Partida Rol por web

En anteriores capítulos, en Expedición al Castillo de Ravenloft...

D I A - 1

Un emisario entró sobresaltado en la posada dejando sobre la barra un misterioso mensaje:

Barovia. Los gusanos reptan bajo nuestros suelos y nuestras calles, se deleitan con la carne de nuestros muertos. En lo alto del castillo, el antiguo señor ya no lo es, mientras que el nuevo señor aún no lo es, todo vacío, sin forma. Todo es vacío y vanidad.

¡Irina, Irina, Irina! ¡Largo tiempo te he mantenido a mi lado, largo tiempo más te mantendré cerca de mi corazón! ¡Salvad a mi Irina!

Soy el burgomaestre. ¡El Señor! ¡Soy Kolyan! Pronto los gusanos me devorarán.

¡Venid! ¡No os demoréis!

Elyzabeth, Broc, Reluë, Rannhart, Walterly y Zack emprendieron el camino a Barovia para deshacer entuertos. En cuanto cruzaron las Brumas, las cosas fueron cuesta abajo. Barovia estaba bajo la oleada de un ataque zombi. Elyzabeth salvó la vida de Marcus, un lugareño que se unió al grupo. También encontraron allí a Ashlyn, una paladina que estaba defendiendo en solitario la plaza mayor de Barovia con la ayuda de unas cuantas barricadas.

Ashlyn les contó su vida. Había llegado a Barovia acompañada de dos aventureros más (Thendrik y Mathilda), pero se habían separado de ella justo antes de la invasión zombi para pedir información al Padre Danovich, de modo que les pudiese ayudar a cumplir su objetivo: encontrar la espada solar con la que matar a Strahd, el malvado Conde del castillo de las afueras.

Una vez asegurada la zona, pudieron entrar en la Viña de Sangre para hablar con los lugareños refugiados en el edificio. Había un grupo de gitanos vistani no muy habladores. También había un borracho tristón llamado Ismark. Ismark era el hijo de Kolyan Indirovich, el último Burgomaestre, que fue envenenado la noche anterior por Strahd o alguno de sus sicarios. La única prueba que tenían contra Strahd era que el Burgomaestre era el único que había plantado cara al malvado Conde. Kolyan había comprado un poderoso amuleto a un viajero: el Símbolo Sagrado del Cuervo.

En la posada también les dijeron que el origen de la epidemia zombi estaba en la iglesia del Padre Danovich, a las afueras del pueblo. El Padre Danovich estaba abatido por la reciente muerte de su hijo Doru ante unos asaltantes de caminos, y ya no era el bondadoso y afable párroco de antaño. También les hablaron sobre la presencia de un campamento gitano vistana, también a las afueras, pero en una dirección distinta a la de la iglesia. La raunie del campamento era una anciana llamada Madame Eva, adivina y echadora de cartas, que podría aportarles más información.

Al final optaron por ir a ver al Padre Danovich. Tras unos minutos de camino, llegaron a la Iglesia. Allí, el Padre Danovich se había parapetado con unos cuantos muertos vivientes mientras creaba, con remiendos de cadáveres, a un nuevo Doru que sustituyese a su hijo fenecido. Doru tenía la fuerza de mil hombres, y dos de los muertos revividos por el Padre Danovich resultaron ser Mathilda y Thendrik. La victoria les costó las vidas de Broc, Marcus y Rannhart.

Ya era de noche, y no sabían qué había sido del resto de zombis. Acamparon en la iglesia, con los cadáveres en el sótano, mientras saqueaban algunos tesoros del templo. Uno de ellos era el diario del Padre Danovich. En él se desvelaban oscuros secretos...

Hay un libro, el Tomo de Strahd, que podría arrojar luz sobre los pasos necesarios para destruir al monstruo del castillo. Es bien sabido que Strahd llevaba registros meticulosos de todo lo que decía o hacía. Quizá se pueda encontrar ahí alguna debilidad. Antaño el tomo se hallaba en la biblioteca del castillo de Ravenloft, pero ahora ya no estoy seguro. Le pregunté a Madame Eva por él, pero sólo masculló algo indescifrable. ¿Por qué tiene que hablar siempre con acertijos?

Irina Kolyana no es la hija legítima de Kolyan Indirovich. Irina nunca lo supo, pero el viejo Kolyan la encontró un día en las lindes del bosque Svalich, cerca del mismísimo risco del castillo Ravenloft. Por aquel entonces no era más que una niña y no tenía ningún recuerdo de su pasado. Kolyan la adoptó como si fuese propia y la quiso como tal.

