Partida Rol por web

El Imperio de Gurbad

Érase una vez...

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21/03/2010, 19:20
Director

 … en un lugar muy lejano, donde los humanos no eran bienvenidos, al igual que a cualquiera que no fuera trasgo, e incluso estos no eran especialmente bien recibidos. Una pequeña comunidad de un gran Imperio prosperaba, viviendo el día a día, los snaga, como eran conocidos la mayoría de trasgos, pasaban sus largas jornadas patrullando, entrenando, montando guardias, reparando equipo, bebiendo y jugando a los dados en su escaso tiempo libre. Acudiendo cada diez días al Templo del Oscuro, para repasar lo que Él esperaba de ellos, asistiendo a los juegos que montaba Gurd para el suplicio de los esclavos del clan o a los snagas que habían sido pillados en alguna cosa que no debían haber echo. En fin los días pasaban como era de esperar, sin sobre saltos, todo controlado con un lento fluir del tiempo.

 Hasta que finalmente algo ocurrió, algo inesperado sucedió. Hace unos días que parece que la desdicha asole al campamento, el barracón que atiende Lerb y sus discípulos a modo de hospital está empezando a quedarse falto de espacio. Un gran número de snagas acuden con terribles diarreas y vómitos, aquejados de intensas fiebres, dejándolos débiles. Ya era normal que los perezosos y vagos snagas buscasen cualquier escusa para escapar de las órdenes de sus superiores... pero aquello era distinto. No solamente se veían afectados los snagas, sino que también las hembras, las crías e incluso los esclavos…

 Vosotros, que hasta no hace mucho aún erais crías salidas del barracón de las matriarcas. Habéis sido integrados en la militar sociedad de Sagarm. Todos vosotros por un motivo u otro resultáis distintos del resto de vuestros hermanos. Extrañamente más hábiles con las armas o con el subterfugio o con una especial e inusual sensibilidad para con los elementos. O simplemente esa chispa de iniciativa tan extraña en la mayor parte de la sociedad trasgoide, conduciéndoos a haceros preguntas sobre las órdenes o forma de hacer del clan. Un buen día sois llamados a los aposentos de Lerb al parecer tiene algo que mandaros.

 

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22/03/2010, 10:59
Lerb, el Consejero

 Tras recibir las órdenes que os transmiten unos snagas enviados, os reunís con Lerb, el consejero. Ese vejestorio de piel apergaminada, oliendo a rancio  y a especies exóticas.

 Se rumorea que ya era viejo antes incluso de que Tharquish llegara al puesto de Gran Jefe, y eso había sucedido muchas décadas antes de que vosotros nacieraís en el harén entre los gritos de la hembra que os trajo al mundo.

 Salvo Akrate que ya conoce esta casa, en la que vive des de hace meses como acólito de Lerb, ninguno de vosotros habeís estado en esta edificación, repleta de estantes con potes de arcilla lacradas o tapadas con tapones de madera, fauces de algún gran depredador, ristras de especies colgando del techo aquí y allá, haciendo flotar en el aire un extraño olor indescriptible, fruto de la amalgama de aromas desprendidos por inciensos, y algunas cosas de la extraña colección expuesta en los estantes.

 Allí, sentado en un pequeño sillón tras un nudoso escriptorio está el viejo y encorbado Lerb.

 - Hola pequeñines, ya empezaba a preguntarme dónde carajo habían ido los snagas que envié en vuestra búsqueda...

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22/03/2010, 12:30
Thok Graystone

Abrí los ojos ahí tirado como estaba en el jergón, totalmente dormido y cuando los abrí ni siquiera conseguí entender qué es lo que decían ya que aun estaba bastante embotado, ya que la noche anterior me la había pasado por ahí. Ya había escuchado que había individuos que estaban cayendo enfermos, pero eso era porque ninguno de ellos era tan duro como yo, como Thok, así que no me daba ningún miedo enfermar, no lo había hecho nunca no lo iba a empezar a hacer ahora, por no decir, que lo del miedo no entraba dentro del razonamiento de mi pequeña neurona.

- Vale vale .. ya voy.. - Respondí a aquella gente sin saber ni a dónde querían que fuera, pero las órdenes eran las órdenes y no me daba la gana de pensar lo suficiente como para preguntar.

