Partida Rol por web

Kirilian se asomó desde la puerta. Podía observar cómo el trastero de su planta estaba abierto. Se asomó al hueco de la escalera y veía luces en aquella noche del dieciséis de agosto. Todos los vecinos estaban abriendo sus trasteros y contemplando con asombro su interior. 

- Kirilian, no fisgonees. Cuando Samuel vuelva de entrenar con Randoll le diré lo que estabas haciendo

- ¡Calla, Thanais, solo quiero saber qué ha pasado!

- ¿Y qué ha pasado?- dijo su hermana asomándose también- ¿Han aparecido ya los cofres? ¡Ay! ¿Alguno se ha abierto ya? 

Los pasos de Samuel subiendo por la escalera les hicieron meterse de nuevo dentro a toda prisa y quedarse con la pregunta en el aire. 

Como si se tratase de un ceremonial, todos los vecinos acudieron a abrir sus traseros. Por parejas se acercaban cada uno a su puerta. John hizo lo propio y junto con Anayansi, se dirigió al trastero de la sexta planta. Frente a la puerta, miró a su compañera a los ojos. Sus miradas se cruzaron. John sonrió.

-¿Preparada?-dijo-.

Obviamente, sabía que la respuesta solo podía ser "sí". En realidad, sabía que un "sí" de Anayansi, nunca era un "sí" a secas. Se dio cuenta que después de este tiempo, no sabía casi nada sobre ella. Era desconcertante.

Una vez obtuvo el beneplácito de su compañera, ambos abrieron el trastero y accedieron a su interior. John se quedó boquiabierto y sin palabras al comprobar cómo había cambiado la habitación. Temblaba de emoción...¿o de miedo?. Se acercó al círculo de luz que el sol proyectaba sobre el suelo de la habitación, a través de la claraboya y desde allí, miró al cielo y luego a su alrededor. Tardó unos segundos en ver algo. La luz del sol le había cegado. Poco a poco se le fue aclarando la vista. Reparó en los espejos, que le devolvían su imagen. Luego en la silla. Se sentó y miró a la mesa donde vio aquel cofre. Estaba nervioso. Intentó abrirlo sin éxito. Lo intentó varias veces. Nada. Incluso llegó a golpear la mesa con su puño antes de intentarlo de nuevo. Finalmente, se dio por vencido y levantó la vista. Entonces se fijó, con un sobresalto, en la figura de los ocho ángeles, reflejada en los espejos. Se quedó mirando a las diversas figuras que iban a pareciendo. ¿Estaría entre ellas Cinco? Lo buscó.

Efectivamente, Cinco es uno de los ángeles que aparece: Rubio, esbelto, con su armadura dorada y su mirada impertérrita y amenazante. 

También hay figuras aladas femeninas, tan hermosas que son hasta hipnotizadoras. 

John se pasa un buen rato contemplándolas mientras sus ojos tratan de acostumbrase al último destello del atardecer que le había cegado. Fuera no se veía nada y mientras caía la noche, la luz disminuía y aún así la luz lunar seguía iluminando el trastero a través de la claraboya. 

Ni las sillas, ni la mesa vibraban siquiera ante los golpes. Y el cofre no podía abrirse y ni siquiera podía levantarse de allí. 

Hacia tiempo que no hablaba con John, después del incidente en la reserva no hemos vuelto a tener una conversación tranquilamente, ni cinco minutos para estrechar nuestras manos y sentir que nuestra amistad crece por momentos pero eso a mí me da igual. Lo que hay entre mi vecino de rellano y yo es infinitamente superior a la soledad, a la distancia, o a cualquier sentimiento que pueda imaginar.

Vale, todas estas cosas tan poéticas me han venido a la mente al mirar a sus ojos y sonreirle por unos momentos, cuando quiero soy intensa pero en el buen sentido, en sentimientos y esas cosas no en locuras, pero lo que siento siempre es de verdad.

Tras guiñarle el ojo en señal de aprobación entramos a los trasteros y me siento viva, ver todas esas cosas de cristal, toda la luz que entra por la claraboya, el espejo, el cofre con mi inicial. -¡Me siento bieeeeeeeeeeen- grito mientras doy vueltas a lo loco por el trastero.

