Partida Rol por web

[ELdG] El Mar de la Luna

Fuego del diablo

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20/11/2012, 23:34
El Gato

Notas de juego

El primer post es vuestro. Relatad qué hacéis en la ciudad, si lleváis tiempo allí, si habéis vivido allí o si habéis llegado por diversas circunstancias de la vida. Así conoceré a vuestros personajes, para ver cómo son y qué saben de la ciudad.

Narrad y relatad. Es medio día, próxima a la hora de la comida.

Bienvenidos y espero que todos disfrutemos de la partida :)

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21/11/2012, 04:28
Lordo

Los tiempos son duros y la comida es cada vez más dificil de conseguir. Deje a mi familia hace más o menos dos meses. Mis hermanos estan mejor luego que otro de que mi madre se desposara nuevamente, duele admitir que ese desgraciado sirva para algo, pero es así. Mi padre murió dejandonos a mi madre y hermanos solos, como era el mayor me tocaba ver por ellos, y conseguir como fuera el sustento, y ahora, luego de algunos años mi madre recibió en casa a un hombre que al parecer  la quiere, aunque a mi me parezca un idiota, lo único que tiene de bueno el sujeto es que trabaja y ayuda, lo cual dentro de la pobreza es un gran logro, mis hermanos menores ya no sufren tanta hambre, aunque aún sueño regresar a casa con fortuna y cambiarles la vida.

A mi edad, y en una última pelea con el esposo de mi madre, el sujeto me dijo que emprendiera vuelo, que no era útil y que me uniera al ejercito, ¿esta loco?, no soy bueno para recibir ordenes. Me llamó ladrón, posible no le gustó que tomara prestadas algunas de sus cosas...

No soy tonto, es de hombres elegir su destino, y ahora luego de andar por algunos dias desde mi aldea he llegado a esta ciudad que para ser sincero me gusta, hay malicia en la gente, han tratado de timarme, pero creo que se han topado con la persona equivocada.

Soy un joven de unos 17 años, pelo corto, despeinado y no muy aseado. Me gusta quedarme en las esquinas sentado y observar, soy pobre, no tengo monedas, pero eso, eso puede cambiar rápidamente. Las dificultades no me intimidan. Busco alguna oportunidad, no tengo mucho que perder... al fin y al cabo, es lo que es...

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21/11/2012, 17:35
Reluë Drahnoel

Ya estás aquí, joven loco. Ya has llegado al punto al que querías. Has atravesado los bosques de Cormanthor, has gozado de la hospitalidad de los elfos que los habitan, has aprendido de ellos. Has vivido largas jornadas en soledad y reflexión con la única compañía del sol y las estrellas...

¿No era suficiente?

¿Por qué has tenido que cruzar el Mar de la Luna? ¿Por qué has abandonado el resguardo de los árboles y te aventuras en estas tierras inhóspitas?

Ya sabes lo que dicen de este sitio...

Hay veces que mis pensamientos parecen querer tener vida propia y toman la forma de la madre que no conocí y me amonestan y riñen como a un niño pequeño.

Parado en el pequeño puerto de la ciudad de Melvaunt, recién desembarcado, contemplo a las gentes que deambulan, algunas realmente atareadas y otras ciertamente ociosas. Nadie me mira. Nadie mira a nadie, pero se nota la falsedad en el ambiente y que, en el fondo, todos se vigilan y me observan sin que me dé cuenta.

Porque quiero vivir aventuras -respondo a mis propios pensamientos- Porque sólo viviendo experiencias podre llegar a ser quien quiero ser. Porque la sabiduría no se adquiere únicamente en los libros y porque cualquiera, en cualquier parte, puede ser tu maestro.

Apoyado en el largo bastón, con la mochila cargada y el petate al hombro, el arco y el carcaj amarrados a la espalda, me decido a dar mis primeros pasos. Soplo hacia arriba, quitando de encima de mis ojos el pelo enmarañado.

Una posada estaría bien.

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21/11/2012, 22:25

Healio descansaba a escasos centímetros del agua, disfrutando del reflejo de su cabello, señal de su juventud y su vejez al mismo tiempo. A su edad seguía siendo un crío entre los elfos, pero hubiese sido un vejestorio de haber nacido humano. Cada noche agradecía su longevidad a la madre naturaleza, hacedora de un equilibrio que el hombre intenta romper de forma precaria.