Me levanté de mi jergón y les dije adios a las chinches con quienes lo compartía, aunque en alguna ocasión me había parecido ver algún bicho más y además comestible ( aunque no supiera lo que era ). Me fui a una esquina de mi chavola y con el hacha en la mano, por supuestísimo que no la iba a soltar me puse a mear en una esquina, para luego volver donde aquellos trasgos.

- Ala ya estoy.. vamos..

Tenía todo lo que necesitaba para cualquier trabajo, mi hacha y mi taparrabos, aunque uno de ellos me dijo que sii iba a ir así y estuve como dos minutos pensando a ver qué era lo que quería que llevara.

- Ah vale.. ya sé.. - Cogí una mochila que había tirada en una esquina, aunque primero tuve que matar a la araña que se había hecho con aquel rincón. - Ahora sí.. ¿ qué hay que matar?

Me miraron un poco raro, sobretodo cuando me preguntaron si no me vestía y negué con la cabeza. Llevaba la suficiente mugre encima como para no necesitar ningún atuendo en mi musculado cuerpo verde, que no bonito.

Cuando vi que acabé donde el jefe me quedé un poco sorprendido, pero me quedé mirándole con cara de bobalicón, esperando las órdenes, aunque no pude evitar rascarme en un par de ocasiones lo que había bajo mi taparrabos, ya que de vez en cuando me picaba y más, si estaba así de quieto sin hacer nada.

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22/03/2010, 20:05
Puggo

Puggo se mantenía un par de pasos por detrás del resto. Nervioso, chocaba la yema de sus dedos como una zíngara humana tocando la pandereta. Aquel lugar le aterraba. Las hileras de frascos en las estanterías estaban cerrados y en perfecta alineación, pero daba la sensación que aún así los olores de sus adentros destilaban a través del corcho para inundar a la habitación con un enjambre de aromas pestilentes.

A Puggo le gustaba olisquear, pero en aquella habitación sentía que su naricilla indefensa era atacada por una horda de vapores tóxicos.

Más allá de los hombros de sus compañeros, veía al trasgo que los había mandado traer. Lerb le daba miedo. Puggo no estaba seguro de qué posición ocupaba el anciano en la jerarquía de la tribu, pero sospechaba que era lo suficientemente importante como para hacerle ahorcar.

-Se...se...se...sesese...ñor, Puggo siente mucho haberle hecho esperar. Puggo trat...tratará de venir más rápido la próxima vez.

Dijo Puggo tras asomar su cabecita por detrás del hombro de sus compañeros y poco antes de volverla a esconder tras sus espaldas.

Puggo era un trasgo muy joven. Tan sólo se había presentado con un escueto taparrabos y su pecho vestía una cinta que rodeaba su hombro para dejar caer por su espalda un enorme martillo a modo de carcaj de flechas.

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23/03/2010, 02:33
Akrate Burrisimo

- Maestro - conocer al mismísimo Lerb podía ser una ventaja. O quizás un problema. El anciano lo conocía demasiado bien - Estaba revisando a los enfermos, pero dejé todo ante vuestra llamada - le explica.

Akrate simula que observa el lugar con atención, mientras sus ojos se dedican a analizar al extraño grupo que lo acompaña. Lerb más de una vez lo ha sorprendido con sus acciones, pero esta vez la sorpresa supera cualquier expectativa. "Que tenemos en común? Nada. Entonces... porque?" En el rostro del trasgo se dibujaron las dudas... pero no abrió la boca. Ya Lerb les informaría de que se trataba. "Con suerte solo es casualidad que estemos juntos" se intentó convencer.

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23/03/2010, 15:38
Grolm

Hace ya un par de días que estaba en el poblado, lo que significa estar entre demasiada gente y, por tanto, Grolm está de un humor de perros cuando alguien llama al cuchitril que llama hogar. Un "lárgate y déjame en paz" es la primera respuesta que pretende salir de sus labios pero en buen momento recuerda que lo más probable es que sea alguien con órdenes que ha de cumplir y echarle es el mejor modo de ganarse un castigo que es mejor evitar. Así pues, gruñe algo que puede entenderse como "adelante" y se encuentra con el aviso de presentarse inmediatamente ante Lerb, algo nada agradable.

Teniendo presente que cuanto menos le haga esperar más probable es que salga indemne del encuentro, recoge a toda prisa sus escasas posesiones (su arco y una andrajosa bolsa llena de trastos) corre hacia su destino.

