Partida Rol por web

El hombre y la mujer siguen su camino hacia Melvont y vosotros continuásteis vuestro camino. Algo os decía que la relación de esos ladrones con la misión que os había asignado Ulblyn estaban bastantes relacionadas.

El camino, que no fue muy largo, estuvo fuera de peligros. Lordo se adelantó para investigar. Al torcer en una curva, le visteis con un pañuelo en la mano. Seguramente era el de la mujer

Ibas más adelantado que los demás. Y, de pronto, entre las ramas de un árbol, viste los restos de un pañuelo. Lo más curioso no era eso, si no que había un camino claramente marcado entre los árboles por el que debían haber huído los ladrones. ¿Eran tan sumamente descuidados?

Cuando la pareja de ancianos se fue no pudo más que resoplar por sentirse otra vez castigado por el mero hecho de tener sangre de orco- Gracias por el apoyo, Lúthien -le dijo a la elfa esbozando una ligera sonrisa. 

Cabalgó al paso durante un rato hasta que Lordo volvió con una prenda- ¿Has visto algo? ¿Hay alguien esperando o algúna guarida?

Negó con la cabeza.

-El apoyo no es gratis- dijo muy calmada- te cobraré favores como guardaespaldas- musitó enarcando las cejas. El mestizo no era mal bicho y desde luego era un gran apoyo para alguien de la constitución de Lúthien. Lordo llegó con la prenda de las narices en la mano.

Bueno, en eso no habían mentido, así que despegó los labios para preguntar pero Thokk se adelantó así que sopló hacia arriba y se inclinó un poco

No me digan. Digo en tono burlon. Tenemos un par de tortolos... luego se cobraran sus favores, ahora solo espero que no nos maten. Digo de maner suspicaz.

- Por los arbustos, a la derecha... -repito lo que dijo la mujer y señalo un sitio que parece pisoteado.- Debe ser por aquí.

En silencio le hago caso a Reluë Drahnoel  y le sigo.

Lúthien puso los ojos en blanco ante el comentario de Lordo, no hería quien quería si no quien podía y no era ese el caso, quizá, si no hubieran estado en medio de la nada, con la proximidad de un grupo de salteadores le habría contado con pelos y señales como era una mujer cuando quería proximidad masculina.

Bajó del caballo y, tomando sus riendas, siguió a Rëlue. No tenía todas consigo al pensar en que el sonido de unos cascos pisoteando ramitas y hierbas no alertaran a los ladrones, mucho menos entonces con caballos montados por jinetes.

Caminando en silencio, con Lordo unos pasos por delante, escuchásteis unos sonidos. Algo os estaba rodeando. Y ese algo no se hizo esperar.

Cuatro hombres, dos por delante de vosotros y dos por detrás, hicieron acto de presencia. Se les veía claramente heridos, pero su mirada y su rostro no era de pedir ayuda. Eran bandidos con ganas de saquear.

¿qué paso?, ¿les dieron una paliza y quieren buscar más?- digo en tono burlón.

Evaluo la situación. Somos cuatro contra cuatro, con la diferencia de que a ellos se les ve bastante fornidos y nos tienen rodeados.

Aquí lo que hace falta es un hechizo devastador que envuelva en llamas a nuestros atacantes a la vez que nos protege del holocausto con un escudo mágico. No hace falta que rebusque en lo más hondo de mi conocimiento, no soy capaz de hacer eso ni por asomo.

Tiro de la rienda de mi caballo, encarando al bandido que está más cerca mío y espero que mis compañeros actuen de la misma forma, de modo que nos podamos cubrir las espaldas entre todos.

Claro que, bien pensado, pocas espaldas voy a poder cubrir yo a porrazos con mi bastón. Quizás sería mejor intentar otra cosa...

Thokk, que había seguido a pie a los compañeros, se encontró en medio de la emboscada, dos tipos delante y dos detrás. Desenvainó el espadón y se crujió el cuello mientras miraba a los bandidos. Era hora de matar a unos cuantos asaltantes. La Ley es la Ley. Eso es lo único que le importaba.

-Hm, un comité...

Sacó el arco soltando las riendas del caballo para colocar en la cuerda una flecha, podía notar como su respiración se alteraba y la mano le temblaba ligeramente por la tensión.

La cuerda emitió un sonido seco al dejar los dedos de la barda de ejercer presión sobre ella mientras dirigía su flecha hacia el más lejano de los bandidos que rodeaban al grupo.

Al final, creo que lo más acertado será imitar a mi hermana y dejarse de rollos raros para los que aún no estoy preparado.

Saco el arco lo más rápido que puedo, preparo una flecha y disparo sobre el bandido más próximo, que menos mal que no está muy lejos. Sin preguntar, ni nada;  sus intenciones parecen de lo más claras.

Thokk se giró hacia los hombres que les habían rodeado por la espalda y, sin dudarlo, se lanzó a la carga con el mandoble por encima de la cabeza lanzando un corte descendente contra el primero que alcanzara.

Como era de esperar, al ser Thokk el primero en actuar, se lanzó contra el bandido que tenía más cerca. Se acercómo como su fuera una manada de elefantes en una estampida. El bandido quiso bloquear el ataque, pero fue imposible. El arma de Thokk le mató en el momento en el que le tocó.

Relüe apuntó al que más cerca y más débil parecía. Su flecha voló y se clavó en el pecho del hombre, que cayó de espaldas al suelo. La sangre que salió de esa herida formó un pequeño charco muy rápido, y el bandido no volvió a levantarse.

Lúthien imitó a su "hermano" y disparó su flecha. Voló rauda como un halcón que ha visto a su presa y se clavó en el cuello de su enemigo. Otro muerto más.

Lordo sacó un hacha de su cinturón y la lanzó con una naturalizada asombrosa, como si fuera lo primero que hiciera al levantarse todas las mañanas. El hacha giró con velocidad y se clavó en la frente del bandido.

Con movimientos rápidos y eficaces, habíais acabado con esos asaltantes debilitados.

Se recogió el pelo tras una oreja y fue hasta el cuerpo del bandido abatido, apoyó el pie sobre el cadáver y tiró para sacar la flecha, después le quitó la sangre con la ropa mugrienta del caído y regresó con el grupo, sujetando la brida del caballo.

-Valiente estupidez la que han cometido- negó con la cabeza- ¿qué narices les había pasado? Ni que les hubiera pasado una caravana por encima.