Partida Rol por web

El hombre del traje gris

Gulliver

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23/02/2010, 02:51
Agustín Morales Sierra

Vio llegar al Chapas y lo primero que miro fue al policía esperando que este le de como mínimo unos cuantos golpes, pero no fue así, cuando explico sus razones, Agustín se sintió triste y decepcionado e inclusive algo molesto, hacia el Gallego, como había sido capaz de todo eso sin pensar siquiera en sus seres queridos, en el medio de su debate interno oyó su nombre por parte de la Maca y tuvo que rearmar dificultosamente lo que previamente le había entrado por un oído y le estaba saliendo por el otro para entender de lo que estaba hablando.

-No hay muchos que decir de la casa del Portugués la verdad, una cinta, un hombre extraño algo deformado en túnica escarlata y cánticos en el sótano, vamos, lo normal desde que andamos juntos en esto.

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24/02/2010, 22:44
Elías Bonabre

Elías habría querido insistirle a Domingo con lo de la película, pero la reaparición de Ricardo lo había dejado pasmado, indignado y de nuevo pasmado. Por unos segundos, las palabras de aquel hijo pródigo lo habían obligado a representarse de nuevo frente al espejo y un relámpago de vergüenza lo había fulminado.

Entonces, Macarena había nombrado a Aldecoa, agitando brumas a ras de su memoria, forzándole a vislumbrar escenas de un capítulo de hacía siete años, imágenes confusas mezcladas con palabras, más experimentadas como la creación de algún otro con la pretensión de que Elías la tomase como vivencia propia. ¿Había sido cierto o no, todo ese derroche de hechicería, esa confrontación de energías corporeizadas, la esfinge, la salamandra? Si se hubiese obstinado en mantener que a la persona de Ignacio Aldecoa sólo la había visto una vez en su vida: aquella noche en el paraíso perdido, en que el mafioso había ido a disfrutar de su espectáculo, y ninguna otra posterior, le habría quedado explicarse por qué la palidez, por qué el sudor frío, como si Macarena hubiese mentado al mismísimo diablo.

Era creencia común que conocer el nombre de un demonio era tener poder sobre él, pero lo cierto y verdad era que los demonios tenían nombre para que se los llamara.

Ya Agustín también había contado que había conocido a su propio diablillo… Tenía razón Cornellius: había algo extraño en aquel grupo, reunidos en el presente como en el baúl de un titiritero.

Había captado las demandas de Macarena. Se pasó las manos por la cara para borrar su estupor, y trató de complacerla:

-El Portugués era un sicario de Ignacio Aldecoa, uno de los tipos más siniestros de Madrid de aquellos tiempos. Hace siete años, casi ocho ya, un chabón –miró a Agustín y a Ricardo- como vosotroustedes le robó una cosa y me metió en el quilombo. –Había estado a punto de decir: Me enquilombé. –Vino a mi local con sus matones para prenderle fuego y yo escapé de milagro. De Aldecoa no se supo más, al menos, yo no supe nada más. Recuerdo aquello como una pesadilla… -sacudió la cabeza, buscó algo para beber. Tomó el vaso de agua alguno de los otros y se lo bebió de un trago. Se aflojó el cuello de la camisa, sofocado. Resopló y continuó: -De Mario Casares sólo sé que es un importante hombre de negocios, de las noticias, lo que todo el mundo.

“Y el hombre o los hombres del traje gris… Sí, al parecer, todos lo hemos visto. Es una sensación desoladora la que provoca. Su cara es un borrón, o es como si fuese un enjambre de moscas enloquecidas, es una balsa que hace que te duelan los ojos. Estuvo a punto de llevarse a Agustín: quisieron detenerlo, y allí se apareció él, en la parte trasera del coche patrulla, y entonces, uno de los policías se volvió loco… Por poco y le dispara. Yo lo vi en el subte, antes o después, no recuerdo muy bien, de encontrar la carta.