La moneda de cobre, inútil, se deslizaba entre los dedos como si fuese un simple pasatiempo. De vez en cuando dirigía alguna mirada aquel pequeño cuerpo circular, pero por lo general prefería admirar sus manos de porcelana.

Vestido con un simple, rudimentario e informal traje de cuero aquel hijo de los elfos no podía sino descansar en cuerpo y mente. Fuerte la madera pero blando como las hojas, aquel árbol tenía una inteligencia más que desaprovechada.

Para ser un elfo, y un druida, era bastante caprichoso. Sus ansias de juguetear con la vida rozaban lo indecible, si bien tenía una misión clara en la vida. En sus manos estaba el decir al mundo cuan importante era aprender a respetar el reino natural, pues era la carga que había decidido aceptar. Pero claro, un adolescente no tenía la madurez mental para afrontar ese camino de frente. Se desviaba a menudo del camino acabando en los derroteros de los placeres más mundanos, pero a su vez, naturales, como podía ser alguna fechoría menor o un simple desfalco social.

Atada a su pierna izquierda, bajo el cuerpo, reposaba su bolsa de monedas. No valoraba especialmente el dinero, pero sí que tenía la manía de querer ser el que dispusiese de su propio capital. Tras unas cuantas veces sin bolsa en la cintura decidió tomar medidas más extremas para conservar la capacidad de comer algo por las noches y dormir en una cama.

Se levantó, lanzando la moneda al río, pero nunca llegó.

Las ramas del árbol más cercano se retorcieron, furiosas, atrapando la moneda entre sus zarcillos. La elevaron en el aire hasta la cima, depositándola como un valioso trofeo. Allí, a la vista de todos, la moneda relucía frente al sol sin provocar incendios. Alguien la reclamaría, pero tendría que enfrentarse al árbol para ello. Y no sería fácil trepar por él.

Mientras Healio se largaba de allí, dispuesto a volver a su posada, la mordaz sonrisa del malhechor pedagogo reposaba sobre sus labios. Cada uno tenía sus métodos para sus fines.

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22/11/2012, 11:45

- Trilirín trolorón - tatareaba el gnomo mientras andaba. La gente lo miraba con una mezcla de extrañeza y vergüenza ajena. Aunque a "Sinsentido" no le importaba lo que pensasen los demás. Él estaba por encima de eso. Un momento... lo estaba, ¿verdad?

Todavía oía las palabras de su padre en su cabeza. "Joven Jimbbo, tú no te vas de esta casa. ¡Aún eres un crío!" Él, por supuesto respondió algo parecido a "Papá. Las rosas son rojas, los tulipanes que me gustan también. Me voy a ir sí os sí." Y, sencillamente, se fue. 

Es más, ¿por qué tendría que haberse quedado? Aunque en ocasiones no lo pareciese, Seageon tenía sentimientos. Siempre se había sentido raro, fuera de lugar. No quería pasarse el resto de su vida en aquellas aburridas madrigueras. Quería sentir el aire en el rostro, el pasto bajo sus gastadas botas de viaje, ¡incluso gastarle bromas a gente completamente nueva! Quería ver mundo, no ser uno más de esos inventores locos que se pasaban el día en sus talleres haciendo cosas misteriosas y... Bueno, la parte de experimentar saciaba su curiosidad y le habría gustado, pero es que él no estaba hecho para eso. Sólo con pensar en la idea de echar raíces en algún sitio y... ¡y quedarse allí para siempre! ¡No! ¡Cuan horrendo era pensar aquello! 

Mientras andaba, Seageon no perdía de vista a Dragón. Solía volar sobre su cabeza, pero a veces se encaprichaba con alguna rata que veía en algún callejón oscuro y se lanzaba sobre ella. Luego volvía bien alimentado, así al menos no tenía que darle de comer. Es más, aquella sensación de "Estómago lleno" que le transmitía Dragón cada vez que se comía algo lo ponía bastante contento. 

No tardó en llegar a la posada donde se hospedaba. Una vez frente a la puerta, Dragón se posó sobre su hombro. Si bien su búho era bastante bello, Seageon no parecía para nada majestuoso. Una rubia cabellera revuelta, ropas de viaje prácticas y desgastadas, la mirada perdida. Unos pantalones sencillos, una camisa, unas botas. Llevaba encima una chaqueta que seguro que no protegía mucho del frío, pero al gnomo le parecía estilosa. Llevaba una pequeña bolsa de cuero atada al cinturón. El dinero, ¡siempre encima! Prácticamente se había llevado todos los ahorros de su vida, y no quería separarse de ellos. 