D I A - 2

Al amanecer y salir de la iglesia descubrieron que todos los zombis se habían convertido en polvo. Arrastraron las armaduras de Thendrik, Mathilda, Rannhart y Danovich, con intención de venderlas... o entregarlas al pueblo para que pudiesen formar una milicia y vigilar las calles.

De camino, escucharon lloros de una mujer en uno de los edificios. Se trataba de Mary la Loca, y el motivo de su pesar era la desaparición de su querida hijita Gertruda. Le echaba la culpa a Strahd, que además de ser un asesino de Burgomaestres era también un seductor y secuestrador de jovencitas.

La segunda parada fue en Ultramarinos Bildrath, dónde no lograron vender las armaduras por ser demasiado caras y no tener mercado para darles salida.

La tercera parada fue en la posada de la Viña de Sangre, dónde no lograron formar un retén que quisiese vestir las armaduras de los muertos. Allí seguía Ismark, quién les dió indicaciones para llegar a la mansión del Burgomaestre, en la que se había parapetado durante el ataque zombi su "hermana" Irina con el servicio y el cadáver de Kolyan Indirovich.

Entre la mansión del Burgomaestre y el campamento gitano vistana, el grupo prefirió ir en primer lugar visitar el campamento. De camino pasaron por la Encrucijada, un cruce de caminos con cadalso y cementerio, en el que las buenas gentes de barovia ahorcaban a los delincuentes. Allí conocieron a Don Urik.

Don Urik estaba siendo atacado por un grupo de fantasmas. Tras reducir la amenaza, Don Urik se unió al equipo. Resultó ser el último de los Caballeros del Cuervo, una orden que mataba muertos vivientes. En especial, Don Urik quería vengarse de Strahd, el asesino de su maestra (la Dama Vey Rallen). También buscaba dos antiguas reliquias de su orden: el símbolo sagrado del Cuervo (un medallón) y una estatuilla sagrada conocida como el Icono del Cuervo.

Finalmente, ya en el campamento gitano, Madame Eva les echó las cartas y predijo el futuro.

Lo que dice Madame Eva sobre el símbolo sagrado:

Este símbolo es una poderosa fuerza del bien y de protección contra las malas fuerzas de la oscuridad
Buscadlo donde se cruzan los caminos y yacen los condenados.
La santidad de este objeto espera a que manos santas lo toquen otra vez, pero eso no será suficiente para devolverle todo su poder.
Debéis llevar el símbolo de vuelta a casa, al último reducto de suelo consagrado en en castillo profanado. En los terrenos del castillo aún se alza una capilla. Quizá no haya sido mancillada por completo

Lo que dice Madame Eva sobre el Tomo de Strahd:

El tomo que buscáis contiene el saber de los antepasados y el saber de la tierra.
El tomo se halla con los demás tesoros del castillo. Veo un fuego ardiente que protege el lugar en el que el señor acumula sus riquezas.
Si encontráis el tomo y os adentráis en sus secretos, descubriréis el origen de la fuerza del señor. Si lo leéis con atención, también podréis descubrir cómo anularla.
Arrebatadle su fuerza y hacedla vuestra. Tendréis que encontrar los tres lugares profanados descritos en el tomo. En cada uno de ellos, mantened una vigilia durante toda la noche y obtened su poder.

Lo que dice Madame Eva sobre la espada solar:

Lo que buscáis es un filo de luz, un arma de venganzaBuscadla donde la floresta se acerca al pueblo, dondes el caos amenaza al orden y... La luz de la espada duerme.
Para despertarla, llevadla a donde la luz yace muerta, asesinada por su propia oscuridad.
Para despertar el poder de la espada, llevadla a la tumba del príncipe caído, su dueño, en los confines más profundos del castillo.

Además, le predijo a Walterly que su padre estaba vivo, pero que siguiese vivo o no cuando lo encontrase dependería de las decisiones que el tepestaní tomase a partir de aquel momento. Madame Eva no aceptó un pago en moneda por sus servicios, el único pago sería derrotar a Strahd para ella, o en su defecto, las almas de aquellos que fracasasen en la misión.

Al volver a la Encrucijada, Reluë detectó con magia el Símbolo Sagrado del Cuervo, que se suponía en manos de Irina Kolyana. Encontraron el medallón en una cadáver del cementerio de la Encrucijada, tras excavar la tumba señalada por Reluë.

