard imagina (o quiere imaginar), y si bien es cierto que no pocos viajeros lo atraviesen con nada más que pequeños incidentes, también son muchos los que entran en el Bosque para no volver a salir jamás. 

Se habla de monstruosas arañas gigantes, que buscan su cena entre los intrépidos que deciden cruzar el Bosque antes que bordearlo por el sur. Y de bandadas de orcos aulladores, que bajan de las montañas o salen de sus escondites en lo recóndito del bosque, con la única intención de matar y saquear. El pequeño hobbit ha escuchado incluso macabras historias sobre poblados de leñadores que amanecen reducidos a cenizas y con todos sus habitantes pasados a cuchillo, con grotescas marcas y símbolos malignos grabados a fuego en sus cuerpos sin vida. Pero todas estas historias sobre arañas gigantes y vociferantes orcos siempre le han parecido a Pertegaz patrañas y cuentos de abuela. Aunque eso era cuando estaba sentado tranquilamente junto a un fuego a cientos de leguas de allí, no ahora que iba rumbo a meter la cabeza en aquel lugar...

Turno 301 bis (Viaje)

Atiendo a las explicaciones de Alvard sobre la ruta, cabeceo afirmativamente hasta que llega a la parte de atravesar el bosque usando el camino viejo.

-No es un camino que me resulte buena opción...
Ese bosque está enfermo, los elfos llevan demasiado tiempo allí...
No se porqué no revelarnos ya la ruta, ¿no confía en nosotros?
La ruta no tiene muchas opciones y a cada cual peor, ya que por sus palabras, descarto el paso de Rohan, así pues, cruzaremos por uno de los pasos...
Me parece bien Thorkin como líder, es un enano al que seguiría donde nos lleve, pero insisto, me gustaría saber donde es ese lugar al que tendré seguir a Thorkin, más que donde, es el camino.

El humano volvió a mirar a sus compañeros cuando Alvard habló. El tenía una conexión especial con los animales, pero los caballos no hablaban de estrategias, ni del camino que iban a llevar. En ese momento, las estrategias y planes eran más importantes que cualquier cosa que podría conocer de los caballos.

Señores, yo me siento mejor luchando atrás, no es por lanzarlos a ustedes como carne para las bestias pero por mi estilo de lucha necesito que haya unos cuantos metros entre mi objetivo y yo.

El hombre señaló el árco y el carcaj de las flechas.

No es nada personal, pero es difícil apuntar si uno esta muy cerca del objetivo.

Luego mira a los enanos.

Señores, yo pasé muchos años con los de su raza, los hijos de Durin me atendieron bien. Pero también pasé muchos años con los elfos del bosque, son una raza orgullosa y que puede ser difícil a la hora de tratar con ellos. De todas formas no son malos y si se los trata con respeto ese respeto se les va a ver recompensado. Yo no tengo problemas con la ruta y con gusto seguiré a Thorkin, aunque pienso que si vamos a tratar con los elfos en el viaje no sería lo mejor ponerles a un enano enfrente como líder. De todas formas, por capacidades Thorkin demostró ser un líder natural.

Luego se acerca a Banin y le dice en voz baja.

Entiendo tu preocupación, pero los bosques y los caminos tienen oídos. El señor Alvard está siendo precavido al no andar gritando nuestro plan de viaje a los cuatro vientos. De todas formas a mi también me gustaría conocer más de nuestro viaje. Lo que puede hacerte sentir mejor, es que si vamos camino a la boca del lobo, por lo menos vamos todos juntos y ahí podríamos luchar para salir vivos antes que el lobo cierre las fauces.

Turno 302 (Viaje)

El anciano Alvard no zanjó el asunto del líder, pues no todos se habían pronunciado.- Mmmmmm ¿Nadie nombrará a Darin? es al único que escuché tratar de organizar la formación durante la marcha ¡Esas son las cosas en las que debe de estar un líder! Thorkin decís, eh... bien, no hay duda de que es un guerrero nato, por eso está aquí, y estoy seguro de que no tendría problemas en mandar un tropa como esta ¿Qué opináis el resto?.- Sin embargo, el joven Gidion parecía mirar a Rothomir con admiración.