Una vez ante Lerb, bastante intimidado por lo extraño de la sala, se mantiene en silencio No abras la bocaza y saldrás de esta, no abras la bocaza y saldrás de esta, no abras... mientras cambia de vez en cuando el peso de pie, nervioso

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23/03/2010, 16:17
Lerb, el Consejero

 A medida que vais llegando, el anciano trasgo os va mirando de pies a cabeza. Sentís como su mirada os está analizando, como si os desnudara y viera en vuestro interior. Su rostro, sin disimulo, os dice lo que analiza: Indisciplinado, cobarde, bajito, enclenque… ante Puggo muestra cierta perplejidad.

  Tras este intenso escrutinio, que se os hace largo e incómodo, el anciano trasgo habla de nuevo.
 
- No sois gran cosa, no me sorprende que vuestros drartul o jefes se desprendieran de vuestros servicios tan alegremente.- Dice sin mirar a ninguno en especial.- Pero tendréis que servir. Pues yo ando demasiado liado atendiendo a los enfermos, Hurz está fuera de exploración y muchos están demasiado débiles como para ser útiles.
 
 Finalmente el apergaminado trasgo se levanta de su sillón y se acerca a vosotros, andando apoyándose con un nudoso bastón y con la otra mano apoyada a su espalda. Prosiguiendo:
 
- Como alguno de vosotros espero que sospeche, os he hecho llamar para que busquéis por el campamento y los alrededores del poblado en busca de cualquier cosa que encontréis extraño. Un nido de ratas, cuerpos en descomposición, lo que sea.- Hace una pausa mirando vuestras expresiones antes de proseguir.- Tengo indicios para pensar que lo que está afectando todas esas bajas en el clan son fruto de una enfermedad llamada Fiebre de la Mugre, que tiene que ver con eso que os mando buscar. Tenemos que dar con el foco de esta enfermedad o, con el suficiente tiempo, puede que todos lleguemos a caer. Confío que entre los cuatro podáis encontrar rápidamente con la fuente de los problemas.
 
 Retornando a su sillón os dice.
 
 - Mientras estéis en esa misión no se os asignará ninguna otra tarea, considerad que estáis bajo mi supervisión, temporalmente. Os queda alguna duda?- Dice en tono amenazante.
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23/03/2010, 19:43
Akrate Burrisimo

Akrate intenta entender a que otro jefe se puede referir Lerb y está a punto de preguntarlo... cuando se da cuenta que eso no sería una buena idea. "Despues de todo si Lerb es mi jefe, y seguirá siendolo no hay diferencias y si antes no era mi jefe y yo no lo sabía seguramente mi otro jefe no estaría conforme conmigo y es mejor que Lerb sea mi jefe".

- Por supuesto, maestro - exclama sabiendo que no son muchos quienes lo llamen así y tengan tanta confianza con el... o por lo menos aparenten tenerla.

- Entonces... ratas, cuerpos en descomposición y mugre - aclara olvidándose de la "Fiebre de la" y antes de darse vuelta y mirar al grupo de investigación que se ha formado - Quizás lo mejor sea que nos separemos en dos grupos - amaga dar las primeras ordenes - Así cubrimos más terreno. Algunos nos ocupamos de revisar dentro del campamento y otros se ocupan de revisar afuera - propone, dejando bien en claro que el revisara lo que considera más seguro... dentro del campamento.

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23/03/2010, 21:13
Puggo

No señor... Ninguna duda señor...

Puggo agachó la cabeza y retorcedió un par de pasos. Como si estar por detrás de sus compañeros no fuera lo suficientemente seguro para evitar la furia de Lerb.

Puggo sale amenudo fuera del campamento para buscar trufas. Sí, sí, sí, sí... Ricas trufas. Y nunca vió cosas podridas que provoquen fiebres... Y Puggo, que pasa mucho tiempo fuera del campamento, está sano...

Alzó la mirada y se cruzó sin querer con la de Lerb.

Por... por... por favor, discutamos esto fuera de la casa. Nuestras palabras no son dignas de su excelencia. Perdón... perdón...

Vuelve a agachar la cabeza y aventura un par de pasos más hacia atrás, hacia la puerta.

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23/03/2010, 22:24
Thok Graystone

Escuché sin casi moverme y por supuesto, casi sin pestañear las palabras de nuestro líder, quien para mí era alguien al que no se le discutía nunca nada y tan sólo se cumplía lo que él deseaba que se cumpliera.