Don Urik desvela que existen tres rituales que permiten aumentar los poderes del Símbolo Sagrado del Cuervo: ligadura, peregrino y cuervo. El Ritual de Ligadura se realizaba rezando ocho horas a una deidad benigna con el medallón entre las manos. El Ritual del Peregrino consistía en viajar a un lugar lejano, derrotar a un gran mal y repetir el Ritual de Ligadura. El Ritual del Cuervo consistía en matar a un demonio, y luego repetir el Ritual de Ligadura. Los poderes que se desatarían con cada ritual eran una incógnita, pero los rezos se deberían llevar a cabo según las predicciones de Madame Eva en la capilla del Castillo de Strahd.

Al volver a la aldea, visitaron la mansión del Burgomaestre. Allí Irina se les unió, no sin antes revelar una importante información. El Símbolo Sagrado del Cuervo se le había hurtado la misma noche en el que asesinaron a Kolyan Indirovich en aquella misma casa. Irina tenía pesadillas, en las que un vampiro que decía llamarse Strahd se le aparecía y le chupaba la sangre de su cuello. En el sueño, Strahd llamaba a Irina por otro nombre, Tatyana. En su día, el Burgomaestre adquirió el Símbolo Sagrado del Cuervo y se lo dió a Irina. En las noches en las que lo llevó puesto, las pesadillas cesaron. Un examen preliminar mostró que el cuello de Irina tenía dos marcas, como los que dejaría la mordedura de un vampiro, muestra de que los sueños eran muy reales. Los aventureros enseñaron a Irina el diario del Padre Danovich, de modo que pudo saber que era adoptada.

Ashlyn y Elyzabeth se tiñen el pelo de rojo, para imitar al de Irina con intención de confundir a sus enemigos y aprovecharse de los posibles malentendidos que eso pudiese ocasionar. Transportaron y enterraron el cuerpo del Burgomaestre en el cementerio de detrás de la iglesia del Padre Danovich.

Tratando de buscar la espada en la "floresta" de alrededor del pueblo, como les indicó Madame Eva, el grupo exterminó un nido de ghouls. Cuando salieron de la cueva, ya había anochecido, y pudieron ver una hilera de fantasmas inofensivos alzarse de sus tumbas e ir en dirección al Castillo de Strahd, en una eterna y monótona maldición que se repetía noche tras noche.

Finalmente, ya que están en el cementerio, deciden profanar tumbas al azar. La más alejada del cementerio les llamó la atención, y encontraron en ella el filo de la espada solar.

D I A - 3

A la mañana siguiente, en la posada, les esperaba una alegre sorpresa: Jack, el primo del difunto Marcus, había hablado con Elyzabeth y habían acordado que Jack se les uniría en sus aventuras.

De camino al Castillo de Strahd, fueron asaltados por un grupo de licántropos elfos. Los auyentaron y casi causaron un gran incendio, y llegaron al Castillo. Estaba abandonado y pudieron entrar sin que nadie les saliese al paso. El puente levadizo estaba bajado, el patio de armas vacío. Elyzabeth se transformó en medio araña para trepar por los muros y entrar en una de las plantas más elevadas de la torre del homenaje, mientras que el resto subió (o fue subido) por una cuerda.

Desde la zona almenada entraron en el dormitorio de una joven que resultó ser Gertruda. Resulta que estaba enamoradísima del Conde, y actuaba de una manera tan estúpida y ensoñadora que ponía en peligro toda la misión. La convencieron de que eran un grupo circense, y siguieron explorando el castillo sin ella.

El grupo vió un cuadro de Tatyana, el amor de Strahd, pintado hace siglos, y resultaba idéntica a Irina. También encontraron la cámara del tesoro de Strahd, y a parte de grandes riquezas que saquear, también se hicieron con el Tomo de Strahd, que según el diario del Padre Danovich contenía el punto débil del vampiro...

Soy el Venerable, soy la Tierra. Mis orígenes se pierden en la oscuridad del pasado. Fui el guerrero, fui el bueno y el justo. Azoté la tierra como la ira de un dios justiciero, pero los años de guerras y los años de matanzas consumieron mi alma igual que el viento convierte la piedra en arena.

Toda bondad abandonó mi vida; mi juventud y mi fuerza se habían desvanecido, y sólo me restaba la muerte. Mi ejército acampó en el valle de Barovia y se hizo con el poder en nombre de un dios justo, pero sin la gracia ni justicia de una divinidad.

