Partida Rol por web

El hombre del traje gris

Gulliver

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27/04/2010, 07:37
Agustín Morales Sierra

A Agustín no le falto otra palabra mas y le dio la espalda a "eso", se agolpo en la puerta y tomo el pomo fuertemente lo gira rápido y empieza a tirar de el...

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01/05/2010, 17:27
William Cornellius

Esta vez la puerta se abrió para Agustín quien no desaprovechó el momento y se coló al exterior. La Maca y el Chapas no tardaron nada en seguirle, dejando sólo a William en el interior. La voz del extranjero dio nuevas instrucciones:

- Shut the door and wait outside until I knock three times. Only then will be safe to reopen the door.*

Agustín nuevamente se sentía perdido pero la Maca no le dio opción a dudar. Cerró la puerta tras ella al salir, dejando en el interior a William con lo que fuera que acechaba allí.

Notas de juego

* Traducción por si alguien la necesita: Cerrad la puerta y esperad hasta que llame tres veces. Sólo entonces será seguro reabrir la puerta.

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01/05/2010, 17:32
Director

Los tres muchachos miraron alrededor: el viejo bar seguía igual, sin nada amenazador en él. Braulio, de espaldas a ellos en la barra, leía por enésima vez el periódico mientras esperaba a algún eventual cliente. La situación era tan anodina a aquel lado de la puerta que casi resultaba demencial pensar en qué estaba pasando en el interior del almacén.

Agustín pegó la cabeza a la puerta pero en el interior no se oía ningún ruído. De pronto apartó sobresaltado la oreja cuando sonaron tres golpes de nudillos. Dudaron un momento, pero esta vez fue el Chapas quien se adelantó a los otros para abrir la puerta.

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01/05/2010, 17:33
Macarena

Macarena aliviada apoyó su espalda en la puerta y se volvió a Agustía y a Ricardo.

- Ha dicho que cerremos la puerta y esperemos a que... golpeé la puerta 3 veces. Que solo entonces abramos.

Tras eso se separó un poco de la puerta y agitó su cabeza...

- No sé que era lo que había ahí dentro, pero él es el mago y si alguien puede lidiar con ello es él.

Tras decir eso miró a su alrededor y buscó algo donde sentarse. Al final, por no alejarse, se apoyó en la pared y se dejó caer hasta sentarse en el suelo. Se sujetó sus rizos con la mano derecha y se quedó mirando al suelo. No sabía si estar aliviada o preocupada.

- Espero que a los demás les vaya mejor...

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01/05/2010, 17:35
William Cornellius

William estaba en el umbral. Su rostro mostraba una mezcla entre cansancio y cabreo. Les sorprendió a todos cuando le entendieron nuevamente al hablar:

- Maldita sea... He tenido que malgastar mi pequeño tesoro para salvarte el culo por segunda vez, pringado.- dijo mirando al Chapas - Espero que valga la pena y al final saquemos algo en limpio de todo este lío.- miró a los otros - Muy bien: ya hemos confirmado lo que sospechábamos... Vuestro abuelo era un tipo de armas tomar y orquestó su propia muerte. Joder, no estáis siguiendo ninguna venganza... El asesino de vuestro abuelo fue él mismo. Está claro que piensa reencarnarse sin pasar el trámite del Purgatorio. No está mal la cosa: no es la inmortalidad pero se le acerca. Sólo que ahora mismo debe ser un recién nacido con una jodida inteligencia de anciano... quizás más... pero incapaz de utilizar todo su poder. Si las Fuerzas se enteran de lo que ha hecho ese bebé no tiene futuro. Me parece, queridos familaires, que en lugar de vengar su muerte lo habéis jodido bien.- se rió por lo bajo - El puto viejo quiere desaparecer para que no se enteren las Fuerzas y vosotros en un intento de vengar su muerte le habéis condenado. Como lo pillen el haber muerto no será nada comparado con lo que le pasará. Vaya puta ironía. Me voy a tomar un whisky mientras decido si me piro o me quedo a ver el final del espectáculo.

Dicho lo cual fue hasta la barra.

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01/05/2010, 17:44
Director

En el momento que William se acercaba a la barra los chicos se dieron cuenta de que Elías y Domingo entraban por la puerta.