Me pareció entender casi todo lo que decía, pero claro, seguro que había algo que no me quedaba claro aunque yo no lo supiera, pero bueno, seguro que llevábamos algún listo con nosotros que me diría una y otra vez lo que nos habían mandado hacer, como cuando salíamos a patrullar por los alrededores o a cazar alguna cosa, de esas que son como ratas, pero más grandes..

- Entonces.. ¿ Si encuentro ratas las mato? - Pregunté rascándome la cabeza ya que lo que no había entendido era qué es lo que teníamos que hacer una vez encontráramos algo raro ahí fuera.

- ¿ Mugre? La mugre no mata.. da calorcito en el cuerpo..

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24/03/2010, 11:07
Grolm

Soporta el escrutinio de Lerb lo mejor que puede, intentando no moverse nervioso aunque no logra evitar que sudor frío baje por su cara dejando manchas nuevas al mezclarse con la suciedad. Sin embargo, finalmente termina y respira de nuevo lo que le hace darse cuenta de que hasta ese momento había estado conteniendo la respiración.

Va bien... va bien.. es en ese momento cuando escucha las instrucciones y que tendrá que trabajar con los otros, cosa que le pone de mal humor..

No parece complicado... buscar es fácil, pero ¿mierda! tener que aguantar a estos... al menos uno propone ir por parejas, algo es algo

En vez de contestar a Lerb en voz alta simplemente niega con la cabeza esperando que así la amenaza del tono usado por el anciano no se materialice en sus carnes

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24/03/2010, 11:34
Lerb, el Consejero

 Con un gesto de la mano os convida a largaros de su choza.

 - Pues si no hay dudas, qué estáis haciendo aquí? Creo que tenéis cosas por hacer.

 Los cuatro pequeños trasgos salieron del barracón de los eruditos, encontrándose en la plaza del pueblo.

 En el exterior el cielo estaba cambiando el azul grisacio por unas tonalizades anaranjadas, pronto sería la hora del ocaso.

 El pueblo estaba extrañamente deshabitado, tan sólo se escuchaban un par de martillos rítmicos ahogados que salían de la herrería. Las crías ya estaban recogidas en el barracón amurallado donde las ancianas les enseñaban todo lo que necesitaban para convertirse en trasgos hechos y derechos. Del comedor no salían los habituales sonidos de risas y gritos de los que jugaban a los dados o comían. La presencia de guardias en las puertas de los importantes edificios de la plaza era escasa, tan sólo un centinela donde frecuentaban estar dos.
 El poblado parecía apagado, quejumbroso.

 Por lo que habían ido escuchando los cuatro trasgos, esa especie de fiebre había afectado a machos y hembras por igual, especialmente afectaba a las crías. Otros que padecían especialmente los efectos extraños de esta enfermedad eran los esclavos.

 Cuales serían los pasos que seguiría el grupo recién formado?

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24/03/2010, 12:19
Thok Graystone

Aún no había conseguido saber qué era lo que había que hacer con las ratas, pero como la siguiente orden fue que nos largáramos no pude discutir y salí de allí dentro como alma que lleva en diablo, aunque el alma fuera en taparrabos y el color verde de su piel fuera moteada debido a la cantidad de mierda que llevaba encima.

La escasa sangre que oxigenaba mi cerebro sirvió para darme cuenta de que no había tanta guardia como era habitual, a lo que yo solo negué con la cabeza mientras chascaba la lengua, sin decir que me parecía que así, como las ratas aquellas fueran muy grandes lo íbamos a pasar mal, pero no había de que preocuparse, ahora Thok y su hacha saldrían a cazarlas antes de que quisieran acercarse a por nuestras crías.

No es que me molestara tener que salir al bosque, ya que de vez en cuando me tocaba hacer alguna patrulla, pero había demasiada claridad y eso hacía que me dolieran los ojos un rato, siempre me pasaba lo mismo y eso era algo que odiaba.

- Luz.. puagg!! - Dije quitándome una legaña de un ojo del tamaño de una cucaracha. - Vamos a buscar a esa rata pronto y volvemos para comer.. - Dije antes de ponerme a caminar por el bosque siguiendo uno de los caminos marcados, ya que no era la primera vez que me perdía por aquellos parajes..