Llamé a mi familia, apartada desde hacía tiempo de sus antiguos tronos, y la traje a este lugar para asentarse en el castillo Ravenloft. Acudieron en compañía de mi hermano menor, Sergei. Era joven y hermoso, y lo odié por ambas cosas.

De entre las familias del valle, un espíritu  brillaba por encima de ningún otro. Una rara belleza, a la cual llamaban "perfecta", "querida" o "tesoro". Su nombre era Tatiana y yo deseaba que fuera mía.

La amé con todo mi corazón. La amé por su juventud, la amé por su vitalidad. ¡Pero ella me despreció! "Anciano", me llamaba, o también "viejo" o "hermano". Su corazón era de Sergei. Ambos se comprometieron y se fijó la fecha del compromiso.

Con sus palabras me llamaba "hermano", pero cuando la miraba a los ojos veía reflejado otro nombre: "muerte". Era la muerte de los ancianos la que ella veía al mirarme. Tatiana amaba su juventud y la disfrutaba, mientras que yo había malgastado la mía.

La muerte que veía en mí la alejó de mi lado. Y así yo llegué a odiar a la muerte, mi muerte. Mi furia era enorme; nadie me llamaría "muerto" tan pronto.

Hice un pacto con la muerte, un pacto de sangre. En el día de su boda maté a Sergei, mi hermano. Mi pacto se selló con su sangre. 

Encontré a Tatiana llorando en el jardín al este de la capilla. Huyó de mí. No me dejó explicarme y una gran ira explotó en mi interior. Tenía que entender la clase de pacto que había cerrado por ella. La perseguí, pero ella, desesperada, se arrojó desde las murallas de Ravenloft, mientras yo contemplaba todo lo que había deseado en mi vida alejándose de mí para siempre.

Era una caída de 1.000' a través de la bruma. Nunca se encontró ningún rastro de su cuerpo. Ni siquiera yo conozco su destino final.

Las flechas de los guardias del castillo me perforaron hasta el alma, pero no morí. Ni tampoco estaba vivo. Me convertí en un muerto viviente, para siempre.

He estudiado mucho desde entonces. "Vampyr" es mi nuevo nombre. Sigo ansiando la vida y la juventud y maldigo a los vivos que me las arrebataron. Incluso el sol se ha vuelto en mi contra. Es el sol y la luz lo que más temo, ya que pocas otras cosas pueden hacerme daño. Ni siquiera una estaca en el corazón me matará, aunque evitará que me mueva. Pero al espada... ¡esa maldita espada que Sergei trajo consigo! ¡Debo librarme de ese horrible objeto! La temo y odio tanto como al Sol.

También he aprendido mucho sobre esta tierra de Barovia. Antiguas son sus costumbres, antiguas más allá del conocimiento de los palurdos lugareños del valle. He recorrido las antiguas sendas, los caminos secretos que unen los tres santuarios del poder, y así me he convertido en la Tierra.

Tres antiguos santos vivientes en este valle mucho antes de mi llegada, y tres santuarios ocultos aún reverencian su recuerdo. Visité el santuario del Pantano, el santuario del Bosque y el santuario de la Montaña, donde reclamé su poder para mí. Así reforcé mi dominio de esta tenebrosa vida mía.

He hecho míos los santuarios y me he convertido en la Tierra. Y también he hecho míos a los guardianes de las capillas, por lo que ahora me sirven como antaño sirvieron a los santos.

He buscado a menudo a Tatiana. He llegado incluso a sentirla a mi alcance, pero ella siempre escapa. ¡Me provoca! ¡Me provoca! ¿Qué hace falta para que su amor llegue a mí?

Ahora resido muy por debajo de Ravenloft. Vivo entre los muertos y duermo bajo las mismas piedras de este hueco castillo de desesperanza. Sellaré los muros de las escaleras para que nadie me moleste.

Saquearon el tesoro de Strahd y huyeron con Gertruda, a la que convencieron con mentiras y arducias. El engaño solo duró hasta que llegaron al pueblo, y por lo que fuese, la Loca Mary no estaba en casa. Decidieron entonces ir al campamento vistani, en el que Madame Eva aceptó cuidar de Gertruda.

Madame Eva les reveló el paradero de uno de los santuarios con los que Strahd había sellado su poder con la Naturaleza. Era el Santuario del Bosque, en las afueras del campamento vistani. Bastaba con rezar durante toda la noche en vela para romper el sello, pero Strahd se daría cuenta y enviaría a sus criaturas para evitarlo.

