Partida Rol por web

Finalmente llegáis, tras dejar el último autobús y un breve paseo de unos 15 minutos, hasta los aparcamientos de comisaria. A los pocos minutos de esto, habiendo tomado ya "posiciones" una mujer vestida de uniforme abandona la comisaria y se dirige hacia la salida de los aparcamientos, mientras se enciende un cigarrillo.

Demetrio se mantuvo oculto a unos metros bajo la protección de su presencia invisible. Como habían acordado, el se mantendría apartado vigilando posibles movimientos extraños.

Cuando Rodrigo se retira, de nuevo en dirección al Elíseo, le miro hasta que se pierde de vista. Luego comento con el resto.

- No se si conseguirá algo, y desde luego no seré yo quien hable para que caiga en saco roto pero... se está poniendo en peligro a él y a nosotros. El Príncipe no está muy receptivo hacia Rodrigo y creo que su forma de actuar, que suele ser algo impulsiva puede desatar la ira de Juan Miguel, la cual ya está a flor de piel. Además, a pesar de nuestras diferencias, no tengo duda de que echaremos de menos su presencia en el caso de algo no vaya bien en la reunión. Pensé que alguno de vosotros podría comentarselo más tarde. Si lo deseáis, claro -.

Rumio mis pensamientos mientras avanzamos en el bus. No puedo evitar fijarme en todo lo que nos rodea, las luces, mucho más brillantes y coloridas que hace 70 años. Un nuevo mundo que conocer. Mientras escucho la radio que lleva puesta el conductor veo la gente paseando por la calle. A pesar del frío hay una cantidad proporcionalmete mayor que la que había en otros tiempos. Todo cambia, la noche llena de luz artificial ya no asusta tanto a los mortales. Y favorece la caza. Lo cual me lleva a pensar en los territorios que estarán debidamente asignados, ¿tendremos problemas con la prole de Juan Miguel? Bueno, cruzaremos ese puente al llegar a él.

Tras el corto paseo, y viendo como Demetrio se desliga de nostros en actitud vigilante, me dirijo acompañada de Arturo, al cual cojo del brazo de manera casual, hacia el encuentro de Julia González Calleja. Una pareja que camina de noche que se detiene a hablar con una mujer uniformada. Nada raro. Mientras nos acercamos observo con un ligero estremecimiento la aun lejana llama de su mechero mientras enciende su pitillo, eso me hace hacer nuestro paso más lento mientras observo los alrededores y finalmente a ella, buscando algún indicio de amenaza.

- Sólo me presentaré inicialmente Arturo, pero te daré pie para que hables tú. Me fijaré bien en sus reacciones, luego será mi turno y podrás hacer lo propio -.

Mientras alcanzamos a la mujer a la que miro directamente, le hago un gesto de reconocimiento con mi mano libre y sonrio, antes de llegar finalmente a su altura.

- Hola señora Calleja, soy Sofía y este es Arturo, hemos hablado antes por teléfono -.

Además de uniformada va armada, aunque claro... es policía, raro sería que no lo estuviera. Su actitud no obstante es relajada, y os guía hacia una parte del aparcamiento desde la que puede ser realmente difícil que alguien os observe desde comisaría o la calle aledaña. El lugar más discreto de los alrededores, sin duda.

- ¿Y bien? - desde luego no parecía ser una mujer muy paciente, más bien práctica y directa

Os mantenia vigilados a ambos, a una distancia prudencial como para "tener tiempo" de reaccionar (o, al menos, eso debía creer ella)

Sigo a Calleja en un dócil silencio hasta donde nos guía, pero sin perder detalle de los alrededores, nunca se sabe...

- Veo que Aurelio no exageraba cuando comentó que trabaja usted hasta tarde, supongo que más de una vez las "peticiones" de Aurelio le habrán hecho trasnochar bastante - hago un gesto concilidador para quitarle hierro al asunto - espero que este no sea el caso, sólo le queremos pedir cierta información. - la evaluo de nuevo, mientras comento con tono casual - La verdad me complace ver una mujer válida, eso se ve tras cruzar dos palabras con usted, en un puesto de responsabilidad, sin el normal menoscabo por parte de un, amenazado en su ego, género masculino - termino con una breve sonrisa. - Pensandolo mejor, casi mejor que no esté Rodrigo, casi... -.

Mientras nos acercamos a Calleja aprieto el brazo de Sofia en señal de confomidad. Al hacernos ir a la parte mas retirada, cuando aun apenas hemos llegado, postpongo mi intervencion hasta estar en el lugar donde se va a desarrollar la entrevista.