Notas de juego

Volvemos a estar juntos.

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01/05/2010, 18:02
Macarena

Macarena se acerca a domingo sin esperar más... Ella también habría agradecido una copa, pero no creía que William estuviera de humor para pedirle nada.

- ¿Qué ha pasado?

No esperó más, casi antes de llegar a su altura la pregunta ya salió lanzada en dirección a Domingo.

Los miró de arriba a abajo para ver si estaban bien y les invitó a sentarse en la mesa que habían ocupado antes, mientras ella tomaba asiento.

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03/05/2010, 09:20
Domingo Torres

El policía mostró la cinta que habían recuperado de la improvisada sala de proyecciones hacía un tiempo indeterminado.

—Nada —acabó por decir parco en palabras.

Aceptó la invitación de la muchacha y se sentó. Se encogió de hombros mientras dejaba la cinta sobre la mesita y enarcó las cejas.

—Estaba allí, tal cual, como si no hubieran pasado más de veinte minutos.

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03/05/2010, 10:07
Macarena

La Maca se quedó sorprendida, ya no recordaba ni que hubieran ido en busca de una cinta. Su viaje onírico la había trastocado bastante y le costaba centrarse en algo más que no fuera el futuro de su abuelo.

- ¿Y el holandés? ¿Qué ha pasado con él?

La chica temía que habían despertado al diablo, como si intentas caminar sigilosamente por una casa en la que te has colado y le pisas la cola al terrible perro guardián. Estaba desesperada y no sabía que hacer...

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03/05/2010, 10:11
Domingo Torres

Domingo negaba con la cabeza entrecerrando los ojos. No se habían atrevido a hacer el otro viaje, habían ido a por la cinta y se habían vuelto con el rabo entre las piernas y el policía no se atrevía a a confesarlo.

Mantuvo el movimiento de la cabeza un instante. No contestó. Miraba a Macarena como si debiera preguntarle algo. Ese "arte" que debían de hacer le preocupaba, pero más le preocupaba la siquiera existencia de ese viaje por el mundo de los sueños tal y como había descrito el inglés. Buscaba la pregunta justa, una pregunta que pudiera informarle del resultado sin necesidad de atender al proceso, algo que le permitiera convencerse de que realmente ese viaje sólo estaba en la imaginación de William.

No la encontró.

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03/05/2010, 20:25
William Cornellius

- A ver... ¿tenéis la cinta al menos?- dijo William mientras se sentaba con los otros y se bebía el whisky de un trago, sirviéndose una nueva copa al momento con la botella que le había comprado a Braulio entera - La cosa está clara, ya se lo dije a estos pipiolos. No buscáis a ningún asesino: el tipo ese, vuestro abuelo, orquestó su muerte... Y vosotros habéis levantado el avispero. Me apuesto el culo a que el Holandés ya sospecha algo y sólo quiere la confirmación. ¿Queréis un consejo gratuito? Largaros de aquí cuanto antes y que se apañe vuestro amigote... Después de todo a él no le pareció demasiado importante avisaros antes ¿eh? Es lo que tienen los amigos y la familia, que no se enteran de nada y siempre quieren ayudar con más intención que sabiduría.

De alguna manera al extranjero parecía divertirle aquella situación, como si le recordara algo del pasado, algo amargo desde luego.

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05/05/2010, 09:45
Domingo Torres

Domingo asintió timorato alargando la cinta Súper 8 que sujetaba bajo la axila derecha.

—No se que pensar, la verdad —dijo con cierta prudencia—. Macarena, ¿qué has decidido? ¿qué haremos con la libreta? Yo no voy a irme a ningún sitio, no soy un delincuente y no hay ningún motivo por el que tenga que huir William.

La mirada se volvió ruda, como culpando al inglés por sus últimas afirmaciones.

—Pareciera que todo esto te divirtiera. Te agradezco todo la ayuda que nos has prestado pero creo que puedes estar jugando con el dolor de las personas.

Sacudió la cabeza entrecerrando los ojos y miró a todos los presentes, pausando la mirada en cada uno de ellos.

—¿Qué conclusión habéis sacado de vuestro... —vaciló un instante buscando la palabra justa— ...experimento?