Fue Ashlyn la elegida para rezar, y los demás se enfrentaron a una nube de murciélagos y a un par de fantasmas...

¡SIGUE REZANDO, ASHLYN! ¡QUÉ NO PASEEEEN! ¡HYAAAAH!

Amanecería en breve. El cielo ya se había tintado con la claridad de la mañana a pesar de que el sol todavía seguía tras las montañas. Tan solo necesitaban aguantar un poco más...

Los proyectiles mágicos de Reluë acabaron con los últimos rescoldos de la plaga de murciélagos. El escorpión mágico conjurado por Elyzabeth avanzó hacia los fantasmas que acosaban a Walterly. Sus pinzas desvanecieron en el aire a uno de ellos. Tan solo quedaba un espectro... Tan solo uno...

De pronto, una nueva nube de murciélagos se alzó sobre las copas de los árboles. Aullidos de huargos resonaron cerca del Santuario del Bosque. Un viento helado anunció la llegada inminente de más espíritus...

La noche ha sido larga y entretenida. No puedo evitar que se me escape un ligero bostezo en esta hora en que ya tenemos casi encima el día de mañana, con la luz del alba comenzando a clarear tras las montañas.

- Vamos amigos, que esto ya está hecho. -comento dando ánimos a los compañeros que van a exterminar al último de los espectros. Miro a Ashlyn que sigue concentrada, de rodillas, apoyada en su espada, con los ojos cerrados, rezando. Espero que no se haya quedado dormida cuando ya queda tan poco.

Animado por la perspectiva de que, en breve, habremos logrado nuestro objetivo y podremos regresar a la aldea a decansar, me dispongo a recoger la varita en el petate.

Un viento más frío del que cabría esperar en esta época del año, acompañado del sonido cercano del batir de cientos de alas y de aullidos lejanos interrumpe mi acción.  Mi gozo en un pozo, pienso mientras observo cómo la horda de murciélagos ensombrece la recién llegada claridad y, de paso, mi estado de ánimo.

Sin más bolas de fuego que lanzar, voy sopesando la posibilidad de obsequiar a esos bicharracos con una de mis esferas, para que se reconforten con el calorcito que desprende.

Las horas concentrada rezando empiezan a pasarme factura. Noto mi cuerpo abotorgado, pesado, y dolorido. A buen seguro, cuando termine, me costará levantarme como poco. Pero no es algo que me sea ajeno: no es la primera vez que paso toda una noche rezando.

Con los ojos cerrados, repitiendo una y otra vez la letanía de la oración, busco que el poder de Strahd abandone este sitio, que sus esbirros no puedan profanar más esta tierra. Y eso es un objetivo que bien vale la pena el sacrificio. Sin embargo, estoy nerviosa. Mis oídos no son ajenos a la lucha que mis compañeros están manteniendo para protegerme. Solo por eso.

No será una lucha en vano, amigos, pienso mientras continúo concentrada, buscando que el maldito vínculo se rompa... esperemos que no tarde mucho más.

La noche había sido larga, pero ya tenían el amanecer casi ahí y no podían desfallecer, pues su objetivo estaba al alcance de sus dedos.

Tan sólo quedaba darle la paz a un espectro y estaría hecho. O al menos es lo que Don Urik pensaba hasta que escuchó el aleteo de la horda de murciélagos y los aullidos de los huargos. - Está claro que Stradh no se va a rendir, pero nosotros tampoco. ¡¡Resistid!! - les dijo a sus compañeros, intentando animarles.

Movió ambos hombros intentando desentumecerlos de la pelea y cogió con más fuerza su escudo y su espada, dispuesto a defender a Ashlyn mientras ella terminaba el ritual.

- No vamos a dejar que pasen, Ashlyn - le prometió a la mujer.

Se preparó para los ataques que estaban por llegar. Se interprondía entre el enemigo y Ashlyn, cubriéndola con su cuerpo si hacía falta.

Zack vio como tan solo quedaba un espectro y que éste estaba prácticamente debilitado. Dio varios pasos hacia delante para acercarse a él y cuando estuvo suficientemente cerca sacó de nuevo una de sus cartas. En ella se veía reflejada una especie de esqueleto en una posición muy extraña, era como si su cuerpo se estuviese retorciendo de dolor. Fue esa carta la que lanzó a su enemigo con fiando en que aquello fuese suficiente para terminar de derrotarlo y que los dejase en paz.