- En cuanto a vos, maestro enano - Dijo girándose hacia Banin, mientras mantenía firme el paso del carromato.- os diré que no tengo costumbre de pagar a un grupo como este para pasear por los prados de Rohan, donde los jinetes del joven rey Fengel podrían escoltarnos con su gentil cabalgata, pues Valle se mantiene en buenos terminos con el Rey de Rohan. El camino no es el más seguro, ni el más rápido, pero si uno de los más discretos. Debía conciliar la rapidez con la discreción; y en lo tocante a la seguridad, aquí están ustedes para equilibrar la balanza. Y si os sirve de consuelo, tomaremos precisamente el Camino Viejo para evitar el Camino de los Elfos; si el rey Thranduil se enterase de nuestras andanzas podría ser incluso más engorroso que los mercachifles de Esgaroth; confío en que no encontremos ningún elfo en nuestro viaje, maestro enano. En cuanto a la ruta que seguiremos tras dejar el Bosque Negro, bien es obvio que cruzaremos las Montañas Nubladas ¿Por donde?, no lo puedo decir, es un tema...mmmmmmmffff "diplomático". Orden estricta del Señor de Valle no revelar nada hasta que estemos a punto de cruzar las montañas; y esto, en mi opinión, es una vez ganemos el lado occidental del Bosque Negro.

El camino prosiguió en calma, cruzandose de vez en cuando con campesinos, mercaderes y viajeros que saludaban con amabilidad a tan pintoresco grupo. Se notaba que aún no estaban suficientemente lejos de Esgaroth. Cuando el sol estaba en su zenit, y ya algunos empezaban a acusar la fatiga en sus pies, el grupo se detuvo al pie de una pequeña y redondeada colina. Alvard se las apañó para desenganchar del carruaje a las mulas, que corrieron a pacer en las suaves hierbas que crecían por doquier. Mientras tanto, Gidion alcanzó a abrir un par de paquetes que cargaban en el carromato, sacando queso, embutidos para cocinar, dos hogazas de pan de tamaño saludable y unas patatas. Una buena comida para todo el grupo.

- Bien, admito que se defenderme entre fuegos y cacerolas, pero no me siento orgulloso de mis dotes culinarias.- Dijo Alvard, al ver que el joven Gidion ya desempacaba las provisiones; y mirando de reojo a Pertegaz (sin duda el anciano consejero se había informado bien acerca de los hobbits en su querida biblioteca de Valle.- ¿Quién será el cocinero del grupo? Labor menos decorosa pero no menos importante que la del líder, al que también debiéramos nombrar de inmediato.- puntualizó, animando a los indecisos a mostrar su opinión.

Turno 302 (Viaje)

Mientras más escucho al señor Alvard, más se frunce mi ceño.

-Sea! Si hemos de esperar, esperaremos, pero espero que el joven al menos, sepa por donde hemos de ir y no estaría de más que nuestro líder lo conociese también, pues tengo intención de cumplir con el cometido, aunque tenga que hacerlo sólo, el secretismo sólo hará más difícil todo, aunque no os culpo por cumplir una orden directa del señor del Valle.

Con un resoplido dejo que mi ritmo baje hasta retomarlo cuanto estoy a la altura de la retaguardia del grupo, y allí me mantengo ceñudo hasta que hacemos el alto.
La perspectiva de la comida y el descanso parecen suavizar algo mi humor, aunque cualquiera con dos dedos de frente se percataría de que es mejor dejarme a mi aire un rato aún.

Turno 302 (Viaje)

Las palabras de si que me habían tomado por sorpresa. Es verdad que no me incomodaba el mando y que no me importaría hacerme cargo en esta situación, pero en su momento ya se había elegido a Thorkin. Solo los Valar saben por que no me había ofrecido en el momento...