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05/05/2010, 12:07
Agustín Morales Sierra

Agustín se sentó lo mas apartado de la puerta del almacén que puedo, mirándola con desconfianza por el rabillo del ojo y escucho en silencio lo que todos tenían que decir, tomaba de a tragos lo que sea que le había pedido a Braulio que ni recordaba lo que había sido... casi en susurros y para si, con una amargura en cada una de sus palabras

-Ya lo decía este tipo "En Comala comprendí que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver"*

Pero lo que dijo William era lo único que había dicho desde que lo conoce que lo reconfortaba, cuando las cosas se compliquen solo tenia que darse la vuelta correr y no mirar atrás, la idea de poder ser "libre" de todo eso cuando el quisiera en verdad lo hacia sentir bien y con una ligera esperanza.

Notas de juego

*Ok, Peces de ciudad (que es de donde sale la frace), se escribió en 2002, demandenme XD

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05/05/2010, 13:05
Macarena

Macarena cogió la cinta con ambas manos y se quedó mirándola como si pudiera visionarla de esa manera con sus propios ojos sin más. Estaba pensando que hacer cuando Domingo le pregunto por su experiencia mística.

- Hemos entrado en la mente de Ricardo y hemos visto una escena, la del "asesinato" del abuelo. Hemos visto que él lo orquestó todo y que si algo pudo salir mal fue por los nervios de los ayudantes que se buscó.

Hizo una pausa para tragar saliva como si aún estuviera asimilando lo que contaba.

- No fue difícil salir de allí teniendo a Ricardo de nexo, pero creo que algo nos siguió... Una sombra o algo así. William comentaba que al parecer lo único que hemos conseguido con todas nuestras pesquisas es atraer la atención sobre el abuelo que pretendía pasar lo más desapercibido posible.

Movió la cabeza como si intentará quitarse unos malos pensamientos de encima.

- Creo que ahora es el momento de preguntar a los magos... - Miró alternativamente a Elías y a William. - ... que podemos hacer para distraer la atención sobre el abuelo o al menos intentar encontrarlo como bebé y protegerlo.

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05/05/2010, 22:08
Elías Bonabre

Elías se había sentado y, viendo la determinación de Cornellius de terminarse aquella botella, barajado lentamente la opción de echar un trago, desechándola al cabo.

Había estado mirando de reojo la película que, por unos instantes, se había asemejado a una serpiente enroscada a punto de saltar sobre el rostro de Macarena.

Había estado escuchando, observando, meditando. El hermetismo de Domingo en su viaje de vuelta, lo habían catapultado a la nebulosa de un millón de consecuencias para aquella historia, entre ellas, la de convertirse en un fugitivo:

“¿Escapar adónde? ¿A esa academia de magos en Inglaterra, con el Borgia? ¿Devenir por siempre en un nómada, al albur de esas potencias, buscando atajos en Metrópolis? Porque te juego lo que quieras a que no compraste ningún boleto para venir desde la Gran Bretaña, ¿verdad, Cornellius? Atajaste por ese lugar escalofriante, como quien desgarra un trozo del empapelado y encuentra una puerta, y la abre y la cruza, sólo que es él el desollado.”

Había estado imaginando una y otra vez la escena famosísima de Un perro andaluz en que la cuchilla corta el ojo en horizontal.

-No fuimos a ver al holandés, sino que seguimos el consejo de Cornellius de regresar en cuanto recuperáramos la película –había respondido en algún momento, sin que al parecer nadie lo hubiese oído, sin interés en ello tampoco.

Porque había estado temiendo –aún temía-, mordiéndose los labios, retorciéndose las manos bajo la mesa: ¿Corría peligro Adela, otra vez por su culpa? Si de alguna intención podía estar seguro a esas alturas de su vida era la de impedir justamente eso; comenzaba a sospechar que su historia pasada, con sus vanidades de prestidigitador, su purgatorio profano y sus desvelos mundanos no habían consistido más que en una ilusión jamás compartida, y que toda su realidad se perfilaba sólo ahora como un puente hacia el futuro. Únicamente la creencia fundaba la verdad; creer en uno mismo era el camino de la salvación.