-Buenas noches señora Calleja, como bien dice mi compañera, mi nombre es Arturo y deseamos tratar unos temas de mutuo interés con usted. Nos ha facilitado su numero el señor Aurelio, nos aseguró que usted podria colaborar con nosotros. En este caso querriamos hablar con usted sobre el actual alcalde de la ciudad, el señor... León de la Riva? ¿Que opinión le merece?

Mira mal a Arturo

- Ahora resulta... ¿que también son periodistas? No tengo intención de conceder ninguna entrevista - advierte, malhumorada

Niego levemente con un gesto quedo y saciudo ligeramente la cabeza mientras sonrío de manera fugaz.

- Seamos serios, ¿usted cree que a Aurelio le gustaría que sus asuntos fueran aireados por periodistas? No crea ni por un momento que nuestras motivaciones pasan por exponer nada de lo que aquí se trate, es más insistiría en que nuestra charla fuera de caracter... privado - hago un gesto, como pasando página.

- El caso es que, la verdadera pregunta es, ¿cuánto le gustaría que el actual Alcalde dejara de serlo? - le miro directamente, sin parecer amenazante, sólo para dejar claro con mi actitud sobria y serena, que no son sólo palabras. Además de deducir el impacto sobre ella de esa afirmación.

Reprimo una réplica mordaz.

-Tampoco conviene enemistarnos con la supuesta futura directora de seguridad...

-No, no, no me malinterprete, digamos que representamos a una parte de la sociedad que... No esta cómoda con el actual alcalde.

Os mira seria, aunque en realidad ni siquiera os parece disgustada

- Nadie va a matar al alcalde, ni yo voy a hacer la vista gorda si se atenta contra él - advierte, en cumplimiento de su deber - no esperen tenerme como cómplice de nada.

Por un momento hay hielo en nuestras miradas. Una risa suave y breve rompe el momento.

- Vaya, me deja usted de piedra con su modo de ser tan directo y, por qué no, agresivo. Bien, nada más lejos de la realidad tal como lo sugiere. No somos bárbaros, ni asesinos, no se con que gente está usted acostumbrada a tratar, pero no somos nosotros, así que para que nuestra relación sea más fluida, le sugiero que borre todos esos conceptos preconcebidos que pueda albergar, sin duda a causa de anteriores tratos con otros asuntos de Aurelio. Si ha visitado alguna vez el Palacio de Santa Cruz, suponga que tal como el arte y la belleza que alli se albergan, nosotros somos los herederos de esa elegancia, capaz de quedar sin respiración, sí, pero por motivos del alma, no del cuerpo - una pequeña pausa sigue a mis palabras, dándole tiempo a digerir aquello que insinuo.

- Un hombre o mujer influyente, y más un político, puede retirarse de su cargo motivado por muchas causas. Razones de salud, familiares, de índole personal, al recibir un descrédito, o simplemente de demostrarse, si existiera su corrupción; además una declaración desafortunada puede enterrar una carrera prometedora. Como bien sabrá. ¿No está de acuerdo, Jefa de Policía Calleja? - dejo que la mujer sopese sus opciones. Y aprieto levemente el brazo de Arturo, conminandole a esperar la respuesta de la mujer.
 

-¡Será posible!. No los recordaba tan pedantes.- Se dijo a sí mismo Demetrio. -¿Tan difícil es llegar y decirla "queremos la agenda del alcalde y del teniente alcalde, saber dónde viven, que actos tienen programados, si tienen escota municipal, familia..."? ¡Coño!.- Se quedó un instante más observando. -Me estan poniendo hasta nervioso... ¡madre mia! Calleja se los merienda. Sofía hija, aburrres a las piedra...- Volvió a decirse.

El cigarrillo que había encendido de camino a los aparcamientos se había casi terminado de consumir sin que diera una sola calada. Lo dejó caer al suelo y lo pisó para asegurarse de apagarlo.

- Lo siento, me temo que no puedo ayudarles, tampoco levantaré ningún falso testimonio para sus juegos políticos. 

Calleja se dispone a retirarse, realmente incómoda con la conversación, casi diriais que podría tener la sensación de que la conversación estuviera siendo grabada por lo claro que deja con sus palabras su poca disposición a las ilegalidades.

Miro con cara sería a la comisaria mientras habla con Sofia.

Dado que nadie ha hecho por detenerla, se retira de nuevo hacia comisaria sin ninguna intención de prestaros más atención.