Entonces me fijo un poco más en todo. Primero me siento en mi silla de cristal y admiro el espejo. Me fijo a partir de que sale Cinco en el espejo y cuento. -Uno, Dos, Tres, Cuatro, Cinco, Seis, Siete y Ocho... ¡Son Ocho angeles John! Supongo que serán sus nombres.- intento memorizar los gestos que hacen que después de mi sesión en el Sperimentale me siento muy artista. Quizá son mudos y hablan el idioma de signos, para memorizarlos los practico frente al espejo en plan bailarina de ballet. -Uno, Dos, Tres, Cuatro, Cinco, Seis, Siete y Ocho- repito una y otra vez como si de un baile se tratase. "¡Ocho compases! Todo cuadra" pienso en el fondo de mi mente mientras me imagino atravesando el espejo y entrando en el nuevo mundo de unicornios, pegasos y principes sexys.

Cuando los tengo memorizados miro a John, me mira sorprendido, seguramente por mi arte. -Ya lo sé John, soy muy artista, no digas nada. Cuando tenga mi propio cabaret serás un cliente VIP.- entonces miro otra vez la claraboya, luego mi silla, luego la claraboya, luego la silla de John, luego la claraboya. -¡Ay John! Quiero ver que hay ahí arriba, arrima las sillas o aupame o, o... ¿Tu crees que llegaremos? ¡Probemos! Si se compadecen de nosotros desde arriba lo mismo si me asomo los veo JAJAJAJA- vale, todo esto para mí es un juego y simplemente quiero ver tas la claraboya, lo mismo no es ni el sol.

Al ver nuestro trastero, no puedo dejar de asombrarme sobre los cambios que ha habido en su interior...aunque creo que ha llegado el momento de crear una "escala de asombro", en plan: vale, los trasteros han cambiado, pero...¿no pueden simplemente entrar aquí y cambiar las mesas mientras dormimos? Por lo tanto, los cambios de los trasteros son "más asombrosos" que los dinodrilos (que no dejan de ser bichos que a lo mejor no han sido catalogados), pero menos que los túneles que te llevan a las cuevas de Bin Laden sin blackhawk.

Una vez establecida la premisa para mi "escala de Hache del Hasombro" (no es una errata, la "escala del Hasombro" tiene que empezar por H, para que funcione también como diminutivo), no puedo dejar de pasar la oportunidad...

Aunque pretendo hacerlo de manera desenfadada, mis dos manos cogen el yelmo con más ceremonia de la que pretendía, para finalmente colocármelo. Durante el proceso me planteo la posibilidad de gastarle una broma a Blanca, fingiendo una electrocución o algo, pero...solo quiero ponermelo y ver como me sienta... y ver si ocurre algo más

John sonreía mientras observaba a Anayansi, que practicaba su particular baile.

-No, no...si está...-contesta John cuando Ananyansi intenta explicarfse-lo haces muy bien...está...es decir...tienes razón. Esas...esos gestos...no creo que sean casuales. Los gestos seman...somáticos son habituales en algunos tipos de magia. Apuesto a que tienen algún significado. Y sí,...la forma en que lo haces es...

John no consiguió terminar la frase. En seguida Anayansi llamó su atención sobre la claraboya.

C...claro-contestó John-Estuviemos...es decir...queríamos llegar a la azotea y ahora encontramos una claraboya. Pero cuidado...no querría que te cayeses. Podemos...subirnos a una de las mesas y desde ahí intentarlo.

John fue el primero en subirse y desde allí, ofreció la mano a su compañera y la ayudó a subir.Desde allí calculó la altura. ¿LLegarían arriba si intentaba auparla?
 

Sobra decir que llevo el monóculo puesto. Es decir, no me lo quito para nada incluso he mirado mi pis después de orinar en el retrete por si meaba fluidos mágicos, como para no llevarlo al trastero.

Allí estaban, contemplando una habitación que era su reflejo espiritual o algo así. A estas alturadas que las paredes brillaran, emitiendo luz de color rozijo, no le asustaba.

