Partida Rol por web

Tras unas largas horas cabalgando, escucháis unos pasos acercándose. Preparados para el combate, pensando que pueden ser de nuevo orcos, preparáis las armas. Pero, para vuestra sorpresa, son sólo un hombre y una mujer con aspecto muy demacrado. Al veros, la mujer empieza a llorar y los dos salen corriendo a vuestro encuentro.

¡Oh, gracias a los dioses! ¡Ayudadnos, ayudadnos! ¡Nos han robado, socorro! ¡Ayudenos!

Tiró de las riendas del caballo y éste, sumiso, giró la testa y detuvo su avance en lo que la barda preparaba una flecha para ser disparada hacia las figuras que se acercaban.

Esa flecha no silbó en el aire directa a esos cuerpecillos demacrados sino que quedó aún adormecida sobre la cuerda sin tensar mientras Lúthien  miraba a los presentes de hito en hito.

-Calmáos y bajad la voz-dijo con apuro mirando a su alrededor temiendo que alguien hubiera seguido a la pareja.

Thokk que aún no estaba en plena forma, se movía sobre el caballo con esfuerzo. Cuando esa pareja de humanos se acercó, por instinto, sacó el mandoble de su funda y lo empuñó mientras hacía frenar al caballo. Le hacía gracia la facilidad con la que la elfa había dominado al caballo, pero ahora tenía otro asunto entre manos.

-No os acerquéis del todo, mantener la distancia y decidnos que pasa -dijo sin fiarse de nadie.

Un momento ¿qué demonios pasa aquí?, ¿que os ha ocurrido?.

Digo de manera algo confusa, posiblemente el golpe todavía me este afectando pues no comprendo bien que es lo que ocurre.

Nada más que añadir a las preguntas del gigantón y el mediano. Acerco el caballo al de mis compañeros que rodean a las indefensas figuras de ese par de desgraciados, y me dispongo a escuchar cuanto tengan que contarnos.

La pareja de humanos se asustan más al ver a Thokk que a su arma. La mujer se queda pálida y, cuando quiere salir corriendo, se da cuenta de que los tenéis rodeados. La pobre comienza a temblar y se intenta esconder tras el hombre, mientras empieza a llorar por el miedo que le estáis dando.

El hombre, carraspeando y respirando para intentar recuperar la normalidad, comienza a tartamudear.

N-nos ha-aan ro-b-bado-o... U-unos ba-aandidos nos asal-asaltaron y he-hemos perdi-dido todo... Esta-aamos buscando a alguien que pue-pueda ayudarnos...

El rostro del hombre está blanco. Estaba más calmado cuando os vio, pero ahora podéis ver cómo le tiemblan las piernas.

- Cálmese, señor. -le digo al hombre que tiembla preso del pánico, mirándolo desde la grupa de mi caballo.- Tranquilícese y cuéntenos qué les ha ocurrido. Y, sobre todo, cómo cree que podamos ayudarle.

Thokk se alejó un poco para no seguir asustando a los pobres que estaban al borde de un ataque de nervios, pero aun así seguía pendiente de que no ocurría algo. Él no era ningún amo de la diplomacia y su ascendencía no ayudaba para nada.

-Encargaros vosotros de la diplomacia -dijo a Lúthien mientras se separaba un poco.

Siguió con la mirada a Thokk y negó levemente con la cabeza. Tampoco tenía nada más que añadir a la petición de su "hermano" así que desde la grupa del animal se estiró levemente, removiéndose con un quejido mudo tras el tiempo de marcha sobre el caballo (Que la estaba destrozando los muslos y el culo, las cosas claras y las gachas espesas).

No parecen mala gente, no es culpa suya tener miedo de Thokk...

Por un instante imaginó al mestizo siendo malvado y , automáticamente, escuchó en su cabeza "Thokk malo, eso no se hace" seguido de un golpe seco con un pergamino enrollado en los hocicos de su compañero.

Carraspeó para disimular la sonrisilla que le había salido con el breve momento de ausentismo mental y volvió a prestar atención a los dos personajillos desarrapados que se mantenían temblando como hojas en otoño.

Fue la mujer la que tomó la palabra.

Íbamos de camino a Fhlan, a una parcela que acabamos de adquirir dijo la mujer mientras no dejaba de echar miradas a Thokk. Era el que más le asustaba, pero que les hubieran rodeado no ayudaba.

Y, de pronto, hemos sido asaltados. ¡Unos bandidos se han llevado todo lo que llevábamos encima! La escritura, un anillo y un collar. ¡Por favor, recupérenlo! Nadie nos hará caso, si ustedes nos ayudasen... Les podríamos recompensar.

Mmmm ¿que tan  valioso será el anillo?, mmm me lo quedaria si las cosas van bien, no soy un justiciero enmazcarado, me gustan las joyas, y si tiene buena pinta..