Respiró hondo, como si se estuviera preparando para algo importante, y entró en la posada. No evitó llevarse las manos al rostro para protegerse del viciado aire. ¡Estaba llena hasta arriba! Decidió sentarse en la barra, entre dos hombres que discutían acaloradamente sobre ganado y un viajero solitario que bebía y se quejaba de algo que sólo él sabía. 

- Hoy solo una jarra de cerveza, no tengo hambre - dijo al posadero. Luego se giró y observó el lugar. Era como una madriguera a punto de reventar. Parecía que había bastante gente en aquel momento. 

Con la jarra ya en la mano, Seageon no pudo evitar preguntarse qué hacía en Mélvont. Se había pasado algunos días paseando, otros simplemente curioseando en los comercios por si encontraba algo divertido. Le abrumó darse cuenta de que había deseado con mucha intensidad irse de casa, pero no había pensado en lo que haría después. ¿Vivir aventuras? ¿Amasar una fortuna? ¿Mejorar su magia? No lo sabía, sinceramente. Lo deseaba todo y nada al mismo tiempo.

Seageon sólo era otro de esos aventureros sin motivo, perdido antes de iniciar siquiera su viaje. Mirado así, no parecía el comienzo de alguna canción épica. Bueno, tampoco tenía por qué serlo.

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03/12/2012, 23:01
El Gato

Vuestro estómago llama a la comida y no os queda otro remedio que atender a esa súplica. Camináis por la ciudad, buscando una posada o una taberna que pueda ser asequible y tenga buen ambiente. Todos habéis oído rumores sobre la ciudad y más valía estar preparados a cualquier cosa.

Caminando cerca del muelle, llegáis a un local con un gran cartel que reza "El Guerrero Flotante". De esta posada os han contado que fue establecida por un antiguo trabajador descontento del Rompeolas, otra posada que está por allí cerca. Ésta está tratando de hacerse con gran parte del negocio respetable de los muelles de su competidora... y está haciéndolo muy bien. Además de tener precios mejores que la media y ofrecer habitaciones bien equipadas, El Guerrero Flotante tiene una sauna y un baño caliente en el sótano. Este espacio de relajación se está convirtiendo rápidamente en un lugar favorito de nobles y mercaderes de toda la ciudad, e incluso se está hablando de expandir esta sala y convertirla en un negocio propio añadiendo más baños, baldosas importadas y un servicio de catering para servir a una clientela más exclusiva.

Pero ese día no había muchas personas a la hora de la comida. Un arpista está tocando una dulce melodía en un rincón. Al entrar, hay un par de niños que están arrodillados en el suelo buscando algo. Cuando os ven entrar, se ponen en pie y, con cara triste y hambrienta, se os acercan.

Por favor, señor, mi hermana y yo no tenemos para comer. Estábamos viendo si había algún trozo de pan o alguna moneda...

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04/12/2012, 00:43

- De lo segundo, oculto bajo este enclenque cuerpo, tengo- aseguró el elfo por respuesta, pues, si bien sus brazos eran duros y ligeramente musculados, seguía siendo frágil como la hierba y como todos los orejas puntiagudas-, pero toda recompensa debe tener su esfuerzo- continuó, pues, para empezar, no sabía si eran o no timadores, pero poco importaba si se ganaban el sustento por su propio pie-. Comeré aquí, y al acabar, si aún tenéis hambre y fuerzas para buscar la comida, podréis ayudarme con mi trabajo. Soy jardinero- mintió, pues ese era su trabajo, pero no cobraba por ello ni ante nadie, y se dedicaba sencillamente a cuidar la naturaleza allá donde iba, sin tener en cuenta a sus ciudadanos-. Unas horas de dedicación a la naturaleza y os pondré la moneda y el pan ante vuestros ojos antes de que la luna salga para hacerle sombra al sol.

Y con esa declaración de buena pero exigente voluntad, se encaminó hacia una de las mesas. No en vano, tenía que comer, y ya era cuestión de los chiquillos el ver cómo proceder ante aquella respuesta.

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05/12/2012, 11:59
Reluë Drahnoel

Paseo por el muelle, con la idea fija de encontrar alguna posada donde establecerme. Los elfos de Cormanthor me han aconsejado que pregunte por "El Guerrero Flotante", pero creo que deambularé algo más antes de hacerlo.