Después se quedó mirando a su alrededor, estaba buscando por dónde venían sus nuevos enemigos. Volvió a tomar su baraja de cartas y empezó a barajearla mientras se concentraba para seguir preparado para aquel combate que quizá aún no habría terminado.

¡Zack, no te metas! ¡Este muerto es mío!

Walt alzó la espada, pero antes de poder atacar llegó el amanecer...

El espíritu se giró hacia la luz, y huyó despavorido sin que Walterly pudiese conectar su golpe. Una nube oscura de murciélagos se elevó sobre los árboles del bosque y emprendieron su vuelo en dirección al castillo de Strahd. Los aullidos de huargo cesaron. Y los rayos de sol bañaron las ruinas del santuario de la montaña, y las piedras reflejaron toda esa luz en Ashlyn, que cayó en los brazos de Jack, que los había mantenido extendidos todo el combate como lo haría un zombi.

Ueeeeh...-dijo Jack, erráticamente.

¡Ashlyn! Ashlyn, ¿estás bien?

Ashlyn perdió el conocimiento, y la luz poco a poco se volvió más natural y menos deslumbrante. Cuando se recuperó y los párpados de la paladina se volvieron a abrir, sus iris se habían vuelto dorados, dándole a sus ojos un tono antinatural.

Ashlyn... Tus ojos...

El Santuario del Bosque estaba junto al río Ivlis. Ashlyn pudo comprobar los cambios en sus ojos al ver su propio reflejo en el río. Notaba el viento entre las hojas y el olor de las plantas le era más nítido. Era consciente de que algo había cambiado en ella, de que ahora estaba más unida a la tierra.

Podemos ir a ver a Madame Eva, a que nos explique qué ha pasado. ¿O queréis ir directamente a la aldea a dormir?-preguntó, Irina.

La noche había sido dura, muy dura. Estar rezando todo el tiempo, viendo a mis compañeros en peligro sin poder ayudarles, escuchando sus gritos, sus peleas... había sido una prueba realmente estresante.

Pero la luz vino a socorrerme, las sombras se alejaron y el claro sol hizo su aparición en el horizonte. Pero no fue agradable: de pronto el sol se reflejó en las piedras alrededor mío y el rayo resultante me golpeó de lleno. Sentí la oscuridad llamarme, y caí, no sé si inconsciente o solo desmayarme.

Cuando volví a abrir mis ojos, vi a Irina sobre mí, llamándome. La miré, sonriendo. Habíamos conseguido romper el primer sello. Pero ella se me quedó mirando, embobada.

Ashlyn... Tus ojos...

¿Mis... mis ojos? ¿Qué pasa con mis ojos? Me acerco corriendo al río próximo, buscando ver qué sucede. Cuando lo veo, no puedo creer que es real. Alargo la mano, para asegurarme que el agua es agua, menuda tontería. Pero es real, ¿qué me ha pasado?

Una ráfaga de aire me obliga a girar la cabeza. Oigo el sonido de este entre los árboles del otro lado del valle. Huelo el aroma de las hojas, y parece claro, nítido... algo ha cambiado en mi, esto es seguro.

Suspiro. Aprovecho que estoy en el río para tomar agua con las manos y lavarme la cara. La noche ha sido dura, esperemos que la mañana sea mejor. Me giro a mis compañeros.

Antes de seguir necesitamos descansar, pero realmente quiero saber qué me ha pasado. Por mí, vamos a hablar con madame eva

A pesar de la tensión, Don Ulrik se mantuvo tranquilo y alerta, pues sabía que el oponente más peligroso para cualquier criatura era uno mismo. Las dudas, el miedo, la desazón, todo eso le llevaría por el camino de la derrota y era algo que no podía permitir.

Preparado para entrar en combate de nuevo, el grito espeluznante del espectro anunció la salida del sol, mientras las alimañas enviadas por Stradh huían como lo que eran. La luz le hizo entrecerrar los párpados para evitar quedar deslumbrado, pues se reflejó en un punto y incidió de lleno en Ashlyn.

Envainando la espada y guardando el escudo, se dirigió hacia donde la muchacha había estado rezando toda la noche. Todos estaban preocupados por ella, cada uno a su forma, pero todo indicaba que habían tenido éxito en su misión.