-Supongo que yo represento a los cruoris ante el cisne y tú al revés. Suponiendo que lo del centro de la mesa sea lo que eres. Tambien tendría lógica ser lo de fuera, que es donde estás tú sentado y clavas los codos. ¿Qué tal llevas la idea de ser de una casa de demonios?- Nathan se sentó en su silla, lanzando un vistazo a las garras de los reposabrazos. –Tu trabajas para una ONG y yo solo soy un pintor, y sin embargo nos ha tocado la casa de los que “no tienen luz”. Supongo que lo demoniaco no es como no ha hecho creer la iglesia y el cine, eso o tu y yo tenemos algo muy chungo en nuestro interior.- Deslizó su mano sobre la mesa, como estudiando el tacto del escudo de la casa.

-¿Tienes algún plan para continuar investigando todo este asunto? Yo tengo en mente tres líneas de investigación:- El joven enumeró estirando un dedo cada vez que añadía una.

–La asociación de vecinos de este barrio, también llamados nuestros caseros. En el momento en el que comenzaron a hacer papeles en el mundo real han dejado una huella en el registro del ayuntamiento. Evidentemente en sus estatutos no mencionaran matar cabras y bailar bajo la lluvia, pero si los socios fundadores, los vocales, el presidente y el secretario,… planeo estudiar a esa asociación de vecinos. Sospecho que la madre de Erik estará muy en el ajo.

-Quiero hacer una visita a la señora Black de la que hablaron en la comida. Es tratante de arte y es cruoris, creo que debo verla. Si no me da alguna respuesta, al menos igual me consigue dinero por mis cuadros.

-Por último, supongo en que te figaste en lo que se le escapo a Samuel, que por cierto que bueno que está. Dijo: "Si vuestro ejército, si vuestros magos, si vuestros gobernantes". Es decir no toda la magia viene del otro lado, sino que hay durmientes que hacen magia, y la hacen a un nivel que preocupa tanto a los del otro lado como el gobierno y el ejército. Quiero buscar magos y aprender algún truco. Si la magia es capaz de asustar a estos seres, quiero contar con ella debajo de la manga, o…- hizo una sonrisa para tratar de suavizar su chiste malo. -…en la chistera. Supongo que Carmen podría unirse a esa búsqueda.

Alzo la vista, esperando la respuesta de ella. Como nadie le había indicado que eso estuviera prohibido se recostó un poco en la silla y puso las piernas cruzadas sobre la mesa. Eso si, sin apoyar las deportivas ni tapar ninguno de los dos escudos. Una cosa es tomarse libertades y confianza y otra muy distinta faltar al respeto de unos seres que se creían los dueños y reyes de TODO.

Me subí las gafas que habían resbalado ligeramente sobre el puente de mi nariz para ver mejor nada mas se hizo la luz del trastero. 

- ¡Yataaa.! Exclamé impresionado contemplando lo que parecía una sala completamente diferente a como la recordara.

- ¿Viste esto Rob?. Ha cambiado todo. ¿Y esos cofres?.¿Que crees que significará?. Rodeé las mesas para pegar mi rostro en ese objeto que estaba cerrado junto a la talla de mi nombre.Me acabé sentando probando el mullido del sillón. - Pues es cómodo. Me dije a mi mismo.

- Deberiamos bajar y preguntar a los demás para ver si les pasó lo mismo. No tardé en comprender que el revuelo era generalizado, desde la escalera se percibian los murmullos, las voces de mis vecinos así como las luces que indicaban que estaban en sus cuartos trasteros.

Al final, cuando todos van a ver los trasteros, le pido a Erik que vayamos también a ver el nuestro. Lo cierto es que no me importa mucho lo que haya. No acabo de entender, pese a todas las explicaciones que nos han dado, de qué va todo esto. Escucho lo que cuentan pero no veo cómo encaja nada de esto conmigo. Ni Equilibrio, ni Casas, ni nada.

Así que, cuando entramos en el trastero, sí que me sorprende el cambio que ha sufrido, pero no me dice nada. No entiendo el mensaje de la pared, ni los dibujos.

Miro a Erik y no puedo evitar preguntarle -¿Tú entiendes algo?- Y no me refiero al significado de las cosas, si no al "porqué" en general.