Mmm pues hay que ver quienes se lo han llevado- digo en voz alta

-La escritura es lo más importante, ya que con ella podrían tomar posesión de las tierras de estos hombres y no podrían echarlos -la voz grave de Thokk parecía dura, y miraban hacia los ancianos con una mirada de cierta compasión- para mí será suficiente recompensa que no me vean como a un orco salvaje y asesino, pues, como pueden comprobar, soy diferente en ese aspecto.

Miró a sus compañeros como si esperara que alguno tuviera que añadir algo antes de continuar por su camino- ¿Donde podríamos encontrarles para devolverles lo que le robaron?

Me emociono ante la manifestación emotiva del grandullón. Tampoco es que yo quiera mayor premio que la de la satisfacción de deshacer una injusticia cometida, pero no deja de picarme la curiosidad el saber a qué tipo de gratificación se refieren los dos infelices.

- ¿Y en qué consistiría esa recompensa? -les pregunto, sin andarme con tapujos. Y, tras una pausa, añado.- ¿Hacia dónde se fueron los ladrones? Eso sería importante para poder hacer lo que nos piden. -pregunto, abundando en lo que ya había dicho el semiorco.

Lúthien guardó silencio observando a sus compañeros y a los pobres desdichados con infinita compasión. ¿Estaba bien sangrarles una recompensa por recuperar sus objetos perdidos?

No, no creía que lo estuviera, pero tampoco se podía decir que fueran una organización benéfica así que suspiró casi resignándose a lo que tenían que hacer.

¿sabe usted si estos bandidos han robado a alguien más?

Digo pensativo, bueno, es posible que haya montones de riquezas escondidas por ahi...mmm hay que ver, un ladrón puede robar a otro ladrón, ciertamente...

Bueno, ¿qué dicen?... ¿necesitamos un plan?.... no sea que quede medio muerto como hace poco...

La mujer ya había recuperado parte de su temple y levantó una ceja de manera sarcástica al comentario de Thokk.

Sería mucho más sencillo no verte como tal si no hubieras desenfundado el arma nada más vernos comentó mordazmente.

Si recuperáis nuestras cosas, os daremos 2000 piezas de oro. Las tenemos a salvo en Melvont añadió rápidamente el hombre, esperando que no se torcieran las cosas por el comentario de su acompañante.

Si seguís este camino, a unos cuantos kilómetros podréis ver un pañuelo desgarrado. ¡Esos malditos ladrones quisieron forzarla! empezó a respirar con dificultad, pero consiguió recobrarse. Desde allí, se metieron entre los arbustos, a la derecha.

La mujer respondió a Lordo.

Sí, seguramente. Son unos bandidos que se han establecido aquí y muy a menudo roban a las gentes que pasan por este camino. Antes lo hacían de noche, pero ahora...

Estaremos esperando en Melvont, en El Guerrero Flotante.

Por instinto, Lúthien hizo que el caballo que montaba cruzara su testa ante la montura del semiorco en prevención a algun acto disparatado (pero desde luego justificado) de violencia hacia la mujer a quien le lanzó una mirada llena de desdén.

-Aceptamos, seguid el camino antes de que cambiemos de opinión- dijo con voz fría, quizá de ese "cambiemos de opinión" se podía intuir que si forzaban el límite de lo que ella consideraba educación hacia alguno de sus compañeros podían acabar vendiéndoles como esclavos a los bandidos y ese pañuelo rasgado no sería la única prenda de la mujer que acabaría en el suelo. Después de todo eran mayoría y no tendrían problema para encargarse de ellos.

Los pañuelos son señales en el bosque, siempre que vean uno, desconfien... sé lo que significan. Miro a los demás- Pues andando... que...- iba a decir que quería esas monedas para mi pero no lo digo..-- que se hace tarde y no hay que dar pie a que escapen

- Creo que eso nos pilla de camino. -comento, como si tal cosa.- Daremos un vistazo a ver qué podemos hacer.

Por el tiempo que llevamos cabalgando, ya debemos estar cerca del campamento que andábamos buscando. O sea que con este asuntillo imprevisto hay muchas posibilidades de que matemos dos pájaros de un tiro.

-Si no desenfundara mi arma ante extraños no sería útil, como sabéis, hay bandidos -contestó a la mujer, él también mordazmente- y podríais intentar llevarnos a una trampa -se encogió de hombros, era lógico y pragmático, los sentimientos se los dejaba a los demás.

-2000 piezas de oro, Melvont, el Guerrero Flotante -dijo con su vozarrón como confirmación a lo que habían dicho la pareja y, tras eso, dio un ligero toque a su caballo para que rodeara el de Lúthien- nos veremos -y empezó a caminar en dirección hacia el lugar que habían indicado- Lordo, ¿te ves capaz de adelantarte con sigilo e intentar ver si nos preparan alguna emboscada?