Por eso había bebido cada palabra de Macarena acerca del ritual onírico. Qué locuras. Sentía su cabeza a punto de estallar, a causa de lo insuperable, pero también a causa de la excitación por encontrarse en la linde de lo maravilloso, como un privilegiado, considerando si trasponerlo o no. Qué vértigo, qué Escilla, qué Caribdis, qué éxtasis, qué rebelión. Qué mierda.

De modo que el tema era la reencarnación: el Gallego nacería de nuevo, y estaría destinado a convertirse en una especie de elegido, si el ritual de su sacrificio no había sido un completo desastre y si había que creer en todo aquello. Pero el tema también era el egoísmo infinito de los visionarios, bajo el yugo de sus obsesiones. Esta era la gran lección que el abuelo había dejado para su nieta. Porque ¿había pensado seriamente el Gallego que Macarena obedecería su mandato de enterrar el diario, sin más, que no sentiría curiosidad? ¿Había pensado que sus allegados o acreedores minúsculos –como él mismo- no meterían sus narices en el asunto?

Meneaba la cabeza, superado, irritado, divertido, cuando se desahogó en voz alta:

-Comprenderlo me llevará el resto de la vida. Ja.

Percibió que los otros estaban callados. Objetó:

-¿Creen que ya haya sido alumbrado? Yo no. Queda una semana para el equinoccio. Esa fecha no es mala para un parto místico.

Tamborileó con los dedos sobre la mesa y estiró el cuello.

-Ay. El Holandés nos buscará –aseveró. -Metimos la pata presentándonos anoche ante él. Sorry, fue culpa mía. Cuando ponga en su sitio al Portugués y a los otros, va a querer seguir atando cabos. Y no tengo ni idea de cómo protegernos. ¿Cruces, agua bendita, pentagramas, una iglesia?

Sonreía con ironía. Tuvo una ocurrencia:

-¿Mario Casares, tal vez? ¿Querrá ayudarnos a cambio de esa película? –la señaló con un golpe de barbilla.

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06/05/2010, 14:01
Macarena

Macarena de repente miró a Elías con gesto de enfado, intentaba mantener control sus emociones pero le costaba. Sin duda no era la respuesta que esperaba, estaba claro que el mago argentino solo pensaba en salvar el culo y pretendía dejar a su abuelo a su suerte. Seguramente con su cara lavada la joven delgada no era una imagen muy intimidante, tal vez ni si quiera desafiante. Pero si las miradas tuvieran poder sobre la vida y la muerte, Elías habría caído fulminado al instante.

- La cinta es una valiosa moneda de cambio y si nos vamos a deshacer de ella quisiera garantizar que al menos arreglamos todo el mal que hemos hecho o distraemos lo suficiente la atención por no haber seguido las instrucciones del abuelo al pie de la letra.

No quiso decir nada más, pero en su gesto era claro que sentía una patente repulsa ante la cobardía que habían destilado las palabras de Elías.

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09/05/2010, 13:17
El Portugués

- La cinta tiene un dueño.

La voz vino del umbral de la puerta y todos dieron un respingo al escucharla. Allí mismo se plantaba Mauricio Soares, el Portugués. Vestía un impecable traje gris y unos zapatos que probablemente costaban lo mismo que el alquiler del piso de un currito normal. Tras él, enorme como siempre, se situaba Tomás el Toro. A diferencia de su jefe el Toro vestía un simple chandal de mercadillo. Formaban una extraña pareja pero en el fondo eran la misma calaña con distinto envoltorio: los meros accesorios no harían que el Portugués se elevase entre la clase poderosa de Madrid. Nunca lo aceptarían. Sólo era un traficante venido a más. Y quizás por eso el rencor anidaba en su pecho para formar una barrera de desprecio alrededor de su persona. Aunque en ese momento la barrera de desprecio parecía bajada. Su voz no denotaba amenaza, aunque viniera acompañado por su matón. Era una voz que más bien sugería otro tono: entendimiento. Puede que, en tiempos muy remotos, el Portugués fuera un individuo perdido ante los acontecimientos como los que ahora se encontraban alrededor de aquella cinta de super 8 efectivamente robada.