“¡Inclusive mi hermana lo vio en sueños, soñó con la muerte! ¡Oh, dios mío, no nos dejará en paz! Tenemos que ir a ver a ese Casares, buscar su teléfono, lo que sea, decirle quién fue el que le robó el libro. Ni en joda deberíamos confiar en un tipo como el Portugués.

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25/02/2010, 11:15
William Cornellius

William asintió ante las palabras de Elías:

- No conozco ninguno de los nombres que habéis mencionado pero si el tipo ese, Casares, es un personaje público no debería ser demasiado difícil encontrarlo ¿no?- miró a los demás - Lo que deberíamos hacer es poner a buen recaudo la libreta, creo yo... Estoy seguro de que mucha gente haría lo que fuera por tenerla.

¿Y Cornellius? ¿Acaso él no estaba interesado en aquel pequeño manuscrito? Por la forma de hablar, casi desinteresada, se diría quizás que no. ¿O esperaba a un momento más propicio para pedir algo por ella?

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26/02/2010, 17:21
Domingo Torres

En cualquier otra ocasión Domingo habría pensado que el mejor sitio donde guardar una cosa para mantenerla a buen recaudo era consigo mismo pero esta ocasión era diferente. Quizá ahora había comprendido lo ajeno que podía ser el cuerpo de uno mismo. El nuevo mundo que se revelaba ante el viejo policía distaba mucho de su racional mundo conocido y eso les restaba seguridad, le hacía mostrarse dubitativo donde otrora se mostrara frío y confiado.

—Quizá...

Había empezado a hablar pero interrumpió la frase enseguida. No era buena idea, lo sabía. La policía podía mostrarse segura en cualquier otra situación, no en esta. Ellos pertenecían a ese mundo racional del que venía Domingo y los mecanismos irracionales que subyugaban su mundo conocido podían acabar sin un atisbo de duda la seguridad hasta ahora infranqueable de su querido departamento.

—No, no es una buena idea —concluyó.

Se rascaba el mentón pensativo. Se había descuidado la barba en los últimos días pero ahora eso no parecía importarle.

—Quizá pueda parecer muy absurdo pero, ¿y si hacemos con ella lo que el Gallego dejo dicho?

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28/02/2010, 20:03
Macarena

-Yo estaba pensando justamente lo mismo. Sólo que... joder. El Ángel Caído. Es...

Se paró, a media frase. Se mordió el labio, y miró a William. -Oye, ¿hay algo raro en algunas esculturas? Bueno, a ver si me explico. Un Ángel, un Demonio. ¿Podría tener esa estatua algún tipo de poder? Es que es casual, hemos quedado con ese Holandés maldito allí. Allí se hicieron la foto los tres. Y allí quiere el abuelo que enterremos esa libreta. Podría... ¿podría ser que no sea mera casualidad, sino que esa escultura en concreto, por el lugar, o la forma, o por algo en que ahora no caigo en pensar, ya me entiendes... que sea... mágica...?

Soltó con renuencia la palabra. Demonios, magia. Pero claro, de eso se trataba...

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28/02/2010, 21:06
William Cornellius

- Cualquier cosa puede ser un artefacto. ¿Quizás la estatua? Quizás... Pero también puede serlo el lugar. Quizás se ha erigido en un punto de poder y no sea casual, de ninguna forma, que todo converja en ese sitio.

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01/03/2010, 17:21
Macarena

-El lugar, sí, puede ser. Un sitio especial, como esos de las leyendas celtas, portales al mundo de las hadas, o algo así. Joder, pero entonces...

Había sacado un paquete de tabaco de su bolso. Uno entero, precintado aún. Y jugueteaba con él, dándole vueltas, tamborileando sobre el cartón y el celofán. Pero sin abrirlo.