Quite hacia atrás la gastada capucha de viaje que cubría mi rostro e incline mi cabeza hacia Borant en manera de reconocimiento. La rudeza de la intemperie y la vida a campo abierto no había mermado la presencia que imponía ni lo armonioso de mis rasgos. Muchas veces había oído ya en los salones de la corte lo parecido que me encontraban muchos con retratos de viejos reyes de antaño. Mis ojos verdes se pasaron un segundo por cada integrante del variopinto grupo antes de hablar.

-Cierto es que el mando no me es ajeno y que en Dol Amoroth se me instruyo para muchas cosas, pero seis de los aqui presentes habíamos aceptado ya a Thorkin como quien tomaba las decisiones. Si quieren votar de nuevo ahora que maese Borant esta con nosotros no me parece mal. Es más, creo que deberíamos darle derecho a voto- no derecho a elegir, sino a votar como uno más -a nuestro empleador, pues él también se verá involucrado en esta situación.- Nuevamente repase con la mirada a todos los presentes, buscando sus reacciones.

"De todas maneras, sea quien sea no me molestara la elección de líder."

-Con respecto a la comida, pues yo también tengo mis habilidades para la cocina, pero sinceramente cuando uno forrajea muchas veces no se da mucho lugar para el sabor, más si para evitar morir de inanición.- Como Alvard, mi atención se fue hacia el robusto hobbit que acompañaba a la comitiva. -No tengo problemas en tomar turnos en el fuego de la cacerola, pero creo que nos vendría bien la palabra de un experto.-

Turno 302 (Viaje)

El humano escuchó todo el discurso de Alvard sobre quien debería dirigir y de como Thorkin quizás no era el indicado. Darrick prefirió no quemarse mucho la cabeza con lo que decía el hombre. El que si le llamó la atención fue Rothomir, el hombre había tocado un punto interesante.

Creo que si, todos deberíamos tener nuestra palabra a la hora de elegir al líder. No se como se considera usted señor Alvard, pero si va a acompañarnos en este viaje usted también debería seguir al lider sea quien sea y por eso también debería tener una palabra a la hora de elegirlo.

Miró al resto de los presentes.

Yo no tengo problemas con volver a votar, si al resto les parece bien podemos hacerlo. Y sobre la comida, confío en que el señor Tuk cuente con la lengua y las manos de cocina de los de su raza. Por mi parte soy mucho más práctico, cuando un vive en el campo no se preocupa tanto por el sabor, sino por no morir envenenado por la comida, yo ofrezco mis conocimientos en ese campo para evitar tener bajar en ese frente.

Turno 302 (Viaje)

Thorkin permanecía atento al camino, ajeno a las palabras de sus compañeros. De tanto en tanto cuando le nombraban se giraba, poniendo atención sus palabras, para luego volver a observar el camino. Cada vez más, empezó a prestar más atención a lo que decían sus compañeros que al camino, ya que se le nombraba tanto, y más al ver que, de nuevo, parecía convertirse en el líder del grupo.

-Si me permitís opinar, agradezco vuestra confianza, y si el voto es unánime aceptaré con agrado ser el líder de tan digna y honorable compañía, aunque creo que hay miembros de la misma tan bien dotados para el mando como pueda estarlo yo. Rothomir, Banin o Darin son un ejemplo, sin pretender despreciar al resto.

Se detiene y observa a Alvard

-Si soy un líder de compañía, espero que se me pague por ello como es conveniente -sonrío- y quiero que se nos informe si no de toda la ruta, al menos de las etapas que vayamos a hacer para planificar mejor el camino con vos y el joven Gidion. No puedo ser un líder de una compañía como es debido si vamos a ciegas. Dicho esto...el Camino Viejo es una vía peligrosa, en esa región el Bosque Negro está enfermo, putrefacto incluso, cerca se encuentra Dol Guldur, donde dicen que mora un peligroso hechicero, el Nigromante, y en esa región abundan los orcos y las arañas...no...no será una ruta fácil.