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24/03/2010, 17:13
Akrate Burrisimo

- Bueno, parece que uno ya va para el bosque - comentó Akrate al ver como Thok apuntaba a una de las puertas del poblado y convencido de que no pensaba seguirlo - Yo pienso comenzar a revisar dentro del pueblo. Si los esclavos fueron afectado comenzaré por allí - explicó dando cuenta de una inteligencia superior a la media goblin

- Alguno viene conmigo? - preguntó mientras traspasaba la arena y dirigía sus seguros pasos hacia el cubil de los esclavos - Y luego podemos revisar los pozos. Hay uno cerca -

Notas de juego

Pues eso... marchando de 9 hacia 16 y dispuesto a buscar alrededor del barracón de los esclavos. Ya dirás si hace falta tirar algo y con que CD. Y también si comenzamos a desmarcar a alguno.

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24/03/2010, 21:19
Puggo

Puggo tomó una gran bocanada de aire, hinchando su pecho desnudo. Era un alivio huir de todo aquel olor a rancio de la casa de Lerb.

¡Puggo revisará los pozos!

Se aproximó al pozo que había junto a la casa de Lerb y la examinó... concretamente, miró con mucha atención las piedras apelotonadas que cercaban el pozo. Se fijó con mucha atención...

¡Ajá!

Bordeó las piedras hasta dar una vuelta completa alrededor del pozo.

Entonces se rascó la cabeza.

Empezó a correr alrededor del pozo, y al cabo de un rato ya corría a cuatro patas con la lengua fuera.

Arf...Arf...Arf...

Cuando se aburrió de correr se tumbó panza arriba con la lengua cayendo por la comisura de la boca.

Ahora Puggo tiene mucha sed...

Se levantó, y cuando parecía que iba a subir un cubo de agua, en vez de eso descendió por la cuerda del cubo hasta el fondo del pozo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

¿Hay "cosas podridas" flotando en el fondo del pozo?

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24/03/2010, 23:11
Thok Graystone

Ya había comenzado a caminar felizmente por el busqué, silbando de tal forma que sólo me faltaba decir " ratiraaa ratitaaa ", pero había algo que no iba bien y me di la vuelta, para ver como estaba andando yo solo..

- ¿ No teníamos que ir a buscar la rata? - Pregunté casi a gritos mientras comenzaba a andar detrás de todos de nuevo. - Si no me decís que pensáis yo no puedo pensar por vosotros..

En realidad no podía pensar ni por mí mismo, pero desde luego que no sabía qué era lo que querían hacer, porque en el poblado había ratas pero no sabía si tan grandes como las que queríamos encontrar.

- ¿ Por qué buscamos ratas enormes en los pozos? - Pregunté gritando y haciendo eco por el pozo por el que acababa de bajar el trasgo del martillo.

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25/03/2010, 00:40
Director

 Al acercarte precipitadamente a la boca del pozo, a pesar de tener el olfato algo saturado pro los intensos olores a los que has estado sometido en la choza del anciano trasgo, te ha llegado un nota extraña procedente del interior del pozo, una leve nota a podedumbre.

Notas de juego

 Antes de meterte, te comento que es un pozo proffuuuuuuunnnndddddoooo. Pero en cualquier caso hazme de Atletismo CD 7. Al ser profundo, hablamos de más de 20 metros, tendrán que ser varias tiradas.

Cargando editor
25/03/2010, 15:26
Grolm

Las ratas saben nadar y además puede haber mugre en el agua.. contesta al tiempo que se separa unos pocos pasos del edificio.

Creo que será mejor que nos dividamos para buscar dentro del pueblo y cuando hayamos terminado ya iremos al bosque...

Así con un poco de suerte pasaré algunas horas solo y tranquilo...

Como hay 4 calles podemos encargarnos cada uno de una zona... continúa hablando con su ronca voz Qué os parece?

Cargando editor
25/03/2010, 16:13
Director
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

 Percepción de Puggo.

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25/03/2010, 17:17
Thok Graystone

- Creo que puedo buscar ratas por una calle sí.. - dije sin demasiada seguridad pero asiendo con las dos manos mi enorme e inseparable hacha. - ¿ Y si alguno la encontramos cómo aviamos a los demás..? ¿ Tenemos que matar a la rata antes de traerla o tenemos que traerla viva?

Desde luego, que aún no sabía lo que hacer con las ratas, pero seguro que yo era capaz de traer a la más grande de ellas arrastrándola del rabo.

No dije nada más, pero la imagen de mí tirando de una rata gigante que me apareció en la cabeza me hizo reir mientras dejaba que mi neurona desvariara agusto.