Sin espera a que nadie lo invitase se acercó a la mesa y cogiendo una silla se sentó con los demás. Braulio permaneció quieto tras la barra. El Toro en su posición de la puerta, casi ocupándola por completo, como si vigilase que no hubiese interrupciones. El aire estaba tenso, casi podría cortarse con un cuchillo.

- El niño ha nacido.- dijo mirando a Elías - Y vosotros estáis a punto de hacer que todo se vaya al carallo. El Gallego lo tenía todo bien atado menos esto... que la gente se metiera en su vida. Estáis dando palos de ciego en un baile que os puede costar más que vuestra vida.- miró a Ricardo - Maldita sea chaval, la paliza fue una mera disculpa para hacerte escapar. Hermo sí que lo entendió y puso tierra de por medio, pero tú no pillaste la indirecta ¿eh? Que collóns tedes... Meterse en mi casa a robar la cinta. Estuve dudando en si meteros cuatro tiros o felicitaros y mira por donde que he decidido lo segundo. Pero ahora ya debéis ir comprendiendo que estáis mordiendo más de lo que podéis digerir ¿eh?

Miró a William como si fuera la primera vez que lo veía:

- Y tú no sé de donde has salido ni quien te ha dado vela en este funeral pero que no se te pase por la cabeza llevarte la cinta. No te pertenece y no voy a dejar irte con ella, como comprenderás. Si algún día me acerco a Irlanda a mear en tu territorio supongo que harás lo mismo.- la sorpresa en la cara de William hizo que Mauricio sonriera por primera vez  - Yo hago mis deberes chico... Y tengo mis contactos. William Cornellius, uno de los perros oteadores del famoso César Borgia.

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09/05/2010, 13:31
William Cornellius

William sonrió al Portugués. Sacó un cigarro de su cajetilla y lo encendió antes de contestar:

- Mi vela nada tiene que ver con vuestros juegos con los Poderes. Ni tampoco quiere mi amo comprarse una finca en tu terreno, descuida. Nuestros intereses son otros.- dijo mirando a Elías - Y no me voy a entrometer en este asunto.

Se levantó mirando la cinta que descansaba en la mesa:

- Pero no negarás que tú también lo habrías intentado.- dijo guiñándole un ojo al Portugués. Luego miró hacia la puerta - Me voy a fumar fuera y a esperar a ver que se decide. Elías tiene una invitación vigente y si es listo no la desaprovechará, pero el resto del asunto no me interesa. Ya he perdido cosas importantes en este viaje, no quiero seguir haciéndolo si no voy a sacar nada en limpio. El negocio es el negocio.

Sin esperar respuesta de nadie se dirigió hacia la salida. El Toro miró un momento a su jefe y el Portugués asintió. El matón se echó a un lado, dejando salir a Cornellius del bar.

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10/05/2010, 08:52
Macarena

Maca no se fiaba de el Portugues y era patente en su cara por más que intentara disimularlo. Su maquillaje siempre había sido como una máscara para mantener una fachada hipócrita y despreocupada ante el mundo, un muro que la hiciera parecer superficial y nimia. Ahora solo era un chica de ojos claros y pelo rubio ligeramente revuelto como si hubiera dormido sobre él. Entrecerró los ojos y poniendo el dedo índice derecho sobre la película que descansaba sobre la mesa, como si la atrapara y a la vez hiciera referencia a ella.

- Entonces, ¿desde el principio has ayudado al Gallego?

Esperando una respuesta positiva, ante ella continuó.

- ¿El niño está protegido? ¿Nos ayudarías a asegurar su futuro y echar tierra a todo lo que hemos removido sin querer?

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10/05/2010, 12:17
El Portugués

El Portugués miró a la Maca esbozando una sonrisa.

- ¿Ayudar al Gallego? Miña nena, no te enteras de nada: tu abuelo es el que mueve todo el cotarro ocultista en esta ciudad. Yo trabajo para Exiquio. Y mi lealtad está fuera de duda, eso lo sabe bien él. Le debo todo lo que tengo ahora y, mira tú, quiero más. Y el único que me puede garantizar más es precisamente tu abuelo... Sí. El niño está a buen recaudo. Lo que no sé es hasta donde alcanzará el embrollo que habéis montado...