-...entonces, ¿no es peligroso que enterremos ahí la libreta? ¿Por qué el yayo dijo que lo hiciera así? Allí seguramente es el primer lugar donde un tipo como el Holandés miraría, si buscara. -Se detuvo en seco. Abrió los ojos, como si acabara de tener una gran idea. -A menos... joder... ¡a menos de que el mismo yayo supiera que él mismo iría allí a buscarla...!

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02/03/2010, 00:15
William Cornellius

William únicamente sonrió ante la última afirmación de la Maca, asintiendo lentamente.

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13/03/2010, 16:53
Macarena

Macarena se quedó en silencio. Deslizó sus ojos claros que desprovistos de maquillaje la dotaban de una inocencia que a veces no parecía merecer. Paso su mirada por los demás que compartían la mesa, uno a uno, como si esperara alguna respuesta de ellos. Incluso se detuvo en el tabernero que había intervenido de una forma tan fugaz como elocuente, en el momento justo.

Estaba claro que a ninguno de los presentes les gustaba la situación en la que se habían sumergido, pero como si se tratara de aguas pantanosas algo tenían que hacer para salir de ellas.

Por ahora la mayoría de sus opciones se basaban en recurrir a agentes externos, lo cual en el pasado solo había probado ser una fuente interminable de problema. Apenas sabía si podían confiar unos en los otros, pero sabía que no podían confiar en nadie más, cualquiera que supiera más sin duda tendría sus propios intereses y los usaría como peones en su propio juega para su beneficio. Era algo que tenía que resolver ellos solos.

- Creo que solo tenemos una opción. Estamos haciendo ésto por el yayo y creo que deberíamos seguir sus instrucciones...

Abrió la libreta y revisó ese pasaje con el fin de asegurarse de que era la letra de su abuelo y que estaban cumpliendo su voluntad y no dando de forma gratuita una poderosa arma a un enemigo.

Como un relámpago una idea surcó su repeinada y aún húmeda cabeza:

- Ricardo, ¿recuerdas si había alguien más cuando murió el yayo?

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14/03/2010, 20:43
Ricardo el Chapas

Ricardo se puso pálido, como si acusara una bofetada. Tomo aire un par de veces antes de contestar:

- Maca... es todo tan raro... Es como si no recordase lo... eso... hasta que tú lo mencionaste de nuevo. La sensación es la de una pesadilla: recuerdo momentos fugaces... Pero nada más.

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14/03/2010, 20:45
William Cornellius

- ¿Una pesadilla? Creo que lo que ha pasado es simplemente que tu mente está bloqueando el trauma... O quizás que alguien te ha inducido un bloqueo. - esto pareció interesar a William - Ese es mi campo... Existe una posibilidad de encontrar más pistas sobre lo sucedido con vuestro amigo. Podríamos inducir a Ricardo en un estado de somnolencia y compartir su sueño... ir de espectadores. Quizás en la escena haya alguna pista que nos pueda servir de guía...

Las miradas de todos recaían ahora sobre el extranjero:

- Eh, pero no penséis que esto es una movida de la tele. Esto va muy en serio: en teoría no debería pasarnos nada pero puede pasarnos algo... Los Sueños son un mundo tan real como éste en el que nos encontramos. Sin embargo creo que puede merecer la pena el riesgo.

Encendió un nuevo cigarro mientras esperaba una respuesta.

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14/03/2010, 20:48
Macarena

Macarena miró al ingles, mucho más sorprendente que lo que había propuesto era que se entendieran a la perfección con él o lo que había pasado la noche anterior así que no atisbó la más mínima duda de que lo que había dicho era no solo posible si no viable. Otra cosa es que mereciera la pena el riesgo, estaba claro que estaban jugando con cosas que ni controlaban y la mayoría de los presentes ni si quiera conocían, así que no debía ser nada fácil.

Volvió a mirar a sus compañeros que parecía que había dejado recaer sobre sus delgados y frágiles hombros todo el peso de una decisión que podía llevarlos a la muerte, pero quería oír cualquier cosa que tuvieran que decir, así que comenzó ella misma a hacer patentes sus dudas para intentar animar a los demás a descubrir las propias que escondían bajo sus chaquetas y abrigos...