Cuando le vio los ojos, sonrió. - Bien, estamos un paso más cerca de nuestro objetivo. Vayamos a ver a Madame Eva -

La resplandeciente luz del alba nos evita muchos males de cabeza y muchos esfuerzos que habrían terminado muy probablemente con el mismo desenlace: una nueva victoria de esta particular comparsa en la que cada vez me siento más a gusto. Tras la larga temporada de angustiosa soledad en que se había convertido mi vida, estos últimos días están haciéndome recuperar una pizca de mi alegría perdida.

Me acerco como todos a la compañera que ha tenido la labor más dura de la noche, para interesarme por su estado.

al menos uno de vosotros debe pasar una noche rezando para poder arrebatar el poder a Strahd.

Recuerdo las palabras de Madame Eva al ver el cambio que se ha hecho patente en Ashlyn: la nueva tonalidad que han adquirido sus ojos. Me pregunto de qué será capaz ahora la paladina tras privarle a Strhad de parte de su poder.

Estoy a punto de responder a Irina que un descanso nos sentaría de maravilla y que, al fin y al cabo, Madame Eva no creo que vaya a moverse del sitio en las próximas horas, y que con la mente despejada se toman mejor las decisiones, y que ya iremos a ver a la bruja vidente después de dormir un rato, y tal y cual, cuando mis compañeros se adelantan para optar por la posición contraria. Vaya.

- Sí, bueno... vayamos entonces a ver a Madame Eva antes de ir a descansar; estoy que no veo el momento. -retengo un incipiente y maleducado bostezo al pronunciarme.- Pero prometedme que no nos meteremos en ningún lío antes de dormir unas horas. -Sonrío amargamente a sabiendas de que, vistas las últimas experiencias, nadie va a poner la mano en el fuego por ello.

Avanzaron en paralelo al cauce el Ivlis hasta llegar al campamento vistani. Los gitanos estaban sentados en el suelo, con velas encendidas y rezando cánticos tribales. Al verles llegar, los vistani soplaron las velas y empezaron a ponerse en pie y a entrar en sus vardos, sus carromatos típicos.

Se dirigieron al carro de Madame Eva. Un hombre con cimitarra les frenaba el paso, pero tras sostenerles la mirada a los aventureros, se echó a un lado y les permitió ver a la Raunie. Madame Eva estaba como la recordaban, con su gigantesco cuerpo de siete pies de alto encorvado para no dar con la cabeza en el techo.

No digáis más. Soy adivina: lo sé. El poder del Santuario del Bosque ha abandonado a Strahd y ahora subyace bajo la piel de la paladina. Ese poder bloqueaba mis poderes adivinatorios contra Strahd, y ahora los bloquea contra Ashlyn.

Lo primero que debéis saber es que hay otro santuario en un cascarón supuestamente abandonado. Supuestamente es el Santuario de la Montaña, pero se alza solo sobre una colina. Supuestamente el Bien resiste, y lo único cierto es que nada es lo que aparenta.

Lo segundo que debéis saber es que Strahd no se va a quedar de brazos cruzados. Ya se ha puesto en movimiento para contrarrestaros. El enemigo se vuelve amigo y el amigo se vuelve enemigo. Y las mentiras se extienden como un veneno...

Walterly levantó la mano para hacer una pregunta, y Madame Eva levantó las cejas hastiada.

Sí, tepestaní. Tu padre sigue vivo. Deja de preguntarme lo mismo cada vez que me visitas.

Caminando por el bosque, camino de ver a madame eva, una sonrisa ilumina mi cara. Miro alrededor y veo, huelo, siento cosas que nunca había sentido. La hierba crece a ritmo que casi es perceptible, las hojas emiten diversos aromas. Ahora sí distinto la diferencia del aroma de las hojas entre las de un árbol y otro.

Llegamos al campamento vistani. Estos corren a encerrarse, gente lista: nunca sabes quien puede venir. Curioso que el tipo de la cimitarra nos cierre el paso, suponía que ya sabrían que nos acercábamos.

Las palabras de madame Eva me aclaran este asunto. Así que ahora bloqueo su visión... e imagino que la de Strahd.

Un cascarón en una colina... madame Eva, ¿y puede decirnos en qué dirección estaría esa colina? ¿O darnos una pista al respecto? Nada es lo que parece, habrá que desconfiar de quien habite en ese santuario...

Lo de Strahd era de suponer. Ahora mismo, no sabe a qué otro santuario vamos a ir, pero me preocupa que, contra más santuarios visitemos, más amplíe sus fuerzas ya que dividirá estas entre menos objetivos.