Permanezco allí todo el rato que él quiera estar, para poder cerrar. Y luego salgo y me olvido, o al menos lo intento, porque fuera del trastero, en esta escalera, hay gente intentando vivir, sacar adelante el día a día, con monstruos y sin ellos, y a mí eso es lo único que me importa de verdad.

Miro la habitación y luego a OCHI. De nuevo a la habitación y de vuelta a OCHI. En realidad, después de todo por lo que hemos pasado en la última temporada, ya pocas cosas más puede sorprenderme, pero el aspecto de la habitación es chocante a la vez que inquietante. No puedo dejar de mirar el visionado en la pantalla de plasma. ¿Habla del paso del tiempo? ¿De la vida como un juego? Es todo muy confuso, todo excepto los cofres, claramente uno es para mi compañero y otro para mí. 

- Ahora bajamos a preguntar a los demás pero antes...- me siento en el otro sillón y me quedo pensativo - las llaves para esos cofres...¿dónde...? - Me sumerjo en los recuerdos de estos días pasados y de los mensajes que intenta hacernos llegar nuestra Casa a través del trastero. 

Una sonrisa se dibuja en la cara de Blanca. No puede evitar sentirse como una de las hermanas Pevensie, con su vial. La misma sensación de "me hubiera gustado un arma de algún tipo" le ronda la cabeza, pero recordando la historia de Lewis, el vial sirvió en su momento, y eso es mucho más de lo que podría desear.

Mira Hache, como en las Crónicas de Narnia... -  bromea, mostrándole el líquido azul.

Se queda un poco pasmada al ver a Hache con el casco puesto, y por primera vez la gravedad de todo lo que había pasado derribó las murallas de negación que había construído a base de normalidad y hábito. De nuevo conectada con la realidad fantasiosa de La Encrucijada, se acerca a Darío.

No lamento ese beso. Quería dártelo, y quizás muchos más... Si lamento haberme alejado estas semanas. No merecías ese trato, pero yo sí necesitaba un poco de normalidad. Creo que ahora, con este trastero, estamos cada vez más cerca de ser investidos, y la vida normal se aleja cada vez más. No he querido hablar con mi familia por eso mismo. Mi madre debe estar preocupadísima... intento responder sus mensajes de texto lo más escuetamente posible, pero ya ves...

Sin decirlo, piensa en su hermano y su padre y su madre. Quiere verlos, reir con ellos, salir a navegar con ellos... pero ese tren partió hace años, cuando entró en la clínica............

Pero sabes?... dentro de toda la locura, creo que me relajo contigo. Tienes ese efecto. Anayansi también...

Le quita el casco, toma su mano, y agrega - Te apetece salir un día?... tener una cita, como se debe?... Anayansi estaría feliz si dijeras que sí jajaja.

MODO AUTOMÁTICO

- Estoy de acuerdo en que puede que los demonios no sean los malos del cuento. Mi ex marido, Robert, iba mucho a misa y te puedo garantizar que era peor que un diablo. Y hasta hace poco te hubiera dicho que no ansiaba saber nada de magia hasta que conocimos al Curandero. Lo que ese hombre hizo con artes sobrenaturales fue... abrumador. Tanto poder, tanta capacidad de sanar en un instante. ¡Cuántas vidas se salvarían si alguien tuviera acceso a ese conocimiento! Así que cuenta conmigo para empezar a investigar un poco. 

Creo que deberías ir a ver a esa tal Rubi Black, como dices, es galerista y si no te echa una mano en lo nuestro, podrá ayudarte en lo tuyo. Yo esta noche tengo guardia de nuevo así que es mejor que vayas tú solo a ese lugar. Pero hablaré con Carmen acerca de si sabe de "magos" y si quieres podemos hablar más tarde. 

Y quiero compartir algo contigo: Conocí a un hombre de aspecto siniestro que indagaba sobre los contratos de arrendamiento de los habitantes de las Cavas Calizas... Se llamaba Melchor y dice ser uno de los dirigentes del "Verdadero Gobierno de las Cavas". No sé si tendrá que ver con la "Plataforma Ciudadana" que son los que montaron supuestamente todo esto del Faro Pródigo ¿recuerdas? Podría intentar volver a contactar con ellos aunque ya sabes que las Cavas son peligrosas. 