Tras un corto paseo empapándome del ambiente de la ciudad, atravesando las miradas furtivas de los viandantes, me encuentro frente al cartel del sitio que andaba buscando. Las indicaciones de los elfos han sido suficientes para encontrarlo; realmente, no tenía pérdida.

Atravieso el umbral. No hay demasiada gente, para tener la fama que tiene. Un arpista, el posadero, un par de clientes y dos rapaces dialogando con un elfo rubio que giran su mirada hacia mí al verme llegar y se lanzan a mendigar. Como habrían hecho ya con el otro joven, a juzgar por la respuesta que éste les había dado y que había oído al entrar.

- Y yo añadiré otra moneda y otro trozo de pan, si cumplís el encargo que él os encomiende. -digo, señalando a la mesa donde el otro se ha sentado. Me da una gran lástima el estado de los dos niños, pero, advertido de la picaresca del lugar, mejor no fiarse.

- Buenas tardes. -digo luego en voz alta, saludando a la parroquia y acercándome al posadero.- Querría comer algo, y un lecho para esta noche.

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07/12/2012, 16:14
Lordo

Tengo hambre, y veo que algunos de los que entran ofrecen comida a estos niños hambrientos. Me recuerdan a mis hermanos, pero parece que varios de estos chicos tienen suerte con estas personas. Miro al rededor, aún sin entrar, no soy tonto se que estos chicos pueden estar esperando alguna buena oportunidad, y que sus padres los pueden haber entrenado. Se que es vivir con hambre, pero esa estrategia no es vieja para mi.

Mientras los demás hablan con los chicos, yo simplemente les evado, no dejo que tengan contacto conmigo, no me gusta llamar la atención, no me conviene, no soy ningún tipo de sacerdote de la caridad.

Mientras el elfo, habla con ellos simplemente paso por su espalda  fijandome de no ser robado, y entro al lugar  alejandome un poco del resto y observando.

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09/12/2012, 12:59

¡Vaya, cuan efímeras son las cosas! Seageon pronto se había cansado de su vieja posada y había decidido ir a probar suerte en alguna otra. Se sentía algo hambriento, y el estómago le rugía ferozmente. Pensó que paseando por el muelle encontraría algún lugar con buen ambiente, había oído un rumor sobre un lugar que estaba bastante bien.
Mientras andaba, con pasos cortos y rápidos, Dragón volaba sobre su cabeza y venía a posarse en su hombro cuando se cansaba. A veces el búho era un compañero aburrido, pero era el único que tenía así que se aguantaba. Aunque tenía que mirarlo todo desde abajo (dada su corta estatura) la ciudad no le pareció magnífica. Seguro que las había de mejores. Añoró un poco su vieja casa, pero sabía que había hecho bien al marcharse.

Casi sin darse cuenta se encontró frente a la posada de la que le habían hablado. "El Guerrero Flotante". Le pareció un nombre extraño aunque divertido, ¿por qué flotaría un guerrero? ¿No tenían que mantener los pies firmes en el suelo? Esperó a Dragón unos segundos, hasta que se posó éste en su hombro, y entró con aire decidido.

Lo que se encontró en el interior le sorprendió un poco. ¿No debería estar abarrotado ese lugar? Aunque, visto así... La tranquilidad era algo de lo que a Seageon le gustaba disfrutar. Y el arpista seguro que deleitaría sus oídos. Lo único que resaltó a la vista más que lo poco llena que estaba la taberna fueron dos niños humanos que mendigaban. 

Seageon trató de disimular el hecho de que llevaba una bolsa con todos sus ahorros encima. ¡Era su dinero! ¿Por qué tenía que darlo? ¿Y si aquellos niños sólo se hacían pasar por mendigos? Sea como fuere, trató de evitarlos, ignorándolos deliberadamente. 

Se sentó en una mesa, acariciando a Dragón mientras observaba al arpista, distraído.

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10/12/2012, 00:03
Erryn Whitealciervo

El arpa deja de sonar. Los niños, con una tímida sonrisa, salen corriendo del local. El tabernero, que estaba en la barra, se va a la parte de atrás y desaparece.

El arpista se levanta y, quitándose la capucha que llevaba encima, os sonríe.

Buenas personas por un lado, desconfiados por otros. Es algo muy peculiar y, a la vez, forma una fuerte alianza.