Se queda pensativo unos segundos antes de volver a su posición delante de la carreta

-Si por mi dependiese bordearía el bosque por el sur, aunque sea una ruta más larga, pero a la vez más segura, o intentaría cruzar el territorio de los elfos, aunque me desagrade, pero prefiero a los duendecillos del bosque de orejas puntiagudas que a los orcos. Respecto a quien se encargará de cocinar, me da igual, mientras no nos provoque una indigestión. 

Turno 302 (Viaje)

Una franca cara se sorpresa se plasma en mi rostro cuando veo que el buen Consejero de Valle insinúa que puedo hacerme con las riendas de la cocina de la Compañía, incluso haciendo que alguno de mis compañeros lo vean como buena opción!!:

- Espero, mi buen Lord Alvard, que poseais más vista en otros menesteres, por el bien de la buena salud de la ciudad de Valle!!, pienso mientras, como un resorte, empiezo a negar haciendo aspavientos con ambos brazos, negando, mientras digo:

- Como ya han podido ver, Señoría y compañeros, aunque comparto muchos rasgos propios de mi raza, no soy un Hobbit al uso. Cierto es que, junto al amor por la Historia, la Música y las buenas maneras, el buen comer ocupa buena parte de mis pretensiones diarias, pero, lamentablemente para ustedes en este particular, y para mi bolsillo en general, carezco de la paciencia y el tino con el cucharón y los fogones que se necesita para hacer un buen cocinado, así que, a menos que pretendan hacer una suerte de suicidio colectivo, debo declinar el "ofrecimiento", Lord Alvard, digo, en un soliloquio fluido y con la cadencia correcta.

Después, rascándome la cabeza, abro un par de veces la boca antes de carraspear ligeramente, y proseguir:

- En cuanto al camino propuesto, mis señores, he de decir que no son pocas las "histerias" que he escuchado sobre sus peligros. Si bien es verdad que los Hombres de los Bosques, tratándose como se debe, pueden ser de ayuda, sobre todo en cuanto a comercio (su trabajo con la madera es impresionante), no cuidan del camino, como se les supone, más allá de su propia defensa, y tanto arañas gigantes como orcos aulladores de las Montañas del Bosque, moran por sus lindes..., acabo, con una voz cargada de seriedad. 

- Respecto al líder, mi Señor Alvard, coincido con maese Thorkin, en que, al menos él, debería conocer todos los detalles del camino. Sólo así puede, tanto organizar, como aprovechar los medios para el viaje. Por mi parte, sólo puedo prometerles una actitud promotora de buen ambiente, fluidez a la hora seguir órdenes, y el buen juicio que se me supone!!

Tras eso, hago una pequeña reverencia, y continuo andando, disfrutando de la bella vista que la naturaleza nos depara.

Turno 302 (Viaje)

-Tomar decisiones respecto a la vida de la gente es algo muy difícil. Mentiría, pues, si dijera que se trata de una invitación agradable la de comandar esta expedición. Yo por mi parte ya elegí a Thorkin y no voy a cambiar mis palabras en lo más mínimo. En todo caso mis disquisiciones sobre estrategia y demás han de ser afrontadas por todos, puesto que ya hemos demostrado ciertos titubeos, tanto en nuestro primer encuentro con los mezquinos como en el propio callejón. -Darin  agregó con cierto disgusto:- Y he de incluirme dentro aquellos que podrían haber mejorado su actitud. -Luego extendió sus manos hacia los presentes-. No obstante, reconozco que Rothomir tiene el sosiego y el temple como para ser también un gran líder, o que cualquier otro podría llevar a cabo ese papel. -Dice, sin ocultar el alivio que le supuso escuchar el desacargo del mediano.

-Es evidente que las dudas respecto a la estrategia o toma de decisiones puede destruir nuestro grupo. Por otro lado, desconocer el trayecto tampoco ayuda, maese Alvard. Sin embargo sabemos al menos parte del recorrido y creo que es suficiente, al menos para mi. -Comenta, tratando de limar las asperezas con Banin.

-Por último, debo decir que no soy especialista en cocina, pero tampoco me quejaré del resultado, sea quien sea que cocine. Espero la misma actitud si me toca hacerlo, por otro lado.