- Creo que hemos llegado a un punto donde el tiempo es importante... ¿Cuánto tardarías en hacerlo, William?

Sin duda el tiempo era un factor a tener en cuenta y la joven de aspecto aniñado cambio su faz con la tensión de sus mandíbulas, lo que sin duda demostraba su determinación por llegar al fondo de lo que escondía su traicionero primo.

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14/03/2010, 22:54
William Cornellius

- El tiempo es el menor de nuestros problemas: sólo necesitaría que Ricardo se durmiese y luego podríamos enlazar nuestros sueños. El ritual de conexión nos llevaría menos de media hora... Luego otra cosa será lo que suceda en sus sueños. Nada es preciso a partir del momento en que entramos en Oniros.

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15/03/2010, 10:30
Elías Bonabre

Elías había comenzado a menear la cabeza en actitud reprobatoria desde mucho antes. Esperaba la oportunidad para objetar:

- Dejar la libreta en el Retiro es una locura. ¿No podemos llevarla encima mientras nos gestionamos? Sigo pensando que la mejor opción es buscar en el listín el número de Casares...

Pero entonces, el oneiromante había propuesto trastear en el cerebro de aquel descarriado, y ya no pudo reprimirse:

-Macarena tiene razón: per-de-re-mos el tiempo. El Holandés comenzará a sospechar en cuanto dejemos de acudir a la cita. Y además, ¿quién nos asegura que no hayan dejado al pibe como el espantapájaros ese de Oz? En serio, recurrir al agraviado, Mario Casares, ese es el camino.

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15/03/2010, 20:11
Domingo Torres

Domingo seguía compitiendo con su cabeza, tratando de dar la vuelta a su otrora forma de pensar. En otro momento la opción del inglés sería absurda, no tendría ni que valorarla pero en esta ocasión trataba de buscarle un hueco en su mente racional.

—Reconozco que me asusta ese viaje William —dijo poniendo fin al silencio—. Pero no creo que sea una pérdida de tiempo. De todos modos, sea lo que sea lo que esa conexión vaya a mostrar... no quiero estar presente. Se me ocurre que quizá tú y yo, Elias, podemos asistir a la cita con el Holandés y ganar algo de tiempo, incluso intentar algo por tu camino, podemos buscar alguna referencia de ese tal Mario Casares.

Era demasiado para la cansada mente del viejo policía. Había podido asumir la incursión en otro mundo ,incluso la idea de estar viviendo oprimidos cuales presos por ciertos guardianes pero una nueva incursión en ese mundo irracional acabaría con él.

Acompañó a Elias con el mismo gesto reprobatorio y le miró fijamente a los ojos, quizá suplicando que tirar del cabo que acababa de lanzarle. Necesitaba que alguien le devolviera a su mundo y por eso necesitaba alejarse de ahí. Necesitaba que Elías tirara de la cuerda y aceptara su propuesta.

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16/03/2010, 00:45
William Cornellius

William se recostó en la silla. Jugueteaba con el mechero entre sus manos:

- Esta es vuestra guerra.- dijo sin mirar a nadie - Vosotros decidís en que campos de batalla queréis luchar.

Cerró el zippo con un rápido movimiento y lo guardó en el bolsillo.

- ¿Cuál es el plan?- preguntó entrelazando las manos y apoyando los hombros sobre la mesa.- Creo que no lo tengo muy claro. ¿Nos dividimos? ¿Macarena, Agustín y yo vamos con Ricardo y vosotros al encuentro del Holandés?

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16/03/2010, 04:40
Agustín Morales Sierra

Agustín miro algo incrédulo como casi todos apoyaban la idea de meterse en la cabeza de el Chapas sin siquiera preguntarle a el

-El precio de la traición. Pensó Agustín

Si no fuera por su orgullo y por esa curiosidad tan humana de querer mirar al diablo a la cara pese a que te digan que es peligroso, Agustín se hubiera levantado en ese preciso momento y se hubiera retirado, después de todo ya "supo" quien había matado al gallego y eso no lo hizo sentir mejor, es mas su asesino le daba lastima.