Se acerca un poco a vosotros

Mi nombre es Erryn. Erryn Whitealciervo. Y tengo un trabajo que, quizá, pueda interesaros. ¿Cuáles son vuestros nombres, caballeros?

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10/12/2012, 00:15
Reluë Drahnoel

Parece que el trato que les ha propuesto el elfo rubio no es del todo del agrado de los jovencitos, quienes huyen despavoridos ante la perspectiva de trabajo.

- Tunantes... -pienso, mientras observo como el posadero hace caso omiso de mi requerimiento. Como si no hubiese escuchado nada, desaparece en lo que deben ser las entrañas de la cocina.

En su lugar, el músico del arpa toma la palabra haciendo sus propias reflexiones e invitando a presentarnos.

- Reluë, ése es mi nombre.  -me presento. Los acotecimientos toman un cariz interesante.- ¿Quién sois vos y cuál es ése trabajo que nos ofrecéis?

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10/12/2012, 00:49
Lordo

Por un instante miro a mi espalda, "¿me esta hablando a mi?..¿de cual alianza esta hablando yo no conozco a estos sujetos?, sin embargo no me deja de sorprender que  nos habla directamente, y que este fulano se nos presentara, ¿no es extraño?, habla de ser desconfiado pero es dificil no serlo en estas condiciones, vine a comer... pero si hay dinero de por medio.

No conozco a estos sujetos,  no se quienes son, y no se porque me estan hablando a mi...

No suelo hablar con desconocidos, pero si el trabajo  es buen pago podria llegar a un acuerdo, mi nombre es Lordo, y el que no es desconfiado en este lugar es tonto ...

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10/12/2012, 01:11

- Ingenuo- replicó el druida de orejas puntiagudas con una sonrisa, mientras veía largarse a los críos con aquella calma en el rostro que sólo un naturalista puede tener. No era una crítica, sino una pincelada, propia de los entrometidos con poca vergüenza como él. Por la misma puerta, un halcón entró revoloteando, posándose en el hombro del druida-. Healio Amastacia- añadió girándose hacia Erryn, manteniendo el mismo tono-. Él es Milenio- añadió señalando al pájaro con la mano de la extremidad opuesta, para mayor comodidad del gesto-, pero no te lo dirá- acabó en un código ligeramente cómico, pues si bien su voz era igual, en sus labios la sonrisa se había incrementado ligeramente.

Sintió una ligera punzada de extrañez al ver lo variopinto del grupo, pero era un hombre con buenas intenciones, y en principio no tenía motivos para hacerle ascos a escuchar una sencilla proposición, por lo que se dejó llevar por la marea, al menos por el momento.

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10/12/2012, 21:45

¡Oh, madre mía! ¿Un trabajo? Seageon no estaba acostumbrado a ganarse la vida, de hecho había vivido de sus padres hasta que había decidido marcharse. Bueno, no era tampoco que no tuviera experiencia alguna pero... Ya tenía dinero, ¿para qué quería molestarse en hacer un trabajo con unos desconocidos a cargo de un arpista de taberna? 

Se llevó la mano a la barbilla unos instantes, mientras los otros tres individuos se presentaban. No pudo evitar hacer ese ruidito que indicaba que, efectivamente, estaba meditando sobre algo. Finalmente, al ver que seguramente estaban esperando su réplica, puso las manos sobre la mesa y se inclinó un poco hacia adelante. 

- Yo tengo muchos nombres, y pronunciar Foechuckle - exageró la vocalización al decir el nombre - me parece extremadamente divertido. Podría estar interesado en el trabajo, o podría no estarlo. Primero tendría que saber de qué se trata, ¿no? Además, ha dicho algo de una fuerte alianza, ¿se trata de uno de esos trabajos para aventureros? Porque he de admitir que... bueno... yo... - miró al búho que reposaba en su hombro, como si éste fuera a decir lo que tenía en mente pero no sabía expresar, obviamente el búho permaneció mudo - ¡Ah, eso! Que estaría dispuesto a hacer tal trabajo siempre y cuando obtuviese algo a cambio. Algo que también le guste a Dragón si puede ser - señaló al búho con un gesto. 

Seguramente el resto de individuos se había dado cuenta, pero al final el gnomo no había esclarecido lo de su nombre. Quizá se había olvidado de ello. Qué tipo más raro...