Podemos ir a la posada y  buscar donde puede estar ese santuario... aparte de dormir un poco, claro.

Sí, tepestaní. Tu padre sigue vivo. Deja de preguntarme lo mismo cada vez que me visitas.

Elyzabeth dio una palmada en la espada al bárbaro cuando Madame Eva le espetó aquello y se acercó para escuchar mejor.

madame Eva, ¿y puede decirnos en qué dirección estaría esa colina? ¿O darnos una pista al respecto?

La pálida joven asintió. A buen seguro que Sthrad les pondría difícil moverse por sus tierras en adelante, pero había otro comentario más inquietante:

Ely arqueó una ceja: -¿Qué es eso de que el amigo se vuelve enemigo?- La clérigo ya era bastante paranoica por si sola como para azuzarla con mas sospechas. Su mente trazó un plan para despistar a Sthrad, pero lo reservó para compartirlo únicamente con sus compañeros cuando saliesen de allí.

Ely miró a los misteriosos ojos de Ashlyn. –Necesitaremos algo más que un sueño reparador, pero me parece un buen comienzo-

Zack había quedado contento tras haber logrado superar el encuentro y haber logrado quitar parte del poder a Strahd. Jamás pensó que serían capaces de ello, así que se sentía especialmente orgulloso por ello. Suspiró profundamente cuando llegó al campamento de los vistani y se volvió a sorprender al ver el tamaño de Madame Eva. Sin duda la mujer no era normal, ya no solo por sus poderes adivinatorios, sino por ese tamaño tan descomunal que tenía.

Entonces le hablaron del siguiente lugar al que tenían que dirigirse, lo habían llamado como el Santuario de la Montaña y volvió a formular uno de esos típicos acertijos que le gustaba decir y que no le decían absolutamente nada.

Necesitamos descansar antes de continuar. Además, si en el nuevo santuario hay que volver a pasar la noche en vela, será mejor dormir de día y trabajar de noche. En vista de que solo Ashlyn había preguntado por la dirección de la colina, El Oscuro añadió: Mejor será si nos dices donde se halla exactamente. Y ahora que puedes investigar a Strahd, ¿no nos puedes decir nada más?

Mientras los demás preguntan a Madame Eva para recibir información sobre cuáles deben ser nuestros próximos pasos, me entretengo en curiosear el carromato, haciendo esfuerzos para no quedarme dormido de pie.

En el campamento gitano ya se nota movimiento a estas horas de la mañana, con unos cuantos de ellos rezando lo que deben ser sus oraciones matutinas. No hemos visto entre esa gente ni rastro de Gertruda, así que el angelito debe estar dormido todavía.

Lo correcto sería preguntar a la vidente por cómo se encuentra la chica, después de la crisis que sufrió el día anterior, pero creo que me abstendré de hacerlo. No vaya a ser que, por bocazas, tengamos que cargar con ella de nuevo hasta la aldea.

Llegaron al campamento y fueron recibidos por Madame Eva, que aprovechó para dejar claro que era una vidente. - Bien, menuda vidente sería si no supiera a que veníamos. -

Estaba contento porque habían conseguido arrebatarle parte del poder a Stradh, pero les quedaba mucho aún y él seguía teniendo que terminar su búsqueda de la estatuilla sagrada del Icono del Cuervo, antes de acabar con el maldito Conde Vampiro en venganza por la muerte de su maestra.

Madame Eva emitió una de sus predicciones adivinatorias, con palabras de doble sentido, como gustaban a hacer éste tipo de conjuradoras. El paladín se atusó la barba pensativo, intentando encontrar el significado oculto detrás. - Supuestamente abandonado...seguramente habrá algo o alguien dentro. Supuestamente el bien resiste, pero nada es lo que aparenta.....probablemente quien o lo que esté dentro se presente como algo bueno, pero sea malo, nada que no pueda resolver con mi fe.  El amigo se vuelve enemigo y el enemigo amigo.....¿supuestos aliados se nos vuelven en contra y enemigos de Stradh nos apoyarán porque ven que le estamos haciendo daño? Demasiado complejo. - pensó.

- Coincido con Lady Ashlyn y con Maese Zack. Si nos dais la ubicación exacta sería de agradecer, puesto que nuestros objetivos parecen comunes. También coincido en que necesitaremos descansar y adaptar nuestros horarios a las necesidades de la misión. - aportó en voz alta, sumándose a las opiniones de sus compañeros.