Miro directo a los ojos de la Maca, y con una sinceridad extraña proveniente de ellos

-Macarena, yo quería a tu abuelo como a mi padre y lo respetaba como tal, el viejo no era ningún idiota... Si te da instrucciones especificas para ti en ese diario, y planeas seguirlas tienes mi completa aprobación y no se ustedes, pero yo quiero llegar hasta el final de todo esto cueste lo que cueste.

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16/03/2010, 10:36
Macarena

Desde que había caído su coraza Macarena no era especialmente hábil en ocultar sus sentimientos, así que no pudo evitar mostrar en su rostro su desagrado ante las palabras de Elías. También era verdad que ella no sabía nada del tema, y que si su yayo había dejado esas instrucciones no pensaba dudar que había una razón tras ellas, pero Elías supuestamente era un "mago" y parecía entender más de esos asuntos. A la joven le intrigaba sobremanera la insistencia del argentino en contactar con el tal Casares.

Cuando no pudo evitar abrir los ojos como platos fue cuando el argentino usó su pregunta para intentar defender su argumento, dando por sentado que ella estaba de acuerdo en sus palabras. En realidad, la urgencia de la chica solo era para saber que margen tenían antes de fallar al compromiso que habían adquirido previamente con el peligroso ente inmortal. No podía evitar querer saber más de la muerte de su abuelo y encontrar una forma de exculpar a Ricardo, que pese a ser un tanto patético y traicionero seguía siendo familia suya.

Comprendía el miedo de Domingo y además agradeció el que ofreciera un acuerdo que fuera del agrado de las que parecían ser dos partes en un conflicto sin reconciliación. Por otro lado demostraba mucho coraje en plantear tan solo el reunirse con el Holandés tras lo que habían oído de él, a ver si Elías era capaz de demostrar esa valentía...

La chica sonrió amablemente ante la muestra de apoyo de Agustín. Ya estaba decidida, pero el oír sus pensamientos de los labios de otra persona era el empuje que necesitaba.

- Yo quiero ayudar a Richi, tenemos que descubrir que es lo que pasó y ayudar a calmar todo lo que tiene dentro de su cabeza.

Su determinación se materializó en su forma de apoyar la palma de su mano sobre la mesa, sin estruendo pero con potencia, como si planteara sujetar el mueble con su pequeña extremidad.

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17/03/2010, 10:49
Elías Bonabre

Agobiado, sintiendo el vientre flojo de repente, reparó en cada uno de los rostros, convencidos, para ahuecarse de nuevo el cuello de la camisa y agitarse inquieto en el asiento, con un movimiento sinuoso, de serpiente en el jardín del Edén. Se sacó del ojal un pañuelo blanco con su nombre bordado y se lo pasó por los brillos de la frente. Tosió sobre el dorso de la mano y repitió displicente:

-Bueno… Entonces el plan es… ¿Entrevistarnos con el Holandés, Domingo y yo? Y ustedes, terminar de tomarle el pulso a la mano ejecutora, ¿no?

“Lástima que esta mesa no tenga mantel; lo usaría para desaparecer, claro que sí, o mejor aún, los haría desaparecer a ellos”, pensó con fastidio.

Se proclamó ahora, haciendo del pecho fuelle:

-Está bien, está bien. –Adelantó el cuerpo y cuchicheó: -Pero es un demonio, Domingo. Que Cornellius nos haga unas prescripciones para tratar con él. Y si lo hiciese rápido, ¿qué tal pasarnos por la comisaría, buscar información sobre Casares y averiguar si la película sigue allí?

Recuperó la foto de los tres mosqueteros:

-Quedamos para enseñarle esto, así que con permiso.