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13/12/2012, 23:30
Erryn Whitealciervo

Bueno, pues encantados a todos, incluso a aquellos con nombres extraños y de difícil pronunciación dijo Erryn tocando una cuerda de su arpa, que provocó un sonido dulce y calmante.

Me han encargado buscar a gente de confianza. ¿Y quién puede ofrecerme esa confianza, si no vosotros, que el destino os ha traído hasta mí? Erryn sonrió con picardía

El trabajo es sencillo. ¿Conocéis la taberna del Fuego del Diablo? Es uno de los establecimientos más recientes de Mélvont, con apenas un año de existencia. El dueño es Corwyn Yaffe, un ex-pirata. Vuestra misión es clara: Tenéis que descubrir todo lo que podáis de ese lugar, tenéis que tenerlo vigilado. Mi jefe no se fía de Yaffe, le han llegado rumores de que no es legal... Y quiere la información en una semana.

Volvió a tocar su arpa

Y claro, el trabajo está pagado. Ofrece 150 piezas de oro a cada uno que se atreva en esta apasionante aventura.

Se acercó a Seageon

Quizá es algo que no es atractivo para Dragón, pero sin duda podrás comprarle algo bonito

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14/12/2012, 00:23
Lordo

Miro al hombre y me salen muchas preguntas, pues algo ilegal en estas tierras es relativo.

Disculpe mi agudeza señor, pero esta tierra no se caracteriza por ser la más puritana, y lo que para unos es malo para otros es normal, podría decirnos, ¿que considera su jefe como ilegal?, ¿qué es lo que más le preocupa?...

quisiera saber quien es el jefe del sutano, ojala lo diga para darnos una idea de con quien tratamos, si no lo dice, es posible que no se trate de alguién confiable.

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14/12/2012, 00:48

- A mí me gustaría saber más sobre su jefe- replicó Healio en tono distendido, como si no fuese algo inquisidor-. No es que presuponga en él nada, y sin ánimo de calificarle de forma precipitada, es fácil hablar dinero y trabajo sin nombre, rostro ni garantía.

No le importaba el oro, en realidad, pero sí la naturaleza del trabajo. Le parecía uno bueno, en apariencia, pues parecía tener un objetivo justo, pero la situación podía ser contraria. Nada apuntaba a ello, pero como buen elfo y druida a Healio le gustaba saber antes de prometer y juzgar.

Desde luego, Healio sería el primero en intentar algo si todo andaba por el buen camino, aunque sólo fuese por una cuestión de justicia. Tampoco es que el hombre fuese un alma de la caridad, pero en algo tenía que ocupar sus viajes, y hacer el bien no era una mala alternativa.

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14/12/2012, 20:24
Reluë Drahnoel

- ¿Apasionante aventura? ¿Ciento cincuenta monedas de oro por vigilar un tugurio y averiguar si todo lo que se hace en él es legal? Me parece demasiado bien pagado por un encargo que se ve tan sencillo, a priori.

Aquí hay gato encerrado. Llamadme desconfiado, pero la inocente propuesta del músico tiene un tufillo bastante más sospechoso que las supuestas actividades ilegales del local de su rival. Claro que no deja de ser interesante el asunto, eso es cierto. E intrigante.

- ¿O es que acaso hay algo más que justifique ese pago? -Señalo con el dedo uno por uno a todos los presentes, haciendo el ademán de contarlos- Le va a suponer un buen pico a tu jefe el recabar la información. Y eso suponiendo que el búho no quiera cobrar también su parte.

Cargando editor
16/12/2012, 11:49

El gnomo apretó los labios, pensativo. El resto de los presentes habían hecho comentarios más que acertados sobre la naturaleza de aquella misión. Aunque visto de otro modo, parecía bastante fácil y bien pagado. No tenía ni idea de que uno pudiera ganarse la vida tan bien. 

- A Dragón le gustan pocas cosas, es muy exigente, pero seguro que con 150 monedas de oro nos contentaremos los dos - asintió con la cabeza para sí mismo, y entonces miró a su búho, como si tratara de entender algo que el pájaro le decía -. Por supuesto... - murmuró. 

Seageon cruzó las piernas, apoyó los codos sobre la mesa y entrelazó sus dedos, de una forma bastante elocuente. 

- Dígame, señor Whitealciervo - se detuvo un instante, como si saborease la pronuncia de aquel apellido -. ¿Para qué necesitáis a cuatro personas para espiar esa taberna? ¿No sería mejor hacerlo de la forma lo más discreta posible?