Me gusta tener el casco puesto. Me estoy flipando yo solo...¿será el momento de gritar "desayunad bien, que esta noche cenaremos en el infierno!!"? Quizá no sea el momento, además, y eso lo tengo claro, yo siempre voy a desayunar bien aunque cene luego en un VIPS. ¿"A mi señal, ira y fuego"? ¿"Pase lo que pase, manteneos juntos"? BUF!!! Esto es más difícil de lo que parecía...

Blanca parece que ha encontrado una botellita. Mi casco mola más, pero casi mejor que el que lo tenga sea yo. A ella le sentaría mal cualquier cosa que le ocultase la cara...

Ha llegado el momento de la conversación...

- Pero si lo que querías era normalidad...habérmelo dicho! Yo te podía haberte ayudado a encontrarla, juntos... - digo cogiéndola de las mano - Mmmm...sigo teniendo el casco puesto, ¿verdad? Perfecto... Bueno, la verdad es que no sé si me tranquiliza mucho que me compares con Anayansi pero...por supuesto!!!! Sí claro!!! Con motivo de la nueva de la guerra de las galaxias hay un cine donde hay un maratón de todas las...mmm...vale, quizá no sea el tipo de cita que esperabas...pero dime el día que quieras y preparamos una cita...como se debe!

Ahora tengo una cita con Blanca y además un casco. El día más feliz de mi vida

MODO AUTOMÁTICO

- A mí todo esto me parece relacionado con piratas ¿no? O sea... El barco, el lema, la decoración... Con piratas y como con gente indignada de esos... 

Erik se queda pensando en el "de esos". "De esos que antes despreciaba y que no tenían nada que ver con él y ahora iba a ser uno de ellos en todos los sentidos. Tal vez Carmen no se había dado cuenta de eso

- Ahora ya somos parte de La Corte. No hay vuelta atrás. Igual que se ha transformado este desván, lo harán nuestras almas, estoy seguro. 

Tras lo sucedido Erik ha estado asumiendo que no podrá volver a vivir nunca la vida que tuvo. Porque ni siquiera la tuvo nunca. 

Carmen parece adoptar la actitud contraria: Tratar de no dar demasiado importancia a eso y seguir adelante con su vida. Así que trata de sincerarse algo con ella: 

- No sé el por qué... pero creo que mi vida ha sido una mentira desde antes incluso de que saliese el anuncio del Faro Pródigo. Para ti todo esto puede resultarte muy aparte del resto de tu vida pero en mi caso... creo que mi familia ha estado implicada en esto desde el Otro Lado. Ahora mismo en el Faro es donde tengo menos sensación  de estar volviéndome loco porque, al menos, vosotros descubrís las cosas a la vez que yo y no siento que haya una conspiración secreta de toda la gente que...que me quería. 

Carmen nota como algo se quiebra dentro del chico. No puede evitar que ese lado Madre Naturaleza tan protector que tiene sienta ternura de ver al chulo y prepotente surfista hijo de papá tan perdido y desolado. 

De los ángeles les llama la atención sobre todo una arcángel morena y bellísima que hace un gesto llevándose una mano a su boca y después extendiendo su brazo y abriendo la mano en derredor. También hay un ángel aún más alto y fuerte que Cinco, el cuál, por cierto, aparece en cuarto lugar y no en quinto. 

Se pueden asomar a la claraboya, tanto subiendo a la mesa de cristal y haciendo algo de equilibrio,  como si lo intentan aupándose. La luz es del atardecer pero fuera no se puede ver nada. Como si solo pudieran ver desde ese ángulo un pedazo de cielo. Pudiera ser incluso que no fuera una ventana real. Desde fuera del Faro, de hecho, no ha aparecido ninguna nueva apertura. 

Los cofres y el espejo son inamovibles. Las mesas y las sillas se pueden mover por el trastero pero no sacar de este. 

Rob, tan analítico como siempre, mira una y otra vez el "vídeo" de la Casa Galahad, quedándose cada vez con más detalles que en un primer visionado pudieran haber pasado inadvertidos.

Como que la torre gótica, cree haberla visto en alguna parte de la ciudad de Aquilea. No sabe situarla pero hay algo que no le resulta del todo ajeno. También que la mujer de avanzada edad que aparece es ciega. Y que en la cuna que aparece está el símbolo de la Casa Eireen, la Casa del Cisne. 

Respecto a las llaves no hay ninguna pista en sus recuerdos ni nada en el Trastero que indique cómo se pueden abrir los cofres. 

Todos los vecinos van saliendo a la escalera después de contemplar sus trasteros. Hay ruido arriba y abajo mientras unos suben, bajan, tratan de comparar impresiones... 

Algo que les llama poderosamente la atención y a lo que dedican a jugar durante un buen rato es: Que nadie puede entrar en el trastero que no sea de su planta. Hay una auténtica barrera invisible que no permite dar un solo paso en trastero ajeno ni examinar su interior. Lo de darse con un muro invisible es una sensación demasiado curiosa como para no probarla muchas veces. 

Luego agradecen que sean los únicos ocupantes de la vivienda por el lío que están montando todos apagando y encendiendo luces y corriendo por toda la escalera. 

Nathan, Helena, Erik, Carmen, Rob, Ochi, Anayansi, Lea y John intercambian impresiones 

Está claro que no todos los trasteros están en el mismo estado: Prácticamente todos tienen los mismos elementos salvo que a algunos les ha aparecido un cofre y a otros no. Mientras intercambian impresiones sobre cómo podrá abrirse eso, finalmente salen Blanca y Hache de su trastero: 

Hache tiene un yelmo majestuoso sobre su cabeza

Blanca tiene una pócima como un líquido azul brillante en su mano

¡¡Y ambos salen de la mano!! 

Todos les contemplan como si estuvieran viendo una inesperada boda de Juego de Tronos. Hache no cabe en sí de alegría y se le nota. Blanca, tratando de dar algo más de naturalidad les dice: 

- ... y ¿que es lo que había entonces en el interior de vuestros cofres? 

John tardó en salir del trastero de la sexta planta. Tomó bocetos e incluso fotos y videos de lo que allí había visto. Al cabo de un rato, salió de allí abrumado por todo lo que allí habían visto. Había llegado a una conclusión sobre aquel lugar, pero aún era pronto para desvelarla. Bajó las escaleras y se contagió del entusiasmo de sus convecinos. Los misteriosos comentarios respecto a la inaccesibilidad de los trasteros para otras personas que no fueran sus propietarios apoyaba sus conclusiones. Entonces se encontró con Hache y Blanca, que portaban aquellos extraños objetos que según decían, estaban custodiadios dentro de sus respectivos cofres. Los observó con curiosidad, con extrañeza y quizá, con envidia ya que evidenciaba que para ellos las recompensas habían sido mayores. Que habían cumplido mejor con las expectativas de aquel lugar para con sus habitantes.

-¿Así que vosotros...todos tenemos cofres?-contestó confundido-Ni Anayansi ni yo s...pudimos abrir los nuestros.¿Cómo lo hicisteis?

No esperaba en la respuesta una solución sobre cómo abrir el suyo, sino más bien una confirmación de lo que ya intuía. Si había comprendido bien la naturaleza y el funcionamiento de aquellos trasteros, ese cofre se abriría cuando fuese merecedor de lo que fuese que contenía. Parecía que Hache y Blanca, a diferencia del resto, habían hecho los deberes y habían sido premiados por ello. Claro que también había podido comprobar que no todos jugaban con las mismas cartas. Con todo, se alegró por sus compañeros.

¡OHH!.¡Nanda nanda!* Sorprendido me quedé contemplando como hacía aparición Hache y Blanca con unos objetos que parecian sacados de uno de tantos videojuegos  de fantasia medieval a los que dedicaba parte mi tiempo.

- Que pasada el casco. Se siente algo diferente..¿especial?. ¿Dan poderes como en Elder Scrolls?

Entonces me fijé en algo mas, lo juntitos que iban, cogidos de la mano. ¿Sera que..? Nah...¿O será que si?. ¿Saldré así de contento agarrado de la mano de Rob cuando abramos nuestros cofres?. Torcí mi mirada buscando la de mi compañero de rellano mientras apretaba los labios en un rictus serio y pensativo donde mis ojos se rasgaban un poco mas.